Capítulo uno
Una vez escuché a un sabio decir que la mente humana es muy poderosa, que las palabras son más hirientes que una bala, que la vida es más dura que una piedra.
Antes, no creía en eso. Siempre pensé que eran puras patrañas que solo sirven para asustar a la gente. Con el pasar de los años, te das cuenta de la verdad.
Me llamo Ary, tengo 16 años, y soy el ser más feliz del mundo. Obviamente veo la vida como realmente es… bueno, así la comencé a aceptar, luego de haber pasado por momentos difíciles.
Empecé a ir a terapia hace unos tres meses. Mi avance es exitoso, poco a poco he recuperado las ganas de soñar, vivir y luchar por la gente que amo.
—Entonces, ¿Estás lista para contarme lo que en realidad te causó tanto daño? —pregunta la psicóloga Bulma.
Es muy dulce, gentil, comprensiva y atenta, es como una segunda mamá para mí.
Hoy ha llegado el momento de ser honesta al 100%.
Aún no le había confiado este secreto a nadie, sin embargo, ya no aguanto más. A pesar de haber mejorado mi vida considerablemente, todavía me atormenta recordar el pasado.
—Bien, sólo prométame una cosa. —Insegura, acomodo mi cuerpo en la silla para empezar con mi relato.
—¿Si?
—No importa si me cree o no, sólo no me diga que estoy loca. —Respondo insegura, en serio me incómoda que la gente crea eso de mi.
—Tranquila, te lo prometo. —La mujer sonríe de manera cálida, dispuesta a escucharme, dispuesta a comprenderme.
—Muchas gracias… —Esbozo una sonrisa para luego empezar con mi relato.
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Hace 2 años comenzó mi pequeña aventura un tanto amarga. Básicamente, era la chica que no tenía amigos, la más buena, aquella que no mata a ninguna mosca… o al menos intenta controlar sus impulsos de golpear a los abusivos.
Mis calificaciones no eran las más excelentes, pero me sabia defender en ese campo, tenía el mal hábito de ver series hasta tarde. Típico en una chica de 14 años.
Volviendo al tema principal, yo no tenía amigos con los cuales compartir mis gustos raros. Ahí es donde recurrí a los amigos imaginarios: esos que sólo tú puedes ver.
Sé que estoy grande para esas cosas, pero así es como me olvido de mi soledad.
Últimamente, he estado viendo un anime muy chévere, se llama Dragón ball. Me encanta, me hace reír, me emocioné por cada momento épico —En especial cuando Goku se transforma en súper saiyajin—, me enfade y lloré. No era la mejor trama, sin embargo, los personajes me encantan.
Sobretodo, existe un personaje que llamó mucho mi atención, ese personajes es: Freezer. No sé porque me gusta, honestamente cada vez que salía, repetí varias frases y una que otra cara rara.
Para mí era perfecto, el mejor de todo el mundo, además de eso, anhelaba con todo mi corazón que fuera real, o al menos poder tener una figurita de él.
En fin, la pobreza.
—¡Oye Ary! —Me llama mi hermana menor con un grito.
—Que pasa, y no grites. —respondo casi aturdida, luego me siento en la cama.
—Mamá y papá, salieron de viaje y mami Luna nos va a cuidar. —Ella se cruza de brazos, mientras me mira mal.
Ay, no
—¿Por qué no se despidieron de mi? —cuestioné disgustada.
—Si lo hicieron —informa—, pero andabas dormida. —La de cabello negro da un suspiro para después irse.
Hago una mueca repleta de disgusto al instante. Yo y mis fantasías me distraen de la realidad haciendo que me duerma.
Después de un rato, llega mi abuelita. Una mujer de edad avanzada muy dulce, con una apariencia de una mujer un poco más joven.
Es alguien que quisieras abrazar a cada rato, aunque cuando se enoja, es el diablo en persona.
—¡Hola, niñas! —saluda mi abuelita, mientras nos dedica una cálida sonrisa.
—¡Hola, mami Luna! —Saludamos al unísono mi hermana y yo, muy emocionadas.
—¿Se han portado bien? —pregunta ella, obviamente afirmamos.
El día fue simplemente bonito, comí mucho, mi abuela es una maestra en la cocina, es como si ella fuera la chef personal de Dios.
Me duele la barriga, pero valió la pena cada bocado.
En la noche, las tres nos dedicamos a ver películas. Mi hermana eligió una película de princesas, sin embargo yo sugerí Coco, y vimos esa.
Para finalizar la noche, mi abuelita nos cuenta varias leyendas y mitos fascinantes: primero nos cuenta la historia de la Dama tapada, y para aligerar el ambiente, nos cuenta la leyenda del Rio Sky.
—Entonces, el espíritu del rio sky, puede conceder cualquier deseo, ¿no? —Pregunta Samy a la vez que mira a mami Luna con mucha ilusión.
—Si, te puede dar lo que sea. Desde una linda muñequita; hasta un increíble auto de carreras. —La mayor hace gestos con las manos para hacer más dinámica su respuesta.
—¡Wow! —exclamamos maravilladas Samy y yo al unísono.
Sé que estas historias son falsas, sin embargo, es muy bonito imaginar las posibilidades. Mami Luna dice que ese espíritu sólo le da regalos a los niños buenos, pero, ¿Que les hace a los niños malos?
Más tarde, me dedico a buscar en Google la respuesta a mi duda. Encontré la leyenda, hay varias versiones y la mayoría coinciden con la versión que contó mi abuelita. Sólo un par de leyendas mencionan que es un ente peligroso.
Es un demonio serpiente salida del mismo infierno capaz de asesinar a un montón de personas sin piedad y aquel que se topé con ese ente sufrirá.
Tiemblo por un instante al leer esa información, después de un rato me tranquilizo y continuo con mi búsqueda. Además de aquel dato perturbador, encontré una frase muy curiosa.
𝕾𝖔𝖞 𝖑𝖆 𝖗𝖊𝖕𝖗𝖊𝖘𝖊𝖓𝖙𝖆𝖈𝖎𝖔𝖓 𝖉𝖊 𝖙𝖚 𝖈𝖔𝖗𝖆𝖟𝖔𝖓; 𝖘𝖔𝖞 𝖊𝖑 𝖆𝖓𝖍𝖊𝖑𝖔 𝖉𝖊 𝖙𝖚 𝖎𝖒𝖆𝖌𝖚𝖓𝖆𝖈𝖎𝖔𝖓.
Honestamente, no entiendo a que se refiere, la analizo varias veces y no llego a nada. Aunque hay que admitir que suena medio filosófica.
Luego de ver memes y buscar fotos de Freezer en Pinterest, apago la compu para descansar.
A la mañana siguiente, realizo mi rutina diaria de aseo, además de eso tengo planeado ir al río Sky a dibujar el paisaje.
Por esa leyenda de anoche y las búsquedas en internet, me inspiré, suele suceder a menudo, así que debo aprovechar.
—¡Ya me voy! —Aviso alegremente antes de abrir la puerta.
—¿Llevas la mascarilla? —pregunta mami Luna.
—Si. —respondo de inmediato y le enseño la mascarilla.
—Ve con cuidado. —dice de manera dulce, yo le sonrío y salgo de casa.
Camino por quince minutos, la ciudad S, está algo concurrida, aunque no como antes, a causa del coronavirus. Por eso todos usan mascarilla.
No hay mucho que ver, solo anuncios de gaseosa, cereal y el anuncio lo de la PS5. Los autos pasan con normalidad, y la gente conversa o tiene fundas llenas de comida.
Cuando entré al bosque, el ruido de la ciudad, disminuye y es reemplazado por el canto de las aves, y el viento que acaricia a los arboles.
***
—¡Que rayos!—espeto disgustada ante lo que estoy viendo.
La orilla del río, está llena de basura. Una mueca de evidente furia se formó en mi rostro, no obstante saco unas bolsas de mi mochila para limpiar al menos una zona.
Al finalizar, aquella zona es mucho más bella, incluso me atrevo a decir que es el paraíso en la tierra: agua cristalina, un clima soleado pero agradable y un pez fuera del agua, atrapado entre dos piedras.
Espera…
¡Eso no es muy común!
Dejo mi mochila en el suelo, luego empiezo a escalar las rocas, ahí lo hallo luchando por salir. Es de un tono doradito, con unas aletitas blancas y celestes como el cielo, además se ve muy chiquito y frágil, así que con cuidado lo agarro e intento bajar de las rocas.
Cómo soy una chica a la que la mala suerte le persigue —a veces—, piso una roca que se desmoronó y caigo al río junto con el pececito.
—¡AYUDA, NO SÉ NADAR! —grito mientras lucho por no hundirme, sin embargo es inútil.
De inmediato, me sumerjo en el agua, mis fuerzas se han ido, ahora estoy pagando el precio por mi torpeza. El aire empieza a faltarme, y los ojos me pesan demasiado.
Un dolor terrible recorre mi cuerpo, las lágrimas quieren salir y el temor de morir es cada vez más evidente.
Sin embargo, aquel sentimiento es cortado por algo cálido, algo que me da paz y felicidad.
Simplemente…
Quiero dormir…
***
—AHDSGSGS. cof, cof, cof… —Toso al instante.
—Al fin despertaste, creí que moriste. —Se oye una voz masculina.
Por su tono, suena aliviado y feliz. En cambio yo estoy aturdida, abro los ojos bien rápido, y cuando todo se aclara a mi alrededor, encuentro una loca sorpresa.
ℂ𝕠𝕟𝕥𝕚𝕟𝕦𝕒𝕣𝕒…
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