CAPITULO 19
La película fue lo que debía ser, ESPECTACULAR.
Channing Tatum es el rey. Es tan hermoso, quiero darle mil hijos simplemente por el placer de tenerlo. Lástima que este casado y a años luz de mi casa. Vincent reía cada vez que me escuchaba suspirando por él lo cual fue durante toda la película. ¿Qué podemos hacer? Su trasero es increíble.
Al salir del cine tomamos dirección hacia la Calle Bohemia y me emociono de saberlo. Estaciona dos calles antes y caminamos el resto. Como es de esperar los artistas están interpretando infinitas melodías que encantan el lugar.
Vincent se dirige hacia mis artistas favoritas por lo que sonrío y mi corazón se hincha. Saluda a las mujeres con un gesto de cabeza y éstas sonríen. Deposita un tremendo fajo de billetes en el estuche de la guitarra, que provoca que tanto ellas como yo, flipemos. La mujer mayor deja de tocar
—Muchas gracias. Muchas, muchas gracias ¿Deseas algo en particular?
—Pregúntale a ella. Las admira demasiado —Me señala con una sonrisa.
—Me alegra saber eso. Soy Adriana y ella es mi hija Malory.
—Es un pacer conocerlas. Me encanta escucharlas son impresionantes —Sonrío hacia Malory, quien se encuentra bastante emocionada también.
—Debes pedirnos algo —dice la joven—. No podemos aceptar una cantidad así sin darles algo que les guste.
—Ok me gustaría escuchar "One and Only de Adele" —Malory sonríe por mi petición y mira a Vincent. Oh no, no quiero que crea es para él. Me preparo para aclararlo pero el chico al lado de Adriana inicia en el piano y la canción es tocada. Vincent toma mi mano y me abraza.
Junto a la guitarra la armónica y el piano se unen el bajo y la pandereta. Malory tiene una hermosa voz y lo que hace especial este espectáculo es que su tono es casi un susurro que convierte la canción en algo mágico, susurros en nuestros oídos.
La canción termina y es la oportunidad de Vincent para hacer sus solicitudes, me sorprendo al escuchar lo que pide
—"All Of Me de John Legend" —Adriana y Malory comparten una mirada y sonríen. La canción inicia, Vincent vuelve a abrazarme y tararea la melodía.
Como en la ocasión anterior, varios artistas se unen y más gente se congrega alrededor. Algunas personas quieren hacer solicitudes y les dejamos. Las canciones que solicitan son hermosas. Una pareja de ancianos se acercan para escuchar Me And Mrs. Jones de Billy Paul se abrazan y bailan. Se ven tan enamorados que no puedo dejar de observarlos y mis ojos se llenan de lágrimas.
—¿Qué pasa? —me pregunta preocupado
—¿Los ves? Hay tanto amor entre ellos. Es tan hermoso verlos juntos... Eso es lo que yo deseo. No llevar cuarenta o cincuenta años de casados, deseo cuarenta o cincuenta años de amor, verdadero amor.
Vincent me observa. Entiende lo que quiero decir. Vuelve a besarme con ternura, pero con entrega y pasión a la vez.
Los artistas terminan su presentación, hay una considerable multitud y el estuche de guitarra está a rebosar. Madre e hija están muy emocionadas, más que por el dinero por la aceptación de la gente. Preguntan a todos que desean escuchar y cada vez son más y más las parejas bailando y manifestando su amor. Solo unos pocos se encuentran solos y algo tristes.
Nos separamos de la multitud y regresamos al auto, no sin antes decir adiós a Adriana y Malory quienes nos entregan una tarjeta y hacen prometernos volver más seguido. Mientras atravesamos la ciudad Vincent toma mi mano y la besa. Mi nivel de excitación está alto esta noche, me siento intoxicada y mareada. Sus labios descienden un poco más y yo no puedo resistirlo.
Subo a su regazo y lo beso fuertemente mostrándole cuan lista estoy para él. Detiene el auto y corresponde mi asalto. Empuña mi cabello y con su otra mano me rodea la cintura. Estamos en una excitante pelea de besos y ninguno de los dos está preocupado por rendirse ante la boca del otro. Mi cuerpo se calienta y siento como se estremece cuando mis manos viajan por su pecho y abdomen.
—Tu piel esta increíblemente caliente —su voz está ronca y llena de deseo. Sus ojos son dos oscuros abismos y sus labios están totalmente hinchados.
—Caliente es como me siento —Ríe por mi tonta respuesta y vuelve a besarme. Puedo sentir su erección en mi trasero lo que hace que me mueva sobre ella. Gime y muerde mis labios.
—Quiero desnudarte ahora mismo —Muerde mi cuello, jadeo en respuesta. Los vidrios ya están empañados y la temperatura dentro del auto ha aumentado mucho más—. No creo que debamos seguir haciendo esto en el auto cariño. Quiero tenerte para mí y besarte en todas esa lindas partes que están tatuadas —Oh Dios Mío. No aguanto más empiezo a quitar mi chaqueta pero él me detiene con su pregunta—. ¿En tu casa o en la mía?
—Tú casa. —respondo, entrecortadamente.
No logramos cerrar completamente la puerta cuando Vincent me ataca y arrincona en la pared. Jadeo cuando besa y muerde mis labios susurrando lo loco que esta por mí. Besa mi cuello, mi barbilla, mis senos. Sus manos Acunan mi trasero, mientras sube del vestido yo enredo mis piernas alrededor de sus caderas. Su longitud está totalmente presionada en mi centro mojado y listo para él. Gruñe al sentirme y continúa besándome.
Me lanzo por su camisa y la arrojo Dios sabe dónde. Toma mis bragas y las desgarra —totalmente las destroza— dirige sus dedos hacia mi sexo, frotando círculos en mi clítoris. Jadeo por la sensación, mis gemidos no demoran en surgir provocando se excite aún más. Introduce un dedo haciendo que mis ojos se cierren y mi cabeza caiga hacia atrás. Dios se siente increíble. Muerde mis pezones por encima de mi vestido mientras ataca con dos dedos mi interior. No tarda mucho en que un increíble y añorado orgasmo rompa en mi sistema. Grito y araño sus brazos.
Me coloca en mis pies e inmediatamente ataco su boca, muerdo su cuello y trazo un camino hacia su abdomen mientras mi mano acaricia su miembro por encima de su pantalón. Introduzco mi lengua en su ombligo sigo besando un camino hacia abajo, muerdo su erección por encima del pantalón mientras abro el botón, no espero para quitarle el pantalón saco su miembro el cual es grande, muy grande, rosado y grueso, Puedo sentir las venas al tocarlo. Lamo la gota que adorna la punta y poco a poco voy succionándolo hasta que la mayor parte de él está en mi boca.
—Mierda Alec... ¡Cristo mujer! —jadea mientras yo paso mi lengua por la punta y acuno sus bolas. Sigo mi asalto entre succionar y mover mi lengua adquiriendo un ritmo que lo enloquece. Tira su cabeza hacia atrás y empuña mi cabello más fuerte. Gruñe y se tensa. Tomo la punta y lamo como si fuera mi helado favorito de chocolate mientras mi mano baja y sube por su eje.
—Nena... ¡carajo!... oh si... sigue así... ¡mierda! —Sus gruñidos son altos y salvajes, estoy volviéndolo loco y desesperado. Me siento increíble y gimo por lo excitada que estoy. Mi boca aprieta su miembro cada vez que contraigo mis cuerdas bucales causándole más placer.
Succiono sus bolas y regreso a su miembro, esta vez intento tomar más de él, vuelvo a mi ritmo mientras trata de apartarme, no se lo permito y continuo mi asalto hasta que se tensa totalmente y gruñe su orgasmo. Trago todo lo que me da. A diferencia de algunas mujeres no me da asco el semen, considero que si ellos ponen su boca en nuestra vagina y toman todos nuestros jugos ¿Por qué nosotros los privamos a ellos del mismo placer?
—Eso... fue lo más increíble... Dios mujer eres perfecta —Me besa, me toma en sus brazos y me lleva hasta su habitación, me deposita en la cama besando suavemente mis labios mientras trata de quitar el vestido, lo arroja sigue su camino hacia abajo muerde la piel debajo de mi ombligo y me desespero contra la anticipación de sentirlo donde lo necesito. Sube entre besos y mordiscos volviéndome totalmente loca. Retira mi sostén y acuna mis senos, succiona y muerde mi pezón izquierdo mientras me retuerzo y gimo, hace lo mismo con el derecho pero esta vez sus dedos vuelven a mi clítoris y hace sus movimientos circulares, besa mi boca, se retira hasta que siento sus labios y lengua ahí. Chupa e introduce su lengua, yo grito y clamo su nombre o lo que suena a su nombre, mi cerebro está sobrecargado con tantas ricas sensaciones.
Su lengua traza mi botón mágico y sus dedos se introducen nuevamente en mi canal. Mis caderas se retuercen en su rostro, mis manos toman la almohada y la muerdo por mi orgasmo y el temor de ser demasiado ruidosa. Mi cuerpo aun palpita cuando siento a Vincent quitarse el pantalón y su bóxer. Su tatuaje es hermoso y detallado, es un escorpión en la pelvis sobre su deliciosa V. Se enfunda en un condón y regreso a mi lado.
—Eres tan perfecta. Me encanta tenerte de esta manera Alec. Has estado en mi mente y en mis oscuras fantasías desde esa noche que entraste como un huracán a mi vida —Besa mis labios mientras traza con la punta de su pene mi entrada—. Me vuelve loco tu aroma, tus ojos, tu sonrisa, tu voz... —Esto es una deliciosa tortura. Oh Dios voy a morir de placer—. Estas en mis pensamientos día a día, quiero poseerte totalmente, tomarte, hacerte mía —Con esta última frase se introduce en mí, los dos nos estremecemos mientras entra en mi cuerpo y ya no existen palabras, solo abrazarnos y movernos al más delicioso ritmo del placer.
Cada una de sus embestidas es deliciosa, su ritmo es constante pero eficaz y mi cuerpo se encuentra desesperado por más.
—Oh Dios, Vin... por favor más fuerte... por favor...
—Nena... —gruñe y embiste más fuerte. Mueve sus caderas de forma circular Y...Oh Cristo Jesús, bendito sea el sexo y bendito sea este hombre. Contraigo mis músculos internos para que sienta lo mismo que siento—. Joder —Vuelve a besarme con fuerza e intensidad, lame mis labios, muerde mi cuello y mis senos... estoy en un espiral de locura cuando mi tercer orgasmo de la noche irrumpe. Grito su nombre y lo siento tensarse, su cabeza cae hacia atrás, sus ojos cerrados mientras se viene dentro de mi... es lo más sexy y hermoso que me ha pasado en estos últimos días.
Sale de mí y se saca el condón, me besa. Me dice que espere mientras va al baño, regresa con un paño húmedo y me ayuda a limpiarme. Cae a mi lado posicionándome de tal forma que estamos frente a frente. Observa mi rostro memorizando cada una de mis facciones. Es intenso y mucho más íntimo que lo hecho hace unos minutos. Su dedo traza el puente de mi nariz, mis labios, mis cejas y ojos. Baja por mi cuello y luego toma mi mano. Besa mis dedos uno por uno, regresa a mis labios tiernamente besando, lamiendo y acariciando; mi cuerpo me dice que está preparado otra vez. El suyo también está listo... su erección presionando mi entre pierna lo confirma
Sin complejos me levanto. —¿Qué haces nena?
Busco en el cajón donde sé que guarda sus condones y tomo uno, lo empujo sobre su espalda, paso nuevamente la lengua en la punta de su polla, jadea por el contacto, coloco el condón y me posiciono para acunarlo entre mis piernas de un sólo golpe. Gruñe por el contacto mientras me estremezco de placer.
—Santa mierda. —brama. Beso sus labios y luego le muestro que Shakira no es la única que sabe mover las caderas.
Esta vez somos más crudos y salvajes. Soy toda una vaquera montando a Vincent y lo enloquezco con mis movimientos. Llegamos juntos al orgasmo y nuestros cuerpos se rinden por el placer.
—Quédate esta noche.
—No pienso moverme de esta cama —reímos juntos. Me abraza y pronto caemos en un profundo sueño.
****
¡Ding! ¡Ding! ¡Ding!
Estoy recostada en una cálida almohada soñando con un increíble hombre e increíble sexo, pero un jodido móvil está sonando interrumpiéndonos. Siento que mi almohada se retira y murmura un "diga" le escucho otras cosas más pero habla bajo hasta que su voz sube dos tonos y puedo decir que está muy preocupado
—¿Dónde están? Ya voy en camino llama a papá —Vincent se levanta de la cama. Pasa sus manos por el cabello mientras intenta reunir su ropa—. ¿Dónde carajos quedo mi camisa?
—¿Qué sucede? —No me escucha y no me ve, su cuerpo está temblando, no es preocupación, es ira la que fluye de su cuerpo—. ¿Vincent?
—Debo ir al Hospital —Encuentra sus pantalones y se los pone.
—¿Qué?
—Yaya está en el hospital. Debo ir, puedo dejarte en tu casa o puedes esperarme aquí. —gruñe. Sé que no es hacia mí, que está dirigida su frustración y preocupación.
—Voy contigo.
—¡NO! —Me sobresalto por su arrebato—. No necesito que vayas conmigo.
—Pero es tu hermana. No te encuentras bien Vincent, déjame acompañarte.
—He dicho que no —dice con la mandíbula apretada. No entiendo por qué actúa así. Solo quiero acompañarlo y apoyarlo. ¡Acabamos de tener sexo! Quiero que sepa que no solo estoy para eso... somos amigos.
—No te preocupes. Tomaré un taxi —Bajo de la cama, estoy totalmente desnuda pero no me importa. Tomo mi vestido y lo paso por mi cabeza.
—¿Un taxi? Son las dos de la mañana Alec. No voy a enviarte en un taxi a casa.
—No voy a desviarte del camino. Tu familia te necesita ve con ellos. Puedo tomar un taxi.
—Quédate entonces. Iré al hospital y regreso para llevarte a casa cuando salga el sol —Si claro, voy a quedarme sola en su casa mientras él está en un hospital con su hermana.
—No —Busco mis zapatos, mis bragas estas destruidas en el pasillo de entrada. Tomo mi chaqueta y enrollo mi cabello. Busco mi bolsa y me dirijo hacia la puerta.
Vincent suelta una maldición y me alcanza.
—Alec ¡por Dios! No vas a irte en un maldito taxi con saber Dios quien al volante. Te quedas o te llevo así de simple —Estoy furiosa por su actitud hacia mí. No soy su novia, pero el hecho de que se cierre y actúa así cada vez que sale el tema de su hermana o padres me ofende. Hemos tenido increíble sexo y ahora que, como amiga quise apoyarlo me ordena y despide como cualquier otra fulana. No me interesa su caridad.
—No me digas que opciones tengo. Soy lo suficientemente grande como para tomar mis propias decisiones. No te preocupes, si fuera otro chico con él cual acabo de tener sexo también tendría que irme sola en un taxi a la madrugada —Mi respuesta termina de enfurecerlo más.
—Tú eres cualquiera como para ser despedida a mitad de la noche. Quería que despertarás a mi lado pero tengo una situación familiar de última hora. Así que quiero asegurarme que estés bien, ya sea en tu casa o en la mía ¿Comprendes? —Su declaración casi, casi hace que mi enojo disminuya pero cuando toma mi mano como si fuera una niña y me conduce hacia la calle, mi modo Súper Saiyajin se activa.
Empujo a Vincent para que suelte mi mano y le golpeo. Lo tomo por total sorpresa y se tambalea hacia la derecha.
—Jamás, ¡jamás te atrevas a arrástrame como si fuera una maldita muñeca de trapo! NUNCA permitiere de nuevo que un hombre me conduzca a su manera —Exploto. Mis ojos se llenan de lágrimas al recordar la primera vez que un hombre me arrinconó. Tenía siete años y mis padres querían que aprendiera a tocar el piano. Yo hubiera preferido la guitarra eléctrica pero quien contradice a mi madre. Mi profesor era un chico joven de unos veinticinco años prodigio de la ciudad, en una de sus prácticas me encontraba demasiado cansada para aprender y me distraía fácilmente. Él, furioso, me tomó de las manos y me zarandeo tan fuerte que mis dientes dolían por la fricción y el golpe. Tuve serias pesadillas durante semanas después de eso. Cada vez que él notaba mi desinterés o una pequeña distracción me arrinconaba y estrujaba hasta que mi llanto podría alertar a mis padres o a quien estuviera cerca. Cam lo descubrió una de esas veces, lo golpeó con un florero de mamá que contenían los restos de sus abuelos. Semanas después descubrimos que nuestro prodigio consumía estupefacientes y tenía serios problemas de ira. Gracias al señor no era un pedófilo o la historia sería distinta.
—Alec lo siento... nena lo siento
—No me hables. Aléjate de mí.
—¿Se encuentran bien? ¿Necesita ayuda señorita? Señor Bismarck tal vez debería dejar a la señorita tranquila —El portero del edifico se acerca a nosotros con cautela, saca un pañuelo de su chaqueta y me lo ofrece.
—Gracias Fernando, ella solo está un poco angustiada. Yaya sufrió una recaída y está en el hospital. —Dirigiéndose otra vez a mí trata de acercarse—. Cariño vamos sube al auto. Necesito llegar a mi hermana... ¡por favor!
Esa última palabra susurrada con desesperación me conmueve. Dejo mis miedos del pasado en el pasado y subo a su auto. Espero que cruce hacia la avenida que lleva al apartamento pero en su lugar continua hacia el Hospital San Vicente. Los dos permanecemos en silencio, yo calmando mi corazón y mi mente, él tal vez pensando en su hermana y el hecho que se dirige a ella con una histérica a su lado.
—Nena... lamento mucho el haberte tomado de esa manera. Es solo que Yaya lo es todo para mí y saber que esta... no se justifica pero tú también me importas sí, no quiero que algo te pase y esta ciudad es jodidamente peligrosa. Yo te recogí de casa así que yo debo regresarte sana y salva a ella.
Contemplo y absorbo sus palabras y entiendo que he exagerado un poco.
—Sé que amas a tu familia y comprendo lo importante que son para ti. Yo doy mi vida por la mía, incluso por la loca de Cam. Entiendo que aún no sea digna de conocerla y que trates de protegerlos. Lo siento, puedes dejarme en la zona de urgencias siempre hay taxis ahí y están registrados.
Toma mi barbilla y atrae mi rostro hacia él.
—No, vas a acompañarme pero prométeme que te quedarás sin importar lo que oigas o veas. Por favor —Su petición me asusta un poco. Pero veo que esto es lo que él teme... que no sean capaces de apoyarlo realmente. Algo feo o realmente grande debe pasar en este hospital, si Vincent está tan asustado y se esmera tanto en mantenernos a todos alejados.
—Lo prometo.
Llegamos a recepción y una señora morena nos recibe, al parecer Vincent frecuenta mucho el lugar pues es reconocido y conducido a la sala de observación y recuperación apenas y toca el mostrador.
—La hemos estabilizado, su corazón se detuvo por unos minutos por la cantidad de sangre que perdió. Su señora madre esta con ella. Sin embargo em... mientras la ingresábamos gritaba su nombre señor.
Oh Dios... su hermana trato de... No puedo creer que la hermosa y vivaz joven de hace unos días haya hecho algo así. Jadeo y Vincent me toma de la mano, agradece a la enfermera y me arrastra con él. Su rostro es duro pero sus ojos muestran un nivel de desesperación que rompe mi corazón. Llegamos a la sala de observación y frente a ella hay una pequeña sala de espera. Voy en dirección a ella pero Vin no me suelta continuamos hacia las puerta y hacia una de las primeras habitaciones. Sonia se encuentra sollozando mientras los médicos le informan el estado de Yaya... ¿Sonia?
—¿Mamá? ¿Qué pasó?
¿Mamá? ¿Sonia? Pero si... espera tengo que rebobinar porque no comprendo que sucede aquí.
—Cariño, oh dios cariño esta vez si la perdimos...—solloza—: fueron los minutos más horribles amor. Mira como esta... —se derrumba en los brazos de Vincent. Su llanto es desgarrador y mi corazón se encoje—. Dijo que iba a traer unas galletas para Igor. No nos dimos cuenta del auto en la entrada. El perro estaba ladrando pero pensamos que era por hambre. Estaba preparándole su leche cuando escuche su grito él... —Se atraganta con un sollozo—: estaba apuñalándola mientras ella trataba de levantarse —Dios Mío la hirieron— Danger escucho los gritos también y logró soltarse de la cadena lo ataco por la espalda ahí fue cuando Segundo y José salieron y le dispararon...
—Tranquila mamá, ya todo está bien —En realidad no lo está. Puedo sentir la ira de Vincent en fuertes oleadas. No sé quién es el tipo que trato de hacerle daño a su hermana pero no puedo imaginar lo que tuvo que vivir Sonia. Que tu hija sea acorralada y cortada como carne para servir... Jesús, es horrible.
—Debiste verla Vincent. No se movía, sus ojitos estaban cerrados... pensé que estaba muerta. José la tomó y la subimos a la camioneta. Había mucha sangre cuando llegamos aquí; logró abrir sus ojos y empezó a llamarte. Gritaba tu nombre pidiendo auxilio —Vuelve a llorar. Sus rodillas ceden y cae pero Vincent la sostiene.
Desvió mi mirada hacia la cama. El aire de mis pulmones sale totalmente, ahí postrada esta Yaya, la hermosa chica con vendajes en todos sus brazos, desde la muñeca hasta más allá del codo. Su rostro tiene varios vendajes también, lo cual indica que su rostro también fue cortado. Jadeo por el horror de saber que alguien es capaz de hacerle esto a una mujer.
—Voy a matar a ese hijo de puta —Vincent me asusta cuando habla. Su tono es mortalmente tranquilo pero siniestro a la vez.
—No es necesario. —La voz de una mujer irrumpe en la habitación—. El señor Londoño falleció hace diez minutos debido a una herida profunda en su pierna derecha, las cual perforó una de las arterias principales y otra herida de arma de fuego en su tórax perforando un pulmón y causando una insuficiencia respiratoria.
Sonia suspira un poco en medio del llanto. Puede que la muerte de un ser humano no deba tomarse con alegría, pero este ser humano es un monstro que trato de asesinar a su hija; entiendo porque siente alivio de saberlo.
—¿Y su familia? —Vincent se dirige hacia la joven doctora.
—Ya fueron notificados. La policía ya está en el hospital y necesitan sus declaraciones. La muerte del señor Londoño será investigada así como el ataque a la señorita Melissa Marín.
Melissa Marín... Ahora si estoy realmente confundida.
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