[Tiempo después]

Fue cuestión de tiempo para que se empezarán a llevar bien, bromeaban y hasta bebían juntos.

Cada vez se formaba más una relación, aunque esta no era como la que Shion esperaba, era más bien como la relación que Milo tenía con Dohko, ya que el castaño no lo veía como nada más que no sea un amigo o al menos eso pensaba.

— Dohko, Shaka nos matará si nos ve haciendo esto — sonrió bebiendo de una botella.

— Yo aún estoy bien — sonrió — yo te cuido, relájate — dijo tirándose en la cama de Shion.

—¿Qué haces? —

— Déjame dormir aquí —pidió con los brazos abiertos —

— E-ehh, vete a casa rápido — chilló inquieto — no puedes dormir en m-mi recámara.

— ¡AY SHION! — se quejó arrugando su frente — es muy tarde ya, además estaré solo en casa —guardó silencio un segundo — Mmm mejor ven aquí — señaló mientras lo tomaba de la mano y tiraba de él, trayendolo a su lado.

— E-espera — protestó volteandose, sin tomar en cuenta que uniría sus ojos con los de él, perdiéndose en ellos por unos cuántos segundos.
Se soltó de sus agarres y se sentó sobre la cama — Lo siento, es solo que aún me duele el cuerpo por los entrenamientos — susurró sobando su muñeca entre nervios.

Hace unos días Dohko se había dedicado a darle clases de defensa personal, ya que no podía defenderse pero ni de un mosco.

— Lo siento, a veces soy muy rudo — sonrió enderezandose y revisando el brazo de su acompañante — pero creo que valió la pena, ya sabes golpear —

— Eso creo — levantó su rostro topandose con la respiración de Dohko demasiado cerca —¿Q-qué haces? —preguntó algo inquieto al ver como se acercaba peligrosamente poco a poco hasta llegar a unir sus labios — ¡Dohko! — sollozó apartandolo un poco mientras el castaño daba un leve pero escalofriante mordisco en su labio inferio.

— ¿Qué sucede? No quieres — dijo con ese tono seductor pero al mismo tiempo aberrante.

— Es solo que.. —sollozó antes de que Dohko lo besara de nuevo. — Por favor haste a un lado — dijo apartándose y llevándose la mano a la boca..

— ¿Qué te pasa? — no tuvo tiempo de decir más, porque lo empujó para salir corriendo al baño a vomitar gracias a los efectos del alcohol.

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Habian pasado dos días desde aquella noche de tragos, Shion y Dohko eran más cercanos que nunca, aúnque aún fuesen amigos, todo iba de maravilla. Ya ninguno debía preocuparse por ocultar lo que sucedía.

El peliverde terminaba de cepillar su cabello, cuando tocaron la puerta de su habitación.

— En seguida voy — gritó mientras se ponía de pie y llegaba a la puerta — ¿Señor Shaka? — preguntó confuso, mirando a su acompañante.

— ¿Podemos pasar? —

— Oh! claro — Shion cerró la puerta y se acercó a sus visitantes — ¿en qué puedo ayudarles?

— Él es Suikyō — hizo una pausa — será tu guardaespaldas .

Se quedó pasmado ante las palabras de su superior — Pe-pero no es necesario, aquí estoy con muchas personas todo el tiempo, a-ademas Dohko y yo hemos estado en el campo de entrenamiento últimamente.

— Si me permite — intervino el chico de cabellos púrpuras, a lo que shion accedió — aquí nunca estará solo, pero no es completamente seguro.

— Así es Shion— musitó Shaka dirigiéndose a la salida — además, la idea no es que seas nuestro prisionero, puedes salir, en tanto Suikyō esté contigo. — el tibetano asintió, pues no le quedaba de otra — Ahora, Suikyō se quedará en tu habitación — esas palabras realmente lo aturdieron ¿cómo que en su habitación?

Shaka pudo notar su expresión abatida, sabía que era incómodo —Shion, intenta sobrellevarlo, además los chicos llevan años de preparación y tú no aprenderás lo que ellos, en tan solo una semana. — aclaró y Shion solo guardó silencio.

La puerta se cerró y en la habitación solo estaba el lemuriano y el que ahora sería su sombra. Realmente no le agradaba la idea de compartir habitación con alguien que no fuera ese castaño, sin embargo, debía ser sensato.

— ¿Quieres desayunar? —preguntó Shion dirigiéndo su mirada al chico.

— Un té estaría bien —

—Tienes razón — inquirió caminando hacia la mesa para servir — también beberé solo té, para los nervios — le acercó la taza a Suikyō y prosiguió a sentarse. A pesar de que era lo mejor y que era por su seguridad, sabía que esto traería problemas.

— Siento haberte quitado el apetito , hablaré con Shaka para quedarme en la habitación de al lado. 

— No es necesario — dijo acercando la tacita a sus labios — te quedarás aquí — añadió levantando su mirada.

_Esa es la mirada más hermosa y cautivadora que había visto en toda mi vida _ pensó el chico de tonos púrpuras.

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Shaka les había dado el día libre, Dohko estaba en su casa matando el tiempo y Milo .. Milo tenía planes.

Camus se encontraba en un salón que parecía ser el estudio privado de Milo, tenía un balcón en la entrada que dejaba ver la amplía habitación desde arriba , enormes escaleras en forma de espiral, las gradas eran cubiertas con una especie de alfombra, llegando al piso de madera perfecta, dándose paso a la parte inferior del lugar en donde se encontraban unos estantes repletos de libros, archivos, escritorio y la ostentosamente perfecta mini sala de estar.
El pelirrojo se recostó sobre un sillon chester vintage de cuero rojo, mientras Milo caminaba por toda la habitación.

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— Para — corrió a cuestas alejándose de Milo — cielos, para ya — chilló riendo, al caer al suelo atrapado por las manos del rubio.

— Te dije que me las cobraría — señaló aumentando las cosquillas provocando que Camus se retorciera en el suelo —¿Cam qué es eso? ¿Qué tienes en la espalda? — rápidamente el pelirrojo se enderezó — ¿son golpes?.

— Claro que no — respondió al instante —no lo sé quizá sea alergia por el zacate — Milo frunció el ceño sin dejar de pensar en esas pequeñas marcas en la espalda de Camus — no cambies el tema, ahora verás — se le lanzó encima a Milo, rodando cuesta abajo hechos un colocho.

—¿Por qué siempre tienes que ser tan concho Camus? — lo quitó de encima —Tan siquiera avisa no — se levantó sacudiendo su pantalón algo enfadado — estabamos en la cima pudimos habernos fracturado o algo así.

—Vamos amor no seas tan serio — se levantó bajando su camisa — Milo espérame — indicó al ver que caminaba hacía la casa — ¡Detente! —gritó haciendo que su pareja se detuviera — ahhh— soltó un quejido al caer de nuevo al suelo.

— ¿Acaso te molestaste? — río muy cerca de su rostro —

Lo miró con seriedad por poco tiempo — Para nada — sonrió quitándole una hoja del cabello y luego jalarle la nariz.

—Tienes las manos congeladas cielo — dijo bajándose de su chico — vayamos a casa no quiero cargarte como nevera después.

— ¡Que vaa! — se impulsó un poco hasta tener una de sus piernas sobre Milo — No nos iremos aún — susurró acomodándose entre las piernas de su novio y quitarse la camisa — aprovechemos la privacidad que tenemos aquí.

— Camus ¿qué haces? —inquirió tratando de ignorar la lengua que empezaba a asomarse en su abdomen — C-CAM — dió un grito ahogadoal sentir la mano del pelirrojo en su entre pierna. —
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— Ah — suspiró Camus — quiero salir de aquí — gruñó retorciéndose en el sofá — Milo salgamos, como antes — pidió, pero no obtuvo respuesta — MILO — gritó sacando al rubio de su trance.

— ¿Qué pasa? —

— ¿Cielo que sucede contigo? estás algo inquieto — preguntó al ver como Milo gastaría la madera del suelo —

— No pasa nada — Contestó abatido .

— M-milo — musitó poniendose en pie de inmediato y acercándose a él — ¿Qué pasa?,hemos empezado una relación pero ciertamente siempre estas distante — indicó en el oido de Milo mientras lo abrazaba, para esos momentos ya tenían un noviazgo formal, aunque fuese hace pocos días. — me gustaría que compartieras tus problemas conmigo — pidió mirándolo — confía en mí.

— B-bueno — Milo hizo una pausa —Quiero que esto sea en serio, tú, yo ... Pero la verdad no lo sé — dudó

— ¿A qué te refieres?— preguntó confuso — sé que fue algo rápido, si, pero, se suponía que estabas de acuerdo — comentó un poco desorientado — ambos lo estábamos ¿qué pasó ahora? ¿No se suponía que nos gustaba la compañía del otro?

— Escúchame Camus —

—Te arrepentiste — señaló con tono frío — era de imaginarse siempre has vivido solo y sin pareja, era obvio — Milo suspiró impaciente simultáneamente que camus se alejaba y se sentaba en el escritorio.

— No es eso cariño —dijo tomándolo de las manos — es solo que tienes que saber algo importante sobre mí y no sé como lo tomarás — el pobre rubio apenas y podía controlar sus nervios, así que se detuvo a pensar sus palabras —

— ¿Entonces? Solo habla Milo, habla ya.—

Suspiró y lo miró mordiéndose el labio — Trabajo con la citadel — frunció el rostro al ver a su novio— soy un agente o cazador como quieras decirlo.

Camus retrocedió soltando las manos de Milo, sus ojos estaban abiertos como platos y su piel estába más pálida que nunca — ¿Qué? — sabía lo que eso significaba.

— M-me dedic.. —

— Sé lo que eres — interrumpió mirándolo a los ojos — y también lo que haces.

Milo se acercó y lo tomó de los hombros — Y-yo,cam ¿Estas bien? —

— Sí —se llevó las manos a la frente y bajó el rostro — Es solo que me asusta — camus tenía las manos heladas, no podía creer que Milo fuese cazador —

— Es complicado Cam — acarició su mejilla — estoy en la delgada línea entre estar vivo o estar muerto — Cam levantó su mirada rápidamente — saben de mí y saben de nosotros como Clero, y no quiero ponerte en peligro porque te amo y quiero estar con tigo . ¿Qué puedo hacer? Dímelo.

Camus caminó hacia la ventana y se quedó ahí, mirando la nada, pero, al mismo tiempo pensando en todo , ese todo que se avecinaba, ese todo que representaba Milo en su vida.
Realmente algo pasaba con camus.

Pv camus

Yo estaba ahí , frente a la ventana, nesecitaba respirar, pensar. Sentía miedo, nervios, confucion, amor, ¿ Qué haría ahora?

— Estoy algo preocupado — sollozó sin quitar la mirada de la ventana —También tengo miedo, por tí, por mí, por ambos — le dije agobiado, deseando que no se diera cuenta de lo rápido que latía mi corazón.

— Lo sé amor — se acercó envolviendome con sus brazos fuertes — lo sé porque también me pasa. Pero solo quiero que sepas que si decides quedarte — pensó frunciendo los labios — estando con migo nada te pasará — me dijo ese chico de cabellos rubios, el mismo que siempre me dirigía una mirada sensual, y me deslumbraba con su hermoso rostro —Quédate con migo —me pidió contradictorio —aún con todo esto no quiero que te alejes.

— Te amo —musite mirando esos hermosos ojos azules — Te amo M-milo. — el amor que sentía por él era más fuerte que cualquier cosa, más fuerte que el miedo y más fuerte que la naturaleza misma.