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¡Capítulo Final!

Pv Camus

" El resto de nuestras vidas es mucho tiempo y, lo sepan o no, se está definiendo ahora. Podemos elegir culpar a las circunstancias, al destino, a la mala suerte, a las malas decisiones o podemos luchar. En el mundo real las cosas no siempre van a ser justas, así es como funciona, pero la mayoría recoge lo que siembra. El resto de nuestras vidas se está decidiendo ahora, con los sueños que perseguimos, las decisiones que tomamos y la persona que decidimos ser. El resto de nuestras vidas es mucho tiempo y el resto de nuestras vidas empieza ahora mismo..."


— ¿Cielo? — muevo mi cabeza — ¿Qué haces aquí abajo? —

Milo entra con su hermosa cabellera y con esa sonrisa que lo ilumina desde que todo entre nosotros quedó sobre la mesa.

Levanto el libro que tenía en las manos
— Bajé a leer alguna de tus eminentes historias — dejó la chaqueta pintada con las migas de nieve sobre ella .

— Ya veo ¿Y qué tal? — se sentó en el borde del sofá en el que estaba recostado — ¿encontraste algo que te llamara la atención? —

Presioné mis labios — Ahora sí, ya sabes — sus labios se curvaron un poco ante lo que ya sabía — Lo más interesante de este lugar eres tú —

— ¡Vaya! Admito que este Camus me agrada más — su mano se deslizó por mi estómago y su cuerpo se inclinó para poder besarme. 

Con más de una semana de diferencia, la única prueba de que Thanatos existió, se encontraba en nuestra mente.

Todos en esa enorme mansión llevaba algo por dentro, gracias a él.

Aún cuando dos de nosotros nos sentaramos en el mismo salón.
Rieramos, amaramos y dejáramos lo malo atrás en una plática amena.
Había uno que cargaba con el peso de la conciencia

— ¿Dónde está Shion? —preguntó haciendo espacio a mi lado.

Me muevo un poco para acomodarme en sus estilizados brazos — Dijo que iría a buscar a Dohko — Milo dejó escapar algo de aire — Ya sabes como es —

Milo colocó sus dedos en mi hombro y recurrió a las caricias mientras mi rostro estaba cerca de su cuello

— Necesitan su espacio. Es normal que Dohko se sienta así, las marcas que Shion lleva le recuerdan su falta de atención — mis ojos se centraron en la pequeña vela del sitio, dejando un lapso de silencio que me dejaba escuchar la respiración profunda de Milo — Cam debo dejar el país —

Mi cuerpo se suspendió de inmediato

¡Hermosa forma de romper el momento!

— Dijiste que no trabajarías más en la Citadel—

— Ese lugar es mi vida, Cam. No puedo solamente dejar todo lo que me ha formado desde que tengo memoria.

— ¡Amor! —

— A ver . ¿A qué le tienes miedo?

— Al tiempo, claro. La distancia — concurri — Y si un día llego a necesitarte, llego a extrañarte irremediablemente y no estás allí para mi, entonces yo... — me detuve un segundo — Ya hemos tenido demasiado ¿no creés?—

— Supongo que tengo suerte de tener dinero suficiente como para llevarte conmigo y jamás dejar necesites algo o dejar que me extrañes — sus ojos cielo me sonrieron sin necesidad de nada más — "irremediablemente"— se burló. 

Reí pues sabía que eso había sonado bastante divertido y cursi. Cuando yo le molestaba sin parar porque salía con su miel diaria.

¡No se le escapaba nada"

— ¡Ya déjame Milo!  —

Se dice que somos de quien nos hace sentir que hemos vuelto a casa.

De quien nos lleva al infierno pero nos trae de vuelta con una palabra.

De quien nos hace morder el polvo pero nos enseña la realidad, las cosas no son fáciles como en las historias más famosas.

No son pastelillos y rosas a cada paso que se dá.

Querer y estar con alguien es amarla como a una rosa, pero entre viaje y otro sus espinas se clavan en tí, dejando marcas que solo el tiempo y la misma gracia y constancia de su aroma curarán.

— ¿Entonces? Volvamos a lo otro.

Arrugue mi cara — Será difícil considerando mi condición. 

Giró mi cadera y se hizo espacio entre mis largas piernas.

— No empieces.  Te enseñaré todo lo necesario para poder vivir sin tus alas. No temas — sus labios se curvaron amablemente — No necesitas tus poderes para ser alguien Cam. Los humanos no somos tan frágiles como creés.

Tenía una tóxica fascinación por su mirada. Creía que era lo más puro que poseía el chico frente a mí.
Era como si estuviese íntimamente conectada con su alma.
Reflejando a cada segundo sus sentimientos.
Reflejando sus miedos.
Reflejando su vida.
En otras palabras reflejaban eso de lo cual yo carecía hasta ahora, un lado humano.

Besé su nariz y coloqué mis manos en su espalda baja.

— El único lugar donde quiero estar es entre tus brazos — susurré — Dónde ellos estén, estaré yo —

Su rostro me mostró una sonrisa desbordante, y sus brazos me rodearon a como pidieron. El mejor trofeo de mi vida.

— Eres una dulzura. No me hagas esa carita porque no sé.... —

— ¡Va! — reí por el tono en que lo dice. No perdía su escencia — Solo cállate y dáme un beso — jadea de forma atrevida.

Sus labios cálidos besaron los míos.
Su vaivén en una explosión de emociones que te robaba el aire, te aceleraba la respiración y que me destruía la tranquilidad en cada milímetro de piel.

— Tú lo pediste —

[…] 

Pv Shion.

— ¿Necesita algo más Joven?—
Preguntó el adulto del taxi.

Mis ojos se apartaron de la ventana inmediatamente — ¿Ah? No. No se preocupe — saqué dinero del bolsillo de mi chaqueta — Muchas gracias _

Había pasado ya dos semanas desde que la Citadel se encargó de Thanatos y desde que podíamos descansar tranquilos.

Me sentía iluso cada vez que pensaba en ello. Pues esas palabras no eran completamente ciertas, no para mí y seguramente tampoco para Dohko.

No habíamos tenido la oportunidad de hablar. Por una razón o por otra, ya fueran la difícil recuperación de Camus, las repentinas llamadas de la citadel hacia los dos cazadores o el simple hecho de que no soportaba mirarme a la cara.

Pero bien, ahí me tenían. Caminando sobre la gélida capa blanca que cubría el jardín de su casa.

Subí el primer escalón de la entrada.

Ojalá tuviera el valor de tirar todo a la basura y darle su espacio.
Ojalá tuviera el coraje de dejarlo decidir. De pensar si me toma o me deja de una buena vez.

Pero no podía. No podía cerrarme esa puerta en la nariz.

Así que quisiera o no, debía recoger toda mi voluntad y dejar que mi corazón fundamentara cada palabra para poder decirle.

" Hablemos. No te quiero perder".

¡Aquí vamos!.

Respiré naturalmente y continué poniendo mi pie en el último escalón.
Más no fue como creí.

Al reafirmar mi pie, un portal se abrió justo frente a mí, haciendome caer directo a un sitio que no conocía.

Era un sitio... ¿Japón?
No lo creo. 

Me encontraba en una especie de muelle flotante, rodeado de una amplia laguna de tonos musgo y bellas vistas a campos verdes y trabajados.

— ¿Dohko? —

Caminé un poco más.
Mas cada paso se me hacía vago. 
Pues a medida que me acercaba el ruído y el viento se hacía más presente. 

Mis cabellos se alborotaban y mis ropas hacían ruidos extraños ante el ímpetu del mismo.

Sin embargo, ahí estaba él.
Sumido en el borde del extenso muelle y con la mirada ida en aquella laguna.

Su torso estaba desnudo, el tatuaje de su espalda se notaba más que nunca y una manta oscura rodeaba su cuerpo inmóvil.

— ¿Qué es este lugar? — grité en un intento de ser escuchada.

Y así fué. 

En un segundo todo el viento y el ruído de la naturaleza despareció.

Todo era calma, o al menos a simple vista. 

— Te estaba esperando —

— ¿Cómo podrías saberlo? — cuestiono en mi tono natural. — ¿Me lees en una esfera?

Dohko encogió los hombros y rió
— ¿Dirías que es parte de mi maldición? — su cuerpo desaparece la obvia presencia a su alrededor y gira.

— ¿Qué es este lugar? —mis manos se elevaron mientras mis ojos miraban a mi alrededor — Tanto dominancia y.... ¿Por qué estás allí rodeado de ....todo?.

— Es mi bucle Shion —mis pies se detienen a unos metros de él — Vengo aquí para obtener calma. —

— No parece como si lo fuera — concluí haciendo énfasis a la apariencia del lugar.

—Va más allá de la vista. Como lo hago yo — sonrie, pero por alguna razón sentía que la misma sonrisa actuaba como navaja en él — El lado bueno, a veces es asfixiante pero útil al final —

— ¿Hay un lado bueno entre ambos?—

— Por eso estamos aquí — se acerca a mí —

— ¿Estámos bien? — titubee.

— Magia oscura.  Es como esto,  un maldito abismo — sus ojos canela me miran como gritando auxilio — Como este lugar. Este sitio me consume, todo lo que siento aquí me pesa. No puedo lidiar tan fácil con lo que siento y lo que debo —

— Sabes que vine a hablar.  Vine a decirte que dejes todo atrás Dohko. No entiendo como ese día en el castillo de Hades estabas bien y ahora que él no está, tú estás resignado en alejarte de mí —pestañeó sin ningúna expresión — De verdad lo siento, si pudiese devolver el tie.. —

— Si pudiera devolver el tiempo, creeme que de verdad sería mejor de lo que fuí — cortó con una mirada sombría — pero no puedo, nadie puede.

¿Qué era esto que me golpeaba dentro?
¿Dónde estaba el valor que creí tener para callarlo y traerlo a mí?

— No.  No puedo eliminar las marcas de grilletes de tu cuerpo. No puedo quitar las cicatrices de tus muñecas, no puedo desaparecer los moretones de tu cuerpo Shion — sentí que mi garganta se contrajo al mirar como sus palabras salían como si agujas trajeran. — No puedo deshacerme de este maldito ser que llevo dentro, eso que me obliga a mantenerme en una línea de realidades que pueden dañarte. La vida que la Citadel ofrece es agobiante —

— Presta atención. Estoy aquí por ti. Si sabías que vendría, ahora debes saber que no dejaré que me dejes como siempre lo haces. No me importa la Citadel, no me importa el peligro — Dolía. Dolía darme cuenta como el mataba y revivía su naturaleza una y otra vez por defender la mía. — ¿Qué crees que haces? — lo dudé, pero no por mucho.

Dejé que mi corazón se apoderara de mi ser completo y avance hasta sentir su respirar.

Temía. Mis ojos se cristalizaron y mis labios se movían sigilosamente ante el miedo y la melancolía que me invadía.

Era como si sus ojos estuvieran vacíos.
Solo se mantenía mirándome sin decir nada o reaccionar a nada.

— Voy a decir algunas cosas y me alejaré. Si no te decides antes de llegar al final del muelle me dejarás ir — sus respiración se silencio por un segundo.

— Shion —susurró.

— Eres alguien muy tóxico sabes — mordí mi labio inferior — Serías una catástrofe por donde sea que pasarás si quisieras, un ser con un poder aberrante. Pero tu mente es una basura, débil y flexible para moldearla a como los demás quieren — tomé un respiro y me alejé dos pasos — ¡Vine aquí por tí! Quiero que compartas toda tu maldita, tóxica y aberrante vida conmigo. Dime ¿Qué harías si no te detuvieras? —la encontré. Esa era la mirada que quería. Una de impotencia y desconcierto, esa que me dijera que el verdadero Dohko que conocía estaba allí — Aún después de todo no te decides. ¿por qué es tan difícil es apostar por mí? —sus labios se abrieron al ver como aguantaba mis lágrimas — Por favor suéltame de una vez y deja de complicar mi existencia con tu indecisión. — su mano intentó sujetarme en el momento en que me comencé a alejar

— Shion — pronunció...

¿Lo había logrado?
Mi corazón se ilusionó.

Pero ahí estaba de nuevo.

"Si no te decides antes de llegar al final del muelle me dejarás ir"

"Me dejarás ir"

Todo mi mente se sumió en un maldito laberinto oscuro de donde no salía.

No mires atrás.

Algo tan desequilibrante como la última vez que lo vería.

No mires atrás.

Ni siquiera en su mundo era capaz de tomar mi vida.

Mis manos cubrieron mi nariz simultáneamente que mis lágrimas me humedecieron las mejillas.

Estaba a punto de pasar el portal y estaba allí solamente dudando.

— No mires atrás — me repetí antes de pisar y caer al otro lado.

Pero eso jamás pasó.

— No te vayas —

—No me dejes ir.— sus brazos me rodearon y cruzó conmigo.

Su cabello cubrió mi rostro parcialmente.

Ahora era diferente.
Me encontré en una pequeña choza en la cima de una colina, en donde la vista era completamente adornada por altas montañas con picos cubiertos de nieve y el cielo manchado con neblina.

Sus manos me llevaron a él, tanto que me presionó y sentía el movimiento de su pecho.

— Seré todo lo que dijiste, pero no estoy dispuesto a dejarte ser un fantasma en mi vida Shion. —


















— Esto haría si no me detuviera — alarmó mientras se deshacía de mi vestimenta. Guardé silencio en todo instante. Quería que fuera, quería que no se detuviera, nunca más.

Llegamos a la cama y se abrió paso sobre mí cuerpo. — Esto haré si no me detienes — le miré.

— No lo haré — casi al instante sus ojos se llenaron de lujuria y lo que prosiguió solamente me provocó un tsunami de sensaciones.

Sus caricias, besos y susurros.

Un delicado recorrido desde mi boca hasta mi muslos desnudos.

Su cuerpo desnudo marcaba los recuerdos de nuestra historia en el mio.

Sobre mí sus labios derrochaban pecado con cada beso que me daba.

Mis piernas estaban completas en su amplitud y su cuerpo se deslizaba sobre mi con sensualidad.

Siquiera debería pensar en la forma que su labio era presionado por sus dientes cuando nuestros cuerpos eran solo uno.

Sentía su respiración y sentía mi muerte en sus brazos.

El éxtasis y la complejidad de un encuentro que me dejaba temblando y me obligaba a ahogar mis gemidos mientras sus manos sujetaban mis caderas.

Sentía su calor y lo correspondía con un tema silencioso.

Había estado pensando en eso, estaba lejos de tener mi vida controlada.
Pues Dohko llegaba a mi lado y de la misma forma que arrancaba mis prendas, me arrancaba la cordura.

Dejándome reaccionar el día siguiente cuando abría mis ojos y lo sorprendía dormido con su cuerpo completamente desnudo y con alguna que otra marca de mi presencia en él.

Nos estábamos dándo más de lo que podíamos manejar.

Todo su cuerpo estaba más caliente de lo inusual.
Sus labios lamieron mis dedos mientras mi cuerpo era llenado con su ser también.

— Te amo Shion — susurró antes de abrazarme con fuerza y refugiarse en mi cuello con su boca abierta para dejar escapar parte del placer que sentía al tenerme sobre él.

Su respiración allí provocaba sensaciónes irreconocibles para mí.

Sus manos se sujetaban con fuerza en mi espalda provocando que la cercanía fuese mas intensa.

Jadee con el acto.

Me miró como si no hubiese nada mas
Me sonrió como la primera vez, de ral forma que caí.

Al final me gustaba todo.
Su sonrisa
Su voz
Su silencio.

Y desde entonces sus bucles desparecieron, pues descubrió la medicina perfecta para mitigar esas cargas en su interior.

Hacerme gemir entre sonrisa y otra.

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