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Capítulo 2: Sus ojos.

- No, no, no, no, no. Cancelado el vuelo no. Maldita sea- refunfuño.

Mi maleta está donde mismo la tiré hace quince minutos. Llevo dando vueltas en círculos el tiempo suficiente como para que el de seguridad venga hacia mí con cara de pocos amigos. A una distancia menor de la que me gustaría, tanto que huelo su aliento. Me informa, de una manera pasiva-agresiva, que haga el favor de comportarme. No sé si son los nervios, su acento o son las migas de comida en su bigote, pero no puedo contener una risa nerviosa. Evidentemente eso solo hace que se ofenda más y me reitere que haga el favor de recoger mis cosas y me comporte.

No soy la única que se ha quedado en tierra, al mirar a los lados veo que se ha formado un grupo de personas indignadas justo en frente de la ventanilla de la compañía aérea. Me dirijo hacia la turba enfurecida para avivar más el fuego cuando, de refilón, veo al que me parece un vikingo buenorro. De esos que si la Marta soltera estuviera aquí, ya se habría chocado con él a posta y habría conseguido mínimo tomarse un café juntos. Mientras me río, saco el móvil con la intención de contarle a la susodicha mi llegada a Londres. Pero de repente me topo contra una masa gigantesca y me caigo de culo. 

Desde mi nueva posición y un con el móvil intacto en la mano, miro indignada al obstáculo que me ha hecho caer. Me quedo sin palabras, si antes había visto un vikingo, creo que ahora veo a un dios (¿Me podéis explicar qué está pasando? es imposible que lo que tengo frente a mi sea legal). Parte de mi cerebro, la menos hormonal, actúa rápido y se levanta. La otra parte, la que se ha dado a la fuga al ver los ojos marrones más bonitos del mundo, balbucea lo siguiente.  

- I am chorry

Sí, tal cual, "I am chorry". Eso es lo que sonó cuando abrí la boca hace unos segundos. Creo que mi cuerpo se quedó vacío, y mi espíritu se fue de cañas con Freddie Mercury. Sobra decir que me puse de todas las tonalidades de rojo que la gama cromática puede ofrece. Si sumamos que yo hablo un perfecto inglés, un francés más que apto, un alemán entendible y un japonés basiquillo. Entenderéis mejor el bochorno que esto me causa. Pero oye, las cosas son como son y aunque los idiomas son mi fuerte, dije un claro y vergonzoso, I-AM-CHO-RRY. 

El dios de piel oliva, me está mirando con una sonrisa que me quita el aire (HOLA CEREBRO PUEDES FUNCIONAR). Es de esas sonrisas, ladeadas, que dejan entrever unos dientes perfectos. 

- Creo que es la primer vez que oigo esa disculpa.

Me muero, lo digo en serio. Mi pulso marcaría una línea recta. Creo que esa voz esta hecha para que mis dos neuronas restantes dejen de enviarle ordenes a mis piernas.

- Hay por Freddie, disculpa. Estaba enviando un mensaje y no te vi- Huy mira, un pensamiento, más o menos organizado. Por cierto, le doy las gracias a las fuerzas de la naturaleza por que hable español.

- No hay problema, a todos nos puede pasar. ¿Te encuentras bien?- Creo que lo estoy incomodando al mirarle demasiado tiempo a los ojos, pero es que son hipnóticos. 

Son marrones, con motitas doradas. Me recuerdan al brillo de la miel. Esas pestañas, yo mataría por unas pestañas iguales y él las tiene kilométricamente perfectas. Sus cejas son anchas y pobladas, muy bonitas y definidas. Tiene una pequeña cicatriz en el lado izquierdo. Que por lo que estoy comprobando, esa ceja la pude levantar independientemente, me da que esta esperando que le responda a algo.

- ¿Qué?- Se vuelve a reír. Yo muero de nuevo- ¿Si tu vuelo es el que se ha cancelado?

- Ah, si, si. Iba hacia la ventanilla como el resto. ¿Tú también ibas a Escocia?- Asiente mientras saca su teléfono y mira algo en la pantalla. Sé por experiencia, que esa es la señal internacional de me tengo que ir, por lo que me disculpo de nuevo, me despido y me encamino a la ventanilla.

No me giro a mirar qué está haciendo, no soy una acosadora. Pero mentiría si dijera que no me apetece muchísimo volverme y echarle un último vistazo.  Mientras camino la sonrisa que se había apoderado de mi cara, desaparece. De repente en mi corazón, una herida que goteaba, comienza a verter sin control un dolor que me deja con los ojos llenos de lágrimas. Necesito, respirar, necesito que mis manos no tiemblen. El pitido en los oídos me deja sorda, no me llega el aire, no puedo respirar. Los latidos me van a romper una costilla. Mi pecho no esta respondiendo, boqueo, me clavo las uñas en la palma de la mano. Cierro los ojos y lo único que veo es aquel columpio. Veo sus vaqueros rotos, veo sus labios rojos después de nuestro beso y luego, está en una caja. Sus ojos están cerrados, sus labios casi violetas, su piel azulada debajo del maquillaje. Veo las suturas en un lado de su cabeza. Oigo los llantos de sus madres. El dolor me esta quemando.

No sé si han sido segundos, minutos u horas en la misma posición. Pero alguien me está agarrando. Noto su calor en los puntos en los que me sostiene. No se cómo llegué a sentarme en la silla en la que estoy. Juraría que estaba de pie. Aun aturdida, intento poner en orden mi interior, respiro poco a poco. Me concentro en como el aire entra por mi nariz y sale por mi boca. Me concentro en el calor que noto en el brazo, en como baja hasta mi mano y me aferro a esa mano que me consuela. Poco a poco vuelo a ver bien. (Hacia años que no tenía un episodio tan fuerte (siento que lo hayáis presenciado).

No puede ser. Miro al que ahora se que es,"él" dueño de la mano a la que me agarro como si fuera un escalador  sujetándose a su cuerda de vida: El morenazo de mirada pícara. Creo que me pregunta si estoy bien. (¿Cómo le respondo?) Aun no soy capaz de usar las cuerdas vocales, por lo que asiento como una niña pequeña.  Me da que no me cree, hace bien, no me suelta aun. Se gira hacia una de las camareras de la cafetería cercana que se aproxima con una botella de agua en la mano. Me imagino que ya la habría pedido, porque sino, encima de guapo tiene poderes. No, eso no puede ser. Todo eso es secundario, ahora mismo solo me puedo fijar en como se mueven sus rizos cuando se gira y me ofrece la botella. No es que tenga el pelo largo, pero lo tiene lo suficiente para que se le formen esas caracolitas y sean adorables. Después de beber un poco de agua, mi cerebro se relaja y por fin, siento la seguridad mínima para saber que puedo articular alguna palabra.

- ¿Me está mirando mucha gente?- No responde de inmediato, pero puedo ver un atisbo de sonrisa. 

- No, tranquila.

- Mentirosillo- Le digo tan bajito que casi no me escucha. 

Y se ríe, la sonrisa le llega a los ojos y emite tal carcajada que me hace reír a mí también.

Resulta, que mi "episodio" si que fue llamativo. Tanto que la gente que se quejaba por el vuelo, ahora estaba a mi alrededor.  Al comprobar que me encontraba mejor, poco a poco se fueron marchando y a medida que solventaban sus problemas con la compañía y se olvidaban de mí. 

- Me llamo Noah- Ostras, tengo su mano fuertemente agarrada aun. La suelto, aunque me cuesta horrores dejar ir su calor.

- Perdona, me he agarrado a ti como una lapa- Ahí esta esa media sonrisa de nuevo. Sonia, no te puedes volver adicta a un gesto.

- Lo que necesites...- Deja la frase en el aire, no se qué está esperando que diga. Me mira y levanta las dos cejas como invitándome a decir algo. Eso o tiene un tic.- y tu nombre es...

- Aaah- ahora si que ríe, yo sonrío avergonzada- Perdona,  soy Sonia.

Me acaba de plantar dos besos en las mejillas, no creo que me lave la cara nunca. Mmm, bueno, sí que me la voy a lavar pero recordaré su tacto. 

Hablamos un rato más, sobre el vuelo, sobre que nos había parecido que se cancelara. No tardé mucho en coger fuerzas y por cosas del destino, ese fue el tiempo justo para que el chico que gestionaba la cancelación se nos acercara y nos diera la información.

- ¿Qué harás esta semana en Londres? ya que nos tenemos que quedar aquí hasta que arreglen lo del vuelo- Noah se miró las manos. Eran grandes y de dedos largos, impresionaron sus uñas, estaban impecables.

- Pues estoy planteándome coger el tren- creo que vio la decepción reflejada en mi cara- No, lo tengo claro. Estas eran mis vacaciones y tenía muchísimas ganas de ir al Lago Ness. ¿Y tú? ¿Qué plan se te ha estropeado?

- Yo tengo que preparar la boda de mi amiga, aunque la verdad es que me vine antes de tiempo. Creo que puedo gestionar algunas cosas desde aquí. Me gustaría visitar Londres. La primera vez que vine fue con veinte años, me da que la ciudad ha cambiado bastante.

- Si Londres es otro, pero espera ¿Una boda?y lo dices así, tan tranquila. Me pasa a mí algo similar y estaría calvo del estrés.

Lo miro y creo que sin pelo estaría igual de guapo. Noto que la sangre se me va a los cachetes. Me rio porque es lo único que puedo hacer. Lo único que se hacer cuando estoy nerviosa.

- Organizo eventos. Estoy acostumbrada a los imprevistos. Los cuales no me suelen pasar, pero se gestionarlos- Se que sueno muy pagada de mi misma, pero si algo se te da bien hay que decirlo.

Hablar con Noah se me hace tan fácil que no me doy cuenta de que han pasado varias horas. Lo se porque de repente mi móvil empieza a sonar con la melodía de la serie de Xena. Le pido disculpas y lo descuelgo. Al otro lado de la línea Marta no para de hablar y de preguntar qué ha pasado. Le cuento por encima como ha sido todo y quedo en volver a llamarla en cuanto pueda, no esta conforme pero es lo que hay.

Noah, esta con los codos apoyados en las rodillas. Mientras yo hablaba con Martuchi, el trasteaba con su móvil. Me capisco de que cuando está concentrado se muerde el labio. No puedo evitar recrearme en ellos. El inferior lo tiene un poco más carnoso que el superior, aunque el superior  tiene el arco de cupido perfectamente marcado . Por mi mente se pasa la idea de cómo será besarlos. (¡Pero Sonia!, ya, ya. No digáis nada que lo sé.) Creo que me ha pillado mirándole. Me vuelo a poner roja. 

- Creo que me quedaré en Londres- se reclina hacia atrás y se estira. Es un gigante y mira que yo soy alta. Estará rondando, un metro ochenta o puede que más. Yo mido un metro setenta y cuatro, así que creo que no voy desencaminada- Podríamos visitarlo juntos.

He escuchado bien, creo que no. espera. Voy a preguntarle.

- ¿Qúe?

- Bueno, tú vas a estar por aquí y yo también. No nos vendría mal la compañía. Es más, nos han ofrecido el mismo hotel. Creo que nos vamos a ver mucho esta semana. Si ese es el caso, pues...

- Si, si. Por mi más que perfecto- Creo que he demostrado demasiado entusiasmo, pero nos reímos como bobos.



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