Seis
A través de la puerta se escuchaba el ajetreo de sus subordinados. Siempre que llegaba esta hora los ánimos se elevaban cual espuma cervecera, como si la jornada laboral fuese un suplicio.
Ellos eran apasionados en lo que hacían, y habían tenido unos días de ardua dedicación por el nuevo proyecto, trabajando en domingo incluso; así que Taehyung no podría culparlos por querer llegar a casa cuanto antes. Él también quería, pero tenía demasiadas cosas por terminar aún.
Los bocetos de modelos predictivos sobre ruido urbano no se harían solos.
Ya había informado a Minho de antemano que se quedaría hasta tarde en la empresa.
El abogado le hizo compañía a medio día. El castaño le había llamado con la iniciativa de tener un almuerzo en uno de los tantos restaurantes cercanos en el área.
Ya había pasado semana y media desde cierto amargo reencuentro. Una semana y media desde que se prometió a sí mismo ser el novio que Minho merecía. Habían estado teniendo citas con más regularidad, se mostró receptivo y cariñoso como rara vez era, además de almorzar juntos todos los días en los que el trabajo les imposibilitaba verse.
Taehyung se dijo a sí mismo que lo estaba logrando, si no fuera por una noche, en la que tenían un maratón de películas de los 80's en la habitación de Minho. En algún punto del segundo filme comenzaron a besarse, a tocarse, y estaba dejándose llevar sin mucho problema. Las prendas de ropa fueron cayendo una a una, mas cuando Minho quiso retirar su ropa interior Taehyung simplemente... Se quedó sin movimiento para luego encoger sus piernas unidas en clara señal de rechazo.
El estado de estupor en el rostro de su pareja le hizo un daño casi físico. Y hasta la fecha había evitado hablar de eso, sabía que debía una explicación, pero qué podría decirle ¿No hiciste nada malo, el problema está en mí? ¿Íbamos a follar pero la voz de mi ex en mi cabeza diciendo Tú no lo amas me detuvo?
No había una explicación plausible para su desplante, no una que no pusiese en jaque su relación al menos. Y temía perder la única cosa buena que le había sucedido en cuatro años debido a su insensatez.
Si continuaban las cosas de este modo, lo más probable sería que ocurriese exactamente eso.
Había terminado de remarcar una línea horizontal en la hoja cuando llamaron a la puerta de su oficina.
"¿Puedo pasar?"
Taehyung sondeó con los ojos a Kim Namjoon brevemente.
"¿Sucede algo?"
El recién llegado le mostró una carpeta sellada antes de deslizarla en su escritorio.
"Son los papeles sobre el proyecto de venta y distribución de la barrera sónica" se explicó. "El señor Song pudo llegar finalmente a un consenso que satisfaga lo suficiente sus bolsillos, al parecer"
"Ya era hora" emitió Taehyung sintiendo una preocupación menos escurrirse de su mente. "Lo que no entiendo es qué hacen estos papeles en mi mesa nuevamente"
Cuestionó echando un vistazo a los documentos dentro en dicha carpeta.
Namjoon simplemente se encogió de hombros ajeno al asunto.
"Su secretaria me pidió que te los hiciese llegar" dijo. "Seguramente quiere una segunda perspectiva desde tu visión"
El castaño asintió conciliadoramente. Junto a los documentos que ya previamente había firmado, se encontraban otros anexados sobre control de calidad e informe de gestión de pre-venta y patente. Estas áreas no le competían en lo absoluto, pero pudo entender por qué el director Song le envió los documentos; la idea original de diseño fue suya, y junto a él su equipo quemó las pestañas mañana y tarde para hacerlo posible.
Ellos solo habían cumplido con su trabajo al final del día, su CEO no tenía la obligación de hacerle sentir partícipe en la decisión final, por lo que Taehyung apreció internamente el gesto.
"Muy bien. Más tarde los leeré"
Exclamó antes de hacer la carpeta a un lado y volver a su anterior quehacer antes de que Namjoon interrumpiera.
Excepto que su subordinado no se movió del sitio.
"¿Necesitas algo más?" enarcó una ceja en su dirección.
"Si continúa apoyando el grafito de esa forma traspasarás la hoja" su superior bajó la vista hacia la remarcada y gruesa línea de lo que supuso era una escala de medición. Pudo ver como reprimía una mueca antes de desechar el trabajo fallido al pequeño cesto de basura. "¿Problemas en el paraíso?"
Taehyung solo le observó fijamente, suspicaz. Debatiéndose entre responder con sinceridad o no. Namjoon y él no habían intercambiado muchas oraciones más allá de lo que implicaba el ámbito profesional.
Se cuidaba de mantener una distancia prudencial entre el personal a su cargo y él, pero por lo poco que ha podido ver, Kim era un tipo de personalidad tranquila, serio en los momentos que requería y lo suficiente educado como para no parecer esquivo. Inspiraba confianza, en otras palabras.
Tal vez... podría liberarse un poco con alguien como él. Hacer catarsis de ese modo.
"Algo así" se encontró diciendo.
Namjoon se tomó unos segundos antes de finalmente arrastrar la silla frente a su escritorio y sentarse.
"Los conflictos son inevitables, está en la naturaleza humana. Pero si me permite" expresó sosegado antes de recargarse al espaldar. "Su relación parece bastante sólida. Hoy cuando vino a visitarle pude ver la forma en la que su pareja le miraba"
"¿Y cómo me miraba?"
"Como si usted fuese su fuente de oxígeno. Pocos problemas hay que puedan hacer mella en eso"
Taehyung sonrió, lánguido, mirando hacia abajo en sus dedos entrelazados.
"No pongo en duda su amor por mí" contestó. "Él no es el problema. Otra persona lo es"
Se hizo unos segundos de silencio en los que prácticamente pudo oír las manecillas del reloj de pared trabajar –y la mente de Namjoon maquinar– hasta que su empleado habló.
"¿Hay alguien más?"
Aún mantenía cierto recelo y duda, sobre si debía confiar sus asuntos a un ser totalmente ajeno a su vida personal. Namjoon pareció darse cuenta de ello, así que no preguntó de nuevo, no presionó en ello. Solo esperó paciente a que su jefe decidiera hablar.
"Él estuvo antes que Minho. Fue mi primera relación, mi primera sensación. Con él lo experimenté todo, desde lo más sublime hasta el agudo descenso" relató en tono suave, bajo. No quería alzar la voz por temor a que se rompiera. "Hubieron dificultades y cada quien tomó su camino, o más bien, yo lo hice. Nunca rompimos como tal, yo solo... Tomé mis cosas y me marché. No supe de él nuevamente. Hasta hace unos días. Quise verle tal vez porque buscaba un verdadero cierre... Una especie de reafirmación de que el nosotros lo enterré hace mucho pero..." Taehyung tomó un respiro, su ceño ligeramente fruncido era lo único que contrastaba con su aplacada actitud. "A pesar de que ninguno fuimos gentiles y él ya no es el hombre que conocí, no pude obtener nada de eso"
Namjoon pestañeó un par de veces, luciendo analítico.
"Ya veo"
Su jefe clavó su vista de golpe en él.
"¿Eso es todo lo que me dirás?" preguntó escéptico.
"¿Puedo decir algo más?"
"Pensé que sería obvio" espetó. "No estoy contándote mi vida privada aquí por nada"
"Creo que simplemente continúa enamorado de él" soltó.
"Si ibas a decir eso mejor no hubieras dicho nada" replicó tan quieto en su sitio como una escultura de mármol "No lo estoy, pero no sé qué sucede conmigo..."
Namjoon acertó a ponerse aun más cómodo en su asiento, pasando por alto su tono mordaz.
"¿Le importaría?" preguntó mientras sacaba un fino cigarrillo de la caja.
Taehyung trató de aparentar la mayor ingravidez posible. Detestaba el humo del cigarro, el cigarro, y todo lo que fuese blanco y tuviera que inhalarse, básicamente. Pero lo ignoraría en favor del momento.
Recibiendo un pequeño movimiento de cabeza como respuesta, se tomó su tiempo en encender el cigarrillo tras devolver la caja al interior de su blazer.
Entonces cuando el castaño pensaba que esperaría consumir su nicotina por completo para retomar la conversación, Namjoon habló.
"¿Has visto el portarretrato en mi escritorio? La fotografía en él" Taehyung recordaba haberlo visto, aún si fueron contadas las ocasiones en las que irrumpió en la oficina de Namjoon, y también recordaba haberse preguntado vagamente por la pequeña niña, sostenida en sus brazos. Pero eso qué tenía que ver con esto. "Yo al igual que tú, que el resto, me enamoré de alguien. Seokjin, tan hermoso como su nombre. Planeamos tantas cosas, sin importar lo jóvenes que éramos. Y cumplimos la mayoría de ellas. Hablamos de adoptar y ni siquiera nos habíamos casado todavía" soltó una risa casi imperceptible, contemplando el cigarro desgastado entre sus dedos. "Firmamos los papeles pero todo el proceso es minucioso, pasaron ocho meses para que pudiera tener a nuestra niña finalmente en brazos"
"¿Pudieras?" preguntó el contrario al instante. Su cabeza castaña sacando conclusiones, derivando todas en un único punto crítico. "¿Qué pasó con él?"
¿No estará... Verdad?
"Le ofrecieron culminar su último año en el extranjero" respondió. "Estudiaba danza moderna. No iba a protestar porque cumpliera su deseo"
Taehyung soltó un disimulado suspiro de alivio ante la explicación, después de haber pensado en la posibilidad de que el tal Seokjin estuviera quizás muerto.
"Entonces ¿No regresó?"
"Oh, él lo hizo. Ese año y medio fue un martirio sin él, y aún así el reencuentro no fue tan cálido como esperé. Había mucho de Inglaterra en él" argumentó con otra calada a su cigarro. "Apenas notaba a nuestra hija de tres años. Y las cosas entre nosotros se sentían oxidadas, como si estuvieran calcinadas por el desuso, ¿sabes? Hablamos sobre eso, y lo intentamos una vez más... pero no funcionó. Ya no era lo mismo. Así que él regresó a Inglaterra"
"Eso fue... Bastante desafortunado" dijo lentamente. "Lo siento"
Si bien Taehyung había pensado antes en la muerte como el mal mayor, no era el único de los males. Y muchas personas simpatizarían con la idea de que existen otros peores que la muerte en sí misma. Él podría considerarse una de esas personas.
La muerte es el único problema que no tiene solución, y una vez que ocurre, simplemente tienes que enfrentar el duelo. Aunque el daño y la pérdida no sean así de simples. Pero ya está, todo acaba ahí.
Conoció esa filosofía hace años, de adolescente, cuando su madre se llenó de rencor ante una infidelidad de su padre. Ellos nunca se divorciaron, así que no era de extrañar que el desdén acumulado y la serie de perdones no dados reventaran por algún lado, cuando su padre cayó enfermo. Cuando se volvió una carga.
Preferiría que estuvieses muerto, eso le había dicho ella. Mas todo lo que hizo fue cuidar de él, quizás con aversión, pero nunca hizo cumplir sus palabras. No es que Taehyung se lo hubiera permitido, tampoco.
Sí, el de sus padres había sido un matrimonio complicado. Y ahora con Namjoon...
Él tendría que criar solo a esa niña; verla crecer, ayudarla a colorear con crayones, enseñarle que no debe hablar con extraños, practicar sus modales, cuidar de su fiebre en mitad de la noche. Mientras la pequeña en algún momento pregunta dónde está su otro padre, ese que ni siquiera recuerda bien. Y así es como el fruto de la decisión de un buen amor en su momento se convierte en una herida sangrante que apenas va cicatrizando en falso.
Taehyung no quiere pensar en sí mismo como un ser débil, porque no lo es, pero él sabe, en el fondo, que no podría. Ya conoce lo bastante malo que pueden ser los recuerdos torturando la psiquis como para también presenciarlos hechos carne y huesos.
"¿Aún lo quieres?" preguntó llamando la atención de su subalterno, quien había apagado el cabo del cigarro hace no mucho. "A Seokjin ¿Aún sigues enamorado de él?"
"Bueno, esa es la cosa. Que no estoy seguro de si lo amo a él o a su recuerdo" contestó al instante como si hubiera estado esperando esa duda en cuestión. "Pregúntame en unos años más y te daré una respuesta. Todo pierde valor eventualmente" se aclaró la garganta antes de sellar sus labios en una pequeña sonrisa conocedora. "Y antes de que me lo preguntes, solo me tomé tales confianzas por el bien de la empresa. No es bueno para nadie un Director con la mente abatida" expresó refiriéndose al trato informal que acababa de darle.
Taehyung bufó, una parte de él sintiéndose divertida.
"¿Estás dudando de mis capacidades?"
"En absoluto" negó. "Por algo obtuviste este puesto sobre cualquier otra persona. Además, qué puede saber un simple empleado como yo"
Namjoon llevaba ya algunos años en la compañía antes de que Taehyung ingresara. El puesto de Director de Planificación y Desarrollo Técnico era un ascenso codiciado, como es de suponer. Y al igual que la mayoría allí él también trabajó duro por ello, así que las reacciones divididas entre el desdén y la admiración eran de esperarse cuando otorgaron a Taehyung el aclamado puesto; al joven recién llegado, que llevaba ahí apenas dos años.
Y si el chico no hubiese sido tan brillante como era, tan diligente y con ese carácter neutramente seco, las lenguas maliciosas podrían haber dicho que incluso chupó la polla del CEO por ese puesto. Pero nadie inventó nada a pesar de la envidia, porque de nuevo, Kim Taehyung era demasiado correcto.
Desde ese entonces hasta la fecha, la relación con su equipo de trabajo no había sido mala. Él ordenaba, ellos obedecían; ellos planteaban una idea, él escuchaba para luego dictaminar qué se hacía con ella. Había trazado una línea que no fuera más allá de eso.
En cuanto a Namjoon, ambos tuvieron una competición silenciosa por el cargo, basado en méritos. De hecho, Namjoon era el único calificado en un principio, pero entonces Taehyung obtuvo su contrato luego de su pasantía y, bueno, el desempeño era evidente.
Casi se había sentido mal por esto, de alguna forma sintió que le había robado el puesto a Namjoon.
Quizás por eso había esperado un poco de inquina o amargura en su último comentario, pero sus palabras habían sido sinceras, y con una pizca de sarcasmo sano al final.
"No te hagas el mártir, por favor" pidió en lo que podría describirse como un suave tono jovial. "Eres Jefe de Departamento, no un simple empleado" arqueó un ceja antes de agregar. "Aún así eso no te da derecho a tutearme. Que no se convierta en un hábito"
"No pasará, descuida" rebatió sin sonar muy arrepentido. "Según la ciencia, para que se convierta en un hábito tendría que hacerlo entre veintiún y sesenta y seis días seguidos. No creo poder hablar contigo todos los días, soy un hombre ocupado. Jefe de departamento, ya sabes"
El castaño rió entre dientes y el mayor estuvo complacido de haberle arrancado una risa aunque sea por dos segundos. No tenía nada en contra de su superior, salvo por la admiración escondida que sentía hacia el más joven.
Y porque cuando miraba a Kim Taehyung veía una parte de sí reflejada, fue que decidió acercarse por esta primera vez.
Un silencio cómodo y un humor fácil fue lo que llenó el ambiente de la oficina mientras Taehyung se preguntaba por qué nunca había entablado una conversación con Namjoon mucho antes.
El último mencionado se puso de pie alisando los pliegues invisibles de la gabardina que vestía sobre el traje.
"Ya es bastante tarde, debo pasar por Ye Ji a casa de mi madre" anunció tras echar un vistazo al número ocho en blanco que marcaba su teléfono. "Tienes trabajo todavía por hacer así que debería irme primero"
El castaño tarareó, observando a través del vidrio templado tras él como los arreboles eran difuminados por copiosas luces nocturnas.
"Suerte con el tráfico, entonces" hizo girar la silla tras sentir el peso de la mirada contraria en él.
"Una última cosa" un último consejo. "Aprovecha lo que ahora tienes, y deja el pasado a donde pertenece. Segundas partes nunca fueron buenas"
Una barrera sónica para peces es un fenómeno acústico creado a través de un equipo generador, que a su vez está compuesto por un procesador y un equipo de emisión; con su altavoz, mínimo una etapa de potencia y una memoria que almacena los archivos sonoros en formato MP3, reproduciéndose mediante señales sinusoidales que viajan a través del agua.
¿Su objetivo? Sencillo.
Evitar que nuestros amigos vertebrados acuáticos se acerquen demasiado a determinadas zonas comprometidas, como por ejemplo, el área de bombeo de una presa generadora de electricidad.
Todo gracias a que algunos sonidos resultaban repulsivos para ellos. Queriéndoles hacer huír, sin causarles daño.
Pero aveces no era tan sencillo.
Su porcentaje de efectividad dependía en gran medida de los factores externos, tales como la velocidad de agua en la entrada del canal, anchura, y sobre todo, las características propias de cada especie piscícola. Y el hecho de que tuvieran una memoria limitada tampoco ayudaba mucho.
Taehyung a menudo comparaba su sentir con los de esos peces. Es decir, ellos nadaban grandes masas de agua contra la corriente, aunque nunca pudiesen obtener la meta final. Y no importa si a los pocos días su memoria se desvanecía, ellos contra todo pronóstico seguían intentando. Volvían siempre al mismo lugar que los repelía.
Y eso estaba bien. Era normal porque los animales solo funcionan por instinto, según se cree.
Pero él, como ser humano pensante ¿Cuál era su excusa?
Para seguir volviendo a ese día en la clínica, pensar en Jungkook y torturarse con ello ¿Cuál era su excusa?
Incluso un par de horas más tarde, que por fin pudo recostar la cabeza sobre la almohada, no dejó de meditar sobre su intercambio con Kim. Lo que dio paso a otros pensamientos.
Su padre murió meses antes de que Taehyung pudiera graduarse. Y en el tiempo que estuvieron juntos nunca conoció a Jungkook. Pero sabe que se habrían llevado bien. Quizás después de un par de advertencias ridículas, de esas que hacen los padres, ellos se hubiesen sentado con una lata de cerveza a jugar una partida de UNO. A ambos les gustaba.
A su madre, por el contrario, nunca le complació, desde la primera mirada que arrojó a Jungkook.
Taehyung sabía que para alguien tan tradicional como lo era su madre, los tatuajes que Jungkook había adquirido no daban el mejor pensamiento, pero mantuvo al principio las esperanzas de que su madre viera lo que él había visto en el pelinegro, y dejara a un lado esos prejuicios arcaicos a la par de absurdos.
Pero absurdo fue esperar que eso suceda.
La señora Kim lo visitó por primera vez en Seoul cuando se enteró de que su hijo tenía pareja, y no solo eso, sino que también había dejado la residencia en la beca para vivir con él.
Ya que su padre no podía hacer viajes largos y quedaba solo en casa, al cuidado de una enfermera a la que Taehyung enviaba dinero por el tiempo que durara la estadía de su madre, sus visitas nunca duraban más de unos pocos días.
Y aún así, esos pocos días se volvían intolerables aveces.
Su madre cada vez criticaba más, menospreciaba más, se sensibilizaba menos. Ya ni siquiera las visitas eran con el objetivo de compartir tiempo con su hijo, su único interés parecía ser convertirse en una piedra en el zapato para su relación.
Jungkook respiraba profundo, a pesar de su carácter y de que su paciencia estaba drenada hace siglos; entonces Taehyung intervino.
Por mucho que amara a su madre, le dio un ultimátum: o guardaba las formas o se acaban los viajes desde Daegu.
La señora, por supuesto, eligió la segunda opción.
El entonces peliazul estuvo decaído unos días pero se dijo a sí mismo haber hecho lo correcto. No iba a permitir que Jungkook fuese insultado en su propia casa, no se lo merecía.
Entonces Jungkook y él pasaron las navidades, el Año Nuevo, las vacaciones, sus cumpleaños solamente en compañía del otro.
Los padres del mayor desde el principio eran una batalla perdida, y su madre llegó a odiar a Jungkook más de lo que Somin lo odiaba a él, y eso era mucho decir.
Así que siempre fueron ellos dos solos contra el mundo.
Antes de correr el riesgo de desvelarse, hizo una nota mental para asegurarse en unos años, cuando Namjoon le de una respuesta, preguntarle cómo lo consiguió.
Y entonces cayó en el sueño, con un trozo de sí atemorizado ante la idea de tener que esperar tanto para hallar la clave.
1/2
Próximo cap en breve ^‿^
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