Once
El brillo de la pantalla plana del televisor era todo lo que iluminaba la ensombrecida sala, haciendo arder sus ojos.
...En el intrincado tapiz de la historia, pocos relatos brillan con la intensidad apasionada y trágica de la historia de amor de Ana Bolena y el Rey de Inglaterra. Enrique VIII, el monarca de la mirada feroz y el carisma arrollador, se encontró irresistiblemente atraído por Ana Bolena, la dama de ojos oscuros y espíritu indomable. Abandonó a su reina, desafió a la iglesia y cambió el curso de la historia de Inglaterra, todo en nombre de su pasión por Ana. Pero su historia de amor, tan intensa como efímera, terminó en la tragedia más amarga. La misma reina que había encendido la llama de su deseo, fue condenada a morir por su mano (...)
Así había pasado la tarde ahora que por fin se había dignado a salir de su habitación: viendo un documental en History Channel sobre la reina decapitada y su caprichoso marido.
Taehyung sabía que sonaba mezquino, pero escuchar historias sobre una vida más trágica que la suya hacía que no se sintiera tan miserable.
Desde que rompió con Minho había pasado dos días removiéndose entre las sábanas al dormir, cuando despertaba iba a la cocina por un tazón de ramen instantáneo y luego volvía a su cueva. Cuando se bañaba, aveces se quedaba recostado en la bañera por lo que creía horas; era cuando veía los dedos de sus manos arrugarse como pasas gracias a los vasos sanguíneos contraídos debajo de su piel, que se obligaba a sí mismo a reunir energías para pararse.
Haberse tirado al sofá en busca de algo que ver era la única disonancia en su gris rutina. Por lo demás, casi era como un fantasma aún con color en la piel.
Incluso había faltado al trabajo sin justificación alguna.
Taehyung talló sus ojos resecos con los dedos pulgar e índice.
Cuando sintió el timbre de la puerta ser presionado insistentemente, abrió los párpados, con su mirada fija en el blanco techo.
Había una mancha de humedad cerca de la esquina, y pequeñas grietas alrededor de la lámpara de techo. ¿Siempre estuvieron ahí?
El ruido del timbre se escuchó por octava vez.
No quería abrir la puerta, no quería ver a nadie.
Agarró el mando a distancia y alargó el brazo para apagar el televisor.
Pasó junto al interfón a un costado de la pared y abrió la puerta.
No necesitó prender la cámara para saber quién era.
"¿Se puede saber por qué tardas tanto en abrirme la puerta?"
Su madre pasó junto a él, sus tacones resonaron en el piso pulido. El sonido tan molesto como reiteradas gotas cayendo en el aluminio.
"Por Dios, qué es todo este desastre" consternada miró alrededor; los tazones de ramen sucios, las botellas de agua vacías y las toallitas húmedas usadas que no había recogido. No había lugar para poner su bolso. "Parece una pocilga, Taehyung. Mírate, pareces un vagabundo de la esquina"
Tuvo que llenar de aire sus pulmones, antes de alcanzar de nuevo el sofá.
"¿A qué has venido, mamá?" preguntó sin rodeos. Su voz, que no había usado en días, raspó su garganta.
"Si me hubieras contestado el teléfono cuando llamé lo sabrías" el castaño miró de reojo su móvil. Lo había oído sonar hasta el cansancio, cuando se hartó y lo apagó. "Tuve que llamar a Minho en su lugar, todo para llevarme la desagradable sorpresa de que ustedes ya no mantienen el contacto. Qué significa eso"
"Significa exactamente lo que has dicho"
"Kim Taehyung" advirtió en un tono duro.
Ella estaba enojada. No había visto a su hijo en más de dos semanas, ni siquiera besó su mejilla y preguntó qué andaba mal con él. En su lugar, ella estaba enojada por algo que ni siquiera le incumbe.
"Minho y yo decidimos romper" soltó el castaño.
Su madre abrió los ojos, con una mueca de horror degradando sus facciones mientras se aferraba a las correas de su bolso. Cualquiera pensaría que le habían dado una noticia de muerte.
"Pero... Si ustedes estaban bien, no lo entiendo ¿Discutieron? Seguro fue por tu causa ¿qué hiciste ahora?"
Taehyung envió una mirada irritada en su dirección.
"¿Por qué asumes que fue mi culpa?"
"Por favor, te conozco" resopló con inquina. "Siempre saboteaste todas las citas que planeé para ti, fue una suerte que aceptaras salir con Minho y decidieras superar tu tontería por el chico ese"
Vio como su hijo se ponía rígido ante la simple alusión, y ni siquiera había dicho el nombre. Entonces lo descubrió, como un sabueso que olfateó el recelo.
"¿Fue por él? ¿Por Jungkook?" demandó saber, con un asombro cargado en desaprobación. "¿Haz perdido el juicio, niño? No te ayudé a llegar hasta aquí para que eches tu vida a perder, una vez más ¿Vas a perdonar tan fácil lo que te hizo?"
Cuando su madre enfurecía, perdía la compostura por completo. Cualquier red entretejida en su cerebro se volvía cuerdas simples que Taehyung estaba dispuesto a tirar con tal de comprobar su franqueza.
"Y según tú" habló entre dientes. "¿Qué fue lo que me hizo?"
Parte del proceso de lamerse las heridas también lo era repasar qué las provocaron; eso había hecho él con su tiempo muerto.
Poco a poco, y como quien arma una casa de Lego, se vio a sí mismo reorganizándose y reconstruyendo las partes de sí mismo que podía; habían algunas otras que no dependían de él, que quedaron en un completo estado de necrosis y dolía con tan solo verlas.
Jungkook era el único que podría remendarlo. Porque le había prestado ese poder cuando se enamoró de él, y nunca lo obtuvo de vuelta.
Entonces, si lo único que lograba hacerlo sentir vivo estaba de regreso... Por qué se empeñaba en hacerse daño tratando de tirarlo lejos.
Ah sí, el pasado.
Pero incluso este era incoherente. Jungkook había plantado en su mente una semilla de duda que nunca antes estuvo.
Contra su voluntad, había comenzado a germinar lentamente.
Solo bastaba una palabra de su madre, y profesaría perdón por haber dudado de ella de esta manera.
Pero necesitaba que saliera de sus labios.
"¿En serio lo preguntas?" la viuda lo miró como si se hubiese golpeado en la cabeza con un martillo. "Robó el dinero de tu matrícula. Dos millones de wones es mucho dinero que de seguro gastó en ya te imaginarás qué"
Tan desdeñosa como siempre sonó, a Taehyung le costó respirar.
Había deseado tanto equivocarse... Que incluso prefería cien veces el peso de su consciencia atormentándolo por siquiera haber considerado las palabras de Jungkook.
Jungkook...
El castaño pasó saliva en su garganta a duras penas; fragmentos de escenas antiguas y recientes lo invadieron, ninguna de ellas agradables de recordar y todo gracias a la mujer que tenía enfrente.
"¿Cómo sabes que fueron dos millones?" preguntó con la poca voz que pudo reunir. "Nunca te lo dije así que no podrías saberlo"
Su madre cerró la boca al instante, estuvo perpleja antes de que su rostro se ensombreciera; como quien es descubierto en el acto y lo asume con orgullo.
No lo justificó.
El cuerpo rígido por la expectación abandonó toda fuerza, su columna de repente se sintió como papel húmedo incapaz de sostener su peso y su espalda se derrumbó hacia atrás en el respaldo del sofá.
Tenía los labios titubeantes, y su mirada vidriosa lacerando a la mujer que tenía en frente.
"No me mires así" exclamó ella con soberana certeza. "¡Hice lo que hice por tu bien!"
"¿Por mi bien?" elevó las cejas perplejo. "Casi me rescindieron la beca ese día. Traté a Jungkook con los peores insultos que nunca en mi vida le había dicho. Maldición ¡Lo abandoné desmayado en el cuarto decidido a no verlo en mi vida, alimentado por el rencor que tu acción causó!" Taehyung se puso de pie enfurecido, retirando con rapidez la gota salada que resbaló por su mejilla. "Me viste sufriendo y perdido durante meses, incluso hubo un punto en que solo quise dormir y nunca despertar otra vez ¡Todavía me matan los dolores de cabeza que quedaron por los ataques de ansiedad! ¿¡Qué exactamente fue lo que hiciste por mi bien!?"
La señora Kim no parpadeó por cuatro segundos enteros, su semblante atónito y pétreo. La primera vez, era, que Taehyung le alzaba la voz de esa manera. La primera vez que le veía enojado y era dirigido a ella.
Ella tragó, manteniendo la compostura.
Estaba bien, si necesitaba gritarle para aliviarse que gritara todo lo que quisiera.
La gente tiende a confundir la fuerza de sus argumentos con la fuerza de sus sentimientos. Por eso sus quejas no causaban nada en ella.
Era obvio que Taehyung no había tomado buenas decisiones en su vida. Le había dado un voto de confianza cuando le permitió venir solo a Seúl tan lejos de casa, y solo hacía falta ver toda la calamidad que había conseguido.
No, él necesitó de su ayuda para hacerle ver las cosas correctamente. De seguro lo que pensó que era amor no lo era. Alguien tan ingenuo como su hijo, se convirtió en la presa fácil del primer sujeto que lo envolvió; un hombre cuya mayor aspiración era pintar cuadros.
¿Qué tipo de vida le podría dar a Taehyung alguien así? ¿Con un trabajo tan mediocre?
Y finalmente, como la intuición de una madre nunca falla, se le dio la razón con su predilección a estar todo el día drogado.
Ella hizo lo que tuvo que hacer y punto.
Más bien, Taehyung debería de agradecerle, ya que ella lo ha puesto en pie nuevamente es que tiene este espacioso apartamento en una posicionada zona de la ciudad, tiene una jefatura laboral, y hubiese heredado también un bufete de abogados sino hubiese sido por su tendencia a arruinarlo todo.
"Entenderás de lo que hablo cuando tengas hijos"
El castaño negó sin energía, temía que si hablaba, su voz se rompiera por el peso de todas las lágrimas que estaba conteniendo. La impotencia en su pecho era tanta que lo oprimía como una masa caliente y sólida.
"Yo nunca... haría sufrir a mis hijos de ese modo, como deliberadamente tú hiciste conmigo por capricho"
"Taehyung, vuelve en sí ¿Quieres? ¡Te estás comportando como un ser irracional!" bramó frustrada. "Todo estaba bien hasta que ese chico apareció de nuevo frente a ti. Estás alterado, por lo que me iré ahora y hablaremos mañana con más calma"
Cuando ella dio un paso hacia adelante, Taehyung se apartó del toque con brusquedad.
Su cinismo era repugnante.
"No"
Su madre bajó lentamente el brazo.
"¿Disculpa?"
"El mayor defecto que tuvo Jungkook fue tener un problema y no querer ayuda, pero tú..." quizás debía cerrar la boca, mas el desprecio y la decepción era tal que incluso entre dientes le era difícil hablar. Dejó que todo explotara. "Eres manipuladora, egoísta y ruin. Eres nociva, mamá. No me extraña que papá te engañara con otra mujer ¡El milagro fue haberte soportado por tantos años!"
El sonido de la mano que impactó en su mejilla resonó en la habitación con fuerza.
La sala de estar quedó sumida en la energía de un silencio agrio.
De repente, no quería estar parado en una misma habitación que ella.
Podía sentir la mirada fulminante en su perfil, el lado había quedado marcado y picaba. Sin mirarla, podía decir que había dolor y enojo en su semblante. Sabía que deliberadamente había dado en un blanco sensible.
Se dijo que no le importaba ya, alguien que solo se preocupaba por su propio sufrimiento no merecía consideración.
Taehyung caminó hasta el sofá, y tomó asiento en el mismo lugar que había estado.
"No puedo lidiar con alguien como tú a mi lado" si ser su hijo significaba ser su marioneta, entonces estaría mejor por su cuenta. "Quiero que te vayas de mi casa"
En ningún momento le había devuelto la mirada.
No lo hizo cuando la echó, ni tampoco cuando volteó hacia la puerta.
No valía la pena hacerlo, aunque fuese por última vez.
El portazo resonó por todo el lugar.
Por un momento largo, quedó viendo la alfombra bajo sus pies. Una lágrima se escapó y la secó con la manga de su pijama. Su nariz picaba por derramar más de esas.
No lo haría.
En su lugar, volvió a prender el televisor y se acostó en el sofá. Esta vez hablaban del clima y los niveles de concentración de polvo amarillo en la ciudad.
Las manos le temblaban cuando agarró el mando a distancia. Las ubicó entre sus piernas unidas y se hizo un ovillo.
Estaba triste, por supuesto. Sin embargo, debajo de todo ello por cuanto estaba conmocionado sintió una pizca de ligereza.
Porque había hecho lo correcto, se dijo.
Solo quedaba una cosa...
Y no tenía idea de qué pasaría al respecto.
Volvió a ponerse de pie y atravesó descalzo el pasillo que lo llevaba a su habitación.
En su armario, en la gaveta donde guardaba algunas prendas de ropa que no usaba frecuentemente, yacía en el fondo una diminuta caja. De aspecto sencillo y cartón grueso, pintado en plateado.
La sostuvo entre sus dedos antes de abrirla; después de haberla puesto aquí, volvía a sentir su escaso peso en su palma después de un considerable tiempo.
De todo lo que había abandonado esto era lo único que no pudo ser desechado. Era una pequeña parte que conservó en contra de sus deseos de comenzar de nuevo.
La había puesto en el fondo a una esquina, en la última gaveta de su armario, entre tanta ropa doblada que sería difícil divisarla. Y había quedado ahí, esperando algún día que el apego se marchara y deshacerse de la pequeña moneda devaluada.
Era obvio que no resultó su plan.
Taehyung largó un suspiro.
Anteriormente, cuando pensaba en Jungkook, y en sus años juntos, era inevitable que lo bueno y lo malo llenase su mente. Los seres humanos estamos prediseñados para que un negativo represente siempre más peso que todo lo positivo, por desgracia.
Por eso reiteradas veces terminaba en la auto culpa, la melancolía y una sensación asoladora abrumándolo.
Había parado con eso. Luchar contra sí mismo y esforzarse para sacarle por completo de su cabeza era demasiado desgastante, ya había parado con eso.
Todos sus conocidos estaban reacios a la idea de él retomando la relación con Jungkook, por diferentes motivos pero cada criterio de ellos se resumió en la negativa; su madre, Minho, Somin, Namjoon.
Taehyung los silenció a todos.
Con valor, había llegado a aceptar que no lo había olvidado, que su vida no había sido rehecha del todo como quiso pensar sino más bien ideó un escape, que había pasado estos cuatro años sin una pizca de esas emociones que te hacen temblar el piso, que te hacían sentir que disfrutabas la vida.
Taehyung hace mucho no lo hacía.
Y la verdad era... que lo había extrañado.
Puso la cajita de vuelta a su lugar de origen. Esta vez vacía.
Era hora de devolver la moneda a su dueño.
Hola, holaa! Espero se encuentren bien :-)
Nunca lo había pensado, pero de entre las cosas que debo agradecer a la vida es no tener una madre como la de Taehyung. Pnch señora
Espero que les haya gustado el capítulo, déjenme saber que piensan.
Y anuncio, el próximo será el último 🤧
Estaba pensando en hacer un extra luego del final, no lo sé con certeza
Tengan buena noche, nos leemos próximamente ( ˘ ³˘)♥
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