Ocho
El más joven de los Jeon analizaba su reflejo en el espejo mientras deslizaba sobre sus hombros la chaqueta de su traje, en busca de cualquier imperfección en su apariencia.
Somin había estado vuelta loca desde por la mañana, corriendo de un lado a otro y ladrando directrices, o como ella prefirió llamar, inspeccionando en favor de corregir, el servicio de catering que había pedido, la decoración del comedor y la mesa, las pequeñas flores de ornamentación, la comida que se serviría, la cuidadora de Mina en la noche y el estado en general de la casa.
Jungkook llegó a compadecerse del personal contratado. Demonios, incluso se compadecía de él.
Somin era la razón por la que ahora estaba embutido en este molesto traje. No le gustaban.
No importa que fueran a la medida, siempre se sentían demasiado incómodos alrededor de los bíceps, de sus muslos, y también estaba ese gesto de tener que estirar hacia arriba la tela a la hora de sentarte. Y la corbata, como tener una soga amarrada al cuello. Simplemente incómodo.
No eran su estilo pero aquí estaba, enderezando las solapas de su chaqueta.
Su hermana había dicho que esta cena podría elevarla un escalón más por encima en el Bufete cuando dejó la ropa para él sobre la cama. Aveces es necesario besar unos cuantos traseros para asegurar poder, confiar solo en tus habilidades para intentar sobrevivir es de ilusos; o alguna otra mierda parecida a esta había soltado.
La verdad, el pelinegro no toleraba el mundo en el que se desenvolvía su hermana. No podría llegar a ser así de frívolo o hipócrita aunque fuera cuestión de vida o muerte.
Él era del tipo más bien temperamental, con límites delgados, y aunque si bien esto había disminuido un poco con los años, siempre tenía sus emociones a flor de piel, listas para ser mostradas a todo aquel que supiese leerlas. Y cuando no veías nada, era porque realmente no había nada para ver.
Si fuera ella quien se hallara en su lugar -el de un hombre repudiado por desear a otros hombres- no se habría marchado de casa así sin más. Habría llevado este juego con más destreza, complaciendo a sus padres de día y viéndose con otras mujeres de noche. Incluso si eso signicaba llevar una doble vida, ella lo haría; ser un tanto infeliz la vida entera si eso signicaba poder secar sus lágrimas con billetes. Ella podría vivir así, lo sabía.
Pero él no.
De todas formas, no tenía que hacer mucho. ¿Somin quería que su cena saliera perfecta mientras él solo tomaba agua y masticaba? Pues la complacería.
Incluso si sus ánimos no eran los mejores.
Ayer apenas llegó, se topó con la entrañable escena de Mina derramando comida sobre el babero mientras la niñera la limpiaba y volvía a acercar la cuchara a sus labios solo para derramarla una vez más.
Jungkook sonrió y se recostó en la pared, empapándose de cada gesto y mueca que la pequeña hacía, hasta que el esposo de su hermana apareció y el pelinegro, sin humor para sostener una conversación ahora, subió rumbo a las habitaciones.
Se duchó, picó algo de fruta por insistencia de Somin, y luego durmió.
En la madrugada se le extinguió el sueño.
La única luminosidad predominante era el tenue rojo que marcaba las horas en el reloj digital a un costado de su cama. Las cortinas estaban corridas, pero no parecía haber luna en el cielo.
Cerró los párpados una vez más, no con el objetivo de volver a dormir, sino simplemente permanecer, concentrarse en el aire que tomaba y exhalaba
Cuando él había ido a verle tuvo razón en señalar este nuevo hábito suyo de meditar.
Por lo general lo hacía cuando se sentía emocionalmente inquieto. Lo estaba justo ahora.
Había soportado frente a Somin en la mañana, pero estaba solo en este instante. No tenía que pretender.
Cuando había soltado ante Taehyung la fecha de su salida, no había sido por simple descuido.
¿Era demasiado ingenuo, aún después de todo, creer que él estaría allí?
Al parecer, eso fue mortalmente fantasioso.
¿Lo habrá olvidado o solo no quiso?
Cualquier respuesta sería desalentadora para Jungkook.
Quizás seguía molesto con él. O quizás no pensaba en él en lo absoluto...
No había sido exactamente su intención la dirección que tomó la conversación aquel día, pero no pudo evitarlo y tampoco quiso hacerlo.
La parte suya que aún seguía herida sintió su presencia allí como desalmada, e injusta. Y reaccionó ante ello.
Luego estaba este otro lado, el que se había encandilado al verlo; como una flor algo marchita recibiendo el único rayo de sol que había probado una vez.
Este lado, paradójicamente, también se había rehogado en celos ante la idea de Taehyung junto a otro hombre.
Jungkook no quería admitirlo, pero quizás había pecado de presuntuoso al asegurar que Taehyung lo seguía... ¿amando?, o sintiendo algún cariño por él.
Mas Taehyung no estaba en el estacionamiento ayer, y Taehyung no había vuelto a ir más en las dos últimas semanas a verle.
Taehyung había seguido con su vida, y quizás... Jungkook también debería empezar a rehacer la suya.
Al final se deshizo de la chaqueta del traje y descartó también la corbata.
Al demonios lo que dijese Somin.
Con los dos primeros botones abiertos y la camisa blanco hueso alisada por dentro del pantalón negro del traje, bajó al recibidor.
En el último escalón se detuvo.
La sorpresa no hubiera sido tan desagradable si su antiguo amante no estuviese junto a alguien.
Puede que Taehyung lo estuviese mirando, pero era el brazo de otro tipo el que sostenía.
La risilla nerviosa de Somin amortiguó el silencio pesado que se había instalado.
"Adelante, por favor no se queden ahí parados" desplegando todo su encanto de anfitriona modelo tomó los abrigos de los invitados y se los tendió a una empleada con destino al guardarropas. "Estamos todos muy sorprendidos. No tenía idea de que Taehyung fuese tu pareja. Él es... un viejo conocido. Jungkook, acércate"
Y el azabache deseó dar media vuelta y encerrarse en su habitación, pero habían tres pares de ojos mirándole abiertamente. Unos suplicantes, unos curiosos y otros tormentosos.
No iba a retroceder.
Seguiría la astucia fría que usó Somin cuando reveló que conocían al castaño desde antes. No es como si pudieran haber mentido tampoco, la expresión en sus rostros perplejos y sus cuerpos tensos los delató mucho antes como para pensar en eso.
"Este es Jungkook, mi hermano menor." presentó cuando el nombrado se detuvo a su lado y frente a los recién llegados. "Mi esposo Woo Bin se nos unirá en unos minutos"
"No te preocupes. Así que Jungkook" Minho dio una sonrisa corta. "Somin me ha hablado mucho de ti. Maravillas, por supuesto"
El aludido miró de la mano extendida hacia el rostro del tipo, y sintió más que vio los músculos de su hermana contraerse.
La estrechó sin mayor miramiento, de cualquier manera tendrían que compartir mesa más tarde, un apretón de manos realmente parecía ser el menor problema.
Segundos posteriores al incómodo saludo, el esbelto esposo de Somin hizo su aparición tardía y la mayor de los Jeon maniobró a los invitados directamente hacia el comedor. Había preparado anteriormente la degustación de unos canapés rellenos en la sala principal, sin embargo optó por lo que más inteligente parecía en aquel momento y pasaron directamente a ocupar asientos a la mesa.
La cena sería servida dentro de poco. Cuanto antes terminara esto mucho mejor.
"Taehyung trajo un vino para acompañar"
El castaño dio un respingo al escuchar su nombre. Aún acunaba la botella en su brazo y había dejado de sentirla.
"Oh, no tenían por qué molestarse" replicó la anfitriona en un nasal tono fingido que no notarías a menos que estuvieses alerta.
Taehyung le entregó la botella a una trabajadora del personal quien automáticamente se retiró.
Podía ver que a Somin le estaba yendo bien en la vida, pero cuándo no lo había hecho.
Observando la decoración cara y minimalista del entorno supuso que había fichado otro marido manso y tonto al que defalcar. Y según había escuchado por boca de Minho, ahora tenía una pequeña niña por la que seguramente pediría una fortuna en manutención tras el divorcio. Pobre hombre que no conocía a la hiena con quien dormía.
Aunque si lo admitía, había cierta calidez en sus ojos cuando miraban a su esposo. Que no era mal parecido en lo absoluto, pero la pelirroja no era alguien que eligiese a un hombre solo por ser agradable a la vista. El verdadero atractivo lo definían los ceros en su cuenta.
Cuando el vino que trajo fue descorchado y servido, las conversaciones empezaron; entre los anfitriones dueños del ático dúplex y Minho.
Él se apresuró a agarrar su copa y aferrarse a ella. Fingir que degustaba la calidad de la bebida sonaba como una genialidad ahora.
Pero por supuesto, no podía escudarse para siempre.
"Y dígame, Taehyung, tengo entendido que se dedica al rubro de los negocios al igual que yo" recalcó el tal Woo Bin en un intento de unirlo a la conversación quizás.
El señor se encontraba a la punta de la mesa, con sus ojos atentos y gesto amable, a su derecha estaba Somin, a su izquierda se encontraba Minho con Taehyung a su lado. Lo cual lo dejaba en la posición perfecta para estar cara a cara con Jungkook.
Excepto porque ninguno de los dos compartieron otra mirada.
El pelinegro no había dejado de observar los candelabros con una sarta de diminutos cristales en forma de lágrima que adornaban la mesa. Todos a su alrededor parecían ser solo humo, incluso la copa de vino a su derecha le era irrelevante.
Sin embargo ante lo dicho, sus rasgos denotaron un súbito interés. Casi imperceptible, pero ahí estaba.
Taehyung pasó el vino en su boca con refinada premura antes de contestar.
"No realmente, señor..."
"Solo Woo Bin, por favor"
"No de esa forma, Woo Bin" tutear a este recién conocido se sentía raro en su lengua. "Trabajo en una Consultoría Fluvial en el centro de Seocho como ingeniero acústico"
El hombre mayor soltó un sonido amortiguado por sus labios apretados.
"No hay necesidad de ser modestos" reclamó con un ademán de su mano. "Minho ya me había dicho sobre su puesto de Director. Y déjeme decirle que para una edad tan joven es un mérito laboral impresionante"
"Por supuesto. Taehyung resultó el mejor egresado de su carrera incluso" añadió su novio con desborde de orgullo.
Taehyung casi se sintió avergonzado.
Y a Somin comenzaba a agrietársele la base del maquillaje de tanto sonreír.
"¡Vaya, no es para menos! Si algún día te sientes incómodo allí, no dudes en visitar la empresa, Taehyung"
El castaño rápidamente se disculpó con una educada reverencia.
"Agradezco su generosidad, Woo Bin. Pero realmente los negocios no son mi fuerte"
El mencionado negó.
"Tonterías. Con tu inteligencia, un par de semanas de adiestramiento como mucho y harás las mejores inversiones de Gangnam. Incluso escogiste a la perfección un gran reserva como este" sus última frase le hizo recordar primer invitado bajo su techo. "Oh, Jungkook. Por qué no has tocado tu copa aún"
"Es por los medicamentos, cielo. Ya sabes" su hermana contestó por él. "La empleada olvidó servirle solo agua"
"¿Medicamentos?" la palabra colisionó en la curiosidad de Minho, quien miró por un segundo al menor de los Jeon.
Incluso Taehyung flaqueó.
"Es seguimiento de rutina" apresuró Somin su respuesta nuevamente. "Nada grave"
Minho no lucía convencido pero presionar sería de pésima educación. No era su lugar.
Jungkook por su parte no pudo evitar curvar las comisuras de los labios al momento.
Un seguimiento de rutina sonaba lindo para el cóctel de fármacos que tenía en su gaveta.
El castaño de ojos avellanas intuyó que era debido a su tratamiento. Hubo un destello de duda acerca de su estado actual, pero lo extinguió con prontitud.
No olvidaba por qué y con quién estaba aquí.
Como estaba previsto, la cena fue servida comenzando por un pequeño entrante que consistía en un elaborado paté de salmón que Taehyung disfrutó con suma codicia.
Pero no tanta como para olvidar los modales aprendidos desde la cuna. Y aunque cierta pelirroja estaba arrojando dagas invisibles a su dirección, no fue suficiente para suprimir su apetito.
Quizás era la ansiedad asentada en su estómago, o en verdad era hambre voraz.
Cuando cada persona en la mesa hubo terminado, las empleadas de servicio retiraron educadamente las vajillas, que fueron sustituidas por el plato principal.
Somin dijo algunas adornadas palabras durante lo que Taehyung estimó fue demasiado tiempo para una exhortación a disfrutar de la comida. Tenía la acentuada sospecha de que, como siempre, quería ser el eje central de cada cuerpo gravitatorio cerca suyo.
Cuando el discurso eterno acabó y su esposo cerró con un alza de su copa, el castaño repitió la misma mecánica acción de tomar los cubiertos y proceder a lo siguiente.
Sin embargo esta vez el plato en su mesa era uno prohibido.
Y anaranjado.
Todos habían empezado a dar el primer bocado y el castaño tenía sus nudillos blancos sobre el tenedor.
Las vieiras con crema de calabazas lo estaban retando.
"¿Ocurre algo, cariño?" preguntó discreto Minho inclinándose hacia su espacio. "Pruébalo, está exquisito"
"Taehyung no come calabazas" intervino aquella voz que pensó no oiría en toda la noche.
Hubiera sido mejor de ese modo.
Solo planeaba tomar sus cubiertos y sobrellevar el sabor en su paladar. Ahora todos las atenciones estaban en él.
Se quedó estático entre la situación incómoda, y Jungkook ni siquiera lo estaba mirando cuando hizo su papel de héroe.
Con qué derecho osaba él...
"Oh, ¿En serio?" cuestionó el esposo de Somin con las cejas en alto. "¿Es alérgico?"
"No. Solo es quisquilloso" el bufido en su sonrisa ladeada resonó en la frágil serenidad del castaño.
Jungkook seguía hablando sin percatarse del caos que estaba creando o sencillamente no le importaba.
Conociéndolo como lo hacía, estaba seguro de que era lo segundo.
A su lado Minho movió el cuello, sus ojos marrones estaban opacados por la confusión, recelo y un entrecejo fruncido remarcando la acusatoria felonía en ellos.
Lo estaba escrutando con intensidad, sus iris viajando entre él y el pelinegro. Hasta que se detuvieron en este último.
"¿Cómo sabes tú eso?" demandó.
Jungkook se había prometido no mandar al demonio la actividad de Somin, pero esto estaba empujando sus límites y corazón.
"La pregunta es por qué no lo sabes tú"
La mesa se sumió en un silencio engorroso, siendo roto por el sonido de un utensilio de metal impactando en el suelo.
La empleada avergonzada se disculpó antes de retroceder, sin embargo nadie le prestó atención. Incluso la perfeccionista Somin que había adquirido el color de una sábana.
Ella soltó una risita enérgica que pretendía aligerar el ambiente.
"Jungkook y Taehyung asistieron a la misma universidad. Es por ello que lo conocí en primer lugar" eso no hizo nada para relajar el semblante de Minho. "Está bien, el plato puede ser reemplazado por algún otro"
Con un chasquido de sus dedos una empleada se acercó, y siguiendo las directrices de la señora de la casa su platillo fue quitado de la mesa y en unos minutos otra versión de las vieiras sin crema de calabaza estaba frente a él.
El castaño agradeció con educación a la empleada. Somin no había hecho esto por él precisamente.
La cena transcurrió en el mismo silencio de antes, había una tensión tan espesa que bien podría detectarse con un anemómetro.
La única persona que no parecía ser consciente del ambiente a su alrededor, era el afable Woo Bin.
"Jungkook aveces tiene un carácter difícil, pero es un buen chico. Yo le digo a Somin que es por la soltería prolongada" soltó una carcajada. "¿No podrían echarnos una mano con eso?"
Al pelinegro en verdad le caía bien su cuñado, no era un charlatán como el ex marido de Somin. Pero lo despistado e inoportuno que llegaba a ser lo enervaba aveces.
"No soy de muchos amigos, me temo" espetó el castaño, sonó más cortante de lo que hubiera deseado.
"Yo tengo una familia numerosa, y muchas primas" contestó Minho a cambio. "Podría presentarle algunas si Jungkook no tuviese problema"
"No habría problema alguno, de no ser porque no me gustan las mujeres"
Eso tomó al abogado desprevenido.
"¿Eres homosexual?"
"Al igual que tú, por lo que veo"
La expresión en el rostro del invitado de su hermana era severa. Cualquier punto de la conversación que su mente aguda lo llevase a desmembrar, hizo que sus facciones adquirieran los rasgos duros propios de su trabajo frente al juzgado.
El interrogatorio comenzaría, y aunque su actitud no podía ser más indiferente, Jungkook internamente estaba divertido con la situación. Por su visión periférica podía ver la mirada de advertencia de Somin y a cierto castaño refugiándose tras su bebida.
Entre más se ocultaba Taehyung, más rabia se acrecentaba.
"Somin dijo hace un rato que tú y mi novio asistieron juntos a la universidad" dijo el prototipo de Biscuit con el que Taehyung salía tras pasar la servilleta por su boca. Jungkook lo imitó arrellanado en su silla. Era claro que la cena había finalizado para ellos. "¿Eran amigos?" interrogó.
Jeon quiso reír.
Esa pregunta, esa simple pregunta retuvo el aire en la garganta de las únicas dos personas en aquella mesa que tenían el amor de Jungkook.
A Taehyung comenzaron a sudarle las manos.
"También éramos eso. Vivíamos juntos, todo el tiempo. Él fue mi destello de luz en la oscuridad y yo fui lo único que tuvo en aquel entonces. Nos conocíamos tan bien que las palabras sobraban. Aveces solo bastaba con mirarnos, con un toque" Jungkook pestañeó y por primera vez en la velada estaba mirando a Kim directamente a los ojos. El dolor y el resentimiento son sentimientos poderosos. "Pero hasta las historias más hermosas se desgastan, el afecto se quiebra y los recuerdos se entierran. ¿No es así, Taehyung?"
La copa en su mano resbaló.
Por inercia corrió su silla hacia atrás solo para levantarla y observar la mancha del líquido rojo que había salpicado su atuendo.
"Por Dios, ¿estás bien? Toma" Woo Bin, que parecía no haberse convertido en piedra como el resto, le tendió una de las servilletas dobladas sobre la mesa.
"Muchas gracias, pero creo que esto no saldrá tan fácilmente" habló sin prisa cuando se puso de pie, como si no quisiera salir corriendo de allí. "Me gustaría ir al cuarto de baño, por favor"
"Solo sigue el final del pasillo, es la última puerta"
Una venia de agradecimiento y sus pies ya estaban moviéndose lejos del comedor.
Necesitaba pasar el paño húmedo sobre su camisa. Necesitaba salpicarse agua en el rostro. Necesitaba...
Antes de llegar al baño, a su izquierda notó los cristales corredizos que daban hacia una amplia terraza.
Necesitaba aire.
Olvidando la servilleta en su mano y su camisa manchada, se concentró en la vista nocturna de la ciudad despierta. En lo banal que parece cada objeto cuando miras desde lo alto, en la distancia.
Si los problemas fuesen objetos, Taehyung se había mantenido sobre un rascacielos todo este tiempo. Y ahora su problema lo había alcanzado.
Se acordó del consejo de Namjoon.
Cómo podría dejar el pasado a donde pertenece cuando este está a solo pasos de su cuerpo.
Cuando el destino se empeñaba en convertirlo en su presente.
Se estaba ahogando. Y no quería volver a ser el desastre ansioso de hace unos años dependiente de pastillas.
Juntando los párpados, deseó sentirse tan liviano como el aire templado que removía sus hebras.
No sabe por cuanto tiempo estuvo así, aferrado al barandal. Hasta que unos brazos envolventes se aferraron a su cintura.
Taehyung se congeló y poco tenía que ver con el frío.
Holaa!
Perdom, sé que me desaparezco y necesito aprender a administrar mejor mis tiempos. Estoy trabajando en ello
Aquí tienen un nuevo capítulo que espero haya hecho valer la espera
Anhelo que estén todos bien y sanos. Nos leemos nuevamente
。◕‿◕。
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