Cuatro
La señora Choi estaba siendo más ruidosa que de costumbre.
Estaba contento de ver a su madre, por supuesto; pero desde que llegó, ella y la madre de Minho habían estado cotilleando indiscriminadamente.
Al parecer la despedida de soltero que le organizaron al novio fue un fiasco total, comenzando por el baile privado de striptease que a sus espaldas contrataron y culminando cuando la tan anticipada bailarina hizo su aparición, siendo esta su propia prometida. La cara de los presentes allí debió ser un poema.
Y resumiendo el tema, aún había boda. A pesar del escándalo y los rumores que se habían esparcido como la fiebre.
Taehyung no había ido hasta allí para saber si la prima de Minho meneaba las caderas alrededor de un tubo o no. Aquello no le podría importar menos. De verdad que no.
Reteniendo un suspiro, miró su reloj de muñeca. Se había pasado media hora entera escuchando exclamaciones chillonas, comentarios mordaces, jadeos sorprendidos y risitas incómodas.
Disculpándose por interrumpir, le sugirió a ambas mujeres que revisaría en el pasillo contiguo si habrían algunos muebles dignos que combinasen con las paredes color crema del supuesto apartamento tipo loft, regalo para los futuros esposos. Fue la perfecta excusa, pero por eso estaban ahí, en primer lugar.
Quizás se marchó demasiado rápido a juzgar por la mirada escrutadora que su madre le echó, pero justo ahora no estaba receptivo a escrutinios. Recientemente su humor se tambaleaba entre lo inestable y calmo, su pequeña visita a la galería acrecentó ese mal. Estar expuesto ahora frente a ella solo ocasionaría que le bombardeara a preguntas a la mínima oportunidad.
Se adentró por un corredor algo estrecho, cuyos estantes altos de oscuro aluminio encofrado dieron la sensación de tocar el techo.
Iba demasiado sumergido en el ligero silencio que flotaba a su alrededor mientras admiraba las distintas lámparas de techo en venta, que se sobresaltó cuando una mano le tocó el hombro, volteándolo con medida urgencia.
"¿Taehyung?"
Se congeló en su sitio.
Cómo podía ser Seoul tan pequeña.
Encontrarse con la hermana de Jungkook no era algo que encontrara grato. Nunca lo hizo.
"Vaya, eres tú. Así que no te mudaste a Deagu como escuché años atrás" incluso si su maquillado rostro lucía genuinamente impresionado, sabía que era cuestión de tiempo a que empezara a derramar su veneno "No has cambiado mucho, a excepción de tu cabello"
"Somin. Ha pasado un tiempo" fue lo único que pudo salir de su boca a modo de saludo. No iba a mentir diciendo que se alegraba de verla.
Ella dio un corto asentimiento.
"Así es. El mismo tiempo que ha pasado desde que tú y mi hermano rompieron" la expresión en su rostro se volvió acerada "Desde que lo abandonaste, es más preciso decir"
Taehyung apretó los puños dentro de su chaqueta, fulminándola con la mirada.
"Yo no abandoné a Jungkook"
"¿No lo hiciste?" ella en serio tuvo el descaro de fingir sorpresa "Te esfumaste en el momento que más te necesitó. Lo dejaste solo, y a su suerte ¿Alguna vez te importó, siquiera?"
Cada palabra era una daga filosa clavándose en su carne, pero no le iba a dar el placer de dejarle ver cuánto le dolía.
"No tienes idea de lo que estás hablando" espetó Taehyung con toda la calma que pudo reunir "No discutiré sobre esto contigo. Si me disculpas, no me sobra el tiempo para malgastarlo en ti"
Apenas estaba dispuesto a dar un paso y largarse de ahí, pero por supuesto que Somin, como la orgullosa mujer de ley que era, odiaría no tener la última palabra.
"Seguro, huye otra vez como el cobarde que eres" le atacó "Ese parece ser el único talento nato que tienes"
Taehyung era amante del diálogo antes que las discusiones sin sentido, pero tanto Somin como sus padres habían sido expertos en poner a prueba su paciencia. Al menos agradecía el estar alejados de ojos curiosos en esta parte de la tienda.
"Eres una hipócrita. Dices que lo dejé solo, pero dónde estabas tú" encaró a Somin con la frialdad que tanto le distinguía "No estuviste ahí cuando el consumo de Jungkook se tornó insano. No estuviste ahí cuando tu adorado hermano se volvió un drogadicto empedernido. Tú no aguantaste desvelos, gritos y carencias. Tú no tenías un nudo en la garganta cada vez que llegaba a casa golpeado y menos lúcido, yo sí viví todo eso. Y no sabes ni la mitad. Así que deja de creerte la hermana del año, porque no lo eres"
"Estuve fuera del país por trabajo. Formándome un nombre, profesionalmente"
El de cabellos castaños quiso reír.
"¿Así le llaman ahora?"
Fue un rumor de boca en boca que la hija predilecta de los Jeon había exprimido hasta el último centavo de su ex marido, y para celebrar su victoria en la corte, decidió dilapidar la fortuna que obtuvo gracias al divorcio en interminables viajes por Europa.
Y Taehyung supo que dio en el clavo cuando la mandíbula de Somin se tensó brevemente.
"No vas a conseguir que te tenga lástima, Taehyung" sentenció "Sé lo que hiciste"
Su confusión debió salir a superficie cuando Somin se encargó de refrescarle la memoria.
"Aquella fiesta. Mi hermano nunca hubiera puesto un dedo sobre eso por sí mismo. ¡Tú lo obligaste!"
Taehyung sintió como si un tren a máxima velocidad le hubiese golpeado con fuerza y quitado más que el habla.
El odio en sus palabras era más que latente, la seguridad con que las pronunció, como si esa fuera la verdad absoluta, y la molesta aprehensión que sintió en el pecho rompieron su límite. Y no le importaba que ella piense que tenía razón gracias a su silencio.
Porque no está del todo equivocada, dijo alguna voz en el fondo de su mente y que reprimió con fuerza, o podrían salírsele las lágrimas ahí mismo.
"Cuando Jungkook me dijo que te habías ido, la parte mía que no estaba preocupada viéndolo sufrir se sintió tremendamente feliz. Pero aún ausente seguías dañándolo" tomó una larga respiración, en una breve pausa que le permitió calmarse "Debiste quedarte en Daegu. Debiste quedarte y nunca regresar. No quiero que Jungkook vuelva a verte, no quiero que te le acerques. Ahora que los especialistas en la clínica de rehabilitación dijeron que parece estar estable, no necesita que..."
Taehyung, que había estado muy ocupado intentando recomponerse, había pasado por alto todo el discurso despectivo de Somin, hasta que las palabras Jungkook y Rehabilitación juntas atrajeron su atención como un imán.
"¿J-jungkook... está en una clínica de rehabilitación?" preguntó interrumpiéndola. Las palabras quemaron en su garganta repentinamente seca.
Somin frunció los labios en una línea fina, como quien acaba de percatarse de haber dicho algo que no debía ser pronunciado.
"Si escuchaste eso, también escuchaste lo que anteriormente dije" espetó, reacomodando su costosa bolsa de diseñador sobre su antebrazo "Déjalo en paz. Ya ha tenido más que suficiente de tí"
Luego de la camuflada advertencia, siguió su camino con los tacones resonando furiosos en la madera. Dejando a un Taehyung con miles de pensamientos en guerra dentro de su cabeza, y no es que alguno estuviera ganando la batalla. Todos eran igual de deshauciantes.
Cerca de dos horas más tardes por fin pudo regresar a su apartamento, entrar a su habitación, sentarse en la cama y enterrar la cabeza en ambas manos.
Había sido todo un reto, incluso para alguien con su temple, volver al lado de la señora Choi y su madre, fingiendo entereza.
Dios, su madre. Fue una suerte que Somin y ella no se vieran, o eso sí habría sido mas que un percance, una total desgracia.
Los Jeon siempre fueron conocidos por su carácter hosco y sus palabras duras. De todos ellos, Jungkook era el más tratable, y él no lo llamaría precisamente así.
Convivió con ellos muy poco, casi nada. Había trabajado como mesero, en uno de los tantos restaurantes gourmet que poseían en Seoul. Trabajo del que fue corrido por el Gerente cuando los señores Jeon supieron quién era la pareja de su hijo. Eran unos homofóbicos demasiado gobernados por sus ideales sin sentido como para contemplar actuar de otra manera. Fue una bendición que vivieran en otra ciudad para no lidiar con ellos a menudo.
En cuanto a Somin, ella estaba siempre cerca de Jungkook, siempre y cuando no estuviese cierto estudiante de ingeniería a la vista. Decía que aceptaba a su hermano, mas Taehyung no creía que lo hiciera del todo. Nunca supo si su odio era hacia su relación o él en específico. Su hostilidad era totalmente injustificada, tachándolo de interesado y oportunista. ¿Interesado en qué? ¿En la fortuna de un chico desheredado?
Taehyung pensó que ahora que ya no mantenía una relación con su hermano, Somin tal vez podría haber sido meramente cordial, pero no se había engañado teniendo altas expectativas en ello, la conocía.
Y aun así las acusaciones que soltó en su contra lo tomaron desprevenido, le hicieron empequeñecer.
Muchas veces se culpó a sí mismo, y muchas veces miró a Jungkook mientras dormía, o inconsciente, preguntándose qué había hecho, y muchas veces se odió por ello.
Escuchar en boca de otra persona el pensamiento que le costó años superar, creó una nueva herida y reabrió otras más viejas.
Mientras que con una mano se frotaba desquiciadamente la frente, un pasado en específico estaba taladrando en su psique.
Él junto a Jungkook. El ruido de la música. Las voces de sus amigos gritándoles felicitaciones. El olor a sudor, alcohol y uno muy sutil a éter. La multitud bailando, apostando, divirtiéndose en algún juego tonto. Una imagen de sí mismo jugando con el resto, ingiriendo una cerveza, y algo más blanco y estimulante. Jungkook furioso. Él riendo desinhibido. Él llevando un fino cigarrillo a los labios ajenos. Todos los ojos sobre ellos. Él tratando de convencer a Jungkook una vez más, presionándolo. Él lográndolo.
Y todo se fue al traste después de esa noche.
Para Taehyung, aquel gusto de probar la droga no había pasado de esa ocasión. Para Jungkook, fue una historia completamente distinta. Gradualmente, se le fue de las manos.
Primero se hizo un hábito incorporarla a las fiestas, así era más divertido, decía. Luego empezó a consumir en casa, solo cuando había mucho estrés, decía.
Hasta que las dosis se volvieron regulares y las excusas se acabaron. Hasta que ya no había un horario fijo, sino dependencia.
Por supuesto que el menor intentó frenarlo, pero el daño ya estaba ahí.
Solo le quedó observar como Jungkook tenía cada día más agujeros diminutos en los pálidos brazos; suplicarle conseguir ayuda y obtener las mismas vagas respuestas porque el pelinegro estaba siempre en un mundo lejano, y las veces que se mantenía lúcido lloraba aferrado a la cadera de Taehyung por no saber cómo parar.
Los días pasaron y con ellos un objeto de valor en casa iba desapareciendo. Los cambios de humor, los gritos desesperados cuando no hallaba su preciada droga y descubría que Taehyung la había desechado.
El cálido espacio al que Taehyung había llamado con devoción su nuevo hogar se estaba derrumbando ante sus ojos, directo a un precipicio hondo.
Se sintió impotente, miserable y entumecido. Pesimista.
El sentimiento de culpa tampoco ayudó.
Jungkook se marchitaba, y él cada día se veía más gris.
Aun así, Taehyung seguía sobrellevando el día a día como podía; dividido entre sus estudios, el trabajo, las cuentas del apartamento y velar por el pelinegro.
Muchos pensarían que llegados a este punto, el menor lo hubiera dejado ir ya.
Pero sucede que el amor es otra clase de guerra, donde también se resulta herido si te expones lo suficiente y de las armas que poseas depende tu integridad. La única diferencia, es que en la segunda se torna sencillo anunciar la retirada cuando las probabilidades de una derrota se vuelven obvias. En el amor, el campo de batalla es abstracto y confuso; y solo cuando ya has sido derrotado es que entiendes que pudiste haberte retirado a tiempo. Y todavía así te aferras obstinadamente.
Ni siquiera el engaño que Jungkook había sostenido tantos meses sobre el despido de su trabajo, y el hecho de que le había visto la cara de tonto a Taehyung, habían causado que el menor se rindiera con su relación.
Sin embargo, cuando Jungkook tomó lo único que no podía tocar, fue demasiado para soportar.
Esa misma mañana, el prefecto de la facultad le había citado para advertirle acerca del pago de matrícula atrasado. Había estado confiado en que había juntado la cantidad suficiente para cubrir el resto del semestre y algo más, sin embargo al llegar a casa y destapar la caja de ahorros que tenía escondida, se topó con nada más que motas de polvo en el fondo.
Varias emociones le invadieron, la preponderante: el reconocimiento.
Por primera vez fue consciente de que el Jungkook del que se enamoró ya no existía, en su lugar, estaba un ser sin voluntad que se movía solo por el ansia a intoxicarse. Aún cuando bien sabía lo mucho que había sudado por conseguir ese dinero y su propósito, no le importó tomarlo y dejar a Taehyung al borde de una beca posiblemente cancelada.
Así que, tomó la decisión que cualquiera en su lugar tomaría.
Taehyung se paró de la cama con la respiración acelerada, dirigiéndose al pequeño estante que se hallaba tras el espejo del baño. Lo abrió, encontrando enseguida el frasco de pastillas para cefalea, se tomó una.
Lo primero que necesitaba era calmarse, pensar con claridad. Y no podría hacerlo si tenía un dolor punzante perforándole la sien.
No había esperado que Jungkook se hallara en un centro de rehabilitación. Después de los años que han pasado Taehyung se imaginaba su vida finalmente encaminada, y no estancada en una clínica.
Pero por supuesto, Tae bien había sabido lo jodida que fue su adicción.
Siendo francos, nunca indagó ni cuestionó sobre él. Se obligó a no hacerlo. Dado que Jungkook ya había culminado su licenciatura en la SNU, la única posible conexión que pudiera tener con el mayor después de romper, aparte del círculo social que compartían, ya no existía.
Y Taehyung se encargó de cortar todo de raíz.
Saber ahora esto se sentía como oro entre sus manos, de ese tipo de gran fortuna que cuando la tienes no sabes que hacer con ella pero aún así serías un tonto para dejarla ir.
Taehyung se sorbió la nariz después de mojarse el rostro. Somin no le iba a dar ni las primeras coordenadas sobre la estancia de Jungkook, así que se había ahorrado tiempo y dignidad al no preguntar siquiera.
Investigar en las posibles clínicas no era una opción, su política de privacidad para con el paciente dificultaba eso; por lo que sus ya de por sí escasas alternativas se limitaron a solo una. Una persona.
Con sus delgados dedos trémulos y la cara todavía húmeda buscó entre los contactos de su teléfono, hasta que le encontró.
Jung Hoseok
No había visto este número en años, y era lo único que le quedaba del pasado. Nunca supo por qué lo conservó, pero siempre que estuvo a un paso de la opción eliminar, algo lo paralizó y le hizo reconsiderarlo.
Ahora se agradecía por no haberlo hecho.
Con las manos picándoles por la expectación ansiosa, pegó el teléfono a su oído tras marcar.
Un tono. Dos tonos. Y el castaño ya empezaba a debatirse si esto en verdad era buena idea.
Al tercer tono, contestaron.
"¿Hola?" se escuchó. Pero Taehyung no pudo decir ni una palabra. Hoseok no identificó su número en la pantalla. A diferencia suya, él sí había borrado su contacto, al parecer.
Reprimió el impulso tonto de colgar la llamada. Él no era un cobarde, no lo era.
"Hola, Hoseok" se las arregló para no titubear "Es Taehyung ¿Me recuerdas?"
Silencio, fue lo único que obtuvo.
"¿Taehyung?" preguntó el chico en un jadeo "¿Kim Taehyung?"
"Cómo has estado..."
"Bien, aunque esperaba esta llamada mucho antes, si te soy sincero"
"Lo siento" se sentía un poco insensible al dar una respuesta tan vana, pero no había más nada que pudiera agregar.
Un suspiro pesado provino del otro lado de la línea.
"No sé cómo conseguiste mi número o si aún lo conservabas, pero supongo que si me estas llamando ahora es porque necesitas algo"
En otras circunstancias se hubiera ofendido. Pero no en esta. Era más que lógico la deducción de Hoseok.
"Estás en lo correcto, yo..." murmuró casi con pena "Sigues en contacto con Jungkook ¿supongo?"
"Por qué quieres saber" el tono semineutro que hasta ahora había mantenido cambió a uno más cerrado. Defensivo.
"Quiero verlo" soltó sin rodeos.
Otra vez, silencio.
"No creo que eso sea sensato"
"Sé que está en una Clínica" insistió "Solo necesito saber en cuál exactamente"
"Escucha, Taehyung. Jungkook se ha esforzado mucho por mejorar y salir del bache en el que estuvo" se escuchó exasperado "Por qué no dejas las cosas así como están simplemente"
Sabía que eso debía hacer, sabía que posiblemente nada bueno salga de esto, pero... Había un pero muy dentro suyo que le exigía hacer esto. Era algo que ardía con necesidad, algo que no podía nombrar.
"Porque no puedo" se sinceró "Quizás irme de la forma en que lo hice no fue lo mejor, quizás ambos necesitamos un cierre definitivo. Quizás... él también lo necesite"
Hoseok se mantuvo callado unos segundos, pero para Taehyung eso fue señal de que lo estaba reconsiderando al menos, así que no quiso añadir nada más que pudiera presionar su suerte. Ya de por sí era casi surreal
"Espero que él no me mate por esto" el castaño casi sonríe por la sensación de triunfo.
Tomó un blog de notas que guardaba en la mesita de noche para apuntar correctamente la dirección que dictó Hoseok.
Todavía era un poco palpable la renuencia en su voz. Se apresuró en copiar por si se arrepentía.
"Espero que ahora que obtuviste lo que querías de mí no me olvides. De nuevo"
Taehyung frunció el ceño ante sus palabras. No sabía si tenía la razón en molestarse o no, pero de todas formas no pudo evitarlo. Últimamente todos parecían reprocharle algo activamente.
Se mordió el interior de la mejilla antes de responder.
"No lo haré"
"Bien" su tono especulativo anunció que tenía algo más para decir "Taehyung, no sé exactamente en qué términos ustedes rompieron ni si a día de hoy sigue resentido Jungkook por ello, pero..." vaciló un instante "Ve suave con él"
Taehyung calló por una fracción de minuto, con la mirada perdida en algún punto del interior del clóset.
"Seré tan suave como él lo sea conmigo, Hoseok"
Bien, aquí termina todo lo que tenía escrito hasta ahora.
Toca ponerse a escribir, por lo que la próxima actualización puede que tarde un poquito.
Intentaré no dejarles en ascuas por mucho tiempo.
En el próximo capítulo al fin Tae y Jungkook se reencuentran, quería que esta parte llegará tanto como ustedes seguramente xd
En fin, tengan una linda tarde. Y beban mucha agua, no sean como yo ಥ‿ಥ
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