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Cinco

Sus pulgares golpeaban a ambos lados del volante, con sus palmas, cada vez más húmedas por el sudor, contraídas en el cuero sintético.

Taehyung llevó su mano derecha hacia la rejilla de calefacción. Su vista al frente, pero la mente en otro sitio.

¿Qué haría una vez llegase allí?
Cuando estuviera con Jungkook frente a frente.

No había pensado más allá del visceral impulso que le llevó a conducir a través de esta larga autopista a media hora del centro.

Aminoró la velocidad cuando dobló a su izquierda en la dirección que indicaba el GPS. De este lado de la ciudad, las casas –tremendamente hermosas– estaban más alejadas la una de la otra, y a medida que su auto avanzaba parecía que esa distancia acrecentaba.

Taehyung llegó a casi sopesar que Hoseok le había dicho mal la dirección a propósito. Esto parecía más un barrio residencial lujoso a... A lo que sea que se hubiera imaginado. Pero rápidamente desechó esa duda cuando las grandes letras azules anunciando una institución se hicieron visibles en una de las dos columnas de piedra blanca que flanqueaban un enorme portón de hierro negro forjado.

El guardia custodio, un señor de mediana edad con perilla, golpeó con una revista enrollada la ventanilla del auto antes de que la bajase. Taehyung se preguntó un instante si su mirada incisiva era un efecto colateral de su oficio o si solo era dirigida a él en particular por encontrarlo sospechoso antes de siquiera abrir la boca.

Con sus nudillos blancos clavados al volante y sus pálidos labios presionados entre sí, además del frío aire acondicionado que en algún momento del camino había sustituido la calefacción.

Aire acondicionado en pleno clima gélido.

Taehyung sabía que lucía sospechoso. Destensó los hombros, y suavizó su expresión enviando un corto saludo al tipo que ya estaba pidiendo el motivo de su visita.

Resguardando la –muy poca– calma que pudiese quedar en su interior echó un vistazo hacia la imagen a color que cubría una página entera de la revista enroscada. La fotografía se distorsionaba por los propios pliegues de la hoja pero no tomó mucho para distinguirla.

Todo lo que necesitó fue hacer un comentario semicasual sobre como el equipo nacional de baseball ha ido en picada desde que el nuevo entrenador asumió el mando para que el guardia se olvidara de su pregunta y comenzara a agradarle el nuevo chico que parecía acompañarle en su pensar.

Y Taehyung conocía del mundo del Baseball lo mismo que un pianista consagrado de los planos de un cohete, pero prender la tele en el mismo canal de noticias todas las mañanas tuvo sus ventajas.

No pasó mucho para que el custodio presionase un botón en su control remoto y el portón se abriese de par en par.

Soltando una exhalación pasó a través de él, dejando la figura del custodio aún sumida en su diatriba de inconformidad y martirio por su preciada liga coreana mientras volvía a su puesto de control.

Hizo todo el recorrido que le llevó el camino pavimentado por baldosas de piedra gris hasta el frente de la clínica, que más que eso, parecía una mansión de lujo campestre a juzgar por la vegetación que rodeaba los alrededores.

El castaño descendió del vehículo tras estacionarse.

La institución era extensa de paredes pulcramente blancas, y amplios ventanales de cristal decoraban los dos pisos que la edificaban, hasta el tejado compuesto de finas lajas oscuras que junto al verde brillante de los setos bien cuidados, contrastaban perfectamente con el albor del lugar.

Había culminado con su pequeño escaneo de las afueras cuando decidió adentrarse. El interior era tan sofisticado como era de esperarse de un recinto –de seguro, privado– como este, y tampoco había un alma en todo el espacio que conformaba el recibidor. Solo estaban los muebles color crema alrededor de una mesita, Taehyung, y la recepcionista tras el buró mirándole con esa típica expresión formal congelada entre lo amable y profesional.

Se acercó a ella entonces, tratando de despojarse de la molesta voz de la razón en su cabeza que le gritaba intruso desde hacía un rato.

"Buenos días ¿En qué puedo ayudarle?" preguntó la señorita con una sonrisa.

Ella definitivamente parecía más accesible que el señor cuarentón atiborrado de disgustos gracias a boletines mañaneros y desconfiado que le interceptó en la entrada.

Muy bien, él podía hacer esto.

"Buenos días" devolvió, enfocado en mantener el contacto visual con la chica "Estoy aquí para ver a uno de los pacientes ¿Su nombre es Jeon Jungkook?"

La recepcionista pidió un segundo antes de mover los dedos sobre el teclado.

"Es correcto. Tenemos un cliente que responde a ese dato ¿Puedo ver su cédula de visita?"

Taehyung parpadeó, con su confianza deslizándose por un canal.

"¿Cédula de visita?"

"¿No tiene una? Disculpe pero, ¿es usted familiar del paciente, acaso? ¿O un amigo?"

Amigo, quiso reír.

"No, yo solo..."

¿Qué explicación podría darle?

Hubiera sido más fácil poder decir eso, pero su conexión se había disuelto a la nada. Ellos eran nada.

"Si no es así debo pedirle que se marche, señor" la chica se paró, adoptando un semblante más serio mientras entrelazaba sus manos frente a ella "Solo el personal autorizado puede estar en contacto con el paciente durante su estadía en el centro"

"No, usted no entiende, le conozco desde hace años. Él sabe quién soy" se apresuró a explicar.

"Lo siento mucho, señor. Pero aún así..."

"Por favor. No causaré ningún problema, solo..." se aferró al mostrador "Solo quiero verle, y saber que está bien. No necesito más de treinta minutos"

La recepcionista torció el gesto, llevando la vista desde el computador hacia Taehyung repetidas veces antes de largar un suspiro y volver a su silla reclinable.

"El señor Jeon debería estar con el resto en el jardín, solo unos pocos tienen sesión de terapia a esta hora" le informó luego de buscar en el ordenador, antes de demandar "Que sean veinte minutos, por favor. Podría perder mi puesto por esto"

Taehyung tomó el breve corredor que le había indicado la joven.

Ni siquiera supo bien el motivo por el cual le había ayudado. Pensó que debió parecer tan desesperado, como en su mente sabía que debió haber parecido, que pudo simpatizar con él.

Compasión o no, estaba agradecido.

Abriendo una puerta lateral de madera con cristales enmarcados, llegó al patio trasero de la institución.

Este lugar era tan vasto, natural. Y el supuesto jardín lucía como una versión diminuta de un bosque. Sin duda era el ambiente ideal en el que una persona encontraría sosiego y descanso.

Taehyung se hubiese propuesto disfrutar de esos beneficios de no ser por el motivo que lo había llevado hasta aquí, para empezar.

Siguió por uno de los tantos senderos pavimentados que se hacían camino a través de los árboles y algunas plantaciones de flores. Supuso que debía dar vueltas por el lugar hasta tener la suerte de topárselo.

Aparte de los enfermeros que supervisaban el orden y a su vez acompañaban, habían pequeños grupos de personas sentados sobre el césped; otros se distraían con algún juego de mesa, regaban las plantas, pintaban o simplemente ojeaban un libro en las bancas.

Todos ellos parecían tan sumergidos en su entorno, y liberados. Nadie diría que cada persona aquí presente batallaba una guerra interna consigo mismo. O que habrían estado en lo más hondo en algún punto de su vida.

El castaño juraría que la mayoría de ellos no superaban la media de edad siquiera; de hecho algunos eran realmente jóvenes, luciendo como veinteañeros, que con la ropa azul claro reglamentaria del lugar, parecían estar llevando pijamas.

Caminó alrededor por un par de minutos más. Y tomó una respiración profunda, sintiendo el frío aire de la recién estrenada primavera penetrar en sus pulmones, el oxígeno pasando a la sangre, a medida que se abría su vía respiratoria y se ensanchaba su caja torácica.

Hasta que lo vio, con el rostro escondido tras un cubrebocas negro, pero Taehyung había visto esa fisonomía hasta el cansancio y la conocía. Estaba ahí a unos metros suyo, en una banca de madera con sus ojos cerrados, alejado del mundo, sin hacer mucho más que solo permanecer sentado.

Y entonces ese aire que había acumulado salió todo en una brusca exhalación, haciendo a sus costillas doler por el acelerado descenso.

Obligó a sus rodillas a flexionarse para acortar la distancia. No sabía si sus pisadas eran tan trémulas como para pasar desapercibidas pero su expareja continuó igual de inmutable.

Abrió la boca solo para volverla a cerrar.

Quería salir corriendo. Quería sentarse junto a él. Quería desahogarse en el llanto y luego ignorarlo para siempre y de una vez absoluta; mas también quería que le notase, que estuviera tan afectado del reencuentro como él, y tal vez escucharle decir que lo había echado de menos, aunque sea un poco. Solo para al segundo siguiente odiar con fuerza que quisiera tales cosas.

Todo esto se estaba volviendo un peligroso lío interno.

Él no estaba listo para volverlo a ver incluso ahora, pero quizá no lo estaría del todo nunca, tampoco.

Había conducido un largo tramo hasta aquí, y decidió que no sería en vano.

Solo esperaba que la conversación fuese lo más civilizada posible.

"Veo que el meditar ha sido un gusto adquirido" dijo sin saber realmente de qué forma abordar esto, en un tono que rivalizaba con el susurro. Pero en medio de esta calma, a unos cuantos metros del resto de gente en el parque, fue todo lo que bastó para obtener su atención.

Sus párpados se separaron de golpe, y en menos de un milisegundo, ambos se estaban mirando a los ojos por primera vez en años.

Esos ojos eran aún más negros de lo que recordaba. Taehyung no supo con precisión qué vio en ellos, pero no le gustó.

Sintió hielo en los huesos, y se preguntó qué tanto tendría que ver el clima en esto.

"¿Puedo sentarme?" pidió tras el silencio que les invadió.

Sin esperar una respuesta, se sentó al otro extremo de la banca de madera, poniendo tanta distancia como el metro de largo que poseía el mueble le permitiese.

Jungkook siguió con la mirada todos sus movimientos, sus iris no abandonaron el cuerpo contrario, deteniéndose siempre en su rostro.

Y esto no era bueno para la entereza de Taehyung.

"¿Dejarás de mirarme y dirás algo en algún momento del día, o solo..?"

"No pensé que volvería a verte jamás" dijo "Así que me estaba asegurando de que no fueras un efecto secundario de mi medicación. Perdóname por estar sorprendido por ello"

El castaño frunció el ceño.

"No hay necesidad de ser sarcásticos"

El mayor prensó la mandíbula, antes de romper el contacto visual.

"Tienes razón. Así que seré directo en preguntar" asintió, volteando esta vez no solo la cabeza sino también su cuerpo en dirección al menor. Confrontándolo "¿Qué quieres? Algo debes de querer ya que estás aquí"

Taehyung sintió su garganta rellena de bolas de algodón. Estaba intimidado como hacía años no se sentía.

Jungkook seguía en su cabello natural color negro, aunque ahora un poco más largo; su piel había dejado atrás ese color pálido enfermizo, incluso su complexión había vuelto a ser la misma de años atrás. Obviando esos detalles, no había cambiado mucho. Físicamente.

Había algo en su interior que contaba una historia muy diferente. Algo derrotado, defensivo y marchito. Y cada vez que trataba de hurgar en sus ojos más inquieto se sentía.

No había nada en ellos más que la comprensible reacción de la sorpresa que poco a poco se iba esfumando, además de eso, estaban opacos, sin emociones cálidas.

"Solo hablar" dijo cuando pudo encontrar su voz "Quiero que hablemos"

Jungkook entrecerró los ojos, en un gesto suspicaz.

El enojo en el pelinegro comenzó a hacerse presente. Dadas las circunstancias podría parecer una reacción absurda para algunos, pero él sabía muy bien de dónde venía.

Habría preferido no ver a Taehyung nunca más, a tenerlo aquí sentado, actuando como si el tiempo no hubiera hecho lo suyo con ellos.

"¿Él sabe que estás aquí?" cuestionó por capricho "Tú novio, prometido, o lo que sea"

Jungkook llevó su mirada a las manos sobre el regazo de su ex pareja, fuertemente contraídas. Dejando entrever unos segundos un leve destello de alivio en ella, debido quizás a que lo único que portaba era un sencillo anillo de plata en el dedo índice.

"Cómo... Cómo sabes tú de..."

"¿De qué? ¿De tu nueva pareja?" le interrumpió, esbozando una media sonrisa ácida "Cuidado, por tu expresión diría que es un secreto sucio bajo la alfombra"

El castaño contrajo los labios en una fina línea. No tenía idea de cómo sabría él de su nueva relación, lo que sí sabía es que la actitud de Jungkook estaba gastando su autocontrol demasiado rápido. Sentía su paciencia evaporarse con cada ataque que salía de su boca.

"No lo sabe, ¿satisfecho?" soltó, conteniéndose de hablar de más.

Sintió el impulso de excusarse, como si rehacer su vida fuese una infidelidad hacia Jungkook. Pero no lo haría, él no había hecho nada malo y jodidamente no le debía explicación alguna.

El mayor no contestó a eso, en su lugar, evadió el tema con la primera pregunta que se le vino a la mente desde que vio a Taehyung de pie frente a él.

"¿Cómo me encontraste?"

"Hoseok me dio la dirección" dijo echando un vistazo nuevamente a los alrededores "Verás, yo me encontré con..."

"¿Ahora es Hoseok? ¿Ya no es Hobi?" interrumpió el pelinegro una vez más "Es bueno saber lo prescindibles que fueron nuestros amigos para tí"

"Nuestros amigos siempre fueron más tuyos que míos" respondió acerado "Cuando comenzamos a salir me veían como un bicho raro, luego gracias a ti me aceptaron a regañadientes, pero nunca del todo. Sabes eso"

El pelinegro lo miró fijo por unos segundos en silencio, probablemente reflexionando en ello. Y Taehyung deseó con todas sus fuerzas que su rostro fuese visible, para así ver algún gesto, una mueca, algo que contrastara con esos ojos inescrutables. En su vida había sido tan difícil antes mantener el contacto visual con alguien.

"Tal vez tengas razón" le concedió a medias "Pero no Hoseok, siempre fue genuino contigo. Él en verdad te apreciaba. Estoy seguro de que muy dentro tú también lo sabes"

Y lo sabía, claro que sí. Los primeros meses de noviazgo con Jungkook fueron como una especie de prueba de fuego gracias a la hipocresía del círculo social –y alguna que otra antigua conquista resentida– del mayor, aunque con las semanas comenzaron a tratarle mejor.

Taehyung no supo si se debió a que logró acoplarse perfectamente a esa masa de veinteañeros despreocupados, o que al final se habían percatado de que Jungkook iba en serio con él, más de lo que nunca había ido con nadie. Puede que ambas.

De cualquier manera, Hoseok siempre había sido un tema aparte, en su interior, le dio la razón al pelinegro. Sin embargo después de que se marchó, seguir en contacto con el mejor amigo de su ex habría sido como seguir en contacto con Jungkook, o así lo vio Taehyung.

"Me fui a Daegu necesitando cambiar de aire" comenzó a explicar mientras rodaba el anillo alrededor de su dedo "Quería dejar atrás el pasado, aunque fuese temporalmente. Quería olvidar lo que..."

"Lo que sea que tuviera que ver conmigo. Lo entiendo" finalizó el mayor por él. Sonando agónico a la par de áspero.

El castaño pasó saliva, pestañeando con insistencia en dirección al cielo; tratando de evaporar el rebelde fluido formándose en sus lagrimales y rogando entereza a un ser superior en el que realmente no cree.

"Nunca quise que las cosas acabaran así, Jungkook" dijo en voz baja "Yo te amé hasta el punto de lo indefinible, pero aveces eso no es suficiente. Para nosotros no fue suficiente"

Ambos guardaron silencio, sumidos cada uno en su propia nube cargada de memorias.

Jungkook no sabía lo que pasaba por la cabeza de Taehyung, y habría dado en este momento lo que fuere por averiguarlo. Le conocía muy bien, o al menos así fue en un pasado. Había sido más el tiempo que habían estado separados que el que estuvieron juntos, así que afirmar que sabía quién era Taehyung ahora sería un poco atrevido de su parte.

Pero aún así, algunas cosas nunca cambian. Su ahora castaño era todo lo pragmático y racional que alguien podía ser, sin ceder a impulsos ilógicos.

Y ambos sabían que el hecho de que ahora estuviera sentado en la misma banca que él no fue otra cosa que producto de un impulso nada lógico.

Y el amor no era lógico.

Así que estaba albergando una pequeña esperanza en ello. Y en que ese hombre con el que Taehyung estaba ahora solo sea un esfuerzo por llenar algún vacío.

Tenía que serlo.

"No quiero discutir contigo, Jungkook" habló el castaño de imprevisto, reventando su burbuja "No conseguí mucho tiempo para estar aquí y ya he malgastado gran parte en esta confrontación absurda. No es para eso por lo que estoy aquí"

Jungkook se recostó al espaldar del asiento.

"Una vez más te repito. Qué es lo que quieres de mí, Taehyung" preguntó luciendo mucho más cansado que hace diez minutos atrás "Me dejaste hace cuatro años sin una nota siquiera, desapareciste. Y en todo ese tiempo nunca supe nada de ti hasta que por error leí en una revista sobre la nueva pareja del heredero de algún relevante Bufete al parecer. Y ahora que tienes una vida resuelta y otra persona a tu lado me buscas. Por qué"

Por qué. Una pregunta tan simple con una respuesta ininteligible.

"Vi a Somin hoy. Ella me echó en cara lo que sucedió en esa maldita fiesta. Me culpa por todo" pisando terreno seguro, dio la única explicación coherente que podía "¿Por qué tuviste que decirle? No es que me importe, pero si antes le desagradaba ahora de seguro fantasea con asesinarme"

"No estaba en mi mejor momento. Necesitaba hablar con alguien y ella estaba ahí. Eso es todo" abrevió encogiéndose de hombros. Hizo una pausa volteando hacia el menor "Ya hablamos de esto en el pasado, Taehyung. Yo soy el único responsable de mis actos y las consecuencias que obtuve. Tú no me orillaste a nada ¿De acuerdo?"

Preguntó sin recibir respuesta alguna, le carcomía pensar que seguía aún cargando con esa pena.

Sí, todavía estaba molesto y sí, un lado de él seguía resentido con Taehyung por largarse de la forma en que lo hizo, pero no era tan desalmado como para alegrarse de su sufrimiento.

Nunca soportó verle triste, y bueno, al parecer esa debilidad no se había perdido del todo.

Sin detenerse a pensar demasiado en ello, extendió el brazo tomando la barbilla contraria entre sus dedos.

Taehyung dio un pequeño respingo ante el inesperado contacto, aunque Jungkook le sostenía con un tacto casi inexistente. Pero el suficiente para obtener la atención que buscaba.

"¿De acuerdo, Taehyung?" el aludido asintió varias veces antes de echar hacia atrás la cabeza.

"De acuerdo" respondió, frotando sus palmas otra vez sudadas por encima del pantalón "Tú... Qué ha sido de ti"

Jungkook, que no pasó por alto la tensión que se había apoderado de Taehyung, solo se limitó a cruzar el tobillo derecho sobre su muslo, buscando aparentar indiferencia.

"No hay mucho que contar, realmente. La misma droga y los mismos días de mierda, solo que todo empeoró" enfrentando el duelo de su relación destruida, no tenía otra manera de lidiar con eso que la que ya conocía. Con la cocaína atestada en su sistema ningún problema parecía preocupante, la tristeza no parecía alcanzarlo y el dolor no le hacía daño. Es cuando despertaba y caía en su burda realidad que lloraba sin consuelo, y entonces se repetía el mismo ciclo enfermizo otra vez. Pronto la cocaína sola se sintió insuficiente, entonces vino la morfina. Y tenía un efecto tan arrasador.... Mientras consumía descubrió una forma para estar con Taehyung de nuevo, aún si sabía que eran solo alucinaciones. En su cuarto intento con la morfina, mezcló eso junto a la coca y lo cargó en una jeringa hasta el tope. Dándole a su cuerpo más de lo que podía tolerar "Hoseok me encontró inconsciente en mi apartamento y me llevó al hospital. Al parecer estuve unos once días en coma. Somin es la razón por la que estoy en este lugar. Gracias a que negoció con las autoridades no estoy cumpliendo años de cárcel, como debería ser"

El consumo de drogas era ilegal en Corea, penado por la ley con hasta cinco años de cárcel dependiendo la situación y la gravedad de los hechos. Somin había presentado pruebas al tribunal que evidenciaron el trastorno depresivo que le envolvió y su vulnerabilidad anímica. Entonces el jurado dictaminó su reivindicación en una clínica de desintoxicación para alcohólicos y toxicómanos hasta que estuviese por completo recuperado.

Taehyung tenía un nudo en la garganta difícil de digerir, y la nueva información estaba siendo difícil de procesar.

"¿Tuviste que llegar a eso? Tantas veces te supliqué buscar ayuda, que pararas un segundo y vieras en lo que estabas convirtiendo nuestra vida, el daño que te hacías... Pero tú nunca me escuchaste" le reprochó con la voz entrecortada "Tuviste que casi morir para que recapacitaras ¿Qué hubiese pasado entonces si nunca hubieras despertado? ¿Te has puesto a pensar en eso?"

"¿Por qué siquiera te importa?" habló sosegado el pelinegro "No debería importarte"

"¡Porque toda esta situación me causa rabia!" explotó "Todo lo que hiciste fue tomar tu vida y arrojarla por la borda como si no valiera nada, como si las cosas buenas que tenías no valieran nada ¡Como si lo nuestro no valiera nada! Me heriste incontables veces y no te importó"

"Yo nunca te puse un dedo encima, Taehyung" frunció el ceño en disgusto "De qué hablas"

"Hay cosas que duelen más que un golpe en la piel, Jungkook"

El mayor dejó ir un pesado suspiro.

"He estado trabajando en base a ello ¿Bien? Es lo que ahora importa"

Taehyung secó con disimulo una lágrima que había escapado, tomándose unos segundos para recomponerse.

"¿Cuánto tiempo llevas en este lugar?"

"En dos semanas hará un año y medio. Me darán de alta para ese entonces, y..." vaciló un momento antes de continuar "Tendré que venir a un seguimiento semanal, pero estaré fuera de aquí al menos"

"Ya veo" respondió con tiento.

Estaba tratando de distraerse comprobando la hora en su teléfono. Pronto se iría, y el pelinegro no sabía si habría otro encuentro.

"Taehyung" continuó cuando obtuvo la completa atención del castaño, que parecía negarse a mirarle "¿Te arrepientes de haberme conocido?"

La pregunta lo tomó desprevenido, pero ni siquiera tuvo que detenerse a pensarlo. No importa cuánto rencor guarde contra las acciones de Jungkook en el pasado, la respuesta seguía inmutable.

"Me gustaría poder decir que sí tanto como me gustaría decir que eres lo peor que me ha pasado"

Pero ambos sabríamos que miento.

"Y qué hay de... tu supuesto novio"

"Qué hay con él" cuestionó arqueando una ceja.

Jungkook tensó la mandíbula, no quería arriesgarse a indagar en algo cuya respuesta podría no agradarle. Pero era malo inhibiendo sus impulsos.

"¿Lo amas?"

Kim parpadeó varias veces antes de erguirse en su sitio.

"Por qué quieres saber"

"Ningún motivo en particular"

"Nadie hace una pregunta sin tener un motivo"

Jungkook sabía que estaba pisando terreno movedizo teniendo en cuenta la actitud defensiva que había adoptado Taehyung al instante. Pero si ya no volvería a verle, le importaba poco con tal de obtener la respuesta que buscaba.

"Curiosidad, entonces"

Kim torció el gesto en una pequeña mueca, y entrecerró los ojos en dirección al pelinegro.

"Lo amo. Demasiado" dijo, frunció el ceño cuando la carcajada del mayor no se hizo esperar "¿Qué te causa tanta gracia"?

"Tu cara. Estás diciendo eso y parece que masticaras hiel" habló soltando una última risa "Tú no lo amas"

Si Taehyung antes se encontraba incómodo, ahora estaba en verdad alterado. Cómo se atrevía...

"Lo hago" replicó airado "Es un hombre gentil, que se preocupa por mí, es cariñoso, comprensivo, me cuida y me trata como su prioridad" en algún punto de su diatriba, Jungkook había apoyado la mandíbula en su mano, como si estuviera escuchando algún cuento interesante.

"Pienso que necesitas repetirte eso hasta que tú mismo te lo creas" expresó con quietud, pero la sonrisa no salía de sus labios.

Taehyung tenía tantas ganas de borrarla.

"Tú no me has olvidado aún" le escuchó decir, y esa fue la gota que desbordó el vaso.

Taehyung se puso de pie adoptando una expresión pétrea, fulminándole con la mirada.

"No vine aquí porque aún estuviera enamorado de tí"

"No, viniste aquí buscando eliminar tu sentimiento de culpa, según dijiste" aunque tuvo que inclinar su cuello un poco hacia arriba, nunca abandonó su posición en la banca "Pero creo que ambos conocemos la excusa ahí"

El castaño bufó, mirándole con llamas en los ojos, y algo más.

"Ha sido una terrible idea venir aquí" soltó "He tenido suficiente"

Pero no hubo dado ni tres pasos lejos cuando la voz de Jungkook le detuvo.

"¿Recuerdas lo que te dije la última noche que te vi, Taehyung? Cuando me acusaste de haber tomado tu dinero y me amenazaras con marcharte" inquirió, percibiendo la espalda del menor cada vez más tensa "Nunca creí que lo harías, siendo sincero" agregó "Pero yo sé que lo recuerdas. Esa es la verdadera razón por la cual viniste a pesar de todo"

Sin dedicarle una segunda mirada –ni tiempo a decir algo más– caminó a zancadas lejos ahí, lejos de ese lugar. Lejos de él.

Pero no importa cuantos metros estaba conduciendo de vuelta, las palabras ya estaban en su cabeza. Hacían eco por doquier, desmontando sus pilares uno a uno; nublándole los ojos, el pulso en su audición, obstruyéndole el aire hasta comprimir su pecho.

Conducía mecánicamente con la vista puesta al frente, pero sin ver realmente el camino. Y estaba seguro de que lucía tal cual se sentía, trastocado.

¿Cómo no estarlo? Jungkook le había demostrado que no importa cuantos años hayan pasado, o cuan distante actuara, todavía podía leerle como un libro abierto sin esfuerzo alguno. Pero aún se aferraría con todas sus fuerzas a la mínima seguridad que tenía de que, esta vez, se había equivocado completamente.

Sintió lava recorrer su sangre cuando el pelinegro dio por hecho que todavía le amaba, que su actual relación no era más que un circo. Esa petulancia enervaría a cualquiera.

Pero por supuesto, era difícil que el pelinegro le creyese cuando sus acciones siempre dijeron más que sus palabras.

Hubo una razón por la cual, tras su discusión definitiva, esperó a que Jungkook durmiese para tomar sus cosas previamente empacadas y marcharse. De haber sido de otra forma toda su resolución se esfumaría en un instante. No tenía el valor suficiente para dejarle mirándolo a los ojos.

"El amor no es sino otra clase de droga. Y tú siempre regresarás a mí, Tae. Estás igual de enfermo que yo"

Había susurrado Jungkook antes de caer dormido, o inconsciente, a ese punto era difícil decirlo.

Tuvieron sus buenos momentos, muy buenos momentos, cualquiera podría testificarlo; así que no tenía miedo de decirlo, tenía miedo en verdad de volver a verlo y sentir que no había pasado página.

Y sin embargo, el reencuentro de ambos no fue lo que esperó.

Ni siquiera él sabía muy bien lo que había estado esperando al ir a esa clínica, pero mínimo creyó que una conversación decente podría ser, como dos conocidos.

Pero pecó de iluso a lo grande al creer eso, había demasiado resentimiento y dolor entre ellos. Ni bien pudo decir dos oraciones completas sin que Jungkook lo interrumpiese.

Ellos solo habían sido dos extraños mirándose a la cara en aquella banca, dos extraños con recuerdos.

El sonido de su móvil sonando le hizo despertar de su letargo. Se hizo a un lado de la autopista y aparcó.

Llevó la manó al rostro palpando sus mejillas húmedas por las lágrimas que en algún momento debieron escapar.

Cuando tomó su teléfono sobre el asiento del copiloto, trató de tomar varias respiraciones seguidas, abogando por calmarse, al ver el nombre del contacto reflejado en pantalla.

"Minho..." habló a los pocos segundos tras tomar la llamada.

"¿Tae? ¿Está todo bien? Te escucho un poco..."

Apagado era la palabra, pero Taehyung le interrumpió antes de arriesgarse a escucharla.

"Sí, descuida..." tragó antes de continuar "Solo es dolor de cabeza. Qué tal te fue en la reunión"

"Sobre eso quería hablarte. No creo poder pasar por casa hoy en la noche" explicó "No hemos podido llegar a un acuerdo con las partes interesadas aún, y si se concreta todavía faltarían la redacción de los contratos y otros papeles" escuchó un suspiro agotado a través de la línea "Pero dejaré todo listo aquí hoy para que podamos tener el día de mañana para nosotros solos, te lo compensaré. Te extraño"

Sintió nuevas lágrimas recorrer sus pómulos, ahí donde yacían algunas ya secas.

"Mañana trabajo" habló concentrado en que su voz saliese lo más clara posible "No te preocupes, no estoy molesto por eso"

"No deberías ir al trabajo sintiéndote así. Haz estado varios días con el mismo dolor de cabeza. Toma algo y prométeme que no irás si mañana amaneces igual"

Taehyung asintió aunque no pudiese verlo, con una nueva oleada de angustia golpeando en el pecho.

"Te lo prometo" dijo cómo pudo "Debo colgar"

"Bien, me quedaré más tranquilo entonces. Te quiero"

"Sé que lo haces. Nos vemos luego"

Apenas hubo colgado la llamada su cabeza se apoyó contra el volante sin saber hacia dónde lanzó el teléfono, y todo el llanto que había estado reteniendo desde su conversación con Jungkook se abrió paso por su garganta.

Ya no podía frenarlo, y no quería tampoco.

Eran gotas saladas de frustración, cólera y amargura, no solo angustia.

Todo está yendo en ruinas.

Su novio no podía sonar tan abatido por no poder verle mientras él estaba internamente aliviado por la misma razón.

En qué momento le empezó a costar tanto estar cerca de Minho ¿Desde hace unas semanas? ¿Unos días?
O quizás fue siempre.

No lo sabía. Lo único que sí sabía era Jungkook tenía toda la maldita razón. Ya no podía engañarse diciendo que amaba a Minho, no con la misma intensidad que a su primer amor, y para ser desgarradoramente sinceros, dudaba de que llegase a hacerlo algún día.

Esa resolución lo hizo enfermar aún más.

Rompió con Jungkook porque reconoció que ya no había esperanzas para ellos, no porque su corazón hubiese cambiado de parecer.

Su relación solo se contagió de desconfianza, color azul y desasosiego, hasta que únicamente quedó el cadáver de lo que en un inicio fue. Cremado por las llamas de la decepción, solo quedaron las cenizas de su remoto amor.

Dichas cenizas nunca fueron contenidas ni abandonadas a su suerte en el viento. Dicha muerte nunca fue superada.

La manera en la que Jungkook se coló bajo su pecho e hizo casa ahí, fue lenta pero infalible. Y poco a poco se convirtió en su razón de ser.
Así que cuando tú mismo te la arrancas a voluntad, es como si mil cuchillas afiladas te resquebrajaran el corazón, y de alguna manera, también el alma.

Y el alma se fracciona de tal forma que solo puede ser reparada por la persona que la rompe.

Pero eso no iba a pasar.

Él estaba roto, de acuerdo. Pero al menos trataría de, con los pedazos que le queden, ser un buen novio para Minho.

Podría llegar a quererlo en un futuro. Se obligaría a creer en ello.

De lo contrario no solo estaría roto, sino también perdido.

Esto me llevó más tiempo del que tenía previsto, han sido días atestados para mí. Pero bueno, finalmente aquí está otro capítulo.

Podrían decirme a este punto, qué opinan de JK? estoy muy curiosa por saberlo.

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