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Capitulo 3 La Bratva no conoce de venganzas sin sangre.

Nota: El siguiente capitulo esta dividido en dos porque es demasiado largo y wattpad tiene un máximo de extensión por capitulo.Espero que disfruten y si les gusto dejen sus comentarios.

Alexander

15 días antes, Moscú, Rusia.

—Fue un asesinato— anuncia Vladimir, despojándose del abrigo y el arma.

— ¿Estás seguro?

—Sí, estaban dispuestos a matar al Pakhan, así fuera lo último que hicieran con sus miserables vidas, el ataque fue bien planeado, conocían su rutina al dedillo y aprovecharon el mínimo descuido, el resto usted ya lo sabe... fue llevado a urgencias, pero no pudieron hacer mucho por él...

Vuelvo al presente notando que solo quedan unos pocos invitados que aún no se deciden a marcharse.

Por suerte el funeral ha ido bien, a pesar de la resistencia de Pedro para llevarlo a cabo, antes de dar con el asesino.

—Menuda vergüenza eres Alexander— la esposa de mi padre se arrima, su perfume me da nauseas, al igual que su ambición— enterrar a tu padre sin haberle traído la cabeza del responsable de todo esto es una auténtica deshonra, tu padre debe de estar revolcándose en su tumba.

— ¿Igual que se revolcaba contigo cuando mi madre estaba enferma? – ironizo

—Acepta que has fracasado como hijo y como miembro de la Bratva.

—Es una suerte que semejante cruz no tenga que cargarla solo.

—Si te refieres a Pedro te diré que él ha hecho más de lo que piensas— protesta ofendida.

—Por supuesto que jamás cuestionaría las habilidades de mi hermano— bufó—, es solo que aún desconozco que tan efectivo puede ser emplear el tiempo en mujeres, cuando se tienen cosas más importantes que hacer.

—Eres tan débil como tu madre, la pobre... le quedó demasiado grande el puesto, cuidado... puede que la ineptitud también se herede — Natacha no duda en escupir su veneno antes de marcharse en dirección a su hijo.

Su ambición será su ruina, de eso no tengo dudas.

Suspiro y tomo otro canapé, agradezco las condolencias, converso con aquellos que si o si desea ganarse mi favor y bebo todo el alcohol que me pasan por delante para hacer más llevadera esta desagradable experiencia.

—Las cosas no están bien Alexander— se acerca Vladimir preocupado.

— ¿A sí? No me digas— sonrío con suficiencia.

—Déjate de estupideces y empieza a mover fichas, tu hermano está buscando al asesino de Uriel, y según dicen ya casi lo tiene— así que ahora también Vlad escucha los rumores de pasillo.

Menudo elenco para armar un drama.

—Si Pedro casi lo tiene, te puedo asegurar que yo le estoy respirando en la nuca— bufo confiado.

— ¿Has recibido algún informe?

—No, pero tranquilo Vladimir— clavo la vista al otro extremo de la sala donde uno de mis informantes asiente con la cabeza y sé que se dirige a mi estudio— Ven, te mostraré que no hace falta que llegue navidad para que Santa les traiga regalos a los niños que se portan mal.

Dejo el vaso con wiski y me encamino a la salida del salón, a fin de cuentas, hay cosas más importantes que despedir a un muerto.

A solas, con dos de mis hombres de confianza, uno de ellos mi primo Vladimir y el otro mi sombra, cierro la puerta a la espera de resultados.

—Seguimos sus instrucciones al pie de la letra señor— afirma Shadow con ese tono neutro que siempre lo ha caracterizado.

— ¿Y bien? ¿Iremos de cacería o nos quedaremos para arropar al muerto? Si es que a la insoportable de su esposa ya me tiene hasta los cojones.

Vladimir se ríe, opta por acomodarse y servirse un trago.

Shadow coloca un sobre encima de mi escritorio y expectante lo abro.

—Las direcciones que puede observar, es la ubicación en tiempo real del objetivo, y... como puede ver al dorso—carraspea— su nombre es Francisco Rensoli.

—O sea que a mi padre lo mató nada más y nada menos que un perro, un perro italiano, por muy inteligente que haya sido el muy hijo de puta solo es un perro faldero lame botas ¿Es posible caer tan bajo?

—Yo creo que no— se burla mi primo con la misma aversión que le tengo a mi progenitor— ¿Entonces el gran Pakhan finalmente murió en manos de un italiano?

—Te dije que si Pedro casi lo tiene yo le estoy respirando en la nuca, soy un cazador nato.

—No esperaba menos del Boss.

— ¿Cuándo estarán listos los muchachos?

—Estamos esperando sus órdenes señor.

—Muy bien, partimos en 30 minutos, esta noche la Bratva tendrá lo que tanto desea...

****

— ¿Por qué no me dijiste que tenías a Shadows investigando? — protesta Vlad de camino a la primera dirección del informe.

—No lo creí necesario— respondo mientras continúo examino las características del lugar hacia el que nos dirigimos.

—Siempre le das a él la parte más divertida, eso no es justo— se queja Vladimir y Shadow, que está al volante, hace un amago de sonrisa.

Se lo mucho que le divierte tomar protagonismo, en el tipo de cacerías que mi primo prefiere hacer personalmente, lo cierto es que de haberlo enviando a él de seguro se le hubiera ido la olla y ya estaría la cabeza de francisco rodando por el piso y ese placer es algo que solo merece quien tomara el puesto de Boss.

—No vuelvas a contar conmigo para más nada— sentencia mi primo guardando su arma.

—Por dios Vladimir, ¿Te estas escuchando? Pareces una puta celosa.

—Piensa lo que quieras.

—Primero que todo el placer de matar a este tipo no me lo quita nadie y lo cierto es que si te hubiera mandado a ti ya tendría su cabeza en la sala de mi casa, segundo te encargué la parte más importante, porque una vez que Pedro se dé cuenta que ha perdido, seguro intentara algo, por lo que necesito asegurarme que toda la organización me apoye, y tercero no seas quejica que igual te traje y no precisamente de accesorio.

Comenzamos a disminuir la marcha en el lugar menos pensado y por lo que veo, empiezo a dudar de las habilidades mi mejor rastreador.

— ¿Es aquí? — la vivienda se ve demasiado común, de hecho, tal parece habitada por una familia cualquiera.

—Esta es la opción uno mi Boss— indica Shadow.

Aparcamos cerca de la casa, de inmediato mis hombres se disipan y posicionan cada uno en su lugar fundiéndose con la oscuridad. Salir de cacería con asesinos natos tiene sus ventajas y estas es una de ellas, con tan solo una mirada ya saben lo que deben hacer.

La vivienda no es la gran cosa, de hecho, la zona es relativamente tranquila, la seguridad de la casa está desactivada y no hay evidencia de estar protegida o vigilada.

Esto es demasiado fácil.

Hago una señal al grupo e irrumpen en el lugar, rompiendo alguna que otra cosa en el proceso.

Definitivamente la sutileza no es lo nuestro.

Registramos cada rincón y habitación, lo peinamos todo en busca de alguna señal o pista del asesino, pero es inútil. Aburrido subo a la segunda planta dejando atrás al pequeño grupo de asesinos.

Solo queda revisar esta parte y podremos desplazarnos a la segunda dirección.

El pasillo se encuentra encendido al igual que la habitación principal.

Entro al cuarto y por la decoración, el color y toda la cursilería sé que le pertenece a una mujer.

La decepción me embarga.

¡Joder! ¿Nos habremos equivocado de lugar?

Reviso la habitación sin alertar a la chica que está disfrutando de su baño y lo único interesante es un retrato en la mesita de noche.

La fotografía parece reciente y en ella se ve a la dueña de la casa y a quien supongo que es su padre, el parecido es innegable y sin dudas él es a quien estoy buscando.

Sonrío con el nuevo hallazgo, no tengo al hombre, pero si una carnada.

—No tenía idea de que Francisco Rensoli tuviera una segunda familia en Rusia— confirma Vlad quitándome las palabras de la boca.

—La escondió justo en las narices de sus enemigos un territorio libre de italianos y al no ser de interés para la Bratva... pues su secreto está salvo, o al menos lo estaba.

Un ruido de algo rompiéndose en la planta baja, alarma a la chica quien hasta hace unos minutos estaba tomando una ducha de lo más contenta.

— ¿Papá eres tú? ¿A qué hora sale el vuelo? — pregunta desde el interior del cuarto de baño y al no recibir respuesta sale envuelta en una toalla con el cabello húmedo.

Su mirada se pasea inquieta de Vlad a mí respectivamente, abre los ojos presa del miedo, palidece, es incapaz de moverse y en un acto reflejo su instinto de supervivencia se activa.

Retrocede lentamente tratando de encerrarse en el baño, pero Vladimir es más rápido que ella y la domina con tan solo par de movimientos.

Ella se resiste, grita, llora y patalea, pidiendo ayuda.

— ¡Ah! ¡Me ha mordido! — chilla mi primo y no sé porque me hace gracia.

Saco el cuchillo y delicadamente comienzo una danza lenta y placentera por todo su cuerpo, dejando algunas marcas rojizas en el trayecto hasta llegar a mi objetivo: la yugular.

Me inclino un poco más, quedo frente a ella, e inhalo su aroma.

—No soy papá, pero ¿qué tal si le hacemos una visita?

Trata de zafarse del agarre de mi primo, pero es inútil.

—Se me pone dura de tan solo mirarla ¿puedo tomarla como esclava? — pide Vladimir magreando a la chica, y ella vuelve a retorcerse hablando algo inentendible.

A Vlad siempre le han gustado las luchadoras natas, así que si eso le va ¿Quién soy yo para interferir?

—Cuando terminemos con todo podrás hacer con ella lo que te plazca, pero ahora cero distracciones Vladimir— le recalco saliendo de la habitación.

Es joven, bonita, parece ser universitaria y por lo visto no está al tanto de la doble vida que lleva su padre así que será bastante divertido ver cómo reacciona cuando se entere.

—Andando ya aquí no hay nada interesante— ordeno y de inmediato abordamos los tres vehículos rumbo a la siguiente ubicación.

Envío par de mensajes, y me concentro en la dama que tengo enfrente.

Le quito la cinta adhesiva y comienza a chillar desesperada, Vladimir la agarra y posiciona encima de sus piernas, no sin antes darle una cachetada en las nalgas.

— ¿Eres la hija de Francisco Rensoli? — pregunto y ella asiente entre sollozos.

Vladimir aprovecha la luz y la tira al suelo colocándola entre sus piernas, frente por frente a la cremallera de sus vaqueros, mientras hunde la nariz en su cabello.

—Por eso me encantan los coches con espacio – susurra muy cerca de su cuello y ella se estremece.

¿Pero qué le pasa a tío? ¿Hace mucho que no folla o será que le pueden más las ganas? Su cara es como si tuviera un juguete nuevo que se muere por estrenar.

—Aquí no Vlad— vuelvo a requerirlo, pero esta vez en un tono más bajo.

A regañadientes vuelve a sentarla encima de sus muslos tocando todo lo que le apetece,

Parece un perro con un hueso.

Ella me mira suplicante, está a punto de llorar, es evidente que no se siente cómoda, podría apostar todo lo que tengo que no tiene ni la más mínima idea del juego al que se ha visto arrastrada. Ella no sabe qué tan cruel puede ser la mafia cuando se lo propone, ella no lo sabe, pero en breve lo sabrá.

Lo cierto es que mientras sea el juguete preferido de Vlad tiene asegurado unos días más de supervivencia.

La chica no me quita los ojos de encima.

¡Mierda! ¿En serio planea que la suelte con esa cara de súplica?

—No me pidas piedad— aclaro encendiendo un puro y le doy par de caladas— en la mafia no conocemos el significado de esa palabra.

Vlad detiene sus caricias y ella se estremece.

— ¿Mafia? — musita contrariada, sus ojos se desorbitan y si antes tenía miedo, ahora es una gelatina.

— ¿Ustedes no quieren dinero? — inquiere temerosa y por su cara es evidente que no desea escuchar la respuesta.

—Por supuesto que no nos mueve el dinero precioso— reafirma mi primo, sin soltarle el agarre de la cintura.

— ¿Qué quieren de mí?

—De ti nada... pero la triste realidad es que tenemos cuentas pendientes con tu padre Francisco.

—Hemos llegado— interrumpe Shadow.

***

Aparcamos nuevamente en lo que parece ser un almacén abandonado, y esta vez sí que tenemos suerte.

Me sitúo a pocos metros de la entrada del almacén junto a mis hombres, a la espera de Shadow.

—Boss.

—Adelante.

—El almacén tiene puntos ciegos en la seguridad a menos de uno y dos metros respectivamente de su posición actual— garantiza— podremos infiltrarnos sin problemas.

— ¿Tienes idea de cuantos son?

—Hay un grupo de italianos que no nos superan en número, el objetivo se encuentra entre ellos, están bien armados y preparados.

— ¿Escucharon? Todos a sus posiciones y avísenle a Vlad.

Con la adrenalina a mil, derrumbamos la puerta e irrumpimos desatando una lluvia de disparos. Vlad aparece y se posiciona junto a mí.

Esto me recuerda a los viejos tiempos, siempre nos hemos cubierto la espalda mutuamente. Conoce todos mis movimientos y juntos nos abrimos paso por todo entre la mierda italiana.

Una vez que el arsenal de los italianos parece menguar en municiones, comienzan los combates cuerpo a cuerpo.

—Boss— requiere Shadow desde el exterior.

—Habla.

—En breve tendremos más compañía.

— ¿Mierda Italiana? — pregunto antes de levantar mi Beretta y acabar con dos asaltantes en cuestión de segundos.

—Si Boss.

—Tu vigila bien la moneda de cambio, que acá ya casi terminamos— aseguro antes de romper el contacto.

Tardamos unos 20 minutos dejar fuera de combate toda la mierda italiana que al parecer estaba aquí en Rusia y poco después ya tenía a Francisco Rensoli y su escuadrón suicida arrodillados en el suelo.

—Moscú tiene mi firma en cada esquina, edificio, calle que la compone y persona que la habita, entonces Francisco... ¿Cómo se te ocurrió la brillante idea de eliminar al BOSS de la Bratva y huir como si nada? ¿Que acaso los espaguetis del almuerzo te sentaron mal? — formulo la pregunta con un tono burlón e irónico.

Una oleada de risas hace eco por todo el almacén, pero los italianos se mantienen neutros e impasibles.

Me paseo entre ellos y atajo al primero cortándole la garganta con suma precisión, su cabeza rueda y mis hombres divertidos la patean.

—¿Quién te envío? — pregunto y el silencio vuelve a reinar en la estancia.

Los otros dos Permanecen en silencio y Francisco niega con la cabeza, su mirada es quieta e imperturbable.

—Bueno sí así quieres jugar... tengo tres intentos más—comento encogiéndome de hombros.

Chasqueo los dedos y uno de mis hombres se abalanza contra el segundo desmembrándolo, en fracciones de segundos.

—El carnicero le dicen— bufo y entre risas observo el espectáculo.

Gritos de terror adornan el silencio nocturno, la sangre tiñe el piso y se une con la de su camarada ya muerto, formando un charco en el suelo.

El silencio vuelve a envolvernos.

Gustoso hago un nuevo intento, pero esta vez cambio la estrategia.

—Francisco...no tienes por qué seguir tu vida como un perro de caza abandonado, todavía tienes la oportunidad de ser libre amigo mío—miento, es lo que mejor se me da— solo necesitamos un apellido e iremos a por él, seamos sinceros amigo Francisco... un plan tan bueno no podría haber salido de tu cabeza ¿O sí?

Las risas de mis hombres vuelven a animar el ambiente, los miro y sé que están ansiosos por tomar venganza, pero este trabajo me corresponde solo a mí.

El italiano frunce el ceño, sus labios forman una fina línea, lo que confirma mis sospechas, Francisco vino hasta acá dispuesto a todo, con un plan brillante y hombres a la altura de la tarea. Le dieron todos los recursos para que tuviera éxito y bueno lo tuvo sin embargo la pregunta es ¿Quién? ¿Quién es la persona lo suficientemente escurridiza e inteligente para idear y financiar semejante plan?

—Qué pena— afirmo en un susurro casi inaudible, el tiempo es demasiado escaso como para andar con chorradas— ¡Shadow!

Inmediatamente sale de entre las sombras uno de los mejores asesinos de la Bratva.

Toma al soldado italiano al lado de Francisco, saca un cuchillo, y le clava el puñal dos veces, suficiente para dejarlo fuera de combate, luego comienza a desprenderle la piel muy, pero muy lentamente, mientras se escuchan los ensordecedores gritos del hombre, que jamás pidió clemencia, ni delató a quien lo había mandado.

¡Pero que mierdas!

Los gritos cesan y Shadow tiene cara de haberse divertido.

— Se moría por unos guantes de piel italiana— justifico mientras me encojo de hombros.

— Muy bien... Ya solo queda un intento.

— ¡Papá! — exclaman desde el otro extremo de la habitación.

Y ahí están... mi primo y su nuevo juguete.

Francisco desvía la mirada y sus pupilas tiemblan.

Ella es su debilidad y también mi oportunidad.

—Papa no entiendo nada ¿Qué quieren ellos de ti? ¿Qué está ocurriendo? – la chica no para de llorar, y esta vez su mirada suplicante va dirigida al hombre que yace arrodillado en el suelo.

Francisco no tiene palabras.

Vlad lanza a la chica al piso y ella cae en medio de los cuerpos.

Mira a su alrededor, está aterrada, y casi que en un intento de pedir ayuda se arrima a su padre, quien no deja de mirarla, alternando la vista entre ella y yo.

— ¿Te divertiste Vlad? — pregunto con sorna.

— No sabes cuánto— ríe acercándose a la única dama del lugar— pero aún no tengo suficiente— comenta pasando sus manos descaradamente por sus tetas y culo— me pones tan...

— ¡Déjala en paz cerdo! Ella es apenas una niña— grita Francisco.

—Pero si ya sabía yo que no eras mudo Francisco... Mira todo el trabajo que hemos tenido que pasar para poder escuchar tu voz.

—Hablaré— claudica— diré todo lo que necesitan saber, si la dejan en paz, de lo contrario pueden matarme, pero les aseguro que las cosas no saldrán como desean.

— Buena elección amigo Francisco, me alegra que por fin comencemos a entendernos.

Prendo el habano, me lo llevo a la boca, y exhaló unas bocanadas de humo antes de continuar.

Hora del show...

Recuerden leer la segunda parte.


 

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