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Capítulo 11

Capitulo dedicado a Mary24Guai

Alexander.

Alexander.

Un incesante parloteo y risas sin sentido, inundan toda la habitación, mientras mis ganas de concluir este ridículo encuentro se van cocinando a fuego lento.

—Señor Ivanov, ha sido un placer hacer negocios con usted— dice Paul mientras estrecha mi mano y sonríe.

— Entonces ¿Cuándo tendré listo el primer cargamento de C-4, así como las berettas? – pregunto yendo directo al grano.

— La primera mitad del envío estará listo antes del día 15 de este mes señor Ivanov, solo falta cubrir algunos detalles con la naviera y...

— Los detalles de logística puedes hablarlo con Vladimir, él es mi segundo al mando y conoce par de personas que nos ayudaran a ahorrarnos la parte burocrática.

El objetivo de esta estúpida reunión es sellar un acuerdo con el que será nuestro nuevo proveedor de armas.

Luego de un necesario ajuste de cuentas, nuestro antiguo proveedor, Gregorio, termino muerto y destripado en una zanja, luego de cometer la mayor cagada de su vida.

¿El motivo? Nadie engaña a la Bratva por mucho tiempo, sin terminar siendo descubierto y muerto.

A las puertas de una guerra con los italianos y en plena caza, pidiendo la cabeza de mi hermano, no puedo darme el lujo de estar desprovisto de armamento.

Esa es la única razón por la cual tuve estar presente durante las negociaciones.

—¿Cómo sigue Edward?- le pregunto a Shadow antes de llevarme el trago a la boca.

— ¿Te preocupa su estado de salud o el tener que venir a más reuniones?

—Ambas, esto de hablar mierda cuando ya todo está decidido no me va.

—La diplomacia no es tu fuerte, lo sé— ríe Shadow.

Edward es quien suele encargarse de este tipo de cosas de conjunto con Vladímir, pero con uno enfermo y el otro de cacería, nos tocó a Shadow y a mí asumir el papel de sustitutos.

Y cómo, en efecto, la diplomacia no es mi fuerte, así que me excuso y dejando el resto en manos de Shadow, sabiendo que con lo exigente que es, todo quedará perfecto y sin retrasos.

Salgo de la habitación y bajo las escaleras, echando un vistazo a la barra cercana a la pista de baile.

De inmediato llama mi atención un hermoso cabello que cae en ondas desordenadas, sobre una espalda que conozco lo suficientemente bien como para detenerme en menos de un segundo.

Es ella, Liana Watson, la chica alocada de New York, mi pequeña y juguetona revoltosa. Me pregunto que hace aquí.

Pide una copa de vino, y mientras ella lo disfruta, le mando un mensaje a Vladímir.

La respuesta no tarda en llegar.

A diferencia de lo que veo, Liana no ha venido sola, sino con sus amigas y ahora las acompaña un chico.

Al ver la foto del Ken en miniatura me invaden unos celos irracionales, los cuales me limito a procesar como inútiles.

¿La deseo? Pues si, ¿Me atrae? También, pero no lo suficientemente como para tener que introducirla en un mundo lleno de mierda, como lo es la Bratva.

La pequeña revoltosa se levanta, y comienza a menear su bonito culo en dirección a la pista. Y dios me coja confesado si no lo follo algún día, así sea lo último que tenga que hacer en este mundo.

Un ritmo sensual la envuelve y lentamente comienza a bailar, mientras mi cuerpo adquiere vida propia con el movimiento de sus caderas.

Me coloco detrás de ella y poco a poco me cierno sobre su cuerpo.

Obteniendo una maravillosa vista de sus pechos.

Ella, tan diminuta, pero tan aditiva.

Fácilmente, deslizo las manos por sus muslos a través del corto vestido. Deposito un beso en su hombro desnudo y ella restriega su bonito culo contra mi erección.

Sus piernas casi ceden, al sentir mis dedos por encima de sus bragas y sin ningún tipo de esfuerzo masajeo ese botón sensible, en medio de tantas personas.

Liana saca a flote los fetiches que ni siquiera imagine que tenía.

Ella es la tentación en persona con su cabello suelto, cayendo en grandes ondas hasta medianía de espalda, el vestido carmesí de hombros y espalda descubiertos que se ajusta a su cuerpo como si fuera un guante, su hermoso culito, su estrecha cintura y generosas caderas.

La visión de ella, bailando despreocupadamente ante tantos hombres que no hacen más que devorarla con la mirada, fue razón más que suficiente para venir a reclamar lo que es mío desde aquella noche.

Aunque ella misma no tenga ni la más remota idea de que me pertenece.

Me preguntó qué cara pondrá cuando vea con quién ha estado bailando todo este tiempo. Sonrió al imaginar una mezcla de asombro y quizás algo de decepción en su rostro.

Tal y como si pudiera escuchar mis pensamientos, Liana levanta la mirada y de inmediato una hermosa tormenta se desata en sus ojos.

—Hola pequeña Lia— pronunció en mi lengua materna.

El jadeo que sigue en respuesta, me da a entender que ha captado la frase a la perfección.

—Será mejor que para la próxima te cerciores bien de la persona con la que bailas, porque más de uno podría salir lastimado o incluso en el peor de los casos, muerto.

— ¿Desaparecido?

—Créeme querida— tomo uno de sus rizos y comienzo a jugar con él entre mis dedos— puedo ser muchas cosas menos eso.

—Pues eso es lo que eres para mí, ya que ni siquiera has tenido la amabilidad de decirme tu nombre.

Entierro mi nariz en su cabello, percibiendo su aroma está ligeramente mezclado con alcohol.

— ¿Dime Lia? ¿Cuánto has bebido?

— Lo suficientemente como para querer olvidarte.

— ¿Y lo lograste?

—No— confiesa, y de inmediato me invade una inmensa satisfacción.

—Deberías ir a casa, nunca se sabe lo que puede pasar si estás con este estado de ebriedad Liana.

La expresión en su rostro cambia. No le gusta lo que acabo de decirle, pero le guste o no tendrá que hacerlo. Es demasiado arriesgado que ella ande por ahí borracha.

—Está bien— cede.

—¿Lo harás? — pregunto sin creerle ni una sola palabra.

— Si, lo haré, solo déjame despedirme de las chicas y vuelvo enseguida.

—Muy bien pequeña Lia — susurro cerca de su oído y la sola mención de nombre en mi boca la estremece— esperaré por ti, no demores

Le beso levemente la coronilla y ella se aleja como alma que lleva el diablo, sin saber que muy pronto será devorada por uno.

*********

Llevo alrededor de 10 minutos esperando por Lia y es como si nada.

De ella haber salido, ya me hubiera enterado, así que, por el momento, solo puedo asegurar que sigue bajo estas cuatro paredes.

Apuro el tercer trago de la noche mientras camino al reservado antes ocupado por ella y sus amigas.

Me adueño del sofá, situándome justo al frente del Ken en miniatura.

—Disculpa, pero la mesa está reservada.

—Lo sé— respondo con una sonrisa a medias.

Si supiera que puedo reservar el puto club, y la mitad de Moscú, quizás no estaría tan seguro a la hora de dirigirme la palabra.

El silencio se torna incómodo y por un momento, algo irracional se apodera de mi cabeza. Necesito hacerle saber a este idiota que Lia es mía, solo yo puedo protegerla.

Desconozco si vino con ella o con alguna de sus amigas, pero hay cosas que deben dejarse claras desde un principio.

No tiene lógica ni sentido, tengo las mismas ganas de tenerla como de alejarla. Pero lo que sí tengo claro es que la tormenta que se desata en sus ojos cuando me mira es algo que solo yo puedo admirar y su sonrisa es un milagro que solo yo puedo provocar.

— Y cuéntame Brandon... ¿De dónde conoces a las chicas?

No me culpen si le eche un vistazo a la lista de personas mientras esperaba por ella.

— Pues nos conocemos desde la universidad, pero en realidad empecé a relacionarme mas con ella luego que Lia y yo nos hicimos novios. Entonces me llego la oportunidad de estudiar en el extranjero, entonces Liana y yo decidimos darnos un tiempo.

— Interesante— saboreo el whisky, mientras proceso cada palabra.

Es tan estúpido que, ni siquiera, es capaz de percatarse que un completo desconocido acaba de llamarlo por su nombre.

— ¿Así que eres su ex? — indago.

—Pues sí, pero estamos tratando de volver.

Me gusta que tenga la esperanza de volver con ella, así será más divertido ver su cara cuando este a mi lado.

— ¿Ah sí? No me cuentes.

—Nos casaremos con la bendición de nuestros padres este invierno.

Una ola de irritación me invade cuando incluye a Lia en sus planes.

— ¿Has hablado con Lia al respecto? — mascullo tratando de contener la ira que me invade de solo imaginarla junto a él.

—No, pero solo es cuestión de tiempo para que lo acepte, Lia es la mujer de mi vida.

—No te vendría mal ir buscando otra mujer si no quieres pasar a otra vida— comento despreocupadamente, pero Brandon es incapaz de captar la indirecta.

— ¿Por qué habría de buscar otra cuando...?

La pregunta queda inconclusa cuando el rubio persibe en mi cara las ganas de asesinarlo.

Estoy a dos minutos de desenfundar mi arma, cuando un chillido seguido de un estruendo rompe la tensión en el ambiente.

Bajo la mirada, solo para chocar con la tormenta de emociones que se desata en su iris.

Ella no lo sabe, pero la tonalidad grisácea que adquieren sus ojos con solo verme, es realmente única.

Lia está en el piso, justo a mis pies, no sé cómo mierda se ha caído, pero eso es lo que menos me interesa saber.

Me levanto y envuelvo un brazo en su cintura antes de levantarla en peso y colocarla sobre mis piernas.

— ¿Planeabas huir de mí Lia? — musito muy cerca de su cuello y siento como su espalda se tensa.

Touché preciosa.

Sonrío con suficiencia... es tan predecible.

Se remueve queriendo sentarse a mi lado, pero mi agarre se lo impide.

Me invaden unas ganas irresistibles de arrancarle el vestido y follarla aquí y ahora con su exnovio delante, tan solo para ver qué cara va a poner.

Pero la idea que se me ocurre es aún mejor.

Desplazo una mano a través de sus muslos y ella pega un respingo. No me detengo y continúo el lento y tortuoso recorrido hasta llegar a sus bragas, dónde masajeo en forma de circulo su clítoris. Automáticamente, ella echa la cabeza para atrás con un gemido atorado en su garganta.

La cara que pone el Ken barato con la reacción de Lia no tiene precio.

— ¿Lia? — le dice tratando de hacerla bajar a la tierra, pero ella está en otro universo y no la culpo.

Mis dedos masajean su clítoris y poco puede hacer ella para impedirlo.

— ¿Dónde están tus amigas nena? — te dejaron sola con el lobo.

—Ellas... ellas...— gimotea tratando de decir algo que tenga sentido, pero no lo consigue.

— Lia ¿Quién es este tipo? — arguye su ex.

Parece que ya se cansó de ser un mero espectador, pero que ni crea que lo dejaré formar parte de la diversión.

La pregunta hace que ella se enderece y apriete las piernas.

Felizmente mis manos quedan atrapadas entre sus muslos, así que sigo estimulándola, pero esta vez más despacio.

Lia no sabe nada de mí, aunque yo sé todo de ella.

Una súplica vehemente escapa de sus labios y en contra de mi voluntad, me enderezo y saco la mano de entre sus muslos.

— Mi nombre es Alexander Ivanov y soy su novio.

— ¿Lia eso es cierto? — el desconcierto de Brandon crece con cada segundo que pasa.

—Completamente— confirma una voz femenina.

Por la fisionomía y según el informe de Shadow esta debe ser Flavia, una de las amigas de Lia.

—Tu opinión no cuenta— protesta Brandon— nunca te gusto que fuera novio de Lia, así que no me extrañaría si hubieras planeado algo con tal de separarnos.

Liana se remueve al escuchar esto último, pero no lo niega, lo cual da mucho en que pensar.

Ella no lo quiere.

—Es cierto lo que dice Flavia, Brandon, Alexander es mi novio— confirma.

Me invade un extraño sentimiento de triunfo, mientras le dedico una sonrisa llena de suficiencia, al gilipollas que tengo delante.

Ay pequeña Liana, no sabes en qué lío te has metido.

Saluditos, tenia planificado este capitulo para el fin de semana, pero por suerte pude terminarlo antes, sus comentarios me motivaron a ponerme las pilas, y sus votos me dieron el impulso que faltaba. Llegamos a los 5k y contando, muchísimas gracias, las quiero.

PD. espero, si todo sale bien publicar el capitulo siguiente antes del viernes.

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