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Episodio 3

Aún seguía en shock, ¿Qué era lo que me acababa de decir?, tales palabras parecían una pesadilla, ¿escuela? Aquel lugar infernal del que trate de salir durante años, acaso planeaba matarnos.

-Disculpe mi señor, pero tengo que preguntar, ¿por qué desea ir a la escuela? - la palabra escuela con tan solo pronunciarla provocaba un enorme nudo en mi garganta.
- ¿para qué más mi pequeño jouet?, la respuesta es clara - sus labios no dejaban de formar una sonrisa impura qué daba nervios a cualquiera que la viera. - para jugar con algunos adolescentes, además yo aún no he terminado mis estudios, recuerdas. - por todo el caos, se me había olvidado, qué él a pesar de ser vulgar se justificaba con la razón de que era joven. -y tú vendrás conmigo porque eres mi guarda espaldas.

Pará esta persona todo era un simple juego, sin embargo para mí era un simple recordatorio de lo horrible qué pueden ser los adolescentes. Mi cabeza empezaba a dolerme, parecía que me ta ladraban la cabeza con fuerza.
Piedad pedía a quien fuera qué me escuchara, no quería que este dolor de cabeza volviera.

-de acuerdo mi joven amo, comprendo, usted aún está en sus 17 primaveras. - Pará, por favor, parecía que me castigaban nuevamente.
-Repito, desde ahora en la escuela solo llamame Egan - su sonrisa se borró dejando su mirada fría.
- hoy por la tarde empiezan las clases, mi tío ya preparo todo así qué nos vemos a las 2:00 p.m.

Se levantó de aquella silla de madera para después salir por la puerta dejando un silencio sepulcral. Ayuda, eso es lo que decía mi mente, no importa cuanto me pagarán, no quería regresar a la vida infernal y tortuosa de un estudiante.

Mi mente ya parecía explotar y mi cabeza empezaba a darme fuertes dolores, mire mi celular y aún eran las 10:00 a.m. Aún podía tomarme un café para tratar de relajarme.

Salí de aquella mansión, cruzando las rejas qué la hacían ver como prisión y sin dudar me subí a mi auto con destino a mi cafetería favorita, tal vez era que estaba un poco cansado y estresado, pero aun así, aún tenía tiempo. Al llegar al café estacione mi coche y aun sin salir revise mi correo, al mirarlo pude notar el mensaje de lo que ahora sería mi próxima escuela, un horario con las materias que incluían el semestre qué cruzaría de la carrera de actuación.

- Era una broma, ACTUACIÓN - bajé del auto más intranquilo y entre a la cafetería.
Al entrar el delicioso aroma a café parecía aplacar mi ira y mis nervios parecían calmarse al oír la dulce campanita qué recibía mi bienvenida.

-Buenos días - mi mirada se centró en la barra, donde se miraba aquel chico pelirrojo, simpático.

-Hola, disculpa me podría dar lo de siempre por favor - me sentaba en la barra cada vez que venía y ya era costumbre, se podría decir que casi lo consideraba un amigo, de tantas veces que había venido.
-Claro -el chico empezó a moverse rápidamente y casi en un abrir y cerrar de ojos ya tenía mi bebida enfrente mío. -¿Qué pasó? ¿Otra mañana agotadora?
-No es la gran cosa, solo algunos problemas - tomé de la deliciosa taza llena de cafeína, para sentir que podía respirar.
-¿En serio? Pues no se nota, toda tu maldita cara muestra como si te hubieran violado mientras dormías.
Termine escupiendo mi delicioso café al escuchar sus palabras - ¿QUÉ, CLARO QUE NO?
-bueno, solo decía no tenías por qué escupir mi trabajo duro en mi cara - me miró algo molesto y empezó a limpiar mi desorden con el entrecejo fruncido. - pero oye, por lo serio que te pusiste, no será que pasaste de virgen a no serlo durante una noche.

Hay estaba esa mirada divertida, esta persona de cuerpo andrógino, se divertía con mi desgracia.
-Claro que no, y lo sabes, tal vez el que tiene prisa por perderla sea otro- seguí tomando mi café con mucha más satisfacción al mirar su rostro al borde de la vergüenza.


-Bueno como sea, dígame señor, ¿Qué le trae tan estresado desde tan temprano?
-Nada pero... - deje la taza, para después mirar mis zapatos.
- Hoy, inicio nuevamente mi vida escolar...

El local quedo en silencio, esta persona delante no era mi amigo, definitivamente no lo era hasta que él pronunciará las palabras que me declararán como su amigo, sin embargo la sociedad es una crítica diaria y él tal vez pensaba lo mismo, definitivamente no éramos amigos, pero ambos conocíamos más del otro de lo que quisiéramos saber.

-Entiendo, entonces supongo que tengo que desearte suerte
-No tienes porque, la suerte nunca está de mi lado - me reí levemente tomando mi taza de café, o al menos lo que quedaba de ella.
-Hablando de mala suerte, ya pensaste en lo que harás si llegas tarde

Mi expresión de paz cambio totalmente al ver la hora en el reloj detrás de él.

-Por Dios ya son las 12:48 casi la 1 de la tarde, tengo que irme, tome deprisa el café quemándome la lengua
-calma
-Adiós, me voy, ten lindo día

Salí a toda prisa del café dejando la cuenta y una generosa propina para que después no pudiera reclamarme con un amenazante husky.

Salí a toda prisa y termine todo lo antes posible por salir a mi nuevo destino, antes de poder salir con mi mochila y lo demás, solo pude suspirar de frustración,

No debes ir y lo sabes

Al salir pude ver al Egan fura de su "discreta" limusina, me miraba con desagrado total.

-llegas tarde, no entiendo como mi padre te ha tratado hasta ahora para permitir esto - Tarde, fijate en la hora solo llegué 2 minutos tarde.
-Lo lamento no volverá a pasar
- Eso espero

Subimos a su limosna y parecía que me fulminaba con la mirada, sentía un escalofrío por todo mi cuerpo.

- te dejo aquí, lo demás tienes que caminar tú solo, no quiero que me vean contigo - me echo del auto sin piedad.

Ya era tarde y aún quedaban como 20 minutos a pie.

Quien lo diría, me asombra qué lo allá echo.

Continuará...

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