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Episodio 2

Mientras conducía en las carreteras de madrugada, volvía a hacerme miles y miles de preguntas sin importancia que me ponían a pensar. Después de unos largos minutos decidí olvidarme de todo, ya que después sería un dolor de cabeza y me impediría continuar con la rutina.

Al llegar a la increíble mansión de mi jefe, las puertas se abrieron al instante, sabían que era yo.
Caminaba un poco intranquilo pues mis sentidos me decían que algo estaba pasando, los guarda espaldas de la entrada estaban más tensos de lo habitual. Me detuve a tocar la puerta de la oficina y con paciencia esperé a que me dieran la entrada.

- qué bueno que llegas seth, me preguntaba cuanto más ibas a tardar - me hablaba un poco sarcásticamente aquel hombre calvo sentado en un sillón de cuero fumando un puro.
- Lo lamento mucho.
- bueno no importa, de todas maneras llegas en buen momento, te presento a mi sobrino, Egan Pride, desde ahora tú serás su guarda espaldas personal. - decía guarda espaldas, pero en su mente decía que sería el nuevo juguete de su sobrino.
- muchas gracias tío, lo aprecio mucho, lo cuidaré muy bien ¡ya verás!

Aún seguía parado en medio de la sala mientras qué estos dos hombres estaban sentados en una hermosa tela de cuero negro, mientras que mis pensamientos desde que había empezado el día estaban un poco revueltos entre sí.
¿Qué pensaba ese anciano en ponerme como niñera?

- bueno Egan, ya te puedes retirar.
- si tío, nos veremos luego, jouet - el joven Aparentemente de mi edad salío de la habitación mirándome con arrogancia.
- bueno, ahora que estamos solos, necesito que protejas a mi amado sobrino, sé que esto no es lo que te gusta hacer, pero solo tienes que seguir sus órdenes - termino sus palabras con una risa burlona, él sabía que yo solo podía seguir órdenes y no haría nada para contradecirlo - después de todo desde ahora él será tu titiritero, qué manejará tus hilos mi pequeña marioneta.

Solo me limité a asentir con la cabeza, no me negaba a este trato de su parte, después de todo lo único que tenía que hacer es obedecer, algo que no se me daba mal, al menos no hasta que él aparezca.

- por cierto, no se te olvide tomarte tu medicación, no queremos que eso ocurra de nuevo - sus palabras más frías eran amenazantes, entendía perfectamente a que se refería con "eso" y la verdad yo tampoco quería que nuevamente se repitiera.

-si señor, estoy consiente de "eso" y jamás volverá a ocurrir - me incline hacia él en forma de disculpa, después de todo no puedo tener voluntad para negar que fue un error mío.
- de acuerdo, ya puedes retirarte.

Su mano se agitaba en señal de que me fuera mientras llamaba por teléfono a su nuevo asistente, la razón de la llamada era obvia, traería nuevamente a mujeres/prostitutas para complacerse por el buen trabajo que hizo al recibir a su sobrino y también por haber matado a un hombre de su organización.

Me reía en mis pensamientos, solo ese gordo podía tener noches de pasión con su dinero, nuca nadie tendría relaciones con él sin dinero de por medio.

Caminaba por el pasillo rumbo a mi habitación, porque a pesar de que era temprano mi cuerpo estaba cansado, no era una máquina a sique necesitaba dormir, mientras el amo no me diera una orden yo podría descansar un rato, al menos o eso pensaba.
Mi torpe caminar se detuvo al mirar unos zapatos negros al frente de mi camino.

- ¿Qué sucede mi pequeño jouet? - el molesto apodo y su irritante voz me daba una gran pista de quien podría ser el ser que se metía en mi camino.
- ¿desea algo mi señor?
- no, aun. - levante la mirada al oír ese tono burlesco qué pretendía provocarme.
- entonces, me retiro señor, si me necesita no dude en llamarme, sé que su tío debió darle mi número a estas alturas.
- de acuerdo

La estructura de mi cerebro apenas podía seguir moldeando mis pensamientos, tenía que descansar "eso" empezaba a molestarme. Caminaba con más rapidez a mis aposentos donde debajo de mi cama se encontraba la cura a dicho mal.
Entre a la habitación dando un fuerte ruido al azotar la puerta, pero no se podía evitar, el asunto era urgente. Me agache y tome el frasco de pastillas para abrirlo y tomar al menos dos de ellas como si nada, después me desplome sobre mi cama, era mi lugar favorito y mi parte favorita del día.

El sueño no tardó en responder y mis párpados cada vez más cansados se cerraban, al fin podía descansar un rato.

Me encontraba en un vacío inmenso, sin luz y un eco que podía escuchar a lo lejos, en el silencio una persona lloraba con mucho dolor y algo confuso decidí tratar de acercarme. Entré más me acercaba sentía que el piso se iba cayendo.

-¡Ayuda, por favor! - grité con todas mis fuerzas mientras caí a un lugar desconocido.

Mientras entraba en una desesperación por saber donde caería, de un momento a otro siento el sopetón qué me di al sumergirme en agua, el antiguo sentimiento de desesperación se convirtió en calma, no podía luchar para salir, el aire había escapado de mis pulmones.

-Eres un caso perdido, idiota, ¿cuánto más vas a esperar?.

Mejor despierta quizás tengas algo mejor que hacer.

Esas palabras hacían eco en el vacío abrumador, el mar donde me estaba ahogando derrepente se empezó a agitar, la calma se convirtió en tormenta y mi mente ya rendida al hecho de morir ahogado, empezó a luchar.

Salí a la superficie para que solo una gran ola me hundiera nuevamente, en la lucha de tratar de salir fui azotado por otra gran ola asía la arena.

-¿sobreviví?

¿Qué era este sentimiento?... Mis sentimientos estaban al borde de la adrenalina, ¿Esto era un sueño? Se sentía demasiado real para ser un simple sueño.

-Despierta

Otra vez aquella voz grotesca molestando.



-Despierta, mi pequeño títere - apenas podía abrir los ojos, mis párpados estaban demasiado cansados. -si no despiertas, tal vez seas la bella durmiente y ahí qué darle un beso para que despierte.

Eso me sorprendió, la voz que había escuchado al momento de despertar no era la misma de mis sueños, era del amo Egan.

-No hay necesidad de eso mi señor. - aparte sus labios de mi cara con un desagrado total - no era necesario que usted viniera en persona.
-Lo sé, pero al parecer estabas tan cansado qué no contestabas mis llamadas.

Gire mi rostro para buscar mi teléfono y efectivamente tenía 5 llamadas perdidas de mi señor, tal vez si estaba demasiado cansado.

-Lo lamento, no volverá a ocurrir - me levante de la cama y me disculpe de forma adecuada con él.
-No importa, además es tu primer día.

Este tipo me da mala espina, tal vez deba simplemente echarlo de la habitación e ignorarlo.
Mi joven amo es un señor bondadoso, espero no causarle ningún problema.

-vamos, deja de ser tan serio - me miraba con desagrado, sé que soy extraño por eso soy un fiel perro de la mafia, pero sigo sin acostumbrarme a este sentimiento de culpa.
-Lo lamento mucho señor, trataré de cambiar si así lo desea.
-olvidalo, solo trata de ser precavido a partir de hoy, ¿De acuerdo?
- de acuerdo mi señor, pero podría hacerle una pregunta.
-Claro - su mirada se había relajado y ahora se encontraba sentado en una silla de madera de mi pequeña habitación cerca de la única ventana al aire libre qué tenía.
-¿por qué desea que sea precavido, mi señor?

Su mirada que anterior mente se encontraba fija al exterior se giró asía mi y sus labios formaron una gran sonrisa maliciosa, como si fuera por hacer algo realmente atrevido.

-Porque desde ahora seremos alumnos...

Continuará...

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