Primer capítulo

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Bitácora del Doctor Ivo Robotnik, han pasado exactamente 111 noches después del nacimiento de el pequeño lactante de Issac.

Y si soy completamente sincero ni Stone y mucho menos Issac me han dejado conciliar el sueño de una manera, por lo mínimo, ligeramente adecuada.

- ¿Acaso es mucho pedir 7 u 8 horas seguidas de sueño? -pregunto en vos alta aquel doctor de bigote distinguido, con liberta junto bolígrafo en mano, junto con una ligera incomodidad, dado a que era apresado por el abrazo de su marido.

Aunque en otros casos no se quejaría, el neonato de Issac estaba llorando, y si esto perseguía, la pequeña Marie podía ser despertada; lo cual era malo para él, ya que era muy difícil por no decir técnicamente imposible volver a dejarla dormida.

No solo era eso lo que afectaba su tiempo determinado para su descanso, si no también los ronquidos de su esposo que daba cuando estaba cansado por 'x' o 'y' razón.

Era ciertamente tedioso en esa parte, pero cada vez que intentaba librarse del agarré de su esposo, se apretaba aún más su abrazo. Era más que claro que tomaría acciones en la mañana; pero de momento, no le quedaba de otra más que esperar que Marie se despertara para que despertara al dormilón de su padre, ya que era la única (aparte del despertador) que lograba sacarlo de aquel mundo de sueños.

No llegó a pasar mucho tiempo, antes de que la pequeña Marie despertara y se adentrará al cuarto de sus padres y se aventará a la cama ajena.

- Papi Ivo, Issy sigue llorando, y no me deja mimir -habló la pequeña con voz agotada y somnolienta.

Un pequeño suspiro escapó de los labios de aquel reconocido doctor- Lo sé Marie, pero cierta persona no me deja moverme. -resalto la palabra "cierta" con sarcasmo y más a lo alto, volviendo a ser apretado- Querida, hazme un favor y despierta a Lee.

La pequeña asintió y empiezo a sacudir el hombro del moreno- Papi Li, depierta -digo la de piel ligeramente más clara que Stone, logrando despertarlo de una vez por todas.

- ¿Qué pasó, linda~? -pregunto aún semi-dormido, sin soltar a su marido de aquel abrazo.

- Cabeza dura, el niño está llorando. -menciono ciertamente molesto el de pelo castaño.

- Te toca a tí.. -antes de volver a dormirse hasta que su desendiente directa le toca la frente con su dedo índice.

- ¿Pero como si tienes abrazado a papi Ivo? -pregunto curiosa la pequeña infante.

Eso logro despertar al moreno de golpe y dejar a su esposo rápidamente.

- Ahora por tu incompetencia, te toca dormir en el sofá y dormir nuevamente a Marie. -expreso más que molesto el más alto, levantándose y dirigiéndose a la cuna del lactante, para luego llevarlo al baño.

El de piel morena no le quedó de otra que tomar a su cría y llevarla a su habitación.

- Lo siento tanto linda, por mi culpa te despertaste. -menciono pesadamente reconociendo su error.

- No pasha nada papi, yo te quielo mucho. -Dijo dándole una sonrisa, que correspondió alegre su progenitor.

Llegaron a la habitación de la infante, prendiendo el interruptor y dejándola en su cama.

- Papi, ¿por qué papá Ivo te va a hacer dormir en el sofá? -pregunto más que curiosa.

- Porque no lo deje levantarse para cuidar a Isaac -habló apenado pero tranquilo el mayor.

- ¿Qué hora es? -preguntó con más curiosidad.

El mayor volteó a ver el reloj en la pared- Son las 2 y 15 de la mañana. -respondió con sencillez.

- ¿Por qué debo de dormir? -Pregunto lo de siempre cuando ya no quería dormir.

- Porque el sueño le da al cuerpo un descanso y le permite prepararse para el día siguiente. -contestó tranquilo, respondiendo lo de siempre.

- ¿Me puedes cantar antes de dormir? -Pregunto con ojitos llenos de esperanza e ilusión.

- Claro Marie, ¿qué opinas de la canción de la tabla del 5? -pregunto divertido.

- ¡¡Shiiii!! -respondió entusiasmada y tomando uno de sus peluches de salamandra.

- Cof, Cof -se aclaró la voz- 1x5 son 5. 2x5 son 10. 3x5 son 15. -empezó a cantar con una sonrisa; después de un tiempo, la infante calló dormida después de que llegarán al múltiplo de 100- Buenas noches, Marie...

Se levantó dándole un beso en la frente a su desendiente, y se dirigió a su propia habitación.

- ¿Qué haces aquí? Te dije claramente que fueras al sofá. -habló cruzando los brazos el de mayor altura.

- Solo vine a por unas cobijas. -se empezo a dirigir a uno de los dos armarios que tenían en su habitación.

- Y-Yo... Yo ya te he dejado unas sábanas en el sofá... -Menciono ligeramente sonrojado, pero sin de cruzar sus brazos.

- ¿Enserio? Gracias, Doctor. -expresó sonriente y acercándose a su marido.

- Ni lo menciones. -dijo cerrando los ojos y frunciendo el seño.

El moreno le planto un beso en la sien del otro, haciendo que esté último girará su cabeza sin aún verlo.

Al retirarse Stone, Ivo sonrió y susurro a lo bajo un pequeño y suave: "yo también te amo".

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CON ESO CONCLUIMOS EL PRIMER CAP CHAVOS

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