Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Único.

╔═════════════════╗
TobiDei
“E n  O t r a  V i d a”
╚═════════════════╝

Un enmascarado corría lo mas que sus piernas le permitían, el viento se incrementaba a la distancia con furia moviendo las hojas de los arboles, el ambiente se sentía pesado a pesar de ya estar lo suficientemente lejos del lugar en el que sucedía este extraño escenario. A lo lejos en varios kilómetros de distancia se visualizo como una enorme cantidad de energía se expandía en una gran explosión que sacudió todo a su alrededor.

Una exposición que anunciaba la muerte de Kamiruzu Deidara.

El azabache que antes corría se había hecho intangible al notar que aun se encontraba en el rango de la explosión, evitando así ser lastimado por esta. Un pequeño susurro llego a sus oídos, tan ligero y suave como si jamás se hubiese emitido.

«Lo siento, Tobi.» Eso fue lo único que logro escuchar, pero no logro descifrar de quien había venido.

Parpadeo desconcertado volteando hacia el lugar donde había sucedido la explosión, dudando realmente si había escuchado bien o solo estaba alucinando. El azabache aprieta sus manos formándolas un puño y de forma inconsciente muerde su labio inferior, maldiciendose por dentro por no haber hecho nada para evitar aquello. Gracias a aquel estúpido plan... Había perdido a quien amaba por segunda vez en su vida.

Y dolía. Dolía como el infierno, aquel en el que se encontraba desde hacia años.

Una lágrima traicionera bajo por su mejilla dentro de su mascara, el dolor de esta pérdida no tenia comparación con la anterior, cuando por fin empezaba a ver la luz de nuevo, la vida le arrebataba todo una vez más, hundiéndolo aun más en aquel abismo sin fondo del cual ya estaba acostumbrado, destrozando su alma en millones de pedazos imposibilitando así que este pudiese reconstruirse.

Su vista se nubla un poco gracias al liquido cristalino que sus ojos retenían, un pequeño sollozo se escapa de sus labios seguido de muchos más, ahí se encontraba de nuevo... Solo, roto y su estabilidad emocional destruida. Lo recuerdos invadían su mente, logrando que el azabache se hundiese en estos con dolor y anhelo, añorando poder volver a aquellos tiempos.

Intentar recordar... El sentimiento de la felicidad.

Ese que había olvidado hacia ya mucho tiempo. Recostando su espalda contra el frío tronco de un abedul se dejo deslizar hacia el piso, moviendo su mascara hacia un lado. Más sollozos salia sin parar, las lágrimas resbalaban por sus mejillas. Todo era su culpa, por ser un maldito egoísta que no sabía apreciar las cosas cuando las tenía enfrente.

Perdoname, pequeño...

Ese susurro escapo de sus labios en un tono bajo, destrozando su alma y corazón. En silencio pedía que aquello fuese un mal sueño, que el rubio estuviese a su lado en la cama que ambos compartían, rogaba que este no lo dejase solo.

Pero ya era muy tarde.

El rubio se había ido y ya no volvería a sus brazos. Los pequeños sollozos se habían convertido en gritos de dolor mientras el azabache se apretaba la camisa, justo en el lugar del pecho, su respiración empezaba a volverse errática y descontrolada. Tragaba en seco intentando deshacerse de aquel molesto e incomodo nudo que se había instalado en su garganta, esta se desgarraba por el fuerte llanto que acompañaba los gritos de dolor del azabache.

¿Por que todo en su vida tenia que ser tan efímero y doloroso? Jamas lo sabría.

—¡Perdoname!— Grito desgarrando su garganta.

Un fuerte dolor empezaba a apoderarse de su pecho y el nudo en su garganta le imposibilitaba respirar con normalidad, su respiración con el paso de los segundos se volvía más errática y dolorosa. El llanto se incrementaba dolorosamente y el azabache solo se dejo caer hacia el frente, dejando su rostro recostado del piso y sus manos apretaban el húmedo pasto con sus dedos con fuerza. Las lágrimas bajaban sin parar y el dolor seguía volviéndose más y más insoportable, de sus labios solo lograban escapar los fuertes gritos y el doloroso llanto, lo había perdido a él, el único al que había sido capaz de contarle todo el dolor que cargo a lo largo de los años.

¿Por qué debía dejarlo solo? ¡Él lo había prometido! ¡¿Donde quedo esa promesa?! ¿¡Donde?!

Aquella promesa se había ido en un instante, desapareciendo sin dejar rastro alguno... Así como desapareció por completo aquel ser que amaba, fue tan efímera como el arte de su adorado rubio y aquella promesa se había llevado la poca estabilidad emocional que le quedaba al azabache. Una vez más se encontraba...

Roto.

...

No lo entendía, realmente no lo entendía. Había hecho todo al pie de la letra, justo como Madara se lo había ordenado, mato, creo desesperación, inicio una guerra, reunió a siete Bijuus, había logrado más de lo que el Uchiha mayor esperaba, aun así no lo comprendía con exactitud.

¿Por qué?

¿Por qué Madara lo había elegido a él? ¿Por qué el tubo que organizar todo el dolor por el que paso? Se siente utilizado, devastado y roto de nuevo. Él era el culpable, aquel hombre que una vez le salvo la vida solo se la arruino por completo, lo alejo de su familia y amigos, lo retuvo en sus brazos con una falsa esperanza de volver a su aldea, lo entreno con un fin egoísta y organizo la muerte de la primera persona que amo.

¿Y que podía hacer?

Nada, absolutamente nada. El Uchiha mayor solo estaba ahí, parado enfrente de él con una sonrisa burlona en sus labios, escupiéndole en la cara su maldito plan, el azabache sólo pudo bajar la mirada imponente mientras apretaba sus puños. Había perdido contra él y de la peor forma, el abismo en el que se encontraba lo succionaba aun más, en aquella oscuridad que tanto odiaba.

Y al mismo tiempo con la que más familiarizado estaba.

Un fuerte dolor se instalo en su rostro, haciéndolo soltar un grito desgarrador para después apretar sus labios con fuerza, la sangre empezó a brotar de él y a deslizarse por su mejilla, Madara le había arrebatado el Rinnegan. Se lleva una mano hacia la cuenca de su ojo vacío, apretándolo para detener el sangrado y miro con rencor al Uchiha mayor.

—No eres más que un fracaso.

Le escupió en la cara y lo tomo del cuello, le coloco su propio Sharingan y lo obligo a sacarlos de la dimensión Kamui. Frente a ellos se encontraban el equipo siete, solo pudo mirar a Kakashi una ultima vez antes de que todo se volviera negro, se había desmayado. Solo sentía como su cuerpo era arrojado de un lado al otro sin parar, como si un muñeco de trapo se tratase, incluso hubo un momento en el que sintió un ardor en su mano, como si algo se la hubiese atravesado. Se preguntaba en sus adentros ¿Aun seguía vivo? ¿Como era eso posible?

Su cuerpo fue recostado contra una superficie fría y justo en ese momento abre los ojos con lentitud, algo desorientado. Frente a él estaba un peliplata con mascara, que le sonreía con sus ojos cerrados. El azabache solo pudo suspirar rendido, genial, estaba vivo y con un loco obsesionado con él enfrente. Se levanto siendo informado de la situación, ideo un plan para traer al Uchiha menor de vuelta. Con astucia logro entrar en la dimensión original de la diosa y con ayuda de la estudiante pelirosa del Hatake abrieron una por una las dimensiones hasta dar con él Uchiha menor. Cuando volvieron con el Hatake y el rubio todo empezó a empeorar, gracias a que la diosa cambio la dimensión a una donde la gravedad era mucho mayor.

Ambos elegidos no podían moverse del suelo, se encontraban sin salida alguna y a tan solo segundos de su posible muerte a manos de la diosa enfrente de ellos. El Uchiha mayor y el Hatake no lo pensaron dos veces y corrieron a interponerse enfrente de ambos jóvenes y recibir el ataque por ellos, con un solo pensamiento en sus mentes... Serles útil aunque fuese una vez..

Y eso nos llevaba a la situación actual.

El azabache envió la estaca que se dirigía hacia el Hatake a la dimensión Kamui, salvándolo, pero el azabache solo se quedo quieto en su lugar y recibió la estocada en su abdomen. Los miembros del equipo siete se quedaron estupefactos en sus lugares, sin saber que hacer. La impotencia en todos era palpable, solo podían observar como el Uchiha mayor se iba deshaciendo en cenizas de forma lenta, Sasuke salto a enfrentar al enemigo para dejar que el azabache se despidiese. Sus palabras desgarraban el alma del peliplata en mi pedazos, la impotencia invadía al rubio por completo. El Uzumaki intentaba detener la inminente muerte del azabache sin éxito, solo podía escuchar la dolorosas palabras que salían de sus labios como despedida, Kakashi se encontraba en shock mientras se dejaba caer al piso con la mirada hacia abajo, el rubio sólo podía apretar sus puños enojado consigo mismo por no poder hacer nada, Sakura mordió sus labios dejando escapar una pequeña lágrima que limpio al instante.

El Uchiha solo los miraba con una sonrisa a todos.

Despidiéndose de forma dolorosa, con aquellas palabras que quedarían grabadas en sus almas y un dolor que jamas podrían superar. En sus pensamientos solo repasaba su vida, recordando todos y cada uno de sus claros fracasos, no pudo cuidar a ninguno de sus seres queridos, perdió a dos personas que amo con todo su corazón, causo la muerte de personas que lo apoyaron, causo tanto dolor al mundo ninja solo con estar vivo. No merecía nada, absolutamente nada, no merecía estar respirando, no merece el dolor de Kakashi, no merece las lágrimas de Sakura, no merece el perdón de Naruto.

Merecía odio, repudio hacia su persona de parte de todos ellos.

Debía morir como Zetsu negro lo había dicho, como la maldita escoria que era, sólo, sin nadie que sufriese su perdida. Había ocasionado tanto daño y dolor, aunque se hubiese dado cuenta se sus errores eso no los borraba, no arreglaba nada, no devolvería las vidas que arrebato, no eliminaría el sufrimiento que esparció por todo el mundo, y aun así...

Deseaba con todo su corazón ver a Deidara una ultima vez.

No quería dejar las cosas como estaban, no quería que toda la historia que ambos fueron construyendo juntos se desvaneciese de esa forma, no quería solo morir y olvidar todo. No se sentía capaz de soportar la idea de jamas volver a ver aquellos azulados ojos como el cielo o aquella melena dorada como el sol. Se negaba rotundamente y en silencio lo prometió, Se prometió volver a verlo, ya sea en el otro mundo o... En otra vida.

Un solo pensar invadía su mente llena de remordimientos, aquella promesa que hacia en aquel instante no seria en vano y no sabía como pero la cumpliría.

«La vida es demasiado corta como para amarte en solo una, prometo buscarte en la siguiente» Ese había sido su ultimo pensamiento... Antes de que su vida desapareciese de la faz de la tierra.

Justo en ese instante su cuerpo se destruyo por completo ante la temblorosa mirada del rubio Uzumaki, bajo el dolor desgarrador que se hallaba en el pecho del peliplata, la pelirosa solo apretó sus puños mientras bajaba la mirada. Aquel Uchiha risueño que dio tanto por amor había desaparecido por completo, dejando atrás su vida llena de dolor y sufrimiento, con la única esperanza de que ese mundo pudiese mejorar, dejando así todas sus esperanzas y sueños en ese rubio de ojos azules, ahora la memoria de éste solo vivirá en los recuerdos de aquellos que estuvieron presentes en su ultimo respiro, por siempre recordando a quien entrego su vida por ellos.

Uchiha Obito, había muerto.

...

Un ruido realmente molesto se instalo en aquella habitación, un chico de apenas dieciséis años se encontraba oculto bajo sus mantas, intentando dormir aunque fuese un poco más, aquella alarma sonaba sin parar y el joven no lograba apagarla por más que lo intentase. Cuando por fin había logrado desactivarla un hombre de unos veinticinco años había entrado en la habitación, al mismo tiempo que retiraba la suave sabana que el joven tenia.

—Obito, levantate llegaras tarde.— Le reclamo el hombre.

El nombrado gruño en voz baja intentando recuperar la tela que le fue arrebatada, fracasando en el intento, levanto la mirada un poco, mirando a un hombre de tez clara, cabello castaño oscuro casi negro y con un traje elegante, este lo miraba de forma seria.

—Vamos Fugaku, dejame dormir un poco más.

El menor sollozo un poco, Fugaku lo miro de forma seria y negó. El joven solo se sentó en la cama enojado, miro la hora y noto que realmente se le estaba haciendo tarde, por lo que se levanto de forma rápida enredando su pie por accidente que la sabana y cayendo al suelo, cuando levanto la mirada vio que su hermano mayor ya se había ido.

Maldijo por lo bajo.

Levantándose un poco avergonzado solo se sacudió la ropa y fue al baño. Cuando por fin estuvo listo tomo su mochila y salio de la casa, camino un par de cuadras hasta llegar a la parada de autobuses. Al pasar los minutos ya se encontraba sentado dentro del transporte, yendo ya de camino hacia su institución. Su mente empezó a divagar mientras veía por la ventana, en su pecho un pequeño dolor habla aparecido y un nudo en su garganta había hecho acto de presencia, en su interior éste solía preguntarse...

¿Qué era aquel vacío que solía invadirle de un momento a otro? ¿Por qué sentía en lo !as profundo de su ser que algo le hacia falta? ¿Por qué se sentía... Incompleto?

Las dudas invadían su mente sin descanso alguno, obligándolo a querer encontrar la respuesta a cada una de ellas sin éxito alguno. Se sentía perdido en un abismo que incluso él mismo desconocía, hundiéndose cada vez más en aquella... ¿Oscuridad? Quería entenderlo, deseaba entender que significaba aquella ansiedad que le carcomía por dentro, añoraba saber el qué significan sus extraños sueños. Solía preguntarse el porqué de un momento a otro un pavor inminente aparecía en su pecho, cada que sentía como si la oscuridad quisiese tragarlo por completo.

Frustración, ese era el sentimiento que le abarcaba entre tantas dudas que surgian en su mente.

Al salir de sus pensamientos noto que ya se encontraba en su destino, por ello se levanto de su asiento, pago al conductor y bajo del autobús. Con sus manos en sus bolsillos caminaba por los ruidosos pasillos de aquel lugar, miro a su alrededor con aburrimiento notando la presencia de varios compañeros de clase, los cuales eran; Hidan, Kakuzu y Kisame. Muchas veces se preguntaba el porque sus rostros le eran tan familiares, no entendía por qué sentía en sus adentros el que ya los conociera de antes.

¿Se estaba volviendo loco acaso?

Realmente no lo comprendía como exactitud, antes de que éstos notasen su presencia con rapidez se introdujo dentro de su propio salón, el cual se encontraba vacío por completo y sin mas se sentó en su asiento. Los minutos pasaban con lentitud y sin notarlo alguien había ingresado en el lugar, quien al mirarlo se quedo parado en su ligar observándolo, Obito se mantuvo en silencio aún sin notar su presencia en lo absoluto.

Aquel joven decidió acercarse hacia el azabache sin titubear, se detuvo enfrente de éste y por fin el Uchiha había elevado la mirada. Por un instante sintió como si su respiración fallase, su corazón se agito sin explicación alguna, sus manos sudaban y su cuerpo empezó a temblar. La mente del azabache había quedado en blanco por completo, no podía explicarse el que significaba aquel extraño sentimiento, pero por alguna extraña razón su cuerpo había reaccionado ante la presencia de ese joven frente a él.

Como si ya... Lo conociera.

Enfrente suyo se encontraba un rubio un poco más bajo que él, un extraño pero sedoso cabello largo que llegaba hasta su cintura, –Tan dorado como el oro puro.– sus ojos azules tan claros como el cielo le miraban con un brillo de curiosidad y su tez era pálida, notándose un poco tersa.

—¿Nos...?— El rubio carraspea mientras desvía la mirada.— ¿Nos conocemos?— Pregunta en un tono bajo.

Su voz era grave, pero no lo suficiente y el rubor de sus mejillas hizo que un sudor frío recorriera el cuerpo del más alto. Obito aun se sentía confundido, en sus adentros deseaba decirle que si, que si se conocían pero... Sabia que eso era falso, jamas lo había visto en su vida y aun así...

Sentía que le conocía de pies a cabeza.

—No... — Susurra antes de elevar un poco su voz.— No recuerdo haberte visto nunca.— Continua.

El rubio se mantuvo en silencio durante unos cuantos, los cuales para el azabache empezaban a parecer eternos.

—Entiendo...

El menor dio media vuelta dispuesto a irse, pero de forma inesperada el azabache se levanta de su asiento y toma su brazo deteniéndolo, ambos comparten una mirada y al instante todo desapareció a su alrededor, en aquel instante solo existían ambos. Se encontraban perdidos en los ojos contrarios, dejándose guiar por aquel extraño pero tan familiar sentir. El azabache traga en seco y se acerca un poco al rubio.

—Mi nombre es Tobi.— Le dice sin apartar su mirar.

Al instante se dio cuenta de su error, no entendiendo el porque había dicho aquel nombre, –El cual jamas había utilizado en su vida.– sintiéndose extremadamente confundido por ello. Por su parte, el rubio sintió su corazón detenerse ante aquello, un pequeño sudor frío apareció en su cuerpo y sus manos empezaron a temblar.

¿Qué le estaba sucediendo?

Se preguntaba en sus adentros sin poder encontrar la respuesta, tragando en seco mientras lleva una mano a su nuca, intento regular su respiración.

—Deidara.— Aparta la mirada.— Ese es... Mi nombre.

El azabache se siente paralizar, pero de forma rápida ignora aquello.

—El mio es Obito, no se el porque dije Tobi.— Confiesa apenado.

Oh...— Susurra mientras regresa su mirar hacia el mayor.— Es un gusto conocerte, Obito.

Suelta su brazo del agarre de éste y extiende su mano había el azabache, el cual entiende el acto y une sus manos en un apretón amistoso, una pequeña corriente eléctrica recorrer sus brazos hasta pasar por todo sus cuerpos, incrédulos ambos miran sus manos para después mirarse una vez mas.

—El gusto es mio entonces, Deidara.— Sonríe.

Su hermosa sonrisa invade el pecho del más bajo, logrando que un sentimiento cálido se instale en este y sin poder evitarlo le corresponde la sonrisa. Antes de que alguno pudiese decir algo el timbre suena dando a entender que las clases estaban apunto de comenzar. Ambos de forma inconsciente apretan y entrelazan sus manos, aun sin deshacer la pequeña guerra de miradas que ambos habían creado, sin notarlo algo mas había surgido en aquel encuentro, algo que aun no lograban entender con exactitud, aunque...

Más que surgir, había renacido un sentimiento que en épocas atrás se creía perdido. Un amor que traspaso la frontera de los años, de los daños y del doloroso pasado que los había separado.

Y aunque aquellas dos almas jamas pudiesen recordar el trasfondo de ese hermoso sentir, nuevamente se encontraban unidas, esta vez sin mentiras, sin dolor y sin traición. Por fin podrían amarse como en el pasado nunca pudieron, porque habían logrado lo imposible... Un amor que pudiese renacer y encontrase una vez más...

En otra vida.

Fin.
_____________________________

¡Hola!

¿Que les pareció?

¿Les gusto esta extraña idea? Espero que si.

¿Cual fue tu parte favorita?

Escrito:09/08/21
Publicado: 10/08/21

3296 Palabras.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro