Última Parte
Aún me encontraba apresando su cintura con mis muslos, disfrutando las caricias sobre la tela de mi pantalón. Lleve mi boca a su cuello, donde bese con ahínco ese lugar, pasando de vez en cuando mi lengua, disfrutando los jadeos que soltaba él castaño contra mi oído.
La puerta de una de las habitaciones fue abierta, descubriendo lo que estaba tras de ella; aún con mi labor me di la oportunidad de ver un poco la habitación, el color de esta no era el mismo que toda la casa poseía, era de un gris claro.
Sentí como mi espalda tocó una superficie blanda; ahora tenía sobre mi a Jeon besando mi rostro.
— ¿Sabes el significado de los besos? — negué a su pregunta, se apartó de mi rostro y susurro muy cerca de mi cuello — Quiero hacerte sentir como nunca nadie lo hará, así que te los diré.
Mi respiración se alteró, y mi corazón dió un vuelco ante sus palabras.
— ~Respeto — un beso en medio de mi frente — Confianza — Ojos, uno en cada párpado ocasionando que los cerrará momentáneamente — Cariño — Un casto beso en mi nariz, donde la arrugue ante la calidez de sus labios — Sinceridad — mis dos mejillas fueron atacadas por pequeños picos y leves mordidas, provocando que mi risa se diera a lucir por ello — Secreto — un beso y un susurro sobre el lóbulo de mis oídos, más un pequeño escalofrío en mi columna — Y por último — su mirada viajó a mis ojos, donde se detuvo unos minutos analizando mi rostro; seguramente mi apariencia no fuera la mejor, leves gotas perladas resbalando por mi cuello o mi sien, pero ante sus ojos, pareciera que era lo más bello que haya observado, lo sabía gracias a él brillo en ellos — Amor — bajo a mis labios, acariciando tan delicadamente los suyos en los míos. ¿Así se sentía ser amado?
Sus manos recorrieron mis muslos, subiendo hasta mi cadera seguido por mi cintura, donde se detuvieron y empezaron a desabotonar mi camisa con una lentitud que me hizo ansiarlo más de lo debido.
Luego de terminar con mi camisa, abrió está dejando mi torso al descubierto, sintiendo la brisa fría de la madrugada, la cual fue reemplazada por el aliento cálido que recorría por mi cuello hasta mi pecho.
— ¿Puedo? — Preguntó sobre uno de mis pezones, sacándome un gemido agudo de mis labios y que mi pecho se alzará en busca de un contacto más profundo; una risa me hizo bajar la mirada — Lo tomaré como un sí.
Esto era una tortura, sentir sus labios chupando uno de mis botones, mientras el otro era pellizcado por una de sus manos.
No soporté mucho tiempo, por lo que lo separé de mi, agarrando su suéter y empezar a deslizarlo por su torso y brazos. Dejándolo en un instante sin esa prenda.
— No me tortures más por favor, si lo sigues haciendo seguramente enloqueceré sólo con tus besos, sin poder sentirte por completo — sonrió nuevamente, como siempre, pero está vez demostrando que me tenía, que ahora le pertenecía, y yo podía confirmarlo.
Desabrochó mi pantalón, bajándolo hasta quitarlo de mi cuerpo con todo y mi ropa interior, dejándome expuesto a su feroz mirada. Ahora me retractaba de mis palabras, me sentía pequeño ante sus ojos hambrientos; lleve mis manos a mi rostro, la vergüenza era tan grande que sentí como la excitación se iba apagando.
— No te avergüences de ti — sus delicadas manos apartaron las mías, donde observé lo cerca que se encontraban nuestros pechos — Eres hermoso, eres mucho más hermoso que cualquier cosa o ser en este mundo.
Esto era una tortura interminable, una tortura que solo me calentaba más; tome el broche de su pantalón y con agilidad lo desabroché, empezandolo a deslizar junto con su ropa interior por sus torneadas piernas. Luego de quitarlo completamente pude apreciar su cuerpo, esa capa de sudor perlando más su tersa piel, provocándome más, haciéndome desearla.
Mis manos fueron aprisionadas arriba de mi cabeza, era un claro ejemplo que no podría tocarlo.
— Se lo que piensas, y por ser tan descarado no podrás tocarme — un jadeos de sorpresa escapó de mí cuando sentí como hincó sus labios alrededor de mi cuello.
Sus dedos fueron visibles para mí, y entendí esa referencia, mientras sentía nuevamente aquellos labios sobre la piel de mi torso dejando un camino de besos por el, solo me dediqué a chupar aquellos falanges, mojandolos completamente.
Luego de que Jeon me apartará de sus dedos, los cuales escurrían parte de mi saliva; tanteando mi entrada con uno de ellos mientras me observaba y tenía apresada parte de la piel de uno de mis muslos.
Sentí como poco a poco ingresaba aquel falange, y me sentía extraño, algo que fue notado por Jeon.
— Tranquilo, si quieres podemos parar, no te obligaré, JiMin.
No respondí, porque es lo que quiero, apreté mis paredes, causando que un gemido ahogado se escuchará de mi parte.
— Sigue — le pedí cuando me encontré con sus ojos.
Esto era nuevo para mí y tenía conciencia que él tenía miedo de lastimarme. Aquella extrañeza fue reemplazada por el placer que me otorgaba el sentir sus dedos dentro de mí.
— Jeon... P-por favor — al escuchar mi voz cualquier acción que estaba haciendo el castaño entre mis piernas, fue detenido, algo que me molestó — ¿Por qué te detienes?
— Quiero escuchar mejor lo que me pedirás, así que, habla — un gemido roto más las inmensas ganas de cerrar mis extremidades que recorrió mi cuerpo. Este nuevo sentimiento me sobrepasaba, no encontraba forma alguna a cómo reaccionar, todo era involuntario en mi sistema — Bonito, podemos parar si es lo que deseas, aún no pierdo la cordura.
– No quiero eso — Tomé una bocanada de aire para poder seguir — Quiero sentirte, por favor.
Baje mi mirada hacia su rostro, encontrándome con aquellos ojos que me recorrían con laciviadad, donde solo seguí el movimiento de sus manos luego de que sus dedos abandonaran mi entrada.
— JiMin, ¿Estás seguro? — asentí — No quiero que te sientas presionado.
— Si sigues con tu parloteo soy capaz de dejarte con eso toda la noche, y cuando vea que ha bajado hacer que vuelva — Lo mire con ojos desafiantes; JungKook solo soltó una risa y seguidamente se posicionó sobre mí.
— Como ordené, mi príncipe — besó mis labios nuevamente, dejándome viajar por mi mente, algo que no pude seguir haciendo cuando sentí como algo rozaba levemente mi entrada — shhh, tranquilo.
Mi respiración se aceleraba cada vez más al sentir como mis paredes anales eran separadas por su grueso miembro. Realmente dolía como el infierno.
— Ahh~ — deje escapar un jadeo al sentir como ya estaba completamente adentro y sentí mis lagrimas bajar por mis mejillas.
— Mmhh, relájate, si estás así de tenso dolerá más — su rostro, sus facciones tensas, sus venas resaltadas, todo me daba un claro ejemplo de que se estaba reteniendo.
Comenzó con leves caricias en mis piernas y besos por mi rostro, logrando así que me concentrará nada más en las sensaciones que me estaba proporcionando, olvidando por completo el dolor que sentía.
Apreté mis piernas más a su cintura y moviendo mi cadera con la intención de darle a entender que quería que se moviera, y así lo hizo.
Nuestras pieles moviéndose al compás de las manecillas del reloj, un tik tak tan placentero que no lo sentía tan lento y profundo, taladrando mis sentidos por completo.
La habitación era ambientada únicamente con nuestras respiraciones y nuestras pieles chocando, exitandonos más hasta el punto del delirio.
— Eres maravilloso, tan per-fec-to — sentir como su voz acaricia mi lóbulo me enloquece, no soportaría más estimulación.
— JungKook, por fa-vor — mis uñas se estaban enterrando en su espalda regalándome un satisfactorio gruñido de su parte — Toma todo de mí.
Luego de unos minutos, donde las embestidas se hicieron más fuertes, desordenadas y arrítmicas, los dos fuimos consolados con nuestro más preciado climax.
Ahora nos encontrábamos cara a cara, sintiéndonos como si solo fuéramos dos idiotas enamorados en este mundo. Sin importar el apellido, ni las clases sociales o sí esto que nosotros llamábamos amor era el mayor pecado que debía pagarse con muerte.
No nos importa nada, solo ser nosotros fundidos en los brazos del otro.
— JiMin, eres mi edén, mi paraíso, el que tanto he deseado desde que soy un chico. JiMin, tú eres mi lugar seguro en esta vida — desde mi posición podía escuchar el vibrato de su voz, los latidos de su corazón desbocado.
— JungKook, tú también eres mi lugar seguro — deposite un beso en su pecho, a la altura de su corazón.
Sentí como me acercaba más a su cuerpo, como si eso fuera aún posible, permitiéndome inhalar su fragancia natural.
Desde ahora me tocaba a mí, si quería ser feliz y hacerlo feliz, tenía que enfrentarme a la sociedad, lograr escapar con él y poder vivir lo que tanto hemos soñado.
A
la mañana siguiente me despedí de Jeon, logrando poder dirigirme a mi hogar y enfrentar a las cadenas que aún se encontraban en mis brazos.
Al estar detrás de esa puerta, la grata presencia de mi padre me recibió frente a las escaleras.
— ¿Dónde pasastes la noche?
— No es de tu incumbencia — trate de esquivarlo, pero un agarre en mi antebrazo me lo impidió.
— Eres mi hijo, tienes que hacer lo que te dije y contestar a lo que se te pregunté, no puedes ignorarme y humillarme con tus inmadurez.
– ¿Mi inmadurez? ¡¿Quién es el qué se acuesta con todas las mujeres de esta maldita aristocracia?! — Su ceño fruncido me demostraba la molestia que sentía — Engañas a mi madre. ¿Es que acaso no tienes el valor suficiente para amarla, para demostrar el amor que dices tenerle?
— Esto — Me apunto con el índice — Esto solo es una consecuencia por juntarte con ese huérfano sin valores.
— No, el único que no tiene valores o tan siquiera moral eres tú, tratando siempre de hacer que la reina te aclame como su más leal súbdito; padre, solo eres un estúpido lamesuelas — mi rostro fue empujado hacia un lado, sintiendo el ardor en mi mejilla y como algo escurría entre mis labios, posiblemenre sangre.
— Tiene prohibido salir, te quedarás en tus aposentos hasta el día de tu boda, que por supuesto, querido hijo, esa fecha no está tan alejada.
Dos hombres me tomaron de los hombros para arrastrarme escalera arriba hacia mi habitación, donde al llegar fui empujado y encerrado.
Mi padre es una arpía, alguien a quien no se le puede detener.
Odio quien soy, odio está vida que me ha tocado vivir, la cual no la siento tan siquiera como propia; tome algunas demis cosas metiéndolas en un pequeño bolso, estaba decidido, este día escaparía, me alejaría de esta pesadilla.
Al caer la noche busqué una forma de escapar, la escalera y entrada principal estaba con varios guardias a disposición de mi padre.
— Joven JiMin, tiene visitas — la puerta de mi habitación fue abierta dándole paso a Camille quien observó la pequeña maleta a un costado de la ventana.
— ¿JiMin?
— Camille, yo... – Su sonrisa me desconcertó, mientras se acercó a mí y tomó mis manos entre las suyas.
— Te ayudaré, si lo que quieres es liberarte de tu familia y poder ser feliz con la persona que amas realmente, ten por seguro que te ayudaré.
— ¿Por qué? Pensé que querías que te amará — negó; aquella sonrisa que aún se mantenía en su rostro solo me daba intranquilidad, aunque no pareciera extraña.
— No, JiMin, yo no soy la chica que has conocido, soy alguien que amo con locura a otra chica, la cual tuve que dejar ir si no quería que la asesinaran solo por amar.
Una lágrima traicionera escapó de uno de sus ojos, aquella que fue limpiada rápidamente.
La abracé, por primera vez desde que la conocí pude demostrar el cariño que me transmitía, Camille es como una hermana, nunca la ví como algo más.
Me comentó que afuera se encontraba su primo, alguien que me sorprendió demasiado a la hora de conocerlo, un chico de mi misma estatura, color de piel y de contextura muy similar a la mía; ideamos una forma de hacer que no me reconozcan a la hora de salir; el chico me dió su mochila, donde me ayudó a camuflajear la mía, cambiamos de atuendo, y cuando teníamos todos listo, salimos de la habitación.
Los guardias parecían dudar un poco, pero no nos detuvieron; mis nervios estaban a flor de piel, pero cuando logramos salir solo sonreí y me deshice del sombrero que cubría parte de mi rostro.
— Gracias, sin tu ayuda no podría haber salido.
La emoción que sentía era compartida con la rubia, quien me estrechó en sus brazos y me hizo una invitación a ir con Jeon.
Detuve un transporte y le di la dirección a aquel departamento, no tomó mucho tiempo el que estuviera frente a aquella puerta.
Toqué la puerta y me quedé estático frente a ella, esperaba no ser una molestia. Salí de mi trance al ver al castaño frente a mí, parecía algo asombrado de verme ahí, apenas llevaba puesto un pantalón de pijama, con el torso descubierto.
— ¿JiMin? — miro hacia los costados deteniéndose en el pequeño "equipaje" en mi hombro — ¿Escapastes?
— ¿Puedo pasar? — conteste con otra pregunta, claramente incrementando su curiosidad ante mi llegada; se posó a un lado dándome el permiso para ingresar, lo cual hice.
Hizo que lo siguiera hacia el sofá, donde tomé asiento, dejando mis cosas a un costado.
— ¿Escapastes? — Y aquí está de nuevo su pregunta. Definitivamente tenía que decirle lo que había sucedido en mí casa.
— Discuti con mi padre y quedé encerrado en mis aposentos, sin tener la posibilidad de poder salir hasta el día de la "boda" — Bien, ahora se notaba que no entendía el que hacía en su hogar — Camille, me visitó esta tarde, y me quiso ayudar a escapar, por lo que ahora estoy aquí, y posiblemente pronto se den cuenta que escapé y empezarán a buscarme hasta debajo de las piedras, por lo que tengo miedo que nos encuentren y mi padre haga algo que me hará odiarlo toda mi vida, solo quie... — unos labios detuvieron mi parloteo, Jeon estaba besándome con tanto cariño que me hizo olvidar un poco mi miedo — Bonita forma de callarme.
Bajo la cabeza mientras reía, un acto que me encantó — Tenía que hacerlo, te estabas alterando mucho — suspire y sujete sus manos entre las mías — Me alegra saber que estás aquí, no importa si tu padre haga algo luego contra los dos, pero en estos momentos me has demostrado que harías lo que fuera por ser feliz.
— Te amo — Bien, lo dije, dije aquello que me estaba enloqueciendo, porque no simplemente me gustaba o sentía una atracción por este chico, no, yo lo amo, lo amo tanto que podría viajar hacia la luna y escribir su nombre junto al mío — Sé que es muy pronto para decirlo, pero, para mí es el momento perfecto.
— Te amo, igual o incluso más de lo que tú me amas a mí.
Y ser correspondido fue mi mayor regalo, lo que me hacía falta para poder retomar el valor a enfrentar mis miedos.
Durante la noche preparamos la cena, era mi primera vez cocinando, por lo que me llegué a avergonzar por el sabor que tenía; luego de la cena solo tomamos asiento en el sofá, para disfrutar una película de comedia juntos. A veces sentía las caricias y los besos que me daba JungKook y era lo que me decía que estaba en mi lugar ideal.
A la mañana siguiente desperté siendo rodeado por unos brazos; levante un poco mi rostro encontrándome con el rostro de JungKook en calma, se veía tan bien con pequeños rayos de sol golpeando su rostro.
— Pareces un acosador — una risa ronca me llevó a fijarme en sus ojos, los cuales permanecían cerrados — Buenos días, acosador.
— Buenos días, mi acosado — acaricié su torso con mis dedos — ¿Qué harás este día?
— Pasar acostado aquí mientras te tengo entre mis brazos — reí.
— No seas tonto, hay que hacer otras cosas, aprovechar que tienes libre — negó.
— No, solo quedémonos así, sin nadie más.
Asentí y me volví a recostar, entre sus brazos; teníamos que desayunar, pero no teníamos el esfuerzo suficiente para hacerlo.
La pasamos así hasta el medio día, donde a regañadientes tuvimos que ponernos de pie y salir de la cama; me metí a la ducha para poder asearme un poco, escuchaba algunos ruidos afuera de la habitación, suponía que JungKook estaba preparando el almuerzo.
Al estar listo salí de la habitación escuchando el toque de la puerta, tal vez alguien venía a visitar al castaño; estaba sonriendo pensando en lo que quería hacer esta tarde — ¿Te parece si vemos una maratón de películas está... tarde? — Vaya sorpresa — ¿Papá?
— Con que aquí estabas — ingreso y a cada paso que daba me alejaba, antes de poder llegar a mí, JungKook se interpuso en su camino.
— Se encuentra en mi casa, señor Park — La profundidad de su voz me dio un poco de intranquilidad, pero sabía que solo quería protegerme.
— Vengo por mi hijo, apártate – se movió hacia un lado tratando de esquivar a JungKook.
— No, si quiere decirle algo a su hijo, hágalo frente a mí, pero no permitiré que lo vuelva a agredir.
— Sabes, por esto no quería que se juntara contigo, eres un pecador que solamente entró en la vida de mi hijo para corromperlo; no entiendes que JiMin ya tiene una vida hecha.
— ¡Vida que tú has planeado! ¿Es que acaso no lo ves? — Salí de atrás de Jeon, enfrentando por segunda vez a mi progenitor — Lo que he hecho con mi vida es porque tú y mi madre han planeado hasta con quién me casaré, nunca me he descubierto, ¡No sabía quién era en realidad! — tome una bocanada de aire, tenia que liberarme, tenía que soltar todo y si mi única alternativa era esta, lo haría — Soy homosexual, me enamoré de este chico, quien me mostró los colores, quien limpio mis lágrimas y construyó mi corazón. Y es algo que tú no planeaste, ni yo, ni nadie, solo pasó, porque así tenía que ser.
Se fue, dejándonos solos, dejándome solo pero sintiéndome libre, libre de por fin liberarme de las garras de mis padres.
— JiMin, ven aquí — Jeon me extendió sus brazos, invitándome a acurrucarme en ellos — Lo hicistes bien, lo hicistes bien, no llores más, bebé.
《Lo hice bien》
Luego de aquella grata visita nos la pasamos jugando entre nosotros, disfrutando de nuestra tarde, pero como mencione, mi vida no era de color de rosa, cuando menos lo esperaba algo tenía que atormentarme de nuevo.
La puerta volvió a ser tocada, esta vez fui quien recibió a nuestra visita, más nunca me imaginé que eran los guardias.
— ¿Jeon JungKook y Park JiMin? — Asentí, sabía de la presencia de JungKook tras de mí, ya que uno de los hombres miró hacia ese lugar — nos acompañarán, quedarán en cautiverio hasta que se lleve a cabo su castigo por ser pecadores.
Dos hombres sujetaron mis brazos, escuchaba los reclamos de JungKook hacia ellos.
— Sueltenlo, él no tiene nada que ver, déjenlo — yo únicamente pedía que lo dejaran libre a él, que solo me llevaran a mí, pero no había caso.
Al salir del edificio lo vi, cerca de los autos donde nos transportarían hacia el calabozo.
Al caer la noche estaba en una jaula, encerrado, viendo como JungKook solo susurraba que todo saldría bien.
Las puertas se abrieron y lo tuve nuevamente frente a mí.
— ¿Esto es lo que querías? — Le pregunté — Porque si es así, felicidades papá, lo lograste.
— Sabes perfectamente que no es lo que quiero para ti, pero no me dejaste otra opción para que me escucharas.
— ¿Ahora qué?
— Los dejaré ir, les diré que todo fue un malentendido, solo con la condición de que te cases con Camille.
No podía dejar que muriera, no quería eso, y si tenía que renunciar a mi felicidad por él, lo haría, así como dije, y aunque no luche por la promesa que hice, preferiría romper por un momento su corazón, a verlo morir.
— JiMin, no — Su voz, no quiero escucharlo en estos momentos, no puedo, si lo escucho me quebrare, y no quiero que mi padre se sienta con más poder sobre mí.
— ¿Si acepto, lo dejarás en paz? — Asintió — Bien, me casaré con Camille.
— Joder JiMin — lo vi golpeando la pared — Hijo de puta, logró lo que quería, espero se pudra en el infierno.
— Cállate, idiota insolente.
— Pudrase — fue lo último que mi padre escuchó antes de irse; me dejé caer al frío suelo, con mis brazos rodeando mis piernas — amor, escúchame, saldremos de esto, ¿sí? Podemos escapar a otro país, empezar de cero — Negué — No digas que no, podemos hacerlo, no tendrás que casarte con ella.
— No, JungKook, no, esto acabó, mi padre ganó.
No sé formuló palabra alguna después de eso; al momento de sacarnos, él salió primero, dejándome atrás mientras aún sollozaba.
— Vamos a casa — lo vi parado en una de las esquinas, esperando poder parar algún auto que lo llevara a casa.
Esa fue mi última imagen de él.
Después de unos días, la boda se estaba llevando acabó, este día me uniría a alguien que no amo, y no me ama.
— JiMin, tienes visitas — uno de mis amigos dejó entrar a quien pensé no volvería a ver — Los dejaré solos — Y así como dijo, así lo hizo.
— Hola — su rostro, estaba más pálido, más delgado, eran notables las manchas oscuras bajo sus luceros, los cuales ya no tenían ese brillo que me encanta ver.
— Hola.
— Te ves hermoso — Una sonrisa agria se posó en sus finos labios — Pareces un príncipe de esas películas que te gustan ver — no, no llores por favor.
— Gracias.
— ¿Será así? — No entendí a qué se refería — No podremos hablar como antes.
— JungKook...
— JiMin, ¿realmente quieres esto?
— Sabes perfectamente que no, pero no tengo alternativa, era esto o verte morir.
— Preferiría morir antes de ser infeliz.
— No, no serás infeliz, podrás enamorarte de nuevo, de alguien me... — Un nudo en mi garganta me impidió seguir — Mejor que yo.
— Nadie será mejor que tú, ni igual — Se acercó más, posando sus delgados dedos en mis mejillas; quería alejarlo, pero no sentía la fuerza suficiente para hacerlo — Te amo y créeme, te amaré hasta que muera, nadie podrá llenar el lugar que estás dejando.
— Tampoco en mí, no podré llenar el lugar que te pertenece — y aquí están mis lágrimas de nuevo, a pesar de llorar todos los días, aún quedan unas cuantas.
Sus labios, aquellos que había extrañado por días, ahora estaban acariciando los míos, pero no era un beso que me transmitía solo cariño o amor, era un beso en el que los dos nos estábamos entregando al otro, diciendo solo con eso, un "te extraño" y un "te amo".
— En otra vida nos volveremos a encontrar y nos amaremos sin restricciones — susurro sobre mis labios mientras recargaba su frente en la mía.
Odio haber nacido en esta época, en esta posición, situarme en un lugar lo suficientemente alto en esta pirámide fue mi maldición, no poder amarte como quería mi delirio y mi juicio.
Odio la vida que tratamos de sobrellevar, estar bajo las reglas de personas prejuiciosas y doble moral. Únicamente buscaba amarte, ser felices era mi único deseo, poder estar juntos era mi sueño. Desgraciadamente eso no podría suceder.
— En otra vida estaremos juntos, en una donde las clases sociales ya no existan y el amor entre nosotros no este mal visto — Mire hacia sus ojos, los cuales estaban nublados por las lágrimas caprichosas que querían salir — En mi siguiente vida, te encontraré y te amaré como en esta no pude hacerlo.
Y este es el final, tal vez no terminaron juntos, o tal vez sí. Nunca se sabe realmente lo que sucede dentro de una historia, pero si se que, en un libro no hay un final definitivo, porque este sigue y sigue, es como la vida misma.
Espero les haya gustado, realmente me demoré mucho escribiendo lo, aún así vale la pena, o bueno, yo lo siento así.
Nos leemos en otro libro.
I Purple U 💜
S. Black Angel 🖤
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