Capítulo 3: Inesperado
El jardín lo habían recién podado y regado, olía a tierra mojada, era un olor muy suave y sinceramente a mí me gustaba, recién habían plantado nuevas flores, jazmines y claveles, le daban un toque delicado al jardín algo que hace mucho no tenía. El día estaba realmente soleado y había mucho viento, raro para ser otoño, aun así hacía frío. Mi madre como de costumbre estaba tomando té con algunas galletas, yo estaba desayunando, una de las servidoras se nos acercó.
-Princesa, Reina. Buenos días – diría ella muy amable
-Petunia buenos días ¿Qué sucede? – Preguntaría mi madre viéndole la mano, ya que traía un sobre
-Venía a traer está carta que llego, para usted princesa Esmeralda – diría Petunia viéndome y entregándome la carta, levante una ceja algo extrañada tomando la carta, esta hizo una reverencia y se retiró. Mi madre algo curiosa se acomodó levantando un poco la cabeza, la miré y está se irgio.
-¿Quién te manda esa carta hija mía? – Preguntaría mi madre, mientras yo observaba con detenimiento el sobre, Marian que estaba a mi lado también observaba expectante, al ver el sello, supe de inmediato de que provincia venía, abrí el sobre y saque la carta.
-Es de Magnolia – dije asombrada, estaba asombrada pero también pensante y en dudas.
-¿Magnolia? Con razón tiene el sello de la provincia de Tshu ¿y que dice la carta?
Querida Esmeralda.
Hermana, desearía poder verte en este momento, me encuentro en la provincia de Bolmire con mi amado esposo y mi hija, como sabrás él es parte de la corte de mi padre y debe cumplir con ciertos deberes, espero pronto ir a la provincia de Varshille a visitarte, mi esposo me ha comentado que ha recibido una invitación de tu padre así que lo más seguro es que pronto me tengas por allá...
Te extraño un montón, hace falta escucharte soñar, pequeña Esmeralda...
Con amor, Magnolia x.
-Tan linda Magnolia... Como siempre, siendo tan hermosa contigo hija – diría mi madre mientras me devolvía el sobre, no respondí a lo que dijo. -Hija yo sé que... – mi madre callo por un instante ya que uno de los guardianes de mi padre se acercaba a nosotras – Enrique ¿Qué sucede?
-Señora, Señorita. El rey las espera, me mando a buscarlas – Mi madre y yo nos miramos confundidas, nos levantamos rápidamente y fuimos al encuentro con mi padre, este estaba en el gran salón sirviéndose un poco de vino.
-Mis amadas, que bueno que llegaron rápido – mi padre nos miraría a ambas – Necesito que se alisten, alisten todo, porque debe estar por llegar el Rey de la provincia de Tshu – Mi madre se acercó a él y ambos me miraron – Esmeralda cariño, necesitamos ambos que comportes.
-Si mi niña, no digas comentarios fuera de lugar la nueva esposa del rey – diría mi madre, acercándose a mi tomándome de ambos hombros
-¿Por qué? ¿Acaso es de una muy avanzada edad? – dije riendo junto a ellos
-No mi niña – respondería mi padre aun riendo – Digamos que es muy joven – levante ambas cejas.
Pasado dos horas, ya listo el gran comedor y el gran salón, mi madre y padre se estaban terminando de arreglar, al contrario yo que me arregle hace una hora, me puse un vestido vinotinto con detalles dorados y azules con un tul negro, el cabello suelto con una diadema que caía un poco sobre mi rostro. Decidí esperar en el jardín junto a Marian, mientras leía, pero ni siquiera la lectura me quitaba de la mente esa carta de Magnolia, era extraño, tantas cartas de ellas tan seguido, era extraño y más proviniendo de ella...
-Princesa no es extraño que llegue tan de pronto el rey de Tshu – me preguntaría Marian, sacándome de mis pensamientos
-Mmm, no. El rey Dalton, acostumbra ser así – dije sin darle importancia
-Entiendo, princesa – Marian tomo silencio por un momento – Princesa quiero disculparme por lo sucedido hace una semana, sé que está molesta conmigo y...
-Tranquila Marian, solo tómalo como una enseñanza, debes aprender a respetar a pesar de que no tengan un título merecen respeto, así como tu mereces respeto – dije viéndola fijamente.
Duramos unos veinte minutos hablando y compartiendo algunos pensamientos entre nosotras, el guardián de hace unos horas se nos acercó, le sonrió a Marian y está él, luego el me miro a mi, yo solo los observaba con la ceja derecha enarcada – Princesa, su madre y su padre la esperan en el gran salón, hace unos minutos el rey y su familia llegaron
-¡Vaya! Y no me avisaron... Bien, vamos – dije sonriendo, mientras me levantaba de donde estábamos sentadas. Al llegar a la puerta del gran salón, Enrique me anunciaría a los segundo entre yo, hice inmediatamente una reverencia al ver al Rey Dalton, un hombre de unos 49 años, hombre de tez clara, corpulento sin tantas marcas de vejez, cabello negro, ojos marrón, vestía de un traje estilo morning coats azul rey, con una chaqueta larga, con botonadura simple y sencilla que se abotonaba hasta la cintura, sus botones sin brillo hacían contraste al color de la chaqueta; a su lado una mujer de unos 30 años, ojos marrón, cabello castaño oscuro, tez clara, cabello largo hasta la cintura adornado con una diadema que rodeaba toda su cabeza, llevaba un vestido de satín color azul rey con detalles dorados.
-Esmeralda, que bueno que llegas, hija mía – diría mi padre acercándose a mí junto a mi madre -- ¿Recuerdas al rey Dalton? – asentí
-Como no recordarlo pase mucho tiempo en su reino, y es como un segundo padre para mi – dije sonriendo, el rey Dalton haría lo mismo.
-Ella es su esposa, la reina Janette Beckett – diría esta vez mi madre
-Un gusto en conocerla señorita Beckett – dije amablemente
-Dime solo Janette, cariño – sonreiría ella
-Creo que alguien se olvidó de mi – dijo una voz masculina algo gruesa, un chico estaba al lado de el rey Dalton, este era algo alto de unos 28 años, ojos miel, cabello castaño claro, tez clara, era algo corpulento pero no tanto como el rey. Cuando lo observé bien, lo identifique de inmediato.
-Damon... – dije soltando un suspiro mientras sonreía. Este se me acercó, y me abrazó levantándome levemente del suelo, reí levemente – Damon, tanto tiempo... –
-Esmeralda, tan hermosa y resplandeciente como siempre – diría él viéndome, luego viendo a mis padres – Tus padres son afortunados de tener a una hija tan guapa e inteligente como tu ¿cierto padre? – diría el poniéndose al lado de su padre nuevamente
-Es muy cierto, Damon. Esmeralda es una chica extraordinaria, inteligente y muy hermosa – Diría el rey – Lástima que uno de mis hijos aún no ha llegado, no creo que lo recuerdes, es igual de inteligente y aventurero que tú, Esmeralda.
De un momento a otro la puerta se precipitadamente, un chico de tez clara, cabello negro, ojos marrones que eran protegidos por unos lentes de marco negro, entro, lo reconocí de inmediato pero se me hizo extraño verle ahí – Padre, hermano, Janette – Diría Dante, luego miraría a mi madre y a mi padre – Sus majestades, Princesa Esmeralda. Me presento, soy Dante Hïk, príncipe de la provincia de Tshu – Lo mire perpleja.
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