Capítulo 10: Boda
Habían transcurrido ya las 2 semanas, las cuales ambas estuve aprendiendo de la cultura, tradiciones y modales de la provincia de Tshu, aparentemente aquí el papel de la mujer es mucho más relevante que en algunas regiones, aprendí muchas cosas que debo poner en práctica cuando ya esté unida en matrimonio con Damon, y hoy muchas de esas costumbres debo enseñarle a mi madre que he aprendido.
Estábamos Dante, Miles y yo en un carruaje y en el otro se encontraba los reyes y Damon. Yo cargaba un vestido sencillo con mangas descubierta en los hombros, color beige, con bordados en dorado, mi cabello decidí hacerme una trenza con la mitad y la otra mantenerla suelta, entre las trenzas habían detalles en oro que la reina me había regalado.
Al llegar Dante y Miles bajaron primero, este último me ayudo a bajarme, luego nos incorporamos junto a los reyes y Damon. Las cosas entre Miles y yo no están mal, sino un tanto tensas, nos hablamos como amigos y a veces el me habla de usted.
Mientras caminábamos nos encontramos a Jorge y Camile, lo primero que hicieron fue verme detenidamente luego ver a Damon y por ultimo a Miles. – Su majestades – diría Jorge dirigiéndose al Rey Dalton y a la Reina Janette.
-Joven Jorge que bueno es verle a usted y a su joven esposa – diría el Rey Dalton, Jorge me miraría
-Rey Jorge – dije haciendo una reverencia, este soltó una risita, levanté mi mano derecha la cual estaba ocultando el anillo de compromiso.
-Princesa Esmeralda – tomaría mi mano y la besaría – Tanta formalidad de su parte me asombra – miraría a Miles – Que bueno es verte a usted también señor Córdoba – Miles hizo una reverencia. La Reina Janette nos observaba detenidamente, luego sin hacer caso se retiró junto a su esposo.
-Reina Camile que gusto es verte – dije dirigiéndome a Camile y haciendo una reverencia
-También es bueno verte Esmeralda, y a ti también Miles – dijo ella sonriendo.
Mire a Damon que aún se encontraba a un lado de nosotros – Jorge, Camile, no sé si conocen al hijo mayor de los reyes de la provincia de Tshu, él es Damon Hïk – mire nuevamente a Damon – Damon, ellos son los reyes de la provincia de Ascank, mis viejos amigos que conocí en la travesía que te conté.
Damon asintió mientras los veía a ambos – Un gusto en conocerlos. Esmeralda iré un momento con Dante, no te pierdas – dicho eso se retiró.
-Yo también me retirare, saludaré a Jaren y al príncipe Benjamín, si no le moleste su majestad – diría Miles hacia mi persona, lo miré.
-Miles puedes hablarme de tu, y claro que puedes retirarte, yo no tengo problema – dicho eso este hizo una reverencia a nosotros y se fue.
-Yo voy contigo amigo – diría Jorge dándole un tierno beso en la mejilla a Camile y retirándose junto a Miles.
Camile me miraría de arriba abajo, me estaba inspeccionando, luego sonrió – Esmeralda ¿Ya hablaste con tus padres? Dime que ya tomaste la valentía en decirles que amas a Miles. ¿O te acobardaste? ¿Dejarás que ellos tomen la decisión de casarte sin amor? – la mire, cerré y abrí los ojos para evitar decir algo, me estaba incomodando sus preguntas. – Esmeralda estoy hablando contigo, te recuerdo que soy superior a ti, me debes respeto, y te estoy preguntando algo – Eso último me irrito.
Sonreí ampliamente – Camile, metete en tus asuntos, hazte cargo de tu provincia y deja de meterte donde no te incumbe – la mire seriamente – Y… espero que el ego que estés agarrando lo dejes de lado, tu no eras más que yo, te recuerdo que, si, eres reina, pero yo soy de la realeza desde la cuna, tu no. Con su permiso, su majestad – hice un reverencia y me retiré dirigiéndome hacia donde Damon. Al verme sonrió, yo le sonreí a él.
-Ahí llego tu mamá, demuéstrale que aprendiste algo, porque sabes que te preguntará. – diría Damon sonriendo hacia mis padres, a los que ambos hicimos una reverencia, saludaron al Rey Dalton y a la Reina Janette
-Te veo Esmeralda y no lo creo, tu usando vestidos sencillos, cabello recogido, vaya hija, solo te deje dos semanas – diría mi madre enarcando una ceja – Espero y hayas aprendido mucho y sigas aprendiendo, porque seguirás en Tshu por un tiempo.
-Claro que ha aprendido, Clariet. Ya no es la misma niñita terca que nos dejaron a cargo – dijo el Rey Dalton riendo al unísono con mi padre, mi madre solo asentía.
Había llegado el momento de la ceremonia, me senté junto a Damon y Dante, Miles estaba al lado del Rey Sergio y la Reina Vanessa, Benjamín estaba en el altar esperando a su futura esposa, este se encontraba con un traje tipo gabardina de cola larga azul rey con detalles en blanco y dorado, de pronto apareció Louisa por el gran y largo pasillo, sonaba música instrumental tipo angelical, ella llevaba un vestido princesa color blanco con detalles en piedras, su cabello estaba suelto y cubierto con un velo largo un poco más debajo de las costillas. La escena del amor eterno y el sí sucedió tan rápido que no me di cuenta que en toda la ceremonia estuve alternando miradas con Miles, era extraño yo debería estar casándome con él, porque lo amo, y me duele porque sé que a él le está doliendo saber que me puedo casar en cualquier momento.
Luego de la ceremonia, todos nos acercamos a felicitar a los nuevos esposos, volví a sentir la mirada juzgona de Camile pero esta vez en Louisa y Benjamín, aunque estos no se atrevieron a decirme algo sé que pensaban algo, luego saludamos a los padres de Benjamín.
-Reyes – dije haciendo una reverencia
-Que hermosa estas princesa Esmeralda – dijo la reina Vanessa y el Rey Sergio asintió.
-Caramba, príncipe Damon que bueno es verlo por aquí – diría el Rey saludando a Damon que estaba de mi lado. De pronto el sonido de una copa sonar nos calló a todos, era mi madre intentando llamar la atención.
-Gracias a todos por su atención… -- «Madre, ¿Qué estás haciendo?» pensé – Felicidades familia Castillo, su majestades comparto con ustedes esta felicidad, su único hijo casándose… Felicidades príncipe Benjamín y señorita Louisa Sallow, se merecen la felicidad eterna, y que sean muchos años juntos… aprovecharé esté momento para… – Damon me sujetó del brazo, lo mire, él estaba un tanto confundido al igual que yo, solté su agarre y me sujete de él – Para anunciar que yo pronto sentiré esa felicidad, mi única y hermosa hija, dentro de un mes se casará con el Príncipe Damon, heredero de la corona de la provincia de Tshu – luego de su anunció, se tomó el vino de la copa que tenía en su mano y todos nos miraban a ambos mientras aplaudían, hice una mueca entre una sonrisa e incomodidad, Damon estaba igual que yo. La mirada de Benjamín, Louisa, Camile, Jorge, Jaren, María y Miles se posaron en nosotros, yo quería que la tierra me tragase en ese momento, Damon me jalo para retirarnos un poco.
-No comprendo… – dije en un tono algo bajo
-Esmeralda no es tu culpa, tu madre por alguna extraña razón esta apresurada en casarnos – Damon se escuchaba un tanto molesto. Mis padres junto al papá de Damon y la reina Janette se nos acercaron, venían como discutiendo.
-Madre ¿Por qué hizo eso? ¿No puedo esperar otro momento? ¡Además no habíamos acordado aún una fecha! – dije un poco molesta, mi padre no permitió que ella hablase.
-Hija lamento lo que hizo tu madre, nosotros nos retiramos, lamento esté mal rato – mi padre se retiraría junto a mi madre.
-Rey Dalton yo… – el Rey levantaría su mano.
-No te preocupes, no fue tu culpa, tu madre… Vámonos Janette – miraría a Damon – no lleguen tarde – ambos asentimos.
Luego de un rato en la fiesta, ambos nos sentíamos incomodos, él estaba por un lado lamentándose no haberle dicho antes todo a María y yo por otra parte… estaba buscando a Miles. Rompí en llanto al frente de los rosales del palacio de Benjamín, no podía creer que mi madre haya hecho pasarme un momento tan incómodo, decir una fecha sin nuestro consentimiento, sin pensarlo antes.
-Esmeralda – esa voz me hizo detener el llanto, me limpié las lágrimas y gire sobre mis talones.
-Miles… yo… Déjame explicarte ¿sí?
-No hay nada más que explicar, ambos sabíamos que este amor sería imposible, mi querida y amada Esmeralda. No olvides que te amo y te amare por el resto de mi vida, pero debes cumplir primero con tu deber como princesa – Damon junto a Dante y Benjamín se acercaban a nosotros – Me indica cuando nos retiraremos, su majestad. Felicidades a ambos, se lo merecen, sean felices – hizo una reverencia – con su permiso, me retiro.
Benjamín me miraría furioso, mire a Damon indicándole que me diera un momento, luego se acercó Louisa y Camile. Ambos me juzgaban con la mirada, escuche cada sermón que cada uno me estaba dando, sin preguntarme si yo estaba bien, si logre comunicar algo, si la decisión la tomé yo, no, ni siquiera se molestaron en preguntarme, solo me juzgaban con su mirada y me criticaban por no luchar. Ya harta, los miré y me retire sin dirigirles alguna palabra, corrí hacia a Damon entre llanto le pedí por favor largarnos del lugar, ya no aguantaba estar aquí.
***Narrador Omnisciente***
En vez de irse al palacio se fueron a la cabaña de los padres de esté, ambos estaban pasando por una situación extraña e incómoda pero se tenían el uno al otro, Damon abrazo a Esmeralda y está correspondió a su abrazó. Esmeralda rompería en llanto, soltando todo aquello que no podía, contándole a Damon lo juzgada que se sentía y lo terrible que se sentía por haberle roto el corazón a alguien como Miles, Damon la miraría, poso su mano sobre su rostro, limpiando cada lágrima.
-Te comprendo… María se fue sin si quiera dejarme explicarle el por qué no le conté, yo ni le había contado que me habían comprometido contigo, yo le mentí y le dije que tú fuiste a nuestro palacio de visita familiar, así que te comprendo – una lágrima bajaría por toda su mejilla, Esmeralda se la limpiaría – Esmeralda no somos dueños de nuestra propia vida, estamos condenados a ser felices sin las personas que amamos, es el precio que debemos pagar por ser de la realeza desde la cuna.
Estuvieron hablando un buen rato, intentando olvidar un poco el dolor, luego empezaron a juguetear entre ambos recordando los viejos tiempos, Esmeralda le lanzaría una almohada pero en ese breve movimiento, piso mal, resbalándose con la alfombra rápidamente, Damon intenta sujetarla rápidamente, cayendo ambos en el piso, Esmeralda arriba de Damon, sus miradas conectaron, un breve silencio y una creciente tensión que fue rota con un beso correspondido.
*Esmeralda Narra*
Desperté un poco desorientada, estaba en una cama, tapada de pies a cabeza con una sábana, pero lo extraño era que estaba completamente desnuda, mire hacia un lado, estaba Damon, igual de desnudo que yo, toque a Damon, lo sacudí, este se despertó, y me miro
-¡¿Damon que hicimos?! – dije un poco alterada
-Esmeralda, calma – el tocaría mi mejilla acariciándola, su tacto me gusto, y vinieron los recuerdos rápidamente, tuvimos sexo, le correspondí, y una parte de mi le gustó – Esmeralda… yo no quise profanar tu cuerpo, ni mucho menos tocarte sin tu consentimiento – esta vez lo besé yo, fue un beso lento, lleno de mucha pasión, el me tomaría por la cintura y me acercaría a él, nos separamos brevemente.
-Profáname otra vez – dije sonriéndole.
Luego de un rato juntos, estuvimos abrazados, un sonido nos hizo estar alerta, alguien estaba en la cabaña, nos miramos confundidos – Cámbiate – indicaría Damon, ambos nos levantamos rápidamente de la cama, recogiendo nuestras ropas y vistiéndonos rápidamente.
-¿Esmeralda, Damon? ¿Están aquí? – Escucharíamos la voz de Dante
-¡Mierda! – exclamaría Damon por lo bajo – ¿Estás lista? – me preguntaría comiéndome con la mirada, asentí. Con cautela abrió la puerta, y bajó, al rato bajé yo, Dante nos miraría de arriba abajo desde la cocina.
-¿Ustedes qué hacen aquí? – preguntaría
-Realmente la pregunta es ¿Qué haces tú aquí? – dije yo riéndome mientras me acercaba a él
-Vine a buscarlos, Janette está que hecha humos por que no llegaron a noche, yo le dije que yo los buscaría, así que vámonos antes de que Janette enfurezca más.
Al llegar al palacio, la reina nos estaba esperando a los tres, estaba furiosa, se le notaba en la mirada. Le sonrió a Dante el cual se fue rápidamente, nosotros también nos íbamos a retirar pero nos detuvo, nos miró de arriba abajo – Chicos, espero no hayan hecho nada de lo que se vayan arrepentir – dicho eso se retiró, ambos nos miramos, esperábamos un regaño o algo por el estilo, pero solo sonreímos ante tal reacción, Damon tocaría mi hombro acariciándolo para luego bajar por todo mi brazo, y luego besar mi mano, hizo una reverencia y se retiró.
¿Qué había pasado? Me acosté con el chico que dije que lo amaba como un hermano como un amigo, y me gusto, a ambos nos gustó, me gusto esa sensación que me generó en todo mi cuerpo, desde las acaricias hasta los besos, encendió algo en mí que no sé si es correcto pero sé que no se apagará tan rápido.
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