Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 19: Veneno y Traición


Esa misma mañana, la princesa Melina hacia acto de presencia en la entrada del palacio para entregarse ella misma a su padre, decidida hacerlo, no por miedo, sino por honor, honor a su palabra de salvar a su pueblo de un tirano como su padre, por amor a Antonio y a su madre y sobre todo porque confiaba plenamente en sus amigos y en ella misma, sabía que ellos entenderían el motivo de su entrega y salvarían a Lorey, sin ella.

Dos centinelas al verla fueron a su encuentro tomándola por los brazos — Bienvenida, princesa Melina o diríamos traidora a tu reino —

—No son nadie para llamarme así y que se les olvide que aún sigo siendo la princesa —Melina mantenía su vista alta y al frente demostrando valentía. Los centinelas se la llevaron hasta el salón grande, ahí estaba el rey, la reina Vanessa y Francheska, al ver a Melina llegar, todos quedaron boquiabiertos, sobre todo la reina Vanessa, el rey se levantó aplaudiendo a Melina.

— ¡Bravo! ¡Bravo Melina! ¡Estoy tan orgulloso de ti! — Gerónimo usaría un tono sarcástico, levantó su mano para darle una cachetada, pero fue detenido por la voz de su hermana, Melina la vio sorprendida.

— ¡Gerónimo! — Gerónimo bajaría la mano y voltearía hacia su hermana — no es la forma correcta de tratar a una... — caminaría hasta Gerónimo para ponerse a su lado, vio a Melina de arriba abajo — traidora como ella — sonreiría a lo ultimo

—¿Y cuál es la forma correcta, hermana? — preguntaría Gerónimo viéndola expectante, Vanessa sonreiría maliciosamente

— Déjame torturarla ¿sí? Sería un honor defenderte hermanito de tan ingrata muchacha — Melina la veía confundida y estupefacta ante aquello mientras que Gerónimo asintió viendo a su hermana tan decidida.

— Bien, tortúrala un rato luego dejas que yo me encargue hermanita — Gerónimo acercaría el rostro de su hermana para luego darle un beso en la frente — llévenselas a ambas a la alcoba de Melina — ordenaría Gerónimo para sus centinelas.

Ya en la alcoba de Melina, la reina Vanessa cerró la puerta con llave y se acercó a Melina rápidamente, observándola, ambas se miraban y no decían nada, hasta que Melina rompió el silencio.

—Señora ¿me torturara? — Vanessa soltó una risita y negó — ¿entonces? ¿Qué hará?

—Ay muchacha, Kantiana me conto todo el daño que has recibido de tu padre yo no soy ni seré capaz de ser tan despiadada como él y como mi padre. Al contrario, quería tiempo... quería hablar contigo para que supieras un par de cositas — Melina la miro algo confundida arrugando el entrecejo.

— ¿De qué quiere hablarme? —

— Primero, sé que estés confundida de la relación de tu padre y yo, siendo una recién llegada, yo soy la segunda hija del rey, o eso creía... soy la hermana menor de tu padre, me fugue de aquí apenas mi madre murió, mi nana que ahora es tu nana me ayudo a escapar, yo no merecía el trato que mi padre me estaba dando y por eso te entiendo, mi niña... —

— Fue valiente para hacerlo — confesaría Melina asombrada

— Gracias, fui valiente por mi nana y por mi... difunta madre — Vanessa se quedaría callada por un instante viendo hacia la ventana, respiro profundo mientras cerraba los ojos por ultimo fijo su mirada en la joven — Segundo, te ayudare a liberar a Lorey de él... es mi hermano, pero se convirtió en mi padre, así que te daré algo que tengo conmigo desde hace unos años — Vanessa le daría un frasco pequeño de vidrio con un polvo gris a Melina, esta lo tomaría viéndolo extrañada y con cierta duda — es un veneno mortal, está en el cuerpo por unas horas, dependiendo de cuanta cantidad le des puede actuar en minutos, tú te encargaras de dárselo en un vino, agua, como quieras, sé que lo lograras... yo ya le di una dosis, pero fue muy poca —

— Entiendo... ¿de dónde la consiguió? Y gracias, le estaré profundamente agradecida — Melina sonreiría para luego abrazar a la reina, está también la abrazaría

—Es mi secreto, y los secretos no se revelan, además, mi niña, debes ser fuerte, tu padre está profundamente hundido en su ambición, arrogancia y sobretodo orgullo, le molesta el hecho de que su propia hija sea parte de los liberales y eso a mí me enorgullece, tienes valentía, amor por tu pueblo y sobre todo honor. Necesario para ser una excelente gobernante. Así que no dudo ni un instante que lo serás — la reina se levantó de la cama para dirigirse a la puerta — por cierto, desordena un poco el cuarto y el vestido que pareciese que te torture — reiría la reina Vanessa para luego salir de la alcoba.

Melina hizo lo que la reina le pidió, desordeno su alcoba, rasgo un poco su vestido, alboroto el cabello, tomo un cuchillo que tenía debajo de su mesa de noche y se hizo varias cortadas en los brazos, tomo el veneno que le dio la reina y lo puso en la mesa de vinos que tenía en su cuarto, mientras hacía todo eso la puerta sonó y alguien abrió, era Francheska, la muchacha miro a Melina sorprendida y luego vio a su alcoba, para luego cerrar la puerta detrás de ella.

— Entonces es cierto... ¡Eres una traidora! — Francheska cachetearía a su hermana, apretó su cara con su mano — Eres un asco, Melina, una decepción tras otra — Melina la vio confundida.

— ¡Yo no fui quien quedó embarazada, Francheska! — Esto la hizo enfurecer, ya que la tomo por el cuello, apretándola casi asfixiándola para luego tirarla al piso, Melina empezó a toser mientras tomaba aire.

— ¡Tú crees que padre no se enteró que tú y Antonio se entendía perfectamente! ¡Eres una zorra! — Francheska volvería a tomar a su hermana para sacudirla por los hombros — Eres débil, no sirves para nada, Melina — Esta tomaría un cuchillo y rasgaría su vestido — ¡Lástima que mamá no pueda presenciar esta escenita! — Hizo un puchero en forma de burla hacia Melina para luego soltar una carcajada estridente.

—Sí, si soy débil pero tu... tu eres una envidiosa, arrogante y repugnante para todos. ¡Antonio se fijo fue en mí no en ti! — gritaría Melina, a lo que Francheska tomaria el cuchillo y se lo clavo en la pierna, Melina soltaría un grito de dolor — ¡Malnacida!

— ¡Tú eres una zorra! ¡Sabias que me gustaba Antonio y te le metiste por los ojos! — gritaría la otra, encajándole más el cuchillo.

— ¡No! ¡Te equivocas! ¡Él se dio cuenta de la clase de mujer que eres! ¡TE ACOSTASTE CON EL PRINCIPE DE LA PROVINCIA DE TSHU Y QUEDASTE EMBARAZADA, FRANCHESKA! — Gritaría la otra, haciendo más evidente su dolor, Francheska saco el cuchillo de la pierna de la muchacha.

— Si me acosté con el ¡¿y qué?! ¡Lo hace muchísimo mejor que Antonio! — Francheska miraba a Melina con odio apuntaba el cuchillo hacia ella, como queriéndole apuñalar nuevamente, su mano temblaba. Esta solamente tomaba un retazo de tela para envolverla en su herida, estaba dispuesta a abalanzarse sobre ella y ahorcarla, pero el sonido de la puerta abierta la detuvo.

— Francheska, ya... deja tu hermana — Entraría Gerónimo, Francheska voltearía a verle sorprendida, bajando el cuchillo lentamente — Vete Francheska, yo te llamo — sonrió este, Francheska asentiría a la orden, tiro el cuchillo al piso luego se retiraría rápidamente. Ya solos cerró la puerta con llave, se acercó rápidamente a Melina, el jaloneo del cabello de ella, esta soltó un quejido.

— ¿Qué hare contigo, hijita? Una decepción más a la lista, inútil — Melina lo miraba con rabia — Tu sabes lo que les pasa a las personas que me traicionan ¿verdad? — Melina asintió — Te hare sufrir un rato, tráeme una copa de vino ¿quieres? — Melina asintió, este la soltó del agarre, se levantó rápidamente y fue hacia el estante, y sirvió un vino tinto para su padre antes de ir a él, soltó en el vino la mitad del polvito gris que anteriormente la reina Vanessa la había entregado, ya desintegrado en el vino fue hacia a su padre y le entrego el vino, este la jalo del brazo para que se arrodillara delante de el.

— ¿Mi mamá dónde está? — preguntaría Melina, viéndolom Gerónimo sonrió.

— Está atendiendo a mi hermana y a Gal, que... digamos que mi hermana quiso defender a Gal y salió mal herida, pobrecita — Gerónimo usaba un tono algo sarcástico y con cierta lastima en ese comentario algo que irrito a Melina, Gerónimo se llevó su mano a la barbilla, mientras observaba a Melina — Estoy pensando que hacer contigo, quiero hacerte sufrir, y no solo a ti... sino a tu querido Antonio — Melina abrió los ojos perpleja por aquel comentario, no quería que le hicieran daño a Antonio no se lo perdonaria — si mi niña, yo sabía que tú y Antonio se entendían muy bien, dime algo ¡¿lo disfrutaste?! — Melina no respondió, se quedaria callada, Gerónimo la jalo del cabello y la miro con rabia — ¡Responde! ¡¿Lo disfrutaste o no?!

— Si padre, si lo disfrute — Soltó Melina bajando la mirada

— Que lastima... porque ya no lo disfrutaras más — Gerónimo rio fuertemente — ¿Y si te acuso de adulterio? Sería divertido ver Antonio morirse por no salvarte — Volvió a reír mientras tomaba un sorbo del vino tinto.

— No serias capaz de hacerme eso — Hablaría Melina, viéndolo directamente a los ojos, se sentía el odio de ella creciendo más y más.

— ¡¿No me crees capaz?! ¡No seas estúpida Melina! — Gerónimo después de tomarse toda la copa de vino, se levantó de donde estaba sentado, abrió la puerta de la alcoba y le hizo una seña a uno de sus hombres para que entrasen a la alcoba — ¡Disfruta tu castigo, hijita! — Gritaría Gerónimo observando a sus centinelas, Melina no entendía aquel comentario, pero lo que si sabía era que sufriría mucho.

Unas horas más tardes el rey haría presencia en la alcoba de Melina nuevamente, cerró la puerta con llave para que nadie los molestase, se dirigió hasta la cama de Melina que se encontraba acostada en ella

— ¿Disfrutaste tu castigo? Veo que sí, maldita zorra — Gerónimo tomaría las sabanas las cuales Melina se estaba tapando, dejando al descubierto su cuerpo desnudo, esta se intentó tapar con otra, pero su padre no la dejo

— Me violaron — un sollozo saldría de Melina — ¿Por qué padre? ¿Por qué nunca me quisiste? — Melina se sentaría en la cama sujetando otra sabana para taparse, se sentía miserable, una basura, alguien sin valor para él y para el mundo.

— Simple... nunca quise que nacieras hija, eres la hija que nunca quise — Confesaría Gerónimo — Eres altruista, buena, bondadosa... no sirves para reina Melina, eres una inútil, además llegaste en el punto de que la relación de tu madre y yo, era un desperdicio, y pues... eres parte de ese desperdicio, eres basura Melina, nunca lo olvides — Gerónimo la miraría de arriba abajo — además, por un momento pensé que podría convertirte en mi digna heredera echando a tu hermana a un lado, pero te volviste una decepción continua y la gota que derramo el vaso fue cuando te vi acostándote con ese malnacido de Antonio ¡AQUÍ! Aquí fornicaste, pecaste contra tu padre, y contra Dios. Ahí te odie más y, me di cuenta que la basura siempre esta con los de su clase.

— ¡¿Tu hablando de Dios?! ¡¿Tu el que matas, el que aborrece a sus hijas?! ¡No tienes moral de hablar de Dios! ¡Cuando tú mismo vas en contra de él! — Ella se acercaría a él lentamente — Tanto es tu odio... ¿Qué me mandaste a violar? —

El rey asentiría con una sonrisa bien marcada en el rostro — Por cierto, te doy méritos mataste a dos de mis hombres sin ayuda — Gerónimo le aplaudió con algo de ironía.

— ¡TE ODIO! — Vociferaría Melina, el rey Gerónimo rio ante aquello mientras salía de la alcoba —

Ya sola en la alcoba, Melina rompió en llanto ahora sabia las razones de su padre en odiarla, en hacerle desplantes y diferencia delante de su hermana mayor, lo entendía todo... lo único que la llenaba de satisfacción era el saber que su padre podría morir mañana.

En la casa de Jaren todos estábamos reunidos, repasando el plan de ataque para el rey, esperaban que entre hoy en la noche y por la mañana del día siguiente llegara su líder.

— Nosotros conocimos a Jorge, es un chico honorable y bueno — Comentaría Esmeralda — Es increíble que sea el primogénito del rey —

— Si, y por eso debemos hacer lo posible para que Francheska no tomo el poder sino él — Hablaría Antonio — Y bueno, esperemos que...— La puerta principal sonaría, alguien estaba tocando, todos nos miramos confundidos.

—Escóndanse, yo voy — Diría Karen, todos asentimos, algunos se escondieron en la biblioteca, otros en las alcobas de arriba a excepción de Louisa y yo, que nos quedamos detrás de unos muebles, Karen se dirigió a la puerta y abrió, esta se sorprendió ante aquella visita.

— ¿Esta Jaren? — Preguntaría el hombre, Karen negó — Karen por favor, es importante, es sobre Melina... además él sabe que yo nunca lo traicionaría —

— Dale, no se a donde esta te lo juro — Diría Karen poniendo ambas manos en el pecho del hombre, el hombre soltó un suspiro de decepción — Pero... dime que sucede y yo le diré si pasa por aquí —

—Promete que se lo dirás — Karen lo miro con disgusto, para luego asentir — Bien... esto es difícil, pero... mañana por la mañana se llevara a cabo la condena de ella, la acusan de traición y adulterio, la ejecutaran — Karen frunció el ceño y lo vio sorprendida.

— ¿Me estás hablando en serio? — Preguntaría Karen, Dale la miro seriamente — pero si no han anunciado nada... no entiendo —

— ¿Tú crees que te mentiría? ¡Eres mi esposa! Además, anunciaron la ejecución hace unos minutos mientras venia para acá — Dale se llevaría la mano en la cabeza — Y eso no es todo Karen... — Dale calló por un momento — Hoy dio la orden de que la violaran y... la violaron, no sé cómo, pero él se enteró de que ella y Antonio tenían algo y esa fue su forma de hacerle pagar, tanto la traición como el haberse acostado con Antonio.

Karen lo miro algo consternada ante aquello — Ese asqueroso imbécil ¡¿hizo que la violaran?! — Vociferaría a lo que Dale asentiría, acercándose a la puerta — Amor, cuídate, te amo — Dale sonrió y se acercó a su esposa para luego darle un cálido beso y retirarse rápidamente.

— Muchachos... salgan — Diría Karen sentándose en el sillón llevándose las manos a la cara —

— ¿Quién era que te dejo así de consternada? — preguntaría Marisol acercándose a ella, Karen nos miraba a cada uno, yo sabía por dónde venía el asunto, yo había escuchado la conversación y sabía que sería difícil para Jaren y Antonio asimilarlo.

— Jaren, Antonio... chicos, esto es malo, no, terrible, espantoso... — hablaría Karen después de un rato, me acerque a ella sentándome a su lado junto con Louisa que también había escuchado la conversación — Mañana se llevara a cabo una ejecución —

— ¿A quién ejecutara esta vez el solemne rey? — Preguntaría esta vez Jules con sarcasmo, mientras salía de la cocina con una jarra de agua y varios vasos, Karen respiro profundo —

— Melina, ejecutaran a Melina — revelaría ella un poco triste.

— ¡¿Qué?! — Todos los presentes excepto Louisa y yo, reaccionaron sorprendidos y espantados por aquella revelación.

— ¡No! ¡Imposible! ¡¿Por qué?! — Preguntaría Jaren algo exasperado y furioso — ¡Karen! ¡Habla ahora mismo! — vociferaría acercándose a Karen sujetándola por los hombros.

— Jaren, no puedes entrometerte como siempre lo haces, esta vez... no podrás protegerla — agacho la mirada viéndose las manos, luego miro Antonio — ni tu tampoco, Antonio... ninguno de los dos podrá protegerla de lo inevitable —

— Karen... ¡POR UNA MALDITA VEZ EN TU VIDA DEJA DE DAR RODEOS Y HABLA DE UNA BUENA VEZ! ¡¿CUALES SON SUS CARGOS?! — gritaría Antonio, maldiciendo al rey —

— ¡Bien! ¡¿Quieren saberlo?! ¡Está bien! — Golpearía la mesa para luego verlos a ambos furiosa — ¡la acusan de adulterio y traición! — Todos miraron a Karen atónitos — ¡Y todos aquí sabemos cómo se pagan aquellos cargos! —

— No... — diría Antonio entrando en negación

— ¡Si! ¡Se paga con muerte! — Exclamaría Karen algo molesta, levantándose y yéndose a escaleras arriba, dejando el ambiente algo tensó.

Por lo que quedaba de día, el ambiente se volvió tenso, agrio, todos planeaban, buscaban alguna solución a este problema, algunos en la biblioteca, otros en las alcobas de arriba y otros en el patio.

— Que horrible todo esto ¿verdad hermano? — se acercaría a mi Benjamín, sentándose a mi lado, no le respondí — sé que debes aun estar molesto y te pido disculpas por eso, no fue honorable — voltee a verlo

— No, pero entiendo porque lo hiciste, y está bien — sonreí levemente — Por cierto, tu mamá no quiso venir dijo que hablaría con su hermano.

— ¿su hermano? ¿Quién es su hermano? — preguntaría algo confundido Benjamín.

— Aparentemente, el rey Gerónimo — Benjamín abrió los ojos de par en par — si... supongo que te explicara después de todo este embrollo — Benjamín asintió.

— Hey Miles, ¿Hermanos otra vez? — estiraría su mano echa puño —

— Hermanos otra vez — aclararía, mientras chocaba mi puño con el de él.

— Hermano ¿Qué hay con Esmeralda? Llevo rato viéndote, y veo como tú y ella se ven ¿te parece interesante? — Benjamín me miraba con una sonrisa ladeada, yo golpeé su hombro y reí.

— Lo mismo debería preguntarte yo sobre Louisa — reí fuertemente, risa que fue acompañada por el — te digo si tú me dices —

— Lo de Louisa, y yo es complicado, nos amamos, pero el orgullo no nos hace estar juntos. Mi padre, tu sabes como es mi padre, es terco, soberbio, egocéntrico pero es bueno, aceptó a Louisa cuando se enteró que ella me daría un hijo — lo mire sorprendido — Si, hermano, ese cuadro que ella tiene en su casa, somos nosotros dos... pero por cosas de la vida ella perdió al bebé y con ello, yo perdí la ilusión y me volvió un mujeriego, desahogando la pena, se suponía que ella no se iba a enterar pero... —

— Se enteró — finalice a lo que Benjamín asintió — pero ¿la amas?

— A pesar de todo, de su lejanía, su orgullo, de su coquetería con los demás hombres, la amo, es la única mujer que voy a amar por el resto de mi vida — Benjamín tomaría un sorbo de cerveza que tenía en su vaso — ¿y tú? ¿Qué hay con Esmeralda?

— Desde que la conocí, algo en ella me atraía y cuando empecé a convivir más con ella y conociéndola más, me enamore de ella — Benjamín golpearía mi hombro riendo y haciendo un "esoooo" yo reí con el —

— ¿Ella lo sabe? — Asentí — ¿y ella siente algo por ti? — volví asentir — ¡Bueno! ¿Cómo te digo a partir de ahora? ¡Futuro príncipe de Quiroga! — Benjamín reiría estridentemente a lo que yo lo acompañe por su absurdo comentario.

— ¿De qué se ríen? — se acercaría a nosotros Dante con Camile —

— Cosas de hombres, tú sabes Dante cuando uno está enamorado — Comentaría Benjamín.

— Bueno, chicos... que afortunados, pero vamos a dormir que mañana será un día largo — diría Camile antes que Dante mientras se alejaba de nosotros, Dante nos miró levantando una ceja y susurrándonos "luego me cuentan".

A la mañana siguiente todos estábamos alertas, teníamos un plan para salvar tanto a Melina como a la reina Vanessa de aquel malnacido. Jaren, Dante y Camile estaban en la biblioteca marcando en el mapa algunas rutas alternas de entrada y salida, aparentemente a pesar de que el palacio parecía una coraza extremadamente protegida tenía sus escondites y salidas subterráneas que daban a la provincia de Varshille. Karen, Violette, Marisol, Esmeralda y Louisa, estaban en alguna habitación probando se algún vestido o que se yo, que según Violette serviría para el plan, Marc, Serg y Jiles se encontraban en el patio entrenando el arte de espada y arco y flecha, por el contrario yo estaba en la cocina haciendo de comer junto con Jules.

— Muchacho — Jules llamaría mi atención — yo te he visto en alguna parte, pero no recuerdo en dónde... —

— El Hostal de Montañas lejanas — dije secamente, el hombre asintió y luego se puso a pelar papas

— ¡Claro! ¡El muchacho que estaba pendiente de mi conversación! — Jules rio a lo bajo, yo lo mire de soslayo — venga muchacho, si me di cuenta que estabas fisgoneando y no te culpo, ahora entiendo tu preocupación —

Pare un momento lo que estaba haciendo y lo mire fijamente, este volteo a verme con una ceja levantada — señor, discúlpeme no quería estar de chismoso en su conversación solo me causo... intriga lo que pasaba aquí en Lorey y si me lo permite quisiera hacerle un par de preguntas —

— Adelante, señor Córdoba —

— Bueno lo que le iba a preguntar era ¿Desde siempre esto fue así? —

— Muchacho te la voy a poner fácil ¿Conoces la historia de las provincias? — Asentí — bien, todo empieza con la muerte del rey Ascanio su hijo, el heredero al trono era un ser lo bastante... —

— ¡Chicos! — entraría Antonio por la puerta principal captando la atención de todos, corrimos a su encuentro — Muchachos, debemos iniciar el plan ya mismo, anunciaron la ejecución dentro de unos instantes — todos se pusieron en marcha, los encargados de ir al palacio eran, Benjamín, Dante, Jaren, Antonio y mi persona, las muchachas a excepción de Camile, se quedarían en las calles para vigilar y servir de distracción para detener la ejecución mientras que nosotros íbamos por Melina y la reina Vanessa. Jules, Marc, Jiles y Serg se localizaron en puntos estratégicos cerca del palacio para disparar flechas, ya todo estaba cien por ciento calculado, era momento de partir.

Cuando Jaren abrió la puerta trasera de su casa para todos salir y partir de una vez, dos figuras masculinas estaban ahí, una parecía que fuera tocar el otro estaba solo ahí observando, Jaren sonrió.

— ¡Jorge! — se acercaría alegremente Esmeralda a Jorge dándole un abrazo, todos la miraron extrañados.

— ¡Esmeralda! ¿Qué te paso? ¡Por Dios! — Jorge la separó de él mientras la observaba de arriba abajo, luego vio al hombre que estaba a su lado.

— Muchachos para quienes no lo conocen él es Ron Üfraig, el líder de los liberales — diría Jules poniéndose al lado de Ron, el hombre asentiría — Mi hermano, no tenemos mucho tiempo para explicar, vamos de salida a salvar a la princesa Melina y a la reina Vanessa de Montier — explicaría el hombre para Ron

— ¿En qué podemos ayudar? — preguntaría Ron a su buen amigo.

— Por ahora, quédense con Camile, ella estará aquí todo el tiempo, ella puede explicarles todo — indicaría Jaren saliendo de la casa, ambos hombres asintieron.

Después de un rato caminando por los túneles llegamos a los calabozos, al llegar vimos bastante movimiento de centinelas, sacaban algunas personas de los calabozos con grilletes, haciéndole burlas y golpeándoles, preparándolos para su ejecución, apenas vimos que ya no había movimiento de centinelas decidimos avanzar, en busca de Melina, según Antonio a pesar de que sea princesa a los condenados siempre los llevaban a los calabozos.

— ¡Antonio! — Se escuchó la voz de Melina desde las celdas que habíamos pasado, nos devolvimos y efectivamente, estaba ella ahí, su vestido estaba rasgado, se veían parte de su cuerpo con rasguños, cortes y algunos traumatismos profundos — ¿Por qué vinieron? ¡No debieron venir! — Melina estaba desesperada, nos miraba a cada uno con desespero.

— Vinimos por ti, Mel — diría Antonio sacando una llave de su bolsillo y abriendo la celda, Melina se acercó a él le quito la llave, para luego asestarle un beso fugaz para consiguiente empujarlo fuera de la celda y cerrar la misma — ¿no quieres que te salvemos? — pregunto consternado y algo decaído.

Melina negó — Yo, ya no importo, de todas formas... mi padre morirá hoy — todos nos vimos confundidos — Vayan a la alcoba de mi madre, Gal y la reina Vanessa están ahí, heridas, mi padre casi las mata... sálvenlas a ellas —

— ¡No! — Gritaría Antonio golpeando la celda — ¡Te sacaremos a ti también, Melina! —

— ¡Antonio no! ¡No quiero que me salven! — Melina dirigió su mirada a Jaren, paso sus manos por los barrotes y acaricio el rostro de Jaren — Gracias por ser tan bueno conmigo, y preocuparte por mí siempre, pero es hora de que yo me preocupe por ti — Una lagrima bajaría por la mejilla derecha de Melina, esta solo sonreía — Esta es mi manera de agradecerte todo ese sacrificio que has hecho por mi Jaren, esta es mi manera de salvarlos a todos... — Melina miro Antonio y luego a nosotros para nuevamente ver a Jaren — Escúchame bien, apenas estén con ellas, salgan por los túneles y presencien mi ejecución, es mi muestra de mi grande amor a mi pueblo —

— Melina... no es correcto lo que haces, morirte no es muestra de amor — Diría Jaren viéndola fijamente, Melina asintió aun con su sonrisa angelical.

— Jaren, mi padre amaneció mal, está enfermo... mi tía Vanessa le dio un veneno mortífero y ella... me lo dio a mí para seguírselo dando y eso fue lo que hice... de todas maneras quiero que todo el pueblo se revele, y yo se... que con mi muerte va a ser así, ustedes se encargaran de eso, se los encomiendo, por favor —

— Melina... no puedo permitir que... — diría Antonio viéndola fijamente, Melina voltearía hacia él, llevando sus manos al rostro y acareándoselo, lo acerco un poco y le dio un beso, volvió nuevamente su mirada a Jaren.

— Ya, yo estoy bien ¡vayan! ¡No se preocupen por mí! ¿Si? — Jaren asintió, y nos miró a todos.

— ¡En marcha muchachos! — decidiría Jaren a lo que todos asentimos, y empezamos a correr a las alcobas superiores, mientras nos alejábamos escuchamos a Melina gritar "¡Los amo, luchen por la libertad, liberales!", a lo que todos nosotros reímos, a pesar de estar tan corrompida y dañada aún mantenía aquel espíritu alegre que la hacía excepcional.

Estábamos cerca de la entrada del palacio, ahí habían puesto la zona de ejecución, tenían a tres tipos con una soga amarrada a su cuello, y dictaban el porqué de su ejecución, estaban algunos centinelas de alto rango y al fondo sentado en el trono, el rey Gerónimo y a su lado la vanidosa princesa Francheska, a plena vista se veía que el hombre no había pegado el ojo en toda la noche.

— Ya estamos aquí ¿y ahora? — pregunto Louisa acomodándose la chalina, cada una excepto Violette y yo, llevaban un vestido de diferente color junto una túnica o chalina, Louisa llevaba un vestido color purpura de muselina y chiffon y para cubrir un poco su rostro la chalina, Karen un vestido color amarillo pastel de chiffon y algodón, esta traía una chalina blanca, Marisol un vestido color rojo cubierto de chiffon y un poco escotado, esta no traía chalina, por ultimo Violette y yo, ambas vestíamos casi igual, pantalón negro, botas de cuero, un corsé negro con la única diferencia siendo la camisola de chiffon, la de Violette era azul oscuro, y la mía era vinotinto, sin túnicas ni chalinas.

— Bien, Louisa y Violette vayan al lado norte de la zona de ejecución, ahí siempre están unos dos o tres centinelas, usen sus encantos, preciosas — ordenaría Marisol, a lo que Louisa y Violette asintieron — Karen y Esmeralda — dirigió la mirada a nosotras — vayan al lado este, y estén atentas a la entrada principal del palacio, yo me quedare entre la multitud atenta al rey ¿entendido? — todas asentimos y nos retiramos a nuestro objetivo.

Caminando entre la multitud de personas que fueron a presenciar tal ejecución, teníamos que llegar al bar de bortöi ahí nos separaríamos un poco para tener mejor vista de la entrada.

— Oye, Esmeralda — Karen me llamaba desde donde estaba, esta estaba un poco más adelante que yo, avancé hacia ella, esta observaba detenidamente la entrada — ¿conoces algo del pasado de Louisa? — preguntó, la mire confundida.

— ¿debería? — respondí, observando el entorno, había una gran algarabía, ya habían ejecutado a uno de los hombres, aparentemente por hurto.

— Son amigas ¿o me equivoco? — me miró fijamente, negué de inmediato.

— La conocí unos días antes de venir a Lorey, pero no somos amigas ¿Por qué? — Karen hizo una mueca y volvió a fijar vista a la entrada.

— Por nada, su apellido me causa alguna curiosidad — dijo sin darle importancia a la conversación.

Ya habíamos pasado el primer piso, nos costó un poco pasar por el hecho de haber demasiado movimiento de centinelas, pero no fue muy difícil matar algunos en el camino por el palacio, ahora estábamos en el segundo piso, aquí se encontraban las alcobas principales, la de la reina Kantiana y Francheska.

— Por aquí, muchachos — indicaría Antonio, caminando hasta la puerta de la alcoba de la reina Kantiana, no había ningún centinela resguardando en la puerta ni en el lugar, Antonio toco la puerta, minutos después alguien había abierto, apenas la reina Kantiana lo vio, lo abrazo de inmediato — Mi señora, permítanos pasar — sugirió Antonio a lo que la reina asintió dejándonos pasar, fui el ultimo entrar así que cerré la puerta detrás de mí.

— Muchachos ¿Cómo pudieron entrar si ser vistos? — Preguntaría Kantiana — ¿Han visto a mi niña, Melina? — nos vimos sin saber que decirle, Jaren se acercó a ella poniendo sus manos en los hombres de la mujer.

— Mi señora Kantiana, debe ser fuerte... — la mujer abrió los ojos de par en par luego puso sus manos en su rostro, un sollozo salió de ella suponiéndose lo que pasaba — la van a ejecutar hoy.

— ¡No! ¡¿Por qué?! ¡ESE BASTARDO! — vociferaría Kantiana tirándose al piso, Jaren la tomo entre brazos.

— Debemos irnos, vinimos por ustedes, mi señora, luego salvaremos a Melina, se lo prometo — diría Jaren, levantando a la mujer, esta asentiría — muchachos ayuden a Gal y a la reina Vanessa y salgamos rápido de aquí —

Antonio ayudaría a Gal a levantarse, poniendo su mano derecha en la cintura de la mujer, mientras esta se sujetaba del hombro de este, ella se notaba muy mal herida, aparentemente una herida profunda hecha por una espada, mientras Benjamín y yo, ayudaríamos a la reina Vanessa que tenía una herida en la pierna izquierda y en su brazo izquierdo, algunos rasguños sin importancia.

— Debemos bajar rápidamente por aquí, y entrar a los túneles — sugeriría Jaren, caminando por el pasillo, antes de llegar a las escaleras.

— Yo conozco una mejor salida — confesaría Kantiana — ven el cuadro que esta al fondo ¿cierto? — vimos al final del pasillo, había un cuadro del antiguo rey de Lorey y debajo de este una mesita con un florero, todos asentimos, la reina se incorporó y fue hasta el cuadro nosotros le seguimos — Esta es una entrada secreta que tenía la reina Antoniette, por aquí saldríamos directamente a las afueras del palacio, justamente por el lado este del mismo — la mujer movió el cuadro y luego la mesita, había oculto entre esos un pomo de una puerta, está la giro y se abrió una compuerta, sonrió hacia nosotros, estábamos boquiabiertos por ese secreto bien oculto, Kantiana paso — muchachos, Gerónimo no sabe de esta ruta, tranquilos — Jaren nos miró a todos y luego avanzo, y nosotros detrás de él.

Llevábamos unos minutos caminando, Gal y la reina Vanessa, ya estaban algo cansadas, la única que mantenía los ánimos para seguir era Kantiana.

— Jaren ¿de qué imputó a mi niña? — pregunto Kantiana mientras llegábamos a otra compuerta, Jaren bajo la mirada y luego a Kantiana.

— Traición y adulterio — Kantiana lo miro perpleja.

— Mi señora, debemos salvarla ¿falta mucho? — la reina negó y abrió la compuerta, viéndose la luz del día con ayuda de Jaren subió la reina Kantiana y subimos a Gal y a la reina Vanessa.

— Antonio, ve a mi casa y llévatelas, que descansen — ordenaría Jaren.

— Jaren, pero... — Antonio parecía querer objetar más Jaren no se lo permitiría.

— No me objetes, haz lo que te pido, Benjamín y Miles acompáñenme, mataremos al bastardo — la voz de Jaren se notaba el odio, el dolor, la ira, el desprecio a aquel hombre que era el rey de este pueblo.

— ¡Esperen! — una voz masculina se hizo presente en el lugar mientras estábamos yéndonos, paramos en seco, dirigimos la mirada a la voz, algo confundidos de verlo ahí — Me uno a la batalla —

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro