Capítulo 10: Pueblo olvidado de Pairt
Después de pasear por el pueblo con Jorge, que muy amablemente se ofreció a ser mi guía para no perderme, decidimos volver a casa, me había comentado que el carruaje ya debía estar listo así que iría con Miles a buscarla para nosotros no quedarnos más tiempo.
Al llegar en eso del mediodía, nos dimos cuenta que ni mi yegua ni el caballo de Benjamín estaba, no le dimos importancia a eso y entramos a la casa, Louisa y Benjamín estaban en el patio hablando, la madre de Jorge no se encontraba, y Miles menos.
—Esmeralda yo iré a buscar el carruaje, tu ve a donde se metió Miles — Dijo Jorge abriendo la puerta para luego retirarse. Fui al patio a donde estaban los muchachos, estos sonrieron al verme.
—¿Cómo están chicos? — Sonreí
—Nosotros bien ¿y tú? ¿cómo te fue en tu paseo con Jorgito? — Dijo Benjamín dándole un tono juguetón, yo le di un leve golpe a su hombro izquierdo mientras los tres reiamos.
—No es lo que piensan, tontos. ¿Han visto a Miles? — Ambos asintieron —Dijo que saldría a pasear con nuestros animales, creo que hacia una laguna que queda por aquí cerca — aclaro Benjamín — ¿Por qué?
—Ya el carruaje está listo y... él ni nuestros animales están aquí ¿hace cuánto se fue? —
—Mmm — Louisa y Benjamín se vieron — Como unas tres o cuatro horas de eso —dijo Louisa tranquilamente como si nada — Nosotros vamos alistar todo, si quieres ve por él, nosotros los esperamos aquí — Asentí y salí a buscar a Miles.
Camine por unos minutos hasta que llegue a la laguna, era hermosa, es increíble tan bellos paisajes que había a mi alrededor y nunca había podido verlos con mis propios ojos por la sobre protección de mi padre. A unos cuantos metros divise a mi yegua, me acerque a ella sobándole su pelaje, estaba tan tranquila comiendo pasto, más adelante vi al caballo de Benjamin comiendo pasto al igual que mi yegua, pero ni un rastro de Miles, ¿será que le ha pasado algo? ¡no! Caminé acercando a una de las rocas que estaba cerca de la laguna, vi una ropa puesta en ella, era la misma ropa que el llevaba puesta, miré el alrededor, pero no lo veía de repente unas manos heladas tocaron mi espalda volteé sobresaltada, era Miles.
Lo observe de arriba abajo, estaba mojado, sin camisa, se podía hacer notar su musculatura bien trabajada que con la ropa no se veía, agarro su ropa de mi mano, me miro extrañado, abrió la boca para decirme algo.
—¿qué paso? ¿Por qué me miras así? — Paso su mano por su cara quitándose las gotas de agua, dirigí mi mirada hacia otro lado, se puso la camisola y sus pantalones — ¿Qué paso, Esmeralda? — Sonrió ampliamente dejando ver su perfecta sonrisa.
—No sabíamos a donde estabas y salí a tu búsqueda, el carruaje ya está listo así que esperábamos por ti — Sonreí de vuelta, el solo me observaba — ¿Nadabas? — Este asintió.
—Bueno, vamos — Caminamos hasta los caballos y nos fuimos a casa de Jorge nuevamente, todos estaban afuera, Benjamín estaba montando el equipaje, Louisa hablaba con la señora Karin y Jorge estaba con ellos.
—¡Venga hombre! ¿Te estabas dando un baño en la laguna? — Dijo Jorge acercándose a nosotros riendo, reí con él.
—El agua se veía fresca, veo que todo está listo — Dijo Miles amargamente.
—Listo para irnos, hermano — Anunciaba Benjamin acomodando a la yegua y a su caballo, y Louisa y yo nos despedimos, no sin antes agradecer por el hospedaje y luego nos montamos en el carruaje.
—Tengan mucho cuidado, pueblo de olvidado de Pairt queda un día de viaje, y viendo la hora que se van llegaran al anochecer a la localidad más cercana, Üraise — Decía la señora Karin acercándose a Jorge y a Miles — Cuídense muchachos.
—Sí, señora — Miles se montó en su puesto junto a Benjamín — Muchísimas gracias por todo, disculpe lo malo —
— No digan eso, fue un gusto conocerlos, cuídense — Dijo Jorge amablemente sonriendo, a lo que Benjamin y él le sonrieron de vuelta, y así sin más iniciamos de nuevo el viaje.
El viaje a Üraise, estaba siendo un poco más largo de lo que pensábamos ya la caída del sol nos estaba anunciando la pronta llegada de la noche así que debíamos llegar a Üraise pronto. Louisa y yo estábamos hablando amenamente, aun no me agradaba, pero tenía que hablar con alguien para no aburrirme, afuera los chicos hablan de cosas muy triviales, a veces se susurraban cosas para nosotras no oír, cosa que nos incomodaba, pero no la dábamos vuelta al asunto.
No había pasado ni una hora después de que Louisa y yo terminamos de hablar, que la mujer se había quedado dormida, debía estar cansada, algo en ella me perturbaba me causaba una gran curiosidad sobre su pasado, era curioso, ella no era como las demás muchachas ¿qué ocultaba?
—Oye, Benjamín ¿y si cambiamos? — Le dije a Benjamín desde la ventanilla sin que me escuchara Miles, este volteo a verme con una sonrisa ladeada — Vamos, Louisa está dormida mejor compañía para ella que tú, además ya estoy aburrida de estar aquí — Benjamin parecía pensarlo bastante, ya que no me respondió como por cinco minutos, el carruaje se detuvo y unos segundos después la puerta se abrió, Benjamín estaba parado al lado de la puerta viéndome, entendí totalmente su respuesta era un "si".
Baje rápidamente, Benjamín estaba sonriendo y ladeaba a ver a Louisa durmiendo, antes de yo avanzar me miro picándome el ojo y susurrándome un "Disfrútalo" yo solo reí ante ese comentario. Al acercarme a Miles y sentarme a su lado vio hacia donde se había ido a Benjamín luego de escuchar el cerrar de la puerta y luego me miro a mi confundido.
—¿y este cambio a que se debe? — Preguntaba el levantando su ceja izquierda.
—Pues... quería hablar contigo Miles, y cambiar de sitio — Sonreí el solo asintió y puso vista al frente — Miles ¿qué pasa? — Pregunte extrañada ante su actitud, nunca antes se había comportado así conmigo.
—¿Esmeralda de Quiroga? — Dijo una voz desde mi lado izquierdo volteé al instante, vi una chica sentada en su caballo, más o menos más alta que yo, castaña con puntas claras en su cabello, ojos marrones, delgada, cabello semi ondulado. Esta chica estaba al frente de mí, y me miraba esperando una respuesta — Esmeralda, soy yo, Camile Kïshnet ¿me recuerdas? — La mire por un par de minutos, tratando de recordarla, pero nada, no me acordaba.
—No, no recuerdo a ninguna Camile — Esta rio ante mi respuesta, soltó un gran suspiro.
—Esmeralda, ¿recuerdas a la única niña que dejaban entrar al castillo a jugar contigo? Éramos amigas, inseparables, muchas veces tu mamá odiaba que fuéramos tan escurridizas, nos escapábamos para conocer el pueblo ¿recuerdas? —
La mire asombrada, era mi mejor amiga de la infancia, a pesar de nuestras diferencias de edad, ella y yo convivíamos como si hubiéramos nacido de la misma madre, Camile Kïshnet, hija de un coronel de la provincia de Varshelli en el cual Quiroga y Montier son pertenecientes, éramos imparables juntas hasta que un día se fue sin dejar rastro alguno, dejando a su familia y amigos, cosa que a todos nos asombró ya que tomo la decisión de irse a sus dieciséis años.
—¡Camile! ¡Cuánto tiempo ha pasado! ¿Qué haces por aquí? — Camile sonrió ampliamente.
—Eso mismo digo yo ¿qué haces por aquí? — Miro al carruaje y luego a Miles.
— Bueno... ¿Qué hacen en Üraise? — la miré sorprendida y luego a Miles.
—Por sus expresiones dedusco que no sabian, hace menos de un kilómetro entraron a él — La mire bastante confundida, no había ningún letrero que lo indicara — Aquí no hay avisos ni nada que lo indique, pero he vivido aquí durante bastante tiempo, Esmeralda. Vuelvo a preguntar ¿qué hacen por aquí y estas horas?
—Vamos a Lorey ¿y tú? — Esta asintiria levemente — ¿conoces algún lugar que nos podamos quedar? Esta negó — ¿no conoces?
—A ver pequeña Analisse... — Hice una mueca ante tal apodo, ella siempre me decía así, Analisse era una heroína de antaño, de la provincia de Bolmire, para nosotras cuando éramos pequeñas, era nuestra mayor inspiración, luchaba con personas llenas de tanta avaricia, ambición y poder que el mismo sosiego de la misma los hacia flaquear ante tan espectacular mujer, Analisse era impactante, aventurera, audaz, calculadora, analítica y sobre todo era la persona más bondadosa y amorosa que esta tierra haya pisado, así que ella siempre me decía Analisse, por mi parecido a aquella heroína, según Camile — En Üraise no hay hostal ni nada para uno quedarse, unas casas muy contadas como unas tres, es un sitio desolado, lo que les queda es acampar y buscar a donde hacerlo.
—Disculpa que me entrometa, un gusto, Miles Córdoba — Dijo Miles sonriéndole a Camile, Camile le sonrió a Miles de vuelta — ¿conoces algún lugar para acampar? Veo conoces y pues... —
— ¡Claro! Síganme.
Seguimos a Camile por unos veinte o quizás unos treinta minutos hasta llegar a un sitio lo bastante acogedor para ser al aire libre, estaba oculto entre el camino principal y los senderos —Bien aquí podremos descansar hasta el amanecer — Dijo Camile, poniendo su bolso en el piso, Benjamín y Miles decidieron ir por ramas y rocas para hacer la fogata, Louisa seguía durmiendo. Vi a Camile sacando una sabana su bolso, buscando ramas altas para armar su tienda asi que decidí ayudarla.
Al cabo de unos minutos ya la tienda estaba lista, los chicos estaban armando la fogata y Camile y yo estábamos sentadas rememorando nuestra infancia.
—¿Y qué has hecho durante todo este tiempo? Apuesto que ya tienes una familia formada, Camile — Esta rio muy fuerte y se recostó de una roca que se encontraba su izquierda.
—No tonta, no tengo ni esposo. He estado viajando, Esmeralda. No sabes el mundo tan fascinante que hay luego de las murallas de Varshelli, es un mundo muy alejado a este, Esmeralda. Es simplemente hermoso, tiene sus riesgos, pero no me arrepiento de haberme ido de Quiroga. ¿Recuerdas el sitio que siempre habíamos querido conocer? ¿Las montañas nevadas de Olbersht? —Asentí— ¡Es un paraje de lo más espectacular! Fui hace un año junto a varias personas que iban de expedición, es un paraje hermoso para en el tiempo que fuimos la montaña estaba manchada de sangre, había sucedido una batalla entre los pueblos Anyär de Bolmire y Cubïnia de Tshu, siendo esta ultima la vencedora quedándose con Anyär, gran pérdida para Bolmire., era un gran punto estratégico.
Camile hablaba y en sus ojos pude percibir un brillo, era fascinante lo que estaba escuchando y como siempre ella sonaba tan soñadora, risueña, y elocuente.
—¿Y entonces que hacías por estos sitios? — pregunte extrañada.
—Quería volver a ver mi familia, abrazarlas, decirles que siempre los voy amar, han pasado mucho tiempo desde que mi fui, era momento de volver. ¿Y tú mi pequeña Analisse? ¿Qué hacías por aquí?
—Vamos a Lorey como te dije, mis padres me dieron permiso de ir junto a mi guardián — Miré a Miles — Mi padre le dio su confianza y pues Miles es un buen chico, me ha salvado de muchas — Camile entre cerro los ojos y esbozo una sonrisa — ¿Qué? — pregunte algo extrañada.
—Ay Esmeralda... Te gusta tu guardián ¿cierto? — La miré extrañada de tal pregunta, negué — Esmeralda miéntele a otro, tus ojos te delatan, pero tranquila será nuestro secreto. Y referente a tu viaje a Lorey, que magnifico que tu padre haya cedido, manténganse atentos dicen muchas cosas de Lorey —
Camile se levantó y se dirigió a los chicos, hablaban entre ellos y reían. Sirvieron un poco de jugo de naranja hecho por Camile, y un poco de verduras salteadas con un conejo que había cazado Camile antes de toparse con nosotros, ya Louisa había despertado, conoció a Camile, ambas se cayeron muy bien, reímos, hablamos por un buen rato.
Ya era horas altas de la noche cuando todos decidimos que era momento de dormir, Miles se quedaría haciendo guardia rotándose con Camile que muy voluntariamente se ofreció.
—¡Esmeralda! ¡Despierta! ¡Tenemos que irnos! — Gritaba alguien sacudiéndome para despertar, abrí los ojos, quejándome por los gritos — ¡Hey! ¿Qué pasa? — Pregunte aun entre dormida y despierta.
—¡Miles! ¡Carga a Esmeralda y adelántense! — Grito Camile, Miles me cargo sin alguna dificultad, vi el carruaje en vuelto en llamas, Benjamín y Louisa estaban montados en el caballo de el y ya tomaban la delantera, Camile tenía una espada en su mano izquierda y se disponía a enfrentarse a unos hombres de capucha verde olivo, Miles me monto en mi yegua y luego él se montó. Aún no había amanecido, el cielo aún estaba oscuro, la única luz que había era la luna en compañía de las estrellas. Me sujete de él envolviéndolo en un abrazo, cabalgaba rápido, temía que algún momento nos íbamos a caer.
—Miles ¿Qué está sucediendo? — Paso su mano por mi brazo izquierdo, acariciándolo, vi una sonrisa ladeada.
—No es nada — Sentí amargura en su tono de voz, sentí que algo estaba pasando y era más que obvio que algo pasaba. Miles paro en uno de los senderos alejados de donde estábamos, en este había una especie de gruta en la cual vimos a Benjamin y Louisa hablando muy amenamente, alertas pero tranquilos.
Nos dirigimos hacia ellos, Miles se sentó en una roca y yo solo me disponía a observarlos y detallarlos a todos, sus cuerpos decían estar tranquilos pero sus rostros mostraban una preocupación, algo estaba pasando y no me querían decir. Me acerque a Benjamín y a Louisa, ambos me sonrieron.
—Veo que las cosas entre ustedes están más... tranquilas — dije cruzándome de brazos manteniendo una sonrisa. Ambos asintieron — Oigan me pueden decir ¿Qué paso? Vi el carruaje en vuelto en llamas ¿y nuestras cosas? — Quise saber, observé a ambos lados, solo pude ver un bolso de tela purpura, supe de inmediato que era la de Louisa. Esta y Benjamin se vieron, luego me sonrieron.
—No ha pasado nada, tranquila — Y siguieron en su conversación evadiéndome, quería seguir preguntando, pero sabía que ninguno me iba a decir lo ocurrido.
Me dirigí hacia un lado de la gruta, respiraba profundo y pausado para que la molestia que estaba creciendo en mi mermara, pero no funciono, quería respuesta, quería saber y no era justo que me lo estuvieran ocultando, sobre todo Miles.
—¡Por un demonio! — Vocifere, todos voltearon a verme — ¿Ustedes creen que yo soy una niña o qué? ¡Yo entiendo las cosas! ¡Que sea princesa no significa que sean una maldita ignorante! ¡¿ALGUIEN ME PUEDE DECIR QUE DEMONIOS ACABA DE PASAR?! — Grite, lanzando una roca que tenía en mi mano, estos me vieron sorprendidos por mi reacción.
Miles camino a donde yo estaba y puso ambas manos en mis hombros, me sacudí para que no me tocase y gire la mirada a otro lado — Esmeralda... por favor, cálmate — Lo mire, estaba muy molesta, me molesta que me oculten cosas de tal magnitud y más si corríamos peligro.
—Para usted, princesa Esmeralda, ¿me oyó? Señor Córdoba. ¡Y no, no me voy a calmar!—
—Princesa, por favor, sé que debe estar molesta, pero déjeme explicarle —Miles callo por un momento, yo solo lo miraba fijamente — Unos tipos, no sabemos cómo llegaron aquí, irrumpieron a donde estábamos, atacando a Camile, querían a Camile, prendieron fuego contra el carruaje, casi nos matan, Camile se quedó para darnos tiempo, eso fue lo que sucedió — Quede perpleja, pero aun así me semblante no cambiaba, ahora estaba preocupada por mi amiga.
—¡¿Y ustedes dejaron a Camile?! ¡En vez de volver y ayudarle! —
—Justamente ella nos pidió que no volviésemos para ayudarla, pero prometió volver — hablo esta vez Benjamín.
—Si no, hubiésemos vuelto — añadió Miles.
Rompí en llanto, tenia una gran opresión en el pecho, estaba molesta y cada vez era más el sentimiento, Camile puede estar muerta o quizás se la llevaron, nuestras cosas ya no estaban, no había carruaje, no había nada, habíamos perdido todo. Me senté en el suelo, uní mis rodillas a mi pecho en un abrazo y seguí llorando, Miles se agacho al frente de mi y me abrazo — Mi padre tenía razón... yo solo soy una princesa, no una aventurera — Dije a lo bajo para que solo él me escuchara, Miles me acariciaba el cabello.
—Esmeralda, tu eres más de lo que tu padre dice, no dudes de tu potencial, eres capaz de muchas cosas, solo no te rindas ¿Vale? — Asentí.
—¿Quién se murió? — Escuche la voz de Camile, levante de inmediato la mirada, ahí estaba mi amiga, su ropa manchada de sangre y rasgada, tenía heridas por sus brazos, de su mano izquierda goteaba sangre, sus pantalones estaba igual de rasgados, tenía una gran herida en la pierna izquierda, me levante enseguida y la abrace con fuerza.
—Hey, hey ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras? — Me decía mientras acariciaba mi cabello y estábamos abrazadas, yo solo sollozaba. "¿Miles te hizo algo?" — me susurro— yo negué.
—Solo estaba muy molesta, pensé que te había perdido — Camile me separo de ella e hizo que la viera.
—Mírame, estoy bien, Esmeralda, no me paso nada —
—Estás herida, Camile — Hablo esta vez Louisa acercándose a nosotras.
—No es nada que no pueda tratar — sonrió Camile — Por cierto, les traje lo que pude salvar — Camile acerco a nosotros dos bolsos — Solo pude rescatar estas, creo que son ropas y algunos refrigerios.
—Muchas gracias, Camile — Louisa agarro ambos bolsos y fue hacia Benjamín.
—Bien es mejor que... — un quejido de dolor salió de ella — Descansemos apenas llegue el amanecer cada uno vuelve a su ruta.
—Camile ¿Quiénes eran los que atacaron? — Pregunte, esta sonrió ligeramente, rasgando la manga de su camisola y enrollándola en su pierna izquierda para crear presión en esta. Se sentó en una de las rocas, nosotros solo la observábamos.
—Eran soldados de alguna tierra cercana, la verdad no sé, no les vi el emblema lo que si se es... —
—Eran soldados de Varshelli, Camile — Interrumpió Miles, todos volteamos verle sorprendidos excepto Camile, esta lo miraba con una sonrisa en el rostro y detallándolo de arriba abajo — Les vi el emblema, dos copas de oro unidas entre si con espigas y dos espadas a sus lados, es reconocible ese emblema, además tenían ropajes azul rey con dorados, los únicos que usan esos colores son los de la provincia de Varshelli — dijo entrecruzándose de brazos.
—Veo que sabes mucho de esto, Miles... y en tal caso que fueran de Varshelli ¿Por qué me querrían muerta? Se supone que soy hija del coronel — Ella alzo una ceja más el tono de voz era desafiante, Miles solo estaba ahí observándola.
—No es secreto para nadie que la provincia de Varshelli este a la defensiva luego del que era su General estrella, el General Salvatore lo mataron los de Örok perteneciente a la provincia de Bolmire y cualquiera que tenga el emblema de dicho lugar es una amenaza, y viéndote puedo detallar el emblema de Örok, que resulta ser tres lingotes de oro hundidos en agua, quizás tu gente mato a tu familia — El tono utilizado en Miles me asustaba nunca lo había escuchado hablar así, se notaba lo irritado que estaba.
—¡Mira niño! en todos estos años he pasado por grandes cosas, para tu información Örok no fue responsable de la muerte del General Salvatore eso te lo puedo asegurar y segundo no te metas con mi familia.
—¿Miles como es posible que sepas tanto de esos emblemas? —Preguntaria Louisa impactada.
—Miles fue entrenado por mi padre, Louisa, así que debe saber todo sobre las provincias, además de emblemas y el arte de la espada, el es el mejor —
—Camile ¿trabajas para Örok? — Pregunte lo bastante confundida, ese poblado es uno de los grandes enemigos de Quiroga y que mi mejor amiga allá terminado en su bando era decepcionante.
—Digamos que sí, es algo muy largo de explicar — Camile me agarro de las manos e hizo que pegara mi frente en la suya — Mi pequeña Analisse... te prometo que cuando nos volvamos a ver te lo explicare todo... aquel chico, Miles, es bueno, te va a defender a costa de todo se le nota — Esto último lo dijo casi inaudiblemente solo para que yo la escuchara.
Ya la luz del sol se asomaba era momento de partir, Miles y Benjamín preparaban a los caballos, Camile, Louisa y yo terminábamos de preparar un desayuno rápido, todos estábamos casi listos para irnos. Desayunamos pan sin levadura, unos trozos de varias frutas y judo de lima, arreglamos los bolsos y nos montamos en los caballos, antes de partir, Camile se nos acercó.
—Muchachos, a partir de aquí son diez minutos para llegar al pueblo olvidado de Pairt, busquen a mi gran amigo y compañero de viaje, Dante Hïk lo encontraran en su bar díganle que van de mi parte, háganlo no me objeten por favor, de ahí a Lorey son como de dos a tres horas, cuídense.
Ella empezaba a alejarse yéndose a los valles de Crown — ¡Cuídate, Camile! — Grite para que me oyera.
El camino a pueblo olvidado de Pairt fue rápido, llegamos muy temprano en la mañana, era un lugar muy precioso, acogedor, había niños corriendo y jugando, había alboroto en el mercado, tiendas recién abiertas, nadie había reparado en nuestra visita al lugar, alguna que otra persona, pero los demás seguían en lo suyo. Miles se detendria al frente de un hombre de unos ochenta años, cabello blanco como la nieve, que estaba leyendo su periódico sentado en una de las mesas de afuera de una tienda.
—Buen día, buen hombre — Hablo Miles, el hombre doblo su periódico y dirigió la mirada a él.
—Buen día muchacho ¿Qué se le ofrece? — Dijo muy amable el señor.
—Buscamos el bar de Dante Hïk ¿sabe a dónde es? — El señor rio y luego asintió.
—Vea muchacho — el hombre se paró de su sitio y camino hasta nosotros — Siga adelante a unas dos tiendas está el bar de ese muchacho, él llega siempre a estas horas.
—Muchas gracias señor, que tenga un buen día —
—Igualmente para ustedes — Sonrió el hombre y se devolvió a su sitio, nosotros seguimos hasta donde nos indicó el señor. Al llegar el lugar, Miles y Benjamín se bajaron y luego nos ayudaron a bajar a nosotras, Benjamin toco la puerta, pero nadie abría, volvimos a tocar y pasado unos minutos alguien abrió, un chico de un metro sesenta y tres, tez clara, cabello negro, ojos marrones que eran protegidos por unos lentes de marco gris, delgado se asomó en la puerta, nos miró con el ceño fruncido.
—¿Quiénes son ustedes y que hacen aquí? — Pregunto aquel chico.
—Somos amigos de Camile Kïshnet — Respondió Benjamín viéndolo seriamente, el chico sonrió y nos señaló que pasáramos, ya adentro el chico se nos acercó.
—¡Son amigos de nuestra querida Camile! — Grito el chico, y dos chicos más salieron detrás de la barra — siéntanse muchachos, sean bienvenidos. Soy Dante Hïk, ellos son Marc y Jiles. Estos últimos asintieron y luego se retiraron — ¿En qué les puedo ayudar? Camile siempre nos manda personas para ayudarlas en alguna batalla, o cosas que tengan que ver para salir bien librados — Miles y Benjamín se miraron luego miraron a Dante — Van a Lorey ¿cierto? — diría el confiado, como si lo hubiera intuido.
—Sí, Dante ¿pasa algo? — Pregunte confundida, este me miro de arriba abajo y negó.
—Les invito a una de las habitacións para que se duchen y cambien — indico para Louisa y para mí — Nazareth por favor acompáñalas — habló esta vez para la chica que estaba llegando por su derecha, esta asintió, estuve a punto de objetar, pero Louisa me agarro de la muñeca para irnos rápido.
Ya estando sin las chicas, Dante se sentó en donde nosotros nos habíamos sentado, nos observo por unos minutos y luego rio por lo bajo.
—Príncipe Benjamín, Miles Córdoba ¡Cuánto tiempo! — Nos miramos confundidos no sabíamos de donde nos conocía este muchacho ni mucho menos que supiera la jerarquía de Ben.
—Soy el sobrino de su nana, la nana Constanza, no pensaba que los volvería a ver.
—¡Caray! Pequeño revoltoso ¡eres tú! — Hablo Benjamín con bastante sorpresa ambos rieron, Benjamín golpeo mi hombro — Venga, Miles, es el revoltoso, el que tocaba música ¿recuerdas? — Asentí, lo recordaba, éramos tan pequeños y unidos, la nana siempre lo llevaba para jugar hasta que lo vinieran a buscar después de que su familia se mudó nunca más lo vimos.
—Cuéntenme muchachos, van a Lorey ¿a qué? — Nos tomamos unos minutos en explicarle todo a Dante, desde el inicio del viaje hasta lo sucedido con Camile en Üraise, él estaba sorprendido mas no emitía alguna opinión hasta que terminásemos.
—Bien muchachos, las cosas en Lorey no están muy bien, no es un secreto, pero hacen como si lo fueran, las provincias no se quieren meter en este lio, ni los reinos, deben entender que Camile los mando conmigo por algo y ese algo es... defensa —
—Pero ¿Qué es lo que está pasando? — Pregunto Benjamín.
—Bien, les explicare, todo aquel que entre a Lorey corre peligro, porque no podrá salir más nunca, el rey tiene la orden de que cualquier extranjero que entre será llevado ante él y si no le convence lo mata, es por eso que las cosas no están bien... llevan dos futuros reyes de la corona, tu Benjamín y a la muchacha Esmeralda, por eso iré con ustedes, llevaremos armas, debemos estar preparados para lo que sea, no se preocupen por alojamiento tengo a quien recurrir, ustedes tranquilo.
—¿Cuándo partiríamos? — Preguntamos Benjamín y yo al unísono.
—Hoy en la noche, es la mejor hora para escabullirnos y llegar a donde nos vamos a quedar ¿bien? — Ambos asentimos con cierto atisbo de duda, nos estábamos metiendo a la boca del lobo y no sabíamos si íbamos a salir ilesos de esa — Tendrán que explicarles a sus amigas lo que está pasando — Dante se levantó de su asiento y fue hacia la barra — Vayan a prepararse yo estaré aquí por si me necesitan.
—Muchas gracias Dante — Esboce una sonrisa de agradecimiento y nos retiramos a escaleras arriba. Las chicas estaban en el lobby con Nazareth, esta nos vio, y nos señaló.
—A la izquierda esta sus habitaciones, muchachos — Nosotros asentimos y nos dirigimos hacia allá.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro