La debilidad del Rey
A pesar de ser catalogado como un eterno hombre cruel, de mano dura e indiscutiblemente un líder nato, el serio rey Min tenía varios gustos que ablandan su persona, era amante del buen arte, la sofisticada comida, los animales pequeños y sobre todo, del amable pescador del reino.
Que desdicha era estar enamorado de ese simple ser humano, su única debilidad, su talón de Aquiles, su suave soga en el cuello, no había nadie más en su vida.
Se enamoró de él en su adolescencia, ese día, en su joven y rebelde etapa, decidió abandonar el palacio disfrazado de un simple campesino con el añoro de saciar su curiosidad, no esperaba hacer nada más, pero chocar con el amable hijo del pescador del pueblo, arruinó toda su existencia.
Tonto e infantil en un principio creyó que era un capricho como los muchos que llegó a tener en su privilegiada vida, por lo que se dedicó solo a observarlo las pocas veces que su padre llegaba al palacio y él le acompañaba.
Pero día a día y la inútil regla de no poder hablar con el servicio, le hacían sentirse atrapado, acorralado y ansioso, pero sobretodo, cansado. Estaba cansado de limitarse, de esperar, de no poder adueñarse por completo hasta del más mínimo de sus cabellos, y no tardó mucho en ser consciente de que ya no era un niño anhelando un vago juguete, Yoongi era un hombre adulto, un mandatario poderoso, libre por fin de las reglas de sus fallecidos padres, pero encerrado en la gigante jaula que era enamorse del fatídico Kim Seokjin.
Cualquier pensaría que el nuevo rey se permitiría disfrutar de muchas formas el primer dia que asumió el cargo, pero cuando Yoongi tuvo la mínima oportunidad de acabar con la reglamentaria ceremonia, se acercó a él, completamente rendido, convencido que lo único que podría detenerlo de su cruel amor, era el propio Seokjin con un rechazo que lo ahogaría en mil años de dolor.
—¡Por favor, sea mío y a cambio prometo darle toda mi vida!—
El nuevo rey le hablaba a él, le pedía algo que por su simple posición, ya tenía, pero estaba desesperado, lo notaba en su dolorosa mirada, lo sentía en la presión certera de sus manos a sus delgados hombros, y lo creía al notar qué, apesar de su sucia vestimenta, su apestoso olor a pescado y el sudor de su cuerpo, su rey le miraba con el deseo más intenso que había visto en su vida.
Y Seokjin sólo llegó a reir, no se burlaba, tampoco presumía , simplemente fue su primera reacción, estaba incrédulo, porque reconocía su belleza, sabía que era más impecable que el resto, no le gustaba pecar de humilde con ello, pero jamás creyó llegar tan lejos y hasta temía que solo fuera una extraña prueba de fidelidad a su reino.
—Mi rey, yo le pertenezco por completo, cada parte y en cada momento, soy su total súbdito sin la necesidad de algo a cambio, aún si es mi deseo o no— Era la primera vez que escuchaba su melódica voz, y Yoongi ya creía que toda la musica que oyó, era solo una blasfemia ofensiva en comparación —Pero, aún sin pensar en lo que quiero, ¿cómo puedo estar seguro de que mi cabeza no terminará colgada como la de animal, si lo rechazo?
Jamás, no era una posibilidad, de hecho, la sola idea de que alguién respirase su mismo aire, le hacia querer provocar una matanza hasta contra su propio reino. Yoongi de verdad era incapaz de ir en contra de su voluntad.
—Juro con mi vida que nunca ordenaría tal locura, no importa si me rechaza de la peor forma... Hasta prometo intentar darle la vida que merece sea cual sea su respuesta, todo lo que quiera... Por favor, solo permítame hacerle minimamente feliz— Yoongi estaba a punto de arrodillarse para suplicarle que aceptara su petición de cuidarlo y protegerlo de todo con su innegable riqueza y poder, pero no fue necesario, porque su maravilloso amor procuró hablar antes, con su calidad y comprensiva voz.
—Por el momento aceptaré, mi señor, no responderé con mi propio deseo, pero por favor, sea consciente de qué, como súbdito, cada parte de mí, le pertenece.
Iba a morir con solo oírlo, el de verdad estaba accediendo a todo lo que le proponía y aunque aún no aceptaba ser suyo como él lo deseaba, a Yoongi le bastaba con complacer cada uno de sus caprichos, como si fueran órdenes.
Y así lo hizo, porque la belleza de su amado pescador, era igual de grande que su codicia, y perdiendo su miedo de que todo era una extraña broma por parte del cruel mandatario, pidió vivir en el gran reino, ordenó ser tratado como de la realeza, vistió los más finas telas, comió de los mejores banquetes, exigió las más costosas decoraciones en todo, y hasta mejoró la vida de su querido padre, dándole importantes regalos patrocinados por el poderoso rey. No importaba lo que dijera o hiciera, él parecia obedecerlo con cada centímetro de su ser, y Seokjin no podía pedir nada más que eso.
—Rey Min, ¿puedo hacerle algunas preguntas?— Era común que cenaran juntos a pedido de él mismo, porque el tímido mandatario, tenía hasta terror de invadir su espacio sin su autorización, situación que le parecía absurda luego de todo lo que había hecho por él.
—Todas las que desee, respondere todas, sin limites, Seokjin— Su voz sonaba como siempre, añorante, dócil, casi rogante, tan difente a cuando lo veía dirigir su imperio de forma casi inhumana.
—A sido muy cuidadoso conmigo y cumplió con cada uno de mis deseos, por eso ¿quiere algo de mí?— No le apenaba preguntarle, sabía que el rey lo deseaba y desde lo más profundo de su corazón estaba lo suficientemente agradecido con él, como para complacerlo en lo que quisiese.
No era la primera vez que intentaba demostrar reciprocidad en su extraña relación, siempre procuraba pasar tiempo con él, ya sea en paseos o actividades, pero era la primera vez que intentaba aclararle que haría lo que fuera, de verdad lo que quisera, solo por él.
En primera instancia vio su sorprendida reacción, como si la sola pregunta fuera indebida, y ante eso, Seokjin intentó terminar con la conversación, deseando no haberlo molestado con sus irrelevancias.
—Lamento lo tonto de mis dudas... No es necesario que responda...
—No, no, no te disculpes jamás, todo lo que siente... Yo lo sentire aún peor, miedo, felicidad, tristeza, arrepentimiento... Todo, por favor, no vuelva a mostrarme esa pena, no conmigo— Lo interrumpió con el terror de herirlo con su estúpida reacción, pero se encontró así mismo conmocionado al escucharlo, porque no podría haber hombre más satisfecho que él, desde que Jin le permitió estar cada día a su lado —Solo me sorprendio su pregunta, lamento mucho no haber sido más claro antes. Yo quiero todo de usted, Seokjin, incluyendo su comodidad y soy feliz con su sola presencia, no necesito nada más que su bienestar.
Lo escuchaba, intentaba entenderlo, pero no era la respuesta que esperaba. Quería ver un poco más de egoísmo porque su rey parecia ser solo su esclavo, y por más que la idea le interesase en otros sentidos, no quería que él viviera su vida como un miserable y pobre hombre dependiendo de su sola existencia, no luego de demostrarle que muy en el fondo, tenía un bondadoso corazón.
—Puede tenerme, Rey— Que peligroso fue cuando se acercó, rompiendo esa regla no dicha del eterno respeto a su espacio personal, atreviéndose a más de lo que Yoongi imaginó, buscando romper la serenidad y terror que siempre mostraba con él —Tal vez aún no pueda darle mi corazón, pero sere suyo hoy. Hágame su reina, mi señor.
Fue un cobarde y miedoso, porque no reaccionó al oirlo, solo esperó, como si estuviera perdido en una profunda oscuridad, pero siendo Jin, la luz del radiante sol, uno potente, ardiente, asfixiante, que lo guiaba a continuar con esa locura que iba más allá de su imaginación.
No era la primera vez que Yoongi lo hacía, antes de llegar a ese punto, probó el placer de otros cuerpos como si fuese comida diaria, pero con él se sintia un completo inexperto, porque Seokjin no dudó en quitar cada una de las delicadas prendas que lo vestían, con tal de que se atreviera a ir más allá.
Terminó por ceder cuando él solo lo guió, sosteniendo como nunca antes sus pálidas manos para llevarlas a su estrecha cintura, mientras le susurraba lo que debía hacer.
Seokjin intentaba que fuera un encuentro casual como muchos de los que llegó a tener, porque sí, en parte quería que su rey se sintiera más cómodo y deseaba agradecerle todo lo que hizo por su familia y él, pero por otro lado, estaba casando de su propia abstinencia sexual, y luego de tantos meses sin el calor ajeno gracias a su voluntario encierro en su nuevo hogar, quería dejarse llevar por su libido y hasta aprovechase de lo atractivo que era el joven mandatario.
—Por favor mi Rey, no se contenga más, aproveche mi amabilidad y haga que me sienta bien.
Y Yoongi podía ser cruel, un dictador autoritario, dificil de controlar y persuadir, pero con Seokjin a su lado, simplemente se derretía como un pequeño hielo. Ese simple pescador, con su innegable belleza, lo cegaba por completo, le quitaba cada capa que cubría su duro corazón, y llegaba a lo más profundo de él, y simplemente seguía sin saber por qué.
Era un sentimiento diferente, bueno, cálido, casi familiar, como un recuerdo lejano, pero tan especial.
Se olvidó de cómo pensar cuando ese semidesnudo hombre siguió quemando sus etapas y lo besó con sumo entusiasmo, coqueto y emocionado, acabando con su infantil cordura, permitiéndose seguir su único pedido: «Haga que me sienta bien».
Sus manos frías, fuertes y heridas, pasearon por su bronceadan piel, ya sin el terror del inició; estaba ansioso, conmocionado y feliz de tener tal oportunidad, y notando que su amado y único amor también quería llegar hasta el final, por sus sutiles susurros rogantes por más, Yoongi continuó.
Esa noche, un bello pescador terminó satisfecho y un vil rey fue despojado de su último razonamiento.
💐
No saben lo que me pasó, gente bonita, que buscando el fic inspirado en Daechwita y que seguiría en haegeum, encontré este y me inspiré a terminarlo 😭
No tiene nada que ver con la idea que mencioné en mi tablero a pesar de que tiene casi el mismo nombre jajsa lo juro solo se parece, pronto haré esa otra, pero por el momento, está me está encantando, la verdad que fantasía hacer a Yoongi un despiadado con todo menos con Seokjin.
En fin, nos vemos en la siguiente parte, bebés de luz. Gracias por leer.
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