El destino del pescador
Se repitió, más veces de las que el mismo Seokjin hubiera imaginado, y no solo porque su rey parecia insaciable, si no porque cada vez que pasaba por sus aposentos, él le hacía sentir muy bien lo mucho que lo amaba.
Yoongi podía ahogar su rostro entre las finas mantas y al mismo tiempo embestirlo con una suavidad casi agónica, llegaba a marcar su piel con confianza y luego lo besaba con miedo a enfurecerlo, y hasta le gruñía desesperando en el oído con los mismo labios que le susurraban lo bello que era cada día. Simplemente el rey le hacía sentirse tan único entre sus brazos.
—Mi señor, por favor, no quiero terminar sin usted...— No podía verlo, porque su pálido rostro se encontraba perdido entre sus largas piernas disfrutando del placer de su erecto miembro.
—Mi querido amor... Sólo un poco más, permítame saborearlo por completo— Fue tan íntimo al hablar, hasta le mostró su bello rostro iluminado de felicidad por lo que hacía, mientras tonto, levantaba sin querer una de las piernas de Jin que se posaba sobre su hombro.
Seokjin apenas lo vio y solo acabó agotado, pero como ya era costumbre, Yoongi no lo soltó, sostuvo su cintura, se acercó más a su rostro y se recostó sobre su pecho. El sonrió al verlo y posó sus manos sobre el largo cabello rubio de su rey antes de hablar aún agitado.
—Puedo sentirlo...— Por un segundo pensó que se refería al fuerte palpitar de su enamorado corazón, pero Seokjin movió sutil su pierna y con pena, entendió mejor sus palabras —Está duro... ¿Quiere continuar?— Lo veía en su mirada iluminada, ese deseo que ambos esperaban cumplir, pero al mismo tiempo, notaba que estaba a punto de negarse por sobrepensar en lo que él quería, por lo que sostuvo con cuidado su rostro y sonrió casi coqueto para su señor —Yo si quiero seguir... Por favor, solo hágalo.
Y no pudo cuestionarlo, porque su corpulento pescador lo volteó en sus aposentos y por si mismo hizo lo que tanto ahelaba en su caliente momento, sin miedo o vergüenza, ya listo y contento.
Seokjin casi desfalleció al sentirlo, hasta creyó que su piernas iban a fallar y que su cuerpo no iba a aguantar lo que ya muchas veces disfrutó, pero al ver su adorable y extasiada mirada, encontró las fuerzas suficientes para comenzar a moverse.
Tan único, agobiante, diferente, distorcionado, casi mágico. Junto a él, sentía todo y nada al mismo tiempo, y era preocupante la forma en la que poco a poco se sentía un total dependiente de su señor. Ya no era solo en la intimidad más pecaminosa de todas, sino también con sus atentos cuidados, con sus besos en las manos, con sus caricias suaves, con su preocupación palpable y siempre atesorandolo como la reliquia más preciada y difícil de cuidar.
Comenzaba a sentir esa calidez característica en su pecho, todo en detalles pequeños, como esperar ansioso su llegada, desear recibir sus besos, permitirse disfrutar aún más de su voluntario encierro. Día a día era más consciente de que no le interesaba el resto el mundo cuando se trataba de su rey, porque todo se sentía tan efímero en comparación, y cuando estaba junto a él y veía su sonrisa adorable junto a su sonrojo emocionado, notaba que se sentía en su hogar, nadando en un sentimiento familiar, como si el destino lo hubiera querido así desde el principio al fin.
Estaba emocionado con su creciente sentimiento, era la primera vez que se sentía tan ilusionado, y apesar de que la idea le parecía estúpida, no permitió que le detuviera de vivir su gran etapa de feliz enamoramiento.
—¿El rey Min aún no ha decidido concubina?— No era común que escuchará al personal a escondidas, pero eso era algo que le interesaba saber, en especial porque pensar en que su señor mirará a alguien más como lo hacía en él en su intimidad, le hacía rabiar.
—No, apesar de que el consejero no ha dejado de presentarle mujeres, insiste en que no es su prioridad, aunque yo creo que saber la razón...— Hubo un silencio, en el que Seokjin no supo que ocurría, pero al acercarse aún más, logró notar que esa mujer le susurraba a su compañera —El rey Min... está enamorado de el pescador...— Y casi se desmayó cuando la escuchó, pero fue lo suficientemente rápido como para sostenerse de una cercana pared antes de eso.
—Es... ¡Un locura!, el rey solo está interesado en la guerra, aún es joven, cuando sea su momento se casará y tendrá a su respectivo heredero. El pescador es solo su gran amigo, ahora detenga sus impertinencias y continúe con su labor.
Quiso abrazar a esa mujer tras sus palabras, porque aunque por su parte no estaba muy preocupado de que los descubrieran, si su extraña relación salía a la luz, la credibilidad de su señor, por parte del pueblo, se vería muy afectada y eso no iba a ser bueno.
Tras eso, quiso evitar que su secreto se supiera, intentó que su cercanía se mantuviera solo en la intimidad de sus encuentros y esperaba con todo su ser que nadie tuviera tal visión a de los detalles como esa humilde mujer, pero le fue imposible mantener su compostura cuando día a día, el consejero real, invadía diariamente su cálido hogar con pretendientes a esposas, para su querido rey.
Prefería millones de veces y con todo su orgullo, que ese hombre le escupiera en la cara a que continuará con su inservible búsqueda de reina, por lo que siempre que estaba al lado de Yoongi al momento de esas forzadas presentaciones, entrelazaba sus brazos, apoyaba con cuidado su cabeza sobre el hombro ajeno, jugueteaba con su rubio cabello y hasta solía abrazarlo por la cintura sin miedo, regocijandose con la mirada molesta del consejo y la incómoda de la intrusa mujer del momento.
Era tan satisfactorio verlos así, pero lo era aún más al notar como su rey se sonrojaba ante su cercanía y temblaba por completo con su toque, porque no le interesaba siquiera un poco lo extraño que podían verse con tal de que Seokjin siguieran siendo igual de cariñoso con él.
Pasaron varios meses en ese curioso vaivén, en donde actuaban como una amorosa pareja y al mismo tiempo no había una clara confirmación de que lo eran. Por parte de Yoongi, él seguía contento hasta con lo más mínimo que el pescador le ofrecieran, pero para Seokjin, no podía haber situación más estresante que esa, no solo debía liderar con las pretendientes de su rey y con los incontrolables celos que le hacían sentir, sino también con la extraña inseguridad que le provocaba ser únicamente un secreto de la noche.
A veces simplemente añoraba sostener su mano por el día, sin culpa o temor alguno de ser atrapados, pero allí estaba, en el frío de la noche, marcando con fuerza su piel, sintiéndose cada vez menos en comparación a las posibles futuras reinas, dudando como nunca de si mismo, de su relación, de todo lo que estaban haciendo.
—Seokjin... Duele...— No lo habría notado de no ser por su sutiles palabras, pero para cuándo fue consciente de la fuerza que uso, notó la sangre que goteaba de los delgados labios de su rey por su acalorado beso.
—¡Oh Dios! Lo siento mucho, Yoongi... Fue un accidente yo... No estoy pensando con claridad— Fue casi dramática la forma en la que limpió esa pequeña herida con sus pocas vestimentas, mientras lo miraba arrepentido y dolido, sin darse cuenta de lo conmovido que había dejado a su señor por la pronunciación común de su nombre.
—Me llamó... Yoongi...— Que imprudente, por más que Seokjin fuera un desvergonzado en muchas situaciones, su rostro tomó un brillante color rojo en ese incómodo momento —¿Podría repetirlo?
—¿Cómo me pide algo así, mi señor? Lamento mucho mi imprudencia, también lamento su herida...— Se estaba comportando como un tonto sensible y hasta sentía las lágrimas aproximarse en sus ojos, pero justo cuando iba a hacer un infantil berrinche por sus desbordantes emociones, su señor lo abrazó con fuerza y calidez, apaciguado todo tormento.
—Le he dicho que todo lo que sienta, yo lo sentiré aún peor, por favor, no se lamente más, estoy bien siempre y cuando esté con usted, mi querido amor— Solo hubo unos centímetros de distancia entre ellos, los suficientes para que Seokjin lo besara reconfortado, dejando salir sus aniñadas lágrimas en el proceso —Si ocurre algo, puede decírmelo, me gustaría poder tener su confianza para lo que necesite.
—Mi rey, por favor... No más mujeres, no necesita a nadie más que a mí...— No había una pizca de dudas en sus palabras y lo único que le confirmaba a Yoongi que estaba siendo serio, era el sonrojo de su rostro y la determinación de sus brillante ojos —Prometió darme todo lo que quisiera... Le exijo que solo sea mío— Y como siempre, sin palabra o respuesta alguna, Seokjin invadió aún más su espacio, se sentó sobre sus piernas y sostuvo con adoración su rostro con una de sus manos, con tal de que lo mirará solo a él —Por favor, Yoongi...
Fue absolutamente convincente aunque no tuviera que serlo, no solo por la mención acaramelada de su nombre o porque Yoongi haría absolutamente lo que fuera por él, sino también con lo que continuó tras su sinceridad, porque Seokjin nuevamente se volvió esa ráfaga sedienta de placer y siguió con lo que hace minutos comenzaron.
—Desde que lo conocí, no ha habido nadie más para mí, que usted— Él ya se encontraba acomodado entre sus piernas, buscando saciar el deseo que ese maravilloso cuerpo le causaba —Por favor, no vuelva a dudar de ello...
No hubieran existido otras mejores palabras para encender la llama de Seokjin, que reafirmar que su rey lo quería igual qque el primer día, y entre su excitante emoción y el calor agobiante del momento, no pudo evitar dejar salir su más anhelada confesión.
«Yo lo amo... Mi señor».
Yoongi quisiera haber reaccionado en aquél momento, desearía haber respondido con la misma pasión, pero fue azotado por un clímax que únicamente su amor podía causar, uno que los agotó y que los llevó a ambos, a caer en la profundidad de los sueños.
No pudo responder al día siguiente, ni al siguiente, o al siguiente de ese, era como si las palabras correctas nunca estuvieran al nivel de la confesión ideal y no quería repetir la misma impertinencia del día que se atrevió a hablarle por primera vez, quería que fuera especial, y mientras veía con seriedad como se llevaba acabo la decapitación de su desconfiable consejero, pensaba con emoción cuando podría decirle a Seokjin lo mucho que correspondía a sus sentimientos.
Su mayor problema en ese momento era simplemente eso, la carencia de las palabras correctas para expresarse y era tonto por ello, porque no notaba como la sigilosa tragedia respiraba en su cuello.
Fue un enamorado descuidado, confió tanto en el terror que imponía en su pueblo, que jamás espero nada de ellos, tanto así, que fue sopresivo despertar un día siendo amenazado por armas punzantes por parte de sus propios guardias, quienes le gritaban y golpeaban reflejando puro odio en sus ojos.
No lo supo hasta horas después, cuando encerrado y amarrado como un vil prisionero, le dijeron que sus pretendientes esparcieron el rumor de que el afamado rey Min «sedujó al amable pescador y le obligó al peor pecado», sumado a que era conocido por su crueldad y doloroso abuso de poder, nadie dudó en que era momento de acabar con el reinado del cruel tirano.
A Seokjin lo obligaron a alejarse de su rey, y por más que explicó que nunca le forzó a nada y que su relación se sustenta únicamente en una buena amistad, todos lo tomaron como un loco perturbado gracias a su convivencia con ese “hombre sádico”, nadie quería entender que Seokjin no era su víctima y que él sinceramente amaba a su señor como a nadie en su vida.
Finalmente los separaron durante meses, forzaron a Seokjin a resguardarse en un lejano lugar con su padre y mantuvieron prisionero a Yoongi por varios años, haciéndole vivir un infierno repleto de crueles maltratos.
Él creyó por mucho tiempo que moriría sin volver a ver a su precioso pescador, mas que en las decenas de bellos recuerdos que le dejo , pero cuando un guardia se acercó en medio de la noche para lo que él creía un golpiza nocturna, sintió un pesado cuerpo caer sobre él en un fuerte y pasional abrazo.
—¡Mi rey! Qué alegría volver a verlo— El murmuraba y sollozaba a la vez que usaba más fuerza para abrazar a su delgado señor —Oh, solo mire lo malerido que esta, lo siento mucho... Yo intenté todo, pero nada funciono, el pueblo no me creyó y aún así, nunca me rendí...
—No lloré, por favor, ya es doloroso pensar todo el tiempo que perdí sin usted, no quiero lamentarme más, mi corazón, además he prometido darte toda mi vida... No importa la forma, esto está bien para mí, gracias— Sus delgados y pálidos brazos correspondieron a su abrazo y solo en su cercanía pudo notar su barba y lo formal de su vestimenta —Mi amado siempre será el humano más hermoso que he visto... Es una alegría verlo cuando creia que sería mi última noche.
Yoongi no pudo evitar conmoverse por la adrenalina que recorrió todo su cuerpo, estaba tan feliz y agradecido de que él resolviera una forma de verlo, y aprecia cada segundo que duraba su amoroso abrazo.
Disfrutó por varios segundos de tocar sus mejillas, de ver su dolida sonrisa, de escuchar su melódica voz, de acariciar su negro cabello, de tener su agradable compañía luego de tanto tiempo.
—Mi señor... No diga eso por favor, podemos resolverlo, prometo encontrar una forma de sacarlo de aquí y de huir lejos... Solo...— Escuchó por primera vez la agonía en su voz y cada palabra le dolía hasta lo más profundo de su ser.
—Mi cuerpo no lo aguantaría, lo siento... Seokjin— No era la primera vez que decía su nombre, pero si la única que le negó algo a su amado pescador —Esta por amanecer, debería irse, evite problemas, por favor...— Yoongi paseó sus manos una vez más por su rostro y sintió como Seokjin se apoyaba con cuidado en ella, mientras le miraba con una molestia y dolor palpable por la trágica situación. No quería dejar a su amado señor en esa condición, pero cuando el sonrió, mostrando sus encías y endulzando su enamorado corazón, solo se rindió con agonía.
—Lo prometo, en otra vida, mi señor, todo será mejor...— Seokjin lloró y por más que intentaba parar, no lograba que sus saladas lágrimas se detuvieran.
—Seokjin... Te amo...— El hablaba con una calidez irracional, que no reflejaba el dolor que mostraba su débil y enfermo cuerpo, mas sí mostraba el amor que desborda su mirada, por el hermoso hombre que lloraba.
—Yo tambien a ti... Yoongi...
No hubo formalidades, no hubo control, no hubo nada más que ellos dos y la sensación de los heridos labios de Yoongi, tocar con pasión los suave de Seokjin en un calido encuentro lleno de muchos sentimientos.
—Tu barba hace cosquillas...— murmuró tranquilo, ido, casi sin quererlo, al sentir como esos rosados labios se alejaban de los suyos.
—Ah Yoongi, pero si me afeité por la mañana ¿intentas molestarme?— Al abrir sus ojos, se encontró con un lindo puchero en el hermoso rostro ajeno, uno que encogía sus ojos, denotando lo bonito de su cabello castaño y algo rizado. Logró notar como lo peinó tras su oreja, dejando ver una brillante perforación y finalmente entró en una repentina conmoción al confirmar que efectivamente no había siquiera un vello decorando su piel.
—No, yo solo... Creó que tuve un déjà vu. Lo siento, Hyung— Sintió sus suaves manos sobre sus mejillas y solo así notó que Jin intentaba limpiar sus irrazonables e imprevistas lágrimas.
—Esta bien, no tienes que llorar por eso, Yoon...— Él solo rió, casi divertido por su sutil broma, pero aún reflejando un halo natural de preocupación por ver de esa forma a su novio.
Yoongi no entendía qué ocurría, su corazón dolía como si lo apretujaran y ver el cálido rostro de Jin, por alguna razón solo lo empeoraba. Sentía como si lo extrañara y perdiera al mismo tiempo y por instinto sus manos buscaron sostenerlo de su cintura, con aún más fuerza.
No hubo explicación para ese sentimiento repentino e irremediable de pérdida, pero Seokjin intentó quitarle peso, explicado que era normal llorar a veces sin razón, para seguidamente abrazarlo y besarlo con el fin de quitar cualquier dolor.
Yoongi se sintió reconfortado y contenido por la familiaridad de ese sentimiento, uno que experimentó hace años, que revivía actualmente y que seguiría sintiendo en cada una de sus siguientes vida.
💐
Casi tres mil palabras, gente, yo estaba ultrainspirada con este fic, y sí, a veces sentía que me descarrilaba con la trama, pero logré terminarlo y como pocas veces, estoy satisfecha.
En fin, gracias por sus votos, comentarios y leídas, apreció mucho seguir teniendo apoyo a pesar de lo inconsistente que soy aquí. ❤️
Pd: Que fantasia hacer a Jin con barba y que a Yoongi le incomode al besarlo 😭 de hecho de ese único diálogo nació todo este fic.
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