Capítulo 7
TaeHyung sigue con la mirada a Jimin. A sus dieciocho años, Tae es incapaz de creer que su hermano mayor tenga una estatura más grande del promedio para ser un omega, pero que ni siquiera por eso, sea capaz de recoger el cereal del último cajón de la alacena.
Sentados en el sofá, junto con JungKook que se dedica a jugar en su celular con una gorra encima de su cabeza, TaeHyung se pregunta por qué Jimin no puede tomar una maldita silla del comedor y pararse encima de ella. Solo que, de pronto, recuerda que a tan solo unos metros se halla su madre, en el jardín viendo las flores, y que el ventanal del comedor delataría por completo al omega.
En un suspiro incómodo, TaeHyung llama la atención de JungKook, quien hace de sus cejas un dibujo curvo.
—¿Qué sucede?
—¿Puedes ir a ayudar a Jimin? —susurra TaeHyung al alfa. JungKook se nota un poco agobiado por la propuesta, pero no emite ni un sonido. A cambio, se asoma por la puerta a la cocina y ve a Jimin de puntillas.
—¿Qué con él?
—Solo pásale el cereal.
En los últimos días, más de lo normal, JungKook se ha visto algo más distraído que otros días. A TaeHyung le gustaría entender por qué, pero a sus dieciséis años, es comprensible que el chico esté experimentando algunos cambios. De vez en cuando se queda en silencio, evade los lugares donde sus pensamientos dominen sobre su razón, y muchas de esas veces tan solo se le ve con aburrimiento y ganas de irse de cualquier lugar donde las personas puedan agobiarle. Básicamente traspasa la adolescencia con la normalidad, o con los rasgos comunes de la mayoría.
No obstante, hay algo más... algo por ahí en su actitud y el cómo sus ojos no se dirigen a TaeHyung, que es inquietante.
—Bien. —Poniéndose de pie, JungKook se encamina hasta la cocina.
TaeHyung le sigue con los ojos, algo atento a la situación. No obstante, una llamada provoca el estruendo de los vengaboys en la habitación y rápidamente contesta, perdiéndome el rastro a JungKook.
JungKook acomoda su gorra hacia atrás, con su camiseta holgada de tirantes dejando ver sus hombros finos y delgados. Es su olor a alfa y a hormonas jóvenes que hacen a Jimin darse la vuelta casi inmediatamente. Al verlo, JungKook hace de sus labios una fina línea, y evita el impulso de arrugar su nariz; también se cruza de brazos, en señal de estar receloso de hacerle un favor.
—¿Te ayudo?
—¿Ah? —La confusión de Jimin exaspera un poco a JungKook. Pocos segundos después, el omega abre los ojos grande y se mueve a un lado—. Ah, sí. Pásame el cereal, por favor.
El alfa de hebras negras extiende el brazo hasta el fondo de la alacena, tomando la caja que parece que necesita. Al sacarla, el color café almendra le hace sentirse un poco más asqueado qué de costumbre. Tendiéndole lo solicitado al mayor, JungKook suelta un sonido extraño que hace a Jimin mirarle con curiosidad.
—¿Comes ese cereal asqueroso?
Desde hace un tiempo, el callado y un tanto reservado JungKook se ha vuelto un mar de acciones y palabras adolescentes qué hartan al, solo un poco mayor, Park Jimin. El chico rueda los ojos, ahora caminando hasta los platos y tomando uno.
—¿Qué querías? ¿Tu cereal de colores?
—Algo más rico que ese cereal de cartón, al menos.
—Lo bueno es que no lo vas a comer tú.
—¿Y eso qué? ¿Le quita lo feo?
—Quiero decir, ¿y a ti qué te importa?
—Bonita forma de tratarme.
—¿Eh? —Jimin sí se voltea con extrañeza en su rostro. Al toparse con JungKook perfectamente recargado en la barra, su rostro se torna en algo más complejo qué la simple confusión—. ¿Qué mosca te picó hoy?
JungKook mira con desinterés el ventilador de techo, que gira y gira y gira y pareciera que jamás se va a detener. En un intento de encontrar eso en lo que el alfa se distrae, Jimin lleva los ojos al ventilador y los regresa a Kook. Inevitablemente, suspira con rencor, y se acerca cauteloso al alfa, oliéndolo sin que se de cuenta, expidiendo un olor para evitar un problema que pudiera surgir antes de controlarse, y claro, guardando la suficiente distancia como para echarse hacia atrás. Pudiera ser que JungKook esté en días difíciles y dolorosos, no exactamente de manera emocional, pero algo así.
—¿Sabes por qué TaeHyung está extraño conmigo?
El omega entreabre la boca, corre la mirada. Le alegra que sea un problema como ese el que se asome por ahí, y no otra estupidez.
—¿Entonces quieres tener una charla de eso?
—No molestes. Te pregunto porque tal vez te dice esas cosas.
¿TaeHyung decirle esas cosas a Jimin? El omega se asoma ligeramente por la puerta y ve a TaeHyung andar de lado a lado por la sala con el teléfono en la mano. TaeHyung no le contaría absolutamente nada a Park Jimin. Ni siquiera lo que comió, o si comió. El hermano mayor quisiera saber las razones detrás de eso, pero no las tiene ni las tendrá, porque la relación con TaeHyung está un poco rota desde hace un tiempo.
—No me ha dicho nada.
—Desde hace unos días me observa en silencio y después deja de hacerlo. Me habla pero es corto y seco. Es extraño.
—¿Y le preguntaste algo?
—¿Qué le puedo preguntar? Creo que está muy molesto conmigo.
Después de un poco de meditación, a Jimin se me escapa una risita. —En serio te importa mi hermano, ¿verdad?
JungKook voltea a ver a Jimin con un tanto de sorpresa, pero relaja su expresión y asiente lentamente, regresando los ojos a la mesa frente suyo.
—¿Por qué preguntas?
—Bueno, considerando que estás hablándome sin querer vomitar...
El alfa rueda los ojos. —Supéralo, ya hace cuatro años que te dije eso.
La risita de Jimin hace que JungKook le codee con suavidad las costillas, y aunque quiere parecer molesto, termina sonriendo también al chico. El omega suspira, y se deja caer un poco más cómodo en el respaldo del lugar.
—Debe ser difícil ser un alfa. ¿No?
—¿Por qué? —JungKook voltea a verle.
Jimin se alza de hombros. —No sé. Creo que hay muchas cosas que no puedes hacer. ¿No?
Al girar la cabeza solo para ver la expresión de JungKook, el mayor se topa con los curiosos orbes del alfa. Quisiera explicar lo impresivo que fue aquello, verle de cerca con los labios rojizos y su cabello lacio desacomodado. Jimin titubea un poco en sus acciones, así que solo a lo apunta a ver el suelo, pero al no recibir alguna señal del destino o del propio ente frente a él, vuelve a subir la mirada. Y JungKook sigue viéndolo con duda.
—Jimin.
—¿Qué?
Hay unos segundos de silencio.
Después, JungKook continúa:
—¿No te sientes extraño?
Y a Jimin se le ocurre que puede ser un episodio de celo. Pero no lo es. No hay ninguna señal en el otro que pueda reflejar eso. El omega sí se siente extraño, pero es más por la situación.
—¿Qué?
—Extraño. —La voz de JungKook baja un poco.
Muy involuntariamente, el momento se ha vuelto denso. Parece que los dos se acercan con lentitud, pero también es como si estuvieran a kilómetros del otro. JungKook se sujeta fuerte a la orilla de la encimera, y Jimin casi apunta a solo mover su torso hacia el frente. Pero los dos tienen una duda muy grande en su cabeza, que pronto migra a su estómago.
—JungKook.
—¿Qué? —pregunta JungKook. Sus labios se sienten rozar por milímetros con los de Jimin, y la cara se le ha enrojecido, y no parecen ser sus ojos ni su voz.
En un último acto de lealtad, Jimin junta ambas cejas con preocupación, y pregunta:
—Te gusta mi hermano, ¿no?
Y JungKook se detiene. Abre bien los ojos, sorprendido, aunque no sabe si le sorprende sus acciones o las de Jimin. Le toma poco para voltear la cabeza hacia otro lado y sujetar su gorra con una mano, carraspeando, sobretodo, por vergüenza.
—Sí.
Jimin también gira la cabeza al lado contrario. ¿Qué pasó? Al mismo tiempo que el otro, éste se pregunta. Totalmente embelesado por las acciones que ahí se habrían de cometer, Jimin de abraza a sí mismo en un gesto de preocupación tal qué logra captar la atención de JungKook.
—Lo lamento, Jimin. Debe ser por mi ciclo de celo.
Pero Jimin sabe que eso es una mentira.
—No te preocupes.
—¿Por qué no va a preocuparse? —pregunta TaeHyung entrando por la puerta. Lo primero que capta su atención es veros a ellos, uno al lado del otro, sin JungKook queriendo vomitar.
La mente de JungKook le solicita expresamente que se mueva, pero no lo hace, y eso conflictúa al alfa menor de la habitación. El chico se lleva la mano a la cara, cubriéndose para pasar desapercibido su color rojizo. TaeHyung los observa con curiosidad, pero no nota en ellos la extraña atmósfera que pudiera estarse dando. A cambio, percibe el olor a alfa y un aroma ligero a pepino qué se mezcla alrededor.
—JungKook dijo que mi cereal es de cartón y me molesté con él.
La mentira barata parece convencer a TaeHyung. En ese momento, el alfa se aproxima a su amigo, y Jimin se toma el momento para analizar lo que previamente hizo a JungKook preocuparse.
—JungKook, dice YoonGi que vayamos a su fiesta. ¿Vas o no?
—Sí, voy.
—¿En serio? Quien lo diría de ti.
—¿Cómo dices, Tae?
—Es que sueles ser un poco más reservado. Qué risa, ¿no? Un alfa deprimente.
Casi de inmediato, Jimin siente el golpe de feromonas que lo hacen taparse la boca del asco. Los ojos de ambos se dirigen al omega, quien rápidamente se irgue en su jugar y mira con molestia a su hermano.
—JungKook, déjanos un momento solos por favor.
En los ojos del alfa de menor edad, aparece un miedo que ni siquiera TaeHyung había visto alguna vez en él. JungKook se toma sus propios brazos y frota sus manos en ellos, como reconfortándose a sí mismo para evitar salirse un poco de sus casillas. Los ojos de Jimin captan esta intensiva manera de protegerse a sí mismo de algo que aún no sucede, y pronto comprende que JungKook tiene miedo de que diga algo sobre lo que sucedió pocos segundos atrás. El omega, en vez de espantarlo más, termina por bajar sus cejas y pedirle con los ojos que por favor se vaya. JungKook no se siente muy convencido, y aunque hace el intento de irse, al llevar los orbes a TaeHyung, éste solo le medio sonríe como pidiéndole que haga caso. Solo así, JungKook se va del lugar.
—Hueles a mierda. —Jimin cuida poco las palabras que usa con TaeHyung, en cambio le presta atención al volumen de su voz—. ¿Qué te sucede?
—JungKook es el que huele a mierda. —Casi de inmediato se retracta, dándose cuenta que es un comentario demasiado pesado—. Lo lamento, no es lo que quiero decir. Pero él de verdad tiene ese olor a alfa que me harta.
—Bueno, porque es un alfa. Pero, eso siempre ha sido así. ¿Por qué le hablaste mal hace un momento?
—¿Qué? —la confusión de TaeHyung es notable, al grado que sorprende a Jimin.
—Sí, te acabas de comportar como un alfa territorial.
—Claro que no hice eso.
—TaeHyung, tan pronto como entraste empezaste a marcar el lugar, y después... pareciera que ibas a pelear con él.
—No es cierto.
—¿Por qué voy a mentirte?
—Siempre provocas problemas entre él y yo. —TaeHyung se queja, algo molesto. Esa acusación hace que Jimin cambie la expresión en su rostro a una incrédula. La reacción de su hermano menor también es rara.
Jimin corre la morada un poco molesto. De pronto, lleva los ojos al jardín, y su madre está tan al tanto de esa conversación como cuando fue su primer recital de baile en la escuela —ella ni siquiera fue—. Al rascarse la nuca involuntariamente, se da cuenta lo incómodo y amargo del momento, pero Jimin no puede hacer nada más por su hermano que cada día parece odiarlo más.
—Esa jamás ha sido mi intención. De todas maneras, no creo que debas tratarlo así y si no te das cuenta que lo haces, te lo digo. Y todo ese olor, es un alfa joven, sabes los problemas que pue-
—¿Y a ti qué te interesa, Jimin?
La cabeza de Jimin se hace ligeramente hacia atrás, con impresión. Los ojos de su hermano no se le quitan de encima, aquellos orbes cafés parece que desean lanzarse encima suyo y arrancarle las córneas para evitar que siga viendo algo, pero no logra descifrar qué. A pesar de no sentir miedo, Jimin si está un poco intimidado por esa actitud lobil impropia de su hermano. Sin poder decir mucho más, Jimin suelta:
—¿Qué?
A TaeHyung le causa gracia la forma en la que Jimin pregunta eso. Con inocencia, como si de verdad no hubiera una respuesta bien clara.
—Toda tu vida lo has odiado, y de pronto, ¿por qué lo trato así? ¿Te has puesto a pensar un poco en eso?
Ante el silencio de Jimin, el alfa espera una respuesta a sus cuestionamientos. Ésta jamás llega, quizá porque no había una respuesta todavía. Finalmente, TaeHyung se da la media vuelta, pero Jimin preferiría no dejar así las cosas.
—No importa lo que sea, TaeHyung. Solo deja de comportarte como un maldito estúpido.
Al darse la media vuelta, TaeHyung se aproxima con molestia hasta su hermano. No obstante, a un metro de él, TaeHyung se detiene. JungKook lo toma del brazo con fuerza, una fuerza más grande de la que alguna vez pudo percibir en él. Todo esto es confuso para Jimin, quien parece quiero y con seriedad, dirige la mirada al alfa de menor edad, quien expide un olor penetrante. A diferencia de Jimin, JungKook no le dirige la mirada, solo se dedica a ver a TaeHyung.
—Vámonos ya a la fiesta.
Y TaeHyung, con un poco de enojo, pero bastante cuerdo con sus acciones, se da la media vuelta, ni siquiera respondiéndole a JungKook y pasando a su lado con los hombros chocando a propósito.
El alfa de cabello negro se queda en el borde de la puerta, ahora viendo a Park Jimin, quien barre la mirada de él con algo de temor, para después verlo nuevamente. Pero de ninguno sale ni una palabra ni un sonido no una señal. Solo, pasados unos segundos largos, JungKook suspira en voz alta.
—Te veo luego, Jimin.
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