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Capítulo 6

—¡Mi hijo se casará con Jeon JungKook!

     La expresión de su madre hace a TaeHyung exaltarse tanto, que da un paso hacia atrás esperando contener un poco del miedo que le recorre. De inmediato, el alfa lleva los ojos hasta JungKook, quien dibuja en su rostro un sentimiento que no alcanza a comprender ni él mismo. JungKook da un paso de inmediato, queriendo dirigirse a TaeHyung, pero se detiene al notar que la mirada del alfa se corre hasta su hermano, Jimin.

     Aquel omega de ojos brillosos, yace a unos metros de Kook, con una sonrisa resplandeciente. Es la estrella del momento, el que todo el mundo mira para felicitarlo, y le encanta recibir esa atención después de años de esconderse detrás de una mentira. A TaeHyung, muy en el fondo de su Alma no podría interesarle menos todo ese show de atención que su hermano se lleva encima, mas, en ese instante, susurra para sí mismo:

      —Ese debería ser yo.

      Cuando la multitud se acerca a los dos jóvenes para darles un abrazo, felicitándolos por el compromiso, TaeHyung lleva los ojos a su mamá, quien baja de la tarima para dirigirse a todos los presentes. El alfa de mayor edad toma esa oportunidad para escabullirse y no ser otro espectador del momento. Así que, dando media vuelta y con la respiración agitada, TaeHyung pretende irse. Logra avanzar unos cuantos pasos por el gran salón, yendo a las escaleras. Solo avanza un poco, cuando se ve detenido por el agarre, aparentemente de JungKook.

     —Espera un minuto.

     El tono de su voz hace a TaeHyung verlo a la cara, pero con la decepción más grande que pudiese existir. Estupefacto, el alfa se zafa del agarre de su hermano con fuerza y lucha contra sus propios instintos. Pero no son esos instintos buenos, son la clase de cosas de humanos que hace que se quiera lanzar sobre Jimin y hablar de su cabello sedoso y arrancarle desde la hebra para que le duela. TaeHyung no puede creer que sea Jimin el que de una explicación patética, en vez de JungKook, el único del que de verdad quisiera oír algo... lo que sea.

     —Jimin, no quiero hablar contigo.

     Aunque Tae intenta irse nuevamente, otra vez su hermano le detiene. Con un impulso remitido al fondo de su alma, TaeHyung se mueve con fuerza para alejar al otro. Jimin mira la faz de su hermano, busca alguna señal para poder hablarle. Solo cuando lo ve quieto en su lugar, el omega procede a buscar las palabras para explicar lo que sucede. JungKook no ha aparecido en la escena, no parece que quiera hacerlo, logrando hacer sentir a TaeHyung como un idiota por haber creído las palabras vacías que dijo antes del estúpido anuncio de boda.

    —Queríamos decirte. De verdad queríamos hacerlo.

     Esas palabras sonaron tan cínicas a los oídos de TaeHyung, que se vio en la necesidad de reírse en voz alta.

     —Para empezar, esto ni siquiera debería estar pasando.

     —Yo sé que es muy repentino y todo, TaeHyung, pero-

     —¡¿De qué mierda hablas?! ¡Él te odia! ¡Te odia con todo lo que él te puede odiar!

     TaeHyung ya le había dado demasiadas oportunidades a su hermano para darse cuenta de eso. Es que realmente nunca hubo duda, donde sea que estuvieran, antes cuando eran niños, o ya en la adultez, a JungKook le desagrada esa presencia, ese olor a frescura y a pasto húmedo. Es estúpido pensar que se casarían en algunos meses, cuando no han compartido más que malos momentos, y una vida con un montón de espacio entre ambos a pesar de haber vivido tan cercanos al otro por años.

     El rostro de Jimin se vuelve una pintura melancólica, ve a su hermano menor con odio, y es tanto ese resentimiento qué TaeHyung lo puede percibir.

     —Eso no es cierto.

     —¿Jimin? No puedo creer que no te des cuenta que esto es todo un puro trato orquestado por mamá.

     —No sabes nada. Él no te lo ha dicho.

     Él no se ha aparecido ni siquiera para disculparse con palabras vacías.

     —¿No sé? He vivido mi vida entera con él. —TaeHyung se picotea el pecho propio con rabia, al grado de que le duele—. Yo sé todo de él, ¡todo! ¡Mierda! ¡Y sé que te odia!

     —Cálmate.

     —¿Cómo quieres que me calme? Puedo creer que tomes lo que quieres, y me importa poco, pero, ¿JungKook? Siempre anhelas demasiado, ¿pero por qué a él? Él es mi... —TaeHyung lleva la mano al pecho, se estruja la camisa, la jalonea rencoroso—. Mi todo, y tú, ¿tú qué?

     Jimin no se haya afligido por su hermano. Más bien, tiene la necesidad de dejarle las cosas en claro, y que no esté aceptando la realidad, lo tiene exasperado. El omega se remueve incómodo en su lugar, se pregunta por qué no entra mejor y deja a su hermano solo.

     —Tienes que preguntarle a él por qué hará esto.

     —¡Es que mira cómo no lo conoces en lo más mínimo! ¿Cómo te vas a casar con él?

     El omega hace el intento de hablar, pero se calla al instante. El olor que emite el alfa delante suyo es tan penetrante que debilita su voluntad. Una vez más, huele a alfa celoso, al rastro de sangre que deja un pie lastimado, hay un olor enfadoso que se impregna en la ropa de Jimin, haciéndolo cohibirse en su lugar, sin poder presentar palabra alguna ante TaeHyung. Jamás había sufrido de esa forma, TaeHyung jamás había soltado si olor al grado de incapacitarlo, ni siquiera como experimento o broma. Pero en ese momento, sí. Tae quiere a Jimin incómodo, intimidado, con los sentimientos al borde de la locura para que se fuera de una vez.

     —Es que, ¿cómo? ¡¿Cómo?! No vas a saber que desayuna con agua y cena con leche, que no duerme del lado izquierdo de la cama y que siempre debe detener en su bolsillo pañuelos. ¿Qué vas a casarte con él? Si no sabes cómo ronca y como tienes que moverlo para que deje de hacerlo. ¡Dime! ¿Qué harás? ¡No sabes de él!

     Jimin abrió ligeramente los labios, a punto de decir algo cruel. No pudo. Al cerrarlos, el enojo de Tae se incrementó. Le molestaba tanto pensar que, ni siquiera después de ese discurso, Jimin daría un paso hacia atrás. El chico suspiró, llevó sus ojos hasta la puerta por la que había salido, con la esperanza de ver a JungKook salir por ahí. Pero después de unos segundos, se dijo a sí mismo que no vendría. JungKook no llega tarde, entonces, si no llega tarde, entonces en ese momento no iría.

     Podría ir nervioso, pero nunca tarde. Pudo no saber qué decir, pero no llegaría tarde. Podría no decir nada, pero se aparecería inmediatamente.

     —Eres una mierda de hermano. —El alfa se da la media vuelta para irse.

     —TaeHyung, sabes que yo era la única opción.

     —Cállate. —No deja de caminar.

     —Después de todo tú eres solo un...

     A la mitad de la oración, el omega se detiene y TaeHyung también para su caminar. Lo menor mira el suelo con miedo de lo que va a salir de la boca de su hermano mayor.

     El miedo se multiplica en cuestión de segundos. Y se cumple cuando Jimin abre la boca para decir:

      —Un alfa. 

    TaeHyung es incapaz de comprender cómo su hermano sabe las palabras exactas para hacerlo sentir mal. ¿Es Jimin consciente de lo que hace? Quizá forma parte de su personalidad, ese omega de ojos curiosos que esculca en tu interior hasta encontrar en ti eso que más te pesa, te duele y te hace sentir mal. Muchos no conocen ese lado de él, porque no les ha tocado vivir a su lado durante toda su vida. No es que TaeHyung quiera hacer verlo como lo peor de todo el universo, simplemente es la verdad. Jimin quiere todo lo que su corazón ve, y en ese caso, unas simples palabras para él son nada, no le interesa la medida en la que puedan afectar a quien sea, incluso siendo el afectado su propio hermanito. 

     —Si tú eres la opción por ser un omega, y no porque seas tú a quien de verdad ame, entonces siento pena por ti. 

    El omega se queda en silencio al sentir una presencia en su estómago. Jimin rasca su nuca incómodo, sin ver a su hermano, gira sobre sus propios pies para hallar al alfa pelinegro de pie, en las escaleras del pórtico. TaeHyung también lo percibe, así que mira hacia el frente. JungKook no sabe a quién dirigirse: si a Jimin o a TaeHyung. 

    Pero claro que solo son unos segundos de duda. JungKook finalmente termina dirigiéndose a TaeHyung. El omega baja la mirada, intentando no entrometerse, pero no por respeto a su hermano, sino por una clase de actitud lobil que su tonta madre le hizo prometer acatar. Una estupidez, pero no lo suficiente como para que se negara. 

     —TaeHyung. —El pelinegro toma los antebrazos del llamado alfa—. TaeHyung, deja que te explique.

     No pasa un instante, TaeHyung remueve sus extremidades con fuerza, zafándose del agarre de JungKook. Inclusive la fuerza que usa logra hacer al otro tener un poco más de respeto por el enojo que embarga el alma de TaeHyung. A pesar de su notorio deseo de no ser sostenido, el chico no se va del lugar, solo se mueve de lado a lado con la respiración pesada y la amargura del momento en su lengua. 

     —¿Pero qué quieres explicarme?

     —El porqué.

     —Pero lo que sea que me digas es inútil. ¿Qué excusa vas a poner para estarte casando? Con mi hermano. No con nadie más que mi hermano. ¡Lo odias! 

     —Yo no... 

    TaeHyung retrocedió en su lugar al oír ese susurro. Una de sus manos, de manera inconsciente, se dirige a su muñeca. 

     —No lo odio, TaeHyung. 

     Pasan unos dos segundos para que TaeHyung digiera la idea. Al tercer segundo, el alfa castaño se echa a correr. Sus grandes ojos, que suelen reflejar felicidad y beatitud, ahora lloriquean enojados ante un dolor que se extiende desde su cráneo hasta la punta de sus pies. Ya que aquella casona da a una calle llena de otras mansiones, no hay mucho a dónde huir. Eso hace a TaeHyung dirigirse hasta el parque de la comunidad, afortunadamente había pasado la mitad de su existencia metido en esos rumbos, junto con JungKook, así que conoce ampliamente el lugar. En cuanto siente la soledad de la noche, el chico detiene su trote, bastante agradecido con el cielo porque no hay nadie alrededor, todos están en la fiesta de compromiso.

      —Compromiso. —Al repetir eso y ver la luna llena que da luz, TaeHyung tiene ganas de llorar. Pero no puede. Un cuerpo pesado le cae encima, seguido de un grito de queja.

     Tirado en el suelo con JungKook encima, TaeHyung empieza a luchar con toda la fuerza que posee. JungKook intenta sujetarlo de los brazos, tal y como alguna vez le enseñó el mismo TaeHyung, pero el otro no se deja ni siquiera detener. Los gritos de TaeHyung calan hasta el interior del otro, que forcejea con una expresión adolorida y los ojos hechos agua.

     —¡Ya déjame! ¡Muérete y lárgate!

     —¡Tranquilo!

     —¡Vete a la mierda! ¡Vete y cásate! ¡No me interesa si lo odias o nada! —TaeHyung grita con rabia. Aquella voz que solo usó en momentos de crisis, sale; es grave y molesta, pero no logra provocar nada en JungKook—. ¡Mierda!

      Una vez dicho eso, TaeHyung detiene el forcejeo. JungKook lo sujeta de los brazos, manteniéndole la cabeza y sus extremidades pegadas al suelo; lo ve por lo alto, mientras sus lagrimas saladas le caen en la cara al alfa de pelo castaño. 

      Al no recibir respuesta, TaeHyung vuelve a gritar:

      —¡Te odio!

      —Una. 

      —¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio! Mierda, ¡te odio!

      —Si dices una más rompes la promesa.

     El otro, sin creer el valor con el que JungKook habla, se apresura en responder.

     —No me importa, tú ya la rompiste.

    —No es cierto.

    —Te vas a casar, jódete.

    —Me voy a casar porque mis padres-

     —¡Cállate, mierda! ¡No hagas que sienta pena por ti! ¡Eres un maldito adulto, ya no puedes culpar a tus padres! Deja de mentirme, JungKook, odio cuando arrugas tus cejas mientras lo haces. 

     JungKook relaja un poco su expresión. TaeHyung, aun en el suelo, preferiría estar muerto que presenciar una estupidez como esa. Por el momento, no quiere emitir ninguna palabra, pensando que eventualmente JungKook se cansará, lo soltará y entonces podría irse. Pareciera que TaeHyung no conoce al otro; pero no es así, de hecho, aunque quiere convencerse a sí mismo que el chico se cansará, nadie sabe mejor que TaeHyung que JungKook podría llevarse la vida entera en una misma posición si así lo quisiera. Así que está atrapado, todo acabará hasta que JungKook lo decida.

     —Entiende, Tae.

     —Mira mi puta muñeca, JungKook. ¿Te parece justo pedirme que entienda? ¿Que entienda qué mierda? Toda esa mierda que me soltaste antes de que anunciaran que te vas a casar, ¿crees que soy idiota? ¿Cómo salieron de tu boca tantas mentiras?

     —No son mentiras.

      —¿Y qué son, entonces? Porque no puedo creer que para ti, "estar a mi lado para siempre" sea casándote con mi hermano.

     Y JungKook quisiera decir algo, mas es imposible excusarse. En silencio, con los ojos rojos, su alfa lloriquea pero no por las razones que él quisiera. TaeHyung, aun consumido por la tristeza, desvía los ojos hasta dar con algo que no sea la cara de JungKook. Decir que está destrozado es poco, ni siquiera puede asimilar que se trata de la realidad. Lo peor de todo es que JungKook no está haciendo ni un mínimo esfuerzo, y eso está jodido, porque es como si mágicamente quisiera que él lo entendiera y ya, que lo aceptara y que sigan riéndose y haciendo estúpidas promesas que nunca se cumplirían. 

     —Ya quiero irme. No te quiero ver más.

     —TaeHyung, yo...

     —Ve y cásate, y vive en tu puta casa oliendo a verduras el resto de tu maldita vida. 

     —La razón por la que me caso es-

     —¡Me importa una mierda! —El forcejeo inicia nuevamente. TaeHyung no quiere oír más—. ¡Lárgate y muérdelo!

      —¡Ya cállate o te marcaré!

     El alfa mayor abre bien los ojos, también JungKook se impacienta por lo que ha dicho. Sin embargo, más que asustar a TaeHyung, el comentario lo hace molestarse.

     —¡¿A quién vas a marcar idiota?! ¿Eh? ¡Ven! ¡Inténtalo para que te pueda romper la cara!

     TaeHyung reacciona con palabras fuertes, porque si dijera lo que se cruza en su cabeza, se vería patético. Muy a diferencia de JungKook, a quién le importa poco que tan idiota luzca.

      —¡TaeHyung!

      —¿¡Qué?!

       El grito hace a JungKook soltarlo de las muñecas, pero aun lo tiene sometido porque se halla encima de su estómago. Tae respira incómodo, lleno de coraje. Quisiera llorar pero se niega a verse como un iluso frente al estúpido alfa. 

     —Él es mi destinado. 

     Después de un prolongado silencio, TaeHyung tuvo un impulso desde el fondo de su estómago. Ante el rostro de JungKook, una lúgubre expresión escapó de él. El alfa de menor edad, mira con tristeza el pecho del otro, perdido en sus pensamientos, mientras TaeHyung intenta hallar una manera de comprender la situación. Así, un minuto después, TaeHyung dice: 

     —Márcame.

     JungKook niega de inmediato. —No lo haré.

     —JungKook —ruega, llorando—. Por favor, márcame. 

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