Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

capítulo uno


•◦✿──────────

Acomodó su cabello azabache tratando de peinar algunos mechones rebeldes que se desprendían de entre sus dedos, saliendo disparados en todas direcciones, por lo que su gorrito negro fue la solución para mantenerlo estático. Sus manos viajaron por su cuello de piel rosa suave, tenue, sonrió por última vez ante el espejo antes de suspirar y asentir a la nada —o quizás sólo a sí mismo— para inmediatamente colocarse la gabardina sobre sus hombros, sin meter las manos en las largas y finas mangas, pues sólo quería protegerse un instante del aire otoñal que acompañaba al día, aquel toque que, no lo sabía, pero lo tornaba elegante. Al salir saludó amablemente a su vecina asintiendo para por fin marcharse. El día tenía un aroma específico, uno que no sabría cómo definir, tenía aquel aire y aquella ventisca característica de una mañana pacífica pero sobre todo llena de sentimentalismos, o quizás era muy sensible ante los días fríos. Cuando llegó a la heladería admiró a su novio de cabello negro oscuro que irónicamente resaltaba contra el sol, con la chaqueta negra que llegaba por debajo del muslo ocultando sus pantalones azul claro que acentuaban sus finas piernas, añadiendo además una camisa blanca fajada pulcramente dentro del pantalón y con el primer botón desprendido, dándole ese aire masculino y serio que tanto le encantaba.

— YoonGi. —Habló apenas llegó a su lado abrazándolo con fuerza, siendo correspondido al instante.

— Hola... —respondió simple, apresando el cuerpo del chico entre sus brazos, admiró por un segundo el buen gusto de su pareja el verle con la gabardina café clara sobre sus hombros mientras todo debajo era negro, desde el pantalón hasta la camisa, e incluso el pequeño gorro que cubría celosamente su cabello café claro, casi dorado diría él.

— ¿Esperaste mucho? —Sonrió cuando miró que el contrario negó —Entonces... ¿helado?

YoonGi pareció meditarlo mientras aún sostenía de la cintura a su pareja, hizo un pequeño puchero con los labios mientras ladeaba el rostro como si aquella pregunta hubiera sido la más difícil del universo. Finalmente giró la cabeza un poco e hizo una mueca exagerada al ver el local de tonos pastel detrás de él, justo donde su espalda estaba recargada, paseó sus ojos por el letrero del lugar para, al final, recorrerla hasta las tres solitarias mesas que estaban fuera para los clientes que desearan comer algo frío con tan bonito panorama.

— Oh, qué coincidencia que haya una heladería, JiMin. —YoonGi asintió mirando hacia atrás.

— Tú me citaste aquí. —JiMin soltó una risa cubriendo su boca.

— Sí, maravillosa coincidencia. —Volvió a asentir.

— Querías helado, no mientas... —siguió insistiendo.

— El destino es maravilloso, JiMin. Mira que ponernos una heladería... —respondió asintiendo con una sonrisa falsa que sólo causó una carcajada en el contrario.

La plática entre ambos resaltaba la necesidad de querer estar con el otro de manera prolongada, de querer sentirse aún en la compañía. Auello era demostrado por los tímidos actos del de cabello azabache sosteniendo la mano del contrario acariciando los suaves y pequeños nudillos con sus grandes y fríos dedos a la par que su largo pulgar se paseaba sin remedio en el dorso de la —considerablemente— pequeña mano.

JiMin comentó sobre algún nuevo libro que ansiaba comprar, uno que no sabía cuándo llegaría pero deseaba tenerlo entre sus manos para devorarlo con la mirada, degustarlo con la mente y al final presumirlo en su librero, mientras él pensaba ello YoonGi sólo trataba de recordar el nombre para, quizá, comprarlo apenas saliera. Cuando el helado hubo terminado, con las pequeñas cucharas de colores pastel limpias y los conos de plástico sobre la mesita de metal que ofrecía el local procedieron a hacer aquel tímido acto que les carcomía el pecho siempre que se veían y que era el primer pensamiento de ambos al levantarse. Todo comenzó por JiMin, quien acercó la pesada silla al mayor recargándose en su hombro admirando como el atardecer se apoderaba del día al mismo tiempo que más personas pasaban por aquel lugar. Quizás no sería del todo su culpa, pero YoonGi claramente lo culparía, pues su voz suave y dormilona resonó cerca de su oído que no pudo evitar girarse para apresar las suaves y tiernas mejillas de su novio logrando así plantar un cálido beso entre sus labios haciendo un contraste entre sus pieles y sintiendo el sabor fresa mezclado con la menta con chocolate de los diferentes helados que habían probado.

El cálido contacto no duró más que unos segundos, sin embargo su cercanía se prolongó más de lo imaginado, con YoonGi habiendo bajado sus manos hasta acariciar con sus dedos el cuello de JiMin mientras éste era el que sostenía las mejillas de su pareja. Seguían con los rostros tan juntos que sus respiraciones podían volverse una si es el corazón se lo permitía, pues aquellos latidos resonaban hasta sus oídos dejándoles aturdidos impidiendo godo pensamiento coherente, quizás fue por esa misma razón por la que sus ojos permanecían cerrados y los labios, casi juntos, sólo se movían milímetros para acariciar los del contrario.

— ¿Cuánto tiempo es? —Preguntó YoonGi mientras sentía el cálido labio grueso de JiMin para después acariciar su nuca percibiendo entre sus yemas el corto cabello del mismo.

— Eh~ ¿lo olvidaste? —YoonGi escuchó y sintió una sonrisa, pues la cercanía de sus labios era tanta que cada movimiento podía sentirlo, sólo sentirlo... porque la paz de tenerle tan cerca le inundaba los sentidos que no quería abrir los ojos jamás.

— Sí... —Replicó nuevamente soltando una suave y ronca risa al percibir el puchero en los labios de JiMin.

— No puedes ser tan cruel, Min YoonGi. —Susurró volviéndole a besar de manera casta acercando el rostro de YoonGi con sus manos, quienes no habían dejado de acariciar la nívea piel de sus mejillas.

— ¿Un mes? —Preguntó YoonGi aún con sus párpados cerrados.

— ...

— ¿Dos meses?

— ... —JiMin hizo el ademán de retirar sus manos del rostro de su pareja sin embargo las manos del mismo se lo impidieron, sostuvo sus muñecas causando que sus palmas siguieran presionándose contra él.

— ¿Tres meses? —Se acercó para besarle— ¿Cinco? —Soltó un beso en su labio inferior— ¿Siete? —Otro más que causó la suave risa de JiMin— ¿Un año? —Abrió los ojos por fin encontrándose con la sonrisa suave de su novio, aquella donde sus ojos se veían acunados por las mejillas— Dos años. —Finalizó soltándole.

— Ah, sigues haciendo estas cosas... ¿acaso debería enojarme? —Arqueó una ceja divertido.

— No, JiMin, soy tu mayor, enojarse con los mayores es cosa de niños irrespetuosos. —Sonrió.

— ¿Sí?

— Sí.

— Oh, creí que te gustaba que fuera irrespetuoso. —JiMin levantó una ceja mientras una sonrisa divertida se colaba entre sus gruesos y rosados labios— creí que la otra noche te gustaba cuando hablaba suci--...

— Ah, no digas esas cosas. —YoonGi ladeó el rostro cerrando los ojos, sus manos soltaron al menor y una se posó en su pecho mientras que la otra tapó su rostro— tú sólo quieres matarme.

— Quizás. —Volvió a reír.

Se levantaron después de haber tirado la basura en el bote las servilletas que de manera curiosa tenían los mismos colores pasteles del local. JiMin tomó la mano del mayor y comenzaron a pasearse por el parque aprovechando que el sol estaba en medio del cielo brindando una calidez para nada agotadora, sino que era sumamente agradable, escuchaba con placer cómo algunas hojitas secas crujían bajo sus botas estilo militar. Se sentaron en una banca un instante y, sin quererlo, admiró a una pareja frente a ellos; la chica con uniforme escolar sostenía un sándwich cuya mitad estaba cubierta por una servilleta azul claro, sus delgadas manos llevaron el alimento a la boca del chico —que portaba el mismo uniforme— quien aceptó de inmediato probando del alimento. Les vio un instante más hasta que admiró sus manos unidas y la pequeña mancha en el interior de sus muñecas, un tatuaje tan pequeño e imperceptible desde su posición, pero que era un indicio que eran el uno para el otro.

JiMin miró su mano unida con la del mayor y sonrió. Aquello no era necesario, no para ellos, no para sus corazones que latían con demasiada fuerza al encontrarse al contrario, no cuando con él se sentía cómo la persona más feliz, incluso como en esos instantes en los que compartían silencios prolongados, quietudes de pensamientos y respiraciones lentas. Aquellos momentos en los que no era necesario hablar, pues lo único que querían comunicar se transmitía por medio de la mirada.

Él no necesitaba aquellas cosas de alma gemela, donde un pequeño dibujo aparece en alguna parte de tu pareja —usualmente la muñeca— al encontrarte con la persona con la que "debías" pasar el resto de tu vida, a ellos no les interesaba aquel producto de la "evolución" humana, que para ambos no era más que la muestra de la poca paciencia humana en darse el tiempo para conocer a la otra persona, para ellos eso era mierda, mierda pura y de la más asquerosa, pues no había nada mejor, desde su punto de vista, que compartir tiempo, dedicación y entrega para conocer a la otra persona, sabiendo que existe un riesgo de por medio que es el fracaso.

Aunque bueno, al principio ambos tenían miedo... para ellos toda su vida fue así, sus amigos consiguieron parejas "temporales" nada serio, hasta que apareció la marca y decidieron dejar a todas las personas con las que coqueteaban para sólo enfocarse en el amor de su vida. Ambos sólo pensaban que querían lo mismo, por ello se asustaron demasiado al ver que sus sentimientos eran tan fuertes pero no había marca alguna. Pelearon por ello, discutieron y ambos terminaron con lágrimas en sus mejillas, ambos se gritaron y se sintieron débiles, pues era nuevo no estar en la misma posición que los demás, sin embargo ese mismo día que discutieron sobre si debían terminar porque no estaban buscando a su pareja elegida sino que estaban concentrándose en una relación que probablemente no tendría futuro, se besaron, tan fuerte y brusco que la excitación no sólo alcanzó sus cuerpos sino también sus corazones y mentes. El sentimiento de querer pertenecer al contrario les invadió cada célula, cada pensamiento, haciéndoles así cómplices de su primera experiencia sexual y amorosa.

Después de haber hecho el amor como sólo ellos dos sabían, de manera excitante, pasional y llena de sentimientos... hablaron una vez más, sintiendo sus piernas entrelazarse bajo las cobijas, decidiendo que mandarían a la mierda los estigmas sociales.

"¿Quién dice que no eres para mí y que no soy para ti?"

Habló YoonGi mientras acariciaba su espalda.

Ambos sintieron, por primera vez, de manera real, lo que es el amor. No aquellas portadas que te vendía la sociedad sobre jamás tener discusiones, sobre vivir en perfecta armonía con tu ideal, no aquellos cuentos baratos que compraban a cualquier enamoradizo primero... sino que el amor real, sintieron, constaba de llevarse al límite, cualquier sentimiento estaba en aquella suave y débil cuerda que eran sus emociones; amor, ira, felicidad, tristeza... todo... sintieron todo ello con un extremismo tan grande que constataron en sus mentes y pechos que nadie más le podría causar tal remolino pasional.

— Necesito un empleo... —habló JiMin, quien ya se hallaba recostado en las piernas del mayor mientras miraba su barbilla jugando con su cuello, habiéndose, de paso, burlado de lo mal que se había rasurado ese día.

— Sé mi sirviente... te pagaré. —Respondió YoonGi soltando una sonrisa mientras sentía las manos del menor en su cuello.

— No... —puchereó— no me pagas bien.

— ¿Acaso mi amor no es suficiente? —Arqueó una ceja mirando hacia abajo encarando al menor.

— No porque ese ya es mío, no puedes pagarme con algo que ya me pertenece. —Sonrió.

— Qué astuto.

— Pero en serio, necesito... —suspiró moviéndose para colocar su rostro contra el vientre del mayor protegiéndose así de la luz tenue que comenzaba a tornarse naranja producto del fin del día— empleo... —susurró acariciando con su nariz el abdomen del mayor.

— Ah... ¿para qué? Si quieres dinero puedo prestarte. Estás estudiando aún, no te distraigas ahora que estás por salir...

— No es eso... —sonrió ocultándose más en el cuerpo de YoonGi causando un cosquilleo en el mencionado— quería comprarte algo especial, pero no me alcanza, así que guardaré para poder comprarlo. Aunque tu regalo de aniversario será para después...

— ¿Es caro? —Preguntó acariciando las hebras libres del menor, pues cuando se recostó le quitó el gorro aún contra los reproches.

— Sí...

— Entonces ahorra, quiero un reloj caro.

— Eh~ —el menor le miró sonriente, YoonGi sólo atinó a suspirar al verle con aquel gesto que amaba acompañado de sus mechones libres y dispersos causa de sus insistentes dedos al acariciarle— ¿no deberías decirme algo como "no gastes, amor mío, ahorra todo lo que puedas para ti, compra la ropa y los discos que quieras, no necesito algo, con tu amor me basta"?

— Nah... —JiMin carcajeó ante la rápida respuesta.

— Qué mal novio. —JiMin se levantó con lentitud para besarle— debería poner un anuncio en el periódico para buscar otro.

— Hazlo... —susurró YoonGi cerca de sus labios— y avísame para que mande solicitud.

Nuevamente JiMin soltó una risa y le abrazó. 

   •◦✿─✿◦• 

Estaba nervioso, esperaba que fuera fácil, aún tenía sus últimos semestres en la universidad, por lo que no quería desaprovechar el tiempo en sólo trabajar, esperaba que el empleo de fines de semana le fuera útil, estuvo tan feliz cuando encontró dicho empleo que parecía adecuarse a sus clases que inmediatamente lo comentó con YoonGi y celebraron con fideos instantáneos.

El primer día de trabajo admiró los grandes estantes cuyos libros estaban acomodados perfectamente pero sin una sola mota de polvo, los grandes ventanales rústicos que le daban un toque de calidez que tanto necesitaba, pensaba él, para que la lectura fuera agradable. Se levantó nervioso al mirar al chico del otro lado del mostrador.

— Park... JiMin ¿cierto? —El chico acomodó su gran sudadera gris pálido, que de momentos se caía por sus hombros, y sonrió al verle asentir— mucho gusto, soy Kim TaeHyung.

JiMin aceptó el apretón de manos que el contrario le ofreció, el chico comenzó a decirle qué tendría que hacer advirtiéndole que durante esos días, los turnos de fines de semana, eran más pesados debido a la cantidad de estudiantes que solían visitarles. JiMin volvió a asentir sin encontrar problema alguno con estar atendiendo gente, la paga era buena y estaría en un lugar cálido como ese, así que no tendría ningún tipo de inconvenientes.

— Ahora te diré las secciones para que te familiarices ¿sí? —JiMin asintió y comenzaron a caminar juntos, cuando recién estaban en la sección de poesía resonó una voz gruesa.

— Ah, lamento llegar tarde, Tae. —La voz se acercó saludando sonriente.

El chico saludo cortamente a JiMin mientras veía a TaeHyung y le explicaba algo sobre su bicicleta cuya llanta había quedado mal después de llevarla a un pésimo taller. Mientras tanto JiMin sólo admiraba la plática en silencio.

— Oh, él es Park JiMin —habló TaeHyung después de unos instantes— estará trabajando con nosotros desde mañana~. —Aplaudió con alegría.

— ¿Aun estudiante? —Preguntó mirando a JiMin quien sólo asintió sintiéndose un poco intimidado al verlo tan alto.

El chico acomodó su cabello un poco y estiró su mano para brindarle un saludo cálido al novato.

Pero cuando JiMin sintió los dedos apresar su mano también percibió un tirón, fue como si alguno de sus tendones hubiese sido jalado con fuerza, como su mano hubiese deseado ser arrancada, al ser consciente de aquello su sonrisa desapareció y miró al chico notando que su mirada también mostraba confusión, JiMin trató de aminorar las cosas soltándole y sobando su mano.

— Uh... yo...

— Estás pálido. —Interrumpió TaeHyung mirando a JiMin— ¿Te sientes bien?

— S-sí... es sólo... —levantó su suéter para mirar su mano y su corazón se detuvo...

— Uh... —volvió a hablar el chico— soy Kim NamJoon...

JiMin miró nuevamente su mano con terror, uno que jamás había experimentado, uno que le quemaba hasta la médula de todos sus huesos, uno que causaba un pánico tan profundo que las ganas de llorar lo inundaron, sus ojos se pasearon por la figura del alto chico hasta encontrar su muñeca... ambos...

Ambos tenían la misma marca.

Esto no podía estar pasando...   

 ──────────✿◦•

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro