•◦✿──────────
Había pasado casi mes y medio desde que tenían encuentros "casuales" en la librería o alguna cafetería, comían un poco y platicaban más, aunque a veces solían simplemente sentarse junto al contrario, las cosas parecían ir marchando correctamente, aquella noche la cena se había prolongado, tanto, que YoonGi se ofreció a llevarlo.
— Nos vemos, entonces. —Sonrió lo más que sus confusos sentimientos le permitieron.
— ¿Hasta cuándo estarás aquí? —Levantó los hombros jugando con las llaves entre sus dedos.
— ¿Me estás corriendo? —Arqueó una ceja.
— Sí. —Admitió riendo llevando una mano a su boca para evitar que sonase tan fuerte—. Pero también quiero saber cuándo podré verte... de nuevo, ya sabes.
YoonGi ladeó los labios y jugó con la cajetilla de cigarros entre sus dedos girándola en su bolsillo. Lamió su labio inferior tan rápido e invisible que poco fue perfectible, finalmente levantó los hombros parpadeando lento.
— ¿Cuándo no estás con NamJoon? —Sonrió preguntando como estrategia para molestar al menor.
JiMin rodó los ojos y metió la llave para poder entrar al departamento que solían compartir hace tiempo...
— Adiós.
— Quizás este fin... —habló haciendo que el menor detuviera sus movimientos un instante, aunque inmediatamente abrió la puerta para entrar como si no le hubiera escuchado—. Es... tengo una última firma de libros.
— Está bien. —JiMin levantó los hombros adentrándose— fue bueno verte de nuevo.
— ¿Por qué hablas así? —YoonGi paseó sus dedos entre su cabello de manera desesperada.
—Porque... —JiMin acarició con sus dedos la fría porcelana de su llavero que colgaba en un suave vaivén por el movimiento de las llaves— porque no sé... si volverás o no...
YoonGi analizó la imagen de JiMin, quería ver un sonrojo en aquellas mejillas —que estaban considerablemente más delgadas— o al menos en sus orejas, sin embargo sólo pudo concentrarse en las orbes que ni siquiera le estaban mirando, aquellas que sólo se fijaban en el marco de la puerta, evitando mirarlo, inhaló fuerte porque tener a JiMin melancólico no era lo que más le agradaba ciertamente, su cabello caía a raudales por su sien dándole un toque más melodramático debido a la sombra que producía en su piel.
— No es presión... —habló JiMin nuevamente haciendo que YoonGi dejase de estar ensimismado en su imagen cayendo en cuenta de su mudez ante las palabras de su ex-pareja— en realidad... sólo... ugh... olvídalo.
YoonGi puso su palma extendida sobre la puerta impidiendo que la moviera por el sonido seco que produjo.
— Vendré a verte. —Respondió rápido.
— Sí... —JiMin sonrió lentamente mientras abría la puerta un poco más— deberías comprar café... hace frío.
YoonGi asintió mientras le veía entrar lentamente al departamento, sonriéndole en el umbral.
— Es en serio. —Repitió YoonGi mirándole directamente a las suaves líneas de sus ojos.
— Aunque lo digas... —levantó los hombros— no podré asegurarlo.
JiMin se metió un poco más y cerró la puerta con lentitud admirable, haciendo que la misma produjera un rechinido agonizante por la falta de aceite, sonido que pasó desapercibido por ambos, pues seguían concentrado en la mirada del contrario.
— ¿Y NamJoon? —Volvió a preguntar YoonGi.
— ¿Sabes? Siempre solía mencionarte cuando salía con NamJoon y él jamás te mencionó. —Bufó molesto—¿Por qué siempre le mencionas? ¿Es que acaso te gustó o algo?
— Bueno... es que él...
— Ya cállate.
Cerró la puerta un poco más.
— Ok. Ok... —YoonGi rascó su nuca— pero es en serio que vendré.
JiMin asintió un poco y miró hacia los lados sintiéndose incómodo, el mayor quiso liberar aquella tensión que parecía carcomerles la conciencia, aunque sólo era la impaciencia por abrazarse y susurrar en el oído del contrario lo mucho que se extrañaron, pues tener tan cerca el sillón y la cama sólo despertaba sus instintos amorosos.
— ¿Tengo que traerte flores? —Sonrió ladino.
Lo vio negar.
— ¿Debo traer algo?
El menor volvió a negar, YoonGi arqueó una ceja.
— Sólo ven... no hace falta más. —Apenas se asomaban sus ojos por la puerta cuando mencionó aquello.
Escuchó el resonar parejo de la puerta cerrada sin embargo se quedó allí mirando, rememorando con sus ojos los relieves de madera que tanto añoraba de aquel departamento, realmente quería pasar y preguntar si es que acaso mantenía bien todos sus libros o si la mesa seguía teniendo gastadas veladoras que dibujaban sombras en las paredes, recordando que algunas tenían tonalidades pasionales cuando hacían el amor en el sillón y la luz opaca color amarillenta de aquel cirio les abrazaba el cuerpo dejando sombras de su desnudez a su alrededor. Sacó la cajetilla que quemaba sus dedos y de esta desprendió un cilindro de tabaco llevándoselo a los labios. JiMin, del otro lado de la puerta, pudo escuchar el sonido del encendedor con claridad, pues la paz de la noche ayudaba a ello.
— ¿Seguro que no quieres flores? —Preguntó con el tono de voz un poco alzado mientras el humo escapaba de sus labios con las palabras formadas, metió la mano a su bolsillo con toda seguridad sabiendo que el menor estaría aún del otro lado esperándolo aunque la puerta estuviera cerrada.
— Ve a dormir, YoonGi. —Respondió JiMin recargándose contra la puerta con una pequeña sonrisa.
— Vaya... —se escuchó un silencio que fue producido por una nueva calada de cigarrillo— me estás esperando como una Julieta... me escuchas pero no me ves.
— Julieta eres tú por el físico. —Replicó JiMin.
— ¡Qué rudeza! Sabes que Romeo no es el más listo ¿No? —Cuestionó riendo. —Oh, Romeo, supieras cuánto te amo, pero no eres muy listo.
JiMin soltó una risa y tapó con su mano sus ojos pensando que no debería ser natural hablar así con la persona que lo dejó tan rápido, pero no podía evitarlo, su relación era tan rara...
— Mejor no, JiMin. —Habló nuevamente el mayor— no quiero terminar como algo de Shakespeare.
— ¿Mejor terminamos como "order made"? —Cuestionó mientras acariciaba las cortas hebras de su nuca aun con la sonrisa en su rostro.
— Mejor no hay que terminar, JiMin... —lentamente colocó su pálida palma en la puerta. —Mejor hay que durar.
— ¿Cuánto?
— Mucho.
— Ya vete.
— Aún duele que me corras.
— Si no te vas te invitaré a pasar. —JiMin suspiró—. Y si pasas lloraré y aventaré tus libros... y lloraré más y tú no llorarás porque no te gusta hacerlo cuando los demás ven...
— ¿Y al final? —Cuestionó colocando, esta vez, su frente en la puerta mientras sentía el humo del cigarrillo, que había dejado de consumir, entre sus dedos.
— Haremos el amor.
— Déjame pasar.
— Vete.
— JiMin.
— Por favor... recién... nos estamos viendo... después... de mucho tiempo... —habló cerrando los ojos con fuerza.
— Este fin... lo prometo.
— Está bien.
— Duerme, JiMin.
— Tú también.
— Adiós.
— Sí.
— Cenas alg--...
— ¡Ay! ¡Sólo vete, YoonGi!
— Sigues mandón... —fue lo último que habló YoonGi a la par que caminaba por el pasillo para entrar al elevador y así salir del conjunto departamental.
Por primera vez en bastante tiempo JiMin pudo dormir con las cobijas sobre su cuerpo e inhalando el suave aroma a incienso que había olvidado.
•◦✿─✿◦•
NamJoon rodó los ojos cuando JiMin apareció a su lado con un rostro sonrojado y apenado, le tuvo que explicar muchas veces que ellos dos habían sido un ejemplo para él, para comprender que las parejas no se deciden sino que se dan, se construye una relación y no sólo se brinda por magia.
— Pero... era tu ideal. —Rascó su brazo por mera incomodidad— sé... sé que debía creer en ello, pero...
—Pero no digas más... —sonrió— gracias a ti he aprendido que quiero conocer a alguien... quiero darme ese tiempo.
— NamJoon... —JiMin ladeó el rostro— gracias.
— Bien, ahora dilo sin lástima.
JiMin soltó una risa y agradeció múltiples veces al mayor quien sólo asentía mientras decía que si no trabajaba lo iba a despedir.
•◦✿─✿◦•
— ¿Cómo?
— ¿Cómo qué?
— ¿Cómo se te ocurre?
— ¿Qué?
— ¡Es sábado! —Replicó el menor acariciando su alborotado cabello.
— Sí...
— ¡Son las cinco de la mañana! —Volvió a reclamar con un puchero.
— Sí.
— ¡Sábado y cinco de la mañana no van, Min YoonGi! —Suspiró girándose.
— Bueno... si quieres... puedes dormir. —YoonGi miró al menor entrando a su departamento pero dejando la puerta abierta, lo cual era una clara invitación a pasar.
— ¿Sí? ¿Y tú harás mis quehaceres? —Se dejó caer sobre el sofá suspirando tallándose un ojo por el sueño.
— No... —YoonGi se adentró a la casa sacando su saco para dejarlo en el gastado perchero y al final cerrando la puerta.
— ¿Entonces?
— Dormiré contigo.
JiMin arqueó una ceja y negó mientras caminaba hacia la cocina para prepararse un café, YoonGi le siguió con lentitud admirando que el sillón tenía el mismo cobertor que solían usar, sin embargo la mesa tenía un mantel "feo" desde su perspectiva, además de tener algunas flores que estaban comenzando a secarse, supuso que aquellas provenían de NamJoon, no mentiría, algunos celos aparecieron ante la imagen del moreno sentado en el mismo lugar que solía compartir con JiMin, se sentó en el sillón y cerró un ojo haciendo de sus manos un cuadrado, como si fuera el marco de lo que admiraba procediendo a enfocarse en las flores que estaban sobre la mesa.
— Es una buena imagen. —Habló para sí mismo.
JiMin regresó mientras se escuchaba el suave golpeteo de la cafetera calentándose, se sentó a su lado y suspiró cansado.
— Quitaste las velitas... —mencionó YoonGi.
— Sí...
— Quitaste... las hojas...
— Sí.
— También quitaste las cortinas...
—Eres observador.
YoonGi miró el techo y paredes, parecía su casa, aquella que habían compartido, pero al mismo tiempo sonaba distante.
— No quitaste el librero...
— No es mío.
— Lo es.
— Es tuyo... —señaló la recámara al otro lado de la habitación—. Allá están mis libros.
— Pero... siempre fue tuyo, JiMin... —el mayor se giró.
— Podrías aprovechar para llevarte poco a poco tus libros.
— JiMin...
— No me digas que es mío, Min YoonGi. —Jadeó— esas cosas son tuyas.
YoonGi suspiró y se acomodó lentamente en el mullido inmueble mirando los múltiples tamaños que los tomos representaban en aquel mueble gastado pero firme, miró que incluso la pequeña figura dorada de ganesha seguía allí... empolvándose, sus ojos de porcelana habían admirado, seguramente, el sufrimiento del menor en aquel sillón. También seguía acomodado el ajedrez que hacía mucho no sacaba pero cuyas piezas talladas de madera le encantaban tanto que le era imposible haberlo tirado o regalado... todas esas cosas las había dejado para JiMin, para que tuviera al menos un recuerdo, muy errado estaba pues no imaginó que las memorias de su relación emanaban por los poros de toda la casa. Usualmente solían ser más confiados, pero al parecer estar en la casa que tantas memorias tenía podía con su confianza, haciendo quenaciera una incomodidad extraña.
— ¿Quieres café? —Preguntó JiMin levantándose para ir por la cafetera que había comenzado a sonar por el agua hirviendo.
— Sí.
— Sin azúcar. —Adivinó el menor.
— Sí.
Con el café a lado de las flores casi secas. Sólo miraban parte de la casa con incomodidad, y de momentos, el menor se dormía un poco haciendo que su cabeza se balanceara de un lado a otro con un vaivén que comprometía al mayor a prestarle su hombro, aunque no se acercó por miedo al rechazo.
— ¿Cómo te fue en tu firma? —Preguntó JiMin sacando un bostezo con la última palabra.
— Bien... —YoonGi acarició la taza que cada segundo se ponía más fría.
— ¿Muchos fans?
— Muchísimos... —dio el último trago.
— Me imagino... —se levantó arrebatando la taza de sus manos—. No sabrás cómo lidiar con la fama ¿Eh?
— Supones bien.
El resto del día fue igual, sólo escucharon un par de canciones mientras YoonGi sólo contaba algunas cosas que hizo, recogiendo sus pies del suelo alfombrado para sentir la tibieza del sillón, mientras JiMin ocupaba una manta cubriendo su cabeza. A veces reían otras tantas —más comunes— se sumergían en un silencio que sólo era llenado por los pensamientos tormentosos respecto qué mencionar, ambos tiraban de su propia ropa con nerviosismo tratando de adivinar cómo transmitir todos los "te extrañé" sin sonar típico o necesitado... sobre todo al enfrentarse a las memorias que cada rincón de aquel hogar expresaba.
— ¿Puedo venir mañana? —Preguntó acomodando sus zapatos.
— ¿Para qué?
YoonGi lo miró y arqueó su ceja.
— Para regar las flores... míralas, están agonizando. —Rodó los ojos.
— ¿Y de paso lavar los trastes?
— Y de paso robarme unos discos.
—Ow... —sonrió —pero... —su gesto alegre mermó tan rápido como nació— en serio... ¿Para qué? Casi... nosotros no hablamos... quizás debamos tener un tiempo más...
JiMin miró sus uñas con disimulo pensando que haberle dejado pasar había sido un error, su relación —al menos amistosa— iba tan bien... como para que el tormento del pasado opacara lo que intentaban recrear. Estar en el mismo departamento que había estado compartiendo por tanto tiempo había sido un error, y ellos lo sabían.
— Me gusta cuando callas. —YoonGi levantó los hombros y JiMin soltó una risa amplia.
— Aish... es en serio.
— Lo mío también... —tomó, por primera vez en mucho tiempo, su mano—. Antes solíamos estar en silencio también.
JiMin negó mientras se encogía en hombros presa del pánico interno por aquel contacto.
— Pero creo que no lo estamos haciendo bien... antes... no era incómodo...
— JiMin... —YoonGi trató de acercarse, sin embargo el menor negó arrebatando su mano de la del mayor.
— Escucha... quizás... —sobó sus brazos— quizás realmente lo nuestro... ya no pueda ser.
— JiMin... escúchame...
— Debería... debería estar solo por un tiempo... tú... quizás darte el tiempo de conocer a alguien...
— ¿Por qué dices esto ahora? —YoonGi tomó su mano por la fuerza.
— ¡Porque... porque estamos incómodos juntos! —Suspiró— creí que empezando de nuevo podríamos... pero... —cerró los ojos— pero al parecer no... no podemos... estar solos... es... extraño.
— JiMin...
— YoonGi... entiende... —JiMin levantó el rostro —quizás no podemos rebobinarlo.
— Entiendo... —YoonGi asintió soltándole dando la vuelta y saliendo de la casa.
JiMin cerró la puerta y se dejó caer contra esta mientras sentía el dolor más grande, claro que quería regresar con él, besarlo, abrazarlo, pero tenía algo que, desafortunadamente su pareja tenía con la misma intensidad; orgullo. Aquel sentimiento abarcaba su corazón con totalidad diciendo que antes de todo debía ganar su confianza, porque todo lo que lloró, todo lo que sollozó, las veces que golpeó el sillón, todo... todo... había sido demasiado como para que un simple "perdón" lo arreglase. Cuando la noche cayó sólo se acomodó con una cobija y por primera vez ocupó una pequeña veladora prendiéndola para que el baile cálido del fuego le abrazara y consolara, tratando de mermar sus pocas lágrimas... quizás poner a Meiko Kaji había sido mala opción... la voz de aquella mujer hacía que cerrara sus ojos abrazando con fuerza sus piernas deseando no extrañarle más... ah, pero era medio masoquista, porque aquellas melodías —que quizás debían acompañarse con mucho alcohol— dolían... pero se sentían necesarias.
•◦✿─✿◦•
Golpes fuertes resonaron en su puerta asustándolo haciendo que rodara por el sillón hasta encontrarse con el borde para finalmente caer golpeándose un poco, se levantó trastabillando por la cobija que se había atorado en sus piernas, sus manos temblorosas escalaron con rapidez hasta poder encontrar el pomo, pues los toques desesperados no dejaban de producirse llenándolo de un pánico, abrió con rapidez mirando a YoonGi con su perfecto saco negro, su perfecto cabello, su perfecta piel, su perfecta y jodida elegancia que aun podía derretir una parte del menor. Miró alrededor aun asustado sin comprender que él estaba con un short, una camisa de manga cortísima y cuello demasiado amplio, por no mencionar el cabello que revoloteaba en direcciones diferentes de manera rebelde.
— ¡JiMin! ¡Oh, JiMin! —Exclamó asustado el mayor.
— ¡¿Qué?! —JiMin se alteró con él sin saber por qué.
— ¡Oh, mierda! ¡Ven rápido! —Tomó su mano y lo sacó del departamento, el menor apenas pudo cerrar cuando fue arrastrado.
— ¡YoonGi! —JiMin seguía asustado— ¡¿Qué pasa?! ¡Espera! —miró las escaleras bajándolas con rapidez mientras el mayor aun jalaba de su mano— ¡Espera, ni siquiera traigo zapatos! ¡Estoy en pijama! —Gritoneó.
— ¡JiMin! —YoonGi siguió el melodrama— ¡Es que... oh, mierda! ¡JiMin! —Parecía asustado.
Recorrieron unas cuantas calles que aún se notaban azules por la escasa luz mañanera, notó a algunos hombres y mujeres recién abriendo sus locales, admiró a otros tantos corriendo pero por deporte, no como él y el extraño mayor quienes seguían corriendo como si su vida dependiera de ello.
— ¡YoonGi, por favor! ¡Me están doliendo los pies! —Exclamó JiMin frunciendo un poco el ceño.
— ¡Espera! ¡Ya casi! —YoonGi jadeó más de lo que debería, como si una presión realmente grande apresara su pecho.
Llegaron hasta un edificio un poco alto y blanquecino, entraron y el menor enrojeció cuando el portero los miró pasar con rapidez pues él aún seguía con su pijama. Trotaron por los pasillos hasta llegar al edificio.
— Me... —jadeó tratando de obtener aire— ¡¿Me... dirás... qué... está pasando?!
YoonGi miró a JiMin y oprimió con fuerza el pequeño botón siete moviéndose impaciente.
— ¿Es algo grave? —Cuestionó JiMin preocupado por su actitud.
— Espera... por favor... —YoonGi corrió apenas la puerta se abrió, llegaron hasta la última puerta y admiró al pálido soltarle mientras habría con rapidez, JiMin estaba realmente asustado.
Se adentraron, el departamento era blanco con una sola pared —la más vistosa— pintada de un gris pálido, había un librero con algunos ejemplares y un sillón que encima tenía mal colocada una manta, el menor miró con añoranza una pequeña velita morada que parecía estar dando su última danza, pues comenzaba a agotarse.
— ¿Qué hacemos aquí? —Preguntó pero después el mayor volvió a jalarle. Caminaron hasta un cuarto que tenía una vista bastante privilegiada, con un ventanal bastante grande y agradable.
En el centro de aquel cuarto había una mesa y un par de platos con comida demasiado simple, YoonGi caminó y se sentó en una de las dos sillas que se encontraban y con un gesto simple le indicó al menor que se sentara.
— ¿Qué es esto? —JiMin se sentó mirando al mayor intrigado.
— El desayuno.
— Lo sé... —suspiró— pero... ¿Qué es esto? —Enfatizó la última palabra— ¿Por qué me trajiste así?
— Umh... —YoonGi levantó sus hombros —parecías aburrido en tu casa, así que pensé en invitarte el desayuno...
JiMin apresó la corta tela de su short tratando de ignorar que aquellas palabras eran un pequeño guiño a su primera cita, a aquella vez que el "extraño" Min YoonGi se acercó para invitarle un café, negó pensando que no necesitaba melancolía, no más.
— ¿Por qué me sacaste así? —liberó su short de su agarre— ¿Por qué corrimos? Estoy en pijama, YoonGi...
— No quería que me rechazaras...
— ¡Eso no explica por qué gritabas como asustado!
— El café se iba a enfriar. —Levantó los hombros.
— ¡Eres imposi--... —sintió una caricia en su mejilla, YoonGi se había inclinado un poco para acariciarlo.
— Mira... —delicadamente giró el rostro del menor haciendo que este mirara por el gran ventanal haciendo que todo su semblante tomara color amarillento por el despertar del sol.
JiMin abrió los ojos sorprendido admirando a las nubes permitirle al cálido sol adentrarse por medio de estas para iluminar todo a su alrededor, sus ojos se movieron temblorosos admirando el lento desaparecer del color azul permitiendo que un suave rosado se instaurara como parte del firmamento. El paisaje era precioso...
— Así que... —habló el mayor después de unos minutos más— háblame de ti, Park JiMin... ese es tu nombre ¿cierto?
— YoonGi...
— ¡¿Te llamas YoonGi?! ¡Imposible! ¡Yo me llamo igual! —Mencionó con sorpresa haciendo que el menor perdiera toda seriedad para reír.
—Aquí... —YoonGi lo miró con una pequeña sonrisa en sus labios, pero sus ojos llenos de tristeza— aquí es donde... digo que es injusto que sonrías... porque yo quiero enamorarte... y sólo me enamoras tú... y eso...
— Es unilateral... —completó el menor.
YoonGi asintió y bebió lo último que sobraba de café tratando de ahogar sus inmensas ganas de pedir perdón y al menos, un beso, uno que no fuera robado... porque no se sentía bien... no como parecía, él quería ser correspondido desde el principio... y haber tenido que pelear por tres escasos besos había sido horrible.
— ¿Por qué...? —Preguntó JiMin.
— Yo... —YoonGi bajó la mirada mordiendo su labio esperando que su enorme orgullo no le golpeara la garganta evitando hablar—... te extraño... mucho... cada que te veo... quisiera... —negó con una risa dolorosa—... es que... es que sigo amándote, JiMin...
JiMin se levantó estruendosamente haciendo que la silla de madera se cayera.
— ¡T-tú... tú eres el injusto! —Se acercó hasta el mayor levantándolo por el saco con torpeza para enfrentarlo— ¡Di-dices eso y ni... ni siquiera me miras! ¡No... no sabes lo que estoy... lo que estoy pasando!
— ¡¿Y qué sabes tú sobre qué estoy sintiendo yo?! —Replicó histérico el mayor zafándose del agarre del menor empujándolo un poco.
— ¡Eres un idiota! —Gritó— ¡Los idiotas no sienten!
— ¡Pero si tú también eres un idiota! —YoonGi empujó molesto la silla en la que estaba sentado.
— ¡Lo sé! —empujó al mayor—¡Soy un imbécil por enamorarme de ti!
— ¡Ah! —YoonGi gruñó— ¡Ahora dirás algo barato como que fui lo peor de tu vida!
—¡No, idiota! —JiMin volvió a acercarse reprimiendo sus ganas de golpear su blanquecino rostro— ¡Fuiste lo mejor de mi vida y es por eso que soy idiota!
— ¡¿Qué?! —Tomó violentamente su muñeca lastimándolo, sin embargo el menor no hizo gesto alguno, pues el sentimientos de odio le cegaban— ¡Ahora resulta que desearías no haberte enamorado de mí! ¡¿No es así?!
—¡No! —JiMin lo acercó por el cuello enterrando sus uñas con agresividad— desearía no querer besarte.
—Idiota... —YoonGi se acercó besándolo.
Empujones bruscos se dieron entre ambos, sin embargo no pasó por deseo de querer separarse, pues los besos húmedos seguían sucediendo aun entre la falta de aire, aquellos empujones sucedieron por la ansiedad de querer desnudar al contrario. YoonGi fue el primero en lograr ver la piel canela del menor relucir en los rayos matutinos. Acarició sus caderas enterrando sus dedos mientras besaba con desespero su cuello, queriendo recordar cada poro que emanaba el aroma varonil del menor. Jadeó con insistencia pues sus pies y su falso trotar les había llevado a chocar contra la mesa, JiMin miró hacia la misma, sus labios estaban jodidamente rosados e hinchados por los mordiscos insistentes que el mayor le propinó entre el brusco contacto, negó pensando que no aguantaría llegar hasta su sala o su recámara, aunque ridículamente estuveran a escasos pasos, por lo que de un manotazo empujó los trastes, cubiertos y un pequeño jarrón —en el que había una plantita verde— haciendo que se escuchara el crujir de la porcelana y vidrio quebrándose, además de las cucharas haciendo eco al rebotar contra el marmolado suelo.
JiMin sonrió mordiendo su labio inferior y volvió a besar al mayor jaloneando su cabello.
— Amo que seas bruto. —Suspiró.
— Vas a hacer que mi erección se vaya... —sonrió YoonGi contra el hombro de JiMin tomando sus muslos para hacer que se subiera a la mesa.
Rápidamente se despojó de la camisa negra ceñida haciendo que su plano y lechoso vientre se mostrase, JiMin cerró los ojos al sentirle tan cerca y sonrió apasionado cuando escuchó el trinar del cinturón contra el suelo. Miró a YoonGi y su desnudez, cosa que casi le saca un gemido, lo acarició desde el pecho bajando hasta poco arriba del vientre donde aferró sus dedos a su piel arañándolo, dejando hileras rojizas sobre la pálida piel, YoonGi gruñó ante el contacto, acarició los formados muslos de JiMin inclinándose para poder juntar sus hombrías, rápidamente comenzó y desesperado vaivén en el que simplemente se tocaban, no sólo la entrepierna, sino las mejillas, la nuca... propinando besos castos en todo el rostro del contrario que poco contrastaban contra los lascivos gemidos que liberaban.
— Dilo de nuevo... —jadeó el menor apresando con sus uñas la nuca del mayor.
— ¿Mhh? —YoonGi poco podía pensar mientras estaba entre aquellos muslos que le recibían tan bien, con su hombría tocando la del menor sintiéndose, amoldándose a su calidez.
— Dime... que me amas... —JiMin tomó el rostro de YoonGi— por favor...
—Te amo, mierda... —YoonGi apresó con más fuerza la entrepierna del menor soltándole un grito—. Te amo... te amo...
—Yo también... —sonrió— te amo... —le besó con fuerza mordiendo su labio inferior sacando un poco de sangre liberando también el clímax de su excitación.
YoonGi frunció el ceño pegando su frente al hombro del menor haciendo que este sintiera el sudor de toda su fogosidad, mordió con fuerza la clavícula dejando que JiMin sintiera entre sus dedos el líquido tibio del clímax.
Jadearon sonriendo entre tanto, aquel momento había sido como la primera vez, se habían besado tan tierno y habían actuado con fuerza hasta dejar marcas en el cuerpo contrario, YoonGi le abrazó con posesión, posando una de sus manos en la nuca y otra en su cintura, haciendo que se despegase de la mesa con lentitud. JiMin removió sus brazos y lo abrazó por el cuello.
— Regresa conmigo... —YoonGi habló amortiguando su voz en su hombro.
— ¿Hacer el amor no implica que regresemos? —Cuestionó sonriendo mientras acariciaba y enredaba sus dedos en el cabello de su, ahora, pálida pareja.
— No sólo eso... ven aquí... —se acurrucó en el menor sintiéndose pequeño entre sus brazos musculosos— vive conmigo... de nuevo... hay un espacio en el armario para tus cosas... mi cama es chica... pero... cabemos... nosotros no necesitamos espacios aparte... no necesito que duermas lejos de mí...
— YoonGi...
— Hay... hay un espacio, también, en el librero... y hace... hace algunos días... compré el shampoo que te gusta... no lo he usado, quiero que lo uses tú...
— YoonGi... mírame... —JiMin trató de removerse para encararlo pero la fuerza del mayor no se lo permitió.
— ¿Recuerdas que querías un perchero para poner tus sacos y tu único sombrero? Compré uno... —susurró apresándolo con más fuerza de la necesaria— es nuevo... lo pinté de negro porque no te gusta el negro... y quiero que me reclames... siempre que me reclamas me besas...
— YoonGi... —se separó, al fin, acariciando sus mejillas que ahora se encontraban húmedas— si quiero... claro que quiero... no llores...
— ¿Hoy? ¿Puede ser hoy? —Cuestionó besándolo con vergüenza por el llanto que no quería mostrar.
— Sí... —JiMin volvió a besarlo.
•◦✿─✿◦•
JiMin había salido con sus viejos compañeros de la universidad, aquellos que no veía hace poco más de medio año; JungKook un chico de cabello lacio y rebelde que caía por su frente dándole un toque inocente, pero con unos hombros y brazos que enmarcaban su varonil figura, y TaeHyung, chico de "rostro perfecto" según viejas amigas —y JungKook también—, su finura, su rostro varonil, su elegancia y sus agudas cejas hacían que tuviera un atractivo poco común, aunque dicha actitud varonil se desmoronaba al mostrar su lado juguetón en infantil. El ambiente en el que se encontraban se estaba tornando frío, pues la noche comenzaba a inundar el cielo y la música cambiaba por una más melancólica que hacía juego con las pequeñas bombillas amarillas que servían de adorno.
— ¿Y... sigues con él? —Preguntó JungKook bebiendo un poco de su soda.
— Sí... —Afirmó JiMin acomodándose en la silla de metal.
— Vaya... —TaeHyung acomodó su bufanda roja que contrastaba contra el saco negro ajustado a sus hombros—. Francamente creí que terminarían... no sé... —miró a JungKook— ¿Tres meses?
— Que nosotros hayamos durado tres meses no hace que todas las relaciones sean así. —Rodó los ojos el objetivo de TaeHyung.
— No entiendo por qué terminaron. —JiMin acunó su rostro con ambas palmas recargando sus codos sobre la mesa cuidando de no chocar contra el café frío que estaba consumiendo.
— Bueno... —TaeHyung se recargó en la silla— no somos ideales.
JiMin frunció el ceño e hizo un pequeño puchero.
— Ignóralo, JiMin... —JungKook sonrió a sabiendas de la situación de su amigo mencionado—pero realmente lo nuestro no iba a funcionar.
— Él ronca... —señaló TaeHyung.
— Y él se duerme hasta las tres de la mañana...
— No lo soportaría.
— Ni yo.
JiMin soltó una risa pensando que él podría quejarse de la misma manera de YoonGi así como este también podría quejarse de él... sin embargo eso no quitaba ni disminuía todos sus sentimientos...
— Ah, ustedes son complejos. —Carcajeó el menor.
— Pero basta... —TaeHyung puso las manos en alto— tienes que decirnos qué has estado haciendo.
— Imagino que estás editando el trabajo de tu novio. —Afirmó JungKook.
— No me deja... —suspiró JiMin.
— ¡¿Por qué?! —Frunció el ceño TaeHyung bebiendo de su taza fingiendo indignación para soltarla con prepotencia— ¡Eres de los mejores editores que conozco!
— Bueno... —sonrió— dice que si leo lo que escribe no cambiaré nada porque para mí... él es... —alzó sus manos e hizo comillas— "perfecto".
— Él... —JungKook arqueó una ceja— él no piensa eso ¿no?
— Nop... —negó bebiendo— en realidad creo que le da vergüenza mostrarme un trabajo sin editar... siempre ha querido ser perfeccionista...
— Y egocéntrico. —Afirmó TaeHyung.
— Sí... eso también.
Siguieron bebiendo mientras hablaban de su trabajo, algunas dificultades del mismo y de sus respectivas parejas. JiMin no podía entender lo bien que TaeHyung y JungKook se llevaban, pues a media carrera universitaria habían decidido iniciar una relación, se les veía felices, jugando, riendo, besándose... sobre todo... cuidando del contrario... cosa que parecía no haber cambiado, pues seguían notando aquellas pequeñas cosas que podían identificarse como "actos de pareja" desde cubrir al contrario, hasta tomarse de la mano cuando iban a cruzar la calle. Sin embargo, después de algunos meses ya no se besaban, aunque seguían comportándose como pareja, los besos y tactos íntimos —muy íntimos— ya no existían. Poco después de tres meses JungKook encontró a su ideal, una chica de buen cuerpo y rostro alegre, parecían complementarse bien, creyó —o pensó— que su amigo lloraría, pero no podía parecer más feliz, y lo mismo sucedió cuando TaeHyung encontró a su ideal, un chico ingeniero industrial que conoció en su empleo de medio tiempo. Parecían tan cercanos, tanto... que incluso podía jurar con una mano en cualquier escrito sagrado que ellos conocían cosas que sus parejas "destinadas" no, no obstante no era nadie para interferir con ellos y su concepto de felicidad.
Al poco instante se acercaron un par de chicos sonrientes, con bebidas alcohólicas en las manos, uno de ellos se sentó en la silla libre y miró a TaeHyung.
— Tres chicos jóvenes solos... —habló arrastrando las palabras por el poco alcohol que contenía su cuerpo— es un desperdicio... ¿no creen?
—Ah... —TaeHyung suspiró— lo siento... —levantó su suéter mostrando el tatuaje demostrando que ya tenía pareja.
—Mh... —suspiró cansado el extraño y posó sus ojos en JungKook quien sólo asintió dándole a entender que él también tenía ya su pareja. Al final sus orbes titubeantes y alcoholizadas miraron a JiMin quien sólo levantó los hombros diciendo un corto "yo también".
Al final se fueron lentamente buscando a otra persona para pasar la noche.
— Wah... —JungKook soltó una risa— aunque no tuviera pareja...
JiMin comenzó a reír también, después, miró su teléfono esperando la llamada de su pareja para poder ir a cenar a casa de sus papás como tenían planeado.
—JiMin... —TaeHyung llamó— ¿Qué hubieras hecho si pregunta por tu marca?
—No seas tonto... —JungKook recriminó —pues... mostrar su marca...
— Pero no está con su pareja ideal... —TaeHyung soltó un puchero.
— ¿Y eso qué? Puede ocuparla para librarse de gente así... —levantó los hombros— yo no lo hubiera visto mal...
— Bueno... —ladeó el rostro—tiene sentido... pero... lamento decirlo así... —tocó el hombro de su amigo—... ¿no crees que sería bonito compartir algo con tu pareja?
— Ay, TaeHyung... —JungKook quiso golpearlo.
— En realidad... si comparto algo con él... y no, Kookie —terminó su bebida— no hubiera mostrado esa marca.
—¿Entonces? —El mencionado ladeó el rostro.
—Bueno... —en ese instante sonó su celular— esperen... —lo tomó contestando— sí... estoy arriba... no, con Kookie y Tae... sí... ¿Trajiste el pastel de chocolate que hicimos?... ¡¿Cómo que no, Min YoonGi?!... —suspiró— ¡No, no importa si era delicioso, era para mis suegros! —Soltó una risa— bien, iremos por el pastel y luego a... —soltó una risa más amplia— no, claro que no... no seas malo con tus papás, YoonGi. —Sonrió—. Bien, te veo abajo... sí, sólo me despido... —colgó y miró a sus amigos quienes lo miraban con una pequeña sonrisa sacando su cartera dejando el dinero en la mesa— lo siento, tengo que irme...
—Está bien... quedamos luego ¿No? —TaeHyung se levantó para abrazar a su amigo.
—Sí. —Asintió tomando su saco—. Adiós Kookie.
—¡Espera! —El mencionado habló un poco más fuerte— ¡¿Se tatuaron?!
—¿Eh? —JiMin le miró intrigado.
—En el libro que escribió YoonGi... al final se tatúan... ¿Recuerdas? —Miró a TaeHyung quien sólo asintió— ¿Se tatuaron como en el libro?
JiMin soltó una risa acomodándose el saco con lentitud.
—No... —ante ellos estiró con lentitud su mano mostrando un pequeño y delgado anillo que tenía diminutas incrustaciones de plata en su alrededor y una pequeña joya más grande en el centro— YoonGi también tiene el suyo. —Sonrió.
TaeHyung Y JungKook lo miraron partir atónitos.
— Creí... creí que eso ya nadie lo hacía... —habló JungKook.
— Bueno... JiMin es el único que conozco que no está con su ideal. Dios... es como ver a esas parejas de novelas ¿Sabes? —Mencionó recibiendo un asentimiento de TaeHyung.
JiMin bajó las escaleras de madera para salir del local agradeciendo a los empleados y despidiéndose con un corto "buenas noches", afuera encontró a su pareja recargado en la puerta del coche negro que ambos habían comprado después de ahorrar bastante, era simple, pero ambos lo mantenían elegante así que contractaba bien con la personalidad del pálido chico cuando usaba sus lentes gruesos.
— Hola... —YoonGi le recibió en brazos besándolo cortamente.
— Hola... ¿día pesado? —Preguntó acariciando sus hombros.
— Algo... —levantó los mismos que estaban siendo acariciados— ¿Y si no vamos con mis papás?
— YoonGi... —puchereó— ya quedamos con ellos.
— Ah... —suspiró— entiendo, vamos...
— Primero vamos al departamento... —recordó el menor soltándolo para que ambos entraran al vehículo— vamos a entregar ese pastel.
— Si traje el pastel... —YoonGi se metió con lentitud en el coche y el menor le imitó.
— ¡¿En serio?! —JiMin sonrió— ¡Gracias!
— Pero... —siguió hablando mientras encendía el coche—si tiene algunas... partes... raras... no fue mi culpa... —miró el retrovisor fingiendo demencia.
— ¿Te comiste el pastel...?
— ¡No! —Mencionó mientras manejaba— sólo que mis dedos se resbalaron por la crema... y quizás... me lleve... alguna fruta... y...
— Y te lo comiste...
— Y no pude desperdiciarlo... tuve que comerlo... por el bien del pastel.
— ¿Por qué me casé contigo? —JiMin soltó una risa tapando sus ojos con su propia mano.
— Porque el departamento está a mi nombre... y tiene una enorme ventana... —sonrió el mayor.
— Cierto.
A los pocos minutos, mientras el coche se inundaba de una suave melodía de la radio que hacía juego con el panorama que se mostraba por las ventanillas reflejando las luces de los edificios en sus rostros, su celular vibró lo sacó observando un mensaje de NamJoon, sonrió abriéndolo ensanchando el gesto de felicidad aún más.
— NamJoon ya está trabajando en la editorial. —Habló feliz sonriendo hacia su teléfono.
— Qué bien... —mencionó YoonGi con total sinceridad— trabajó demasiado para ello...
— Sí, mucho... —JiMin comenzó a escribir muchos "felicidades" seguidos de emojis felices y un "YoonGi también está feliz".
Después de que el menor renunciara al trabajo, NamJoon mencionó que debían seguir en contacto, perder la amistad de JiMin no era algo que le gustara, así que se mandaban mensajes contándose chistes, compartiendo películas o libros... no hace falta decir que NamJoon pidió ser uno de los testigos el día de su boda.
— ¿Sabes si él... ya está...? —Preguntó YoonGi con cautela.
— Ah... no creo... —bloqueó su celular mirando por la ventana— está muy enfocado en su carrera... —soltó una pequeña sonrisa— aunque me ha dicho que últimamente está saliendo con un chico... —suspiró feliz.
— ¿Un chico? —YoonGi sonrió sin despegar su mirada del frente.
— Sí... —encogió sus hombros— dice que recién le está conociendo ¡Pero me habla mucho de él!
— Deja que se den tiempo... suenas muy emocionado, no lo presiones. —Asintió el mayor.
— Lo sé... —JiMin se removió— ¡Pero es imposible emocionarme!
La madre de YoonGi recibió a JiMin emocionada, besó sus mejillas y lo abrazó hasta que este terminó rojo, su padre, por su lado, se hallaba feliz leyendo el periódico aún a altas horas de la noche. Sirvieron la cena y el menor mostró el pastel que habían preparado, rápidamente la madre intuyó que aquellas partes disparejas habían sido a causa de las manos de su propio hijo, duraron platicando por algún tiempo mientras relataban pequeñísimas anécdotas vividas en el trabajo o el departamento. Se marcharon poco antes de las once de la noche, el menor venía durmiendo mientras YoonGi pensaba que aún tenía que terminar el manuscrito antes del lunes, pues el editor se lo había pedido para poder cumplir los plazos.
— JiMin... ya llegamos... —habló YoonGi moviéndole un poco.
— ¿Mhh? Ah, lo siento... —se levantó poco a poco— yo debía conducir de regreso ¿no?
— Estabas cansado. —Sonrió— ni siquiera lo recordaste.
— Perdón... tú también estabas cansado.
— Vamos dentro.
El menor se sintió tan cansado que cuando entró sólo caminó hasta la recámara y comenzó a quitarse la ropa para meterse entre las cobijas, no sin antes lavarse el rostro y los dientes, una vez debajo de las cobijas se extrañó al no ver a su esposo entrar por la puerta o siquiera escuchar el sonido de su cepillo de dientes. Caminó hasta la sala donde se veía el resaltar de un foco y notó a YoonGi sentado frente al ordenador acomodando sus gafas y suspirando mientras tecleaba un poco con el único resonar de la cafetera funcionando.
— ¿Vas a trabajar? —Preguntó desde el umbral.
— Umh... sí... sólo un rato... quiero adelantar... —tomó el cigarro de la mesa.
— Hazlo mañana... estás cansado... —se acercó para sentarse a su lado acariciando su hombro.
— No... yo... acabaré rápido. —Comenzó a leer un poco del texto mientras retomaba el hilo de la historia.
— Cuando dices eso acabas hasta la madrugada. —Puchereó queriendo ser abrazado por su marido.
— En una hora voy contigo ¿Sí? —YoonGi acarició la mano del menor mientras comenzaba a teclear— esto... tiene que estar antes del viernes.
— ¡¿El viernes?! —Abrió los ojos con sorpresa— ¡Es muy pronto! ¡Llamaré para que te den un plazo! —Se levantó para tomar el celular y hablar con el editor de YoonGi.
— No, él no me presiona... —rascó su nuca— la... la obra que quieres ir a ver... es el sábado ¿no? —Habló bajo mientras miraba la pantalla fingiendo no sentirse avergonzado.
JiMin no mencionó nada, simplemente sonrió sintiendo el sonrojo acumularse en sus mejillas subiendo hasta sus orejas. YoonGi tenía una posición cansada frente al ordenador, con su cabello suavemente desordenado así como los lentes que contrastaban bien contra su piel... Dios... estaba tan enamorado.
— ¿S-sólo una hora? —Preguntó inclinándose besando su cuello con suavidad.
— Sí, y no me provoques. —Advirtió ganándose una carcajada de su joven esposo.
— Perdón... —JiMin se recostó en el sillón— te esperaré, entonces.
— Ve a dormir, JiMin...
— Sólo si vas conmigo...
— Acabaré pronto.
— Entonces dormiré pronto...
— ¡¿Por qué eres tan terco?!
— No sé... —levantó los hombros— mis papás no piensan eso, pero quizás es porque te amo.
YoonGi lo miró serio para inclinarse un poco y besarle lento, acarició el cuello del menor y su cabello. Aún traía la camisa pero sus pantalones no estaban allí, en su lugar sólo estaban los bóxers resaltando sus muslos. YoonGi pensó que quizás valía la pena ir a dormir y despertarse más temprano para seguir con el trabajo. Sería de las peores mentiras si dijera que no ama dormir abrazado a su esposo mientras sus pies se mezclan queriendo calentarse... o que no ama verlo despertar con el rostro hinchado y las mejillas enrojecidas por el roce constante contra sus almohadas.
Amaba a JiMin y JiMin lo amaba, no había duda.
— Hay que dormir...—acarició su nariz con su dedo índice resaltando lo bonita que era para él— vamos...
— Mi manipulación sirvió.—JiMin sonrió.
— Nah, no te creas tanto... —besó su mejilla— es sólo porque quiero dormir.
— Mhhh... —sonrió ladino— claro, Min YoonGi, escritor único que no tiene sentimientos.
— Es en serio...—se levantó— no es como si te amara o como si me gustaras o algo así.
— Vamos...—sonrió con una sonrisa pequeña, tomando la mano del mayor— te daré un masaje para que duermas mejor.
— Los masajes nunca terminan con nosotros dormidos.—Suspiró.
— ¿Y? —soltó la gran pálida mano para caminar hacia la recámara— hoy no tengo ganas de dormir temprano.
— ¡Pero tengo que trabajar mañana! —Suspiró.
— ¿No quieres un masaje, entonces?
YoonGi lo miró desde el sofá, viendo a su joven pareja entrando a la habitación quitándose la camisa de dormir quedándose únicamente en bóxers.
— Y-ya voy. —Cerró la laptop y caminó hacia su esposo.
Seguían los estigmas sobre ellos, los típicos reproches y las constantes dudas sobre si durarían, algunas burlas seguían colándose cuando mostraban los anillos como muestra de unión... sin embargo dudaban que esas mismas personas conocieran el amor como ellos dos lo habían experimentado, con la carne sensible a cualquier roce, con el corazón explotando por cada que viesen a su pareja, con los gemidos y gritos quemando su garganta cada que hacían el amor o por los susurros mañaneros al encontrarse medio dormidos entre las cobijas, pensaban, jamás cambiarían esas miradas por un buen estatus en la sociedad. Por ello no importaba qué dijeran los demás.
Porque jamás iban a permitir que algo tan simple como la tinta y la piel los separara.
──────────✿◦•
fin
"en nuestra piel"
- - - - - - - - - - - -
BROOOOO 7K DE PALABRAS, JO-DER. JODER, HERMANO.
¡GRACIAS POR EL APOYO EL REGRESO DE ESTE FIC!
<3 <3 <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro