Reto Implícito
Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino a Masashi-Sama...
Reto Implícito
Naruto resopló cuando se dió cuenta que Hinata le había cortado el teléfono. Aún así, lo guardó con una sonrisa y entró a su habitación donde lo esperaban sus amigos.
Sasuke estaba con su celular, leyendo algo de interner. El rubio miró a su habitación buscando a la chica que estaba con ellos.
—¿Y Sakura-Chan?
— Cambiándose—, respondió el azabache haciendo una seña con la cabeza a la puerta del baño sin levantar la vista.
Naruto suspiró y caminó hasta sentarse en la silla del escritorio. La silla era giratoria y dió un par de vueltas hasta terminar mirando a su amigo de nuevo.
—¿Y Hinata?– Preguntó Sasuke, aún mirando la pantalla.
—No puede venir, tiene visitas.— Contestó desganado, tomando una hoja del escritorio y comenzando a doblarla.
Sasuke al fin levantó la mirada para ver al rubio con una ceja alzada.
—¿Osea que sólo seremos nosotros?
— Así parece—, contestó con un suspiro.
Se sumieron en un profundo silencio, el rubio haciendo varios dobles a la hoja de carpeta que tenía en la mano y el azabache mirando a su amigo con una ceja alzada. A Sasuke no le gustaba mucho la idea de salir, no era su estilo y estaba seguro que Naruto tenía muy pocas ganas de salir sin su novia. Estaba a punto de sugerirle que no salgan cuando la puerta del baño se abrió.
—¿Qué les parece?– Preguntó la pelirrosa algo cohibida.
Sasuke miró a Sakura, desde los zapatos de tacón negros, pasando por las delineadas piernas blancas. Tenía un vestido rojo sangre que resaltaba la blancura de su piel, que llegaba hasta arriba de sus rodillas. Una chaqueta de cuero negro hasta la cintura y el cabello rosa suelto, renarcando su anguloso rostro. Sus ojos verdes con la sombra negra la hacia más misteriosa y sus finos labios pintados de rojo la hacían ver apetitosa.
Sasuke pasó saliva antes de desviar la vista.
—¡Te ves muy bien, Sakura-Chan, ttebayo!— Exclamó Naruto con una sonrisa.
—Gracias Naruto—, contestó con una sonrisa.
El rubio se percató de la mirada que le dirigió su amiga al azabache y sonrió de lado al darse cuenta que ella quería que le diga algo él.
—Ese color te sienta muy bien¿A que no Teme?– preguntó Naruto mirando a Sasuke con una sonrisa de burla.
El Uchiha entrecerró los ojos, clavando los oscuros agujeros en su amigo.
—Si,— contestó seco volviendo su mirada al celular.
Naruto vió de reojo como las mejillas de Sakura se coloroaban mientras su sonrisa crecía. La pelirrosa caminó hasta apoyarse en el escritorio, al lado del rubio, cruzándose de brazos vio a ambos chicos.
—¿Y los demás?– Preguntó.
El rubio suspiró, dando una vuelta entera en su asiento de nuevo.
—Shino no quiso—, empezó a contar con los dedos a sus amigos—. Kiba castigado, Tamaki cuidando a su abuela e Ino... — Naruto miro a la pelirrosa.—¿Qué pasó con Ino?
Sakura hizo una mueca.
—Cita con un chico.— Naruto asintió.—¿Y Hinata?
El rubio volvió a girar mirando el techo.
—Tiene visitas en su casa.
El ojiazul volvió su atención al papel que estaba doblando cuando la habitación se sumió en el silencio. Naruto ya se había bañado y preparado a conciencia, pensando en salir con su novia en esa noche, pero nada había salido como planeó. Se dijo mentalmente que tenía que salir igual, no arruinarle la noche a sus amigos y con un suspiró se levantó.
—¿Vamos a ir o no?— Preguntó con las manos en los bolsillos de su pantalón de mezclilla.
Sasuke miró a la pelirrosa, igual que el rubio. Sakura parpadeó al darse cuenta que se había convertido en el centro de atención.
—¿Qué?— Intercalo la mirada entre los dos chicos.
Naruto miró algo nervioso al azabache y éste entendió enseguida su pedido de auxilió.
—Dobe quiere saber si quieres salir o no.— Dijo Sasuke con su rostro inexpresivo.
Sakura frunció el ceño pensativa, debía admitir que había estado muy emocionada al saber que saldría a una disco ese sábado. Pero ya no estaba tan segura de ir sola con Naruto y Sasuke. No es que no le agradará pasar tiempo con ellos y sabía mejor que nadie que ninguno permitiría que le pasará nada, pero ya no esta tan emocionada con la idea.
Suspirando se irguió y le sonrió a Naruto.
—¿Qué les parece una noche de películas?
La mueca que tenía el rubio se borró y sonrió casi aliviado.
— Es perfecto ttebayo, me cambiaré...— dió un pasó hacía el baño, pero la mano de Sakura lo detuvo.
—Primero me cambiaré yo... no iba a aguantar mucho con estos tacos..— susurró cojeando en dirección al baño.
Naruto rio entre dientes y casó a Sasuke mirando la retaguardia de la pelirrosa antes de que cerrara la puerta. Decidió dejársela pasar, no se sabía cuando podía ser útil esa información.
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Hinata estaba pasando de maravilla en la cena. La familia Otsutsuki era muy unida, humilde y divertida.
Aunque Hanabi era mayor a Chino, ambas se llevaban bien y una vez terminó la cena, la dejaron subir a jugar.
La ojiperla, por su lado no sabía en qué conversación participar. Neji hablaba animadamente con los varones mayores de la otra familia. Su madre charlaba de recetas con Mei, su padre y tío hablaban de negocios con Hamura. Fue entonces que se percató que Toneri estaba con la cabeza baja al otro lado de la mesa, sentado al lado de uno de los gemelos y el último asiento estaba vacío al marcharse su hermanita menor. Lo observó por unos minutos, pero él no cambiaba de posición y con algo de curiosidad se levantó para colocarse al lado de él.
Toneri recién se percató de su presencia cuando ella se sentó a su lado. Haciendo un movimiento brusco escondió algo bajo la mesa. La curiosidad de Hinata se hizo más intensa y miró espectante al peliblanco.
—¿Qué haces?– Le susurró cómplice con una sonrisa.
Su compañero se sonrojó débilmente y miró a dirección de sus padres, para darse cuenta que seguían sumergidos en sus conversaciones. Volvió su mirada a la ojiperla, sonriendo con picardía.
—Oye Hinata, ¿Te gusta Bleach?
Hinata parpadeó al no saber a lo que se refería, su ceño se frunció levemente.
—¿Bleach?— repitió.
Toneri asintió con la cabeza, con su sonrisa vacilante.
—Disculpa, no sé qué es.
La finas cejas plateados se fruncieron con escepticismo.
—¿¡Hablas es serio!?– Su pregunta fue susurrada, pero se notaba su asombro.
Hinata asintió.
—¿Inuyasha?— Ella lo miró sin entender—,¿Yu-Gi-Oh? ¿Yu Yu Hashuko?— Hinata empezó a sentirse incómoda—. ¿ Seilor Moon? —No espero respuesta—, Oh, de seguro conoces Sakura Card Carptor.
La ojiperla intento devolverle la sonrisa que él le estaba dando, pero ésta se borró cuando ella volvió a negar. Su ceño se frunció tanto que estuvo apunto de retroceder. Parecía furioso.
—¿Es que no sabes lo que es el animé?– Le preguntó alzando una ceja.
Hinata se sentía intimidada, sólo un poco, pero lo suficiente como para sentrise tonta por la forma en que el la miraba. Sus mejillas se tiñieron sin poder evitarlo.
—¿Dónde vives?¿En una cueva?— Se burlo negando con la cabeza.
Volvió a mirar a sus padres y le hizo una seña con el dedo para que ella se acercará. Hinata, vacilante, se acercó y él sacó su celular de debajo de la mesa, pero seguía manteniéndolo oculto para las demás miradas. Lo desbloqueó con los dedos a una velocidad impresionante, que la ojiperla tuvo que parpadear para no marearse con sus dedos borrosos. Salió de una página donde Hinata sólo pudo ver unos dibujos y entro al buscador.
Hinata se asombró al ver que él escribía con la mirada en su padre, era como si supiera donde estaba cada letra y no se confundió ni una vez. El la página aparecieron varias opciones, que él leyó rápidamente para entrar en una. Mientras ésta se cargaba, Toneri comenzó a susurrale.
—Mira, te recomiendo que empieces con Sakura, es un anime bastante viejo, pero como eres chica seguramente te gustará más que los oscuros que a mi me gustan.¿Te gustan las cosas paranormales?— No le dió tiempo a contestar.— Seguramente no, pero puedo empezar a guiarte con esas cosas. Hay muchos estilos, algunos son demasiado fuertes, tal vez para ti.
La página terminó de cargarse montrandole una chica con un traje extraño y un animalito, parecido a un peluche con alas sonriendo a su lado.
—¿Nunca lo has visto?– Le preguntó mostrándole la imágen.
Hinata se mordió el labio, sabiendo que él se burlaría de ella al contestar y subió su mirada para conectarla con él. Con una mueca de saber lo que le esperaba, sonrió culpable.
—No.
Toneri la miraba sin poder creerlo y una sonrisa extraña se asomó en la comisura de sus labios.
—Oye, si quieres puedes pasarme tu número y te pasaré varíos animé que seguro te gustarán.
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Sakura estaba al lado de Naruto mirando una película de terror. Ella comía tranquilamente las palomitas, mientras sentía temblar al lado al rubio. Miró de reojo a su amigo y no pudo menos que sonreí.
Naruto abarzaba una almohada escondiendo la mitad de su rostro, solo dejando ver sus ojos celestes abiertos llenos de pánico. Se había cambiado poniéndose un pantalón y remera vieja y olgada. La pelirrosa le dió un leve codazo acercándole las palomitas, el rubio saltó por el contacto y estuvo apunto de gritar. Negó fervientemente con la cabeza y volvió su vista a la pantalla.
La sala estaba a oscuras y ya era cerca de la media noche. Ya habían visto otra película, la cual eligió Naruto, de acción comedia que tanto le gustaba. Fue su turno elegir y, apesar de los quejidos del rubio, la estaban viendo los tres.
Sakura miró de reojo al sofá individual donde estaba Sasuke. Él también se había cambiado, Naruto le había prestado ropa para que estuviera cómodo. Estaba sentado muy en la orilla del sofá apoyando su nuca en el respaldo, sus largas piernas estiradas, sus tobillos estaban cruzados uno arriba del otro y sus manos cruzadas sobre su plano vientre. Sakura observó su perfil, parecía más aburrido que interesado en la película y no se hubiera sorprendido que empezara a bostezar o incluso a dormirse.
Su mirada voló rápidamente al televisor cuando él la miró de reojo al notar su escrutinio. Sintió como su corazón golpeó en su pecho rápidamente y le cortó la respiración. Por suerte Naruto pegó un grito muy fuerte cuando la monja apareció de repente en la pantalla.
Asustando a todo el vecindario, seguramente.
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—Oye, y al final ¿Cómo te fue anoche?
Hinata sonrió al escuchar la voz de Naruto en el teléfono. Por más que intentaba disimular, el rubio moría por saber con quién había pasado el sábado.
—Muy bien en realidad. No vas a creerlo, pero mis nuevos vecinos son Otsutsuki—, se quedó en silencio, esperando que él conectará los puntos.
—¿Otsutsuki?¿Quienes son los Otsutsuki?— Preguntó Naruto.
Hinata rodó los ojos con una sonrisa.
— Otsutsuki es el apellido de Toneri, nuestro nuevo compañero. Vino con su familia a cenar.
—Aah... ¿Son muchos? Me da la impresión de que es hijo único ttebayo. Por la forma con la que se relaciona con los demás...
—Oh, no. Tiene varios hermanos. Kimimaro es el mayor, hermanos gemelos, una hermana que no conocí y una pequeña de cinco años. Es muy charlatana...
—¿A sí?
Hinata estaba acostada en la cama el domingo a la noche, hablando por celular con su novio. Ese día no se habían visto y aunque lo hicieran, la costumbre de hablar por teléfono hasta tarde se estaba haciendo habitual.
Todavía no podía creer que estuviera con Naruto, que él le haya correspondido los sentimientos que tanto tiempo la asustaron. Su amigo era atento con ella y cariñoso, a veces demasiado. Le despertaba cosas vergonzosa que no quería admitir. En la escuela le habían enseñado lo que eran las relaciones sexuales y aunque era un tema muy vergonzoso para ella, había estudiado como si fuera cualquier materia. Pero nunca le habían dicho del fuego abrazador que podía sentir cuando Naruto le besaba o cuando el le acariciaba la espalda.
Era una sensación extraña, como un hormigueo, como si su piel se adormeciera de una forma agradable pero atemorizante a la vez. Su cuerpo se estremecía y sentía las piernas como si fueran gelatina. Cuando Naruto la miraba a los ojos después de besarse, sus zafiros estaban oscurecidos y fijos en sus facciones. Sus mejillas levemente sonrojadas le daban un toque de masculinidad que la dejaba sin aliento.
Su estómago se tensó al cerrar los ojos y verlo, con la mirada fija en ella, como cada vez que estaban juntos. Sus pechos se pusieron pesados y sintió el algodón suave de su pijama molestarle en los pezones.
—¿Hina?¿Nena?¿Estás ahí?
Sus mejillas se sonrojaron con fuerza al darse cuenta que sólo imaginandolo le despertaba esas ansias de estar con él, de sentirlo.
—S-si,— se aclaró la garganta al sentir su voz más aspera— a-aqui estoy.
—Te extrañé nena, ¿acaso tú no?— Sonrió porque pudo sentir el mohin que hizo su novio hasta por el teléfono.
—Claro que te extrañé, Naruto. Mañana nos veremos en clases..
—Pero no es lo mismo, ttebayo— Le interrumpió. Estuvieron unos segundos en silencio y cuando el rubio comenzó a hablar nuevamente, voz se escuchó ronca del otro lado de la línea.— Quiero besarte y acariciarte...
Hinata se estremeció de pies a cabeza, su voz era... excitante.
—Y-yo también..— se animó a decir en un murmuro.
—Me gustaría... me gusta tocarte... mucho...— Hinata podía sentir como su suave voz era como una caricia.— Quiero pasar mis manos por tu cintura hasta llegar a tu espalda mientras te beso muy lentamente.
A Hinata se le cortó el aliento, mientras un extraño cosquilleo empezaba en su bajo vientre, donde nacían todos esos sentimientos vergonzosos.
—N-Naruto...— más que una protesta fue un gemido que le sorprendió a ella misma.
La ojiperla podía escuchar la pesada respiración del rubio del otro lado de la línea y sólo allí se dió cuenta que ella estaba tan agitado como él.
—Diablos— susurró él.— Nena debemos ir a dormir para no llegar tarde a clases. El tío Kurama me ha golpeado la puerta.
—D-de acuerdo.
—Nos vemos mañana Hina. Te quiero preciosa.
—Y yo a ti, Naruto. Hasta mañana.
Hinata cortó el teléfono y suspiró, porque lo que menos podía hacer era dormir. Sólo podía imaginar cuando se encontrará con su novio y los besos que se darían al día siguiente.
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Toneri no podía creer su suerte.
Hinata le había pasado su número y le había prometido que miraría los animé que le había sugerido. Se había sorprendido cuando ella le dijo que no miraba eso. Había estado a punto de decirle que qué hacía en su tiempo libre si no miraba animé. Por suerte la pregunta no había salido de su boca, porque estaba seguro en qué desperdiciaba su tiempo.
Naruto Uzumaki.
La semana habían empezado y Toneri estaba cerca de la puerta del instituto, esperando a Sai. Estaba con sus audiculares, por eso no escuchabablo que decían los demás estudiantes cuando pasaban por al lado de él.
Al peliblanco tampoco le importaba. Estaba acostumbrado a que algunos ignorantes le criticarán su gusto, y sabía defendese muy bien gracias al ser el más pequeño de sus hermanos. Gracias a los gemelos había aprendido a pelear con dos a la vez y sus hermanos nunca fueron delicados con él al respecto.
Sonrió cuando vio a su amigo acercarse, pero su ceño se frunció al ver que unos tres chicos le cortaban el paso con cara de pocos amigos. Guardo rápidamente el celular y caminó hacia ellos, con el ceño fruncido.
—¿Te crees muy listo Anbu? Quita esa asquerosa sonrisa de tus labios o...
—¿Qué pasa?
Toneri se colocó al lado de su amigo para mirar a los tres chicos que lo estaban molestando.
—Ah, hola Toneri. —Dijo Sai sin dejar de sonreír— Ellos son mis nuevos compañeros. Él es Suigetsu, Jūgo y Deidara. Les estaba diciendo que generalmente los que molestan a los más débiles, como ellos lo hacen con los chicos de primero, es porque tienen un problemita. Sólo puede haber tres razones— le dijo al peliblanco alzando tres dedos y sin darse cuenta que los otros estaban cabreandose más.
—La primera generalmente es que sufren abusos en otro lado de su vida en general, descargandose con los menos afortunados. La segunda es porque tienen algo de psicópatas y disfrutan haciéndolo. Pero para mi es la tercera razón.
Toneri frunció el ceño mirando a su amigo. Sai se había girado hacia él, dándole la espalda a los tres chicos que cada vez parecían más furiosos. La curiosidad pudo más que su sentido de supervivencia y no pudo evitar preguntar:
—¿Cuál es la tercera?
—Tienen el pene chiquito—, dijo mostrando la medida con los dedos pulgar e índice.
Toneri no tuvo tiempo de reír, se percató del golpe que iba dirigido a su amigo y lo movió a un lado, agachándose y esquivandolo. Giro rápido para encastrar su pie, con una patada de burro, en el pecho de Suigetsu. No pudo esquivar el puño de Jūgo que le dió de lleno en la mejilla derecha, desorientadolo. Se tambaleó, agitando la cabeza para sacarse la visión borrosa.
Alguien lo agarró del cuello, colocándolo bajo la axila de uno y todo su aire escapó por sus labios cuando un puño se encrusto en la boca de su estómago flexionado. Otro puño se estrelló en el mismo lugar sin tener tiempo para tomar oxígeno. Sus rodillas se aflojaron y su visión se puso borrosa, el brazo que estaba alrededor de su cuello lo estaba aficxiando. Llevó las manos temblorosas, intentando separa esa tenasa de su garganta.
—¡Basta Deidara!
La voz era femenina, sintió como el chico que lo sostenía se tambaleaba y pudo librarse del agarre. Sin pensarlo, apenas estuvo libre, le dió un puñetazo en la cara al chico de pelo largo y rubio. Cuando pudo mirar a su alrededor, Naruto estaba sobre Jūgo, el anaranjado en el piso, su cara pegado al césped, inmovilizado por una llave. Sasuke sostenía a Suigetsu con los dos brazos hacia atrás. Miró a su amigo levantándose del suelo, Sai se estaba pasando el antebrazo por los labios, limpiándose un hilo de sangre con la expresión sombría.
Se volteó para ver a Deidara, éste estaba arrodillado en el suelo, con ambas manos en su entrepierna. Toneri parpadeó, estaba seguro que él no lo había golpeado allí.
—¿Estás bien Toneri?
Parpadeó de nuevo mirando a la fuente de esa voz tan angelical. Hinata le toco el brazo, al él no contestar, su rostro reflejaba preocupación sincera por él.
—¡Estás sangrando!— Exclamó mientras abría su maletín, buscando algo en el.
Toneri sentía un líquido correr por barbilla y su mejilla de seguro que ya se estaba hinchando. Pero no le prestó atención, miró de nuevo a los otros. Naruto le susurraba algo al anaranjado con cara furiosa. Le dobló un poco más la muñeca y Jūgo asintió con su expresión adolorida.
Se sobresaltó al sentir que algo suave se posaba en sus labios y se apartó rápidamente, mirando desconcertado. Hinata le sonrió y volvió a acercarse con un pañuelo.
— Déjame ayudarte.— Le susurró.
Toneri se sonrojó levemente cuando el rostro de ella se acercó para ver de más cerca su lesión.
— Largo de aquí.
El peliblanco observó como Sasuke soltaba con un empujón a Suigetsu y Naruto dejaba libre a Jūgo. Ambos ayudaron a Deidara a levantarse, se fueron clavando una mirada asesina a todos ellos.
—¿Te han lastimado?
Ino y Sakura se acercó a su amigo Sai, él sólo sonrió negando con la cabeza. Volvió a ver a Hinata cuando ésta le colocó una curita en el labio. Las suaves llemas de sus dedos rozando la comisura de ésta.
Estaba tan desorientado que apenas era consciente de la aglomeración de alumnos que se había reuinido alrededor para ver la pelea.
—Ya está.— Dijo Hinata alejándose un paso.
—Gracias—, murmuró apenado.
La ojiperla sonrió de esa manera que sólo podía hacerlo ella, logrando que su corazón saltará en su pecho. Un sentimiento cálido filtrándose en su estómago, sintiéndose extraño.
—¿¡Qué sucede aquí!?— El grito del prefecto llamó la atención de todos, haciendo que los mirones se dispersaran como cucarachas cuando prendes la luz.
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Naruto, Sasuke, Sai, Toneri y Hinata estaban sentados en el pasillo de la dirección, esperando que la directora Tsunade los reciba.
Toneri estaba con una bolsa de hielo en su mejilla hinchada, se lo había dado la enfermera. Sai estaba sentado a su lado, dibujando en su cuaderno como si estuviera en una hora libre. El peliblanco estaba bastante nervioso, nunca había ido a la dirección y no sabía lo que le esperaba.
Miró al asiento del frente, donde encontró a Sasuke con los brazos cruzados sobre el pecho y los ojos cerrados. Parecía tan relajado como si estuviera durmiendo. A su lado estaba Naruto, con uno de sus brazos sobre los hombros de Hinata. Fue testigo de como el rubio le decía algo al oido a la chica y ella se sonrojaba para verlo con reproche, aunque levemente la risa quería salir de sus labios. Se preguntó si toda su piel sería tan suave como lo había sido sus dedos al curarlo y ese sabroso olor a lilas siempre la seguía...
Naruto sonrió al ver la expresión de su novia al decirle que recordaba muy bien como le quedaba su uniforme de gimnasia, recordando la primera ves que ella fue a la dirección. Hinata le dió un leve codazo y volvió su vista a un lado, golpeándolo con un corto mechón de su cabello en la mejilla. Se rió entre dientes y miró al frente.
Su ceño se frunció al ver la mirada extraña de Toneri clavada en su novia. No le molestaba en sí que la mirará, lo que le molestó fue reconocer las ansias que había en ella. Ahora, él sabía identificar esas cosas, las miradas de admiración y anhelo.
Sin darse cuenta, su mano apretó mas el hombro de Hinata, llamando su atención. Cuando lo vió con esa mirada furiosa, apoyo una de sus manos en el pecho de él, logrando que el rubio la mirará. Sus ojos celestes cambiaron de inmediato, llenándose de todo el amor y ternura que sólo tenía para ella. Hinata le preguntó con la mirada qué le pasaba. Por toda respuesta él negó con la cabeza. Su novia entrecerró los ojos, diciéndole que después intentaría que se lo dijera. Naruto sonrió y le dió un beso en la mejilla, guiñándole el ojo cuando ella volvió a sonrojarse.
Una vez que Hinata volvió a mirara a la puerta de Tsunade, él observó a su compalero Toneri. Él también lo estaba viendo, ambos con el ceño fruncido. Naruto reconoció el reto en su mirada, supo que él intentaría robarle a su Hinata.
Él nunca lo permitiría, habían pasado muchas cosas juntos. Habían estado mucho tiempo juntos. Estaba seguro que nadie, aparte de su familia, conocía tanto a Hinata como él.
Un ceja rubia se alzó y sonrió burlón, acercando más a Hinata a él. Ella ni siquiera lo miró, estaba acostumbrada a eso. El ceño de Toneri se frunció un poco más, captando el mensaje. Naruto no desvío su mirada de la gris con celeste de Toneri, seguro que le rompería la nariz si se anima a intentar ponerle un sólo dedo a su novia.
Pero de un momento a otro Toneri sonrió, desconcertandolo.
—Chiss, Hinata..— susurró.
La oji perla enseguida lo miró.
—¿Has hecho lo que te dije?— Preguntó en otro susurró.
Naruto miró a su novia extrañado, ella no le había dicho nada al respecto. Hinata sonrió al peliblanco y asintió con la cabeza.
—¿Y? ¿Te gustó?
—Si, ya lo terminé. Me atrapó completamente.— susurró.
— Sabía que te gustaría. Tengo otro para recomendarte. Te mandaré un mensaje más tarde —, le guiñó un ojo al final.
Naruto lo miró de una manera asesina. ¿Cómo había conseguido él el número de su novia?¿Y de qué tanto estaban hablando? Observó a Hinata reír, tapándose los labios con la mano y asentir. Se puso tenso y se mordió el labio para no estallar allí mismo. Volvió su vista a su compañero y entrecerró los ojos.
No se dejaría vencer.
Continuará...
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