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Oficialmente Novios

Los personajes de Naruto no me pertenecen, sino a Masashi-Sama...

Oficialmente Novios

Las vacaciones se fueron volando. Entre salidas con los amigos y los estudios, a Naruto se le pasó rápido. Pero los momentos que más disfrutaba era con Hinata.

Día por medio salían a algún lugar o simplemente se juntaban en la casa de uno o el otro. El rubio no se lo había contado a nadie, pero eran demasiados obvios. Ahora, cuando caminaban, iban tomados de la mano. No se besaban en público, más que nada porque la ojiperla era muy vergonzosa al respecto. Naruto, por su lado, le encantaba robarle besos cuando estaban solos. El sabor de los labios de su novia era adictivos y le gustaba cada vez más las sensaciones que despertaba en él, aunque siempre quería más.

Empezó a ser más conciente del cuerpo de Hinata, de sus piernas bien formadas y cremosas, de sus finos brazos blancos y suaves. A veces se asombraba al darse cuenta que se le quedaba mirando los pechos o el trasero cuando ella caminaba a algún lugar. Y, aunque sus manos hormigueaban por tocarla, Naruto nunca le faltaría el respeto a Hinata de esa forma.

El rubio había empezado a entrenar nuevamente, con sus ánimos por los cielos, tenía energía de sobra para gastar. Además estaban los estudios, cada vez más difíciles, sumando las lecciones que le daban su tío y Jiraiya para aprender a manejar, estaba muy seguro que pronto estaría listo para sacar una licencia.

Hinata, por su lado, sentía que vivía un cuento de hadas. Naruto correspondía sus sentimientos y le había pedido para que fuera su novia. Esa misma noche se lo había contado a Temari apenas el rubio se había ido a su casa. Al día siguiente se lo había contado a Gaara, el cual la felicitó. Más pronto que tarde, sus amigos de Suna tuvieron que volver, pero Hinata estaba feliz de que Naruto se hubiera hecho amigo de Gaara.

Los días que pasaba junto a él eran los mejores y aunque su relación parecía no haber cambiado, cuando estaban a solas era distinto. Naruto siempre estaba al pendiente de ella, parecía no poder tener las manos lejos de la ojiperla. A Hinata tampoco le molestaba, cada vez que sus manos se tocaban una corriente paseaba por su cuerpo logrando que se estremaciera. Sus besos eran cortos pero devastadores y había veces que Hinata no quería que terminarán nunca. Sus sentimientos eran encontrados, ya que su timidez le prohibía dar el primer paso, pero una vez que su novio posaba sus labios sobre ella, no quería que parará. A veces se asombraba al sentir que era demasiado leve sus contactos, Hinata quería más, aunque no sabía qué era exactamente.

Sus padres se enteraron una semana antes de que comenzaran las clases. Al principio no habían sospechado, ya que era habitual que los amigos se vieran mucho, pero Hikari, un día que pasaba por la habitación de su hija con el canasto de ropa, los escuchó.

La puerta estaba cerrada, no era de extrañar, casi siempre lo estaba, porque, supuestamente, no querían distracción mientras estudiaban. No le prestó mucha atención, pero se detuvo al escuchar la risita de su hija. Se acercó un poco a la puerta, por mera curiosidad y escuchó la voz de Hinata en un susurro lo bastante alto para que ella lo escuchará.

—Na-Naruto, mi mamá pue-puede entrar en cu-cualquier momento...

Hikari frunció un poco el ceño y acercó su oido un poco más, cautelosa de no hacer ruido que la delatará.

—Shh, no pasa nada–. La voz de Naruto se escuchó divertida y distinguió el sonido que dan los besos ruidosos.

Hikari abrió los ojos asombrada y pegó el oido en la puerta para escuchar.

—Na-ru-to– protestó cortada por besos, por lo que pudo escuchar.

—Te quiero.– Dijo Naruto con una risita.

—Y-yo también, te quiero.

Una sonrisa deslumbrante nació de los labios de la Hyūga mayor e intentó no reírse hasta estar suficiente lejos de la puerta. Su hija tenía su primer novio...

Su ceño se frunció al darse cuenta que Hinata no le había dicho nada. Con un suspiró, colocó la ropa en la lavadora, «los adolescentes de hoy son muy callados» pensó con disgusto al recordar como Hiashi había ido a hablar con su padre cuando quiso salir con ella.

Tendría que hablar con Naruto al respecto, si quería hacer las cosas bien tenía que enseñarle, después de todo él no había tenido quién le dijera al respecto.

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Naruto sabía que estaba llegando a un límite, pero sus labios no querían separarse de Hinata. Ya llegaba la hora de irse y ese era el momento más difícil de él. Sus labios ya se conocían, él disfrutaba los besos inocentes, pero devastadores, que compartían, pero él quería algo más. Su cuerpo le exigía más.

Cauteloso, pasó su lengua por el labio inferior de Hinata, sus manos se apretaron más en su cintura, pegándole a su cuerpo. Sintió el temblor de Hinata y como ella abría levemente los labios por la insistencia de su lengua. Cuando ésta se metió dentro de su boca fue como si un rayo lo alcanzará, su cuerpo como el de su novia, se puso tenso y caluroso. Un sonido ahogado salió de su garganta cuando profundizó más el beso, cuando saboreó con su lengua el dulce sabor de la boca de Hinata.

Hinata apretó más su cabello en puños y trato de seguirlo, eran inexpertos, pero pronto sus cuerpos se hicieron cargo de ello. Naruto también se pegó más a ella, sintiendo que se quedaba sin aire, pero aún así no quería separase para tomar oxígeno. La necesidad de sentir a Hinata era mucho más fuerte. Sentía un cosquilleo en la boca del estómago y mordió sus labios al sentir que no era suficiente.

Cuando la falta de aire le obligó a separase de ella, ambos jadeaban buscando oxígeno. Naruto abrió los ojos lentamente para ver a su novia y su estómago se tensó al verla. Sus ojos grises nebulosos, brillantes y desconcertados, mirándolo con una mezcla de sorpresa y ganas de más. Sonrojada, acalorada, sus labios inchados, rojos y brillantes, entreabiertos respirando rápidamente igual que él.

Quería seguir besándola, experimentar ese sentimiento tan profundo, raro pero placentero que había sentido. Su calor aumentó al sentir que sus pechos se tocaban cada vez que inhalaban aire. Sintió sus mejillas arder al darse cuenta que en sus pantalones había una actividad que no quería que ella se diera cuenta. Se alejó un poco de ella, sólo para recuperarse, hacía tres semanas que eran novios y todavía no lo sabía nadie de la familia de ella o de él, pero Naruto lo disfrutaba. Sabía que una vez que se enteraran no podrían estar mucho a solas. Era de esperarse, sabía de los chaperones y todo eso, aunque nunca había entendido el por qué.

Ahora lo sabía muy bien, las hormonas de una adolescente te hacían cometer locuras. Naruto sabía lo que era el sexo, por eso en el instituto se daban clases de " Educación Sexual". Cuando el profesor les decía que en el momento no iban a recordar nada, solo iban a actuar, no lo creyó posible. Pero ahora sabía que era verdad.

Recien se estaba recuperando cuando la madre de Hinata los llamó desde abajo. Ambos dieron un respingón y se miraron asustados de que los cazarán en una situación tan comprometedora. Hinata corrió a la puerta y sacó la cabeza para contestar a su madre.

—¡Ya vamos!

Naruto se levantó antes de que ella se volteara y cubrió su erección con su remera ancha. Agradeció en silencio tener una predilección por la ropa olgada.

—De-debo ir al baño...— Tartamudeo nervioso y sonrojado.

Hinata lo miró, desconcertada de que él fuera el tímido ahora, pero asintió de inmediato. Abrió la puerta lo suficiente para que salieran y volveo a cerrarla. Naruto no perdió tiempo y bajó corriendo por las escaleras y se encerró en el baño de la plata baja mientras ella corría al de arriba. Hinata se observó en el espejo, sus labios brillaban como sus ojos y estaba tan roja que todo su cuerpo la delataba.

Se tiró agua helada a la cara, a ver si eso podía bajar ese calor que sentía en el cuerpo. En su estómago había un nudo y se sentía extraña. Cuando se sentó en el inodoro, se dió cuenta que su braga estaba humeda. Con una vergüenza atros, se limpió y decidió que apenas Naruto se fuera se bañaría con agua helada.

Cuando Naruto salió del baño, se encontró de frente con Hikari, la madre de Hinata. Sonrió con cariño, a la señora Hyūga la apreciaba como si de una madre se tratará. Ella siempre había sido cariñosa y comprensiva, y él la adoraba.

— Hikari-San...

—Tengo que hablar contigo seriamente, Naruto.– Le interrumpió ella con el ceño fruncido.

Un ceja rubia se alzó al escuchar su tono, pero asintió de todos modos. Hikari observó las escaleras y le hizo señas de que la siguiera. Naruto caminó trás ella, sin saber qué era lo que pasaba, estaba muy intrigado. Una sola vez Hikari le había hablado de ese modo, recordó que seriamente le había explicado que él no había tenido la culpa cuando Hinata había resultado herida y como nada de eso había pasado ahora, no sabía que más podría decirle.

Hikari abrió la puerta del estudio del señor Hiashi y le hizo señas para que entrara. Naruto observó las escaleras una vez más, por si Hinata volvía, pero la madre de ella le habló.

—Luego de hablar contigo, hablaré con ella. Entra.

Naruto se tensó, el asunto era bastante serio por el tono que utilizo y decidió hacerle caso. Hikari le hizo una seña con la mano para que se sentará en un sillón y ella lo hizo a su lado. Naruto movía los dedos de sus pies nerviosamente, los contraía y estiraba una y otra vez, esperando que hablará la mujer que más respetaba en su vida.

—Bien, Naruto. Quiero que sepas que no estoy enojada por esto.— Dijo mirándolo a los ojos—. Tal vez algo decepcionada de que no me lo hayan dicho antes... ¿Desde cuándo?

El rubio miraba a Hikari sin comprender y negó con la cabeza.

—No entiendo dattebayo. ¿Desde cuándo qué?

La Hyūga sonrió con suspicacia y le guiñó un ojo.

—No tienes que fingir más muchacho, yo lo sé. Pero tienes que prepararte para lo que será Hiashi, él sí que pondrá el grito en el cielo.

Naruto se tensó, un escalofrío recorrió su columna y tembló. Ella no podría... se había dado cuenta...

—No me mires con es cara, Naruto. Los escuché hoy cuando pase por la puerta. ¿Cómo puede ser que no nos hayan dicho nada? Hinata será castigada por esto.

—Por favor Hikari-San. No es necesario eso.— Exclamó Naruto sintiendo su cara roja y agitando las manos desenfrenadamente.

—¡Claro que sí! Ustedes son jóvenes y tú no le has pedido permiso a su padre, ¿Cómo crees que reaccionará Hiashi?— Naruto hizo una mueca entre dolorosa e incómoda.—¡Si! ¿Ahora entiendes de lo que hablo?– Él asintió, bajando la mirada— No me mal intérpretes, sé que se quieren y que ambos están enamorados, es más ya me preguntaba ¡cuándo se animarían a declararse! Sé que eres un buen muchacho y nunca faltarías el respeto a Hinata...

—¡Eso nunca Hikari-San!– Le interrumpió, decidido, clavando su mirada en la de ella.

— Tranquilo, lo sé perfectamente cariño. —Ella sonrió y le tomó una de las manos.— No sé a quién agradecer de que mi Hinata alla conseguido a un chico como tú. Eres leal, cariñoso, amable, divertido... — Ella se rió entre dientes al ver como la cara bronceada del rubio adquiría un color parecido al bordo.«Inocente además», no iba a decirlo, pero lo pensó por su reacción.

— Sólo quiero decirte que yo apruebo su relación de noviazgo. Pero debes hablar seriamente con Hiashi si quieres continuar con Hinata—. Naruto asintió, serio—. Su padre no es muy demostrativo, pero ama a sus hijas y no le prohibirá ser feliz.

—Lo haré, lo prometo ttebayo.

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Hinata se estaba arreglado para dormir cuando unos toques suves en su puerta la detuvieron.

—Adelante.

La puerta se abrió dejando ver a su madre con una sonrisa. Ella pasó y la ojiperla menor le sonrió. Su madre cerró la puerta una vez que entró y la observó.

—¿Qué sucede mamá?– Preguntó mientras se acostaba en la cama.

Hikari sonrió y se sentó al borde de la cama.

— Quería hablar un poco contigo antes de dormir.

Hinata acomodó la almohada para quedarse sentada mientras esperaba que su madre comenzará a hablar. Cuando se dió cuenta que ella la miraba fijamente se sintió algo nerviosa.

— Quiero que me cuentes cómo pasó.

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Naruto, nervioso, miró al padre de su novia frente a él. Sabía que lo encontraría en la empresa ese día y al ser el accionista con mayor acciones no le prohibieron la entrada. Quería terminar de una vez el asunto que ni le había dejado dormir.

A la noche había hablado con Kurama, contándole al fin a alguien sobre el noviazgo que había empezado con Hinata. Su tío lo había reprendido por no haberle dicho antes y le había explicada que era importante que el chico hablará con los padres de una chica antes de formalizar su relación.

Si bien Kurama sabía lo de los sentimientos de ambos, no creyó que Naruto le pediría a Hinata que fuera su novia. Más que pedirle, lo había ordenado, por lo que le había dicho su sobrino. Le ayudo a Naruto para que sepa que decirle a Hiashi una vez que estuviera frente a él y aunque el rubio había prestado mucha atención, no recordaba una palabra.

Hiashi le hizo una seña para que se sentara frente al escritorio, en una silla enorme y cómoda. Naruto así lo hizo y comenzó a mirar a todos lados, buscando algo que lo distraerse.

—¿Necesitabas saber algo de la empresa Naruto?– Pregunto Hiashi, logrando que el rubio lo mirará nuevamente.

—Ah.. umm... No, es... algo personal— susurró.

Hiashi alzó una ceja al escucharlo, no hablaba mucho con el amigo de su hija mayor, pero lo apreciaba. Había aprendido que el muchacho era bueno y leal, aunque algo distraido e hiperactivo, revoltoso y ruidoso, pero era una chico que había logrado ganarse su respeto con su determinación. Lo notaba nervioso y ansioso a la vez, él estaba bastante curioso por saber el asunto que lo había llevado a su oficina ese día.

—¿De qué se trata?– Le preguntó al ver que no hacía ademán de decir otra cosa.

—Es... sobre Hinata.— Hiashi frunció el ceño, instintivamente y Naruto trago saliva.— Venía a pedirle permiso, señor.

El Hyūga se tensó, se sentó tan derecho que parecía que tenía una tabla en la espalda.

—¿Para qué?– Su voz sonaba tranquila, pero sus ojos brillaban con advertencia.

Naruto sentía su cara arder, pero estaba decidido a hacer las cosas bien.

— Para poder salir con Hinata. Mis intenciones con ella son honorables—, se apresuró a aclarar al ver que el padre de su amiga abría la boca—. Yo me enamoré de ella y desearía que usted apruebe nuestro noviazgo.

Si las miradas matarán, Naruto estaba seguro que hubiera caído tieso en ese mismo momento. La mirada de Hiashi era feroz, pero cuando parpadeó la cambió, sólo un poco.

—Noviazgo...— susurró él.—¿Tú quieres ser el novio de mi hija?

El rubio carraspeó, removiendose inquieto en el asiento.

—Ella... Hinata ha aceptado mis sentimientos y los corresponde. A mi... A ambos, nos gustaría que usted apruebe nuestro noviazgo.

Hiashi se quedó en silencio tanto tiempo, que Naruto pensó que se iba a negar, hasta que el Hyūga suspiró.

—Creo que mi niña ya no lo es tanto—, se lamentó mirando la foto que tenía de sus hijas al lado del monitor de la computadora. Luego volvió a verlo, con una leve sonrisa.— Te conozco lo suficiente, Naruto, para saber que no jugarías con mi hija. Y de verdad apreció que vengas a decírmelo...— El rubio sonrió levemente por sus palabras.— Pero te estaré vigilando, no te pases de listo.

Naruto carcajeo y se levantó, estrechó la mano de su suegro con una gran sonrisa.

— Se lo aseguró Hiashi-San. Amo a Hinata y sólo quiero hacerla feliz, dattebayo.

— Son jóvenes, Naruto. No olvides eso, quiero que mi hija se reciba y estudie en la Universidad. Tú debes hacerte cargo de esta enorme empresa después de estudiar. No se apresuren,— le aconsejó.

— Si, señor.

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Cuando las clases comenzaron nuevamente, Hinata y Naruto era oficialmente novios.

Muchos alumnos de Konohakure se asombraron al ver llegar a los amigos tomados de las manos. El club de fans de el rubio casi mató con la mirada a la ojiperla, pero ella estaba demasiado felíz para prestarles siquiera un poco de atención. Naruto notó las miradas que le dirigían y sonrió triunfal, para él estaba con la chica más linda, inteligente y valiente de la escuela.

Ese año él usaba un morral y Hinata seguía usando su maletín del primer año. Pasó uno de sus brazos por el hombro de su novia y le sacó el maletin para llevárselo él. La ojiperla lo miró con una sonrisa y él le sonrió antes de depositarle un inocente beso en la mejilla. Hinata se sonrojó y bajó la mirada, pero su sonrisa no se borraba. Cuando estaban llegando a donde el director daría el discurso de principio de año, se cruzaron con Tamaki, Kiba y Shino. Los tres se asombraron al verlos abrazados.

—¡Hey! Al fin te animaste.– Dijo Kiba en forma de saludo al rubio.

— Cállate Kiba.– Le respondió, aunque sonreía de oreja a oreja.

Tamaki los saludo a ambos con un beso y cuando abrazó a Hinata le habló al oído.

—Te deseo lo mejor amiga.

Hinata la miró con una sonrisa cuando se separaron.

— Gracias— le susurró.

— Eran demasiados obvios. Kiba me debes 40..– Dijo Shino alargando la mano a su amigo castaño que refunfuñaba y sacaba unos billetes de su pantalón.

—¿Eh? ¿Obvios?– Preguntó el rubio viendo como el de gafas contaba los billetes.

—Si, demasiado.— contestó acomodándose las gafas en el puente de la nariz.— Tanto que con Kiba apostamos cuándo se pondrían de novios. Yo dije que sería en las vacaciones y Kiba después del inicio de clases.— Contó encogiéndose de hombros.

Hinata enrojeció y Naruto sonrió.

Todos entraron en el auditorio donde Danzō daría el discurso de principio de año y se sorprendieron al ver a Tsunade en su lugar. La antigua directora contó que volvería a asumir su cargo ese año y que estaba contenta de hacerlo. Les contó las típicas normas que los chicos del último año ya sabían. Así que Naruto no prestó mucha atención, aprovechaba que estaban en la última fila y acariciaba la rodilla de su novia mientras olía el perfume de lilas de su cabello. Hinata intentaba prestar atención, pero la cercanía de Naruto se lo ponía imposible.

—B-basta..– le susurraba con una sonrisa intentando sacarselo de encima.

Naruto sonreía y la dejaba unos minutos para volver a atormentarla nuevamente. Esa sensación rara nacía de él cada vez que estaba cerca de Hinata. Ya no le bastaba tenerla cerca, sus manos ormigueaban por tocarla y sus labios morían por besarla, era una necesidad más fuerte que sus fuerzas.

El rubio estaba demasiado concentrado arrastrando su nariz por el cuello suave de Hinata y jugando con el cabello corto con sus dedos, cuando un golpe en su nuca(que le pico bastante) lo hizo respingar. Naruto se giró para ver con mala cara a la persona que lo había interrumpido y se congeló con su rostro completamente rosa.

—¡Compórtate Naruto!– Susurró enojado Iruka con el ceño fruncido.

— S-si I-Iruka-Sensei— susurró él, sacando el brazo de los hombros de su novia, sentándose derecho y mirando al auditorio.

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Hinata estaba rebosante de felicidad cuando vio que ese año, Naruto y ella estarían en la misma aula. Todos sus amigos, desde Sasuke y Sakura, hasta Tamaki y Kiba, estarían juntos. Por suerte los que le habían hecho la vida imposible los anteriores años estarían en la otra aula.

Se sentó en el pupitre de al lado de Naruto, que era el que estaba contra la pared y era el ante último de la fila. El Sensei de ese año entró, tenía un barbijo que le cubría la mitad de la cara, el cabello gris plata rebelde y en punta. Era muy apuesto, penso Hinata, joven y con unos extraordinarios ojos pequeños y negros. Su boca y nariz estaban ocultas, pero sus ojos eran muy expresivos y pudo notar que sonreía por ellos.

El maestro dejó varios papeles en su escritorio y se apoyó en el para mirar a toda la clase. El silencio era sepulcral. Las chicas miraban al maestro con los ojos brillosos, su camisa blanca se señia a su torso delgado y bien formado, los pantalones azules oscuros, aunque flojos, mostraban sus muslos musculosos. Las hormonas de las adolescentes se revolucionaron al verlo.

— Buenas para todos,— saludo el peliblanco con voz grave.— Mi nombre es Kakashi Hatake.— Dijo mientras lo escribía en el pizarrón. Se dió medía vuelta con sus ojos sonrientes.— Pueden decirme Kakashi-Sensei y seré su tutor éste año.

Los chicos del aula fruncieron el ceño al escuchar el suspiro colectivo de las chicas.

— Antes de empezar con nada, hay alguien a quien les quiero presentar. — Dijo caminando a la puerta, la cual corrió.— Entra—, pidió mientras se hacía a un lado.

Un chico alto de cabello plateado entró, este no era como del maestro. Su cabello era lacio, brillante y fino, sus facciones eran angulosas y delicadas. La tez blanca y limpia con unos incribles ojos grises con tintes azules miró a los chicos que estaban sentados en el aula.

— Él es Toneri Otsutsuki y viene del instituto Byakugan. ¿Fuiste trasladado, no?– Preguntó mirándolo, por toda respuesta el chico asintió.— Muy bien,busquemos un lugar para tí— dijo apoyando su mano en el hombro del estudiante.— Mira al final de la fila de la pared hay un lugar libre.

Hinata se tensó al escucharlo y miró sobre su hombro al pupitre atrás suyo. Cuando volvió la mirada al frente el chico ya caminaba hacía allí. Toneri ni siquiera la miró, sólo fue directo a su lugar y se sentó.

La clase siguió normalmente, charlando sobre ellos, presentándose al nuevo tutor. Kakashi dió el ejemplo.

— Deben decirme sus nombres y sus sueños, lo que desean hacer cuando terminen la escuela. Este año se reciben y supongo que deben tener una leve idea.

Se escucharon murmullos por todo el salón, pero nada en particular.

— Empezaré yo para que no tengan vergüenza.— Dijo Kakashi apoyándose en su escritorio con los brazos cruzados en el pecho.— Como bien saben ya, mi nombre es Kakashi Hatake...— se quedó en silencio un momento, pensando.— No tengo ningún gusto en particular y me disgustan muchas cosas. Mi sueño era ser maestro y ya lo he hecho—, se encogió de hombros—. Ahora ustedes.

Hinata miró a Naruto que se ladeó hacía ella para susurrarle:

— No ha dicho nada de él realmente— con una ceja alzada.

Hinata rió levemente y negó con la cabeza.

Varios dijeron sus sueños, como por ejemplo Kiba que quería ser entrenador de perros, Tamaki que quería ser veterinaria y Shino encontrar nuevas especies de insectos y estudiar todas las que pudiera. Otros como Sasuke, sólo dijeron su nombre y esquivaron lo demás, como bien había hecho el propio Sensei. Cuando fue el turno de Naruto, Hinata lo miró con una sonrisa de orgullo y admiración.

— Mi nombre es Naruto Uzumaki ttebayo. Me molesta la falsedad y me gusta Hinata.— Él la miró con una sonrisa ladeada, mientras ella quería que la trague la tierra. Las risas en el aula no tardaron en llegar y la ojiperla sentía que estaba cerca del desmayo y la cara le ardía como si estuviera prendida fuego. Naruto disfrutó de su reacción y siguió hablando como si nada.— Mi sueño es ser el mejor dattebayo, mi padre me ha dejado una enorme responsabilidad y deseo que él se sienta orgulloso de donde sea que me vea.

Naruto se sentó y la miró sonriendo de esa forma zorruna que a Hinata tanto le gustaba. Kakashi carraspeó para llamar su atención y ella se levantó con una gran timidez comenzó a hablar viendo la mesa de su pupitre.

—M-mi nombre es Hi-Hinata Hyūga. Me molesta las injusticias y... y me gusta...— Miró de reojo a Naruto, él la observaba como si no hubiera nada más que ella.— M-me gusta...— susurró jugando con sus dedos.

— Bueno, obviemos de que te gusta Naruto.– dijo Kakashi con la voz risueña.

Hinata enrojeció más si se podía y asintió en forma brusca, con las risas retumbando en las cuatro paredes.

— Cuéntanos tu sueño Hinata— pidió el Sensei.

Ella carraspeó y se mojó los labios resecos.

— M-mi sueño es ayudar a los demás. Aún no sé si hacer una carrera de ayudante social o de psicología. Pero estaría centrada en la edad de la escuela, en los niños. — Dijo con una sonrisa y se sentó, contenta con su respuesta.

Hinata miró a su novio que la seguía observando, con orgullo y una sonrisa embobada. El ruido en su espalda la hizo parpadear y miró al chico que se había levantado.

— Mi nombre es Toneri Otsutsuki. No me gusta los que se creen más de lo que pueden ser y me gusta el anime.– Dice desinteresado y alzando un hombro.— Mi sueño es lograr hacer un manga que se distrubuya en todo el mundo.

Toneri volvió a sentarse y tomó el lápiz con el cual estaba garabateando en una hoja y se encerró en él mismo de nuevo. Hinata ladeó el rostro sin dejar de verlo, le parecio... interesante su sueño y pudo apreciar la soledad en sus ojos.

Naruto miró a su novia observando al chico nuevo y frunció el ceño. Conocía la mirada que le estaba dirigiendo y suspiró. Seguramente ya estaría haciendo un plan para unirlo al grupo. Él no tendría problema, mientras ese chico extraño no se acercará de más a Hinata, Naruto lo aceptaría de buena gana.

Continuará...

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