Nuevo Comienzo
Advertencia: Drama y más drama... No digan que no los advertí...
Capítulo 13
Nuevo comienzo
Las cosas fueron mal después de esa pelea en el comedor.
A Naruto lo suspendieron por una semana por golpear a varios compañeros y la amistad de los dos chicos se rajó cuando el rubio volvió y Sakura le quitaba todo el tiempo.
Hinata sólo podía apretar los puños cada vez que veía que su amigo venía a ellos y la pelirrosa lo interceptaba en medio camino, llevándolo hacía otro lado. La oji perla se entristecía cada vez que eso pasaba, pero no podía evitar enojarse también, porque los celos la consumían.
Sasuke por un lado observaba todo de la distancia y estaba cada vez más solitario que de costumbre. Ya no le atraía molestar a los demás y no se sentía muy bien consigo mismo cuando veía los rasgos tristes de Hinata. La prefería cuando ésta lo enfrentaba con el ceño fruncido o cuando sonreía con sus otros amigos. Mientras que en su casa, Madara estaba cada vez de peor humor. Itachi, su hermano había vuelto, pero estaba tan poco en la mansión, que era como si todavía estuviera en el extranjero.
Sakura retomó la vieja amistad que tenía con el rubio, buscando una sobreprotección, que sólo creía encontrarla en él. Después del desengaño amoroso que sufrió gracias a Deidara, creyó que con Naruto lograría superponerse. Se había enterado que su relación con el rubio de coleta había sido todo una farsa, él había apostado con sus amigos que podía llevarla a la cama endulzandole los oídos. Desgraciadamente para ella, Deidara había ganado.
Kurama había vuelto con las pruebas que necesitaba para decirle la verdad a su sobrino. Pero todavía no se animaba a dar el paso, aunque estaba arreglando todo para hablar con Hiruzen. Creía que si primero se lo decía al tutor, que lo conocía mucho mejor que él, junto con Jiraiya, podría decirle sobre su parentesco.
Hiashi seguía trabajando horas extras, buscando la información que Obito le había pedido encontrar. Y por fin había logrado encontrar un viejo recibo al nombre del socio con mayor porcentaje de la empresa. Ahora sólo le quedaba saber si todavía había un familiar directo de Minato Namikaze, para que le sacará el mando a Madara. Y para eso sólo le quedaba preguntar a la única persona que estaba seguro que tendría esa información. Shukaku Nara.
Naruto, tenía una pelea en su interior. Le agradaba pasar tiempo junto con Sakura, después de todo ella era la chica que le gustaba. Pero se sorprendía al darse cuenta, que con la única que quería estar era con Hinata. Pero la pelirrosa se lo dificultaba, ya que siempre que quería ir con sus amigos, ella aparecía diciéndole que estudiará, almorzará, caminará, entrará, salga con ella. Y como él no sabía cómo decirle que quería estar con sus amigos, sin sonar mal educado, siempre accedía.
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Un mes después de la pelea
Naruto saludó con la mano con una sonrisa algo tensa hasta que Sakura ingreso a su casa. Una vez que la puerta se cerró, relajó los músculos de su rostro y bajó el brazo como si le pesara toneladas. Le gustaba pasar tiempo con la pelirrosa, pero no era como la recordaba o como había imaginado.
Sakura tenía un carácter fuerte y dominante, aveces tenía miedo de decir algo que le molestará, ya que se volvía algo violenta. Al principio creyó que podría haber sido por el engaño de Deidara, pero, en teoría, ella ya se había recuperado y ni siquiera hablaba de él.
Comenzó a caminar con las manos en los bolsillos y el retorcijon de su estómago le avisó que la comida que le había hecho Sakura no le había caído bien. Hizo una mueca mientras se tomaba el estómago y seguía caminando. De verdad que el rostro se le había iluminado cuando ella le había dicho que había preparado el bento para él, pero el sabor sólo lo había puesto pálido. Obviamente había comido para no despreciarle el acto, pero definitivamente prefería mil veces la comida que le había preparado Hinata.
Sonrió al recordar la primera vez que Hinata le había ofrecido su almuerzo. El sabor había sido exquisito, tal vez por eso se había acostumbrado a su perfecta sazón.
Siguió caminando, pensando en su amiga que hacía tiempo que no hablaban. Si bien él le había mandado mensajes, ella le contestaba muy pocos y él creía, que tal vez y sólo tal vez, ella estaría enojada con él. Pateó una piedrita y bufó, hacía mucho que le hubiera gustado que Sakura le prestará esa atención que ahora ella le daba. Pero extrañaba en demasía a su amiga.
Llegó a su casa y entró, dejó todas las cosas en una esquina y entró a la sala para saludar a Hiruzen. Se detuvo en seco al ver a Kurama y Jiraiya sentados en el sofa. Sonrió, pero poco a poco su sonrisa se fue al ver sus rostros serios y frunció el ceño.
—¿Qué sucede Ttebayo?
—Naruto.. – Hiruzen le hizo una seña para que se sentará en un sofá individual cerca de ellos.— Tenemos que hablar.
El rubio no entendía nada, pero el tono que utilizó su tutor no le gustó mucho. Tomo asiento y miró a los tres hombres frente a él.
— Naruto, el señor Kurama quería hablar contigo.– Le dijo el anciano y el rubio alzó una ceja.
Naruto miró al pelirrojo esperando escuchar lo que sea que tenga que decirle, pero en vez de hablar él le extendió un documento. El rubio lo tomó sin saber qué era, hasta que reconoció que era la identificación del pelirrojo.
—¿Para qué quie...?– La pregunta se le quedó atorada en la boca al leerlo.
KURAMA UZUMAKI.
El oji azul permaneció con la boca abierta, igual que sus ojos. Tal vez podría ser una casualidad, pensó. Levantó la vista, negándose a entender lo que decía el papel.
—Naruto,– Habló Jiraiya llamando su atención.— Kurama es el primo de tu madre.
El rubio quedó congelado, con los ojos desorbitados, casi sin respirar, mirando a Kurama que no había cambiado su expresión. Tantas preguntas volaron por su mente, si bien Hiruzen se había hecho cargo de él, no había conocido a sus padres y no tenía fotos de ellos. El pelirrojo no dijo nada, sólo le extendió otra carpeta, que él tomó con las extremidades temblorosas. Cuando lo abrió, sintió una opresión en su pecho y como sus ojos se llenaban de lágrimas.
Una mujer muy bonita, de un largo cabello pelirrojo y ojos violetas se veía que sonreía a la cámara. Supo en seguida que esa mujer era su madre y más al verla junto con un hombre rubio, de ojos celestes como los suyos, con una sonrisa calida, que contrarestaba la gran energía que tenía la mujer pelirroja.
—Ella es Kushina.– Habló por primera vez Kurama.— Puede que no te parezcas mucho físicamente, pero puedo asegurarte que tienes un caracter muy parecido.
Naruto alzó la mirada para ver a su tío, sintiendo como su vista se nublaba por las lágrimas que se acoplaron en sus ojos. Parpadeó para sacarlas.
— Físicamente hablando, eres muy parecido a tu padre. Él es Minato Namikaze.
Los ojos de Naruto se abrieron un poco más al saber el nombre de su padre. Obviamente sabía el de su madre, pero su padre era un completo misterio para él. Sonrió y bajo la mirada a la foto, acariciando con la llema de los dedo los rostros de esa pareja que parecía tan feliz.
—Hay más fotos.– Le avisó Kurama.
Naruto se apresuró en ver la siguiente y allí vió a una versión del Sensei de su amiga más joven junto con su madre. El cabello era levemente parecido y Kushina hacía el signo de paz y amor con las manos, mientras Kurama guiñaba un ojo con una sonrisa que nunca vió. Por un lado se sorprendió, él creía que el pelirrojo no reía de esa forma.
La siguiente foto logró que las lágrimas cayeran en cascada. Sorbiendo la nariz y limpiándose los ojos con la manga de la camisa del instituto, observó la imagen con una sonrisa. Kushina mostraba la hermosa sonrisa que ya había visto, también estaba su padre, pero lo que le hizo llorar más es que él estaba en el medio de ellos. Sus enormes ojos celestes, la pequeña mota rubia y las marcas en las mejillas lo delataban.
—Naruto, hay algo más que quiero decirte..– Susurró Kurama logrando que él lo viera, aunque la sonrisa no se la borraba nadie.— Tu padre, Minato, era un chico de una familia muy poderosa. Tus abuelos no querían que él se hiciera cargo de tí.– El rubio alzó ambas cejas.— Engañaron a tu padre para que dejará a Kushina cuando se enteraron de su relación. Aunque ya era tarde, tú venías en camino, pero eso ellos no lo sabían, ni siquiera tus padres lo sabían.
El oji azul volvió a mirar ls foto de sus padres con él en brazos.
— Cuando Minato se enteró de tu nacimiento, volvió, queriendo quedarse contigo y Kushina. Pero cuando iban a hacerlo legal ocurrió el accidente que ya sabes.
Naruto asintió, sabiendo esa vieja historia y no queriendo recordarla. Preguntas mucho más importantes se acoplaron en su mente de su madre y ahora que tenía quién se las conteste, no dudaría en hacerlas.
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Hinata terminó la tarea que habían mandado en historia mundial y cerró la carpeta con un suspiro. Ya había anochecido y ya habían cenado temprano aprovechando de que su padre no había hecho horas extras.
Se levantó del escritorio y se tiró en la cama, boca arriba. Con su cabello esparcido por la almohada de cualquier forma y la mirada perdida en el techo se quedó tildada. Su celular vibró y ladeo la cabeza para mirarlo sobre la mesita de noche. No estaba cansada, físicamente hablando, pero si agotada mentalmente. La escuela la ayudaba a estar ocupada, muchas tareas y trabajos prácticos. Para lo único que tenía tiempo era para entrenar con su Sensei a la mañana y le gustaba que Kurama haya vuelto.
Cuando sus ojos se estaban cerrando de nuevo, su celular volvió a vibrar, haciéndola abrir los ojos de nuevo. Con un suspiro colocó su cuerpo de costado y agarro el aparato para ver quién era. Todo su sueño voló lejos cuando vio el remitente.
Naruto
Desbloqueo la pantalla y leyó los mensajes que le había mandado.
Hola Hina, ¿Cómo estás?
¿Qué estás haciendo?
Suspiró y dejó el teléfono nuevamente sobre la mesita, sabía que estaba siendo algo infantil, pero prefería alejarse de él antes de que le contará que salía con la pelirrosa.
Aveces era mejor alejarse cuando aún había tiempo para no salir lastimada.
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Hinata tomó un poco de agua antes de subir a bañarse para ir a la escuela. Su sensei guardaba las coasa que habían utilizado esa mañana y subió corriendo por las escaleras para aceasarse rápido.
Después de salir de la ducha, ya con el uniforme tomó su celular, después de ponerse la mochila para mirar la hora. Frunció el ceño al ver que tenía un mensaje tan temprano y lo abrió.
Naruto
Hina, tengo que contarte algo muy importante.¿Podemos juntarnos para almorzar? En el árbol de siempre.¡Te espero!
Hinata sintió a su corazón que golpeaba fuerte sobre su pecho e intentó respirar con tranquilidad. Suponía que quería decirle sobre su relación con Hanuro y aunque ella no quería saberlo le contesto.
De acuerdo. Nos vemos allí.
Kurama la llevó como siempre y vió como su rubio amigo entraba al instituto con Sakura colgando de su brazo. Desvío la mirada e ingresó a la escuela con la mirada baja. Estaba tan deprimida que no se percató que había alguien frente a ella hasta que lo chocó.
—L-lo siento.– Levantó la mirada sonrojada y abrió los ojos de par en par al ver al chico que había chocado sin querer.
—Hyūga.
Endureció sus rasgos cuando observó la media sonrisa soncarrona de Sasuke. Entrecerró los ojos y esperó algún comentario hiriente de su parte.
—Uchiha.– Lo saludo con frialdad.
La oji perla empezó a sentirse algo incómoda, notaba que los demás estudiantes caminaban a su alrededor y susurraban. Esperó unos minutos, pensado que el azabache diría algo, pero nunca pasó. Abrió los ojos de par en par y se quedó congelada cuando el Uchiha posó una de sus manos en sus cabellos y lo revolvió como si fuera un cachorro.
Frunció el ceño y apartó la mano de un manotazo, mientras los ojos negros de Sasuke brillaban con diversión.
—¿Qué significa esto?– Le preguntó escéptica.
El azabache se encogió de un hombro y escondió sus manos en los bolsillos de su pantalón. Hinata frunció más en ceño, entrecerró los ojos e hizo una mueca con sus labios. Por más que quisiera no podía entender al azabache.
—No so-soy un cachorro p-para que me toque de ese mo-modo...
—Hmp.
La oji perla hizo un mohin con los labios y apretó los puños a los costados de su cuerpo. Era obvio que estaba buscando enojarla y ella no estaba de un buen humor para aguantar los problemas del azabache.
—Con permiso.– Dijo al hacer un paso al costado para pasar.
Caminó sintiendo la mirada oscura en su nuca y sonrió al ver a sus amigos en la entrada de la escuela. Corrió a ellos y los saludo para ingresar a sus respectivos salones.
La mañana no fue muy buena para Hinata. No pudo concentrarse en lo más mínimo en las clases de física y su mente viajaba lejos de la escuela. Intentando imaginar varias cosas que Naruto le quisiera decir.
Cuando al fin el timbre sonó avisando el descanso, ella respingo en su lugar y, con mucha lentitud, saco el bento y salió a esperar al rubio en el árbol donde habían compartido tantos almuerzo juntos.
El cielo estaba gris, las nuebes obscurecian el día, el viento soplaba suave, haciendo ondear el cabello largo de la ojiperla. Hinata se sentó bajo el árbol desnudo, sin una hoja por el crudo invierno que había azotado ese año. Comió la mitad del bento, esperando a un Naruto que nunca llegó a su encuentro. Algo cansada de espearlo, decidió entrar al comedor cuando los relámpagos del cielo amenazaban con que se acercaba la tormenta. Moentras caminaba algo ida y preguntándose dónde estaría su rubio amigo, escucho a dos chicas hablando muy animadamente al frente de ella.
—Yo creó que hacen una bonita pareja..
—Me han dicho que Hanuro-San y Naruto-Senpai son amigos de la infancia.
—Por eso la habrá defendido de esa forma de su ex ¿no crees?
— Naruto-Senpai ha estado enamorado de ella desde siempre. Es obvio. Ahora ella se dió cuenta de lo que vale. Por eso...
Hinata se quedó quieta en su lugar, justo cuando ya había entrado en el comedor, con los ojos abiertos de par en par. Miró a un costado sólo para encontrarse con la escena que no quería ver.
Naruto tomado de la mano de la pelirrosa, que apoyaba su cabeza en el hombro de él, iban saliendo del comedor para la dirección de los salones. Fue como cuando se imaginó a su amigo siendo alejado por una chica de ella, sólo que ahora esa chica tenía rostro y nombre. Sakura Hanuro. Sólo que nunca creyó que dolería lo que le dolía en ese momento. Se dió media vuelta y empezó a caminar afuera nuevamente.
La lluvia había empezado a caer de forma torrencial y Hinata lo agradecía, así no se notaba las lágrimas que caían por sus mejillas por su propia cuenta. Sentía a varios alumnos correr en dirección opuesta de donde ella se dirigía, huyendo del agua, pero Hinata sólo tenía la vista clavada en ese árbol, donde habían pasado tantos buenos momentos con su mejor amigo.
Con su primer amor.
Caminó de una forma autónoma, antes de llegar al gran tronco, alargó la mano, porque lo sentía muy lejos de donde ella estaba en realidad. Una vez que la palma de su mano lo tocó, soltó el bento que cayó al suelo y ella se abrazó al árbol, dando rienda suelta al llanto. Estaba sola, nadie la veía, todos se habían marchado adentro por la fuerte tormenta y ella sólo se estremeció un poco al escuchar el estruendo de un trueno, abrazándose más fuerte al tronco. El nudo en su garganta lastimaba, quería gritar, para poder sacarse ese dolor, pero no podía hacer nada más que llorar en silencio.
Las gotas de lluvia estaban heladas, pero ella no las sentía, su ropa ya escurría agua, pero a ella no le importaba. Su cuerpo temblaba, pero no de frío, no podía sentir nada de lo exterior. Sentía su corazón añicos y ella había creído que no le iba afectar de más saber que Naruto ya se había ganado el amor de la pelirrosa.
Escucho algo lejos el timbre del final del almuerzo,pero ella no se movió, no podía hacerlo. Las gotas de agua golpeaban en su cuerpo, haciéndole saber que no era una pesadilla lo que estaba viviendo.
Se preguntaba una y otra vez, por qué se había enamorado de Naruto. Por qué había permitido que ese amor siguiera creciendo por más que sabía que no tendría oportunidad. Por qué no podía detener ese profundo sentimiento que sentía por él. Por qué él no sentía nada de eso por ella. Qué tenía Sakura que ella no...
Abrió los ojos empañados en lágrimas cuando las gotas de agua dejaron de caer sobre ella. Miró para el cielo y frunció el ceño al ver un paraguas negro. Miró atrás de ella y abrió los ojos de par en par al ver a Sasuke.
El sostenía el paraguas sobre su cabeza, pero no la miraba, tenía una de las manos en el bolsillo y miraba la puerta del comedor, con el gesto serio y tenso. El nudo en la garganta no le dejaba hablar, pero él había sentido su mirada y la observó de reojo.
—Te enfermeras.– Dijo brusco y enojado.
Hinata no dijo nada, sólo lo miraba. Últimamente se sentía muy sola, Tamaki pasaba mucho tiempo con Kiba, Shino se había hecho muy amigo de Shikamaru y Choji al no estar el castaño y Naruto ahora tenía otras preocupaciones. Vio en la mirada fría de Sasuke que tal vez él se sentía igual que ella, sólo, dejado de lado y tal vez algo abandonado. Ella no culpaba a sus amigos, sólo ellos habían crecido y encontrado nuevas ocupaciones, mientras ella seguía esperando que todo fuera como cuando empezó.
Sasuke volvió a mirarla de reojo con fastido.
— Vamos.– Ordenó.
Tal vez esa era señal del final de algo para Hinata, y ella lo tomó de ese modo. Se limpió las lágrimas que aún tenía en las mejillas y asintió, comenzando a seguir al azabache.
Allí, debajo de la lluvia y del árbol que tanto había compartido con su primer amor y mejor amigo, en medio del barro, dejó el bento. Intentando dejar un final para algo que nunca había empezado..
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Discúlpame Hina, no pude ir. ¿Quieres que nos vayamos juntos a casa? Puedo acompañarte.
Naruto terminó de escribir el mensaje justo cuando el profesor entraba al aula y por más que revisaba el celular, la contestación de Hinata nunca llegó.
Cuando las clases al fin terminaron, salió apresurado antes de que Sakura lo agarrara o llamará. Fue al salón de su amiga, cruzándose con Kiba en el camino.
—¡Hey Kiba! ¿Hinata aún sigue allí?– Preguntó mirando al aula.
— Se ha ido hace un momento.– El rubio frunció el ceño.— Uchiha vino a buscarla y ella fue con él.
—¿Qué?¿El Teme?– Su cara no era otra más que de sorpresa.
Kiba se encogió de hombros y siguió caminando para buscar a su novia. Naruto se quedó allí, entre medio del pasillo con un montón de alumnos que caminaban a la dirección de la salida. No podía reaccionar a la información que le había dado el castaño de su amigo.
¿Hinata con Sasuke?
Naruto creía que era una broma de mal gusto y caminó al salón de la oji perla que ya se hayaba vacío. Caminó a la ventana y miró hacia la salida. Sus ojos se agrandaron y sus pupilas temblaron al ver a Hinata subiendo al auto que Sasuke utilizaba para irse a su casa.
—¡Naruto! Te estaba buscando...– El rubio escuchó la voz de Sakura en la puerta del salón, pero no se movió, siguió con la vista clavada en donde había estado el auto.—¿Eh?..¿Qué miras?– La pelirrosa se había colocado a un lado de él y ladeó la cabeza mirando por la ventana.
Naruto bajó la cabeza, logrando tapar sus ojos con la sombra de su cabello.
— Nada... Vámonos.
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Sasuke dejó a la oji perla en la puerta de su casa y se dirigía a la suya. No habían hablado, él no era una persona sociable y la Hyūga no estaba de humor para ser hipócrita.
El azabache miró por la ventana, a las nubes grices , preguntándose que le había instado a ir al lado de Hinata. A él no le gustaba el drama, no era una persona que oe importará ver a otra llorando, pero algo en la oji perla lo obligó a ir a estar con ella. Tal vez sólo lo había hecho porque ella lo había ayudado con Madara en la fiesta de Navidad. No lo sabía bien. Pero ya lo había hecho.
Se había ofrecido en llevarla a la casa y ella sólo había asentido con la cabeza... Bueno, "ofrecido".
Le había ordenado que le siguiera al auto y la llevó a su casa.
Sasuke había dejado de lado a sus antiguos amigos, Suigetsu y Jūgo, simplemente porque ya no le atraía nada de lo que hacían o decían. Prefería estar solo, observar a su alrededor, sin molestar a nadie y que nadie lo molestara.
Cuando el auto estacionó en la puerta de la mansión Uchiha, él se bajó sin esperar al chofer y entró, llendo directo a su habitación. Pero se detuvo en seco, en medio de la escalera al ver a su hermano mayor, unos escalones arriba de él. La sonrisa de Itachi era calida, aunque sus ojos eran inexpresivos.
—Sasuke.¿Cómo te ha ido en la escuela?– Le preguntó ensanchando su sonrisa y ladeando el rostro.
El Uchiha menor apretó la mano que tenía apoyada en el barandal, hasta que sus nudillos se pusieron pálidos. Su hermano había vuelto unos meses atrás y prácticamente no le había hablado, ni prestado la más mínima atención. Ahora, que él estaba confundido con lo que había hecho, su hermano aparecía queriendo conversar.
Apartó la mirada de Itachi, miró los escalones como si fueran las cosas más interesantes del mundo y comenzó a caminar. Pasó a un lado de su hermano, sintiendo como él se asombraba por su indiferencia, pero en ningún momento lo volvió a mirar.
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Ya era de noche cuando Naruto miraba su celular acostado boca arriba en su habitación. Releyó, una y otra vez, los mensajes que había mandado a su amiga y no había recibido ninguna contestación.
Suspiró y decidió llamarla, sabía que ella estaría enojada por dejarla plantada en el almuerzo, pero colocó en su dispositivo para que no supiera que era él el remitente de la llamada.
Necesitaba explicarle por qué no había ido y contarle sobre Kurama.
El teléfono sonó y sonó, cuando estaba apunto de colgar alguien contestó.
—Ho-hola..– La voz de Hinata se escuchó del otro lado, pero algo no encajaba en su singular timbre.
No supo por qué se quedó en silencio, escuchabdo una y otra vez a Hinata preguntando si había alguien allí. Y cuando ella iba a colgar pudo hablar.
—¿Hinata?
Del otro lado de la línea se escuchó perfectamente que contenían la respiración y un sepulcral silencio.
—Hinata quería pedirte disculpas dattebayo...– Habló Naruto, esperando que ella dijera que no estaba enojada con él.
Pero nada pasó, el silecio seguía siendo su repuesta.
—Mmm... Mi intención era ir, lo juro ttebayo. Pero ¿Sabes? Sakura es muy intensa y...
—No importa.
Naruto alzó una ceja cuando su amiga lo interrumpió, de verdad quería explicarle lo que había pasado y se notaba en su tono que estaba enojada, decepcionada de él.
—Desde que me suspendieron no nos hemos visto o hablado mucho... Lo siento mucho ttebayo. Sakura..
—De verdad Naruto. No importa.– Volvió a cortarle ella.
—¡Déjame explicarte dattebayo!– Le dijo desesperado.
No quería perder su preciada amistad, para él era lo más importante. Hinata no dijo nada y él tomó una gran bocana de aire.
—Yo... supe que te fuiste con Uchiha.– No supo por qué había dicho eso y cerró los ojos en una mueca cuando pronunció el nombre del chico que lo había molestado tanto.
—Mm-Hm...
Naruto abrió los ojos al escuchar la corta respuesta afirmativa de su amiga y se sentó de golpe en la cama.
—¿Por qué?– Preguntó sin poder evitarlo.
Hinata no contestó y él se puso mas nervioso. Se le ocurrió que ella tal vez no le diría nada hasta que él le explicará qué había pasado.
—Yo quise ir hoy. Pero Sakura necesitó mi ayuda. Estaba algo deprimida por lo que había pasado con Deidara y se enteró que...– Se detuvo cuando escuchó un bufido del otro lado de la línea.—¿Hinata?
—No te preocupes Naruto. No te pedí explicaciones sobre tu relación con Hanuro-San.
—Hinata, pero...
—¿Era eso lo que querías decirme hoy?– Naruto frunció el ceño.— Escuché a unas chicas hablar sobre que estabas saliendo con ella. Te fe-felicito..
El rubio se levantó de la cama y pasó su mano libre por sus cabellos, alborotandolos. Le pareció que con las últimas palabras, la voz de Hinata había temblado.
—Yo no salgo... ella no... – Bufó frustrado al no poder explicarse.— Yo quería contarte algo importante hoy. Kurama es... como mi tío.
—¿Qué..?
—Mmm es algo complicado... Resulta que mi madre era la prima de él... Eh.. sus padres adoptaron a mi madre cuando ella perdió su familia en un terremoto y se criaron juntos...
—¿En-n Se-serio...?
—Pues..– Arrastró las palabras.— Me ha mostrado unas cuantas cosas y sí, es mi pariente más cercano.
— Increíble...– Susurró.
—Si, yo pensé lo mismo. La cosa es que...
Naruto empezó a contarle todo lo que le había explicado Kurama el día anterior. Estubieron un buen rato hablando, sin volver a tocar el tema de Sakura y Sasuke. Aprovecharon que al otro día no tendrían clases y hablaron hasta tarde.
Por un par de horas su amistad volvió a ser como en los viejos tiempos...
Pero los dos ignoraban que las cosas cambiarían mucho apartir de ese momento...
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