Noticias ¿Buenas o Malas?
Los personajes de Naruto no me pertenecen si no a Masashi-Sama...
Capítulo 10
Noticias ¿Buenas o Malas?
Después de un mes del cumpleaños del rubio, todos los alumnos estaban muy concentrados en los trabajos que daban en el instituto. Más los exámenes que se avecinaban a las vacaciones de invierno.
Hinata sonrió al ver al grupo de sus amigos esperándola en la puerta de la escuela. Kiba hablaba con Tamaki, ambos abrazados ya que hacía poco que el castaño le había pedido que fueran novios a su mejor amiga; y Naruto hablando sin cesar a un atento Shino que hacía pocos comentarios. La peliazul sintió una fría ventisca y tuvo que aferrarse más a su saco de uniforme, pensando que ya debería traer una campera más abrigada.
—Hola chicos.– Saludo al ver que ninguno se había dado cuenta de su llegada.
Todos la saludaron con una gran sonrisa y al estar todo el grupo presente empezaron a adentrarse a la escuela. Era una postal común ya ver a los cinco caminando juntos. Los de primer año los veían con admiración, mientras que los demás se mantenía al margen.
—¡Naruto-Senpai!– Gritó un grupito de chicas de priner año.
Hinata observó algo curiosa a las chicas, con sus mejillas levemente sonrojadas y una sonrisa algo tonta para el gusto de la peliazul. Su amigo las saludaba con la mano algo incómodo, después de todo no podía aún acostumbrarse a la atención de ese pequeña grupo de admiradoras. Hinata siguió caminando, intentando parecer indiferente a esos chillidos de júbilo que daban las chicas por la atención que les daba su amigo. Algo molesta entró seguida por sus amigos que ni siquiera se habían dado cuenta de su repentino cambio de humor.
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Hinata jugaba con los palillos con el resto de su almuerzo, levanto la vista para ver en otra mesa cerca de ella a su amigo Naruto junto con Sakura y Tamaki. En teoría, entendía que debían terminar un trabajo, pero sus labios se fruncían al ver como el rubio le hacía bromas a la pelirrosa y ella muy campamte sonreía sin parar. Sabía que no tenía derecho a enojarse con su amigo, después de todo él era eso, sólo su amigo y aunque, hipotéticamente hablando, tuviera algo más, ella no era quién para decirle lo que tenía que hacer.
Desvío su vista al sentir un brazo pasarse por sus hombros y lo primero que vió fue la enorme sonrisa de Kiba.
—Hey Hina, lo gastaras si sigues viéndolo así..– Se burló de ella.
Hinata entre cerró los ojos. —Yo no lo estoy viendo.– Luego de decirlo se sintió muy obvia y enrojeció hasta la raíz.
La escandalosa risa de Kiba hizo que oculatara su rostro entre sus manos.
—Kiba, ya déjala tranquila.– Le reprimió Shino sentado a un lado del castaño.
Hinata levanto un poco la vista, aunque seguía sintiendo su rostro arder y notó que Tamaki los miraba con una sonrisa; pero Naruto deboraba con la mirada a Kiba y ella se apartó rápidamente de él, al darse cuenta que él seguía colgado de sus hombros. Se paró de golpe y miró a todos lados, sin saber para donde huir.
—De-debo... debo ir... ¡Ir al baño!¡Eso!– Se aclaró la garganta y se volvió a mirar a sus dos amigos que la miraban algo confusos. Ella sonrió tratando de tranquilizarse.— Tengo que ir al baño.– Aclaró con su voz más normal.
Salió corriendo del comedor, pero cuando estaba por llegar a la salida se chocó contra alguien que casi la tira.
—Lo si-siento.– Dijo algo apenada al levantar la vista.
Sus ojos se abrieron asombrados al ver a quien había chocado. Sasuke Uchiha la miraba con una expresión que no supo identificar, pero se puso más tensa al notar que iba acompañado de Suigetsu y Jūgo.
—Eso crees que es una disculpa Hyūga.– Dijo el peliceleste mostrando su sonrisa burlona.
Hinata entrecerró los ojos mirando los afiliados colmillos que se asomaban. Luego desvío su atención al azabache que no había cambiado su expresión, pero algo le parecía extraño, como si él no quisiera pelear.
—¡Discúlpate!
Parpadeó al escuchar la orden de Suigetsu, ya que no se había dado cuenta que se había quedado viendo al Uchiha mucho tiempo.
—Ya pedí disculpas.– Contestó con el mismo tono y mirando al peliceleste.
Suigetsu frunció el entrecejo y miró al azabache que no dejaba de ver a Hinata, entonces él miró al anaranjado que estaba en las mismas condiciones.
—¡No oiste!¡Dijeron que te disculpes Hyūga!
Hinata no tuvo que girar para saber a quién le pertenecía esa voz, pero igual lo hizo, encontrándose con Karin y sus cinco amigas. La oji perla se cruzó de brazos, mirando desafiante a la pelirroja. Estaba tan concentrada en su lucha de miradas que no se había percatado en el silencio que se había apoderado del comedor y como sus amigos se pararon, atentos a cualquier acción del grupo que acosaba a la chica.
—Nadie te llamó Taka.– Le contestó Hinata levantando la barbilla.
Karin se mordió el labio y apretó los puños, no se había olvidado de la humillación que había tenido por culpa de la ojiperla y su grupito tampoco.
—¿Cómo te atreves a hablarle así a Karin?– Dijo una de sus amigas de pelo negro en una trenza.
Hinata miró a la chica y sonrió, la pelinegra se adelantó y la empujó, el movimiento fue totalmente inesperado para la oji perla que perdió estabilidad y fue para atrás. Pero devuelta fue empujada por Suigetsu hacía adelante. En ese momento sintió que las cosas pasaban en cámara lenta, vió como la pelinegra iba a darle una cachetada y cuando estaba por golpearla por puro instinto se agachó anclando sus pies en suelo y adelantó la palma de su mano, golpeando a la chica en el estómago, tirándola al suelo.
Hinata se quedó estática al darse cuenta lo que había hecho y soltó todo el aire que tenía retenido despacio. Vio a la chica toser y por un momento se sintió culpable, pero una fuerte mano la agarro del brazo y volteó la mirada para encontrarse con Jūgo. Ella quiso safarse, pero por el movimiento él la agarró mucho más fuerte. Pudo escuchar a su espalda el grito con su nombre de Naruto y Kiba, ella se tensó al ver la expresión del anaranjado, como si quisiera golpearla. Pero sus ojos se abrieron de par en par al ver que Uchiha golpeaba en la cara a su amigo, que éste la soltó inmediatamente.
—¿Sasuke?/¿Sasuke-Kun?– Suigetsu y Karin hablaron al mismo tiempo tan asombrados como ella.
Jūgo había caído al suelo sentado, se llevó una mano a la mejilla y levantó la vista a su "amigo", que se había puesto a espaldas de la oji perla y miraba al anaranjado con los puños apretados.
—No lo vuelvas a hacer.– Pudo escuchar Hinata que el azabache le susurraba a Jūgo.
El anaranjado se levantó aún con la mano en la mejilla y bajó la mirada. La oji perla estaba más anonadada si se podía estar, Uchiha además de no pelearle... ¿La había defendido? Sasuke metió las manos en los bolsillos y empezó a caminar, al no sentir que nadie lo seguía miró por encima de su hombro.
—No tengo hambre, vámonos.
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Hinata se acostó en su cama boca arriba, todavía pensando en el extraño comportamiento del Uchiha. ¿Qué era lo que ganaba él si actuaba de esa forma?¿Por qué la defendió? Si cuando tuvieron el ataque no se preocuparon si ella estaba ahí. ¿Qué había cambiado ahora? ¿Estaba tratando de decirle algo?
Suspiró y se llevó ambas manos a la cabeza, estaba mareada de tantas preguntas. Se sentó de golpe cuando alguien entró a su habitación.
—¡Hinata!
Sonrió al ver a su hermana pequeña entrar a su habitación hecha un remolino. ¿Nunca se cansaba esa niña?
—Hanabi ¿Cómo estás?– Le preguntó palmeando la cama a su lado.
Su hermana no tardo nada en aceptar su invitación.
—Bien ¿Y tú?¿Cuándo vendrá Naruto-Nii?
Hinata sonrió, de seguro que su hermana extrañaba cuando el rubio iba a su casa y jugaba con ella. La ojiperla llevó una de sus manos a la cabeza de su hermana y la despeinó un poco.
—Esta estudiando mucho y con los entrenamientos no le queda casi tiempo...
—Pero le dirás que venga ¿No?– Preguntó con los ojitos brillosos.
—Claro.– Le contestó con una sonrisa llena de ternura que le provocaba las actitudes de la pequeña Hanabi.
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Sasuke abrió los ojos muy despacio al escuchar el sonido de su celular sonar y sonar. Miró al relog que tenía sobre la mesita de luz y maldijo para sus adentros al ver la hora.
3:45 AM.
¿Quién lo llamaría a esa condenada hora?
Tomó el celular cuando volvió a sonar y sin siquiera ver de quién se trataba, contestó.
—Espero que sea importante.– Dijo en tono seco y amenazante.
—¿Sasuke?
El azabache abrió los ojos desmesuradamente al sentarse de golpe en la cama y sintió su corazón golpear fuerte en su pecho. Esa voz...
— Disculpa Sasuke. Sé que es algo tarde allá...– El azabache seguía sin habla, movía la boca como pez fuera del agua sin poder articular palabra. — Mmm... Bueno. Sasuke, quería avisarte que he terminado los estudios. Tal vez en unas semanas éste allí. ¿Cómo está todo por casa?
Sasuke cerró los ojos con fuerza al sentir sus ojos arder. Después de estar tantos años lejos, sin siquiera una llamada, su hermano se dignaba a aparecer y a preguntar cómo estaban las cosas. ¿Era una broma?
—Es tarde Itachi. Mañana tengo escuela.– Dijo sin contestar a su pregunta.
Escuchó una risa algo nerviosa del otro lado. —¡Oh si! Lo lamento hermano. Te llamaré en otro momento... Cuídate.
Sasuke cortó la llamada sin despedirse, tiró el celular a un costado y se dejó caer con fuerza en la cama. Su sueño se había ido por completo.
Itachi. Su hermano, de vuelta en casa...
Sin siquiera proponérselo una media sonrisa se asomó por sus finos labios.
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—¡Encerio Sakura-Chan! Ero-Senin es un verdadero pervertido ttebayo.– Naruto observó la sonrisa de la pelirrosa y le fue imposible no reír también.
Sí, hacía más de media hora que ya habian terminado el trabajo que tenían juntos con Tamaki. Su amiga de ojos miel estaba con Kiba, en la mesa donde estaban sentados los demás amigos, pero él seguía allí, hablando con Sakura como si su amistad de la infancia nunca se hubiera interrumpido.
—¿Pero supongo que es muy bueno enseñándote?– Le preguntó con la cabeza ladeada, llena de curiosidad.
—¡Oh!¡Si! Es el mejor dattebayo.
Naruto sintió sus mejillas arder al ver la calida sonrisa que le dedicó Sakura, ni en sus mejores sueños hubiera imaginado tal actitud. Pero la pequeña burbuja donde creía estar se reventó de sopeton cuando un brazo paso por encima de los hombre de la pelirrosa. Naruto borró su sonrisa de inmediato y abrió los ojos asombrado al ver que Deidara le daba en beso en la mejilla a Sakura. Mayor fue su estupefacción al ver que ella, en vez de enojarse o algo por el estilo, se sonrojaba y sonreía de una forma especial, aceptando gustosa el cariñoso gesto.
Todo color que había en su rostro se borró de inmediato y su entrecejo se frunció, cuando el rubio de pelo largo lo miró con una sonrisa burlona, como tirándole en cara que él estaba con la pelirrosa.
—Oh, Uzumaki, no te había notado.– Dijo con un tono falso de culpa.
Naruto no contestó y apretó el puño, ese chico era un busca pleitos y nunca se imaginó que Sakura le gustaría un patán como él. Hacía unos días había visto como peleaban, gracias a eso él se había animado a volver a hablar con ella, pero Naruto pensó que lo que sea que los unía se había roto ese día.
—¿Naruto?
Desvío su mirada del chico que lo miraba desafiante y miró a la pelirrosa, que estaba preocupada por su repentino silencio. Relajó su expresión y sonrió algo tenso, no quería ser muy obvio.
—¡Ah!¡Mira!– Dijo levantándose de repente.— Creó que Hinata me está llamando.
La pareja volteó la mirada a la mesa que ocupaba la susodicha y Naruto agradeció que en ese precisó momento, su amiga estuviera mirando a esa dirección.
—La mujer maravilla. Es muy buena ¿A que no, Uzumaki?
Naruto borró su sonrisa falsa de inmediato al sentir un tono extraño en la manera de hablar de Deidara y lo miró de mala manera.
—Deidara, basta.– Le pidió Sakura, pero a Naruto ya empezaba a hervirle la sangre, nunca aguantaría que nadie hablará mal de sus amigos, mucho menos de la oji perla.
—¿Qué quieres decir?– Le preguntó entre dientes.
—¡Oh vamos!– Exclamó el rubio de coleta, separándose un poco de Sakura. Naruto en respuesta frunció mucho más su frente y sintió un calor subirle desde el estómago. Deidara sonrió mucho más al darse cuenta cuando afectaba al ojiazul la sola mención de Hinata. — Se dice que el hombre que la trae en moto todas las mañana es su novio.
Naruto quiso reír en ese momento, y así lo hizo, no pudo evitarlo.—¿Hinata y Kurama?¡Por favor!
Bien por un momento se sintió patético, ya que esa idea si había pasado por su cabeza, pero ya había borrado todo eso de su mente. Eso le había pasado al principio y ya no pensaba lo mismo.
—Naruto ¿Todo bien?
El rubio se volteó a mirar a su amiga que se había acercado cuando sintió incómodo al ojiazul. Él sonrió, ya que ella siempre estaba cuando creía que él estaba en problemas, era como si tuviera una bola mágica.
—¡Oh!¡La mujer maravilla!
Hinata frunció la frente al escuchar el apodo que le había puesto en la escuela y miró de mala manera a Deidara. Éste sonreía de lado.
—Deidara, por favor.– Le volvió a pedir Sakura y Naruto sintió una opresión en el pecho.
—Naruto vamos.– Hinata lo tomó del brazo y empezó a empujarlo del brazo hacia la mesa que siempre habían ocupado, mientras él no despegaba su azulada mirada de la cabellera rosa.
Pero parpadeó extraño al notar que no habían detenido en la mesa, Hinata siguió guiandolo hasta llegar al borde del instituto, donde recordaba perfectamente que ella le había ofrecido su almuerzo después de defenderlo de Suigetsu. Había pasado bastante tiempo de eso y sonrió recordandolo, apoyándose en ese árbol donde habían compartido el primero de muchos almuerzos. Miró a su amiga con una sonrisa, queriendo recordar los días que eran ellos solos contra el grupo popular, pero su sonrisa se borró al ver que la oji perla lo miraba seria.
—¿Qué pasa?
Vio a Hinata tomar aire, dándose valor para decir algo. Sintió que los minutos pasaban lentos y tortuosos,se notaba que ella quería decir algo importante.
—¿Te gusta Sakura?– Le preguntó de golpe.
Naruto abrió sus ojos y su boca en una perfecta O. Eso era algo obvio, o así lo pensaba él, pero nunca creyó que ella lo preguntará. Nunca había hablado de esas cosas con ella, ni Hinata tampoco le había dicho si le gustaba alguien en sí. Era un tema tabú para ellos, a él lo ponía completamente nervioso decir esas cosas frente a ella, pero también sabía que no podía mentir a su amiga, así que sólo se limitó a asentir con la cabeza gacha y levemente sonrojado.
Tímidamente, levantó la vista para encontrar la de su amiga. Ella no lo miraba, observaba el mismo tronco en el que el rubio se había apoyado. Su mirada era algo melancólica y por un momento se sintió culpable sin saber el por qué. Una sonrisa algo desgranada apareció en los carnosos labios de su amiga y sintió una punzada en su pecho.
—E-espero... que te... corresponda.– Susurro lo último, bajando la mirada al suelo.
Naruto no sabía qué decir, sonrió un poco y cuando iba a decir algo el timbre del fin del descanso sonó. Hinata se disculpó de una manera rápida y salió corriendo adentro del instituto. El rubio se quedó estático, mirando el pelo negro azulado de su amiga mecerse de un lado a otro hasta entrar. Por fin había sido sincero con sus sentimientos, pero...
¿Por qué sentía ese extraño sentimiento de que algo no lo dejaba respirar?
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Hinata cerró la puerta del baño de chicas de golpe y puso la traba. Su corazón latía desenfrenado y le dolía como si algo se hubiera clavado en el. Cuando Naruto asintió con su cabeza la sospecha que tenía hacia mucho tiempo, fue como si su amigo metiera la mano en medio de su pecho, tomara su corazón con fuerza y se lo arrancará.
Se llevó una mano a ese lugar donde sentía que le dolía horrores, creyendo que estaría mojado por la sangre de la herida, pero estaba completamente seco. Apretó la camisa y se mordió el labio por fuerza cuando las primeras lágrimas cayeron por sus mejillas. Apoyó su espalda contra la puerta y sintió un nudo enorme en medio de su gargata, amenazando con dejarla sin aire. Inhaló con todas sus fuerzas y un quejido se escapó de su garganta cuando más lágrimas cayeron al suelo.
¿Por qué le dolía tanto?
¿Por qué dolía tanto amar a alguien que no te correspondía?
Culpaba a las novelas que había leido tan animadamente, esas misma que le criticaba Naruto por leer. Diciéndole que eran cuento de rosas, que esas cosas nunca pasaban en la vida real. Cuánta razón tenía su amigo, ella nunca tendría más que fraternidad por parte de Naruto. Él la veía como una gran amiga, nada más.
Sólo podía ver en forma borrosa el suelo, mientras lágrimas y lágrimas caían, una tras otra. Se dejó caer al suelo, sentándose ya que sus piernas no soportaban el peso de su cuerpo, que después de esa confesión, pesaba mucho más de 100 toneladas. Había querido ser fuerte, había querido sonreír, no mostrar singo de dolor por saber que el amor del chico que le robaba el sueño era para otra.
Jadeó, varias veces, porque el aire no entraba ni salía. Cerró los ojos con fuerza e inhaló todo el aire que pudo y lo retuvo. Colocó sus piernas cruzadas, en forma de loto y comenzó a concentrarse en respirar. En su cabeza se repetía la frase una y otra vez.
Todo estará bien...
Las lágrimas dejaron de brotar de sus ojos y su respiración empezó a acompasarse. No supo cuánto tiempo estuvo allí, en el baño encerrada, cuando por fin se sintió más calmada. Sólo fue algo que sabía tarde o temprano que pasaría, ella se había enamorado de su amigo por su fuerza de salir adelante y siempre tener una sonrisa. Ella debía ser como él, ella debía sonreír, mientras Naruto fuera felíz, ella debía serlo; eso pensaba una y otra vez.
Después de exhalar la última vez con fuerza abrió los ojos, se los talló con fuerza con los dedos y sonrió. Que Naruto estuviera enamorado de Sakura no sería el fin del mundo, mientras él siguiera siendo su amigo, ella no caería, tenía más amigos además. Estaba Tamaki, Shino y Kiba, además de su Sensei Kurama, su familia. Ella no estaba sola para que le agarrará ese ataque por Naruto.
Le dolió un poco el pecho y borró su sonrisa, pero negó con fuerza con la cabeza al sentir sus ojos picar. Se levantó del piso y destrabó la puerta del cubículo, salió y se miró en el espejo del baño. Sus ojos rojos y nariz le delataban que había estado llorando, así que abrió la canilla y empezó a lavarse la cara.
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Los días siguieron, Hinata no cambio su actitud con Naruto, ya que para ella el rubio no tenía culpa de enamorarse de otra persona; después de todo en el corazón nadie mandaba.
Los entrenamientos con Kurama poco a poco fueron siendo cada vez más fuertes. Primero le había hecho hacer unos ejercicios golpeando una pila de diarios con las manos en distintas posiciones. Luego empezó con arena mojada y después seca. Ahora estaba golpeando madera, le molestaba un poco pero era algo que ella podía aguantar fácilmente.
Con respecto a los fines de semana, sólo se reunían con Naruto, Kiba y Jiraiya una vez por mes para ir comparando los avances. Los domingos entrenaba a la mañana y por las tardes salía con sus amigos o estudiaban juntos.
Los exámenes llegaron muy rápido para la oji perla, ya que estaba tan concentrada manteniéndose ocupada con los entrenamientos, los trabajos de la escuela y sus amigos, que ni siquiera se percató de que Diciembre ya había llegado.
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Naruto tenía los ojos cerrados con fuerza, las palmas de las manos juntas y murmuraba palabras incomprendibles una y otra vez. Estaban entregando el último resultado de los exámenes y si aprobaba ese no tendría que hacer ningún curso durante las vacaciones de invierno. Segun él había hecho todo bien, pero luego de preguntarle a Tamaki que había contestado en algunas preguntas se dió cuenta que en algunas había contestado mal.
Escuchó los pasos de su Sensei cerca, pasaba dejando las hojas. Sintió cuando la hoja fue dejada en su mesa y poco a poco abrió los ojos, transpirando frío y los latidos de su corazón demasiado lentos. Jiraiya le había advertido que si no aprobaba todos los exámenes, esas vacaciones no lo entrenaría y esa era su mayor preocupación.
El examen estaba en su mesa dado vuelta y con manos temblorosas lo tomó. Teniendo un tic en el ojo mientras lo daba vuelta, retuvo la respiración y lo volteó por completo.
—¡¡OH SIII!!– Grito mientras se paraba y extendía las manos al cielo.
Un 8,75 era suficiente para aprobar.
—¡Uzumaki!¡Dejé de hacer escándalo!– Lo reprendió el maestro.
—Lo siento Yamato-Sensei.– Hizo una pequeña reverencia algo torpe y se sentó.
Naruto buscó la mirada miel de su amiga y ella le preguntó con un gesto cómo le había ido. El rubio con una sonrisa zorruna alzó el dedo pulgar y le mostró el examen con la nota. El rostro de Tamaki también se iluminó y le hizo la misma seña con el dedo, felicitándolo.
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Cuando la clase terminó, prácticamente salieron corriendo del aula. Naruto se subió el cierre de su campera negra con naranja, la que le había regalado Hinata y salió junto a Tamaki para darle la buena noticia a sus demás amigos. Pero antes de salir, dirigió su mirada a su compañera pelirrosa que estaba en una esquina junto con Deidara. Se detuvo al ver que el rubio de pelo largo acomodaba un par de mechones rosas tras la oreja de Sakura y sintió su estómago revuelto cuando Deidara lo vio de reojo con una sonrisa de burla. Comenzó a caminar apretando la manija de su mochila con más fuerza. Tamaki ya se había adelantado a la salida y vió que esraba junto a los demás, esperándolo.
—¡Naruto-Senpai!
Cuando estaba a unos pasos de sus amigos una chica rubia lo llamó. El rubio se detuvo mirandola con intriga, la chica era de primer año y se detuvo frente a él extendiéndole un sobre rosa. Naruto miró a la chica sin comprender aún, ella tenía unos ojos violetas claro y sus mejillas estaban algo coloreadas.
—Por favor aceptelo.
Naruto se rascó la cabeza, muy incómodo y tomó el sobre, cuando le iba a preguntar a la chica qué era, ella ya había salido corriendo como alma que lo lleva el diablo. El rubio se encogió de hombros y guardo el sobre en el bolsillo, pensando que lo leería más tarde.
—¡Hey chicos!¡Esperenme dattebayo!– Gritó al voltear, empezando a correr al ver que sus amigos habían empezado a caminar.
—Felicidades Naruto.– Le dijo Hinata una vez que los alcanzó.
—Gracias Hina, estaba muy preocupado ttebayo.– Le contó al ponerse a su lado. Miró a Kiba y la castaña que estaban abrazados y cuchichiando cosas por lo bajo y se sintió incómodo.– No podrían esperar a estar solos para esas cosas.– Se burló.
Kiba lo miró de mala manera, mientras Tamaki se sonrojaba con violencia.—¡Cállate Uzumaki! Tú cuando estás todo meloso con Hinata no te décimos nada.
Naruto sintió sus mejillas arder y miró de reojo a la oji perla que estaba igual de roja que la ojimiel.
—¡Yo no ando todo meloso ttebayo!– Le dijo con un mohin. La única respuesta de Kiba fue sacarle la lengua, que hasta para Naruto fue algo infantil.
El rubio debía admitir que aveces le gustaba cargosear a su mejor amiga. Le gustaba ver como se ponía como tómate cada vez que él la abrazaba o pasaba uno de los brazos por sus hombros para tenerla junto a él. Pero también lo hacía con una razón escondida, se había dado cuenta que había un par de chicos que miraban mucho a Hinata y no le gustaba. Se dió cuenta que ellos huían despavoridos si él hacía esas cosas y como su mejor amiga no se quejaba, él lo seguía haciendo.
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