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LA charla

Los personajes de Naruto no me pertenecen, si no a Masashi-Sama...

Capitulo 24

LA Charla

— Lo siento Naruto...

Él sintió como su corazón se rompía en mil pedazos al ver los ojos fríos de Hinata devolviéndole la mirada. Se sentía libido.

Hinata se dio media vuelta y comenzó a alejarse de él. Naruto quiso seguirla, rogarle si era necesario para que no lo dejará. Pero por más que lo intentaba su cuerpo no se movía, todavía en shock. Sus ojos celestes se agrandaron cuando vio salir de las sombras a alguien. Hinata se dirigió directamente a esa persona, su ceño fruncido intentando verlo mejor. Inconscientemente dio varios pasos hacia adelanta y sus piernas se aflojaron cuando vio la sonrisa de superioridad de Toneri.

El otro chico espero a Hinata estuviera a su lado para pasar el brazo sobre sus pequeños hombros y atraerla a él.

Naruto comenzó a correr a su dirección, dispuesto a pelear por el amor de Hinata, estaba dispuesto a todo. Pero por más que corría, su cuerpo no llegaba a ellos. Mientras más fuerza ponía era como si más lento se moviera.

La pareja siguió caminado, alenjadose de él. Cada paso rompiéndole el corazón, sus ojos se aguaron mientras seguía con su inútil intento de llegar. La pareja se detuvo, cuando Naruto gritó el nombre de su novia, aunque sólo fue el chico quien se volteó.

Naruto se detuvo, agitado y con los huesos molidos, jadeante mirando a ellos. Toneri sonrió.

— Ella es mía ahora...

Naruto se agitó cuando se sentó en la cama. Su respiración un caos y transpiración fría corriendo por su espalda. Su cuerpo se estremeció al darse cuenta que había sido un sueño, uno muy malo y vivido. La presión en su pecho no había desaparecido, por más que intentó hacerse entender que nada de lo había visto era real.

Un quejido se escapó de su garganta y asombrado se dio cuenta que en realidad era un sollozo. Levantó las rodillas y apoyó su frente en ellas intentando recuperar su respiración y tranquilizarse.

Pero se dió cuenta que no estaría tranquilo hasta que pudiera tener a su novia en sus brazos. Se apartó de la cama y tomó una chaqueta, se puso sus covers y salió sigilosamente de la casa.

No importaba la hora, tenía que llegar a ella.

0

Hinata se despertó, aunque no supo por qué. Somnolienta, miró el techo de su habitación. Bostezando, se volteó para dormir una vez más cuando un pequeño ruido llamó su atención.

Se quedó congelada en su cama, esperando poder escuchar nuevamente el ruido. Su cuerpo tenso y su mente confusa ¿Seguiría dormida?

Pumm.

El ruido de nuevo la hizo sentarse y miró en todas direcciones, pero nada había en su habitación fuera de lugar. El miedo subió por su columna cuando no pudo entender que pasaba.

Pumm.

Su cabeza giró bruscamente hacia la dirección de la ventana cuando pudo identificar que de ahí provenía ese pequeño ruido.

Temerosa se levantó de la cama y camino lentamente a la ventana, tal vez no era lo más inteligente que hacer, pero estaba medio dormida todavía.

Cuando estaba a pocos pasos, se dió cuenta que el pequeño ruido lo producía pequeñas piedras cuando golpeaban contra su marco. Sólo conocía a alguien con tan buena puntería para lograr eso. Sin saber por qué estaba allí, se apresuró a la ventana y la abrió, sabiendo quien estaría pero no el motivo.

Sacó su cabeza para poder ver mejor en el oscuro patio trasero de la casa.

—¡Pshiis!

Miró a la dirección del sonido y por fin lo vio. Su novio dejó caer la capucha negra, mostrando su cabello rubio que tanto sobresalía en la oscura noche. Ella no pudo evitar sonreír al verlo.

Naruto hizo señas para que se alejará de la ventana y ella, confiando completamente en él, así lo hizo. Se sobresaltó cuando una cuerda enredada cayó en el piso, justo adentro de su habitación. Supo sin preguntar lo que él quería que haga.

Una esquina de la cuerda la anudo firmemente al gancho que había instalado su padre en el techo. Ella sabía que mantendría el peso de su novio porque Hinata colgaba una bolsa de boxeo bastante pesada allí. Con la ayuda de una silla, hizo la tarea y una vez que estuvo satisfecha con el nudo corrió a la ventana sin hacer ruido y tiró la otra punta para abajo.

Después de unos segundos ella observó como la cuerda se tensaba y aunque Naruto era completamente silencioso, sabía que estaba subiendo rápidamente.

Naruto se colo por su ventana y con un movimiento ágil y mudo aterrizó en su habitación. Antes de darse vuelta, él metió la cuerda y cerró la ventana.

Hinata sentía su corazón latir con fuerza mientras lo observaba guardar las pruebas de que él estaba allí. No entendía qué sucedía o si había algo mal. Pero era feliz de verlo en cualquier momento y por cualquier razón.

Ella le sonrió cuando Naruto se volteó, esperando que él la abrazara tiernamente, como siempre hacía. Pero se sorprendió cuando él casi la tiró con su fuerza.

Naruto abrazó su cintura y vasallo su boca con frenesí. Sus piernas se aflojaron y abría caído al suelo si él no la hubiera apretado contra su cuerpo. Sus manos laxas se apoyaron en sus hombros, que cada vez se volvían más anchos. Mientras él seguía creciendo, ella cada vez se sentía más pequeña a su lado.

Él se movía, ella se daba cuenta pero no podía saber hacía dónde. Se sentía volar, era como si continuará en un sueño. La lengua de Naruto forzó a su boca a abrirse y lo sintió temblar contra ella cuando respondió a su beso. Naruto mantenía apretada su baja espalda con sus manos y Hinata sentía que el calor comenzaba de allí, en espiral esparciendo la lava por todo su cuerpo.

De repente Naruto cayó de espaldas con un pequeño chillido de Hinata. Cuando rebotó, se dió cuenta que habían caído en la cama. Una risita tonta y nerviosa se escapó de ella, mientras se seguían besando. Naruto los hizo rodar y ella terminó debajo de él. Se acomodó entre sus piernas y Hinata gimio cuando el frotó su cadera contra ella. Sus manos apretaron el material de su chaqueta cuando el cosquilleo se intensificó en su bajo vientre.

Naruto cortó el beso, ambos con la respiración en jadeos rápidos. Él ocultó su rostro en su cuello mientras intentaban recuperarse. Hinata miró el techo de su habitación, su corazón retumbando en sus oídos. Su cara ardía y apretó más los puños cuando sintió ganas de retorcerse contra su novio. Quería juntar sus piernas cuando sintió que algo mojaba sus bragas, y lo intentó, sin darse cuenta que las piernas de Naruto estaban entre las suyas. Ambas respiraciones se cortaron cuando ella lo hizo.

— Hinata...

La voz ronca y baja de Naruto la hizo temblar en lugares extraños, logrando que se moviera nuevamente. Un jadeó se le escapó cuando sintió algo duro golpear contra ese lugar que tanto le dolía. Naruto quiso moverse, pero su cuerpo tomó control y sus piernas rodearon su cadera y lo apretaron contra ella, logrando que ese bulto se apretara más contra ella. Su novio gimio, como si algo le doliera y entre medio de la extraña niebla de calor que la invadía, un pensamiento la golpeó.

Tal vez está herido...

Sus piernas se afloraron y lo dejaron libre.

—¿Estás bien?— preguntó preocupada, logrando soltar su chaqueta para acariciar su pelo.

Naruto no levantó su cabeza del lugar donde la tenía escondida, pero lo sintió asentir.

Ambos se quedaron intentado regularizar su respiración y su cuerpo. Hinata no supo cuánto tiempo estuvieron allí, ella mirando su techo y él respirando en su cuello. Ese cosquilleo se calmó lo suficientemente para que ella se sintiera mortificada por haberse movido contra él, como una viciosa del sexo. Cerro sus ojos con fuerza y logró ocultar el quejido que quiso salir de ella. Naruto se tensó arriba suyo y sin aviso el se levantó. Movió sus piernas rápidamente y se sacó la chaqueta sin preocuparse en abrirla.

Hinata parpadeó al verlo en su pijama, conocía muy bien esa remera y chandal. Él caminó hacia la puerta y le puso traba desde adentro.

Naruto fue a la cabecera de la cama y le hizo señas para que se acostara con él. Ella estaba curiosa por saber lo que lo había empujado a ir en medio de la madrugada a su casa, pero iba a esperar que él estuviera dispuesto a contárselo.

Ambos se acostaron, Naruto mirando el techo y ella apoyando su cabeza en su pecho. Con una mano acariciaba sus cabello y la que tenía detrás de ella, rodeándola, con dedos delicados tanteando su brazo desnudo.

El silencio y tranquilidad se instaló en la habitación de la ojiperla. El sueño se había escapado de ella y quiso aprovechar que al otro día no le molestarían temprano al ser Domingo. Hinata sospechaba que él estaba allí porque a la tarde no habían podido verse. Su familia había sido invitada a una cena en la casa de los Otsutsuki, razón por la cuál habían quedado que se verían al día siguiente.

Naruto no se había enojado, pero si decepcionado cuando se enteró. Hinata se había molestado un poco, ella quería estar con su novio, pero tenía que hacerle caso a sus padres. Se había sentido extraño, ya que se había dado cuenta que estaba siendo egoísta y no le gustó esa sensación. Por eso había aceptado ver a Naruto el Domingo y pasar el día con él. Pero nunca espero que el llegará en medio de la madrugada.

Hinata acarició el pecho de su novio sobre la remera, sintiendo la tranquila respiración y su constante latido. Era relajante, pero no lo suficientemente para que ella no se sintiera intrigada por esta extraña reacción de Naruto. Ni siquiera quería pensar que harían sus padres si se llegaban a enterar que Naruto estaba allí, con ella, en su cama.

Con un largo suspiro decidió intentar averiguar qué pasaba.

—¿No quieres decirme?— susurró tan bajito que sólo Naruto llegó a escuchar.

El rubio también suspiró y la apretó un poco más en sus brazos. Estuvo tanto tiempo en silencio que pensó que no le contestaría, hasta que:

— Es... complicado

Hinata apoyó su mentón en su pecho para poder mirarlo desde allí. Naruto bajó su mirada celeste a ella, su semblante y cuerpo relajándose cuando pudo ver a su novia en medio de la oscuridad. Él volvió a suspirar cuando separó un poco su flequillo de su frente, con una pequeña sonrisa.

— Vas a pensar que soy un tonto'ttebayo—, hizo un pequeño mohín con sus labios.

Hinata intento ocultar su sonrisa y él le dió un pequeño pellizco en su brazo, logrando que su sonrisa se notará más.

— Sabes que puedes decirme todo, Naruto. Nunca te juzgaría— susurró alargando su mano para acariciar levemente su mejilla.

Naruto se apoyó en su caricia, con una sonrisa. Él siguió acariciando su cabeza, jugando con los mechones que crecían de a poco.

— Estaba... asustado—, admitió en un murmullo, su rostro reflejando dolor.

Hinata se preocupo.

— Una pesadilla—, siguió con un suspiro—, una horrible pesadilla dónde... me dejabas.

Ella se sorprendió, sus ojos abriéndose levemente. Él sonrió y la apretó contra él cuando intentó levantarse.

— Me desperté asustado, lo que sentí...— Naruto negó con la cabeza— No quiero pensar en eso dattebayo. Necesitaba verte nena— dijo mirando profundamente en sus ojos—, tocarte— observó su propia mano acariciando lentamente su flequillo.— Sentirte— susurró mientras bajaba sus intensos iris a sus labios.

Lentamente bajó la cabeza y sus bocas se conectaron en un beso lento, pero que Hinata lo sintió hasta el alma. Su lengua y sus labios la sedujeron para que se abriera a él, al amor y la desesperación que sentía debajo de toda esa caricia.

Hinata no sabía cómo había sido su pesadilla, pero estaba segura que jamás dejaría a Naruto voluntariamente. Ella lo amaba y era capaz de todo por él, para que fuera feliz y avanzará con sus sueños.

Naruto cortó el beso, con un quejido de ella ya que quería seguir perdiéndose en él. Sin pensar en lo que hacía, se subió a horcajadas a él, comenzó ella está vez el beso, pero uno más fuerte, uno que estaba destinado a mostrarle cuánto lo amaba. Naruto respondió rápidamente, llevando una mano en su nuca, enredándose con su pelo, y otra a su cintura baja, pegando su cuerpo al de él.

Pronto ambos se perdieron en una espiral, las manos de Naruto no pudieron quedarse quietas por mucho tiempo, la de su espalda viajando a su trasero, apretando la mejilla con delicadeza primero, para luego hacerlo con más fuerza. Un quejido se escapó de Hinata y se retorció contra él cuando sintió un escalofrío placentero subir por su columna. Sus bragas mojándose otra vez cuando la lengua de Naruto respondió a la suya con ahínco. Sus pecho se hincharon, pesados, sus pezones se endurecieron, anhelantes. Se retorció, arañando los hombros de Naruto por encima de su remera y un gemido surgió cuando el material de su pijama le acaricio la piel, demasiado sensible.

Naruto volvió a apretar su trasero, esta vez con ambas manos y jadearon juntos cuando ella sintió algo duro que se golpeaba con su centro. La cabeza de su novio cayó a la almohada, con la respiración contenida, Hinata respiraba con fuerza.

—N-no...— Hinata no quería que se detuviera, quería seguir experimentando esas sensaciones que sólo él lograba despertar en ella.

Sus manos tomaron su cara y volvió al ataque de su boca, Naruto gimiendo cuando ella se movió en su cadera.

— Hinata...— balbuceó entre sus labios.

Ella le mordió el labio inferior, su timidez perdida en la oscuridad de la habitación. Le dolía, en el fondo de su mente se sentía avergonzada por como se estaba comportando. Pero su cuerpo estaba caliente, su sexo mojado y ella sabía que era lo que pasaría si no se detenían. Aún así, no le importaba, en ese momento lo necesitaba tanto que si Naruto se detenía, sentía que podía morirse.

Naruto no se detuvo, él parecía que leía su mente, porque lentamente levantó una mano y tocó su pecho adolorido. Gimió, estirandose en su toque, acariciando sus hombros. Naruto apretó levemente, como probando su peso, su palma, sin intención, retorciendo su pezón. Hinata jadeo sin aire, su bragas húmedas, comenzó a mecerse contra su novio.

— Nena...— Naruto gimio adolorido cuando se separaron un poco para tomar el aire tan necesario, pero molesto en ese momento.

Ella gimió quedo cuando él comenzó con la fricción más fuerte. Apretando contra ella su sexo duro y caliente. Naruto mordió su mandíbula, con la respiración fuerte, era la primera vez que se tocaban tan íntimamente y él se estaba perdiendo rápidamente. Hinata estaba completamente perdida ya, gimiendo con susurros, de lo único que era consciente era que si hacian demasiado ruido los atraparían.

Naruto apretó los dientes cuando Hinata comenzó a moverse con más fuerza, apretando su coño contra él.

Abrió la boca, con un silencioso gemido cuando ella empezó a simular penetraciones. Jamás habría pensado que Hinata tomaría la iniciativa para eso, pero estaba perdido en el semblante de su novia lleno de deseo. Su cuerpo hervía, todavía no se anima a tocarla por debajo de la ropa, pero estaba cerca de correrse sin eso.

Hinata se sentó sobre él, alejando sus torsos, creando así mas fricción. Naruto movió su mano a su cadera, acompañando sus movimientos, lleno de adrenalina y lujuria. Con la otra mano pellizco su pezón duro, sin poder dejar de mirar el rostro de su novia, su boca que se abría con sus gemidos, siseando con cada movimiento.

Abrió la boca con un mudo quejido cuando ella clavó sus uñas en su torso y se movió frenéticamente contra su polla. Mordió su labio con fuerza cuando sintió la inconfundible sensación de que iba a correrse.

—Na.. Naru...Naruto...

De la boca de Hinata salían ruiditos tan calientes, como pequeños maullidos cuando sintió que se tenso sobre él, sin respiración, su rostro totalmente sonrojado. Su cuerpo se sacudió cuando se dió cuenta que ella se estaba viniendo. Una exclamación contenida se escapó de su boca y sus ojos se pusieron blancos cuando sus caderas se arquearon en el último momento.

Se estaba corriendo en su pijama, su cuerpo quedando sin energías cuando el último chorro se escapó de su polla.

Hinata cayó sobre él con la respiración en jadeos, imitando a la suya.

0

Kurama levanto la mirada de su celular cuando la puerta principal se abrió silenciosamente. Frunciendo el ceño se levantó de su silla y camino sin hacer ruidos a la puerta de la cocina.

Escuchó una maldición cuando algo cayó y se quedó complemente congelado. Comenzó a caminar de nuevo cuando los ruidos reanudaron en el pasillo de la puerta. Asomó la cabeza por una rendija de la puerta, mirando a la persona que subía las escaleras lo más silencioso posible.

Una de sus cejas se arqueó al ver a su sobrino, medio encorvado, subiendo lentamente escalón por escalón.

—¿Naruto?— lo llamó saliendo de la cocina y mirándolo desde el pasillo de la puerta.

La espalda de su sobrino se tensó visiblemente. Le parecía raro verlo levantando a las cinco de la mañana un domingo y aún más ver qué venía de la calle. ¿Donde había estado? se preguntó.

Esperó pacientemente a que él lo mirará sobre su hombro y tomó casi todo de él para no mostrar su sorpresa cuando la obvia culpa pintó en la cara de su sobrino. Kurama cruzo sus brazos, mirando detenidamente su rostro.

—¿Donde haz estado?— exigió saber.

—Y-yo...— el rostro de Naruto se pintó de escarlata y desvío la mirada.

— Naruto— presionó dando un paso hacía él cuando el silencio se hizo demasiado largo.

Kurama advirtió el terror mostrándose en la cara del rubio y frunció el ceño cuando Naruto comenzó a correr a su habitación. Apretando su mandíbula, decidió que no quedaría con las palabras en la boca y fue tras él.

Sus pisadas eran fuertes cuando caminó hacia su puerta y la abrió sin pedir permiso ni esperarlo. Naruto estaba en su cajonera, revolviendo en uno de sus cajones. Kurama cerro la puerta y se dirigió hacia él más rápido de lo que Naruto pudo reaccionar.

Kurama lo empujó lejos de cajonera y comenzó a buscar entre los pantalones. Seguro de que había escondido algo. Su mandíbula tensa al pensar que su sobrino podría estar en las drogas. Frustrado al no encontrar nada lo enfrentó.

Naruto estaba congelado, con un pantalón colgando en sus manos frente a él.

—¿Donde haz estado Naruto?— preguntó está vez más fuerte, su paciencia agotada.

Kurama arrancó el pantalón de sus manos en un rápido movimiento, agitando la prenda. Al ver qué nada caía, volvió a ver a su sobrino. Su rostro estaba muy rojo, sus ojos celestes abiertos de par en par, vergüenza y pánico. Kurama lo observó de pies a cabeza y sus ojos se engancharon en una mancha oscura en sus pantalones. Frunció el ceño y sus ojos se agrandaron cuando entendió, por lo menos en parte lo que pasaba.

Agarro del brazo a Naruto, mirando profundamente a sus ojos claros. Naruto tragó saliva visiblemente cuando los ojos rasgados de su tío lo miraron con seriedad, casi asustadolo.

— Dime—, su agarré logrando que Naruto hiciera una mueca al apretarlo con demasiada fuerza.

— Y-yoo...

Por mas que lo intentaba, Naruto no podía decirle a su tío a dónde había estado y mucho menos que había estado haciendo.

—¿Estabas con Hinata?— Kurama lo sacudió, furioso, alterado. Cuando Naruto dudo, Kurama explotó—¡Maldita sea Naruto! Dime que estabas con Hinata porque o sino te romperé cada hueso que...

—¡Si!— respondió sin aliento.

Kurama se relajó visiblemente, suspirando con alivió soltó a su sobrino y se giro, pasándose su mano por los cabellos que estorbaban en su frente. Naruto no entendió su reacción y lo miró atentamente mientras Kurama seguía dándole la espalda.

— Entonces... ¿Fuiste a su casa?— preguntó mucho mas calmado, pero sin voltearse.

— Si,— susurró, ya de nada servía esconderlo.

Kurama lo observó por encima de su hombro, Naruto juro que su expresión era incómoda.

—¿Ustedes...— Hizo ademanes con las manos, pero sin terminar la pregunta. Naruto frunció el ceño, sin entender qué quería preguntar. —¿Hicieron...— Kurama siguió haciendo esas señas, con el mismo resultado.

Maldiciendo, su tío se volteo a él.

—¿Tuvieron sexo?

Naruto se atragantó y negó fuertemente con la cabeza, dando un paso atrás. Kurama soltó aire contenido, sin poder mirar a su sobrino. Se dio cuenta que tenía en su mano aún el pantalón y se lo extendió sin mirarlo.

— Báñate, despues baja a la cocina. Necesito hablar contigo de algo importante.

Naruto tomó el pantalón y asintió. Kurama salió de la habitación y suspiró profundamente cuando cerró la puerta detrás de él.

— Por eso no quería hijos...— susurró para si y se dirigió a la cocina, intentando prepararse para LA charla...

Kurama se volteó cuando la puerta de la cocina se abrió. Miró a su sobrino con su cabello aún mojado, su rostro vergonzoso mientras se sentaba en la mesa sin poder alzar su mirada a él. Kurama le dejó una taza de té caliente al frente mientras se sentaba a su lado. En su mente había intentado pensar cómo empezar la conversación, era algo embarazoso pero necesario. Sabía que ese momento llegaría en cualquier momento.

Después de un largo silencio incómodo, decidió que no había que dar vueltas al tema.

— Naruto—, se aclaró la garganta— es normal que... — su sobrino se removió en el asiento y lo miró de reojo—. Bueno, tú sabes. En esta edad, te comienza a interesar el sexo. Empiezas a tener pelo donde antes no tenías y tienes...

Naruto carraspeó.

— Tío, esa conversación ya la tuvimos en la escuela—, confesó algo apenado.

Kurama suspiró, más ligero de saber que no tenía que explicar todo eso.

— Bueno, puede ser que me sea algo difícil de hablar sobre esto. Creo que Kushina se hubiera manejado mejor, ella era más frontal.

Ambos se quedaron en silencio unos minutos.

— Entonces, fuiste a la casa de Hina. ¿Sus papás sabían?— Naruto negó con la cabeza—. Eso quiere decir que entraste tipo ladrón a su habitación—, Kurama se rió bajo—. Si hiciste el mismo ruido que cuando entraste aquí, te aseguro que ellos lo sabían.

— No creo que ellos... — Naruto se calló, con una mirada suspicaz a su tío, que intentaba contener la risa—. No es gracioso dattebayo.

— Mmm, lo siento..— Kurama intentó ponerse serio.— Bien, hablemos de sexo, sin vergüenza. La mejor manera de poder empezar con tu vida sexual es tener la suficiente información para no cometer tonterías.

Naruto asintió, con sus mejillas bronceadas levemente sonrojadas.

— Bien, entonces no llegaron a concretar con Hinata.

Su sobrino negó, las puntas de sus orejas rojas.

— Primero, es normal que tengas... mmm, ganas de estar con tu novia. Tener una erección, por ejemplo cuando se besan, es totalmente normal. Eso no quiere decir que seas un pervertido—. Naruto tragó saliva, mirando fijamente a su tío. — Estoy seguro de que ella también se excita... ¿Sabes cómo se excitan las mujeres?

—Uuh... yo...

— A los hombres se les para el pene y las mujeres se mojan en su vagina. Así como el hombre puede correrse, las mujeres también tienen orgasmos. ¿Sabes cómo?

Naruto tragó saliva y pensó la forma en la que Hinata se corrió sobre él, pero aún así no sabía cómo o cuál fue la razón, sólo que fue lo último que necesitó para perderse él mismo.

— Hay lugares—, siguió Kurama al interpretar su silencio—, dónde la mujer es receptiva. El cuello, los senos y obviamente su vagina. Más específicamente su clítoris. El clítoris está en la vagina, arriba de donde tendría que entrar... tu.. bueno. Mejor te lo mostraré.

Kurama tomó su celular y buscó algo rápidamente. Le mostró una foto a su sobrino desde la pantalla, explicándole como podía hacer que una mujer tuviera un orgasmo. Él había creído que sería una conversación incómoda, o que a Naruto no le importaría. Pero él escuchaba atentamente todo lo que decía, absorbiendo la información como una esponja absorbe el agua.

— Entonces, por qué es importante que yo te explique cómo darle un orgasmo a una mujer. Para poder tener relaciones sexuales, la mujer primero tiene que mojarse o si no sería muy incómodo para ella. Tal vez hayas escuchado que ella tiene que ser receptiva—. Espero hasta que él asintió—. Cuando una mujer es virgen, como lo es Hinata, su primera relación puede ser dolorosa si no tienes ciertos recaudos.

Naruto parpadeó, nunca había escuchado eso.

— En la vagina de la mujer hay una membrana, el himen, que en su primera relación se rompe. Esto le dolera y algunas mujeres sangran. Pero si lo haces bien, ella sólo sentirá un leve pellizco de dolor...

—¿Y cómo...?

Kurama sonrió.

— Lo importante es mojarla, hacer que tenga un orgasmo o varios, esa ayudará a que su cuerpo se relaje. Ahí podrías... penetrarla. Tiene que ser rápido, y debes esperar a que ella se ambiente a tu miembro antes de poder moverte. No puedes meterla y moverte y terminar. Tu lo disfrutarías, seguramente, pero ella no. ¿Comprendes?

— Si.

—¿Sabes cómo usar un preservativo?— Naruto asintió, él suponía que eso se lo habían explicado en la escuela.—¿Tienes alguno?

—Uuh... no— negó con la cabeza.

— Yo te compraré y siempre lo llevaras encima, ¿estamos de acuerdo?

—Si—, Naruto se encogió de hombros.

Kurama golpeó su nuca al ver que no le interesaba tanto esta parte de la conversación.

—¡Ite! ¿Por qué me golpeas ttebayo?— Le pregunto frotando su nuca.

— Esto es tan importante como la parte del orgasmo mocoso. El preservativo además de evitar contagios, es la forma mas segura de no dejarla embarazada. Son jóvenes y la calentura del momento a veces puede más que la inteligencia. Siempre, escucha bien. SIEMPRE usa preservativo.

Naruto asintió.

—¿Tienes alguna pregunta?

Naruto dudo, pero termino negando.

— ¿Quieres contarme lo que pasó?

Naruto desvío la mirada a su taza vacía, era vergonzoso pero decidió decirle la verdad.

— Había tenido una pesadilla con Hinata—, comenzó con la mirada fija en la mesa, sintiendo la mirada rasgada de su tío sobre su perfil.— Fue tan real que necesite verla. Yo... simplemente fui a su casa, golpeé su ventana hasta que ella se despertó. Me ayudo a subir y... nos besamos. Le conté, mas o menos, qué era lo que me empujó a ir con ella a esa hora...

—¿Que hora era?— Le pregunto Kurama inclinándose hacia él.

—Mmm, no sé. ¿Las 2 o 3?—, miró de reojo a su tío, tomando la taza con ambas manos, jugando con ella, y volvió a mirar la mesa. — Después... bueno. Nos besamos de nuevo acostados. Simplemente, no pudimos parar. Ella... se subió arriba mío. No me animé a tocarla bajo la ropa, nosotros simplemente... aah...

—¿Se tocaron?— ayudo al verlo buscar una palabra. Naruto dudo.

—No exactamente.

Kurama asintió.

— Ella se frotó contra ti.

Naruto asintió varias veces, sintiendo su cara arder.

— Creo que ella... Umm... ¿Tuvo un orgasmo? Y yo...

— Entiendo—, le cortó su tío al ver que le costaba seguir.— Te corriste en tus pantalones.

Naruto cerró fuerte sus ojos, sintiéndose morir de vergüenza. Se sobresaltó cuando Kurama le palmeó en el hombro.

—¡Hey! Esta bien.— Sus miradas encontrándose—. Me relaja saberlo... ¿Y luego? ¿Qué pasó? ¿Por qué llegaste a las cinco?

Naruto parpadeó, cortando la conexión, miró al pecho de su tío.

— Nos dormimos.

Kurama bajo su mano a la mesa y asintió.

— Primero y principal, quiero que sepas que no puedo pasar por alto que te hayas ido a esa hora de la casa. Fue demasiado estúpido. Te sacaré la consola por un mes y vas a tener las horas contadas con tus citas con Hina. Además que debo hablar con su madre, ella tendrá que tener una conversación con...

—¡No tío! Por favor, — habló apresuradamente levantándose de su asiento.— Hina se morirá de vergüenza. No querrá verme y...

—No puedes esperar que yo...

—¡Por favor Tío! Haré cualquier cosa ¡cualquier cosa! Pero por favor, por favor...

Naruto estaba desesperado, Kurama negó con la cabeza. No sabía que hacer con su sobrino.

— Esta bien— suspiró. — Pero estarás castigado por tiempo indefinido.

Naruto asintió aliviado.

— Vete ya—, le dijo molesto cuando por la puerta entraba Jiraiya.

Él se volteó, saludo rápidamente a Jiraiya y corrió al pasillo para subir por las escaleras. El peliblanco subió una ceja al volver para mirar a su amigo, la pregunta escrita en su expresión.

—No quieres saberlo— negó Kurama tomando su celular y levantándose.— Adolescentes... — susurró como una maldición cuando abría la puerta de la cocina.

Jiraiya parpadeó viendo la puerta y se encogió de hombros.

— Nunca me cuentan nada en esta casa—, se quejó llendo a preparar su té.

Continuará...

Hola!! Tanto tiempo que no escribo está historia. Aprovechando que mí inspiración volvió fuertemente, estoy escribiendo. Estamos muy cerca del final y estoy decidida a terminarla!!

Perdón por la demora

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