Conflicto
Los personajes de Naruto no me pertenecen, si no a Masashi-Sama...
Capítulo 12
Conflicto
"¡Vamos!¡Será una buena idea ttebayo!"
Hinata ya no estaba tan contenta con la idea de su mejor amigo. Miró desconfiada a la pista de hielo que estaba delante de ella y se aferró al barandal, sin animarse a entrar.
Cuando era niña había aprendido a patinar con rueditas, pero para ella era muy distinto con la cuchilla. Camino aferrándose al barandal y un mohin se instaló en sus labios al ver que el rubio la miraba con mofa en la pista
—¡Vamos Hinata!– Le animó al acercarse a la entrada de la pista.
La oji perla miró adentro de ésta, donde Tamaki con Kiba patinaban agarrados de la mano. Ellos no tenían problemas porque se habían criado allí, pero Hinata había vivido en Suna, un lugar caluroso que nunca nevaba. Tamaki le había aconsejado que fuera con una calsa abrigada, para no pasar frío y tener mejor movilidad. Miró a su amigo que le seguía sonriendo y sintió sus mejillas arder.
—¡No sé si es una buena idea Naruto!– Se quejó cuando casi se cae y todavía no había apoyado los pies en el hielo.
Naruto se carcajeo y se acercó más a ella, extendiéndole la mano. Hinata abrió los ojos y miró la grande y bronceada mano del rubio y levantó la mirada para conectarlo con sus ojos. Los zafiros brillaban con intensidad y se sintió atrapada en ellos por unos segundos. Estos le transmitían seguridad y las palabras de su amigo la hicieron sonrojarse con fuerza.
—Toma de mi mano Hinata. Yo no dejaré que te pase nada malo ttebayo.
Algo temerosa tomó la calida mano de su amigo y él la aferró con fuerza para que ella pudiera entrar a la pista. Cuando tuvo los dos pies sobre la hielo sintió que se separaba de más y juntó las rodillas de pura inercia. Naruto volvió a reírse, mientras patinaba para atrás y a ella la impulsaba hacia adelante. Hinata se agarró con las dos manos de la de su amigo y lo miró llega de pánico. Pero poco a poco la mirada de Naruto fue relajandola y se dejó guiar por él.
Al poco tiempo, ya estaba patinando al lado de él, pero sin soltarle la mano. Hinata sentía que estaba viviendo un sueño al estar junto al rubio y que su amigo riera a todo pulmón por las cosas que hacían. Pero de un momento a otro, Naruto empezó a patinar con más fuerza, prácticamente arrastrándola, porque no le soltaba la mano.
—¡Na..Naruto!– Le quiso regañar ella por la velocidad, mientras el reía.
En un movimiento rápido, Naruto la impulso hacía adelante y le soltó la mano.
—¡¡Kiiaaa!!– Gritó Hinata al ver que iba a chocar con el barandal.
Tal vez había aprendido a mantenerse de pie y algo a patinar, pero no sabía cómo detenerse. Cerró los ojos con fuerza, antes de chocar, esperando el golpe. Pero sintió que alguien la tomaba de la mano y la desviaba a un costado donde seguía la pista. Abrió los ojos al momento que se detuvieron y miró a su salvador. Naruto la miraba con la misma sonrisa soncarrona y ella tuvo una mezcla de sentimientos. Por un lado quería abrazarle y agradecerle por haberle salvado y por otro quería golpearlo por hacerle ese broma de mal gusto. Cuando se había decidido en darle un buen golpe en el hombro, él apretó un poco su mano y sonrió de una forma cálida, deteniendo todo pensamiento de la oji perla, que lo quedó mirando con los ojos abiertos de par en par.
—Te dije que no dejaría que te pasará nada malo...
Hinata se coloreó hasta la raíz de su cabello, su amigo no sabía lo que le provocaba a su corazón con esa mirada y esas palabras que le aceleró los latidos y le cortó la respiración. Por un momento, sintió que toda la gente de la pista desaparecía de su alrededor y sólo existían ellos dos, tomados de la mano y mirándose a los ojos de una forma intensa. Pero su burbuja se rompió cuando Naruto desvío la mirada con el entrecejo fruncido, mirando para todos lados. Hinata elevó ambas cejas y cuando se percató que su amigo se había quedado mirando a un lugar fijo ella guío su visión allí también, con entrecejo fruncido.
Su corazón dolió de una forma cruel cuando se dió cuenta que su amigo se había percatado de la presencia de Sakura. Llegó a sus oidos la risa de ella, que patinaba de una forma casi profecional con su amiga rubia, Ino, la compañera de ellos. Volvió su vista a Naruto, para sentir que sus ojos se llenaban de lágrimas al ver la sonrisa de él, ésta, para ella, era distinta de alguna forma a la que le dedicaba a la oji perla. Bajó su mirada a la mano de él, al sentir que aflojaba su agarré y sintió pánico al notar que una lágrima traicionera bajaba por su mejilla. La limpió con la mano libre y se separó de Naruto para empezar a patinar lejos de él, no quería volver a mirar esa sonrisa ni la expresión que se apoderaba de él cuando veía a la pelirrosa. Patino hasta donde vió a Tamaki y se aferró de ella al darse cuenta que patinaban separados de Kiba.
—¿Que pasó Hinata?– Le preguntó preocupada la castaña al ver la expresión de su amiga.
Hinata negó con la cabeza y ocultó sus ojos bajo su flequillo, no quería que nadie se diera cuenta de lo sensible que se ponía al ver algo tan "insignificante". Naruto llegó a ellos a los pocos minutos, con el entrecejo fruncido, pero no había dicho nada al respecto y Tamaki decidió que después le preguntaría a su mejor amiga por qué estaba así.
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—¡Es un imbécil!– Se quejó Tamaki cuando ambas amigas estaban en el baño del Macdonald.
Hinata se lavó la cara varias veces, ya que le había afectado de más esa escena. Ya había salido de la pista de hielo y habían ido a comer unas hamburguesas. Naruto y Kiba se encargaban de los pedido y ellas habían aprovechado a ir al baño, allí la castaña la acorraló para que le dijera que le había paso en la pista con el rubio y Hinata, sintiéndose atrapada por su amiga, se lo contó todo.
La oji perla negó con la cabeza después de secarse y sonrió de una forma decaída.
—Naruto no tiene la culpa de que yo sienta otras cosas por él. Él me había dicho que yo era su me-mejor amiga, ca-casi una hermana. Yo con-confundí las co-cosas.– Lo escudo la oji perla y Tamaki la miró de forma reprobatoria.
La castaña se había percatado de la mirada que le daba Naruto aveces a la oji perla. Sabía que a el rubio sentía algo más que amistad por ella, porque el oji azul era demasiado transparente, igual que Hinata. Pero ambos eran tan despistados que no se daban cuenta que los dos se gustaban. Tamaki suspiró, ya que ella quería decirle eso a su amiga, pero Kiba le había prohibido meterse. Le había explicado que eso era algo que ellos debían darse cuenta y que ella no podía meterse en sus vidas.
Hinata y la castaña salieron del baño y buscaron a los chicos entre las mesas. Kiba les hizo una seña con los brazos y se dirigieron a ellos. Pero antes de llegar, la oji perla miró a un costado y vió a Shikamaru Nara. Se detuvo cuando él le hizo una señal con la pera en forma de saludo.
—Ya voy Tamaki.– Le aviso a su amiga al dirigirse al lugar donde estaba el de peinado de piña.
Sonrió al llegar a la mesa donde estaba éste con un chico robusto que deboraba una hamburguesa como si no fuera mañana.
—Hola Shikamaru-San.
—Hinata.– Le saludo de forma peresosa y la oji perla miró al castaño con pequeños ojos.— Él es Choji, un amigo.
—Hola. – Saludo él con una gran sonrisa después de tragar lo que tenía en la boca.—¡Oye!¡Yo te conozco!¡ Eres la mujer maravilla del instituto!– Gritó él llamando la atención de la mayoría de las personas que estaban comiendo allí.
Hinata se sonrojó con fuerza y sonrió de una forma incómoda.
—Choji, que problemático que eres.– Se quejó el de peinado de piña. — A Hinata no le gusta que le digan así.– Le explicó.
—¡Oh! Lo siento mucho.– Se disculpó mostrando verdadero arrepentido y la oji perla sonrió.
—No te preocupes... ¿Aprovechando los últimos días de vacaciones?– preguntó buscando una escusa para mantenerse alejada un poco más del rubio. Aún estaba dolida por lo que había paso en la pista.
Ambos asintieron con la cabeza, pero no dijeron nada más, ya que Choji había empezado a devorar la hamburguesa nuevamente y el de peinado de piña comía despreocupado unas papas fritas. Hinata sonrió de forma tensa, removiendose un poco, allí parada y miró de reojo a la mesa de sus amigos. Tamaki y Kiba hablaban despreocupadamente, mientras Naruto miraba a su dirección, poniéndola más nerviosa.
Shikamaru era un joven algo perezoso, pero era muy observador e inteligente y se dió cuenta de las miradas que se daban los dos amigos. La situación le parecía un fastidio, pero noto que las miradas eran algo tensas.
—¿Viniste con tus amigos Hinata?– La pregunta era demasiado obvia, pero la oji perla sonrió aliviada de que pudiera decir algo más.
—¡Oh! sí. Hemos ido a la pista de hielo a patinar un poco, la verdad es que nunca lo había hecho. — Contó juntando ambas manos y balanceándose un poco sobre sus pies.– Ya que viví mi infamcia en Suna y allí no hace frío, no como aquí. Pero a sido una experiencia... agradable.
Hinata nunca había sido una persona de mucho hablar, más bien era timida y retraída con personas que no conocía. Pero Shikamaru parecía ser buen muchacho y además Naruto le había pegado un poco lo de charlatan.
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Naruto bufó por tercera vez, mientras miraba a Hinata charlar animadamente con Nara y Aquimichi. Miró con fastidio a la parejita de amigos que tenían que se habían tomado de la mano, sobre la mesa y hablaban como si él no estuviera. Miró a su amiga nuevamente, pero ella no hacía ademán de terminar la charla y ya que Kiba y Tamaki estaban muy concentrados en lo suyo, tomó su bandeja y la de la oji perla y caminó a su dirección.
—Tu comida se enfría Hinata.– Le dijo cuando llegó a su espalda y ella saltó asustada para voltearse a mirarlo.
—Na-Naruto.
El rubio le extendió la bandeja y ella lo tomó con ambas manos. Él miró a direcciones de sus compañeros de salón y los saludo con la cabeza. Naruto nunca había tratado con ellos, no les caían mal, ya que nunca lo habían molestado o algo por el estilo, Nara prácticamente no existía en el salón y Aquimichi siempre estaba pegado a él. Eran como uña y mugre, siempre juntos.
—¿Que hay Naruto?– Saludo el corpulento castaño.
—¿Todo bien Choji?– Respondió éste. —¿Podemos sentar con ustedes?– Preguntó aunque ya había tomado una silla y se sentó al lado de Choji.—La parejitas, me está dando náuseas.– Contó señalando con el pulgar la mesa donde estaban sus amigos, aún hablando.
Shikamaru se encogió de hombros, igual que el castaño. Hinata dejó la bandeja con su hamburguesa, papas y bebida, al lado de él y Nara, corrió la silla y se sentó. Por momentos Naruto sólo se dedicó a comer y escuchar la conversación que tenía el de peinado de piña con su amiga, pero no se metía mucho. Le dolió ver que ella ni siquiera le había dado una mirada durante el almuerzo y que tampoco le había dirigido la palabra. La idea loca de que ella estuviera enojada con él la pasó por la cabeza, pero la desechó enseguida, aunque no del todo.
Luego de que Shikamaru y Choji se fueron, ellos se quedaron un rato callados, él comiendo lo que le quedaba de papás y ella tomando la soda. Entonces decidió que estaba cansado de la situación.
—¿Pasa algo Hinata?– Preguntó de una forma demasiado directa y casi su voz sonó molesta.
La oji perla saltó nerviosa en su asiento y bajó la mirada, ocultandola en la sombra de su flequillo. Pero de un momento a otro levantó la cara a él con una sonrisa y los ojos cerrados.
—No.
Naruto alzó una ceja, ya que no le creía absolutamente nada, además la conocía, sabía que si no le dijo lo que le molestaba en ese momento, no se lo diría. Le dolió darse cuenta de ello, pero decidió no insistir.
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Hiashi se levantó con cuidado para no despertar a su esposa, era sábado y no quería molestarla diciéndole que le hiciera el desayuno. Después de vestirse y darle un tierno beso en la frente se dispuso a bajar a la cocina. La casa se mantenía caliente gracias a la calefacción de ésta y agradecía ello, ya que se notaba que afuera estaba helando. Entró a la cocina para hacerse un café y preparó todo para ello, pero unos ruidos le llamaron la atención. Se acercó a la ventana que daba al patio trasero y abrió sus ojos con asombro para luego sonreír con orgullo. Su hija mayor, Hinata, estaba entrenando con el Dimmu, sin importarle las bajas temperaturas, aún así estaba bien abrigada.
Observó a su hija mientras el café se calentaba, los ojos de ella brillaban con determinación y su ceño estaba fruncido. Debía admitir que el entrenar Win Chung le había dado un mejor caracter, era más determinada y tal vez un poco mas extrovertido. Aunque debía admitir que todo había sido gracias a su inesperada amistad con el rubio revoltoso. No había tenido oportunidad de hablar mucho con el muchachos, pero no parecía ser un mal chico.
La cafetera hizo un pitido habisado que se apagaba y fue a servirse un poco del café. Aveces se arrepentía de trabajar tanto tiempo, pero últimamente se había percatado ciertos movimientos raros por parte del jefe de la empresa, Madara. Estos se relacionaban con la ganacia de la empresa y además estaba lo del acreedor fantasma de más de la mitad de la empresa. Hiashi había sido contratado por Obito y éste le había pedido que investigará los movimientos de su hermano mayor, ya que estaba preocupado por la empresa que había sido de Fukaku. Ahora debía investigar, sin levantar sospechas, quién era ese fantasma y si es que alguien podía sacarle el control a Madara.
La puerta del patio se abrió, entrando una ráfaga helada y Hiashi tembló un poco al no esperar la intromisión. La puerta volvió a cerrarse y él se volteó para encontrase con su hija que se abarzaba a ella misma con sus brazos. Hinata abrió levemente los ojos al darse cuenta de la presencia de su padre, pero luego sonrió con una pequeña reverencia.
—Buenos días padre.
—Buenos días Hinata.– Le contestó.— Estás entrenando mucho, últimamente.– Su hija por toda respuesta asintió mientras tamaba un poco de agua.— No he visto a tu sensei tampoco..
La oji perla menor bajó la mirada por unos segundos y luego volvió a mirarlo con una sonrisa apenas perceptible.
—A tenido que hacer unas cosas me ha dicho, pero dijo que volvería pronto.– Le contó encogiéndose un hombro.
—Ya veo..– Susurró Hiashi para tomar lo que le quedaba de café para poder marcharse al trabajo. Pero antes de salir por la puerta se volteó y vió a su hija.— Trata de no enfermarte Hinata.– Ella lo miró sorprendida y antes de recuperarse él volvió a hablar.— Estoy muy orgulloso de tu determinación de querer mejorar hija, pero no te sobreesfuerses.
Hinata parpadeó varias veces y él se volteó con una sonrisa y se fue al trabajo.
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Las clases habían empezado de una forma normal, con revuelo y risas por aca y por allá. El grupo de amigos que le decían "La liga de la justicia" siempre era observado cada vez que llegaba al instituto. Las cosas eran como siempre, una que otra enfrentamiento contra el grupo de Sasuke o de Karin. Las semanas pasaron, pero poco a poco el grupo del azabache comenzó a quedar opacado por el grupo de Deidara, que se dedicaba a molestar a los chicos de primer año. Naruto comenzó a tener cierta rivalidad contra el rubio de pelo largo y un mes después del comienzo de las clases las cosas empeoraron.
Naruto caminaba con su bandeja del almuerzo, vió a Kiba y Shino y se dirigió a ellos. Pero antes se percató de Sakura, ella estaba discutiendo con Deidara, mientras él tenía a sus cinco amigos atrás de él. No quiso prestar mucha atención, ya que sabía que la pelirrosa estaba de novia con el problemático. Pero un comentario del rubio de coleta lo hizo detenerse en seco.
—¡No me jodas Sakura!¡Sólo fue sexo!
Naruto apretó la bandeja con fuerza al ver la mueca de dolor de la pelirrosa y como los ojos jades se llenaban de lágrimas.
—¡Entonces era verdad!– Grito furiosa la chica con los ojos brillosos.
Todo el comedor estaba en silencio, pero se escuchó las risas de Deidara con sus amigos. La pelirrosa sentía tanta importancia que agarró la bandeja del almuerzo del chico y lo tiró en su pecho, provocando que el rubio de coleta dejará de reír.
—No lo tomes personal Sakura.– Dijo con ironía.— Sólo serviste para divertirme un poco.– Sonrió mientras se sacaba un poco de la comida.
Naruto sintió su sangre hervir, no se percató que Sakura tenía los puños apretados con fuerza y quería golpear a su ex novio. Pero él tiró la bandeja sobre la mesa vacia que estaba cerca de ellos llamando la atención de la pareja que discutía. La pelirrosa lo vió con los ojos abiertos de par en par, mientras que el chico fruncio el ceño a su dirección.
—¡Oye tú! ¿Qué clase de hombre eres Deidara?– Le preguntó con los dientes apretados y caminando hacia él.
—Ha-ha..– Sonrió el rubio de coleta en forma irónica.—¿Quién te llamó a la fiesta Uzumaki?
Naruto estaba a unos pasos de Deidara, sin mirar a Sakura y prácticamente podía atravesar con la mirada al otro.
—¡Ah! Cierto que siempre has estado atrás de Sakura como perrito faltero.– El ojiazul cerró los puños con fuerza.— Si la quieres puedes tomarla, ya no me interesa..– Le dijo haciendo un ademán con la mano, como sacándole importancia y miraba a sus amigos con una sonrisa burlona, que le devolvían el mismo gesto.
—¡Tú...! ¡¡No hables de esa forma de Sakura-Chan ttebayo!!
Deidara rió un poco más y lo miró como provocándolo.
—¿Qué harás al respecto?– Le preguntó empujándolo con ambas manos.
Naruto sabía que si peleaba no le agradaría mucho a la dirección del instituto, pero no podía dejar que las cosas quedarán así. Deidara volvió a empujarlo, buscando la manera que él reaccionará. Cuando volvió a empujarlo por tercera vez Naruto lo agarró de ambas muñecas con fuerza, el de coleta intentó librarse sin borrar el gesto burlón, pero luego del segundo intento ya empezaba a molestarse; y cuando el oji azul lo soltó, éste por la fuerza que había aplicado, se fue dos pasos hacia atrás, provocando la risa de los alumnos espectadores.
Deidara miró iracundo a los que se rieron, provocando que cerrara la boca de manera brusca y en un rápido movimiento intento golpear a Naruto en el rostro con un puño. El rubio de pelo corto lo detuvo con el antebrazo y con la mano que tenía libre le propinó un certero golpe en la mejilla, haciendo que casi cayera, si no fuera por los amigos que lo sostuvieron. Deidera lo miraba asombrado, pero rápido cambio su expresión tirándose para teclear a Naruto contra la misma mesa que él había tirado su bandeja.
—¡Maldito!– Gritó el de coleta cuando pudo golpear un puño en el pómulo del rubio.
A Naruto lo había tomado totalmente desprevenido, pero agarró la muñeca de la mano que quería volver a golpearlo y se corrió del lugar devolviéndole el golpe, tirandolo al costado.
—¡Cuidado!
Naruto escuchó la voz de Kiba, pero ya se había percatado que uno de los amigos de Deidara se tiraba contra él desde atrás, cuando se había levantado de la mesa. Sin pensarlo mucho pateó una patada de burro, encastrando su pie el el pecho del chico y éste cayó de espaldas. Naruto miró a la dirección donde sintió otro movimiento y se agachó justo a tiempo para esquivar un gancho justo a su mandíbula. Encajó su puño en la mandíbula del que le quiso dar el golpe y tiró una silla para el que se acercaba por el otro lado, haciéndolo tropezar. Con gran agilidad, rodó por la mesa y se cubrió con está, mientras uno de los amigos de Deidara quiso agarrarlo. Pero no se dió cuenta que el de coleta estaba bajo la mesa y agarró su tobillo para tirarlo al suelo. Naruto sintió el tirón y cayó al suelo, pero así como su espalda lo tocó se levantó de un salto, asombrando a todos los alumnos que no habían tardado, algunos, en sacar sus celulares para filmar la pelea.
Naruto volvió a ponerse en posición de pelea y no tardó en patear a uno, que tenía cerca, en la cara. Se volteó al escuchar el grito de Deidara y esquivó los golpes que le tiraba una y otra vez. Derecha, izquierda, derecha, abajo, el de coleta era muy predecible ya que Jiraiya le había enseñado que cuando la ira cegaba a alguien, él podría leer sus movimientos con tranquilada. Naruto iba retrocediendo mientras esquivaba, hasta que golpeó parte trasera con otra mesa. Siguió bloqueandolo con los brazos, ya que él no quería volver a golpear a Deidara, pero se dio cuenta que él no desistirá. Así que cuando bloqueó el último, le hizo un agarre, torciendole el brazo con fuerza. El de coleta gimió del dolor y cayó de rodillas cuando Naruto forzó un poco más el agarre. Queriendo ver en los ojos de Deidara el mismo dolor que había visto en los de Sakura.
—¡Naruto!– Gritó Hinata.
El ojiazul parpadeo al darse cuenta que casi le rompe el brazo a Deidara y lo soltó de golpe.
—¿¡Qué diablos pasa aquí!?– Justo en ese momento se escuchó el grito de la profesora Anko.
Naruto observó a su alrededor, los amigos del de coleta se levantaban con muecas de dolor y el rubio vió admiración en la mayoría de los espectadores. Pero sus ojos se agrandaron al ver a Sakura, exactamente en la misma posición que estaba antes de que él la defendiera. Su ceño estaba fruncido, pero lentamente lo relajo mostrando asombro y por último estos brillaron con administración. Naruto sintió su pecho inflarse cuando ella comenzo a sonreirle de una manera distinta, sintió como su mano era tironeada de la profesora de gimnasia y no prestó atención al sermón que le estaba dando, dirigiendolo seguramente a la dirección. Su azulada mirada estaba clavada en la pelirrosa y la de ella en él, hasta que cruzó el umbral de la puerta del comedor. Lo último que vió fue a su mejor amiga, Hinata, con los brazos cruzados y una mirada intensa que nunca le había visto en ella.
Mejor dicho sí la habia visto, pero sólo había sido a los que alguna vez lo habían molestadoa a él.
¿Había hecho algo mal?
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