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Amigos

Capítulo 14

Amigos

Sasuke leía un libro de Biología, para un trabajo de esa materia, en la mesa del comedor, totalmente solo. Le agradaban esos momentos de soledad ya que ahora no estaba Suigetsu, molestándolo con tontos comentarios o la mirada inquisidora de Jūgo en su cabeza. Levantó un pedazo de rollo de huevo con sus palillos y se los llevó a la boca sin apartar la mirada del libro; ser el mejor promedio de la escuela debía mantenerse.

Pero su ceño se frunció al sentir que alguien se sentaba frente a él, con la mejor cara de pocos amigos miró a la persona que se atrevió a interrumpir su momento de estudio. Su frente se arrugó mucho más al encontrar los ojos perlas de Hinata, que le hizo un gesto con la cabeza de saludo y abrio su bento, empezó a comer mientras también hojeaba un libro.

Sasuke pensó si en algún momento él le había dicho que ella pasará tiempo con él, alzó una ceja intentando hacer memoria, pero sabía perfectamente que ellos no eran amigos para que, de pronto, ella se sentará con él. Volvió a mirar a Hinata, pero ella parecía completamente compenetrada con el libro que leía y ni siquiera lo miraba.

Abrió la boca para decir que no quería compañía, pero ninguna palabra salió de ella, boqueando como pez fuera de agua. Decidió cerrarla, haciendo una línea vertical con sus labios, totalmente tenso. Se la quedó mirando un buen rato, hasta que la oji perla sintió su observación y de soslayo lo miró por encima del libro.

Él sólo la miraba con la expresión de qué hacía ella allí, sentada en su mesa. Al parecer Hinata entendió su pregunta silenciosa y se encogió de hombros, no dándole mucha importancia y volviendo a su lectura.

Sasuke volvió a fruncir el ceño al darse cuenta que ella no se iría. Pero internamente, al azabache, no le molestaba su presencia, era medianamente tolerable. Con un suspiro, entre fastidio y resignación, volvió a su lectura.

Lo dejaría pasar por el momento.

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Sakura comía su ensalada y frunció un poco la frente al darse cuenta del repentino silencio de Naruto. Levantó la mirada, para observarlo y se dió cuenta que miraba a un lado con cara enojada. Siguió su mirada y buscó algo en el enorme comedor que le provocaba a su amigo tener esa expresión. Sus ojos jades buscaron hasta que encontró dos cabellaras negras y azuladas sentadas en la misma mesa, uno frente al otro. Se dió cuenta que una le pertenecía a Hinata, la amiga de Naruto y sus cejas se alzaron al darse cuenta que estaba junto con Sasuke Uchiha, el némesis de su amigo.

Ella mejor que nadie sabía el odio que se tenían esos dos, del acoso que había recibido Naruto por parte del azabache. Estaba más que asombrada al ver a la mejor amiga del rubio, esa que lo defendió a capa y espada, sentada junto al chico que tanto los había molestado a ambos.

—Que extraño...– Susurró.

Volvió a mirar a Naruto, y éste seguía mirando a su amiga, sin cambiar la expresión. Podía entender que le molestará, después de todo le había hecho la vida imposible hacía un par de años, hasta unos meses atrás.

—¿Naruto?– Lo llamó. Él la miró, sin cambiar esa expresión. Los labios tensos en una línea, las cejas fruncidas, los ojos destellando de enojado.

—¿Qué?

Sakura se asombró al escuchar la pregunta escupida de la boca de Naruto, agarrándose con ella por la frustración. Arrugó su frente, enojanda por su forma de hablar.

—Primero y principal, no me contestes de esa forma.– Lo reprendió y él aflojó su postura tensa.— Segundo...¿Desde cuándo tu amiga, Hinata, come con Uchiha-San?

Naruto resopló y volvió su mirada a la pareja que seguía en su lectura y comida, sin prestarse la más mínima atención.

—No lo sé.– Dijo.

Sakura también los observó, pero más que nada al chico de esa mesa. Siempre le había parecido atractivo el Uchiha. Un chico silencioso y solitario, muchos decían que era un patán engreído, ella, en cambio, creía que era incomprendido. Sabía interpretar la mirada fría de dolor del azabache, se daba cuenta de que su vida, tal vez, no era tan fácil como los demás decían.

Sin ir más lejos, todos decían que su vida, como "chica popular" era sencilla. Ella era bonita, atlética e inteligente, podía conseguir todo lo que quisiera, decían.

Nada más alejado de la realidad.

La pelirrosa no se sentía linda, para ella, su frente era muy grande, su cabello era demasiado llamativo, era delgada, no tenía pechos como las demás. Era demasiado bruta, torpe, a veces se parecía un hombre con sus reacciones violentas. Su vida no era un lecho de rosas.

Sus padres peleaban constantemente, su primer novio había jugado con ella y sabía que estaba agarrándose de Naruto como si fuera un salvavidas.

Mi vida apesta pensó mientras revolvía la ensalada.

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Sasuke se acomodó la mochila en un hombro mientras esperaba que apareciera el auto para llevarlo a la mansión. Un lunes, dentro de todo, agradable podría decirse. Se sentía de un humor bastante bueno a comparación de otros días.

—¡Uchija!

Se sorprendió al escuchar que alguien lo llamaba y se volteó, pero nada lo preparó al ver que Hinata corría a su dirección. Ella se detuvo frente a él y éste se la quedó mirando, esperando que le diga lo que sea que iba a decirle.

—Vamos.– Le dijo con una sonrisa y sosteniendo su maletín entre sus manos, al frente de su falda.

Sasuke alzó una ceja y la miró escéptico.

—¿Adónde?– Le preguntó sin entender.

La oji perla rodó los ojos y sonrió.

—¿No me llevarás a casa?

Justo en ese momento el auto se detuvo trás él, mientras Hinata esperaba su respuesta. Por un lado no le molestó que ella le acompañará al almuerzo, pero creía que ella había mal interpretado la reacción que había teniado el viernes.

—No.– Fue lo único que le contestó, serio.

Se dió medía vuelta y se metió en el auto, cerrando ante una congelada Hinata que miró todo con los ojos abiertos de par en par y la boca en una perfecta O. El chófer arrancó mientras Sasuke seguía viendo a la chica, aprovechando los vidrios polarizados.

—¡¡ME LAS PAGARÁS UCHIHA!!– Gritó Hinata cuando el auto se había alejado un par de metros.

Sasuke sin darse cuenta soltó una carcajada y se acomodó en el asiento.

La sonrisa que tenía en ese momento no la había visto desde que el joven era un pequeño, pensó su chofer que lo miró por el espejo retrovisor.

Hinata bufó molesta después de ver que el auto de Sasuke doblaba una esquina y comenzó a caminar a la dirección de su casa. Su idea era acompañar al Uchiha, intentar hacerlo más social ya que creía comprender por lo que pasaba. Había hablado con su madre sobre lo que sabía de Sasuke y ella le explicó que generalmente las personas que hacen bullying, también lo sufren en otro lado de la vida. Entonces todo había tenido sentido para Hinata, la escena en la cual había sido testigo el la fiesta de Navidad. Había hablado con Shikamaru por teléfono, preguntándole lo que sabía de Sasuke y todo lo que le había dicho el Nara le destrozó por dentro.

Si bien entendía que el azabache estaba sufriendo, no le daba la razón para que haya molestado a Naruto. Pero entonces se le ocurrió que tal vez ella podía enseñarle que no tenía que estar solo.

Sonriendo, cruzó la calle y se propuso esa nueva meta, eso le ayudaría a dejar de sufrir por amores no correspondidos y, por sobre todas las cosas, ayudaría a alguien que de verdad necesitaba.

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Naruto llegó a su casa de un humor de perros. No estaba para nada feliz, ni mucho menos. Tiró la mochila con fuerza a la esquina que siempre la dejaba y las carpetas hicieron un ruido seco al golpear contra la pared. Cerró de un portazo y se iba a ir directo a la habitación, cuando Kurama se acercó por la cocina.

—¡Que humor muchacho!– Le dijo apenas lo vió.

Naruto suspiro, pasándose la mano por lo cabellos, intentando tranquilizarse, porque sabía que no debía desquitarse con los demás.

—¿Qué hay tío?

El rubio no lo notó, pero Kurama abrió levemente los ojos al escuchar la última palabra y sonrió. Se sentía más relajado al saber que Naruto había tomado bien que él haya aparecido de un momento a otro. Pero también se percató del estado algo decaído de su sobrino y caminó hacia él, apoyando una mano en su hombro para llamar su atención.

—¿Qué sucede Naruto?– Le pregunto con verdadera preocupación.

El rubio tomó bastante aire y lo soltó, un poco más relajado. Pero aún así no quería contarle nada a Kurama.

—Nada..– Quiso marcharse, pero él lo detuvo.

— Ve a cambiarte, vine para llevarte a cenar ramen.

Los ojos de Naruto cambiaron al instante y se alegraron un poco, asintió con la cabeza y subió a su habitación.

Kurama volvió a la cocina donde se encontraba Hiruzen y habían estado charlando hasta que hizo su estruendosa entrada el rubio.

—¿Se volvió a pelear?– Preguntó el anciano cuando el pelirrojo se sentó en el taburete alto.

—No, al parecer estaba enojado, pero entendio la última charla que habíamos tenido con él.

—¡Que bueno que a ustedes los escuche! ...No importaba las veces que hablaba con él, nunca me prestaba atención. Supongo que pasa por una adolescencia difícil. Yo no sé mucho...

—Creo que haz hecho un gran trabajo. – Le interrumpió con una sonrisa.— Yo no hubiera podido críar a Naruto tan bien como lo has hecho tú. Tiene algunos problemitas con su carácter y es muy impulsivo. Pero eso no es tu culpa,– se apresuró a aclarar.— Eso lo heredó de su madre. Kushina era así como él.– Ambos sonrieron.

—¡Ya estoy listo ttebayo!– Naruto entró haciendo un gran escándalo a la cocina, asustando a los dos hombres.

Los dos rieron, dándose cuenta de lo escandaloso que era el adolescente.

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Hiashi caminaba por los pasillos de la empresa, dirigiéndose a la oficina del encargado de la publicidad. Era el que tenía más años en la empresa y él era el único que quedaba del tiempo que Fukaku era el único líder de la empresa.

Se detuvo en la puerta de la oficina y le aviso a la secretaria que quería hablar con Nara. Ella hizo una llamada por teléfono y en seguida le dijo que pasará. Una vez adentro, pudo ver a Shikaku parado a un lado del escritorio.

—Hyūga-San. Que bueno verlo.– Le dijo al estrechar la mano en forma de saludo.

—Espero no molestarlo Nara-San.

—No, por favor siéntese.– Le pidió mientras él hacía lo mismo.

Hiashi se sentó mirando la oficina con repentino interes, varios títulos colgaban en cuadros a espaldas del hombre de coleta y cicatriz en la cara. Un par de fotos también en su escritorio, pero una le llamó la atención y no pudo evitar tomarla.

—¿Éste hombre...?

—¿Quién?– Shikaku miró al cuadro, ya que había al menos una docena de hombres allí.

Hiashi no podía apartar la mirada de los ojos celestes que sonreían a la camara. Se les hacía muy conocido y cuando se percató de donde, miró a Nara con los ojos abiertos de par en par y boca reseca.

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Hinata estaba por adentrarse al instituto, después de que Kurama la dejará, pero éste la detuvo. La oji perla se sorprendió de verlo bajar de la moto y mirarla con una sonrisa.

—Me gustaría ir a dirección. ¿Me acompañas?– Le pidió de una forma muy amable y ella no pudo más que asentir con una gran sonrisa.

Kurama enganchó sus cascos en la moto y pasó uno de los brazos por los hombros de Hinata. Ella ni siquiera se sobresaltó, estaba acostumbrada a esas expresiones de afecto que tenía el pelirrojo. Pero mientras más entraban al patio del instituto, más miradas se quedaban en ellos. Kurama le hablaba de algo que ella no entendía, porque poco a poco fue siendo más consciente de la imagen que estaba dando con su Sensei.

—¡¡Kurama!!

Ambos se voltearon al escuchar la voz de Naruto, justo antes de entrar al interior del establecimiento. El rubio venía corriendo y su entrecejo estaba tan fruncido que daba miedo.

—¡Hey Naruto!– Saludo el pelirrojo sin percatarse de lo enojado que estaba su sobrino y lo roja que se puso de repente su alumna.— Le estaba contando a Hina que...

—¡No la agarres de ese modo ttebayo!– Le interrumpió agarrando a su amiga del brazo y de un tirón fue a parar al pecho del rubio.

Kurama primero los miró con las cejas alzadas y cuando reaccionó, las frunció.

—¡Oye mocoso! No me hables de ese modo. Y deja a Hinata en paz.– Lo reprendió agarrando a la oji perla, haciendo el mismo movimiento que había hecho su sobrino.

Pero Hinata quedó entre ambos, ya que Naruto no la había soltado.

—¡Tú déjala ttebayo!– Tironeo de su brazo izquierdo.

—¡Estaba conmigo primero!– Tironeo de su brazo derecho.

—¡Pero es mi amiga!

—¡Es mi alumna y le pedí un favor!

La oji perla se sentía una muñeca de trapo en medio de una pelea de niños mimados y frunció su ceño. Mientras tío y sobrino seguían peleando, tirando de sus brazos vió a Sasuke que no estaba muy lejos, adentro, en medio del pasillo mirando la escena con una ceja alzada.

—¡Sasuke-San!– Gritó para llamarlo.

El azabache se sobresaltó cuando ella dijo su nombre y Kurama y Naruto dejaron de tirar de sus brazos para ver al azabache. Hinata aprovecho la distracción de ambos y corrió a la dirección del Uchiha.

—Hola. Vayamos adentro.– Le dijo cuando llegó al frente de Sasuke y lo tomó del codo para empezar a caminar.

Sasuke la siguió sin oponerse, aunque no entendía nada. Naruto y Kurama quedaron en el marco de la puerta, viendo como Hinata se iba con el azabache.

—¿Quién es?– Preguntó el pelirrojo sin sacar la mirada de pocos amigos de la nuca del menor.

— Sasuke Uchiha.– Contestó entre dientes el rubio.

—Con que Uchiha... ¿eh?– Dijo con una sonrisa siniestra y su sobrino lo miró al escuchar su tono de voz.— Espera un momento...– Dijo pensando.— ¿Ese Sasuke no era...?

—Si,–lo cortó al saber para donde iba su pregunta.— El mismo.

—¡Naruto!

Ambos se voltearon y Kurama alzó una ceja al ver una chica de cabello rosa que corría a la dirección del rubio.

—¿Por qué me dejaste hablando sola?– Le reclamó cuando estuvo al frente de su sobrino.

El pelirrojo observó como Naruto se rascaba la nuca mientras sonreía de una forma nerviosa.

—Lo siento Sakura-Chan.

La pelirrosa no dejaba de mirarlo enojada hasta que se dió cuenta de la presencia del mayor y lo observó con curiosidad. Kurama la seguía mirando, casi sin interes, con su expresión normal, hasta que el rubio se dio cuenta.

— Él es mi tío Kurama. Tío, ella es Sakura-Chan, una amiga.– Los presentó.

—Mucho gusto.– La pelirrosa hizo una reverencia.

—Hmm..

Sakura alzó una ceja al ver algo parecido al despreció en la mirada rasgada del pelirrojo, vestido de cuero como si fuera un motoquero de carretera. Naruto se percató del ambiente tenso que se había instalado con la llegada de su amiga y decidió huir.

—Nos vemos después Tío. Vamos Sakura-Chan.– La tomó de la mano y la arrastró al aula de ambos.

Kurama los observó irse en el marco de la puerta y cuando se perdieron de vista se dió cuenta que había quedado sólo.

—Diablos.– Susurró rascándose la cabeza.—¿Ahora cómo carajo llegó a dirección?– Pensó en voz alta.

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Sasuke volvió a sentarse en la mesa sólo en la hora del almuerzo y habría su libro de álgebra, para repasar para la prueba que tendría en la próxima hora. Pero entrecerró los ojos cuando sintió un movimiento a su lado. Como se imaginaba, encontró a Hinata allí, abriendo su bento y sacando un libro. La miró con fastido, pero ella sólo sonrió en respuesta, dejándolo sin palabras.

Decidió ignorarla, tal vez si lo hacía por más tiempo, ella se cansaría y lo dejaría sólo. Comenzó a comer su comida y ella también. Quería concentrarse en el libro, pero sin darse cuenta miraba de reojo a la oji perla. En un momento, lo enganchó mirándola y volvió rápido su mirada a los números de su carpeta. Apretó los dientes cuando escucho una risita a su lado, la miró con un profundo odio y ella borró toda señal risueña.

—L-lo siento..– Susurró.

De nuevo volcó toda su atención a álgebra mientras comía un poco de su Onigiri con tomate.

—¡Oh!¿¡Me convidas un Tako-chan!?– Gritó Hinata a su lado, haciendo que su oido zumbara.

La miró tapándose el oído afectado, pero su mirada negra se cruzó con unos zafiros que lo miraban con intensidad, a espaldas de la chica. Prácticamente podía sentir los puñales que quería clavarle Naruto al estar con su amiga y sonrió de lado.

No podía desaprobechar la oportunidad para fastidiar al rubio.

Tomó una de sus salchicas pulpo y se lo ofreció a Hinata, a la boca. La oji perla se asombró y parpadeó varias veces, mirándolo sin poder creerlo. Sasuke siguió sosteniendo el Tako-chan, esperando que ella lo comiera y cuando Hinata finalmente lo hizo, se dió cuenta de reojo que Naruto se había parado de su asiento e iba hacía ellos.

Sonrió, porque por fin iba a poder humillar al rubio al frente de Hinata. Pero Naruto no llegó a ellos al ser interceptado por la pelirrosa amiga de éste. Sasuke frunció el ceño y miró a la chica, ella también le devolvió la mirada desafiante y sintió como su garganta se cerraba al estar, por primera vez, en contacto con los ojos jades de la chica.

— Está delicioso.– Felicito Hinata ajena a la lucha de miradas que había sido partícipe el azabache y siguió con su propio almuerzo.

Sasuke asintió y volvió su vista a su libro, pero en lo único que podía pensar era en los ojos verdes que nunca había visto en esa tonalidad.

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Hinata iba a salir a buscar al Uchiha, una vez que el timbre sonó. Estaba guardando sus cosas y le pareció raro que la mayoría se haya ido tan rápido. Apuró sus cosas y cuando estaba por salir del salón, en la puerta se le cruzó Karin, con sus amigas.

Miró a la chica de lentes y esta le sonrió de lado, no quería pelear y quiso caminar por el costado que había libre. Pero una de las amigas de Karin volvió a ponerse en su camino. Cuando iba a empezar a discutir un huevo voló a su cabeza. Al no esperarlo, éste se estrelló contra su frente y mientras llevaba una de sus manos a ese lugar, más proyectiles golpearon en todo su cuerpo. Con ambos brazos se tapó la cara y su piel se puso de gallina cuando sintió que le tiraron un líquido por el lado derecho. Miró y una de las amigas de la pelirroja había entrado por la puerta trasera y le había hechado un extraño líquido, con un olor muy horrible pudo sentir Hinata.

La risas no tardaron en estallar y Hinata miró a las chicas que tenía al frente con los ojos vidriosos y mordiéndose el labio.

—¡Aléjate de Sasuke-Kun!– Gritó Karin y luego, tal cobardes, salieron corriendo, todas.

Hinata apretó los puños, sintiendo como la impotencia crecía en ella y sin pensarlo mucho empezó a correr para alcanzar a Karin.

—¡¡KAARIIN!!– Gritó con todas sus fuerzas cuando llegó a la puerta que daba a la salida del instituto.

La pelirroja estaba con sus amigas, en medio del patio riéndose y yéndose. Todos los que aún seguían allí se voltearon, algunos que estaban cerca se tapaban las narices al sentir el olor nauseabundo que tenía la oji perla. Sasuke estaba esperando al auto que lo llevaría y se volteó al escuchar el alboroto. Naruto estaba con Sakura, cerca de Karin y también se volteó al escuchar la voz de su amiga, con los ojos como platos al verla en esa condición.

—Hinata...– Susurró preocupado, sin darse cuenta. Aunque Sakura lo escuchó perfectamente.

Hinata caminaba en dirección a la pelirroja, con los puños apretados. No se dió cuenta de la presencia de su amigo y la pelirrosa, ni de que Sasuke se acercaba al tumulto. Karin miró a todas las direcciones, buscando una forma de escapar de la oji perla y corrió para ponerse trás Suigetsu y Jūgo, que también miraban. Hinata no dudo en ir allí y cuando estuvo al frente de los tres, señaló a la chica.

—¡Sal y enfrenta las consecuencias!¡Cobarde!

—¡Puag!¿Qué es ese olor?– Preguntó el peliceleste tapándose la nariz y mirándola de arriba a abajo.

—¡Es esa zorra! Asi huelen las zorras ¿no?— Se burlo Karin aún protegiéndose trás los dos chicos.

Suigetsu se rió a carcajadas, mientras Jūgo fruncía el ceño. Hinata apretó más fuerte los puños, clavándose las uñas en la palma. Naruto apretó los dientes y fue a ayudar a su amiga.

—Naruto..– Quiso detenerlo Sakura, pero el rubio no le prestó atención.

Sasuke empujó a varios que no lo dejaban ver y una brisa le hizo hacer una mueca de desagrado al sentir un olor a podrido. Se asombró al ver a Hinata con cáscaras de huevo en el pelo y parte del uniforme, y la mitad derecha de éste estaba algo verdoso, como si le hubieran tirado algo viejo y podrido.

—Karin...– Supuso en voz alta y empezó a caminar para ayudar a la oji perla.

—¡Sal de una vez Karin! — Volvió a gritar Hinata.

La pelirroja empujó a ambos chicos a dirección de la pelinegra y el peliceleste volvió a taparse la nariz, mientras el anaranjado hacia una mueca de asco. Hinata estaba que hervía de rabia y miró furiosa al par de amigos. Justo en ese momento Naruto llegó a su derecha y Sasuke a su izquierda.

—Hinata...– Dijeron ambos al mismo tiempo.

Los dos chicos se miraron con el entrecejo fruncido. Naruto reclamándole con la mirada que era su amiga y el azabache, que se fuera con su nueva amiga pelirrosa. Hinata, por su lado, parpadeo y miró a sus costados, encontrándose a su rubio amigo y a Sasuke.

—Sasuke-Kun..– Susurró Karin asomándose por la espalda de Suigetsu.

El azabache la miró con el entrecejo fruncido, matandola con la mirada.

— Déjala en paz Karin– le advirtió, señalandola con el índice.— O le contaré a Orochimaru.

Hinata miró a la pelirroja que abrió los ojos a más no poder y luego bajo la mirada, con un pequeño asentimiento. No sólo ella estaba con la boca abierta al ver que el azabache había salido en su defensa, pero el único que parecía molesto era Naruto. El rubio rápido se sacó la campera y se la puso encima a su amiga y lo miró sin cambiar su expresión.

—Vamos Hinata. Te llevaré a casa.– Le dijo con una pequeña sonrisa, sin que le moleste el olor.

Apoyó amabas manos en los hombros de la oji perla y comenzó a guiarla entre los estudiantes que se corrían para que pase, con muecas y tapándose la nariz y boca. Sasuke observó como ambos amigos se iban y suspiró. Dió una última mirada de advertencia a sus antiguos amigos y se fue a subir al auto que ya lo esperaba.

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