Una casa vieja donde ahora viviría.

PARÍS

El abogado me había explicado lo que yo tenía que hacer en caso de morir, pero nunca me dijo esta casa estaría para siempre con migo.

Mientras residía en París, sucedieron varias cosas la muerte de la ex-esposa y la hija de Antonio era una de ellas.

Mientras la mujer alterada, malhumorada y dejada manejaba a altas horas, en las obscuras calles de Londres, y su hija a su lado en el mismo coche, sufrieron un fatídico accidente que las llevo a la muerte.

Al parecer y según las noticias la ex-esposa de Antonio no había recibido nada por parte de el.

El dinero, las casas, joyas y mi mejores amigos habían sido enviados a una mujer que vivía en Egipto, Omi Daron Dulge hermana de Antonio.

Antonio era de una familia muy rica, por las noticias me enteré que su familia era perteneciente a la antigua Monarquía China, las nuevas generaciones habían sido regadas por todo el mundo, Antonio era una parte de la familia que residía en Egipto.

Se preguntarán que pasó con su segundo hijo, este había sido enviado a un internado en alguna parte del mundo.

A mis 80 años una mujer joven con aspecto pulcro se presentó en la puerta de mi casa, según ella era la hora de irme a casa, pero no cualquier casa.

Iría a SUNNY DAY el asilo más prominente de la ciudad , los cuidados, la comida, las camas, las personas e incluso la casa eran de lo mejor para la comodidad de tu querido Abuelito o Padre ya viejito, el lema era:

" Consiente al consentido de la casa ".

Quien habrá sido el loco que le puso ese nombre, para ese momento yo ya estaba lista para dar media vuelta y salir de este lugar, pero según está misma mujer me confesó que yo ya no tenía donde regresar, me había quedado sin casa.

Pase 10 años encerrada en ese lugar, fue una experiencia aterradora en mi opinión, no podía hacer nada, ni siquiera moverme y la señorita que venía a verme desapareció sin más, y no pago las facturas que el asilo cobraba cada mes, así que con un lo siento más una bolsa de plástico con todas mis pertenencias, me dieron el adiós y cerraron las puertas atrás de mí.

Calles de París

Así que aquí a mis 90 años en plena navidad, con -5 grados de temperatura, a las 5:30 de la noche, mi cuerpo se para frente un ventanal que resguarda a un grupo de personas que se ve práctica algún tipo de danza.

Y ahí en medio del salón solo veo un joven parado, mi mente en ese momento no procesa nada pero tal vez..........