6 - Recuerdos
Se habían encontrado hacía casi una semana, pero Denise seguía con su imagen en mente a pesar del paso de los días. No comprendía el motivo por el que, de forma inesperada, su rostro sonriente al despedirse le venía a la cabeza sin venir a cuento. A veces, se encontraba en la cama dispuesta a dormir, pensando en cómo había ido el día o en qué tendría que hacer al día siguiente y, sin más, le recordaba a él. ¿Por qué?
Para Salva la situación no era muy distinta; en realidad, era incluso peor. No sólo la recordaba sin venir a cuento cuando no estaba haciendo nada, sino que se le aparecía en recuerdos repentinos mientras trabajaba. Aquello era un problema, pues sentía unas ganas locas de salir al exterior y buscarla en aquella calle, donde se vieron aquella primera y única vez. ¿Qué había sucedido dentro de su cabeza?
Su jornada laboral terminó por ese día, pues tenía revisión médica más tarde y se lo habían modificado. Se cambió y regresó a su atuendo de calle, dejando el uniforme en la taquilla y tomando sus pertenencias. Miró la hora y se aseguró de que aún tenía tiempo de coger el bus, llegar a casa y descansar un rato, ir a la revisión y luego, con suerte, podría ponerse a seguir viendo Bleach, un anime que estaba viendo por segunda vez. No tenía mejores planes que aquél, que le parecía perfecto. No trabajaba hasta el día siguiente a las tres de la tarde, por lo que tenía tiempo.
El hombre se adaptó fácilmente a su nuevo lugar de trabajo, llevándose la grata sorpresa de que había menos niños pijos de los que creía que iba a tener que soportar. Eso había sido un gran descubrimiento, aunque, para descubrimiento, el que acababa de hacer.
Observó aquel color morado aparcado en el mismo lugar que la vez anterior y corrió hasta allí para comprobar que era la misma moto, que no se confundía. Sonrió de oreja a oreja y deslizó las yemas de los dedos sobre la máquina, disfrutando del contacto con el metal frío. Su interior vibró cuando, una vez más, la muchacha apareció en su mente como si la estuviese viendo en aquel preciso instante. Aquello, le hizo caer en la cuenta de que, si allí estaba su monstruo —como ella se había referido al vehículo—, ella debía andar cerca.
De pronto, sus planes para aquella tarde habían cambiado. No pensaba irse a casa, sino que se iba a quedar allí, custodiando la máquina, hasta que la dueña saliese de donde fuese que estaba metida y pudiese comprobar en vivo y en directo si sentía las mismas cosquillas en el pecho y la vibración por todo su cuerpo. Lo que tenía claro era que, de allí, no se movía hasta tener aquello en claro pues, si no estaba errado, sospechaba que Denise había calado en él.
Aquello podía suponer un problema o ser toda una bendición, dependiendo de un montón de factores que no podría aclarar hasta estar seguro de que ella era Ella. Sonrió como un chiquillo, recordando su risa y sus ojos entornados mientras lo escudriñaba.
«Si lo es... no sé qué voy a hacer, pero sé que no me voy a quedar sin hacer nada», se dijo mientras se apoyaba en el coche que había aparcado frente a la flamante Yamaha.
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