18 - Ebriedad
Salva se hallaba en un bar con un par de amigos, pero su mente andaba en cualquier otra parte.
Era la noche del viernes y todos tenían libre del trabajo al día siguiente, excepto Álvaro y Edurne, que trabajaban en hostelería y, por obvias razones, tenían que trabajar. Por esa razón, solamente acudieron al encuentro durante una hora y media y se despidieron con intención de descansar lo máximo posible. Vivían juntos, eran pareja desde hacía siete años y a algunos de los chicos del grupo les producían una envidia casi insana. Se llevaban bien; quizá, demasiado bien. A Salva, en cambio, le encantaba mirarlos y perderse en sus expresiones. Casi podría decirse que era un pasatiempo para el joven, quien, hasta la fecha, no había disfrutado de una relación de pareja como la que ellos dos tenían.
Justo en aquel momento estaba pensando en este detalle e, inmediatamente, la joven a la que veía últimamente casi demasiado seguido hizo acto de presencia en su mente. Denise.
Solo recordar el nombre le provocó un escalofrío. ¿Qué había hecho aquella mujer con él como para tenerlo tan perdido?
—Tío, ¿me oyes? —Lo sacudieron de un hombro mientras le hablaban.
—Ah... ¿Qué? —Balbuceó confuso—. Perdón, me perdí en mis cosas.
Hizo un ademán con la mano como queriéndole quitar importancia a la situación y varios de los chicos del grupo rieron por verlo tan despistado.
—¡Tranqui! Decía que voy a pedir otra ronda, ¿tú quieres algo?
—Sí, otra —señaló su copa casi vacía.
Su amigo se levantó y se dirigió a la barra a hacer el pedido mientras los demás seguían charlando amenamente en la mesa.
—No te pases con las bebidas, colega, que luego tendrás que conducir para volver.
—¿Conducir qué? —Cuestionó con disgusto.
Hubo un silencio, breve pero notorio.
—No me estarás diciendo que aún no tienes moto —inquirió José.
—Es imposible. Ya hace meses de su accidente —replicó Carlos mirando a José.
El resto de chicos solamente escuchaban y miraban a Salva con extrañeza. Él soltó un largo y cansado suspiro antes de contestar:
—No, no tengo moto... No he tenido los medios para conseguir una nueva y la otra quedó completamente destrozada. No he podido arreglarla ni por asomo.
—¿Y como leches estás yendo a todas partes? —Le preguntaron.
—Pues a patas, ¿qué más puedo hacer?
—A este paso se te va a olvidar lo que es montar en moto —bromearon.
—Nah, monto de vez en cuando en la moto de una amiga.
Automáticamente, todo el grupo estalló en un sinfín de preguntas pronunciadas al mismo tiempo y bombardearon al pobre muchacho, quien no sabía qué contestar primero.
¿Qué podía decirles sobre Denise sin que se volvieran locos? Porque los conocía, y sabía lo suficientemente bien que, en cuanto pensaran que había una mínima posibilidad de tener algo más allá de una amistad con aquella mujer, no iban a parar de insistirle.
De nuevo, su mente divagó pensando en ella y en las ganas que tenía de volverla a ver. Las preguntas de sus amigos quedaron sin contestar porque, justo cuando iba a hacerlo, regresó Marcos con las bebidas que había ido a buscar y las colocó sobre la mesa para que cada uno cogiera la suya.
Inmediatamente, lo pusieron al corriente de lo poco que habían descubierto, que no era más que Salva teniendo una amiga con moto, en la cual montaba de tanto en tanto. Una amiga desconocida para ellos, por supuesto. Una amiga por la que ahora sentían una inmensa curiosidad. Una amiga de la que pensaban descubrirlo todo aquella misma noche.
Salva, viendo la situación, no tuvo más remedio que explicarles por encima lo que venía siendo la relación que mantenía con Denise desde que se cruzaron por primera vez.
—Es tu novia —anunció uno de ellos.
—Lo es —concordaron dos o tres más.
—No, no lo es —negó él, ya sintiendo que el alcohol le hacía mella.
—¡Vaya que sí!
—No se lo he pedido, ella a mí tampoco. Así que no, chicos, no es mi novia... ¡aunque me encantaría que lo fuera!
Después de un par de minutos en los que rieron, gritaron y le hicieron burla, alguien pronunció la pregunta más obvia pero también más inesperada.
—Y... ¿por qué no se lo pides?
Salva observó a Daniel en silencio, intentando encontrar en su mente la respuesta a aquella pregunta, y fue entonces cuando algo hizo clic en su cabeza. ¿Por qué no se lo había pedido?
Sí, habían salido juntos en diversas ocasiones, se habían cogido de la mano, se habían besado, y habían tenido varias escenas algo tórridas entre ellos. Entonces, ¿por qué no se le había ocurrido pedirle que fuese su novia?
—Me dirá que no —balbuceó arrastrando las palabras.
De pronto, se sentía algo mareado. Quizá las bebidas empezaban a hacerle ya demasiado efecto, pensó.
—Inténtalo —le instaron.
—No quiero que me diga que no —musitó con pena—. Luego... Pfff, no, no, no... No sabría cómo mirarla a la cara, tíos.
Los demás, se miraron entre sí con la complicidad típica de grandes amigos en estado de ebriedad y comenzaron a zarandear por el hombro al muchacho intentando quitarle hierro al asunto. Mientras, le decían palabras de ánimo y que cuando tuviese la cabeza más fría y menos borracha hiciera un pensamiento al respecto y tomase una decisión sin prisas.
Medio borracho, tomó aquello como un buen consejo y se propuso pensar en ello cuando estuviese en casa, sin el ajetreo del local nocturno, ni risas ni escándalo.
—La verdad —comentó—, es que me gusta demasiado. Y joder, está como quiere la cabrona. Y provocarme parece que le encanta. ¡Me vuelve loco, maldición!
—Amigo, ¡ya caíste! —Se burlaron con camaradería.
—Ponle etiqueta pronto, antes de que aparezca otro listo y se la quiera llevar.
Aquel último comentario le hizo fruncir el ceño. ¿Otro? ¿Llevársela?
—¡Ni hablar! —Chilló disgustado, sólo logrando que los demás se rieran aún más.
Contrariado, sacó su teléfono con dedos temblorosos y con inciertos toques pulsó para desbloquear la pantalla y accedió al registro de llamadas pulsando el nombre de la muchacha.
Sus amigos, viéndolo con estupefacción, reaccionaron lo más rápido que pudieron tratando de quitarle el teléfono, mas ya era tarde. La llamada había sido atendida y él había empezado a soltarlo todo a bocajarro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro