Capítulo 5: NUBES NEGRAS
Con las nubes encubre la luz,
Y le manda no brillar, interponiendo aquéllas.
Job 36: 32
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Mes de Septiembre.
Un mes había transcurrido desde que nos mudamos a este lugar, todo parecía ir de maravilla.
Saray y yo asistíamos a la escuela.
Mamá había conseguido un trabajo de medio tiempo en el que recibía una buena paga.
Papá trabajaba en el trabajo que le había ofrecido la empresa.
Todo hiba bien, el sol brillaba en lo más alto, hasta que un día al llegar a casa después de un largo día de escuela me encontré a mi papá saliendo de casa, parecía molesto.
— ¿papá? ¿Qué haces aquí tan temprano? Crei que estabas trabajando
— Solo vine por unos documentos que olvidé, pero ya me voy, te veré más tarde — me dijo mientras se subía al auto y se marchaba.
Al entrar a casa me encontré a mamá en la cocina.
Que extraño, ella debería estar en su trabajo
— ¿mamá?
— Denisse, Hola — volteo y pude observar que sus ojos estaban rojos
¿Estaba llorando? ¿Por qué?
— mamá ¿todo está bien?
— si hija no te preocupes, ve arriba con tu hermana— me ordenó y yo obedeci.
Entre a mi habitación encontré a Saray en el balcón mirando hacia el cielo.
— ¡Sara!
— ¡Deni! ¡llegaste! — corrió a abrazarme
— si ya llegue, ¿sabes que ocurrió con mamá y papá? — ella bajó la mirada y luego dijo:
— estaban discutiendo —yo la mire sorprendida.
Era extraño, mis padres casi nunca discutian y si lo hacian resolvian rápidamente sus diferencias, pero esta vez parecía algo más grave...
— ¿Sabes por qué discutían?
— no, bueno, estaban hablando algo sobre el trabajo de papá y de pronto no se que se dijeron por que mamá empezó a llorar y papá estaba gritándole, corrí rápido a tu habitación, no quería verlos así...— explicó mi hermana
— esperemos que todo se resuelva
— si, solo hay que confiar en Dios y que él sea quien tome el control
— si, así es...
Toda esa tarde no pude estar tranquila, me preocupaba que mis padres hubieran discutido, quería averiguar que era lo que estaba pasando.
Unos días después la escena volvió a repetirse, solo que esta vez yo estuve presente.
Iba llegando de la escuela cuando escuche unos gritos que provenían del interior de mi casa. Lentamente me acerqué y me quede escuchando:
— ¡Mariel! ¡tengo que trabajar! ¡a eso vinimos aquí! ¡entiende por favor!
— ya se que tienes que trabajar pero también tienes que dedicarle tiempo a tu familia ¡Richard!
— ¡que tu no entiendes! — papá tomó de los hombros a mamá y comenzó a gritarle en la cara — ¿cómo crees que pagaremos los gastos de la casa? ¡tengo que trabajar! ¡no tengo tiempo para estar con ustedes!
Pude observar como mamá derramaba lágrimas, papá solo la miraba furioso.
— ¡ya me voy! ¡no soporto verte ni un segundo más! — dijo mientras se dirijia hacia la puerta de entrada.
Yo hize que apenas hiba llegando
— ¡Denisse!
— hola papi
— vine por unos documentos, ya me voy — se subió a su auto y se marchó
Entre a mi casa y vi a mamá sentada sobre el sofá con la cabeza sobre sus rodillas y cubriendo su rostro con sus manos.
— ¿mamá? Mamá ¿qué pasa?
— nada hija, no te preocupes, ve a tu cuarto por favor
— ¿y Saray?
— esta en casa de una de sus amigas
— okey— me diriji hacia mi habitación
Uff, lo bueno que Sara no estaba aquí
Estando en mi cuarto me puse a pensar en lo ocurrido con mis padres.
Me dije a mi misma que todo estaría bien y que todo mejoraría.
Quizás sólo eran problemas comunes de parejas, quizás era por el cambio tan repentino, solo tendríamos que adaptarnos y todo estaría bien.
Pero realmente no fue asi...
Todo empeoró...
Las discusiones entre mamá y papá se volvieron algo habitual.
Mi padre pasaba la mayoría de su tiempo en el trabajo. Casi ya no lo veíamos.
Mamá si estaba en casa, pero era como si no estuviera, llegaba de su trabajo, se encerraba en su cuarto y ahí permanecía casi toda la tarde.
Me sentía sola, sentía que mi mundo se derrumbaba.
Nunca me imaginé que mi familia llegaría a pasar por un tiempo difícil.
Cada noche lloraba, lloraba deseando que todo volviera a ser como antes.
Deseaba que volviéramos a ser una familia feliz.
Yo tenía que ser fuerte, tenía que demostrar que nada me afectaba, tenía que ser fuerte por mi hermana.
Tenia que estar con ella y consolarla.
— ¿Denisse? ¿estás despierta?
— Saray ¿qué sucede?
— ¿puedo dormir contigo? Es que tengo pesadillas
— claro pequeña, ven aquí — le dije y ella corrió a subirse a mi cama y se acurrucó a mi lado.
— No quiero que sigan peleando a diario
— yo tampoco
— Dios está con nosotros.
— se que si, se que si.
Intente dormir pero no pude. Los recuerdos de las peleas entre mis padres llegaban a mi mente.
Mis ojos se llenaron de lágrimas y ya no me pude contener más, comenze a llorar y llorar.
En eso recordé aquel sueño que tuve.
Era eso...
Una tormenta había llegado a mi vida...
Las olas comenzaban a golpear mi barca...
Me levanté de mi cama y salí al balcón.
Mire hacia el cielo y con lágrimas en los ojos dije:
— ¡Dios! ¡no me abandones! ¡ayúdame! ¡no me dejes caer!...Ayudame a pasar esta tormenta, ayudame a no dudar de ti, se que tu eres fiel y que nunca me dejaras sola...¡Jesús! ¡tu eres el capitán de mi barca!...toma el control de mi vida...
Volvi a mi cama y sin darme cuenta me quedé dormida.
[.....]
Día siguiente.
Me desperté al escuchar el canto de las aves.
Mire a mi lado y ahí estaba mi pequeña hermana durmiendo con su oso de peluche.
Era Sábado, así que por lógica no tenía que asistir a la escuela.
Me levanté y me diriji hacia el balcón.
Miré todo a mi alrededor, cerré los ojos y pude sentir el viento ligero golpear mi rostro.
Me diriji hacia mi mesa de estudio, abrí mi libreta y comenzé a escribir:
Un día mas
Abro mis ojos feliz de poder respirar
Agradezco a Dios por su infinita bondad
Miro hacia el cielo y veo el sol brillar
Me acuerdo de Dios y de su Fidelidad.
Siento la brisa ligera al soplar
Doy Gracias a Dios por un día más
Mi corazón siente al despertar
Gran alegría por un día más
Los pájaros cantan con gran fervor
Dan gracias a Dios por el día de Hoy
Se que estoy bien y estaré mejor
Porque se que Dios me da vida hoy
Gran alegría siento en mi ser
Al disfrutar un día más
Cierro mis ojos y puedo creer
Que Dios me da un Día más.
Escribir era otro de mis pasatiempos favoritos, me encantaba poder plasmar mis pensamientos y sentimientos en un papel.
— Hola, buen día
— Buenos días dormilona
— ¿qué haces?
— estaba escribiendo
— quiero ir a la playa
— ¿ahora mismo?
— si, claro, ¿podemos?
— si, ve a cambiarte — ella rápidamente se dirijio a la puerta.
— ¿Denisse? ¿Crees que volveremos a ser una familia feliz?
Su pregunta cayó como balde de agua fría...
— mmm, claro, solo hay que confiar en Dios — le respondí y ella me brindó una calida sonrisa.
Minutos después ya nos encontrábamos en la playa, Saray se veía realmente feliz al estar ahí jugando con el agua y la arena.
Estar en ese lugar me hizo olvidarme de todo, solo me concentré en disfrutar del hermoso paisaje.
Después de un rato volvimos a casa.
Ordenamos pizza para comer y nos pusimos a ver una película.
10:00 pm
Saray se había quedado dormida en el sofá.
Mamá y papá aún no regresaban.
Cargue a mi hermana y la lleve a su habitación.
Estaba tan cansada que me quedé dormida también.
Unos gritos me despertaron, prendí mi celular, cheque la hora.
Eran las 2:00 am
Me levanté y me diriji hacia la puerta, lentamente la abrí y lo que vi y escuché me hizo comenzar a llorar.
— ¡Dime la verdad Richard! — mamá caminaba por toda su habitación desesperada
— ¿qué quieres que te diga Mariel?, ya te he explicado una y otra vez que si llego tarde es por que tengo que trabajar.
— ¡a mi no me mientes Richard! ¡se muy bien lo que has estado haciendo! ¡¿en dónde quedó el amor que le tenías a tu familia?! ¡¿en dónde quedó el temor a Dios?! ¡¡Dime!!
— no sé de qué hablas — respondio papá con cierto nerviosismo en su rostro
— ¡Por Dios! ¡deja de mentirme! ¡ya se toda la verdad! ¡ya se que me has estado engañando! ¡ya se que tienes una amante! — dijo mi madre entre sollozos.
¿Papá?...no eso no puede ser cierto...conozco a mi padre y se que él no es así...¿o si?
— ¡no dirás nada! ¡por que no asumes de una vez que todo es cierto!
— Si, ¡si Mariel! ¡todo es cierto! ¡te he estado engañando! ¡te he sido infiel! ¡rompí el compromiso que hize contigo en el altar! ¡te fallé! ¡le fallé a mis hijas!
No...eso...eso no puede ser cierto...¿por que Dios? ¿Por qué? ¿Qué hize para merecer esto?
Mamá lloraba sin poder controlarse...
— ¡Mariel! — se acercó a ella — Mariel, lo siento, yo no quería hacer esto, lo siento tanto, no quería hacerte sufrir...
— ya es tarde, ya me haz hecho sufrir...
— ¡ustedes no merecen esto! ¡lo mejor será que me vaya!
Ese fue un día realmente terrible, papá se fue de la casa, mamá estaba con el corazón destrozado...
Yo sentía como mi mundo se venía abajo, Saray aún no sabía nada y tenía miedo de cómo reaccionaría al saberlo.
Hable con mi madre sobre lo ocurrido y quedamos en que lo mejor sería que Mi hermana no se enterara de nada.
Saray creía que Papá se encontraba fuera en un viaje de negocios, así que por unos días no pregunto nada...pero pasado una semana comenzó a preguntar por papá.
No podíamos seguirle mintiendo, así que optamos por decirle la verdad.
Lloró, lloró mucho, ella siempre había visto a papá como su héroe, y enterarse de algo así fue muy duro para ella...
Nubes negras aparecieron en el hermoso cielo despejado, la tormenta ya empezaba a caer...
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