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~ Quiero que seas feliz ~

Días después ya me encontraba en casa nuevamente.

Estuve 4 días en el hospital.

Y en esos 4 días, Dios trató conmigo, moldeó mi vida como barro en manos del alfarero.
Me hizo ver en que estaba mal, y cambió mi manera de ver las cosas.

Josh...

Bueno aún lo extrañaba, era difícil no pensar en él.

De vez en cuando todavía lloraba por las noches hasta quedarme dormida.

No lloraba lamentándome por el tiempo que no viví a su lado o quejandome contra Dios, no.

Lloraba por que sentía su ausencia. Por que extrañaba sus consejos.
Por que todo me recordaba a él y era difícil para mí tener que olvidarlo tan fácilmente.

Se que si Dios se lo llevó es por que él sabía que era lo mejor.

Nunca llegaré a comprender los pensamientos de Dios pero de algo estoy segura y es que todo lo que él hace lo hace con un propósito y todo nos ayuda para bien.

Quizás en el momento que suceden las cosas no lo comprenderemos pero más adelante nos daremos cuenta de que era lo mejor para nosotros.

Una noche mientras dormía tuve un sueño, un sueño que parecía tan real...

Estaba caminando por un sendero, a los lados había árboles y flores de diversos colores.

El sol brillaba en el cielo azul, con gran intensidad.

La brisa fresca golpeaba mi rostro.

Cuando llegue al final de aquel sendero pude divisar un pequeño campo.

Un campo lleno de flores, con árboles alrededor, y una hermosa cascada con aguas cristalinas.

Se podía apreciar el canto de las aves que cantaban alegremente.

Las mariposas de mil colores revoloteaban sobre las plantas.

Perfección...

Así era como describía ese bello paisaje.

Todo era tan hermoso...

Mientras contemplaba todo a mi alrededor escuché que alguien pronunció mi nombre.

Me di la vuelta y...

Ahí estaba él.

Josh, estaba vestido con ropas blancas resplandecientes. Tenia una enorme sonrisa en su rostro que transmitía paz.
Su mirada tenía un brillo tan especial.

No supe como reaccionar al verlo...

Él camino lentamente hasta donde yo estaba...

Cuando estuvo lo suficientemente cerca de mi me abrazó fuertemente.

Ya no llores por mi, yo estoy en lugar, lleno de Luz, donde existe paz, donde no hay maldad, donde puedo descansar.

— te extraño tanto — Susurre cerca de su oído.

Nos separamos del abrazo, él tomó mi rostro en sus manos, tiernamente me miró fijamente a los ojos y dijo:

— Ya no llores por mi, yo estoy bien...tienes que continuar...aún te queda un largo camino por recorrer.

— no es fácil continuar sin ti

— Tienes que hacerlo, si no lo haces por ti hazlo por mi...

No llores por mi, es tan bello aquí, quiero que seas feliz, que te vaya bien y cuando te toque partir, espero verte aquí...

— Quiero que seas feliz...que vivas la vida que Dios te ha dado

— ¿cómo puedo serlo si no estas a mi lado?

— Denisse siempre estaré en tus recuerdos...

— lo se — dije mientras las lágrimas comenzaban a brotar de mis ojos.

Josh limpio mis lágrimas con sus manos y luego dijo:

— Se feliz...no quiero que sigas sufriendo por que yo no esté, no quiero que por mi te quedes estancada en el amor, tu mereces ser feliz, tienes la oportunidad de amar, no la desperdicies ahogándote en el dolor, yo estoy bien....
Tu debes continuar, Dios estará a tu lado y te dará la fuerza que nesesitas...
Solo se feliz si no lo haces por ti, hazlo por mi...y por ella — señaló a una pequeña niña sentada sobre el césped con un vestido blanco hermoso, y el cabello suelto.

Aquella niña volteó y verme y yo empeze a llorar.

— Saray — pronuncie su nombre y ella corrió a abrazarme

— Denisse, te quiero

— Yo también Sara

— Josh tiene razón, tienes que continuar con tu vida...— me dijo mientras yo intentaba limpiar mis lágrimas.

— No llores, Se feliz...

Desperté llorando, pero llorando de felicidad.

Dios me había dado la oportunidad de ver a Mi hermana y a Josh.

Aunque fuera por unos momentos, estaba feliz de que ellos estuvieran bien.

Ahora sabia lo que tenía que hacer.

Debía avanzar, tenía que continuar con mi vida.

Aún me quedaba un largo camino por recorrer.

Pero no estaba sola, Dios estaba a mi lado y Él caminaria junto a mi.

También tenía a mis padres, amigos, y demás personas que me ayudarían.

Tome un cuaderno que tenía en mi mesa y un lápiz.

Y comenze a escribir.

La tormenta está cesando, el sol está volviendo a brillar.
Las olas comienzan a calmarse.
El viento se torna ligero.

Cuando estaba a medio paso de caer, llegaste tu y me diste un nuevo comienzo.

Te seguí y re escribiste mi futuro...

Es a tu lado mi único lugar seguro, el único lugar en él que encuentro La Paz que necesito.

Aún queda un largo viaje, pero se que a mi lado estarás.

En cada paso que de tu gracia me sostendrá.

Y cuando sienta que no pueda seguir más, en tus brazos me llevarás.

En tempestad descansaré en ti...

[.....]

3 meses después...

La época del otoño había llegado, el sol alumbraba con gran intensidad en el inmenso cielo azul, los árboles pintados de un tono anaranjado.

Al salir a las calles se podían apreciar montones de hojas por doquier.

El otoño era una de mis estaciones favoritas.

El tiempo había pasado, las heridas estaban comenzando a sanar.

El dolor cada vez era menos.

¿El tiempo lo cura todo? No lo creo...

El único que puede curar toda herida del alma y sanar el más intenso dolor es Dios...

Ocho meses habían pasado desde la muerte de Josh, tres meses desde mi accidente.

Había realizado el examen de admisión a la universidad.

Y gracias a Dios lo aprobé...

En el mes de agosto comenze con mis clases.

Se que había dicho que me gustaría estudiar para ser fotógrafa...pero le pensé bien y me decidí por estudiar: Psicología.

¿Por qué? Por que de esa manera podría ayudar a otras personas con problemas que a simple vista no se ven pero que causan un gran daño en el alma y también tendría la oportunidad de hablar de Dios.

Pero no me quede con las ganas y me inscribí en un curso de fotografía, por las tardes recibía las clases con un fotógrafo profesional.

Todo estaba mejorando...la tormenta estaba desapareciendo.

— Bien daremos lugar a la señorita Denisse quien está tarde nos compartirá su testimonio — Dijo el pastor David.

Si, estaba en la iglesia.

Y hoy daría mi testimonio...

Me pare de mi asiento y camine hacia el púlpito.

David me extendió el micrófono, lo tomé y comenze a hablar:

— Dios les bendiga, es un gusto para mi estar hoy en esta tarde ¿quién vive?

— ¡¡CRISTO!!

— ¿y a su nombre?

— ¡¡GLORIA!!

— ¡amén!...yo quiero compartirles lo que he experimentado desde el tiempo que llegue a vivir aquí hasta el día de hoy.
Seguir a Cristo no significa que todo será color de rosa, habrá momentos de tristeza, momentos de dolor.
El la palabra de Dios dice en Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Jesús dijo que en este mundo tendríamos que pasar por pruebas, por luchas, pero que confiaramos en él por que él ya venció todo y nuestras vidas están en manos de él.
Cuando llegue a este lugar tuve que enfrentarme a varias situaciones que en ocasiones me hicieron dudar de mi fe. Mis padres estuvieron a punto de separarse, mi hermana murió, yo me sentía sola, pero Dios nunca me dejó, Siempre estuvo conmigo, en todo momento estuvo a mi lado aún cuando yo no lo podía ver.
Poco después todo fue mejorando y cuando creía que la tormenta había acabado, sucedió lo peor, una persona muy especial murió, murió frente a mis ojos, me enoje con Dios por no haberlo salvado, varias noches lloraba en mi habitación hasta quedarme dormida, le reclama a Dios por todo lo malo que me ocurría.
Pero el me hizo ver que esa no era la forma de dirigirme hacía él, cuando tuve el accidente y estuve dos días en coma tuve un encuentro con Dios, él me habló, me mostró su gran amor, abrió mis ojos y pude ver mi error.
Y es que cuando estamos en momentos difíciles se nos hace fácil reclamarle a Dios, lo culpamos a él, y esto no debe de ser así, nunca debemos cuestionar a Dios o decirle ¿por qué?, lo que debemos hacer es preguntarle cuál es el propósito que tiene...por que todo lo hace lo hace con un propósito, quizás en un principio no lo entenderemos, pero luego nos daremos cuenta de que todo nos ayuda para bien.
Si estás pasando por momentos difíciles te invito a no retroceder, pon tu confianza en Dios...
Recuerda que Dios prometió estar con nosotros en todo momento, y él es un Dios que no falla, siempre cumple sus promesas.
Cuanto mayor sea la prueba en tu vida, mayor será la bendición que Dios depositara en ti....
¡Dios te bendiga!

Los aplausos inundaron el local, le entregué el micrófono a David y baje a sentarme en mi lugar.

El servicio continuó.

Al término varios hermanos y hermanas se acercaron a saludarme y decirme que siguiera adelante.

— Estuviste genial aya arriba, me alegra que hayas decidido compartir tu experiencia — dijo Andrea

— es una manera de agradecer a Dios por lo que hizo en mi vida y de esa manera animar a otros a que no se desanimen — dije sonriendo

— ¡amén! ¡así es! ¡se que Dios seguirá usando tu vida para cosas asombrosas!

Así lo creo, se que Dios usara mi vida para ser de bendición a otros.