Capitulo 1: CAMBIOS
Jehová cumplirá su propósito en mí;
Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre;
No desampares la obra de tus manos.
Salmos 138:8
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Principios del mes de Agosto.
Comenzaba a oscurecer, el viento soplaba con gran ímpetu. Las nubes en el cielo se tornaban grises, una gran tormenta se avecinaba.
Mi padre (Richard) manejaba a gran velocidad por la carretera tratando de llegar a nuestro nuevo hogar antes de que la lluvia comenzara. Mi madre (Mariel) iba sentada en el asiento del copiloto.
Y en el asiento de atrás, ahí estaba yo, una chica que acababa de cumplir 17 años, de cabello castaño ondulado, ojos cafes claros, labios rosados, Con grandes metas y sueños por lograr.
A mi lado estaba sentada mi pequeña hermana de 8 años, Saray, una niña de cabello del mismo color que el mío, ojos cafes oscuros y tez blanca.
Habíamos viajado durante horas, me sentía cansada, lo único que quería era llegar ya, durante un buen tramo de nuestro trayecto me quedé profundamente dormida, ahora quería estar despierta, quería observar aquellas luces que se veían a lo lejos, me parecía impresionante ver como unas pequeñas luces podían alumbrar a toda aquella ciudad.
Extrañaba mi hogar, y a mis amigos, cuando papá nos dio la noticia de que nos mudariamos, me sentí triste y enojada no quería alejarme de todo lo que ya conocía, no quería empezar una vida nueva, pero la decisión ya se había tomado y tenia que adaptarme al nuevo hogar que tendríamos que construir desde cero, mis amigos vinieron a despedirme un día antes de la mudanza.
He de admitir que no me gustaba la idea de cambiarme de hogar, pero tenía que acostumbrarme a vivir en ese lugar extraño para mi en ese entonces.
Mamá dijo que haria amigos nuevos en poco tiempo, pero a mi me parecía imposible, todo era nuevo para mi.
Las clases comenzaban en unas dos o tres semana, así que me daba tiempo de organizarme.
Cursaria mi último año en la preparatoria, estaba feliz y ansiosa de saber que pronto ingresaría a la universidad. Quería estudiar algo relacionado con la Fotografía, me encantaba tomar fotos, a paisajes o a mis amigos y familiares, me parecía impresionante como se podía captar un momento especial en una sola fotografía. Mis padres no estaban de acuerdo, querían que escogiera otra carrera, así que aún no estaba muy decidida de lo que quería estudiar.
Mientras viajaba, podía observar a través de la ventana del coche, como las luces se encendían dando una increíble vista a la ciudad.
Después de horas y horas de viajar por fin llegamos a nuestra nueva casa.
El coche se detuvo, abri la puerta lentamente y me bajé.
Mi nuevo hogar era una casa de dos pisos color blanco, tenía ventanas de cristal y puertas de madera, y un bello jardín lleno de flores, al final de cuentas no estaba tan mal.
Caminé hacia la casa, abrí la puerta y entré, todo estaba oscuro, busqué donde prender la luz, casi me caigo en el intento, tropecé con un sillón, pero logré encender la luz, me puse a contemplar toda la casa, era enorme, aunque le faltaban muebles y demás cosas.
De repente un gran trueno se escuchó a lo lejos, la lluvia comenzaba a caer, mis padres corrieron rápidamente con todas las maletas al interior de la casa.
— Denisse, aquí está tu maleta, llévala a tu habitación— Dijo mi mamá, dándome un gran equipaje.
— al fin llegamos — exclamó emocionada Saray. Ella era la única que parecía feliz de la mudanza puesto que en esta ciudad había una playa, un mar.
Subi los escalones buscando mi cuarto, lo encontré, abrí la puerta y dejé mi maleta en el piso, me diriji hacia la ventana, había una hermosa vista hacia la calle, me quedé observando por unos minutos la lluvia que caía y formaba charcos en la carretera.
Estaba tan cansada, me recosté en mi cama y sin darme cuenta me quedé dormida.
[.....]
Día siguiente...
Escuché el canto de las aves, me desperté, eran las 9:00 de la mañana, abrí los ojos y pude contemplar los rayos del sol que entraban por la ventana.
Me levanté, me dirigí al baño, me lavé la cara y me cepillé los dientes, posteriormente bajé a la cocina.
- Hola mamá, hola papá- dije con una sonrisa en el rostro.
- Hola hija- respondieron al mismo tiempo.
Saray no estaba así que supuse que estaría durmiendo aún.
- mamá- comencé a decir-¿crees que conoceré amigos antes de que comiencen las clases?
- claro que si hija, eres una buena persona, de seguro aquí en el vecindario habrá alguien de tu edad.
Sonreí. Si tan solo eso fuera cierto.
Horas después Estaba sola en casa, mis padres habían ido a checar lo de sus nuevos trabajos. Saray había ido con ellos, yo no fui por que pensé que sería aburrido pero estar encerrada tambien lo era, así que decidí salir a caminar por la calle.
Mientras caminaba por un callejón solitario, sentí que alguien me seguía. Volteé y vi a un hombre adulto, vestido totalmente de negro, con lentes oscuros y un cigarro en la mano.
Mi corazón se aceleró de miedo al ver que me seguía, caminé más rápido, pero aquel hombre me alcanzó.
— dame tu celular— dijo a manera de amenaza.
No sabía que hacer, estaba muy asustada.
<Dios ayúdame>
Sin pensarlo dos veces saqué mi celular de mi bolso y se lo entregué, él lo inspeccionó y lo guardó en un bolso que traía.
— por favor, no me hagas daño — le dije con lágrimas en los ojos temiendo por mi vida.
Aquel hombre sacó una navaja de su bolso. Cerré los ojos, intentando que todo fuese una pesadilla y Justo cuando crei que no había salida, escuché que alguien gritó a lo lejos.
— ¡Hey! dejala — dijo aquella voz.
Aquel hombre me soltó y se alejó corriendo.
<Gracias Dios, Gracias por mandar a Esta persona a ayudarme>
Empecé a llorar, había sido víctima de un asalto, Me senté en el suelo, llorando. Afortunadamente no me habían hecho daño.
— ¿estás bien?— escuché que alguien preguntó.
Levanté la vista y descubri frente a mi a un joven alto, delgado, cabellos negros desordenados y unos hermosos ojos azules.
— Hola, soy Josh — dijo con una dulce voz.
— Hola, me llamo Denisse — respondi limpiandome las lágrimas de los ojos.
Josh me ayudó a pararme del suelo.
— ¿te encuentras bien? — preguntó
— si estoy bien— le contesté.
— no deberías andar sola en la calle, es peligroso para una chica tan linda como tu — dijo con una sonrisa en el rostro
No le respondí, solo mostré una sonrisa.
— ¿no eres de por aquí cierto? — preguntó
— no, la verdad es que acabo de llegar, me mudé.
— es genial vivir aquí a lado del mar
— ¿en serio?
— si, es un lugar maravilloso, lleno de misterios. Es genial vivir aquí.
— bueno creo que apenas descubriré eso — dije
— no pareces muy feliz de estar en este lugar.
— en realidad no lo estoy.
— ¿y a qué se debe eso?
— A mi padre le ofrecieron trabajo aquí, así que por eso vine.
— ¿porque te obligaron? — preguntó
— no exactamente, solo que no podía oponerme a algo que ya estaba decidido. La verdad es que no se, siento que al venir aquí, es como si tuviera que comenzar de nuevo con mi vida, y es lo que no me gusta, no quiero que nada cambie.
— Los cambios son necesarios, nos ayudan a mejorar como personas.
Solté un suspiro y luego le pregunté:
— ¿qué edad tienes?
— 17 — sonrió — iré al último año en la preparatoria
— genial, yo también.
— quizás compartamos algunas clases.
— espero que si — sonreí
Despues de varios minutos de conversar Josh me acompañó a mi casa, al llegar Nos despedimos.
— te volveré a ver — dijo con una sonrisa en su rostro, y mirándome fijamente a los ojos.
— eso espero, gracias por ayudarme.
— no hay de que.
Más tarde mis padres llegaron, les conté lo que me había sucedido y de como de la nada había aparecido aquel joven tan simpático.
Mis padres estaban aterrados por lo que les dije. Por unos momentos creyeron que había sido mala idea venir a vivir aquí, Me prohibieron volver a salir sola de la casa. No querían que nada malo me pasara.
— estaré bien papá — le dije para calmarlo — se que Dios está conmigo.
— esta con nosotros — dijo Saray que estaba pendiente de la conversación.
— ¿Habrá algún propósito para nosotros aquí? — pregunté.
— claro que si — contestó papá
— recuerda siempre: Dios nunca se equivoca....— añadió mamá
— sus planes son perfectos....— terminé la frase que ella comenzó y todos sonreímos.
Se que Dios esta conmigo y que el me ayudará a adaptarme en este nuevo lugar.
Se que Él tiene un propósito para mí y para mi familia al estar en este lugar.
Él es fiel para cumplir sus propósitos en cada persona.
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