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Capítulo 20 - En un mundo en el que tú no estés

David estiró la mano, tanteando sobre la mesilla de noche en busca de su teléfono que sonaba con aquel escandaloso tema musical de Ed Sheeran. Shape of You le recordaba una mañana en que Jonathan había llegado particularmente con un excelente humor a la oficina, cuando la relación entre ambos se reducía a ser empresario y asistente, peleándose todo el tiempo (bueno, aún lo hacían) y la tensión sexual era casi palpable. Ese día lo había vuelto a ver bailar, con esa magia que irradiaba, que le encendía la piel y la sangre. Y ese día, por primera vez, eligió un tono para su teléfono, un tono que le recordara a ese ser encantador que tanto deseaba, que tanto amaba.

Logró hacerse con el teléfono y con la mirada borrosa a causa del sueño observó la pantalla. Era una llamada de William. Se incorporó velozmente sobre la cama, con los ojos muy abiertos y sintiendo que de repente todos los sentidos se le disparaban:

_ ¿Will?... ¿Qué sucede?..._ su semblante pasó de pálido a luminoso a una velocidad impresionante._ ¿Cuándo? ¿Cuándo ocurrió?... ¡Enseguida salgo para allá!

Ni siquiera colgó el teléfono. Solo saltó de la cama y se envolvió a trompicones en una bata mientras volaba por las escaleras vociferando a todo pulmón:

_ ¡DESPERTÓ! ¡YA DESPERTÓ! ¡JOHNNY DESPERTÓ DEL COMA! ¡LO HIZO! ¡MI BEBÉ LO HIZO!

******************

Cuando llegó al hospital, casi voló hacia la habitación. La señora Davis lo regañó por correr de esa forma, como un loco, pero él no le hizo caso. En la estancia reinaba tal ambiente de fiesta que ni siquiera se atrevió a entrar. Cuando June, Stephen, Alan, Amanda, Anastasia y los guardaespaldas llegaron se le quedaron mirando sin comprender:

_ ¿Tanto apurarte y correr y ni siquiera has entrado?_ se burló Alan._ Eres un caso.

Apenas pudo asomarse para mirar al interior de la habitación, con el corazón latiéndole a mil por hora. Devon, Calvin, Vivian y Randy estaban parados en una esquina, celebrando por su cuenta la recuperación de su mejor amigo. Pepe y Luis también estaban presentes, parados en un rincón. William estaba sentado a un lado de la cama, y Anne del otro, pendiente de los gemelos, que trepados sobre el lecho se movían constantemente y reían y chillaban, y Anne solo les repetía que tuvieran cuidado de no lastimarle la pierna fracturada.

Y en medio de ellos estaba Jonathan, sentado, con la espalda apoyada contra una almohada, y la cabeza reclinada sobre un hombro de su padre, que lo abrazaba como si intentara protegerlo de cualquier otra amenaza. Lucía hermoso. Pálido, con la cabeza aún vendada, y los cardenales de su rostro y sus brazos contrastando de manera antinatural en el tono desencajado de su piel. Sonría con esa dulzura que tanto había echado de menos. Aunque también se percibía débil y agotado, pero igual no dejaba de sonreír o reír ante los disparates de sus familiares y amigos.

Alan y Amanda avanzaron hacia él y no pudo evitar sorprenderse de verlos. Igual reacción tuvo al ver a la señora Davis y a Stephen. Anastasia lo saludó muy correcta, y en cuanto distinguió al equipo de seguridad completo, se puso muy serio y comenzó a decir:

_ Un momento... Si todos ustedes están aquí... ¿Dónde...?

Y entonces lo vio. Parado tímidamente en el umbral de la puerta, con las manos embutidas en los bolsillos del abrigo, mirándolo con la emoción brotándole por sus ojos verdes. Dios, aquellos hermosos ojos verdes. Nadie pronunció una sola palabra durante lo que pareció una eternidad. Con pasos vacilantes, David avanzó hacia la cama de Jonathan y se detuvo lo suficientemente cerca como para que le escuchara decirle:

_ Hola bebé.

_ Hola bestia._ respondió Jonathan con un tono de voz que sonó bastante seco.

Ninguno de los dos apartó la mirada del otro, como si de repente todo alrededor se hubiese desvanecido y solo estuvieran ellos solos en el universo:

_ ¿Alguien quiere tomar café?_ preguntó Anne de repente, poniéndose de pie.

_ ¡Yo!_ respondieron Alan y Amanda al mismo tiempo.

_ Excelente idea._ aprobó la señora Davis colgándose del brazo de Stephen.

_ He oído que el café que hacen aquí es delicioso._ apoyó el mayordomo.

_ Me muero por un café._ suspiró Anastasia.

_ ¡Vamos todos por café!_ chilló Calvin dando palmas y empujando a White a propio intento. El hombre solo se limitó a mirarle y ofrecerle una sonrisita retorcida.

_ Will, cariño, vamos a la cafetería._ sugirió Anne al ver a William sentado aún en la cama.

_ No, prefiero quedarme aquí con Johnny._ contestó el hombre.

_ Y nosotros también._ chillaron los gemelos.

_ Oigan pequeños,_ intervino Alan._ Si les doy veinte dólares a cada uno ¿Me acompañarían a la cafetería?

Nicholas y Nadine se miraron con rapidez:

_ ¡Que sean cincuenta!_ gritaron mientras saltaban de la cama.

_ ¡Ay, en serio amo a estos niños!_ exclamó Amanda._ ¿Puedo llevármelos a Londres?

_ Los devolverías de inmediato, eso si no los arrojas del avión mientras atraviesas el Atlántico._ aconsejó Vivian.

_ Y tú vienes conmigo quieras o no._ gruñó Anne tirando de William.

_ ¡Está bien, está bien!_ suspiró el hombre. Besó a su hijo en la mejilla y le dijo._ Regreso enseguida, chiquito.

_ Tranquilo pa. No pienso ir a ningún lado._ sonrió Jonathan sin apartar la mirada de David.

Cuando quedaron solos permanecieron en silencio unos minutos. David arrastró una silla hasta ponerla cerca de la cama y se sentó:

_ Me alegra tanto que ya estés despierto. Tuve tanto miedo de que...

_ ¿Qué haces aquí, David? Según recuerdo, la última vez que nos vimos me dijiste cosas horribles. Me acusaste de cosas horribles. Dejaste en claro que no confiabas en mí.

_ ¡Lo sé! ¡Lo sé! ¡Y no tienes idea de cuánto me arrepiento de ese día! ¡Fui injusto contigo! ¡Un salvaje! ¡Una bestia! ¡Y no pasará un solo día sin que me reproche por ello!

Le tomó las manos:

_ Perdóname bebé. Perdóname. Todos estos días después del accidente, creyendo que te iba a perder, han sido una tortura. No quiero estar lejos de ti ni un solo instante.

Jonathan retiró las manos despacio:

_ David... Yo... Acabo de despertar. Tengo muchas confusiones en mi cabeza. Lo único que me interesa y preocupa ahora mismo es estar con mi familia, con la gente que... con la gente que me quiere y confía en mí.

Desolado, David dejó caer los hombros. Sus ojos verdes adquirieron un matiz tan triste que Jonathan por un instante sintió compasión por el joven. Muy despacio se puso de pie, retorciéndose las manos una con otra:

_ Ah... si... entiendo... Yo... de verdad... yo... estoy feliz de que ya estés de nuevo con nosotros. En serio._ la voz se le quebró. Carraspeó exagerado._ Sé que te decepcioné, y me odio por eso. Pero quiero que sepas que no ha habido un solo segundo desde que tuvimos nuestra pelea, en que no te echara de menos, en que no quisiera volver a tenerte entre mis brazos y besarte. Te amo tanto o mucho más que al principio. Y antes de que me vaya, necesito que entiendas, que ya no concibo estar en un mundo en el que tú no estés.

Se encaminó hacia la puerta con pasos rápidos. No quería que Jonathan lo viera llorar:

_ ¿Y qué esperas para hacerlo?

Se detuvo al escuchar su voz. Se volteó, mirándole sin comprender:

_ ¿Qué?_ preguntó confundido.

_ Dijiste que no ha pasado un solo segundo desde que peleamos, en que no me echaras de menos y no quisieras abrazarme y besarme. Bueno... ¿Qué esperas entonces para hacerlo?

Y vio florecer su sonrisa, aquella sonrisa capaz de iluminar el más oscuro y difícil de sus días, capaz de estremecerle hasta el último rincón de su ser. Y retrocediendo sobre sus pasos se le fue encima y sentándose al borde de la cama lo atrajo hacia sí y lo besó con un impulso casi primitivo, apretando su piel suave, con mucho cuidado para no lastimarlo, hundiendo la lengua hasta casi lamerle el esófago, deleitándose en los gemiditos de Jonathan que tanto le gustaba escucharle hacer, sintiendo las manos del muchacho enredándose en su pelo, acariciando su rostro, su rastrojo de barba; entregándose por entero.

La siguiente media hora permanecieron sentados en la cama, abrazados. Jonathan, con la cabeza reclinada contra el pecho de David mientras jugueteaba con sus enormes manos, mientras David lo besaba cada dos por tres, y lo ponía al tanto de los últimos acontecimientos: el descubrimiento de Edna como la culpable de vender las fotos a la prensa con la ayuda de Arleth, una de las doncellas; como había sido Brian quien había enviado el sobre anónimo con las fotos que después Arleth había copiado en su teléfono; y finalmente, le mostró el video que Devon y los chicos habían subido a internet, donde él le había declarado su amor. Avergonzado, Jonathan observaba el material y no hacía más que enrojecer:

_ No puedo creer que Devon y los otros hayan publicado esto. Era algo privado. No se suponía que nadie más, excepto tú, lo viera.

_ Pues lo vio el mundo entero._ sonrió David besándolo en la mejilla._ ¿Y sabes qué? El mundo entero te amó. No te imaginas el impacto que tuvieron tus palabras. Movieron corazones, la gente se emocionó, hicieron vigilias por tu recuperación. Fue... algo muy hermoso.

_ Pero ahora ya todo el mundo sabe que tú y yo... Y ya habías hecho declaraciones negándolo y hasta te comprometiste con Kayla.

David dejó escapar un desgarrador suspiro:

_ Si, supongo que eso complica un poco las cosas. Pero nada que no se pueda resolver. De inmediato.

Salió al pasillo. Ya todos estaban aglomerados, esperando quizás el momento oportuno para entrar. David les indicó que pasaran y le pidió a Amanda que hiciera el papel de camarógrafo para una grabación. Sacó su teléfono y dispuso la cámara de video. Volvió a ocupar su sitio en la cama, detrás de Jonathan que lo miraba sin comprender. Amanda le hizo una señal de que ya podía empezar:

_ Hola a todos... Sé que hace unos días declaré públicamente que las fotos que se habían hecho circular y en las que aparecía con un joven llamado Jonathan Doyle, eran falsas. Igualmente confirmé estar en una relación y comprometido en matrimonio con una talentosa y hermosa joven, quien siempre ha sido solo una gran amiga para mí. Recientemente salió a la luz un video en el que Jonathan Doyle declaraba sus sentimientos por mí, y dicho video venía acompañado de imágenes que... bueno, ya es imposible seguir ocultando la verdad. Excepto la parte de mi relación y compromiso con Kayla Thompson, todo lo demás es cierto. Desde hace unos tres meses, Jonathan Doyle y yo tenemos una hermosa relación. Por cuestiones de cuidado y precaución, sabiendo el comportamiento que tienden a manifestar la prensa y los medios en general, lo mantuvimos en secreto. Verán, hay momentos de la vida de una persona que son privados, momentos que nadie quisiera compartir por ser especiales o muy particulares. Incluso los reporteros y periodistas que viven invadiendo la privacidad de otros, estoy seguro que atacarían y protestarían si vieran su propia privacidad violada. Es lo que hicieron con Jonathan y conmigo. Tomaron nuestra relación y la sacudieron públicamente, exponiéndonos como animales de feria. Nadie se merece algo así. Pero el punto ahora es el siguiente. Les hablo desde la habitación de un hospital donde este maravilloso joven, Jonathan, ha estado internado recuperándose de un accidente. Esta etapa en la que creí que Jonathan iba a morir, me hizo pensar que la vida es demasiado corta. Valoramos cosas que no necesitan ser valoradas y dejamos de lado otras que sí lo son. Nos empeñamos en usar máscaras y ocultar quienes somos porque nos importa la opinión de otras personas cuyos criterios no siempre los mueve algo positivo. Durante años me escondí detrás de una imagen fría y violenta. Quizás porque no estaba enojado tanto con el mundo a mi alrededor como conmigo mismo. Pero eso acaba hoy.... Soy David Alexander MacMillan. SOY GAY. Soy un prestigioso empresario multimillonario y estoy perdidamente enamorado de este muchacho que ahora tengo entre mis brazos, y por el que doy gracias de que está recuperándose de sus lesiones. Ser gay no me hace menos talentoso o bueno en los negocios. Ser gay no me hace una mala persona, no me convierte en un monstruo. Conozco heterosexuales que son mucho más peligrosos y monstruosos que cualquier persona homosexual. Desde hoy, no pienso negar más quien soy. Nunca más. Tengo derecho a vivir mi propia historia de amor. Y es esta, junto a Jonathan Adam Doyle.

Y terminó la grabación dándole un beso a Jonathan que lo dejó sin respiración, mientras que la multitud en la habitación rompía a aplaudir y a ovacionar, y Amanda lloriqueaba y se lamentaba de regresar a Londres con el rostro lleno de arrugas si continuaban haciéndola llorar de esa forma. Cuando el beso terminó, Jonathan abrió los ojos muy despacio, mirando a David como a través de un sueño. Le acarició el rostro con la punta de los dedos:

_ ¿Estás seguro de esto que acabas de hacer? Todo será diferente a partir de ahora.

David le acarició los cabellos y lo besó en la frente:

_ Lo sé. Pero contigo a mi lado enfrentaré lo que sea.

Jonathan se mordió la cara interna de una mejilla:

_ Estás loco._ le susurró.

_ Si, por ti._ sonrió David contra su boca.

_ Todos esos viejos avaros de la compañía van a querer lincharte ahora.

_ Que lo intenten. En estos momentos me siento invencible.

_ ¿En serio te sientes bien? ¿No te arrepientes de haber dado este paso? No quiero que sientas que te forcé a hacerlo porque...

David lo calló con un nuevo beso:

_ Hice esto porque debía hacerlo. Ya es hora de tomar las riendas de mi vida. Soy yo quien controlo mi vida y no los socios de la empresa. Nadie más me dirá nunca cómo es que debo vivir.

_ Bien dicho, mi niño._ dijo la señora Davis acercándose. Sus ojos reflejaban orgullo detrás del cristal de sus gafas de media luna._ Tus padres estarían sumamente orgullosos de ti.

_ ¡Ay primito, felicidades!_ chilló Anastasia acercándose._ Por favor, por favor, déjenme sacarme una foto con la feliz pareja del momento, por favor.

Y se hizo cerca de unas veinte fotos con Jonathan y David, hasta que llegó el turno a la pandilla de Jonathan, que invadió la cama bulliciosamente:

_ ¿Entonces eres nuestro cuñado oficialmente?_ preguntó Calvin.

_ Eso parece.

_ Ok, te advierto que si le vuelves a romper el corazón a mi hermana, te dejaré sin razón para usar taparrabos.

_ Yo no uso eso._ señaló David poniéndose colorado.

_ Pero ya lo sabes._ se unió Devon._ Somos cuatro contra uno.

_ Felicidades Johnny._ le dijo Randy._ Me alegro mucho por ti. Mereces a alguien que te haga muy feliz.

_ Gracias Randy. Y estoy muy contento de que te estés recuperando bien. En serio me alegra mucho.

Líder Red terminó de atender una llamada telefónica y se aproximó a la cama rodeada y atestada de personas hablando y riendo:

_ Señor, acaba de llamarme Kayla. La policía encontró y arrestó al sujeto que atropelló al joven Jonathan.

Se hizo un impresionante silencio de repente.

Una hora después, Kayla se había unido a la habitación de hospital y contaba que Alex había ido a la policía y denunciado a Gary, su novio. Todo indicaba que el muchacho, en un arranque de celos, creyendo que su novio lo dejaría por Jonathan, había intentado matarlo. Luego había convencido a Alex para que le ayudara a salir del problema. Se deshicieron del vehículo pero las cosas entre ellos se desmadraron de tal forma, que Alex terminó contando la verdad. Ambos estaban detenidos y solo bastaba que Jonathan hiciera una denuncia formal en contra de ellos.

Todos los rostros y miradas estaban enfocados en Jonathan, que se ruborizó ante tanta atención y mordiéndose los labios, apretó las manos de David, que sostenían las suyas:

_ Vivian...

_ ¿Si Johnny?_ preguntó su amiga acercándose.

_ ¿Puedes por favor encargarte de todo ese asunto? No pienso levantar cargos.

_ ¿QUÉEE...???_ vociferaron todos.

_ Johnny, ellos tienen que recibir un castigo._ señaló William inclinándose sobre su hijo mayor._ Pudieron haberte matado o causado una lesión permanente.

_ Yo haría que se pudrieran en la cárcel._ escupió Anne encogiéndose de hombros.

_ Sé que todos piensan que es lo mejor. Que es lo que debería hacer, castigar a los que me hicieron daño. Y tiene lógica... Pero ¿No están cansados de todo eso? Considero que a veces es extenuante vivir de esa forma. Repartiendo juicios y castigos. Acabo de pasar por una experiencia difícil. De todos los presentes, quizás Randy sea el que mejor me entienda porque él pasó por algo similar. Ambos estuvimos a las puertas de la muerte, y aún seguimos aquí. Eso te cambia de alguna manera. Te hace ver las cosas desde otra perspectiva. Gary y Alex se equivocaron, es cierto, pero no quiero comenzar un nuevo año guardando rencores ni malos deseos. Quiero simplemente olvidar que ellos existen, y lo mejor es haciendo de cuenta que nada de esto sucedió. Además, el mayor castigo que pudieran recibir, principalmente Gary, es saber que le perdoné y que estará en una deuda eterna conmigo, eso se los garantizo. Por tanto, les pido que respeten mi decisión de no querer perjudicar a los que quisieron hacerme daño. Conozco a Alex lo suficiente. En toda esta historia debe haber sido un simple títere en las manos de ese pigmeo insoportable y desquiciado de su novio. Alex sería incapaz de dañar a una mosca.

_ Cada día me sorprendes más._ dijo Kayla luego de una pausa.

_ Tranquilo Johnny, yo me encargaré de todo._ sonrió Vivian.

_ Por estas cosas es que te admiro tanto, mi niño._ dijo la señora Davis con admiración.

_ Eres una gran persona, Johnny._ señaló Pepe moviendo la cabeza despacio.

_ Estoy orgulloso de ti, hijo._ sonrió William acariciándole una mejilla.

_ Ok, hora de reírnos un poco._ dijo de repente Alan._ Acérquense todos y vean al gran David MacMillan haciendo el ridículo.

Y sacando su teléfono, mostró las fotos de la noche anterior, en las que en la mayoría aparecía David disfrazado de elfo de Santa Claus:

_ ¿Dave, en serio eres tú?_ exclamó Jonathan mirando de las fotos en la pantalla al rostro de su novio, sin poder contener la risa.

_ Tenías que hacerlo ¿Verdad?_ reprochó David a Alan.

Todos se divertían observando las imágenes:

_ Me encantan los elfos._ dijo Calvin mordiéndose el labio inferior y lanzando una mirada lasciva a White, que con sus ojos cubiertos por las gafas oscuras que siempre llevaba, torció los labios en una sonrisita socarrona.

_ Compórtate._ le regañó Devon muy serio.

Un rato después la jefa de enfermera apareció en la habitación y ordenó que desalojaran la estancia ya que el paciente necesitaba descansar. Excepto Will, Anne y los gemelos, todos los demás se retiraron. David prometió regresar de inmediato, alegando que tenía un importante asunto que resolver. Susurró algo al oído de su prima. Anastasia se puso pálida de inmediato, pero igualmente asintió y salió presurosa de la habitación:

_ Orange, Pink y Green, lleven a Alan, a Amanda, a Stephen y a la señora Davis de regreso a la mansión. Líder Red, White, Yellow y Blue necesito que vengan conmigo. Kayla, quisiera que me acompañaras a Anastasia y a mí a cierta diligencia.

_ ¿Qué te traes entre garras?_ preguntó ella entrecerrando los ojos.

_ Ya lo sabrás.

_ Ah, y a propósito. Gracias por terminar conmigo de esa forma tan encantadoramente pública. No sé si sentirme aliviada de que ya no me vinculen contigo o humillada y furiosa porque rompiste conmigo en una declaración por internet. Por cierto, te estás volviendo demasiado famoso en las redes. Tu video ya rompió record de vistas. Allá afuera hay un sinnúmero de paparazis, periodistas y reporteros esperándote.

_ Pues no los hagamos esperar más._ dijo David con determinación.

No bien puso un pie fuera del hospital, una avalancha humana se le fue encima. Sus guardaespaldas le rodearon pero David les hizo un gesto significativo con una mano. Conteniéndose para no gritarles a los cientos de individuos que le ladraban sus preguntas como en un tiroteo verbal. Alzó un brazo, pidiendo atención. Sorprendentemente la oleada fue calmándose poco a poco, quedando solo el sonido de los flashes de las cámaras:

_ Buenos días, damas y caballeros. Feliz Navidad para todos. Sé que están ansiosos por devorarme luego de la nueva declaración que ha invadido las redes y que ha sido esta vez de mi parte. Haré algo que comúnmente no suelo ni soporto hacer: contestaré algunas preguntas. Eso sí, no toleraré ninguna falta de respeto ni mucho menos invasiones directas a mi relación con Jonathan Doyle... ¿Les quedó claro?... Bueno... comiencen a disparar.

Kayla observaba a David responder las preguntas de los reporteros y no podía creer aún lo que estaba presenciando. En otros tiempos David MacMillan habría insultado a todos aquellos buitres y le habría ordenado a su equipo de guardaespaldas que les cayeran a balazos de ser posible para que lo dejaran en paz. Y ahí estaba, respondiendo preguntas tranquilamente. Era impresionante como había logrado controlar a esa masa impaciente. Un periodista entrado en años preguntó:

_ Señor MacMillan ¿Cómo cree que reaccionarán los socios de su empresa luego de estas últimas declaraciones que han salido a la luz? Usted acaba de... si me disculpa la expresión... salir del closet por internet... ¿Cómo cree que lo asuman?

_ Es algo en lo que no pierdo mi tiempo pensando o preocupándome en este momento. Una cosa es mi vida laboral y la otra es mi vida personal. No las mezclo de ninguna manera. El David enamorado de su novio no afecta en nada al David empresario y con la sangre fría para tomar decisiones importantes. Verán, pese a todo lo que se ha dicho acerca de mí y mis inclinaciones, por llamarlo de algún modo, considero que la empresa marcha mejor que nunca. Recientemente hemos encontrado importantes yacimientos de minerales valiosos en varias de mis minas dispersas en el mundo. En Chile, por ejemplo, se encontró renio, un mineral cuyo uso está mayormente difundido en el ámbito de la joyería, para el desarrollo de instrumentos de investigación, en la industria química y también se ha descubierto su utilidad en el campo de la medicina. Su precio ronda los mil euros por onza. En México, justo en la mina que colapsó hace unos meses atrás y por lo cual tuve una repercusión bastante negativa entre los medios por mi actitud algo hostil, hayamos un yacimiento de rutenio. El rutenio tiene un valor de alrededor de mil trescientos euros por kilogramo. Se utiliza en la fabricación de aleaciones entre metales para la industria química, como también en la fabricación de productos electrónicos, entre otras aplicaciones. Y finalmente, aquí mismo en nuestro país, encontramos iridio, empleado en la fabricación de combinaciones para la industria aeroespacial, en joyería de alta gama y en tratamientos de rayos gamma en la medicina tradicional. Aunque el precio del iridio fluctúa a través del tiempo, tengo entendido que el año pasado su precio en el mercado superó los cinco mil euros la onza... Lo que quiero decir con esto, es que la empresa MacMillan seguirá adelante, y bajo mi mandato. Si los socios quieren seguir a bordo de la nave, son bienvenidos. Si tanto les molesta un C.E.O. homosexual, pues es su problema, estoy dispuesto a comprar las acciones de los que deseen venderlas. Eso solo incrementará el poder que tengo de por sí. David Alexander MacMillan no renunciará a lo que es suyo por derecho, solo porque haya gente que no apruebe su elección de a quien amar o con quien irse a la cama.

Hubo algunas risas. David le concedió la palabra a una joven periodista:

_ Señor MacMillan... Siempre tuvo fama de ser duro y violento con la prensa, negándose a conceder entrevistas o a hablarle a los medios. Tengo entendido que es incluso apodado La Bestia, debido a su mal carácter. Este cambio repentino... ¿A qué se debe? ¿Tiene Jonathan Doyle algo que ver en esta nueva faceta que está demostrando?

_ No tiene algo que ver. Tiene todo que ver. Jonathan Doyle ha cambiado mi vida, y lo ha hecho para bien. Él saca lo mejor de mí. Me hace querer ser mejor persona. Jonathan Doyle es lo mejor que me ha pasado, y no hay un solo día en que no agradezca su presencia en mi vida. Y les advierto, aún queda mucho de La Bestia dentro de mí, así que no me tienten.

Hubo nuevas risas:

_ Bueno damas y caballeros, eso es todo. Fue un gusto hablar con ustedes.

A pesar de que algunos siguieron lanzando preguntas a voz en grito, David se abrió paso a través de la multitud y subió a uno de los Mercedes Benz parqueado en la calle, acompañado de Anastasia y Kayla. El vehículo se puso en marcha de inmediato.

******************

Edna MacMillan abrió la puerta de la modesta habitación del hotelucho barato en el que se había hospedado desde hacía varios días. Era un espacio estrecho, compuesto por la recámara y un minúsculo baño. El lugar estaba semi oscuro y olía a humedad empotrada en las paredes deslucidas. Había solo una cama, un mueble con cajones, un par de sillas y nada más. Una única ventana daba a un callejón oscuro. Las maletas de Edna estaban repartidas por el suelo, y sobresalían prendas de vestir y zapatos por todas partes.

David fue el último en entrar, luego de Anastasia y Kayla, quienes observaron el sitio con gestos repulsivos. El semblante de David, en cambio, se notaba bastante aprehensivo. Notó que Edna no lucía su proliferación desmedida de joyas. O bien las tenía severamente ocultas por temor a que se las robaran en un sitio como aquel, o había tenido que desprenderse de ellas para poder sobrevivir. Se quedó de pie mientras sus acompañantes se sentaban en las sillas y Edna se acomodaba al borde de la cama.

La anciana se veía mucho más envejecida que nunca. A pesar de seguir vistiendo de manera impecable, ahora su rostro carente prácticamente de maquillaje, mostraba claramente toda la carga del tiempo. Era como una visión fantasmal y terrorífica, la ruina de la gran mujer elegante que había sido:

_ Debo admitir que me sorprendió la llamada telefónica de esta traidora a quien una vez llamé mi hija._ escupió tajantemente mientras miraba a Anastasia, que bajó la mirada ante aquellas palabras._ ¿A qué debo el honor de esta inesperada visita?

_ Feliz Navidad, Edna._ dijo David con las manos embutidas en los bolsillos del abrigo.

Edna se limitó a alzar una de sus cejas y esperó a que su sobrino volviera a tomar la palabra. David se movió un poco por la estrecha habitación, asomándose a la pequeña ventana y mirando hacia el callejón en tinieblas:

_ ¿Cómo te ha ido?_ preguntó finalmente.

_ No me puedo quejar._ sonrió la mujer con mordacidad._ Esto es como estar hospedada en uno de los mejores hoteles de Europa.

_ Cuanto glamour._ musitó Kayla cruzando una pierna sobre la otra.

_ Si, me imagino._ dijo David._ No voy a dilatar más esto. Está claro que este encuentro representa una tortura para cada uno de nosotros, por lo tanto iré directo al grano. Estuve pensando, luego de escuchar esta mañana a Jonathan hablando sobre olvidar y comenzar el nuevo año de una manera distinta, y creo que él tiene razón. No vale la pena alimentar odios ni rencores. La razón por la que estoy aquí, es porque decidí ayudarte. A pesar de todo el daño que intentaste hacerme, seguimos siendo familia. Eso es un vínculo con el que debemos cargar el resto de nuestras vidas.

_ ¿Qué? ¿Me llevarás de vuelta a la mansión?_ preguntó Edna con un deje de sarcasmo en la voz.

_ No. No estoy tan loco. Y esta epifanía no llega a tanto. Te instalaré en un sitio permanente, un lugar cómodo donde puedas sentirte a gusto y ser bien atendida.

_ ¿Y qué lugar sería ese?

_ Una casa de retiro para personas mayores.

Edna se puso en pie impulsivamente:

_ ¡¿Un hogar para personas mayores?! ¿Te refieres a esos sitios a dónde mandan a los viejos a morirse?

_ Madre por favor..._ quiso decir Anastasia.

_ ¡Tú no te atrevas a dirigirme la palabra, maldita traidora!

_ ¡Edna, basta!_ ordenó David._ ¡No vuelvas a hablarle así a Anastasia delante de mí!... Entiende que es esa prepotencia tuya la que te ha traído hasta este punto. Han sido tus actos los que han hecho que termines sin nada. Si no estás de acuerdo con mi propuesta es tu problema. Puedes quedarte aquí si lo prefieres.

Hizo amago de salir de la habitación:

_ Detente.

David se giró hacia ella. Había adoptado aquella pose de reina que tanto gustaba lucir:

_ ¿Cuándo sería eso?

_ Pues iniciaríamos los trámites a partir del nuevo año. Buscaremos un buen sitio en el que te puedas instalar. Yo asumiré todos los gastos, evidentemente. Por supuesto, te sacaré hoy mismo de aquí y te hospedaré temporalmente en un hotel mejor. No sueñes con uno de lujo, pero al menos que sea más decente que esta pocilga en la que has terminado. No sé cómo todavía nadie ha intentado asesinarte para robar una de tus maletas.

Edna se le quedó mirando:

_ ¿Por qué estás haciendo esto?

David suspiró:

_ Ya te lo dije. Agradécele a Jonathan y la influencia positiva que ejerce sobre mí. Recoge tus cosas, haré que llamen a un taxi para que te lleve a tu nuevo hospedaje.

Miró a Kayla que se había puesto a trastear su teléfono. La chica le hizo un gesto afirmativo, como confirmando que ya había encontrado el lugar ideal. David miró a su prima y a su tía:

_ Las dejaremos solas un momento, por si quieren decirse algo.

Kayla y él salieron de la habitación. La joven le preguntó en voz baja:

_ ¿En serio confías en tu prima? Porque te confieso que a mí ella me da mala espina y no me trago eso de que cambió y decidió abandonar a la bruja de su madre y ponerse de tu lado.

_ Para nada. Ella es como su madre, solo que en menor cuantía. Pero igual solo fue una víctima de esa bruja. Trataré de ofrecerle un mejor futuro. La oportunidad que nunca nadie le dio.

******************

Edna y Anastasia estuvieron calladas unos minutos antes de que la mujer comenzara a decir:

_ Supongo que te subestimé todo este tiempo creyéndote una estúpida descerebrada.

_ Siempre lo hiciste, madre.

_ Dime ¿Qué se siente traicionar a tu pobre madre? ¿Qué se siente darle la espalda a la única persona que siempre estuvo a tu lado, defendiéndote y apoyándote?

_ ¡Cierra la boca maldita bruja!

La reacción de Anastasia dejó a Edna muda de asombro, con los ojos muy abiertos. Anastasia ya no lucía aquella expresión tonta o asustadiza de siempre. Era una mujer estirada, con garbo y elegancia en su porte, y miraba a su madre de una manera altiva y desdeñosa:

_ ¿Defenderme? ¿Apoyarme? ¡Nunca en tu maldita vida hiciste algo así por mí! ¡Solo me has criticado, cuestionado, golpeado y humillado a tu antojo! Pero eso se acabó. Por fin me libré de ti y no sabes cuánto placer me da ver lo bajo que caíste... La gran señora Edna MacMillan. Pagaría por ver la cara de esas amigas tuyas tan refinadas, si pudieran verte ahora metida en este cuchitril.

_ ¿Cómo te atreves a hablarme en ese tono?

_ Acostúmbrate, madre. Ya no ejerces ningún poder sobre mí. De hecho, si te soy sincera, nunca lo ejerciste.

_ ¿Qué quieres decir?

_ Agh... Eres tan idiota a veces, tan lenta para ciertas cosas. Que no he hecho otra cosa sino jugar muy bien mi papel de víctima inocente. La hija maltratada por su madre, la pobre solterona sin estudios ni dinero. Cuando tuve la oportunidad, me puse del lado de mi primito homosexual y su ridículo novio. Ya sabes, si no puedes vencer a tu enemigo, únete a él. Y eso fue lo que hice. Tuve que sacrificarte a ti para garantizar mi futuro. No dudé en contarle a David cómo habías robado sus fotos y las habías vendido a un buen precio. Y cuando me cuestionaron el porqué no te había delatado antes, solo tuve que derramar algunas lágrimas y hablar de cómo me amenazaste con lastimarme en serio si decía una sola palabra. Una actuación convincente, debo decir. Tengo a mi querido primito de mi parte, como puedes ver. Va a ayudarme, pondrá una cuenta a mi nombre y me dará un lugar donde vivir. Por desgracia tendré que trabajar en la empresa, pero ¿Y qué? Al menos viviré mucho mejor que tú, que estarás pudriéndote en una casa de viejos decrépitos esperando que venga la muerte a llevárselos a ellos y a ti.

Edna estaba de una pieza mientras escuchaba a su hija hablar, mostrando su verdadera personalidad:

_ ¿Cómo es posible que no me haya dado cuenta de la clase de víbora que tenía como hija?

_ Tuve una gran maestra, mamita querida._ sonrió Anastasia con maldad.

_ No te saldrás con la tuya. Me encargaré de que David y todos se enteren de la clase de persona que eres.

_ Hazlo. O mejor dicho, puedes intentarlo. Nadie te va a creer, Edna. Pero si fuese el caso, te aseguro que si te atreves a abrir la boca para perjudicarme, yo me encargaré de gritar a los cuatro vientos que el tío Maximilian no murió producto al cáncer. Fuiste tú quien lo mató.

Edna se puso pálida. Anastasia sonrió ampliamente:

_ ¿Qué? ¿Creíste que nadie lo sabía?... Ay madre... Yo te vi esa noche. La noche en que murió el tío. El notario y el abogado habían venido ese mismo día en la mañana, y tú pensabas y dabas por sentado que el tío había hecho los cambios al testamento a favor de ti. Esa noche te vi echarle algo al jugo de la enfermera que estaba de turno cuidando del tío Max. Por eso ella se quedó dormida y no te vio entrar a la habitación. Pero yo sí, y te seguí, y vi como asfixiabas al tío Max con la almohada. Como estaba tan grave, ya en las últimas, nadie se molestó en investigar. La enfermera, temerosa de ser acusada por negligencia, declaró que el tío murió mientras dormía, y tú mataste a tu propio hermano por gusto, porque te dejó sin nada. Todo se lo dio a David. Y ahora, de cierta forma, David lo compartirá conmigo. No mucho, pero al menos saldré mejor parada que tú.

Se dirigió a la puerta y dijo antes de marcharse:

_ Que tengas una feliz Navidad y un mejor año. Ah, y cuando te recluyan en esa casa de ancianos, no esperes que vaya a verte. Estaré demasiado ocupada. Adiós, madre. Hasta nunca.

******************

Antes de regresar al hospital, David visitó la tumba de sus padres en el cementerio. Les habló de Jonathan y de lo feliz que era a su lado. Cuando se retiraba, pasó frente al mausoleo donde descansaban los restos de su abuelo. Se quedó mirando la cripta tallada en mármol, y comenzó a decir de repente:

_ Te equivocaste abuelo. No soy un maldito maricón pervertido, y sí hay gente que me ama y se preocupa por mí. No estoy solo. Pero a pesar de todo lo que me hiciste... te perdono... Descansa en paz, abuelo.

Y se alejó.

Por primera vez en su vida, se sentía ligero.

Libre.

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