
Capítulo 13 - Bomba nuclear
Todo indicaba que sería un miércoles común y corriente.
William Doyle se despidió de Anne y se encaminó a su amado taller. Había recuperado gran parte de su antigua clientela, quienes celebraban su regreso después de tanto tiempo. Anne apremió a los gemelos para llevarlos a la escuela. Nicholas y Nadine derramaron toda una jarra de jugo encima del mantel y Anne suspiró pesadamente al pensar que tendría que limpiar una vez estuviera de regreso.
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La servidumbre de la mansión MacMillan cumplía sus funciones diligentemente, y se mostraban muy animados por la proximidad de las fiestas de Navidad y Fin de Año. Era común recibir un jugoso aguinaldo desde que el joven señor MacMillan se había convertido en el nuevo amo de la casa. Todos parecían contentos, excepto Arleth, que llevaba varios días recogida y cabizbaja, aislándose del resto de las doncellas y evitando encontrarse con la señora Edna, quien mostraba un entusiasmo poco habitual en ella. Edna MacMillan se arregló esa mañana mejor que nunca, se perfumó y bajó a desayunar, preguntándole a Stephen si ya habían traído el periódico.
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Brian Spencer esperó que su esposa le saludara con un cariñoso beso como hacía siempre que entraba a la cocina para desayunar antes de irse al trabajo. Pero, como en los últimos días transcurridos desde la fiesta anual de su suegra, Glenda apenas lo miró, y le sirvió el café, los huevos revueltos y las tostadas con el mismo silencio pesado y cortante. Sin embargo, Brian tenía mucho en qué pensar en esa mañana. Tomó su teléfono para enviarle un mensaje al joven con el que había quedado para almorzar en una cafetería. Llevaba varios días frecuentándolo y había decidido que era momento de dar el gran paso e intimar con él. Era más fácil hacerlo en horario diurno. Con Glenda embarazada y todas su hormonas alteradas, prefería no ausentarse por las noches, así tampoco le daba motivos para hacerse ideas extrañas luego de que lo viera forcejeando con el asistente personal de David. Por suerte, Glenda parecía haber olvidado aquel incidente, o prefería no sacar el tema a relucir.
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Jonathan se despertó y se estiró, haciendo un sonido similar al ronroneo de un gato. Se había quedado a dormir en el departamento de los chicos, ya que esa mañana darían de alta a Randy y pensaban llevarlo a una clínica de desintoxicación que David les había sugerido y que estaba dispuesto a pagar para que el joven recibiera la mejor atención que le ayudara a desprenderse del consumo de drogas.
Devon y Vivian estaban forcejeando por sacar a Calvin de la cama, para salir a correr todos juntos antes de desayunar y emprender todas las tareas que se habían previsto para la jornada. Calvin protestaba y remoloneaba en la cama, alegando que tenía sueño y quería seguir acostado un rato más. Pero lograron sacarlo desnudo de entre las sábanas y lo vistieron casi como a un niño pequeño que no paraba de refunfuñar y gemir:
_ ¿No vienes con nosotros, Johnny?_ preguntó Devon.
_ No. Necesito hacer algo importante. Pero ustedes vayan, cuando regresen tendré el desayuno listo.
Se abrigaron bien y salieron del apartamento, con Calvin rezongando por haber sido forzado a madrugar.
Jonathan buscó su teléfono. Estaba feliz. Había tenido un hermoso sueño con David, un sueño que ya había tenido en una ocasión, en el que se veía con él, en medio de un hermoso jardín y tres preciosos niños, dos varoncitos idénticos y una niña de cabellos dorados como los de un ángel de una pintura religiosa. Eran sus hijos. Suyos y de David. Aquel sueño finalmente le convenció de algo en lo que llevaba mucho tiempo meditando: si estaba o no enamorado de David MacMillan. Y la respuesta era SI. Definitivamente SI. Un SI que no admitía dudas ni discusiones. Amaba a ese hombre. Amaba a esa bestia sin la que ya no concebía si vida. Amaba todo de él. Sus luces y sombras, sus virtudes y defectos, sus celos, sus exabruptos, su posesividad. Amaba a David. Lo amaba con la desesperación y la añoranza propia de un corazón entregado en su totalidad al ser amado.
David regresaba ese día de Chile. Si, esta vez había tenido que viajar dos días antes con Kayla y una parte del equipo de seguridad. Orange y Pink se habían quedado para encargarse de la protección de Jonathan. Eran bastante discretos, y sabían guardar las distancias, lo que a Jonathan le llenaba de tranquilidad, aunque tenía que mantener a raya a Calvin, que se había quedado encantado con la pareja de soldados y no hacía más que lanzarles insinuaciones picantes. Vivian, por su parte, había tomado con bastante madurez la proximidad existente entre Kayla y Yellow, quizás por el hecho de que Kayla las había acabado presentando y las tres habían pasado una noche juntas, el domingo. Todavía la muchacha parecía traumada con la experiencia. En un buen sentido, por supuesto, y se había negado a dar detalles.
Jonathan llevaba puesta una enorme playera de David. Tomó el teléfono y tecleó un mensaje para enviárselo. Un cursi y empalagoso mensaje romántico. Lo leyó y lo borró con una mueca inconforme. Se quedó pensando un instante, y luego, como si se le iluminara la mente, activó la cámara de video del teléfono y se enfocó a sí mismo:
_ Hola mi bestia..._ comenzó a decir con la más luminosa y encantadora de las sonrisas.
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Devon y Vivian trotaban y se volteaban a cada segundo para apresurar a Calvin, que iba detrás, con tan poco ánimo que tal parecía que caería desmayado sobre la calzada de un momento a otro:
_ Son unos desconsiderados._ se lamentó._ Les dije que no quería salir a correr, y aún así me obligaron.
_ No seas llorón._ dijo Vivian._ Apuesto a que si los guardaespaldas de Johnny estuvieran aquí, no te comportarías así. Estarías excesivamente motivado.
_ Pues ya lo sabes para la próxima. Si quieres darme un buen incentivo, tráelos a correr con nosotros.
_ Eres una perra calenturienta y desalmada._ le dijo Devon con una carcajada.
Calvin se acercó a un puesto de revistas. Había varios periódicos con una noticia en primera plana a la que no prestó atención. Tomó una colorida publicación y comenzó a hojearla distraídamente:
_ ¿Calvin, qué haces?_ protestó Vivian._ Tenemos que continuar.
_ Solo un minuto._ dijo Calvin con una mueca de desagrado, y mientras pagaba al hombre por varias revistas que había tomado, su mirada se detuvo en la portada de una de ellas. Sus ojos se abrieron desmesuradamente y de repente, rompió a gritar con espanto.
_ ¿Y ahora qué?_ masculló Devon torciendo la boca y fue hasta él._ ¿Qué ocurre? ¿Ryan Gosling salió del closet?
Se paró junto a Calvin y miró la página en la que su mirada seguía clavada con horror. Los ojos de Devon se abrieron en toda su magnitud:
_ Ay mierda..._ solo pudo decir.
_ ¿Ustedes dos qué tienen?_ protestó Vivian aproximándose a ambos y también dio un vistazo a la revista. Su reacción fue similar a la de sus amigos. Miró hacia el resto de las publicaciones expuestas en un pequeño estante metálico y entonces reparó en la noticia que aparecía en la primera página de la mayoría de los periódicos en venta:
SE DESCUBRE ROMANCE GAY ENTRE MAGNATE FAMOSO Y SU ASISTENTE PERSONAL
GRAN DESTAPE GAY. SALEN A LA LUZ FOTOS COMPROMETEDORAS DEL C.E.O. DAVID MACMILLAN VIVIENDO ROMANCE CON SU ASISTENTE.
DESTAPADO EL ROMANCE HOMOSEXUAL ENTRE EMPRESARIO MILLONARIO Y SU JOVEN ASISTENTE
Y los titulares venían acompañados de imágenes en las que aparecían David y Jonathan captados en escenas bastante sugerentes. La más escandalosa de todas, en la que aparecían disfrazados de príncipes, en la fiesta de Halloween del SEXYDANCE, y Jonathan estaba colgado de su cintura, enzarzados en un apasionado beso. Vivian tomó varios periódicos con rapidez y le pagó al dependiente:
_ Tenemos que avisarle a Johnny de esto cuanto antes.
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Todos los medios de comunicación parecían hacerse eco de la noticia que se había convertido en poquísimas horas en la comidilla de al parecer, todo el país, y posiblemente en el mundo. En la televisión mencionaban el asunto a cada rato; en las redes sociales, plagadas con las fotos de la pareja, no hacían más que incrementarse los estados de opinión y los comentarios, muchos de ellos insultantes. Los reporteros y periodistas no paraban de hablar acerca del asunto y debatir si el reciente descubrimiento dañaría de alguna forma el prestigio y la economía de las empresas MacMillan.
Jonathan, demasiado nervioso para conducir, iba en el asiento del copiloto, mientras que Devon manejaba. Intentó poner música para contrarrestar la tensión, pero aún en la radio estaban debatiendo el suceso que parecía haber conmocionado a la nación:
_ ¿Cómo pudieron hacerse con esas fotos? ¿Quién las hizo?_ preguntó Devon a Jonathan, que trataba infructuosamente de comunicarse con David.
_ No lo sé. Dave recibió hace días un paquete anónimo con fotos. No había notas pidiendo dinero ni amenazas. Solo las fotos. Es por eso que contrató a los guardaespaldas... ¿Por qué no me toma el maldito teléfono?
_ Cálmate amiga._ quiso tranquilizarlo Calvin, sentado en los asientos del fondo.
_ ¿Qué me calme? ¡Calvin! ¡Es mi cara la que está en todos los periódicos de la ciudad y a saber si los del país! ¡Esto está mal! ¡Muy mal! ¡Todo esto puede afectar gravemente a David!
_ Las redes están a punto de explotar._ dijo Vivian, pegada a su teléfono._ Tú y David se han convertido en la noticia del momento.
Jonathan se cubrió el rostro con las manos y sintió que le faltaba el aire, que se mareaba y estaba a punto de sufrir un desmayo. Devon, pendiente del volante y de él, le puso una mano sobre el muslo y lo apretó sugerentemente:
_ Oye... Escúchame... Respira hondo... Concéntrate en mi voz y en respirar, Johnny... Trata de no pensar en nada más... Solo céntrate en mi voz.
Pero era más fácil decirlo que hacerlo. Jonathan ahogó un sollozo. Imaginaba todo lo que le vendría encima a David con aquel desastre que estaba desatándose. Solo le preocupaba David, nada más. Él no era relevante. Era alguien sin importancia. La prensa pronto se aburriría de él, pero con David sería distinto. Los medios se ensañarían y acabarían con su prestigio y su imagen, tirándola por los suelos, enlodándolo y destrozándolo hasta no dejar sino residuos sin valor.
Intentó comunicarse una vez más con David. Necesitaba escuchar su voz, oírle decir que todo habría de resolverse y que se encargaría de todo. Ansiaba percibir la firme seguridad que emanaba de su imponente figura. Pero al igual que los otros intentos, el teléfono de David daba ocupado:
_ Prueba a llamar a Kayla. A lo mejor así tienes más suerte.
Calvin miró a Vivian con reproche:
_ ¿De qué le serviría hablarle a tu noviecita?
Pero un rayo de esperanza brilló en la mirada de Jonathan:
_ No, Vivian tiene razón. Kayla es lo más cercano que podré estar de lograr comunicarme con Dave.
Y marcó el número. Tras unos segundos de espera, escuchó la voz de la muchacha del otro lado:
_ Jonathan...
_ ¡Kayla...! ¡Menos mal!... ¡Kayla...! ¡Esto es una locura! ¡Las fotos! ¡No entiendo como llegaron a la prensa! ¡Creí que lo tenían todo bajo control! ¡Y David no me contesta las llamadas!
_ Jonathan, necesito que me escuches... La situación es muy grave. Esto es un desastre de una magnitud cuyos daños no somos capaces aún de evaluar y predecir. David lleva toda la noche pegado al teléfono desde que comenzaron a aparecer las primeras imágenes en las redes. Llegaremos en unas horas, pero tendremos que ir directo al MACMILLAN CENTER. Los socios están muy preocupados por cómo se verá afectada la compañía con este escándalo.
Hizo una pausa, como si le dijera algo a alguien, y volvió a retomar la charla con Jonathan:
_ Escúchame Johnny... Es muy importante que no te dejes ver por la prensa. Te perseguirán, te acosarán y tratarán de sacarte información. No digas nada. Cualquier cosa puede ser malinterpretada y manipulada y solo empeoraría todo. Mantente alejado de las cámaras, los periodistas y los reporteros. Ve para la casa de tu padre y no te muevas de ahí.
_ ¿Y David? ¿Cómo está él?
_ David está calmado. Demasiado sereno para mi gusto. Creo que intenta mantener la cabeza fría con todo esto. Johnny, es muy importante que una vez que David aterrice no intentes buscarlo por el momento.
Aquella idea se le clavó en el pecho como una estaca afilada. No podría ver a David. No podría decirle lo que había planeado confesarle en cuanto llegara del viaje:
_ ¿No podré verlo?_ pudo balbucir.
La voz de Kayla sonó dura a continuación:
_ ¡Jonathan, escúchame bien! ¡Necesito que te comportes como un adulto fuerte y responsable y no como un maldito adolescente enamorado con las hormonas alborotadas! ¡Lo que está pasando es muy serio! ¡Si quieres que tu relación con David supere este infierno que se ha desatado, será mejor que hagas lo que te digo, punto por punto! ¿Te quedó claro?
Tragó en seco. La cabeza parecía se le iba a partir en dos:
_ Si... te entiendo... lo siento... si. Haré todo lo que digas.
Unos segundos de silencio y el tono de Kayla se suavizó:
_ Oye, estamos tratando de arreglar todo esto. Solo serán unos días de incomodidad y luego, te garantizo que todo volverá a la normalidad.
Pero Jonathan dudaba que las cosas pudieran alcanzar nuevamente la normalidad. Después de tamaño escándalo, dudaba que algo volviera a ser como antes:
_ Dile... dile que lo extraño mucho... que quisiera que estuviera a mi lado ahora mismo.
_ Lo sé. Y te aseguro que él desea lo mismo. Debo dejarte ahora. Me está entrando una llamada y es muy importante que la atienda.
_ Bien, bien..._ solo tuvo tiempo de decir Jonathan antes de que Kayla pusiera fin a la llamada.
El teléfono se le resbaló de las manos, pero no se preocupó por ello. Recostó la cabeza al espaldar del asiento y cerró ojos. Ojalá y no fuera más que un sueño. Una pesadilla desagradable, y que al abrir los ojos otra vez, aquel fuera un miércoles común y corriente. Devon le pidió a Calvin que llamara a Randy y le explicara que tardarían un rato en poder ir a recogerle. Antes de que Calvin pudiera cumplir la orden, recibió un mensaje de Randy que decía: ¿YA VIERON LAS FOTOS Y LOS VIDEOS QUE ESTÁN SUBIENDO DE JONATHAN Y SU NOVIO?
_ Jonathan,_ dijo Devon de repente._ ¿Qué es todo ese tumulto frente a tu casa?
A través de los cristales ahumados, Jonathan divisó la gran masa de personas aglomeradas en la calle, con vehículos parqueados, pertenecientes a cadenas televisivas. Más de un centenar de periodistas y reporteros aguardaban con la expectación de buitres a la espera de un cadáver que devorar. Hienas hambrientas de carroña. Y la carroña era él.
_ ¿Qué hacemos?_ se preocupó Vivian._ No puedes bajar sin que te vean. Y Kayla te ordenó que te mantuvieras alejado de esa gente.
_ Ya lo sé._ apenas tuvo aliento para responder.
_ Tengo una idea._ dijo Devon._ Realmente no sé si funcione, pero no se me ocurre otra cosa... Calvin, dale tu abrigo a Jonathan y toma el suyo, también dale tus gafas.
_ No creo que ese disfraz ayude._ opinó Vivian.
_ ¿Se te ocurre algo mejor?_ gruñó Devon taladrándola con la mirada.
_ Por favor, no discutan..._ suplicó Jonathan sintiéndose cada vez peor.
La masa de reporteros, camarógrafos y periodistas ya habían vislumbrado el elegante Porshe que se acercaba, y como si olieran a los que venían dentro, ya se disponían a caer como un enjambre de avispas:
_ Bien, en cuanto me detenga, salgan ustedes dos para crear una distracción. Yo trataré de escabullirme con Jonathan sin que lo noten.
_ ¿Crees que funcione?_ preguntó Jonathan con ansiedad.
_ Crucemos los dedos y esperemos que si.
El auto se detuvo. Jonathan advirtió que Anne ya había salido de la casa, con el rostro surcado por la preocupación. Vivian y Calvin saltaron del vehículo y una turba humana se les fue encima, todos hablando a la vez. Calvin intentaba cubrirse la cara. Devon bajó presuroso y abrió la portezuela del lado de Jonathan, que descendió rápidamente, con la cabeza cubierta por la capucha de la sudadera y los espejuelos ante los ojos, tratando de mantener la cabeza gacha. De repente alguien gritó:
_ ¡ES ESTE DE AQUÍ! ¡ESTE ES JONATHAN DOYLE!
_ Mierda..._ se lamentó Devon, y antes de que pudiera tirar de Jonathan para correr hacia la verja que rodeaba la casa de los Doyle, una oleada de personas cayó encima de ellos, enfocándolos con cámaras de televisión, bañándolos en un torrente de flashazos que cegaron a Jonathan. A su alrededor solo podía escuchar las voces atronadoras que graznaban preguntas incisivas como puñales:
_ ¡JONATHAN! ¿DESDE CUÁNDO ESTÁN JUNTOS EL SEÑOR MACMILLAN Y TÚ?
_ ¿ES VERDAD QUE SE CASARON A ESCONDIDAS EN LAS VEGAS?
_ ¿SON CIERTOS LOS RUMORES DE QUE ERES MENOR DE EDAD?
_ ¡HAZNOS UNA DECLARACIÓN JONATHAN, LA GENTE NECESITA SABER! ¡EL MUNDO QUIERE Y TIENE DERECHO DE SABER!
Jonathan intentó asirse a Devon, pero la turba los había apartado, y el muchacho en vano trataba de abrirse paso para llegar hasta su amigo, que observaba con ojos espantados toda aquella barahúnda de gente que estaba acosándolo, asfixiándolo. Desde la entrada de la casa, Anne no sabía qué hacer, y Vivian y Calvin, que habían conseguido llegar ilesos al porche, se movían con desesperación y sin saber cómo reaccionar:
_ Por favor, déjenme... No tengo nada que decir..._ Jonathan intentó hacerse escuchar pero aquellos hombres y mujeres que parecían poseídos por fuerzas demoniacas, y continuaron gritando sus preguntas y bombardeándolo con flashes de luz cegadora. Alguien le puso un traspié y Jonathan cayó al suelo, sin ímpetu para levantarse. Si David estuviera allí para salvarlo. Si solo pudiera estar cerca de su bestia.
La calle se llenó de gritos y carreras atropelladas ante dos disparos efectuados. El tumulto se deshizo con impresionante rapidez, y Jonathan distinguió a Orange, parado en medio de la calzada, con un brazo en alto y sosteniendo un revólver. Unos brazos fuertes lo tomaron en alza y solo atinó a ocultar el rostro en el hombro de Pink, que lo condujo hasta el interior de la casa, seguido por Devon, Calvin y Vivian. Anne cerró firmemente la puerta.
Pink depositó a Jonathan sobre el sofá de la sala de estar y se agachó frente a él, mirándole fijamente. El joven parecía perdido, ausente:
_ Está en shock._ señaló Orange.
_ Ya lo noté._ gruñó Pink y chasqueó los dedos varias veces ante el rostro de Jonathan._ Señor Doyle... Jonathan... Necesito que me prestes atención... Jonathan..._ volvió a chasquear los dedos y esta vez le asestó un par de golpecitos en el rostro._ Jonathan reacciona...
Jonathan parpadeó entonces, como si despertara de un profundo letargo. Miró a su alrededor, con inquietud, pero pareció calmarse al reconocer solo caras familiares, caras con las que se sentía seguro, aunque no estuviera la que más añoraba ver:
_ Fue horrible... Por Dios... Fue horrible... ¿Anne...?
_ Aquí estoy Johnny... Aquí estoy._ Anne se dio prisa en sentarse a su lado y abrazarlo.
_ ¿Dónde está mi papá? Quiero ver a mi papá._ gimió Jonathan hecho un ovillo y con la cabeza apoyada en el regazo de Anne.
_ Ya lo llamé. Debe estar al llegar. Solo tenía que cerrar el taller y...
Desde afuera les llegó el inconfundible tono de voz airada de William, amenazando a los intrusos con echarlos a golpes de su propiedad si se atrevían a irrumpir de algún modo. La puerta se abrió de golpe y el hombre apareció, con su mono de trabajo manchado de grasa, y la mirada totalmente alterada. Al ver a Jonathan en el sofá se abalanzó sobre él y lo estrechó entre sus brazos con fuerza. Jonathan se derrumbó finalmente echándose a llorar contra el pecho de su padre:
_ Tranquilo, ya estoy aquí._ dijo el hombre sin dejar de acariciarle los cabellos.
_ No sé cómo voy a afrontar todo esto, pa. No sé cómo. Y David ni siquiera está aquí, y no tengo ni idea de lo que debo hacer para ayudarlo.
_ Esto no es nada para ti. Saldrás de este problema como mismo has logrado vencer otros obstáculos en tu vida. Eres un muchacho fuerte y esto solo es un contratiempo momentáneo que va a pasar. Te aseguro que pronto va a pasar.
Nadie se había percatado que el televisor estaba prendido hasta que se hizo silencio en la sala de estar. Estaban transmitiendo un reportaje especial acerca de David MacMillan, y en aquel momento en la pantalla apareció una fotografía de Jonathan mientras que la periodista daba información del joven referente a sus orígenes y los estudios que realizaba en la universidad:
_ ¿Cómo rayos consiguen esas informaciones?_ protestó Devon con una mueca.
Jonathan se estremeció cuando proyectaron las imágenes de su llegada a la casa y como era prácticamente engullido por todos los reporteros, periodistas, fotógrafos y camarógrafos que le hicieron caer al suelo sin preocuparse en ayudarlo a levantar:
_ ¿Alguien puede apagar o silenciar ese maldito aparato?_ gruñó William habiendo percibido la reacción de su hijo al ver las imágenes.
Vivian encontró el mando a distancia y apagó la televisión. Sonó un teléfono. Era de Orange. Se apartó un poco del grupo y respondió:
_ Si, todo está en orden. El señor Doyle está en la casa de su padre, con su familia... Pink y yo llegamos justo a tiempo para contener a la turba... A la orden señor... Entendido...
Se aproximó a Jonathan y le tendió el teléfono:
_ Quieren hablar con usted.
_ ¿Quién es?_ preguntó Jonathan alzando un poco la cabeza.
_ Es el señor MacMillan.
Como si de repente hubiera recobrado toda la fuerza y energía de su cuerpo, Jonathan saltó del sofá, arrebatando el teléfono de las manos de Orange y se alejó del grupo, con los ojos relucientes de emoción:
_ ¿Dave?... ¿Dave eres tú?
Cerró los ojos y contuvo un sollozo cuando escuchó la voz grave de David diciéndole:
_ Hola bebé... ¿Cómo estás?
_ Bien, ahora que he oído tu voz... Ay Dave... ¿Cómo pudo pasarnos esto?
_ Estamos investigando y no vamos a detenernos hasta descubrirlo. Mis abogados ya comenzaron a elaborar un plan para demandar a todas las publicaciones que se atrevieron a sacar esas fotos a la luz, y Kayla y Yellow están rastreando el origen. Te prometo que voy a resolver esto. Ahora lo que realmente me preocupa es que tú estés bien. Vi en la televisión la forma en que te acosaron frente a tu casa. Si yo hubiera estado ahí...
Percibió la rabia contenida en su tono:
_ Por suerte Orange y Pink llegaron y lograron dispersar a todos esos imbéciles. Nunca me había sentido tan indefenso en toda mi vida.
_ Bebé, no puedo seguir hablando. Llegaremos en una pocas horas. Kayla ya te explicó cómo será el procedimiento que tendremos que seguir por un tiempo, al menos hasta que esta tormenta se aplaque...
_ Pero yo necesito verte. No creo poder soportar todo esto si no estás a mi lado.
_ Y lo estaré. De alguna manera trataré de que estemos juntos, pero tenemos que ser mucho más cuidadosos que antes.
Alcanzó a escuchar la voz de Kayla anunciándole que había alguien importante al teléfono, en espera de ser atendido:
_ Obedece a Orange y a Pink en todo. Ellos tienen orden directa de cuidarte a ti y a tu familia. Debo dejarte ahora.
_ ¡Espera, hay algo importante que debo decirt...!
Pero la llamada se cortó. Desolado, Jonathan le devolvió el teléfono a Orange, lamentándose en silencio por nohaberle dicho a David, por primera vez, que lo amaba.
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