🌸 Cap 06.
🌸 Capítulo 06.
—¡Ay, carajo! ¡Acabo de secuestrar a mi cuñado!
—¿Qué? —exclamaron Jungkook y Yoongi al unísono.
—Kim Taehyung es mi cuñado —respondió Hoseok, señalando al rubio con los ojos muy abiertos de par en par.
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—¿¡Qué!? —volvió a preguntar el azabache en shock, con los ojos bien abiertos, buscando alguna señal de que todo era una broma.
—¡Ay, no lo puedo creer! —Hoseok pasó la mano nervioso por su cabello, despeinándolo. Su rostro reflejaba una mezcla de angustia y frustración. — Él es el único familiar de mi novio que me acepta… ¡y ahora lo tengo aquí, en mi departamento, inconsciente! Perfecto, gracias, Jungkook. — Empezó a caminar en círculos, dando vueltas sobre sus propios pasos, sin saber cómo solucionar aquel enredo.
—Yo… yo… Bueno, eso podemos solucionarlo. Mañana lo llevaré a la universidad y nunca sabrá que estuvo aquí. — Jungkook intentaba procesar la situación rápidamente, su mente calculando los riesgos y soluciones, mientras miraba de reojo a Taehyung, que aún dormía. — Pero ahora tenemos otro problema: Jimin.
—Sí, y mi novio no es como Tae. Él se va a asustar, y seguramente grite apenas despierte. —afirmó Yoongi, cruzándose de brazos y suspirando, ya anticipando el alboroto que se avecinaba.
—Deberíamos llevarlo a otra habitación. — sugirió Jungkook, mientras su mirada se movía de un lado a otro, evaluando sus opciones. — Conoce mi voz, y me va a reconocer al instante.
—Y, obviamente, también conoce mi voz. — añadió Yoongi, en un tono resignado, y ambos alfas giraron su rostro hacia Hoseok, quien los miraba perplejo.
—¡Ay no! A mí no me metan en sus locuras. Yo soy una pobre víctima, igual que esos dos omegas. — Hoseok negó frenéticamente con la cabeza, moviéndose hacia atrás como si quisiera escapar de aquella responsabilidad.
—Ya es tarde, Hobi. Estás en esto tanto como nosotros. —le dijo Min con una sonrisa burlona, levantando las cejas en un gesto travieso, mientras Hoseok se ponía más nervioso.
—Primero deberíamos cubrirles los ojos antes de que despierten. — Jungkook miró de nuevo a Hoseok, su expresión seria.
—¿Qué me miras? ¿Acaso crees que ando por la calle secuestrando gente y tengo vendas por toda la casa? — protestó Hoseok, levantando las manos en señal de incredulidad.
—No seas exagerado, algo debes tener que nos sirva. —respondió Jungkook, avanzando hacia el guardarropa. Empezó a buscar entre las prendas, sacudiendo su cabeza al no encontrar nada útil. — Yoon, busca una cuerda o algo similar. —ordenó, mientras revolvía el interior del armario. —¡Ah! Esto servirá perfecto. —exclamó, sosteniendo dos pañuelos de seda con una sonrisa de satisfacción.
Jungkook miró a Jimin, pensativo, y tuvo una mejor idea. —Hobi, necesito unos audífonos.
—¿Vas a escuchar música… ahora? —preguntó Hoseok, desconcertado.
—No, no es para mí, es para Jimin. Pensándolo bien, si los separamos, se va a asustar. Lo mejor será hablar primero con Tae, y que él le explique; luego lo llevaremos de vuelta a la discoteca. — Jungkook se cruzó de brazos, satisfecho con su plan, mientras Hoseok lo miraba con una mezcla de duda y resignación.
—¿Y cuánto dura el somnífero? —preguntó Hoseok, con preocupación.
Jungkook sacó su móvil y revisó rápidamente el tiempo. —Nos quedan unos quince minutos, así que a moverse.
Hoseok corrió hacia otra habitación en busca de los audífonos, mientras Yoongi entraba con una cuerda en la mano, mostrándosela a Jungkook. —Aquí, encontré una.
—Perfecto, átale las manos a tu novio. —le ordenó Jungkook con firmeza.
—¿Por qué? Si es un hermoso pollito inofensivo… —respondió Yoongi en un tono meloso, acariciando suavemente el brazo de Jimin.
—Idiota, es para que no se quite la venda de los ojos cuando despierte.
—Tienes un buen punto. —dijo Yoongi y, sin dudarlo, obedeció de inmediato, asegurando las manos de su pareja con cuidado, intentando no despertarlo.
Pocos minutos después, Hoseok regresó a la habitación con unos audífonos grandes en mano. —¿Estos sirven? —preguntó, su respiración aún acelerada por la prisa.
Jungkook alzó la vista lentamente, mientras sus manos recorrían el tranquilo rostro de Taehyung, quien parecía dormir plácidamente. —Asegúrate de que funcionen.
Hoseok conectó los audífonos a su móvil y los probó rápidamente. —Sí, funcionan. —respondió, asintiendo con la cabeza.
—Bien, no los desconectes de tu móvil y colócalos en Jimin. —ordenó Jungkook, seguro de su plan.
—Yo lo hago. —intervino Yoongi, terminando de atar las manos de su novio. Hoseok le entregó los audífonos y Yoongi los colocó cuidadosamente alrededor de la cabeza de Jimin, asegurándose de no incomodarlo.
—Por si acaso, deberíamos taparle la boca también. —sugirió Jungkook, lanzando una mirada seria a Yoongi.
—Pobrecito, me lo quieres torturar. —murmuró Yoongi, observando a su novio con una mezcla de ternura y preocupación.
—No, Yoon, pero si empieza a gritar va a ser peor. —Jungkook mantuvo su tono serio, y Yoongi, resignado, suspiró, admitiendo en silencio que tenía razón.
De pronto, Hoseok llevó sus manos a la boca, y su rostro se volvió pálido al recordar algo crucial. —¿Qué sucede? —preguntó Jungkook, mirando a su alrededor, alerta.
—Tú… eres un Jeon… —murmuró Hoseok, su voz temblando.
—Sí… ¿y? —respondió el azabache, frunciendo el ceño sin entender.
—¿Acaso, Jungkook…? ¿Vas a cobrar venganza con…? —Hoseok respiró hondo, intentando calmarse. —¿Con Tae?
—No, Hobi, ¿de verdad me crees capaz de eso? —Jungkook lo miró con seriedad, sintiéndose herido por la sospecha de su amigo.
—Entonces, ¿por qué haces todo esto? —Hoseok lo observaba, esperando una respuesta sincera.
—Porque está enamorado, Hobi, por eso lo hace. Y un hombre enamorado… —Yoongi miró a Jimin con suavidad. —Hace locuras, incluso al punto de arriesgar su propia vida y traicionar a su clan.
Yoongi y Jungkook se miraron en silencio, y en ese instante ambos entendieron que estaban enamorados, cada uno dispuesto a proteger a la persona que amaba. Yoongi se prometió a sí mismo que dejaría de intentar alejar a Jungkook de Taehyung; ahora lo apoyaría, y sabía que Jungkook haría lo mismo por él.
—Jungkook, si su hermano se entera… —murmuró Hoseok, preocupado.
El nombrado se adelantó a hablar, interrumpiéndolo. —Nadie va a enterarse. Tú no viste nada. —dijo con firmeza.
—Sabes que soy horrible mintiendo… los nervios siempre me traicionan. —se quejó Hoseok, nervioso. El sonido del reloj de Jungkook lo hizo guardar silencio.
—Faltan cinco minutos. No hablen más. —les ordenó, y ambos asintieron, retrocediendo unos pasos y respirando hondo. El momento estaba cerca.
Jungkook permanecía inmóvil junto a la cama, su mirada fija en el delicado rostro de Taehyung. Cada pequeño movimiento del Omega parecía un susurro para los sentidos del Alfa. Las manos de Taehyung, se tensaron levemente entre las sábanas, mientras un leve suspiro escapaba de sus labios. En ese instante, Jungkook permitió que su aroma, cálido y envolvente, se expandiera lentamente por la habitación.
—¿Viniste? —murmuró Taehyung, su voz apenas un hilo, teñida de sueño y vulnerabilidad.
El sonido hizo vibrar algo en el pecho de Jungkook. Se sentó al borde de la cama con cuidado, evitando que el colchón se hundiera demasiado bajo su peso. —Sí, mi ángel. —su voz sonó profunda, como una caricia en el aire. —Supe que me llamabas apenas vi tu foto… y noté que habías cubierto tu marca.
Taehyung dejó escapar una suave exhalación, y aunque sus ojos permanecían ocultos tras la venda, una diminuta sonrisa curvó sus labios. —Me da gusto escuchar tu voz… —susurro, mientras una sensación de calidez se extendía desde su pecho hasta sus manos. El suave cosquilleo del aroma del Alfa lo envolvía, llenando su mente con una mezcla de calma y expectación. "Definitivamente, este Alfa tiene más trucos bajo la manga que yo", reflexionó en silencio, divertido.
Jungkook deslizó sus dedos por la mano del Omega, entrelazándolos con cuidado, como si temiera que algo tan frágil pudiera romperse. Con su otra mano, acarició las mejillas tibias de Taehyung, sintiendo la suavidad de su piel. —Cometí un error… —murmuró, su voz más grave, como si le costara admitirlo. —Tu amigo se interpuso y…
—¿Jimin? —preguntó Taehyung, interrumpiéndolo. Sus dedos buscaron instintivamente la calidez de las manos de Jungkook, mientras trataba de aceptar la oscuridad impuesta por la venda de seda. La textura suave le recordaba que estaba atrapado en un mundo donde los sonidos, los olores y el tacto eran todo lo que tenía. Sentía las manos firmes del Alfa, fuertes pero increíblemente cuidadosas, tocándolo como si fuera un tesoro irremplazable.
—Sí, tuvimos que traerlo. Insistía en buscarte. —Jungkook dejó escapar un suspiro, y aunque su tono seguía siendo sereno, Taehyung podía percibir el peso detrás de sus palabras. —Está acostado a tu lado, con audífonos y la boca tapada. —Le explicó con calma, aunque Hoseok, de pie en la esquina de la habitación, parecía incapaz de procesar lo que veía. —Cuando despierte, ¿podrías explicarle que todo estará bien? Lo llevaremos de vuelta a la discoteca, pero debe mantener los ojos cubiertos.
Taehyung hizo un esfuerzo por incorporarse, pero su cuerpo se sentía pesado, como si las sombras del somnífero todavía lo retuvieran. Jungkook reaccionó al instante, rodeando su cintura con un brazo mientras el otro apoyaba su espalda. —¿Nos quedaremos solos? —preguntó Taehyung con una sonrisa traviesa que apenas podía ocultar el leve temblor de sus labios.
—Sí, seremos solo tú y yo. —respondió Jungkook, con una firmeza que buscaba calmar las inseguridades del Omega. Sin embargo, en su interior, una pequeña duda se encendía. ¿Era esta decisión realmente lo mejor para él?
El sonido de un leve movimiento rompió el breve silencio. Jimin comenzó a agitarse en la cama. Jungkook lo notó de inmediato, y la tensión regresó a su cuerpo. Con rapidez, se inclinó hacia Taehyung, susurrándole con urgencia:
—Tu amigo está despertando. Debes explicarle la situación. No quiero que escuche mi voz.
Taehyung, todavía apoyado en los brazos del Alfa, asintió lentamente. El suave roce de las sábanas contra su piel le recordó cuán indefenso estaba en ese momento, pero también cuán seguro se sentía bajo el toque firme y protector de Jungkook.
Jimin comenzó a moverse aún más inquieto, soltando pequeños quejidos que se hacían cada vez más audibles. Su respiración, irregular y agitada, resonaba en la habitación, mezclándose con el suave crujir de las sábanas bajo sus movimientos. Su cuerpo temblaba, vulnerable y tenso, como un animal acorralado.
—Van a sacarle los audífonos. —Jungkook se inclinó hacia Taehyung, susurrándole con voz grave y controlada. El aroma amaderado del Alfa acarició el rostro del Omega, haciéndolo parpadear tras la venda. —Por favor, dile que no tenga miedo, que no vamos a hacerle daño.
Taehyung asintió en silencio, sus dedos aferrándose un momento a las sábanas antes de relajarse. Yoongi, que se mantenía en segundo plano, se acercó a Jimin. Con movimientos pausados y deliberados, retiró los audífonos que cubrían sus oídos. Jimin dio un pequeño respingo, como si la realidad lo golpeara de lleno, sus ojos aún cubiertos, su mente desconcertada por la falta de control sobre su entorno.
—Jimin, soy yo, Tae. —la voz de Taehyung rompió el silencio con suavidad, como una caricia audible que buscaba calmar al otro Omega. —No tengas miedo, no van a hacerte daño.
Jimin emitió pequeños sonidos ahogados detrás de la mordaza. Sus labios temblaban, intentando formar palabras, mientras forcejeaba con las ataduras que sujetaban sus manos al cabecero de la cama.
—¡Jimin! ¿Entendiste? —preguntó Taehyung, su voz ganando firmeza para hacerse oír.
El movimiento vacilante de la cabeza de Jimin fue su única respuesta. Jungkook, señaló con un leve gesto hacia Yoongi, indicándole que volviera a colocar los audífonos a su novio. El Alfa observó con atención cómo el otro Omega volvía a relajarse ligeramente al quedar de nuevo inmerso en un mundo de silencio.
Jungkook inclinó su rostro hacia Taehyung, su aliento cálido rozando el cuello del rubio. Taehyung pudo sentir la cercanía del Alfa, el peso de su presencia tan palpable que su piel parecía vibrar.
—Dile que vamos a quitarle la mordaza, pero que no grite. —la voz de Jungkook era un susurro profundo, cargado de autoridad y calma. —Y que en unos minutos lo desataremos para llevarlo de regreso.
Una sonrisa traviesa se dibujó en los labios de Taehyung. Ideas nuevas y pícaras comenzaron a fluir por su mente. —Bien, se lo diré. Pero... este favor te va a salir muy caro, Alfa.
Jungkook entrecerró los ojos, una sonrisa apenas perceptible curvando sus labios. Conocía ese tono jugueton en Taehyung, y sabía que sus palabras siempre traían consigo un desafío. Antes de que pudiera reaccionar, Taehyung se movió rápidamente, apoyando una mano firme en el pecho del Alfa y empujándolo ligeramente hacia atrás.
El Omega se incorporó, apoyándose sobre sus rodillas y manos, avanzando lentamente hacia Jungkook. Sus dedos rozaron con suavidad las piernas del Alfa, explorando la firmeza de sus muslos antes de detenerse en la entrepierna. Jungkook cerró los ojos con fuerza por un instante, conteniendo un gemido.
Taehyung continuó su recorrido ascendente, sus dedos acariciando el abdomen y luego el pecho del Alfa, esta vez apretando con más intención. Cuando llegó a su rostro, sus manos enmarcaron las líneas fuertes de su mandíbula, inclinándose hasta quedar a escasos centímetros de él. Sus respiraciones se mezclaron, cálidas y entrecortadas.
—Quiero sentarme sobre ti. —susurró Taehyung, sus labios apenas rozando los de Jungkook, mientras una sonrisa juguetona bailaba en su rostro.
—Lo que tú quieras, mi hermoso ángel. —respondió Jungkook, susurrando contra los labios del Omega.
—Eso es jugar sucio. —replicó Taehyung con un leve puchero, molesto por no recibir el beso que esperaba.
—Estamos a mano. —murmuró Jungkook, aunque la presión en su entrepierna traicionaba su aparente calma.
—¡Oh! De acuerdo, enton...
Jungkook no lo dejó terminar. En un movimiento rápido, tomó el rostro de Taehyung entre sus manos y lo besó con una pasión abrasadora, invadiendo cada rincón de sus sentidos.
Desde su lugar, Hoseok observaba la escena con los ojos abiertos de par en par. Sabía que Taehyung era provocador por naturaleza, pero lo que hacía con Jungkook era descarado en todos los sentidos.
Yoongi carraspeó su garganta, tratando de recuperar algo de autoridad al notar que la pareja estaba demasiado entretenida besándose con una pasión palpable. Jungkook se apartó lentamente, como si cada milímetro que lo alejaba de Taehyung fuera una lucha contra sus propios instintos. Sus ojos permanecieron fijos en los labios rosados del rubio, observando cómo este pasaba la lengua sobre ellos, saboreando el rastro del beso que acababan de compartir.
Con la ayuda del Alfa, Taehyung se giró y se acomodó entre las piernas de Jungkook, apoyándose en su pecho como si encontrara allí un refugio natural. Yoongi, siguiendo un sutil movimiento de cabeza de Jungkook, volvió a acercarse a Jimin para retirarle los audífonos. Este reaccionó con un ligero sobresalto, el sonido del entorno inundando de golpe su percepción.
Jungkook entrelazó sus dedos con los de Taehyung, aplicando un ligero apretón que lo hizo sentir el calor y la fuerza del Alfa, comunicándole sin palabras que era su turno de hablar.
—Jimin, van a sacarte la mordaza. No grites, por favor. —La voz de Taehyung sonó tranquila, casi como una caricia que buscaba calmar los nervios de su amigo.
Jimin asintió, aunque su respiración seguía siendo irregular y un temblor leve recorría sus manos. Hacía un esfuerzo notable por mantenerse sereno, aunque el miedo seguía atenazando su pecho.
Yoongi, por su parte, se inclinó hacia él con movimientos cautelosos, como si temiera que cualquier brusquedad pudiera romper la frágil confianza de Jimin. Pero el nerviosismo lo traicionaba; sus manos sudaban y su respiración era entrecortada, invadida por el temor de que su pareja lo rechazara al comprender toda la verdad.
Cuando finalmente le retiraron la mordaza, Jimin movió su mandíbula con incomodidad, acomodándola mientras su mente buscaba las palabras correctas.
—Juro que no vi nada, tampoco escuché nada. Por favor, no me hagan daño. —suplicó con rapidez, sus palabras atropelladas traicionando su angustia.
—No van a hacerte daño, solo te trajeron porque me buscaste en el baño. —explicó Taehyung con una serenidad que rozaba lo absurdo, como si aquello fuera la cosa más normal del mundo.
—¿El Alfa con fetiches raros... no me va a hacer nada, verdad? —preguntó Jimin, apretando sus manos con fuerza y buscando una respuesta que lo tranquilizara.
Jungkook no pudo evitar esbozar una sonrisa antes de inclinarse hacia Taehyung, su aliento cálido rozando la oreja del Omega.
—No me interesa nadie más que tú. —susurró con una voz baja y provocadora, antes de deslizar su lengua lentamente por el lóbulo del rubio.
El cuerpo de Taehyung reaccionó de inmediato, un escalofrío recorriéndolo desde la base del cuello hasta las puntas de los dedos. Su corazón comenzó a latir con fuerza, mientras un suave jadeo escapaba de sus labios. La calidez húmeda de la lengua del Alfa sobre su piel, combinada con la oscuridad que la venda le imponía, intensificaba cada sensación, haciéndolo estremecerse.
—N... mmm... No... —Taehyung intentó responder, pero sus palabras se enredaron entre jadeos. Aquella combinación de sensaciones era abrumadora, excitante. Tragó grueso cuando sintió que la lengua de Jungkook comenzaba a descender lentamente por su cuello.
—Van... a llevarte a la discoteca. Solo no te quites la venda y no hagas drama. —logró articular entrecortadamente, su voz impregnada de un temblor que delataba lo que su cuerpo estaba sintiendo.
—¿Qué sucede? ¿Por qué hablas así? ¿Te están torturando?— preguntó Jimin, su tono mezclando preocupación y confusión, incapaz de interpretar lo que estaba ocurriendo.
Jungkook deslizó sus labios hasta el hombro de Taehyung, mordiendo con suavidad. El Omega jadeó con fuerza, un sonido que vibró entre ellos, haciendo que el Alfa sonriera contra su piel.
—No, no me están torturando. Solo haz lo que te piden. — respondió el rubio como pudo, antes de morderse el labio inferior y tirar la cabeza hacia atrás, ofreciéndole a mejor vista de su cuello al Alfa.
Yoongi volvió a carraspear su garganta, incómodo ante el ambiente cargado que la interacción entre Jungkook y Taehyung generaba. Para él, y para cualquiera presente, la conexión entre ellos era algo casi tangible, haciendo que todo lo demás pareciera desvanecerse.
Sin embargo, Min finalmente reunió el valor para desatar las manos de Jimin, aunque sus dedos temblaban visiblemente.
—¡Ey! Ojo a dónde tocas, desgraciado, que tengo novio. —se quejó Jimin con un leve tono sarcástico, provocando que Yoongi soltara una sonrisa discreta.
Taehyung escuchó aquello con confusión, su mente tratando de interpretar si era una advertencia seria o simplemente una forma de protegerse ante la situación.
Yoongi, retomando el control, tomó del brazo a Jimin para ayudarlo a levantarse, guiándolo hacia la salida con pasos firmes pero cargados de cierta vacilación.
De pronto, se detuvo y, con una rapidez que parecía casi impulsiva, preguntó: —Tae, ¿cómo sabré que estarás bien?
Taehyung, aún sentado junto a Jungkook, giró ligeramente su rostro hacia la dirección de la voz de Jimin.
—No te preocupes, Mimi. Sé que estaré bien, al igual que tú. —respondió con firmeza, su tono suave pero decidido. Mientras hablaba, acarició la mano del Alfa con ternura.
Jimin finalmente se dejó guiar por Yoongi, aunque su andar era torpe y titubeante. El suave crujir de las hojas secas bajo sus pies le indicó que ya estaban fuera, pero lo que realmente lo hizo estremecer fue el aire frío de otoño que acarició su rostro, erizando su piel al instante. Dio un respingo involuntario, apretando los brazos alrededor de su cuerpo para conservar el calor.
Yoongi notó el temblor del Omega y detuvo sus pasos.
—¿Qué haces? —preguntó Jimin, su tono mezclado entre curiosidad y desconfianza.
Sin decir nada, Min se quitó su chamarra y, con cuidado, la colocó sobre los hombros del menor.
Hoseok, que observaba desde el auto, captó el movimiento y entrecerró los ojos, entendiendo lo que Yoongi quería. —Es... Es para que no tengas frío. —respondió Hoseok, algo incómodo.
—Gracias, pero soy fuerte, puedo soportar una simple brisa de otoño. —Jimin giró el rostro hacia donde provenía la voz, el movimiento de su cabeza torpe por la venda que cubría sus ojos.
—Ya no importa, camina. —cortó Hoseok, tratando de mantener la calma mientras Yoongi soltaba un leve suspiro de alivio.
—¡Ey! Bájame ese tonito de voz, Alfa mandón. —protestó Jimin, dando un pequeño pisotón contra el suelo antes de reanudar la marcha, esta vez más lento, guiado por el tacto firme pero gentil de Yoongi.
El silencio se interrumpió con un comentario que descolocó a todos. —¿Y tú? ¿Eres mudo o qué? —preguntó Jimin, inclinando la cabeza hacia donde sentía la presencia de Min.
—Él no tiene permitido hablar, así que no lo molestes. —respondió rápidamente Hoseok, nervioso por la interacción.
Jimin resopló con evidente desdén. —Ñi ñi ñi... —murmuró burlonamente, dejando escapar una risita maliciosa. Min tuvo que morderse los labios para no soltar una carcajada, mientras su rostro se tensaba por el esfuerzo.
Cuando llegaron al vehículo, Yoongi abrió la puerta y ayudó a Jimin a subir. El Omega tanteó el asiento con las manos antes de acomodarse. El roce del cuero frío bajo sus dedos le provocó un escalofrío, pero lo ignoró. Yoongi tomó asiento a su lado, asegurándose de que no intentara quitarse la venda.
Hoseok, al volante, encendió el motor, pero no pudo evitar que sus manos temblaran ligeramente mientras maniobraba. El peso de la situación lo tenía al borde de los nervios.
—Si mi novio se entera de esto, les daría una paliza. —comentó Jimin con una mezcla de burla y amenaza. —Es un Alfa, alto, fuerte y muy apuesto. Seguramente los haría añicos.
Hoseok levantó la vista hacia el retrovisor, mirando a Min con un gesto de fastidio. Min negó lentamente con la cabeza, mientras trataba de no soltar una risa.
—Y tiene cara de... No, su carita es de un tierno gatito... Pero cuando está enojado es feroz. —continuó Jimin, añadiendo dramatismo a su relato.
Esa descripción provocó una carcajada espontánea de Hoseok, mientras Min se tapaba la boca con ambas manos para no soltar la suya.
—¿De qué se ríen, idiotas? —se quejó Jimin, inflando las mejillas como un niño molesto.
—Ya basta. Cierra la boca, Omega. —gruñó Hoseok, tratando de recuperar la autoridad en su tono, aunque no lograba sonar tan intimidante como deseaba.
—No me llamo "Omega", patético Alfa de cuarta. —replicó Jimin con evidente desprecio. —Soy Jimin, y mi novio Yoo... —Se interrumpió bruscamente, dándose cuenta de que estaba a punto de revelar demasiado. Tras una pausa breve, enderezó su postura y continuó: —Mi novio va a partirte la cara.
Cruzándose de brazos, Jimin hizo un puchero, aunque su actitud denotaba más desafío que miedo.
—En lugar de amenazarme, deberías tener miedo. No sabes quiénes somos. —Hoseok trató de sonar amenazante, pero la seguridad de Jimin lo hacía dudar incluso de sus propias palabras.
El Omega dejó escapar una risa nasal. —Error, Alfa de pacotilla. Tú y tu jefe no tienen idea de con quién se metieron. Deberían darle gracias a la Diosa Luna de que Tae aún los haya dejado con vida.
El aire en el auto se volvió denso tras esas palabras. Yoongi y Hoseok intercambiaron miradas rápidas a través del retrovisor, sus ojos abiertos como platos. Min, que había permanecido callado todo el tiempo, se tensó. Jimin notó cómo sus palabras pesaban más de lo que parecían, no podía ver sus reacciones, pero las sentía en el ambiente.
El silencio que siguió fue más elocuente que cualquier respuesta.
—Llegamos a la discoteca. —anunció Hoseok unos minutos después, mientras sus ojos escaneaban con atención los alrededores, inquieto ante la posibilidad de ser descubierto. Su voz llevaba un tinte de tensión que no pudo disimular. —Cuando ya no sientas el ruido del motor, podrás quitarte la venda.
Jimin dejó escapar un bufido, frunciendo los labios en un gesto de clara molestia. —De acuerdo. Gracias por secuestrarme. —respondió con sarcasmo, moviendo ligeramente los hombros como si quisiera liberar la tensión acumulada.
—De nada, Omega. —replicó Hoseok, cargando sus palabras con un sarcasmo afilado que hizo a Jimin girar la cabeza hacia su dirección, aunque la venda le impedía ver.
Min lo ayudó a bajar del vehículo con movimientos precisos pero cuidadosos. Las manos del Alfa rodearon los codos de Jimin, guiándolo con delicadeza para evitar que tropezara. El Omega, aunque aún molesto, notó la firmeza en el agarre de Min y cómo sus movimientos parecían más protectores que autoritarios.
Mientras tanto, Yoongi se adelantó para recoger la chamarra que aún descansaba sobre los hombros de Jimin. Sus dedos rozaron con suavidad el borde de la tela, y sus ojos se fijaron en el rostro de su pareja, explorando cada expresión en busca de algún indicio de incomodidad.
—Gracias por cubrirme con tu chamarra. —murmuró Jimin en un tono más bajo, casi tímido, tratando de que Hoseok no lo escuchara.
Yoongi sonrió sutilmente, sus labios curvándose en una expresión que irradiaba ternura. Aunque quería responder, sabía que cualquier palabra podría desatar una situación complicada, así que simplemente dejó que el silencio hablara por él.
Una vez que Jimin estuvo de pie y seguro, Min regresó rápidamente al vehículo. El motor rugió suavemente antes de que el auto se alejara por la calle, dejando atrás a un Jimin que permanecía inmóvil, escuchando cómo el sonido del vehículo se desvanecía en la distancia.
Finalmente, cuando todo quedó en completo silencio, el Omega se permitió desatar la venda que cubría sus ojos. La luz del exterior le resultó un poco abrumadora al principio, parpadeando repetidamente mientras sus pupilas se ajustaban. Instintivamente, llevó el rostro hacia su hombro, inhalando profundamente el aroma que impregnaba la prenda que había usado.
—Ese perfume me es familiar... —murmuró, frunciendo ligeramente el ceño mientras trataba de identificar de dónde lo conocía. El aroma parecía colarse en su memoria, despertando algo que no lograba precisar.
Por un momento, Jimin permaneció allí, con los ojos cerrados, dejando que el suave rastro de aquel perfume lo envolviera. Había algo en él que le provocaba una mezcla extraña de calma y desconcierto, como un recuerdo olvidado que luchaba por salir a la superficie.
~
La pareja permaneció unos momentos sobre la cama, disfrutando en silencio las sutiles caricias que se intercambiaban. Las manos de Jungkook se deslizaban con delicadeza por la espalda del Omega, mientras este suspiraba, relajado.
—¿Tienes hambre? —preguntó el Alfa, tratando de calmar no solo su mente, sino también el ardor latente en su entrepiernas.
—Un poco. —respondió Taehyung, levantando ligeramente el rostro como si intentara mirarlo a través de la venda que cubría sus ojos.
—Vamos a la cocina, aunque no sé si en esta casa haya algo decente para comer. —murmuró Jungkook, más para sí mismo que para el otro, pero suficiente para ser escuchado.
Taehyung se incorporó lentamente, tanteando con sus manos para orientarse, pero el Alfa se adelantó y lo ayudó a ponerse de pie con cuidado. Jungkook rodeó la cintura del Omega con un brazo, sosteniéndolo con firmeza pero también con dulzura, mientras lo guiaba fuera de la habitación.
El aroma del Alfa seguía siendo el único punto de referencia para Taehyung mientras caminaban. Sus pasos eran inseguros, pero se esforzaba por percibir algo más allá del olor a madera limpia y las suaves notas de sandalo de Jungkook que parecían envolverlo.
—Aquí hay una banqueta. —advirtió Jungkook, deteniéndose antes de guiar al Omega hacia el asiento. Lo ayudó a acomodarse con gentileza. —Bien, veamos qué encuentro. —agregó, dirigiéndose a las alacenas.
Taehyung escuchó los sonidos de las puertas abriéndose y cerrándose, el crujir de las bisagras y el suave roce de bolsas al ser movidas. Mientras tanto, apoyó los codos en la barra de la cocina y descansó el rostro entre sus manos, una postura que reflejaba tanto curiosidad como cansancio.
Finalmente, el Alfa encontró una pequeña bolsa de papas fritas. —Al menos es algo. —murmuró, inspeccionando la fecha de caducidad antes de abrirla. —Todavía sirven. —festejó con una sonrisa triunfal, volviendo su mirada hacia Taehyung.
—¿Escuchaste mi conversación en el baño con Jimin? —preguntó de pronto el Omega, rompiendo el silencio con una voz cargada de curiosidad.
Jungkook soltó una risa suave. —Sí, escuché tu conversación con tu amigo. —admitió, mientras abría la bolsa de papas con calma.
—¿Y no estás enojado? —preguntó Taehyung, frunciendo los labios en un puchero que, aunque no podía ser visto, se percibía en su tono.
—No, no lo estoy. Te entiendo. Yo también tendría curiosidad en tu lugar. Sé que no es fácil para ti, pero lo mejor para ambos es que no sepas quién soy. —respondió Jungkook, con un dejo de tristeza reflejado en su voz mientras se sentaba a su lado.
Taehyung dibujó una sonrisa traviesa. —¿Y si finjo demencia y hago como en la canción? "Si no me acuerdo, no pasó".
Jungkook dejó escapar una pequeña risa. —No creo que funcione.
—Bueno valía la pena intentarlo. — sonrió. —Al menos en mi lista de posibles candidatos, la voy reduciendo de a poco. —Taehyung alzó el mentón, orgulloso de su propia deducción.
—¿Ah, sí? ¿Y puedo ver esa lista? —preguntó el Alfa con una mezcla de curiosidad y diversión.
—No la tengo escrita, pero la tengo aquí —respondió Taehyung, señalando su cabeza. —Por ejemplo, sé que no eres un profesor.
—¿Cómo llegaste a esa conclusión?
—Fácil. El día que estaba en el comedor de la universidad con SeoJun, los profesores estaban en una junta.
Jungkook sonrió, admirando la lógica del Omega. —De acuerdo, me atrapaste. No soy un profesor. ¿Qué más tienes?
—Sé que eres un alumno, pero aquí está el problema: hay demasiados. Aunque si descarto a los que no son alfas, me quedan menos nombres.
—¿Y a quiénes descartaste, de los alfas? —preguntó con genuina curiosidad.
—SeoJun, por supuesto. Y también ese chico de cara gatuna... creo que se llama Min. —dijo Taehyung, haciendo que los ojos de Jungkook se abrieran grandes al escuchar el nombre de su cómplice.
—¿Y hay alguien más?
—Hay uno del que tengo dudas, pero no creo que seas tú.
—¿Quién es? —preguntó Jungkook, tratando de mantener la calma aunque su nerviosismo se notaba en su respiración un poco acelerada.
—Cuando lo confirme, te lo diré.
Jungkook soltó una risa ligera. —¿Entonces estás jugando a atrapar al ratón?
—Ratón no. Más bien, un Alfa muy inteligente que le gusta jugar a las escondidas. —dijo Taehyung, mordiendo su labio inferior de forma provocativa. —¿Me vas a dar papitas o tengo que morderte?
—Eso suena sexy. —respondió entre risas.
—La noche aún no termina. ¿Quién sabe? Quizás sí te muerda.
Jungkook sostuvo una papa frita entre los dedos y se acercó al Omega. —Por ahora abre tu boquita...
—No juegues con mi imaginación. —se quejó Taehyung, sonriendo divertido.
—Es para que comas una papa, malpensado. —bromeó Jungkook.
—¿Ah, sí? Dime si tú no pensaste lo mismo que yo.
—Tal vez. —respondió el Alfa con una sonrisa pícara que el Omega no podía ver, pero que podía sentir en su tono.
—Mejor vamos a la cama. —dijo Taehyung en un tono seductor, mordiendo su labio inferior, dejando entrever una sonrisa traviesa que hizo que el Alfa sintiera un escalofrío en la espalda.
Jungkook casi se atraganta con su propia saliva al escucharlo. —¿Qué? —preguntó nervioso.
—A comer las papas. ¿Y ahora quién es el malpensado? —respondió Taehyung soltando una carcajada ligera que resonó como campanas en la habitación, mientras alzaba una ceja con picardía.
Jungkook negó con la cabeza, riendo ante la ocurrencia. —De acuerdo, vamos, pero por favor... No hagas travesuras. —suplicó, aunque sabía que aquello era un imposible con Taehyung.
—No prometo nada. —murmuró el Omega, y con un movimiento lento giró su cuerpo hacia él, extendiendo la mano con cuidado hasta que sus dedos encontraron el pecho firme del Alfa. Sus yemas se movieron con curiosidad sobre los músculos, reconociendo su contorno. —Estos pectorales me tientan a morderlos. —dijo, dándole un suave apretón que arrancó una risa nerviosa de Jungkook.
El Alfa lo guió nuevamente a la habitación, con su brazo firme alrededor de la cintura del Omega. Una vez allí, ambos se sentaron con las espaldas apoyadas en el respaldo de la cama. Jungkook se entretenía dándole las papas directamente en la boca, aprovechando el momento para rozar con sus dedos los labios suaves de Taehyung, quien reía despreocupado, disfrutando del juego.
—Me dio sed. —dijo Taehyung, haciendo un puchero que lo hacía lucir aún más adorable.
—Voy por agua. —respondió Jungkook, poniéndose de pie rápidamente.
Mientras el Alfa caminaba hacia la puerta, Taehyung pensó en hacer trampa. Sus dedos rozaron el borde de la venda, jugando con la idea de levantársela. Una pequeña chispa de rebeldía brilló en su interior.
Jungkook, que ya estaba en la puerta, se detuvo y giró, quedándose inmóvil al ver los movimientos del Omega. Sus ojos se abrieron con alarma, y su pecho se llenó de tensión.
Taehyung acariciaba la tela con sus dedos, debatiéndose entre la curiosidad y la sensación de que romper la regla terminaría con algo especial. —No quiero que la magia se acabe. —susurró al final, bajando su mano lentamente.
Jungkook exhaló un suspiro profundo, sintiendo cómo el alivio lo invadía. Aunque una parte de él deseaba que Taehyung lo viera, sabía que no era el momento.
En la cocina, sus pensamientos vagaban mientras llenaba una botella de agua. Una sonrisa apareció en su rostro al recordar las palabras del Omega. "Está cómodo conmigo", pensó, sintiendo una extraña calidez en el pecho.
Al regresar, ayudó con cuidado a Taehyung a beber. El Omega abrió los labios despacio, dejando que el agua fresca calmara su garganta, mientras sus dedos rozaban la mano del Alfa de forma distraída.
—Creo que lo mejor es intentar dormir un poco. Mañana te llevaré a la universidad. —dijo Jungkook, dejando la botella sobre la mesita.
—Está bien, pero mi auto quedó en la discoteca.
—¿Tienes la llave contigo? —preguntó el Alfa, ideando cómo solucionar el problema.
—Sí, está en el bolsillo trasero de mi pantalón. —murmuró con un tono de ligera travesura, pensando en la navaja que también guardaba allí.
—Si me la entregas, mañana mandaré a buscarlo. —sugirió Jungkook con calma.
—No, quiero que tú lo busques y dejes tu aroma en él. —respondió el Omega, cruzándose de brazos con un leve puchero en sus labios.
Jungkook rió suavemente ante la exigencia. —Bien, yo iré a buscar tu auto y dejaré mi aroma en él.
—Gracias. —respondió Taehyung con una gran sonrisa. Se recostó de costado, girando su rostro hacia donde sabía que estaba el Alfa. —¿Me abrazas? Hace frío.
—Lo que tú quieras, mi ángel. —murmuró Jungkook, pasando un brazo por debajo del cuerpo del Omega para acercarlo más a él. Su mano libre subió con delicadeza hasta el rostro de Taehyung, trazando la línea de su mandíbula con ternura.
—Eres tan hermoso. —susurró, apartando un mechón dorado que caía sobre la venda.
—No me digas esas cosas, que vas a hacerme sonrojar. —replicó el Omega, acercándose aún más al rostro del Alfa.
—Me encantaría verte sonrojar. Y no digo nada que no sea verdad... Eres tan hermoso que estás más alla de mi imaginación, mi ángel. —murmuró, su voz cargada de una dulzura que hizo que Taehyung sintiera un cálido cosquilleo recorrerle el cuerpo.
—Quiero que me beses, Alfa. —demandó Taehyung con una voz entrecortada, cargada de necesidad, como si esa súplica naciera desde lo más profundo de su ser.
Jungkook sintió un estremecimiento recorrerle el cuerpo ante aquellas palabras. Sus ojos, oscuros y llenos de deseo, se clavaron en los labios gruesos y rosados del Omega, entreabiertos en una provocación que era imposible ignorar. —Tu pedido es una orden. —murmuró antes de inclinarse para atraparlos en un beso que encendió el aire a su alrededor.
El contacto fue ardiente desde el primer momento. Las lenguas de ambos se encontraron en una danza frenética, rozándose y explorándose con una pasión voraz. Jungkook dominaba aquel beso, marcando un ritmo que hacía que el cuerpo de Taehyung temblara bajo su tacto. La respiración de ambos se entremezclaba, convirtiéndose en un único sonido que llenaba la habitación.
La mano libre del Alfa comenzó a deslizarse con firmeza desde la espalda baja hasta la cintura del Omega. Sus dedos se cerraron con fuerza alrededor de ella, atrayéndolo hacia su cuerpo en un movimiento decidido. El contacto hizo que un jadeo escapara de los labios de Taehyung, un sonido suave, casi musical, que solo alimentó aún más el fuego que ardía en el pecho de Jungkook.
Sin poder contenerse, el Omega llevó una mano temblorosa al pecho del Alfa, buscando más, necesitando más. Sus dedos hábiles encontraron el camino entre los botones de la camisa, deslizándose sobre la piel caliente y firme de Jungkook. Cada caricia era desesperada, como si estuviera buscando memorizar cada detalle de su cuerpo a través del tacto.
El Alfa dejó escapar un gruñido grave, perdiéndose en el placer de aquellas manos suaves e impacientes. Sus labios no dejaron los de Taehyung ni por un segundo, pero su otra mano se aventuró bajo la fina tela de la remera del Omega. La piel cálida y tersa que encontró lo hizo jadear contra los labios de Taehyung. Sus dedos se movieron con hambre contenida, trazando caminos que encendían la piel de su compañero, como si aquel deseo hubiera estado acumulándose durante años y ahora no pudiera ser contenido.
Taehyung dejó escapar un gemido bajo, sintiendo el toque firme y decidido que recorría su cuerpo. Su mundo, privado de visión, se centraba únicamente en las sensaciones: la calidez de las manos del Alfa, el roce ardiente de sus labios, el sonido grave de su respiración entrecortada. El Omega se arqueó hacia él, buscando más contacto, más de aquella conexión que lo hacía sentir vivo.
De repente, una chispa de realidad atravesó la mente de Jungkook. Su cuerpo se tensó, recordándole que debía detenerse antes de cruzar un límite del que no habría retorno.
Pero su cuerpo y su alma gritaban en contra, exigiendo que finalmente tomara lo que era suyo, que reclamara a su Omega en cada sentido, como había deseado desde el primer momento.
Sus manos, no obstante, parecían tener voluntad propia y se negaban a detenerse. Continuaron recorriendo la piel cálida de Taehyung, explorándolo con hambre. Un suave jadeo escapó de los labios del Omega, haciéndolo tambalear entre la razón y la locura.
¿Dejaría que la pasión finalmente lo consumiera? El deseo palpitaba en su pecho, tan intenso que parecía reclamarlo. Era un fuego voraz, imposible de ignorar, que le exigía rendirse, olvidar todo lo demás y perderse en él, amándolo toda la noche hasta que el amanecer los envolviera en su luz...
🌸Hola Dulces Obsesionadas por el Taekook/KookV.
🌸Les pido disculpas por tardar tanto en actualizar 🥹 Pero se me había roto el celular (no tengo computadora) También estoy complicada con el cierre del ciclo escolar y mi trabajo. En fin...cosas de adulto responsable 🤭.
🌸Les recuerdo que mi idea es que sea una historia más sensorial, por eso hay tantos detalles en los que pasa alrededor de Tae, y en este capítulo Jimin también 🤭.
Lo mismo va a suceder en el ...🤣
🌸Espero que les haya gustado el capítulo. Quisiera saber que opinan.
Jungkook, ¿Se detiene o no?. Las leo.
🌸Gracias por leer mi historia y por el apoyo.
🌸Nikki🌸
🌸
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