🌸 Cap 04
🌸 Capítulo 04.
Taehyung sonrió con satisfacción, sin preocuparse demasiado por la interrupción. Su plan había funcionado, SeoJun lo había seguido hasta allí.
—¡Ups! Creo que nos atraparon— susurró, disfrutando el toque de victoria que había logrado con aquel pequeño juego...
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Taehyung estaba seguro de su plan. Había notado que aquel Alfa era demasiado posesivo con él, y eso jugaba completamente a su favor. Para él, había dos opciones claras: una, el Alfa no soportaría los celos y se presentaría como su pareja frente a SeoJun, marcando el territorio; o dos, Jungkook le pediría que se quedara en la ducha y saldría solo, dejando que SeoJun lo llamara por su nombre al verlo. Así, Taehyung podría finalmente descubrir quién era su Alfa desconocido y destinado, y pondría fin a aquel misterio que tanto lo atormentaba.
Jungkook se movió con rapidez, colocando una mano firme pero suave sobre la boca del Omega para silenciarlo. Su otra mano le acarició el rostro con delicadeza, como si intentara calmarlo.
—Voy a protegerte —afirmó en un susurro profundo y seguro, que acarició los oídos de Taehyung como una promesa indestructible—. Cuenta hasta diez, mi hermoso ángel, y luego quítate el antifaz.
Esas palabras desconcertaron al rubio, pero asintió obediente, sintiendo el calor de la mano del Alfa desaparecer de su rostro. Jungkook se inclinó y le dio un beso fugaz en los labios, dejándole un suave cosquilleo en cada rincón de su piel. —Prometo que todo estará bien —añadió por última vez antes de bajarlo de sus caderas, dándole espacio al Omega para seguir sus instrucciones.
Taehyung comenzó a contar en voz baja, su respiración acelerándose con cada número.
—Uno, dos, tres… —continuó, hasta que el crujir de los huesos del Alfa lo hizo detenerse, sintiendo un escalofrío recorrer su columna. Imaginó el cambio, escuchando cómo cada hueso se acomodaba, tornándose más fuerte, más animal.
“Ay, carajo,” pensó, regañándose mentalmente por no haber considerado ese detalle.
De pronto, una cálida sensación en su mano le indicó que ya podía quitarse el antifaz. Con un lento movimiento, llevó sus dedos al borde de la tela y la retiró con cuidado. Al abrir los ojos, se encontró frente a un imponente lobo negro, cuya mirada ardía con un tono carmesí tan intenso como rubíes.
“Qué astuto… Esto no lo había previsto,” pensó, sacudiendo la cabeza mientras observaba a la bestia. “Si es un Alfa puro… Taehyung, eres un idiota,” se reprendió, con una sonrisa nerviosa.
En ese instante, la voz de SeoJun rompió el silencio:—Sal de las duchas, Omega. Sé que estás ahí. — Las palabras retumbaban, llenas de arrogancia. SeoJun golpeó la puerta, elevando su voz para reafirmar su presencia.
Taehyung se inclinó y acarició la cabeza del lobo, que seguía con su mirada fija en la puerta, enseñando sus enormes colmillos en una advertencia silenciosa.
—Vamos a divertirnos un poco —murmuró el Omega con un toque travieso en sus ojos.
Con paso decidido, tomó el picaporte y abrió la puerta, permitiendo que el lobo avanzara primero, gruñendo con fuerza, mostrando sus temibles mandibulas. La sonrisa de Taehyung se ensanchó; toda la situación le parecía un espectáculo demasiado divertido.
SeoJun retrocedió con el rostro pálido, sus ojos abiertos de par en par al ver al lobo.
—¿Qué carajos? —exclamó, alzando las manos en un intento de protegerse.
—¿A quién llamaste “Omeguita”, patético intento de hombre? —preguntó Taehyung con un sarcasmo afilado.
SeoJun balbuceó, dando otro paso atrás.—Yo… no sabía que tenías un Alfa. Tú fuiste quien me buscó primero. —Su voz temblaba, buscando una excusa.
—Aww, qué excusa más patética. Sé un hombre por una vez en tu vida y sal de aquí, tienes tres segundos —sentenció Taehyung con una sonrisa burlona.
SeoJun intentó justificarse, pero Taehyung levantó el dedo índice y comenzó la cuenta—. Uno...
El lobo respondió con un poderoso ladrido que resonó en las paredes, dejando a SeoJun aún más pálido de terror. Sin más palabras, el castaño se dio vuelta y salió corriendo, casi tropezando con sus propios pies.
Taehyung rió sin contenerse, observando cómo huía en completo desorden. Luego, giró hacia el lobo y, arrodillándose a su lado, tomó la gran cabeza del animal entre sus manos.
—Eres tan lindo… Entonces, eras tú quien estaba entre los árboles ayer.—dijo en un tono meloso, apoyando su frente en la cabeza del lobo y rozándola con afecto. Sus dedos se deslizaron por su espeso pelaje, sintiendo el calor del Alfa en cada caricia—. Eres un tramposo, ¿sabes? —bromeó, mirándolo directo a los ojos.
El lobo, en respuesta, comenzó a lamerle el rostro con entusiasmo, haciendo que Taehyung soltara una risa suave y sincera.
—Está bien, te perdono —dijo entre risas, mientras intentaba apartar un poco al animal, aunque sin éxito. El lobo parecía decidido a llenarlo de lamidas, y al cabo de unos segundos, el Omega soltó un suspiro, dejando que la seriedad volviera a su expresión.
—Voy a irme para que puedas volver a tu forma humana. Prometo no espiar… Solo, cuando estés listo, envíame un mensaje, ¿sí? —le sonrió con tristeza, y luego se inclinó para besarle la cabeza, dejando un suave roce en su pelaje—. Espero que nos encontremos pronto, mi Alfa.
Con un último suspiro, se dio vuelta y se retiró, cumpliendo su palabra de no espiarlo.
Ya en el salón, se sentó en su lugar y apoyó los brazos cruzados sobre el banco, inclinando la frente sobre ellos.—Mal, muy mal, Taehyung. ¿Cómo no pensaste en esa variante? —susurró para sí, claramente molesto consigo mismo, aunque una pequeña sonrisa delataba que, en el fondo, le encantaba ese reto. El Alfa era más astuto de lo que había anticipado, y esa astucia lo invitaba a ir cada vez más allá.
Jimin apareció y se sentó a su lado, lanzándole una mirada inquisitiva.—¿Qué sucedió? ¿Y por qué apestas a perro?
—Sucedió que fui un idiota. Mi Alfa es más astuto de lo que creí —murmuró sin levantar la cabeza.
Jimin se le quedó viendo, los ojos abiertos de par en par.
—¿Qué carajos acabas de decir? Espera… ¿Acaso esto es un sueño? ¿Dijiste "mi Alfa"? ¿Pero qué demonios está pasando? —preguntó en tono dramático, con las manos sobre la boca, conteniendo el grito.
—Cierra la boca, o serás pollo rostizado. Además de chismoso, eres sordo. Dije el Alfa —mintió descaradamente, intentando mantener la compostura.
—Por mi bienestar, fingiré demencia y diré que sí, que dijiste "el Alfa" —respondió Jimin, haciendo comillas en el aire con sus dedos.
De pronto, Taehyung levantó la cabeza con una gran sonrisa en su rostro y los ojos brillantes. —Tengo una nueva idea. Voy a necesitar al patético de tu primo.
—¿A Bogum? ¿Y eso para qué? —preguntó Jimin, confundido—. Odias a mi primo, y ahora quieres usarlo.
—No lo odio. Simplemente me parece insoportable y nunca superó el único y horrible beso que me robó. —Taehyung negó con la cabeza, como si quisiera borrar ese recuerdo molesto.
—Todavía no entiendo cómo sucedió eso. ¿Cómo pudo robarte un beso y salir ileso? —replicó Jimin, incrédulo.
—Sabes que el alcohol no es mi mejor aliado —Taehyung suspiró, restando importancia al tema—. ¡Ah! Y sigue con vida porque, honestamente, no vale la pena arriesgarme a perder la calma por alguien tan insignificante. —bromeó, provocando la risa de ambos—. Además, es tan fácil de manipular que es útil tenerlo de mi lado cuando lo necesito. —Levantó las cejas, complacido con su plan.
—Bueno, allí vamos de nuevo. Pobre de mi primo el idiota; eso le pasa por andar de caliente. —Jimin rió con malicia—. Ahora, cuéntame el plan.
—Déjame ajustar unos detalles primero y luego te cuento. —respondió Taehyung, con una sonrisa traviesa.
Mientras tanto, en pocos segundos, Jungkook había vuelto a su forma humana. Se sentía frustrado por lo sucedido; el instinto posesivo en su pecho le decía que debía proteger a Taehyung, pero sabía que no podía arriesgarse a revelar su identidad. Si alguien lo descubría, podrían delatarlo con su padre, y eso complicaría todo. Por ahora, solo le quedaba vigilar a SeoJun a la distancia y confiar en que dejaría en paz a su Omega.
Al llegar al salón, Jungkook se acomodó en su lugar y tomó su móvil para enviar un mensaje.
Mi dulce demonio:
Lamento lo sucedido en las duchas.
Mi ángel:
No es tu culpa; creo que SeoJun no soporta que lo rechacen.
Mi dulce demonio:
Ese idiota nos interrumpió, y yo quería pasar más tiempo contigo.
Mi ángel:
Me quedé con ganas de más besos.
Mi dulce demonio:
Prometo darte muchos besos la próxima vez que nos encontremos.
Mi ángel:
Espero que sea muy pronto.
—Yo también… —susurró Jungkook, apoyando el móvil en el banco con una sonrisa que apenas pudo disimular.
A su lado, Min suspiró, incapaz de mantenerse callado por más tiempo. —Dije que no diría nada más por hoy, pero no puedo guardarme esto. Jungkook, ese Omega está jugando contigo; te maneja a su antojo. —Negó con la cabeza, claramente frustrado.
Jungkook alzó la mirada y sonrió con ternura. —Lo sé, Yoon, y me encanta. —respondió, con una chispa en los ojos.
—Estás loco, amigo. Traicionas a tu propio clan por un Omega. —Min soltó el comentario con resignación, dándose por vencido, al menos por un rato.
Jungkook se levantó molesto, su rostro endurecido. —No es traición. —declaró con firmeza antes de salir del salón, necesitaba aclarar sus pensamientos y tomar aire. Min decidió no seguirlo, respetando su espacio.
El Alfa se dirigió a la cafetería de la universidad. Para él, enamorarse no era traicionar a su clan; ¿qué culpa tenía de los problemas de sus antepasados?
Jungkook conocía a la perfección la historia detrás de aquel resentimiento.
~La historia~.
Al igual que él, un futuro líder de su clan se había enamorado de un Omega del clan Kim. La diferencia era que aquel Omega estaba destinado a casarse, forzado, con el futuro líder de su propio clan. Desesperado por evitar un matrimonio sin amor, el Omega huyó al clan Jeon, buscando refugio en los brazos de su amado. Permanecieron ocultos durante varios meses, pero el líder del clan Kim no aceptó la pérdida y, lleno de rencor, los buscó incansablemente. Cuando finalmente los encontró, no mostró piedad: arrebató la vida tanto al futuro líder del clan Jeon como al Omega, que llevaba en su vientre un hijo. Luego, desapareció, y jamás volvieron a verlo. Desde aquel día, los Jeon juraron vengarse, exigiendo sangre de algún futuro heredero del clan Kim. No obstante, años después, los Kim se disculparon, y, aunque los Jeon anhelaban venganza, ambos clanes pactaron una tregua: solo se tomarían represalias si alguno cruzaba al territorio del otro. Así, se mantuvo una frágil paz, aunque el resentimiento continuó latente durante décadas.
Para los Kim, los Jeon habían iniciado la enemistad, arrebatando a un prometido de su clan. Para los Jeon, sin embargo, los Kim comenzaron todo al derramar sangre inocente.
Jungkook sabía que Taehyung sería el blanco perfecto para que su clan tomara venganza, y sabía también que él solo no podría protegerlo de ese destino. Aun así, con todo en su contra, no pudo evitar enamorarse de él.
Por eso, en su mente, su plan era perfecto. Si Taehyung nunca descubría quién era él realmente, estaría a salvo. Nadie podría culparlo por salir con alguien cuya identidad desconocía. La realidad era que Jungkook estaba tan enamorado que no pensaba con claridad en las consecuencias que aquello podría traerle.
Mientras tanto, en otro punto del campus, Taehyung no podía dejar de pensar en cómo hacer que su Alfa se revelara frente a él. Se levantó en medio de la clase, tomó sus cosas, y, con pasos decididos, comenzó a dirigirse hacia la puerta.
—Alumno Kim, la clase aún no termina —le dijo el profesor en tono severo.
—Lo sé, y no me interesa —respondió sin voltear a mirarlo, antes de salir del salón con indiferencia.
Caminó por los pasillos, sumido en sus pensamientos, hasta llegar a la cafetería de la universidad. Afuera, sentado en un banco, vio a una figura solitaria, absorta en sus propios pensamientos. —Jungkook… —susurró sorprendido, pero enseguida negó con la cabeza, intentando despejar su mente, y entró en la cafetería.
Jungkook miraba su móvil, tan absorto que no notó su presencia hasta que sintió aquel aroma familiar y dulce que lo perturbaba. Levantó la vista y lo vio entrar a la cafetería. —¿Qué hace aquí? —murmuró en voz baja, sintiendo cómo su corazón se aceleraba.
Poco después, Taehyung salió con un vaso de chocolatada fría y se sentó en una mesa algo alejada de la de Jungkook, a un costado, como si intentara evitar cualquier contacto visual.
Jungkook, sin darse cuenta, se quedó observándolo, perdido en el tiempo. De pronto, Taehyung giró el rostro y sus miradas se encontraron. El Omega le sonrió de manera involuntaria, una sonrisa suave, apenas perceptible. Jungkook sintió cómo su respiración se volvía errática y, casi de inmediato, apartó la mirada, tratando de controlar el rubor que subía a sus mejillas.
Taehyung dejó escapar una risa nasal y negó suavemente con la cabeza, pensativo. "¿Y si en realidad no me odias? ¿Si tan solo te pongo nervioso?", pensó para sí, cuestionándose sus propias fantasías. "No es posible, Taehyung… deja de pensar en eso".
Jungkook le dio el último sorbo a su café, se puso de pie y se retiró sin mirarlo; no quería levantar ninguna sospecha.
Taehyung llevó el sorbete a sus labios, observando con un brillo en los ojos cómo Jungkook se alejaba. Con una sonrisa leve, tomó su móvil y deslizó la pantalla.
Mi bebé: Hola, Jini, necesito verlos.
Papi Jin: Hola, bebé. En una hora llegamos a casa, te esperamos.
Mi bebé: Gracias, los quiero.
Papi Jin: Yo te quiero más, mi niño.
Taehyung terminó su chocolatada y se levantó para dirigirse a su auto. Una vez dentro, encendió el motor y condujo en dirección a la casa de sus primos, Kim Namjoon y su pareja, Kim Seokjin. Aquella pareja era fundamental en su vida, pues habían sido sus mentores y protectores desde que era un niño.
Namjoon y Jin se conocieron cuando ambos tenían quince años y se enamoraron profundamente a primera vista. Al principio, los padres de Namjoon no aceptaban al Omega, pues Jin no era el típico Omega sumiso; era dominante, desafiante y tremendamente rebelde. Sin embargo, Namjoon lo amaba tal cual era, incluyendo todas esas cualidades que otros consideraban inapropiadas; para él, Jin era perfecto.
Desde pequeño, Taehyung mostró un carácter fuerte, algo que Jin y Namjoon notaron de inmediato. A diferencia del resto, que intentaba cambiar su forma de ser, ellos decidieron fortalecerla. Cuando Taehyung tenía seis años, lo invitaron a su casa por primera vez, y desde ese día lo adoptaron como si fuera su propio hijo, enseñándole a defenderse y a respetarse a sí mismo.
Jin, especialmente, se involucró en la vida de Taehyung, mostrándole cómo usar armas blancas, aprovechando su propio aroma y su voz de mando como Omega puro y dominante. Le enseñó a encantar con seguridad. Por otro lado, Namjoon lo instruyó en el uso de armas de fuego y en la importancia de mantener su cuerpo ágil y fuerte.
La pareja, encargada de mantener el orden en el clan, era una pieza esencial, ya que Namjoon era el hijo del hermano del padre Alfa de Taehyung. Aprovechaban su posición para guiar a Taehyung y mostrarle cómo atrapar a los enemigos del clan y mantenerse firme ante cualquier amenaza.
Cada vez que Taehyung se sentía abrumado o perdido, buscaba a sus primos, quienes lo mimaban como si fuera su propio hijo. La pareja había decidido no tener hijos, ya que su rol en el clan era demasiado peligroso para traer un cachorro al mundo. Así que ambos estuvieron de acuerdo en criar a Taehyung como si fuera su propio hijo, y el rubio pasó más tiempo con ellos que con sus propios padres.
~
Unos minutos después, Taehyung llegó a la casa de sus primos, estacionó el vehículo y entró usando su propia llave. Apenas puso un pie en el interior, una mujer se acercó sonriente.
—Tae, qué alegría verte aquí; nos tenías abandonados —dijo la mujer, abrazándolo con cariño.
—Hola, Ornis, yo también los extrañé —respondió él, devolviendo el abrazo con ternura.
—¿Quieres comer algo? No, espera, ya sé... Voy a traerte un pastel de fresas con crema que preparé ayer —dijo ella rápidamente, con un brillo de emoción en los ojos.
—¿Acaso eres adivina y lo hiciste pensando que vendría a verlos? —preguntó él, sonriendo.
—Siempre pienso en ti, mi niño, pero si el señor Jin se entera de esto, se pondrá celoso... Mejor voy a buscar el pastel —bromeó antes de caminar apresurada hacia la cocina.
Taehyung subió a su habitación. La pareja realmente lo trataba como a un hijo, y para él, aquella casa era un segundo hogar. Tenía allí su propia ropa y otras pertenencias. Al entrar, se sentó en la cama, abrió el cajón de la mesita de noche y sacó un pequeño libro. Con cuidado, lo abrió y retiró una foto de su interior.
Sonrió al verla, acariciando el borde de la imagen con el dedo. —Los extrañe —murmuró, perdiéndose por un momento en sus pensamientos.
En la foto se encontraba él de pequeño junto a sus primos.
—Tae, ya está tu pastel —llamó la mujer desde el borde de la escalera.
Taehyung guardó la foto en su chamarra, cerró el libro y lo colocó de nuevo en el cajón antes de bajar rápidamente.
—Gracias, Ornis —dijo mientras se acomodaba en el sofá.
—También te preparé un té para acompañar el pastel —añadió ella, sonriendo con orgullo.
En ese instante, el sonido de un vehículo se escuchó desde el exterior. Al oírlo, Taehyung dejó el pastel en la mesa de centro y corrió hacia la puerta para recibir a sus primos. Apenas Namjoon y Jin entraron, el Omega se abalanzó hacia ellos, envolviéndolos en un abrazo.
—Hola, bebé —dijo Jin, llenando las mejillas de Taehyung de besos.
—Ya, deja algo para mí —bromeó Namjoon, estirando los brazos hacia el joven Omega, quien de inmediato se abrazó a él.
—Te extrañé, grandote —murmuró, apretándolo con fuerza.
—Nosotros también, pequeño abandonador de padres —contestó Namjoon, dándole varios besos en el rostro.
—No seas tan bruto, que me estás apachurrando al niño —lo regañó Jin, golpeando suavemente el hombro de su Alfa.
—¡Auch! No lo estoy apachurrando; él es muy fuerte, ¿verdad? —dijo Namjoon, buscando la complicidad de Taehyung.
Aprovechando la pequeña discusión, Taehyung hizo un puchero. —No es verdad... Aún soy un cachorrito, y me apachurraste muy fuerte —dijo en un tono aniñado, fingiendo una expresión dolida.
Jin le dio otro golpe suave a Namjoon. —¡Te lo dije, animal! Suelta al niño.
Taehyung soltó una carcajada, disfrutando de la atención y el cariño de sus primos. Amaba cómo lo consentían, algo que sus padres nunca hacían. Para él, Namjoon y Jin eran su verdadera familia, los únicos que lo aceptaban como era y lo comprendían en profundidad.
—Pequeño traidor. — murmuró el Alfa entre risas, fingiendo indignación mientras pasaba su brazo por detrás de Jin y Taehyung, en un intento de rodearlos a ambos.
Los tres se acomodaron en el sofá; Taehyung quedó arropado entre los brazos protectores de Jin, quien acariciaba suavemente su cabello, reviviendo el tierno recuerdo de cuando el rubio era un niño y jugaba a acurrucarse en su regazo. Con una sonrisa melancólica, Jin observaba los rasgos de Taehyung, como si el tiempo no hubiera pasado.
—¿Qué sucede, bebé? Siento que algo no está bien. —preguntó Jin en un tono comprensivo, sus ojos preocupados buscando una respuesta en los de Taehyung.
El Omega suspiró, bajando un poco la mirada antes de hablar. —Estoy... saliendo con un Alfa, pero es algo complicado de explicar. — admitió mientras se giraba para mirarlo de frente, los ojos titilantes de incertidumbre.
—¿Cómo complicado? —preguntó Namjoon, inclinándose hacia adelante, claramente interesado y, a la vez, inquieto.
—No sé cómo explicarlo... siento cosas por él, pero no sé qué es en realidad. —confesó Taehyung, moviendo su cabeza de un lado a otro, una mezcla de timidez y confusión se reflejaba en su rostro, mientras se mordía levemente el labio— Es que... no puedo ver su rostro.
—Vamos por partes, dijo Jack. —intervino Jin, mirándolo con una mezcla de curiosidad y escepticismo— Primero, ¿cómo que estás saliendo con alguien, y desde cuándo? ¿Por qué no nos contaste antes? Y... ¿cómo es eso de que no puedes ver su rostro? —la última pregunta la hizo elevando dramáticamente su tono, fingiendo indignación.
Taehyung rió ante la reacción de su primo. —Es un Alfa. Lo conocí hace dos días, y sobre el rostro... él dice que es por mi seguridad. —explicó mientras jugaba con el borde de su camisa, intentando disimular su nerviosismo— Cada vez que nos encontramos, debo cubrir mis ojos. No sé su nombre ni su apariencia, solo su voz... pero, de algún modo, eso me parece... interesante, como un juego.
Namjoon entrecerró los ojos, lanzándole una mirada fija a Jin, quien parecía debatirse entre proteger a Taehyung y respetar su decisión. —¿Qué quieres que hagamos? —preguntó Jin, tratando de sonar calmado pero dejando ver su preocupación.
—Para mí, deberías empezar a ir con un guardaespaldas; este Alfa misterioso puede ser peligroso, Tae. —sugirió Namjoon, apretando levemente sus manos, evidenciando su inquietud.
Taehyung negó con suavidad, aunque en sus ojos brillaba una chispa de convicción. —No creo que sea peligroso. Nada de lo que les conté me preocupa... solo es que... sentí su tercer aroma.
—¡Perfecto! El Alfa ese con fetiches raros es tu destinado. —se quejó Jin, negando con la cabeza, claramente frustrado.
Namjoon respiró hondo, tratando de asimilar la situación. —¿Sospechas quién podría ser?
—No —admitió Taehyung, mientras jugueteaba con sus dedos—. He intentado que se muestre solo, pero es muy astuto.
—¿Crees que sientes algo por un desconocido y eso te asusta? —preguntó Jin, inclinando la cabeza y observándolo con ternura, intentando comprender lo que su "niño" sentía realmente.
—Tal vez... aún no lo sé. —Taehyung levantó los hombros con un leve suspiro, su mirada perdida en sus propios pensamientos.
Jin lo abrazó con cariño, y Taehyung apoyó su rostro en el hombro de su primo, sintiendo el calor reconfortante. —Perfecto, mi niño se enamoró de un Alfa loco con fetiches raros.
—No me enamoré, exagerado. —murmuró divertido, aunque un ligero sonrojo coloreaba sus mejillas.
—¿A quién quieres de guardaespaldas? —preguntó Namjoon, con una seriedad evidente en su tono. De los tres, parecía el más preocupado por la seguridad de Taehyung.
El rubio se acomodó, mirando con firmeza a su primo Alfa. —No quiero guardaespaldas, puedo cuidar de mí mismo.
Jin suspiró, mirando a Namjoon y sosteniendo a Taehyung un poco más cerca. —Tae tiene razón, sabe cuidarse solo. Debemos confiar en su instinto... solo quería que sus papis lo escucharan. —dijo, dedicándole a Taehyung una sonrisa cálida y reconfortante.
A veces Jin sentía que Taehyung era su propio reflejo; el vínculo entre ellos era tan fuerte que, en secreto, le gustaba imaginar que el rubio era su hijo.
Namjoon, aunque aún con dudas, le acarició el cabello y asintió. —Está bien, voy a confiar en ti, Tae... pero si ese Alfa llega a hacerte algo, lo enviaré a mejor vida. —añadió, su voz grave pero protectora, reflejando la característica determinación de los Kim, quienes siempre cumplían su palabra.
Taehyung sonrió agradecido, sintiéndose completamente arropado y comprendido por los dos.
Esa noche, Taehyung cenó con sus primos, compartiendo risas y anécdotas. Para él, ellos eran su refugio, su hogar en medio de cualquier tormenta. Sin embargo, al final de la noche, debía regresar a su casa.
Jin, por su parte, fingía que todo estaba bien, sonriendo y riendo como siempre, aunque sus pensamientos estaban muy lejos de la calma. No iba a quedarse de brazos cruzados; iba a descubrir quién era ese Alfa desconocido que había capturado la atención de su pequeño Omega.
🌸 Hola dulces obsesionadas por el Taekook/KookV.
🌸Espero que les haya gustado el capítulo 😁.
🌸Les presento a la empleada de Nam y Jin🤭 la señorita
OrnisBURGOS
🌸 Gracias por leer mi historia 🫶🏻.
🌸Nikki🌸
🌸
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