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🌸Cap 03.

🌸 Capítulo 03.

—Pudo defenderse en cualquier momento… —murmuró Jungkook, perplejo—. Pero no lo hizo.

Yoongi lo miró con seriedad—. Creo que nos equivocamos. Taehyung no es el Omega que aparenta ser. —Terminó Yoongi, su voz teñida de una preocupación creciente mientras el misterio sobre Taehyung parecía volverse aún más complejo.

~

Taehyung decidió entrar por la puerta de la cocina. De esa forma, podría ver quiénes estaban en la sala e intentar pasar desapercibido. Sin embargo, apenas puso un pie en la cocina, alguien ya lo había notado.

—Así te quería agarrar. ¿A dónde ibas, niño travieso?… Espera, hueles a Alfa. Taehyung, tus padres se van a enojar —exclamó Dayana, con una sonrisa pícara y un destello de curiosidad en los ojos.

—¡Shhh! Day, baja la voz —murmuró él, llevándose un dedo a los labios y haciéndole señas con la mano para que hablara más despacio, mirando de reojo hacia la puerta de la sala.

—Lo siento, pero… ¿por qué hueles a Alfa? —insistió en un tono más bajo, cruzándose de brazos y alzando una ceja inquisitiva.

—Nada extraordinario, solo hablé con uno —mintió, intentando sonar despreocupado mientras tomaba una manzana del centro del mesón y le daba una mordida. Un suspiro de satisfacción escapó de sus labios—. Mmm… moría de hambre.

—A ver, niño, cuenta el chisme completo. A mí no me vengas con cuentos —reclamó Dayana, ahora plantándose con ambas manos en la cintura, claramente esperando más detalles.

—De acuerdo, chismosa. No sé quién de los dos es peor, si Jimin o tú —contestó Taehyung, rodando los ojos con diversión mientras se sentaba en una de las banquetas de la barra—. Me vi con un Alfa, pero simplemente hablamos —dijo, tratando de sonar convincente antes de darle una segunda mordida a la manzana.

Dayana lo miró con ojos entrecerrados, sin creerle del todo.

—Bueno, está bien… —resopló, y haciendo una seña con su dedo índice, le indicó que se acercara. Cuando la mujer se inclinó hacia él, Taehyung susurró con una pequeña sonrisa de travesura—: Y… nos besamos.

—¡Ay, ay, por la diosa luna! —dijo emocionada, llevándose las manos a la boca para contener un grito mientras sus ojos brillaban con deleite. De pronto, sus ojos se abrieron desmesuradamente al notar el cuello del rubio—. ¡Taehyung! —exclamó casi en un susurro, con el rostro lleno de sorpresa—. ¡Hijo de tu padre Omega, tienes un… chupón!

—¡Ay, carajo! Se me había olvidado… —murmuró él, llevando de inmediato su mano al cuello para cubrir la marca, una mezcla de vergüenza y diversión brillando en sus ojos.

—A tus padres les va a dar un paro cardíaco —dijo Dayana en tono dramático, sacudiendo la cabeza con exasperación divertida—. Espera, ¿aún eres virgen?

—Day… —Taehyung negó con la cabeza, reprimiendo una sonrisa—. Obviamente que sí. Solo nos emocionamos un poco… Pero, ¿ahora cómo oculto esto? —preguntó, señalando la marca en su cuello.

—Yo tengo la solución, niño —contestó la mujer, yendo rápidamente hacia su bolso en un rincón de la cocina. Con satisfacción, sacó un pequeño maquillaje y lo abrió, mostrándole el contenido con una sonrisa confiada—. No hay marca que mi base no pueda cubrir.

Taehyung se inclinó hacia ella, agradecido, y dejó que Dayana aplicara la base en su cuello. Mientras trabajaba, él la miraba con una sonrisa cálida.

—Me salvaste, Day. Gracias —dijo con ternura, apreciando la complicidad de la mujer.

—No es nada, mi niño. Prefiero ocultar un chupón a tener que lavar tu ropa llena de sangre ajena —respondió, y ambos soltaron una carcajada que llenó la cocina de una energía cómplice.

—¿Dónde están mis padres? —preguntó Taehyung, mientras ella le daba los últimos retoques de maquillaje.

—En la sala, de nuevo discutiendo sobre el tema del liderazgo. No entiendo cómo tu hermano no les dice la verdad —respondió, terminando de cubrir la marca y revisando los detalles con ojo crítico—. Listo, no quedó ni el más mínimo rastro de esa marca —dijo satisfecha, guardando la base en su bolsillo.

—Solo tiene miedo. Al igual que a mí, no le interesa ser líder del Clan bajo esas reglas ridículas—explicó Taehyung con un suspiro—. No importa, gracias de nuevo, Day —añadió mientras se levantaba, dirigiéndose hacia la sala.

—De nada, mi niño —respondió ella con una sonrisa dulce, feliz de haberlo ayudado una vez más. —Pero aún me debes el chisme completo. — añadió guiñandole un ojo.

—Prometo contarte todo más tarde. — respondió mientras se alejaba disfrutando su fruta.

Kim Dayana era la empleada más fiel de la familia, o mejor dicho, la más fiel a Taehyung. Siempre lo apoyaba y guardaba sus secretos, siendo como una hermana mayor y cómplice de las travesuras de su querido Omega.

Caminó con tranquilidad por el estrecho pasillo que lo llevaba a la sala, pero al llegar se detuvo justo detrás de la puerta, atento a la conversación de sus padres. Apretó un poco su manzana entre los dedos mientras escuchaba.

—Tae tiene todos los atributos para ser un buen líder; que sea un Omega no le resta en absolutamente nada. —La voz de su padre Omega, Kim MinSoo, sonaba firme y decidida, como quien está acostumbrado a que lo contradigan.

—Lo sé, y lo hemos discutido mil veces, pero Taehyung se debe a su futuro esposo. Tiene que ser un Omega más sumiso; no debería comportarse como lo hace. —respondió, visiblemente molesto, el Alfa, Kim JiHwan.

Taehyung rodó los ojos, mordiéndose un poco la lengua para no soltar una carcajada. Su padre aún se resistía a entender que él no encajaba en ese estereotipo de Omega dócil.

—DoSam es un Alfa y aun así no tiene ni la mitad de las aptitudes que posee Taehyung para liderar. Esto no debería estar en discusión, JiHwan. Tae podría casarse con un Alfa del clan y liderar junto a él, como tú y yo. ¿O acaso te olvidaste de ese detalle? —El tono de MinSoo se volvió más desafiante.

"De nuevo la misma discusión... Ya me tienen cansado." Taehyung pensó, dándole otra mordida a su manzana con un aire de desinterés. "Si quisiera ser el líder de este clan, ya lo habría tomado."

—No es el punto, MinSoo. Tenemos un hijo mayor, y es Alfa. Tú eras el único hijo del líder, es diferente. Y aunque no te agrade la idea, DoSam será el líder; va a casarse y nos dará nietos, y se terminó la discusión. —La voz de JiHwan sonó como un martillo de sentencia.

Taehyung soltó una risa nasal desde su escondite. "Seguramente mi padre se quedaría calvo si supiera la verdad sobre DoSam." El rubio negó con la cabeza, divertido ante el giro que tomaría esa charla si supieran lo que él sabía.

De pronto, el sonido del auto de su hermano mayor estacionándose en la entrada captó la atención de todos.

—Ya llegó Sam; al menos disimula tu cara de molesto cuando lo veas. —reclamó MinSoo, lanzando una mirada significativa a su esposo.

—No entiendo por qué aún no tiene una luna. —murmuró JiHwan entre dientes, frunciendo el ceño.

Cuando DoSam entró, sus padres cambiaron inmediatamente sus expresiones, sonriendo y fingiendo que no habían estado hablando sobre quién debía tomar el liderazgo.

Aprovechando la llegada de su hermano, Taehyung se deslizó finalmente en la sala, masticando su manzana con calma, como si nada.

—Hijo... ¿cuándo llegaste? —preguntó el Omega mayor, con un tono cálido.

—Recién, papi. —respondió acercándose para darle un beso en la mejilla, seguido de un saludo similar a su padre Alfa.

JiHwan, sin embargo, frunció el ceño al percibir el sutil aroma a Alfa en su hijo menor. —Kim Taehyung, ¿por qué hueles a Alfa? —preguntó, abriendo los ojos en sorpresa mientras toda la atención se centraba en el Omega.

Taehyung levantó las manos en un gesto casual. —Es que fui a estudiar al departamento de Jimin, junto a su nuevo "amigo Alfa". —dijo, con una sonrisa inocente y un leve ademán, como si fuera lo más normal del mundo.

—¿Y por qué cargas su aroma? —insistió el Alfa mayor, cruzándose de brazos y observándolo con una mezcla de escepticismo y curiosidad.

—Bueno, este Alfa parece estar muy enamorado de Jimin y soltaba su aroma por todos lados. —respondió Taehyung, acabándose la última mordida de la fruta. Luego, miró a su hermano con una sonrisa casual. —Mejor me voy a dar un baño... Hola, hermano.

DoSam le respondió en silencio, moviendo los labios sin soltar sonido: "Mentiroso."

Taehyung solo sonrió de lado y le guiñó un ojo, disfrutando de la complicidad que tenían. Luego, giró sobre sus talones y comenzó a subir las escaleras, sin apresurarse, dejando detrás un rastro de preguntas sin responder.

Entró a su habitación y se recostó boca arriba en la cama. Una suave sonrisa se dibujó en sus labios mientras llevaba el dedo pulgar hacia ellos, recordando aquel beso con el Alfa desconocido. Cerró los ojos, sumergiéndose en la calidez de su recuerdo.

—¿Quién eres, Alfa? ¿Y por qué tu aroma a sándalo parece haber quedado guardado en mi memoria? —murmuró, sintiendo la misma intriga florecer en su pecho—. ¿Por qué no puedo verte? ¿Acaso soy alguien prohibido para ti?

Sus pensamientos se enredaban en aquel juego, un juego que le gustaba demasiado. Sin embargo, el no conocer el rostro de ese Alfa lo llenaba de una curiosidad que casi le dolía.

—Espero que volvamos a encontrarnos pronto —susurró, mientras sus labios esbozaban una sonrisa tierna.

De repente, el sonido de su móvil lo devolvió a la realidad. Deslizó el dedo sobre la pantalla y vio un mensaje del Alfa.

Desconocido:
Hola, mi hermoso ángel. ¿Llegaste a tu casa?

Mi ángel:
Hola, mi dulce demonio. Sí, ya estoy en casa. Tengo muchas preguntas.

No dudó en cambiar el nombre en su móvil.

Mi dulce demonio:
Sé que las tienes. Por ahora no puedo responderte, solo sigue mi juego.

Mi ángel:
Acepté tus reglas, y voy a jugar. Aun así, yo tengo las mías.

Mi dulce demonio:
Me gusta, eres todo un desafío para mi.

Mi ángel:
Y tú eres mi ardiente intriga.

Mi dulce demonio:
Ya quiero volver a verte. No sé cuánto tiempo podré mantenerme lejos de ti. Por eso, dejé en tu bolso un antifaz de dormir; llévalo siempre contigo.

Mi ángel:
¿Eso quiere decir que me llamarás en cualquier momento del día?

Mi dulce demonio:
Sí, cuando ya no resista las ganas de verte, de besarte, de sentir tu aroma... entonces, te llamaré.

Mi ángel:
¿Y si soy yo el que quiere tus besos?

Mi dulce demonio:
Entonces seré yo quien corra a devorar esos labios.

Taehyung sonrió frente a la pantalla, notando cómo sus mejillas se teñían de un suave carmín sin que él mismo lo percibiera.

Mi ángel:
Entonces, tenemos un nuevo trato, Mi Alfa.

Mi dulce demonio:
Tenemos un trato, Mi Omega.

Fin de los mensajes.

Mientras tanto, Jungkook observaba su propia pantalla con una sonrisa de oreja a oreja, su expresión iluminada.

—Por la Diosa Luna, Jungkook, dime que no estás hablando con ese Omega —se quejó Min, rodando los ojos.

—Se llama Taehyung, y sí, estoy hablando con él —respondió Jungkook, cambiando su semblante a uno más serio.

Yoongi levantó las manos en señal de paz—. Bien, haz lo que quieras, amigo. Solo diré… te lo dije.

Ambos llegaron al negocio de alquiler de autos de los Jung. Allí se encontraba el vehículo del azabache, quien ya los esperaba.

—Espero que no hayan matado a nadie con mi auto —bromeó Hoseok, rodeando a sus amigos en un abrazo.

—Sí, pero ya lo lavamos —rió Yoongi, devolviéndole la broma.

Jungkook guardó su móvil y centró su atención en el entorno—. Hobi, quiero que me dejes este auto solo para mí.

—¿Y eso? ¿Acaso no tienes dinero para comprar uno? —preguntó Hoseok, con tono sarcástico.

—Sí, solo necesito que no esté registrado en mi territorio. Voy a pagarte bien, así que no seas llorón.

—De acuerdo, voy a mandarlo a limpiar y lo tendré listo para ti —respondió, mirándolo con una ceja arqueada.

—No, no quiero que lo limpien —pidió Jungkook rápidamente, casi con desesperación.

—¡Ay, Jungkook! ¿No me digas que quieres mantener el aroma del Omega en el vehículo? —intervino Min, negando con la cabeza.

—¿Omega? ¿Acaso nuestro pequeño tiene pareja? —Hoseok abrió la boca en asombro.

—Basta los dos. Solo hagan lo que les pido —Jungkook dio media vuelta sobre su propio eje y se dirigió a la salida—. Nos vemos mañana —se despidió sin mirarlos. Al pasar junto al auto de Hoseok, se detuvo y respiró profundamente, cerrando los ojos un instante.

"Tu aroma a belladona me vuelve loco, mi hermoso ángel", pensó, y con una última sonrisa en los labios, continuó hacia su propio auto.

Casi una hora después, Jungkook llegó a su casa, todavía llevando consigo el aroma del Omega en su ropa. Recordó que debía escabullirse rápidamente para darse una ducha antes de que sus padres notaran ese sutil y embriagador rastro. Para su suerte, su padre estaba en su oficina y su madre en la cocina. Sin perder tiempo, subió a su habitación y se dirigió al baño.

Mientras el agua tibia recorría su fornido cuerpo, él cerró los ojos y permitió que sus pensamientos fluyeran hacia Taehyung. Una suave sonrisa curvó sus labios mientras murmuraba: —Me vuelves loco, mi hermoso ángel. Aún no puedo creer que, al fin, te tuve en mis brazos —susurró, recordando con nitidez cada caricia y cada beso. Se pasó una mano por el cabello mojado, suspirando—. Estas más allá de mi imaginación —sus palabras se apagaron en el sonido del agua, dejándolo con una mezcla de deseo y anhelo en su pecho.

Al terminar de bañarse, se alistó con rapidez y bajó al comedor, donde sus padres conversaban en un ambiente tranquilo. Se acercó para saludarlos, dándoles un beso en la mejilla a cada uno, antes de acomodarse en su lugar.

—Buenas noches —murmuró con respeto, mientras sus padres lo saludaban con calidez.

—¿Cómo estuvo tu día? —preguntó su madre, una elegante Alfa de cabellos oscuros que siempre le dirigía una mirada amable.

—Bien, un poco atareado con la universidad, pero tranquilo —respondió, intentando sonar relajado, aunque su mente aún estaba en otro lugar.

De pronto, su padre lo miró con seriedad y un tono frío—. Jungkook, cuando terminemos de cenar, quiero hablar contigo.

Sintió su estómago contraerse y tragó grueso, sabiendo muy bien a dónde llevaba esa conversación. Decidió no postergar lo inevitable.

—Lo que tengas para decirme, dilo ahora, papá.

Su padre dejó los cubiertos en la mesa y lo observó con intensidad, respirando hondo antes de continuar—. De acuerdo, te he hecho una lista de tus posibles parejas.

Jungkook soltó una risa amarga, sus labios torciéndose en una mueca desafiante—. No voy a casarme con alguien a quien no amo —respondió, su voz cargada de firmeza.

—Lamento informarte que eres el próximo líder de este clan, y tu deber es tener una pareja estable y formar una familia. El amor llega con el tiempo, míranos a nosotros —dijo su padre, señalando a su esposa.

La tensión en el ambiente creció y Jungkook sintió la presión arremolinarse en su pecho. Buscó las palabras correctas y, aunque su voz sonó nerviosa, mantuvo su postura—. No estoy listo… no aún.

—Al menos conoce a las personas de la lista —sugirió su padre, firme, como si escondiera una orden entre palabras cuidadosamente escogidas.

—No. —respondió Jungkook, levantándose con determinación—. No voy a conocer a nadie.

Su madre lo miró con cierta compasión y trató de calmar el ambiente—. Jungkook, hijo, es tu deber. ¿O prefieres que yo las conozca por ti?

Jungkook exhaló con frustración, sintiendo el peso de esa responsabilidad que tanto lo agobiaba. Golpeó la mesa con la palma de su mano, haciendo vibrar los cubiertos, y luego se giró hacia la puerta—. Hagan lo que quieran, pero no voy a casarme sin amor. No pueden obligarme.

Con un último vistazo desafiante, salió del comedor, dejando tras de sí un aire pesado y tenso. Su padre lo llamó, levantándose para seguirlo—. ¡Jungkook!

Pero su madre lo detuvo, tomando su brazo suavemente.

—Déjalo, amor. Creo que acabo de comprender algo —murmuró ella, mirándolo con una leve sonrisa de complicidad.

Él la miró, algo confundido—. ¿Comprender qué?

—Creo que Jungkook está enamorado de alguien —murmuró, entrelazando sus dedos en un gesto pensativo.

Una chispa de sorpresa asomó en los ojos del Alfa, antes de esbozar una ligera sonrisa—. ¡Oh! Entonces son buenas noticias. —Se acomodó nuevamente en su lugar, tranquilo—. Mientras no sea del clan Kim, todo estará bien —le aseguró a su esposa, dándole una mirada cómplice.

Jungkook entró a su habitación y azotó la puerta, dejando salir su frustración en el eco de ese sonido. —¿Por qué, por qué, Diosa Luna? ¿Por qué me enamoré de alguien que está prohibido para mí? —murmuró con enojo, dejando caer su cuerpo sobre la cama y abrazando su almohada con fuerza, como si eso fuera a consolarlo. Un susurro cargado de tristeza escapó de sus labios—. ¿Y por qué él tiene que ser mi destinado? —sus ojos se llenaron de lágrimas y, sin poder contenerlas, cubrió su rostro con la almohada, ahogando su dolor.

Jungkook había descubierto la verdad en el instante en que le hizo la marca provisional a Taehyung. Sintió el tercer aroma, un perfume único y envolvente que solo los destinados comparten. Fue en ese momento cuando comprendió que su amor no era solo una casualidad, ni un simple capricho. El destino le había jugado una mala pasada: Taehyung era su destinado, y también, un Kim.

Al principio, Jungkook creyó que su atracción se debía solo a la belleza y dulzura del Omega, que aquel juego de seducción era una forma de estar cerca de él, aunque fuera solo por un corto tiempo. Pero ahora sabía que había algo más profundo, un lazo irrompible que lo unía a Taehyung. "Mi ángel, mi destinado, eres un Kim", pensó con amargura.

Por otro lado, Taehyung era ajeno a los conflictos entre su clan y el de los Jeon. Su padre únicamente le había advertido que no debía cruzar al territorio de los Jeon, pero nunca le explicó el motivo. Para su hermano DoSam, aquello no fue un problema, ya que él estaba enamorado de alguien con quien no había conflicto.

Esa noche, Taehyung tomó su camisa, la llevó a su rostro y aspiró profundamente. —Hueles tan rico, mi Alfa —susurró, cerrando los ojos mientras una sonrisa traviesa se dibujaba en sus labios. Como Jungkook, él también había sentido el tercer aroma del Alfa y comprendió que aquel extraño era su destinado. Esta revelación solo avivó más su curiosidad y su deseo de descubrir quién era realmente.

Después de darse un baño, se acostó en su cama y comenzó a idear su siguiente paso. Deseaba ver el rostro de su Alfa, pero había prometido no quitarse la venda, y pensaba cumplir su palabra. Aun así, estaba decidido a mover sus cartas con astucia, esperando que el Alfa se revelara ante él por sí solo.

Al día siguiente, se preparó con cuidado, revisando su reflejo en el espejo. Sonrió, convencido de que estaba listo para comenzar a mover las piezas del tablero a su favor.

Desayunó junto a Dayana, a quien le contó parte de lo sucedido con el Alfa, omitiendo el detalle de que nunca lo había visto. Luego de saludar a todos en la casa, salió hacia la universidad. Al llegar, estacionó su vehículo y bajó con calma. Se apoyó en el capó, proyectando una imagen segura y atrayendo las miradas curiosas de quienes pasaban. Su porte imponente y el aire de misterio que lo envolvía lo hacían imposible de ignorar.

Varios minutos después llegó Jimin y estacionó su auto junto a él. —¿Pero qué carajos, Tae? ¿Viniste para infartar a alguien vestido así? —preguntó, mirándolo de arriba a abajo con una mezcla de sorpresa y diversión en sus ojos.

Taehyung se había vestido con un pantalón de cuero negro, botas del mismo color con tachuelas y un poco de tacón, una camiseta blanca y una chaqueta de mezclilla decorada con tachuelas plateadas. Un pañuelo beige cubría su cuello, escondiendo la marca.

—Tal vez… —sonrió, levantando las cejas con picardía—. Quiero llamar la atención de ese Alfa desconocido.

—Creo que estás llamando la atención de más de uno —respondió Jimin, mirando a su alrededor cómo varias personas no podían evitar babearse al ver a su amigo—. Hablando de ese extraño… Estuve pensando: ¿y si es casado y por eso no quiere que veas su rostro?

—No creo que sea eso —respondió Taehyung, pensativo—. Más bien pienso que debe ser alguien peligroso, con muchos enemigos.

—Sí, o alguien muy viejo y decrépito que no quiere que lo veas —bromeó Jimin, cruzándose de brazos con una sonrisa.

Taehyung soltó una carcajada. —Te aseguro que viejo no es —comentó, y ambos comenzaron a caminar hacia la entrada. Minutos después, se encontraban en uno de los pasillos, camino a su salón de clases.

De repente, Yoongi y Jungkook aparecieron frente a ellos. Taehyung miró a Jungkook y notó el piercing en su labio; de inmediato lo descartó, recordando que al tocar el rostro del Alfa no había sentido aquel pequeño aro ni con sus manos, ni con sus labios.

Jungkook había considerado esa posibilidad y, tras el primer encuentro, decidió quitarse el piercing y guardarlo, eliminando así una pista que Taehyung podría haber notado fácilmente.

Al acercarse, Taehyung dio un paso hacia un costado, deteniéndose frente a Yoongi para bloquearle el camino. Jungkook también se detuvo, pero giró su rostro al instante, mirando en otra dirección con una expresión de desagrado y emitiendo un bufido como si estuviera molesto. Sin embargo, en realidad, estaba nervioso. Su corazón latía con fuerza y una maraña de preguntas rondaba en su mente.

¿Por qué mi Omega está vestido tan endemoniadamente sexy?

¿Por qué ocultó su marca?

¿Por qué dejaba salir su aroma sin inhibidores, como siempre hacía?

El embriagador aroma de Taehyung lo golpeó de lleno, despertando sus instintos más primitivos y haciéndole desear marcarlo ahí mismo. Pero su irritación alcanzó otro nivel al ver que el Omega se había detenido frente a su amigo.

—Buen día —saludó Taehyung a Yoongi con una sonrisa traviesa y apenas mordiendo su labio inferior, en un gesto que no pasó desapercibido para el Alfa.

Yoongi abrió los ojos de par en par, aclaró su garganta con nerviosismo, tragó saliva y murmuró: —Bu… buen día.

Taehyung inclinó la cabeza y le dedicó una dulce sonrisa. —Adiós —dijo, retrocediendo un paso para retomar su camino junto a Jimin.

Ambos Alfas continuaron su camino, confundidos por completo.

—¿Qué fue todo eso? —preguntó Jimin, sin entender las acciones de su amigo.

—Tan solo quería escuchar la voz de ese Alfa —dijo Taehyung encogiéndose de hombros, como si fuera algo sin importancia—. Dos menos en mi lista de sospechosos.

—¿Dos? Pero si no escuchaste al musculoso, ¿por qué lo descartas? —preguntó Jimin, frunciendo el ceño.

—¿Musculoso? —Taehyung se detuvo y giró para observar la espalda de Jungkook, inclinando la cabeza para estudiar su figura. Pero la ropa holgada del Alfa dificultaba cualquier intento de percibir su físico—. No creo que sea él. Primero, lleva un piercing en el labio; el Alfa extraño no tenía ninguno. Y segundo, creo que Jungkook me odia. Definitivamente, está descartado.

—Yo no lo descartaría tan rápido, pero bueno, si tú estás seguro… —Jimin siguió caminando, dejando a Taehyung mirando con duda al azabache.

"No creo que seas tú, Jungkook... ¿o sí? No, definitivamente no", pensó Taehyung, negando con la cabeza.

Los Alfas entraron al salón, que aún estaba bastante vacío.

—¿Qué acaba de suceder, Jungkook? ¿Acaso sospecha algo? —preguntó Yoongi con claro nerviosismo—. Si llega a descubrirnos, estaremos en graves problemas.

—Creo que está intentando identificarme por la voz —respondió Jungkook, tratando de comprender los movimientos de Taehyung.

—¿Y si decide hablarte directamente? Te dije que usaras un distorsionador de voz. Ahora está cerca de saber la verdad —dijo Yoongi, pasándose una mano nerviosa por el cabello.

—Es que… no creí que tendría el valor de buscarme.

—Debes dejar de subestimar a ese Omega, Jungkook. No es el dulce y tierno omeguita que imaginas —advirtió Yoongi, tomando asiento.

—Dulce y tierno sí es, pero también es mucho más. Es ingenioso, sexy y muy astuto —murmuró Jungkook con una sonrisa mientras recordaba a Taehyung.

—Y peligroso… —susurró Yoongi, apenas audible.

—¿Qué dijiste? —preguntó Jungkook, golpeando el escritorio con la palma de la mano.

—Dije que es hermoso —respondió Yoongi, fingiendo una gran sonrisa.

Jungkook frunció el ceño y le dio un golpe en el hombro. —Solo yo puedo decir que es hermoso.

—¡Auch! No me golpees, animal —se quejó Yoongi, sobándose el hombro—. Ya no diré nada más… al menos por hoy —añadió, murmurando entre dientes.

La hora del almuerzo llegó, y Taehyung se paseaba con elegancia entre las mesas del buffet, atrayendo miradas de admiración y dejando a varios con la boca abierta, incapaces de ocultar sus deseos. Con pasos medidos y una leve sonrisa en sus labios, avanzaba hasta llegar a su mesa. Apoyó su bandeja un poco alejada, y, con una sonrisa encantadora, posó su codo sobre la mesa, recargando su rostro en la palma de su mano mientras lanzaba una mirada escrutadora a todos los posibles sospechosos.

—Aún no me ha escrito, eso quiere decir que mi plan no está funcionando —le dijo a Jimin, quien saboreaba su ramen de carne de res con evidente disfrute.

—¿Y qué piensas hacer? —preguntó Jimin, aún masticando sus fideos, sus ojos fijos en su plato mientras intentaba procesar la situación.

—Mover mi próxima ficha —respondió Taehyung con diversión, enarcando una ceja con malicia—. Aquel Alfa será mi víctima —susurró, mordiendo su labio inferior con una expresión que irradiaba confianza y desafío. Con una mirada fija en un Alfa de cabello castaño que no dejaba de mirarlo con intensidad, se colocó de pie y caminó hacia él.

Al sentarse frente al castaño, este esbozó una sonrisa presuntuosa y se relamió los labios, incapaz de ocultar su entusiasmo.

—Kim Taehyung en mi mesa. ¿A qué se debe este honor? —preguntó, midiendo cada palabra como si jugara a seducirlo.

Mientras tanto, desde la distancia, Min informaba a Jungkook, quien observaba la escena con los puños apretados.

—Se sentó en la mesa de SeoJun.

Jungkook maldijo por lo bajo, incapaz de contenerse, y giró su cabeza para verlo con los ojos entrecerrados, la mandíbula apretada por la frustración.

—Simplemente noté que no dejabas de verme, y me dio curiosidad —respondió Taehyung, regalándole una sonrisa seductora que hizo latir rápidamente el corazón del Alfa castaño.

Jungkook sentía que su sangre hervía al ver aquella escena. La ira burbujeaba en su interior, y sin pensarlo dos veces, tomó su móvil y le envió un mensaje urgente a Taehyung.

Los ojos del Omega brillaron al escuchar el sonido de su móvil. Ignorando al castaño, lo tomó para leer el mensaje, conteniendo una sonrisa de triunfo.

Mi dulce demonio:
Quiero verte ahora mismo, ve a las duchas del gimnasio.

"Bingo, lo logré", pensó con una sonrisa de satisfacción que intentó disimular.

—Lo siento, debo irme —dijo, levantándose con naturalidad y mirando al Alfa con despreocupación.

Sin embargo, el castaño rápidamente se puso de pie y lo tomó del brazo, sus ojos brillando con una mezcla de deseo y autoridad.

—Te invito a salir —declaró con voz profunda, como si fuera una orden más que una propuesta.

Taehyung lo miró de arriba abajo con una mezcla de repulsión y desdén en su rostro, como si lo estuviera evaluando y no encontrara nada digno en él.

—No, gracias. Y suéltame —le ordenó, su voz firme, tan cortante que el Alfa vaciló.

Aunque se resistió un segundo, finalmente lo soltó, visiblemente molesto.

—No juegues conmigo, Omega —lo amenazó, un destello de furia encendiéndose en sus ojos—. ¿Acaso no sabes quién soy? —preguntó con ironía, intentando hacer que Taehyung se intimidara.

Taehyung soltó una risa irónica, mirándolo con un desafío abierto que dejó al Alfa desconcertado.

—Me importa un cuerno quién seas —respondió, y con un elegante movimiento, se dio la vuelta y se alejó sin mirar atrás, disfrutando el control que tenía sobre la situación.

Por su parte, Jungkook estaba rojo de ira; quería golpear a SeoJun hasta dejarlo inconsciente por haber osado tocar a su Omega. Sin embargo, respiró hondo y mantuvo la calma, apresurándose a las duchas del gimnasio.

Desde su mesa, el Alfa castaño observaba con rencor cómo Taehyung se alejaba, sus ojos reflejando una oscura determinación.

—Esto no se queda así, lindo omeguita —murmuró molesto, planeando su próximo movimiento.

Taehyung caminaba hacia las duchas con una sonrisa traviesa, palpando el antifaz de dormir que guardaba en el bolsillo interno de su chaqueta. Era el mismo que el Alfa le había dado la última vez, y con un leve cosquilleo en el estómago, lo deslizó entre sus dedos antes de colocarlo sobre sus ojos.

—Hola... Espero que esta vez no me duermas —bromeó, recorriendo a tientas el lugar hasta entrar en una de las duchas. Con un suspiro que le relajaba los nervios, ajustó el antifaz, oscureciendo su visión por completo—. Ya estoy listo, Alfa —dijo en voz alta, agudizando el oído mientras escuchaba unos pasos acercándose lentamente. Su respiración se hizo más profunda y sintió cómo su corazón comenzaba a latir con fuerza bajo sus costillas, resonando en su pecho y en sus oídos.

De pronto, un cálido aliento rozó la piel de su cuello, y cada fibra de su cuerpo se tensó. La presencia cercana de Jungkook lo envolvía, transmitiéndole una sensación de seguridad y, al mismo tiempo, un peligro exquisito.

—¿Por qué estás jugando con fuego, mi hermoso ángel? —susurró el Alfa, apenas rozando sus labios sobre la curvatura del cuello de Taehyung, provocando un escalofrío que recorrió toda su columna.

Taehyung soltó un suave suspiro, inclinando un poco la cabeza en una silenciosa invitación, disfrutando la atención que Jungkook le daba.

—Me dijiste que, cuando quisiera tus besos, podía llamarte —respondió en un susurro, haciendo un leve puchero que el Alfa no podía ver, pero que se percibía en el tono de su voz.

Jungkook soltó una risa grave, y sus labios se curvaron en una sonrisa seductora que Taehyung solo podía imaginar.

—¿Así que solo querías mis besos? ¿Y esta es tu manera de llamar mi atención? —preguntó Jungkook con voz profunda, llena de posesividad.

—Sí, mi Alfa —murmuró Taehyung, inclinando su rostro hasta el cuello del azabache, dejando que su nariz se hundiera en el aroma embriagante de su piel. Necesitaba ese olor que lo envolvía y lo hacía sentir en casa—. Necesitaba sentir tu aroma, tocar tu piel —añadió con un tono más bajo, pasando lentamente su lengua por el cuello del Alfa, sintiendo cómo el cuerpo de este se estremecía bajo su toque.

Jungkook llevó sus manos firmes a la cintura del Omega y, con un susurro apenas audible, le respondió:

—Si mi ángel quiere mis besos, entonces los tendrá.

Con un movimiento decidido, cerró la puerta de la ducha con el pie y luego alzó a Taehyung, acomodándolo en sus caderas. El Omega enredó sus piernas alrededor de él y posó los brazos en sus hombros, apoyándose completamente en el Alfa mientras sentía el calor de su piel y el latido rítmico que compartían. Jungkook lo presionó contra la fría pared, arrancándole un jadeo.

—¿Por qué llevas este molesto pañuelo? —preguntó el Alfa con una sonrisa juguetona, retirando con cuidado y dejándolo caer.

Taehyung sonrió para sí, sintiéndose victorioso al notar el efecto que causaba en Jungkook.

—No vuelvas a ponértelo, o voy a tener que marcar cada rincón de tu cuerpo con mis labios —le advirtió, susurrando cerca de su oído antes de deslizar sus cálidos labios hasta el cuello de Taehyung, comenzando a besarlo lentamente.

El Omega dejó escapar un suave gemido, sintiendo cómo los labios del Alfa recorrían su piel con una mezcla de delicadeza y hambre, encendiendo en él un deseo imparable. Era como si cada beso dejara una marca invisible, sellando el reclamo de Jungkook sobre él.

Jungkook continuó su camino de besos hasta acercarse a los labios del Omega. Con un tono grave y posesivo, susurró sobre su piel:

—Eres mío, Kim Taehyung, y no quiero que nadie más vuelva a tocarte.

Mientras apretaba el cuerpo del Omega contra el suyo, Taehyung soltó un pequeño gemido al sentir el miembro del Alfa rozar sus partes, aumentando su necesidad.

—Solo mío —repitió Jungkook, dando una estocada falsa que provocó un estremecimiento en el Omega, antes de finalmente apresar sus labios en un beso profundo, cargado de lujuria.

Taehyung correspondió al beso con igual pasión, dejando que sus manos recorrieran el cabello del Alfa, entrelazando sus largos y finos dedos entre los mechones oscuros. Jungkook deslizó su mano por debajo de la camiseta de Taehyung, buscando el calor de su piel, sus dedos explorando cada curva como si intentara memorizarla.

De repente, una voz irónica rompió el momento, deslizándose entre los sonidos suaves de la respiración entrecortada y los latidos rápidos de sus corazones.

—¡Omeguita! —exclamó alguien con tono burlón.

Jungkook se separó de Taehyung con suavidad, girando su rostro hacia la puerta, los ojos llenos de irritación.

—Sé que estás aquí, Taehyung. Tú y yo tenemos asuntos que discutir. Nadie me deja en ridículo, niño.

"¿Qué hace este idiota?" pensó Jungkook, sus ojos abriéndose con incredulidad.

Taehyung sonrió con satisfacción, sin preocuparse demasiado por la interrupción. Su plan había funcionado, SeoJun lo había seguido hasta allí.

—¡Ups! Creo que nos atraparon— susurró, disfrutando el toque de victoria que había logrado con aquel pequeño juego...


🌸Hola Dulces obsesionadas por el Taekook/KookV.

🌸Espero que el capítulo les haya gustado🥰 gracias por el apoyo.

🌸 DoSam, el hermano de Tae, es la señorita LoveTK1703 (Ella eligió el nombre 🤭 está mezclado con el suyo)

🌸Y Dayana es la señorita Dayimelendez28 🫶🏻



🌸Nikki🌸


🌸

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