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Capítulo 2 - La pandilla del SEXYDANCE

A ritmo de la estridente música electrónica, bañados por un torrencial aguacero de parpadeantes luces multicolores, los cuerpos sudorosos se movían en la pista con un derroche de sensualidad poco común en personas del sexo masculino, sobre todo, teniendo en cuenta la poca presencia femenina que había en el lugar.

SEXYDANCE era el club gay de moda. Según las opiniones, el sitio perfecto para bailar, consumir alcohol, drogas y tener mucho, mucho sexo en las áreas destinadas para ello. Aunque era frecuentado mayoritariamente por hombres gais, también numerosas lesbianas acudían al local, ubicado en un callejón aledaño a una céntrica avenida. Tenía un amplio salón para bailar, y apartadas en los rincones había pequeñas mesas para los que gustaban de sentarse tranquilamente a ver bailar a los otros o disfrutar tranquilamente de sus bebidas. Había una pequeña tarima para shows eventuales, y sobre todo, para la exhibición de los gogo dances o concursos que se realizaban de cuando en cuando. (El pene más grande, la drag queen más espectacular, el bailarín más hot...)

A través de una escalera de metal se ascendía a una amplia plataforma superior, conocida como la zona V.I.P., allí solo tenían acceso personas con membrecía especial, e incluía atención privilegiada de los camareros y gogo dances exclusivos.

En la barra, un solícito y apuesto bartender preparaba tragos y cocteles a ritmo de la música. Tanto él como los juveniles y sensuales camareros que deambulaban entre la multitud con bandejas de metal distribuyendo vasos y copas, llevaban conjuntos de cuero negro.

Particularmente aquella noche estaba muy concurrido el club, puesto que era Noche de Máscaras. Una de las características que hacían al SEXYDANCE más popular por encima de otros clubes similares, era la variedad de fiestas temáticas que ofrecía a sus asistentes, lo cual resultaba en una novedad constante que al público fascinaba. Aquella noche, máscaras o antifaces se veían por doquier. Los atractivísimos gogo dances bailaban sobre mesas, jaulas o elevadas plataformas, bañados por las luces de colores que daban fantásticos matices a sus esculturales cuerpos semidesnudos que se movían cuál invitación al baile... o al sexo.

Belleza, brillo, colorido... El SEXYDANCE era esa noche, como otras tantas, una auténtica explosión de celebración al erotismo, la vida y la alegría.

Junto a la barra del bar, cuatro sujetos bebían tranquilamente mientras observaban los cuerpos que se movían. Uno de ellos daba sorbos a un Shirley Temple y llevaba una máscara veneciana de bufón, cuyos cascabeles se movían de vez en cuando con un suave tintineo; otro se deleitaba con un trago margarita en una copa y llevaba un antifaz azul oscuro con un penacho de plumas de pavo real. A su lado, una muchacha lucía también un sencillo antifaz, cubierto de purpurina roja y degustaba un vodka a las rocas. El cuarto se había despojado de una tétrica máscara de calavera colocándola sobre la barra, junto con su vaso de whisky. El del antifaz con el penacho de plumas dejó de chupar la pajilla de su copa y dijo con un tono de voz chillón y remilgado:

_ En serio, Randy. Solo a ti se te ocurre traer esa horrible cosa. Es Noche de Máscaras, no Halloween.

Por respuesta, Randy chasqueó la lengua y se limitó a seguir con la vista a un musculoso sujeto con el torso desnudo que pasó junto a ellos y le devolvió la mirada de un modo febril. Al verse ignorado, el otro siguió con su perorata con más bríos:

_ ¿De qué sirve hacer una fiesta temática si no se siguen las normas de etiqueta de la fiesta?

La muchacha del antifaz rojo lanzó un eructo grotesco luego de terminar su trago:

_ En serio Calvin ¿Puedes dejar de ser tan intenso al menos cinco segundos de tu patética vida?

Calvin demostró su insulto con un gesto exagerado al llevarse una mano al pecho:

_ ¡Excuse moi! ¡Mi vida no es patética!_ chirrió.

_ Pero sí eres intenso._ señaló Randy, que seguía observando al joven musculoso, que bailaba en la pista y no dejaba de lanzarle miradas ardientes.

El de la máscara veneciana se despojó de ella y entornó los ojos al decirle:

_ Por favor Randy, acaba de ir a bailar con ese mini clon de Schwarzenegger. No dejan de mirarse y ya resulta demasiado incómodo.

Randy apuró lo que quedaba de su trago y se alejó rumbo a la pista de baile. Segundos después el joven musculoso y él ya estaban refregándose uno contra el otro. Luego de tres minutos sus bocas habían entablado una apasionada batalla de labios, lenguas y dientes:

_ Eso fue rápido._ opinó la muchacha del antifaz rojo alzando las cejas.

_ Randy es así. No pierde tiempo._ suspiró el de la máscara veneciana.

Calvin, todavía enojado por haber sido llamado intenso y patético, carraspeó y apartándose con un delicado gesto un mechón de cabellos de la frente, preguntó:

_ ¿Alguna noticia de Jonathan?

El joven de la máscara veneciana frunció sus gruesos labios antes de responder:

_ Solo me mandó un mensaje diciendo que estaba muy cansado y que tenía cosas importantes que hacer en casa.

_ Eso no tiene sentido, Devon._ protestó Calvin._ Si está cansado debe tomar una siesta, no ponerse a hacer labores domésticas. En serio, ok, creo que ya va siendo hora de que alguien hable con esa perra y le haga ver que no puede seguir dándole de lado a sus amigas.

_ No nos da de lado. En serio escucha lo que dices, Calvin. Vimos a Jonathan por la mañana en la universidad, y le dijimos que saldríamos esta noche, y nos respondió que lo más seguro es que no pudiera venir con nosotros. Hasta alguien con Alzheimer lo recordaría.

La muchacha lanzó un resoplido:

_ Calvin, a veces de verdad creo que eres la persona más estúpida que habita este planeta.

Por respuesta, Calvin dejó a un lado su copa y se cruzó de brazos, encarando a la joven con un mohín retador:

_ Y yo no acabo de entender porqué las lesbianas son tan agresivas.

_ Cariño, no quieres verme agresiva._ advirtió ella con tono socarrón.

_ Por favor, ya paren los dos._ ordenó Devon.

_ ¡Es ella!

_ ¡Es él!

Ambos hablaron al mismo tiempo, señalándose. Devon quiso protestar pero el tempestuoso regreso de Randy lo impidió:

_ ¡Oigan! ¿Ya vieron quién hizo su entrada?

_ ¿No que estabas con el Señor Músculos?_ preguntó Calvin con voz provocativa.

Randy hizo un gesto desenfadado:

_ Era solo eso, músculos. Allí abajo apenas sí había algo. Lo siento, pero tengo una medida estándar y soy muy exigente en ese sentido.

_ Chica mala y sucia._ se mofó Calvin con una risita de picardía.

_ ¿Y qué se supone que debemos ver?_ preguntó la muchacha con voz monocorde.

_ Tú no te preocupes, no es nada que vaya a resultarte atrayente o apetecible.

Randy ignoró el semblante hosco de la muchacha y atrajo a los otros dos, señalando discretamente hacia el otro extremo de la pista, por donde estaban las escaleras que ascendían a la zona V.I.P.

Un sujeto altísimo, de anchos hombros, luciendo una máscara negra y blanca, se encaminaba con andar majestuoso hacia el piso superior. A su paso, todos se apartaban y le seguían con la mirada, sin ocultar las sucias intenciones que invadían sus cerebros embotados por el alcohol y la lujuria. El recién llegado vestía una playera negra de tirantes ajustada a su torso musculoso, debajo de una chaqueta de cuero negro, y unos jeans blancos, rotos en las rodillas. Tenía el cabello castaño claro abundante, rizado y revuelto, proporcionándole cierto aire de rebeldía que le hacía más misterioso y apetecible a la vista. Subió los peldaños de la escalera, cruzando por entre los gorilas que custodiaban el paso a la zona V.I.P. y se detuvo junto a baranda, desde donde observaba toda la pista que se extendía a sus ojos, como un rey deleitándose en el esplendor de su imperio. Desde abajo, junto al bar, los cuatro jóvenes seguían mirándolo

_ Ese hombre es un sueño._ rompió Calvin el silencio por fin._ Quiero que sea el padre de mis hijos y futuro esposo.

_ Yo solo me conformo con que me folle bien._ señaló Randy.

_ Tal vez no cumpla con tu medida estándar.

_ Vete a la mierda, Devon._ respondió Randy al comentario sin apartar los ojos del enmascarado de las alturas.

_ En serio ustedes los gais a veces me estresan._ protestó la muchacha.

_ Así y todo nos amas, Vivian._ sonrió Devon alzando su copa de bebida ceremonialmente.

_ Bien, y volviendo al tema de antes..._ quiso decir Calvin.

_ ¿Y cuál era ese?_ preguntó Randy percatándose tarde de las desesperadas señas que le hizo Vivian para que no alentara la continuación de la plática.

_ Jonathan, obviamente. Mañana sin falta tenemos que abordarlo. Esto amerita una in-ter-ven-ción. Ya lleva demasiado tiempo sin salir con nosotros. Créanme, esa mujer necesita divertirse.

Devon pidió otra bebida al sexy bartender y lanzó una mirada inquisitiva a Calvin:

_ ¿Tienes una idea de todos los problemas y preocupaciones que tiene Jonathan en la cabeza últimamente? Tiene tres empleos para poder mantener su casa; trata de llevar al día los estudios en la universidad; debe atender a su papá y a sus dos hermanos... Dime ¿Crees que tenga deseos de querer irse de fiesta? En las noches que no tiene que trabajar, lo único que anhela es acostarse a descansar un poco.

_ ¿Y tú cómo sabes todo eso?_ preguntó Calvin frunciendo el ceño._ ¿Te lo dijo Jonathan?

Devon tomó la nueva bebida de manos del atractivo bartender y le guiñó un ojo mientras se mordía una esquina del labio inferior. Luego se giró a Calvin para responderle:

_ Sí, me lo dijo Jonathan... Y antes de que vayas a protestar quejándote porque solo habló conmigo, te aclaro que fue hace unos días. Nos vimos en el campus y me comentó lo mal que se siente por no poder dedicarnos tiempo como antes. Así que sería bueno que dejáramos de insistirle por teléfono para que se vaya de juerga. Cuando él se sienta disponible para hacerlo, lo hará.

Guardaron silencio unos segundos, que Vivian rompió al decir:

_ A veces compadezco a Jonathan. No ha tenido las cosas fáciles desde que su mamá murió. Y su papá vino a complicarlo todo al no poder superar la pérdida.

_ Jonathan adora a su papá._ explicó Devon._ Él nunca lo ha rechazado por ser gay, y siempre lo ha apoyado.

_ Pues los míos pueden irse al mismo infierno y cocinarse en un caldero de aceite hirviendo._ masculló Randy chasqueando los dedos en el aire._ Su fanatismo religioso ha sido un grano en mi culo desde que salí del closet.

_ No sé por qué te lamentas._ protestó Vivian con reproche._ Te pasas la vida entera quejándote de tu familia y al final complacen todos tus caprichos.

_ Sí, porque tienen la esperanza de que lo gay se me pase pronto y decida casarme con la hija rica heredera de alguna de las familias con las que se relacionan. En fin, no va a pasar. Que se jodan. Y yo sigo follándome todo lo que respira y despilfarrando su dinero.

_ A veces suenas tan cruel._ se quejó Calvin mirándolo como si lo compadeciera, lo cual molestó a Randy.

_ Por favor, reserva tu lástima para Jonathan. A estas horas debe estar en su mísero apartamento masturbándose mientras oye a Ed Sheeran o a Sam Smith.

_ Un brindis por nuestro amigo Jonathan._ propuso Devon._ Para que la vida le mejore y pueda disfrutar de su belleza y juventud antes que el despiadado tiempo se la quite.

Todos pidieron nuevos tragos y chocaron vasos y copas mientras deseaban días mejores para su amigo ausente. Randy volvió a mirar a la zona V.I.P. y sonrió a la vez que se relamía:

_ Y brindemos también por el rey de las alturas. El señor sexy misterioso que no habla ni baila ni se acuesta con nadie en el SEXYDANCE.

Fijaron las miradas en el sujeto enmascarado que bebía tranquilamente mientras continuaba observando los cuerpos sudorosos que danzaban en la pista baile. Devon torció un poco la boca para decir:

_ Hay algo en ese hombre que me resulta familiar. No sé. Desde la primera vez que lo vimos tengo la impresión de que ya lo he visto antes, en algún lugar.

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