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Pueden llamarle loco, tonto e incluso impulsivo... porque puede que lo sea, no iba a ir en contra.
¿Esperaba ese repentino y rápido avance?, para nada, pero no iba a desaprovecharlo.
Caminaba apresurado por las calles, el cielo se pintó de naranja y las luces públicas comenzaron a encenderse.
—Colín, piénsalo una última vez.
—Samuel, cállate.
—Eso me pasa por buen amigo, no debí decirte que Nathan estaba en su casa.
—Aunque no me lo hubieras dicho ese es el primer lugar en el que la iba a ir a buscar.
—¿Y para que la buscas?— escucho la voz de Julien. —¿Para decirle "también te quiero mejor amiga"?, es que juro que te puedo escuchar diciéndolo.
—Julien, ¿si te callas por favor?
—¿Por qué no practicas en lo que llegas?—propuso Rod. Colín solo maldijo mentalmente a Samuel por haberlo puesto en altavoz.
—Aunque practique, lo más seguro es que lo va a arruinar.
—Ya me hartaron.— colgó la llamada.
Se detuvo un momento, cuando el semáforo de peatones se puso en rojo. Notó entonces su agitada respiración.
Miro su celular, había apagado sus datos móviles y no podría recibir ningún mensaje. Sabía que Nathaly le estará invadiendo en preguntas y de alguna u otra forma le iba a convencer de que no fuera.
Y eso era lo único que no podía permitirle justo ahora. Tenia que ir a verla.
Claro, ese era su plan pero... ¿y si Julien tenia razón?, ¿tal vez debería practicar?, aunque quisiera hacerlo, ya estaba frente a la casa de la pelirroja.
Tomó su celular y entro en su contacto. Suspiró antes de marcar.
Respondió al tercer tono.
—¿Saludo genérico?— la escuchó, y notó perfectamente el nerviosismo en su voz.
—Nathaly...— su voz salio más grave y ronca de lo normal, tal vez por lo seco de su garganta. —Sobre lo de hace un momento...
—Pasaron muchas cosas hace un momento... — trató de ignorar el ardor en su rostro.
—Sabes bien de qué hablo.— regañó.
—Lo sé... y lo siento mucho. No tenía planeado decirlo, yo de verdad estoy bien siendo amigos aunque a veces sea molesto porque, bueno, me gustas mucho y no puedo evitar emocionarme o ilusionarme con los comentarios que a veces haces pero...
—También me gustas mucho, Nathaly.
Sentía que el corazón le latía como nunca, bajo la mirada al suelo y comenzó a marcar un inexistente ritmo en la arte trasera de su celular. Pero no recibió respuesta alguna.
De hecho, ya no escuchaba nada.
Reviso su pantalla, la llamada había finalizado hace diez segundos.
Su ceño se frunció con molestia.
—¡Nathaly Kurtzberg!— gritó, sin importarle que los vecinos de la muchacha lo escucharan. —¡Es de mala educación colgar la llamada sin avisar, y más si la otra persona está confesandote lo mucho que le gustas!
Vio la puerta abrirse bruscamente. Nathaly salió de la casa, sonrojada cono nunca la había visto. Lo tomó de la mano y comenzó a caminar en dirección al parque, o a cualquier lugar lejos de su casa y de los chismosos de sus padres y vecinos.
—¿¡Tenias que gritar?!— regañó en susurro al llegar a un lugar más privado.
—¿Tenias que colgarme?
—Lo hice en automático, no quise hacerlo, pero escucharte me puso muy nerviosa y...
—Me gustas. — repitió. Sonrió al verla bajar la vista avergonzada. —Nathaly, dije que me gustas.
—Ya te escuche.
—No, respuesta incorrecta. — se cruzó de brazos, malicioso. — Nath, me gustas muchísimo...
La escuchó murmurar, y aunque sabia perfectamente que es lo que había querido decir se agachó y colocó su mano cerca de su oído, dándole a entender que no había escuchado.
—¿Qué?
—Que también... yo...
—¿También tu qué ?
—Ya sabes qué...
—No lo se. ¿También te gustas mucho?— soltó. —¿También yo te gusto mucho?, ¿también quieres que seamos pareja?, no me digas... ¿también tienes ganas de besarme?, atrevida...
—... si...
—¿Si qué, bonita?
—Eres insufrible, te voy a bloquear.
Soltó una carcajada.
—Nath... ¿me dejarías ser tu novio?— la muchacha asintió. —¿Me dejarías darte un beso?— volvió a asentir después de un segundo.
La tomó de las manos, y acercándose lentamente, dejó un pequeño y suave beso en su frente.
—Dios...— la pelirroja suspiró. — Creí que me besarías en los labios.
—Lo haré, solo quería que bajaras la guardia.
Y antes de que pudiera reaccionar a sus palabras, Colín la estaba besando dulce y profundamente.
Si les hubieran dicho que terminarían de esta forma se habrían reído ante descabellada y absurda idea.
Si les hubieran dicho que un "en línea" iba a cambiarles tanto la vida...
... probablemente hubieran bloqueado al contacto desconocido desde el inicio.
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