Capítulo 23
Él miedo y la necesidad
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La apuñalo mil veces y actuó como si ella sangrara
—Anónimo
Jules
Se habían llevado a Raíza y Terry en un momento que me quedé dormida. Me sentí extremadamente culpable, pero mi cuerpo ya no resistía. No sabía cuánto tiempo tenía aquí había perdido la noción.
No había comido ni bebido agua, mi sistema se estaba deteriorando y el no saber ni de Raíza y Terry me molestaba. Por un momento recordé la prueba de embarazo y maldije varias veces. No quería perderlo esta vez, pero la situación no ayudaba.
Sentía que mi cabeza iba a explotar, además mi boca se encontraba pestosa.
Intente pensar con claridad durante un momento, pero siendo realistas no sé dónde estoy, además estoy a oscuras y además la ex loca de mí ahora esposo nos rapto, normal.
Intente gritar un par de veces, pero siendo sincera no pareció funcionar, mi voz lastimera solo rebotaba contra las paredes. El olor a humedad me molestaba, aunque agradecía no estar en un lugar húmedo. Solo era consciente de que estaba en el suelo y de que la cuerda quemaba mi piel cada vez que intentaba jalarla para quitarla.
Me deje caer en el suelo cansada, después de que posiblemente mis manos estuvieran sangrando. Sentía el líquido resbalar por mis muñecas.
No era nada bueno.
De repente la puerta se abrió causando un chirrido. Fruncí el ceño y las luces se encendieron. Cubrí mis ojos con mis brazos para que la luz no me cegara por completo.
—Parece que por fin quieren verte— me quede totalmente helada al escuchar su voz.
No. No. No. Destape mis ojos y enfoque mi vista en su figura. Josh. Inevitablemente mi cuerpo comenzó a temblar, tuve que contener todas mis ganas para no soltarme a llorar.
No sabía lo que iba a hacerme, sin embargo, eso me daba aún más miedo.
—Pensé que estarías más feliz de verme, Jules— sonrió con diversión mientras se acercaba a mí. instintivamente me senté y me pegué a la pared. —La última vez que nos vimos el chucho que anda detrás de ti casi me mata, creo que es digno devolverle lo que me hizo— comentó con tanta tranquilidad como si me hablara del clima. Mi sangre se helo y quise huir lejos, pero no podía hacerlo.
A pasos lentos se acercó a mí. Cuando se detuvo pude ver sus zapatos perfectamente limpios. Ni siquiera pude alzar la mirada para verlo, mi cuerpo temblaba y cada recuerdo comenzaba a torturarme.
No quería que notase el miedo que corría por mis venas, pero era demasiado tarde.
Me quedé quieta mientras se agachaba frente a mí. Tenía una sonrisa llena de maldad decorando su rostro. Quería llorar y echarme a correr. Quería a Max, lo necesitaba.
Desee tanto que fuera una pesadilla.
Josh llevó su mano a mi rostro. Ni siquiera podía tener un ataque de pánico ya que estaba totalmente paralizada. No podía moverme debido al miedo.
Sus dedos se deslizaron por mi mejilla hasta llegar a mi garganta, donde bajo hasta llegar al bordo de mi blusa.
—No— pedí en un susurró apenas audible. Él ni siquiera se mostró interesado en escucharme cuando se lo dije. Deslizo su dedo índice por el bordo de mi blusa causando que mi miedo solo aumentara más.
Tensé mi mandíbula y negué con la cabeza mientras con su mano libre levantaba mi blusa.
—No por favor— susurré cerrando los ojos con fuerza. Mi cuerpo comenzó a temblar de forma inevitable. A él no le importo.
Deslizo la palma de su mano por mis costillas hasta llegar a la copa de mí sostén. Negué con la cabeza repetidas veces.
—Por favor, Josh, no— pedí en un susurró mientras negaba con la cabeza. Me tomo del mentón con fuerza causando un leve ardor en mi mandíbula. Intente alejarme, pero solo me apretó con más fuerza.
—Jules, Jules, Jules, te conozco lo suficiente para saber que prefieres ser tu a la niña esa de cabello blanco— me quedé estática al escucharlo decir eso. Sabía que era capaz de tocar a Raíza. No podía hacerle eso. No, solo es una niña. Nunca me lo perdonaría si él le llega a tocar solo un cabello.
—No la toques, por favor— pedí entre lloriqueos. Él sonrió con esa malicia tan característica de su parte, la misma que me provocaba un horror. Un escalofrío me recorrió desde la espina dorsal hasta los pies.
—¿Lo ves? Nada te cuesta—respondió cuando llevó sus dos manos a mi cintura por debajo de mi blusa.
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Max
—Llevas dos días sin dormir, deberías descansar—comentó Alex mientras tallaba su rostro con cansancio.
Todos estábamos cansados y sin dormir.
—Deberían descansar ustedes— murmuré mientras le daba un sorbo a mi vaso de té helado.
Mi corazón dolía, mi cuerpo se hallaba innecesariamente cansado y apenas podía con mi alma. Era un vacío lo que sentía por dentro. Inconsolable e incontrolable.
Ni siquiera entendía como había pasado esto, mis escasas horas de sueño apenas me hacían posible estar de pie.
Anote la última dirección que marcaba el rastreador del teléfono de Jules y llame a Kelly.
—Necesito que vayas a el viejo muelle, dudo que este ahí, pero debe de estar su teléfono ý mi auto— pause mientras me levantaba de la silla. Estaba cansado de estar aquí encerrado sin poder hacer nada— quiero que pongas a todos a buscarlos, cualquier cosa, cualquier indicio todo a mí directamente, Kelly —gruñí mientras buscaba las llaves de jeep.
Me asegure de bajar en silencio, sino se armaría un alboroto, Kiri me daría un gran sermón, Alex y Jacke querrían acompañarme. En estos momentos necesitaba recordar todos los malditos lugares a los que le gustaba ir a Lizbeth, pero ella no era mi única opción, había dos malditos locos que apenas había empezado a contemplar.
Llamé a Alex.
—¿Dónde estás? —interrogó al instante.
—Necesito que busques todo lo que puedas de Josh, propiedades, lugares donde pueda ir y también busca a sobre Peach necesito cada lugar, cualquier indicio— pedí y sin esperar respuesta le colgué.
Casi dos horas después llegué a mi destino. Baje del auto. Los guardias de la casa estaban en la entrada.
—Muévanse de mi camino—ordené con voz grave. Estos me miraron por una fracción de segundos. No se movieron. —¡Muévanse ahora! —grite con furia.
Ellos se movieron sin decir más, pero no se largaron, entraron detrás de mí, cuidando cada uno de mis movimientos.
—¿Dónde está? —les cuestione mientras subía las escaleras. No había rastro de nadie en este lugar.
—Señor no creo que...—comenzó a hablar uno de ellos.
—¿Dónde carajo está? —gruñí mientras me giraba para ver al que había hablado. Me quedé en silencio esperando su respuesta. —No lo repetiré una tercera vez—
—No lo sé, señor, hace dos noches vino y tomo unas cosas, solo dijo que vería a sus hijos— cerré mis manos en puños con fuerza.
—Bien, ahora trabajan para mí— pause mientras sacaba mi billetera —Necesito saber cualquier lugar al que la hayan llevado en estos últimos días, con quien se veía y todo ese tipo de cosas— ellos se miraron entre ellos pensando un poco sobre qué es lo que dirían. Tome una respiración profunda —¡Es para hoy! —les grite nuevamente.
—A-a veces iba a un lugar, por las noches se reunía con alguien, es... es cerca de Terrebonne— dijo uno de ellos con calma. Asentí levemente.
Fui a su habitación en busca de algo. Busque en cada espacio de la amplia habitación, incluyendo el baño y el armario.
Cuando termine de buscar en el armario algo llamo mi atención sobre uno de los muebles. Era un libro. Ella nunca leía libros. Me acerqué al mueble y tomé el libro. Lo hojee hasta encontrar algo. Tome el trozo de papel doblado que dividía algunas hojas.
Lo abrí.
Siempre creí que tú y yo seríamos el uno para él otro, pero decidiste destruirnos.
Ahora destruiré a lo que más amas.
Con amor, Liz
Hice puño la nota y el deje llevé a mi bolsillo.
Yo mismo la iba a matar.
Baje las escaleras con prisa. Le dije a uno de sus guardias que me llevara al lugar que frecuentaba Lizbeth.
Duramos un poco más de una hora para llegar.
El sonido del agua se escuchaba a kilómetros. Aunque habíamos llegado al lugar no había ningún rastro de su olor.
Solo esos horribles olores que desgraciadamente conocía.
Camine unos cuantos metros hasta llegar ahí a una propiedad abandonada, por lo menos así lucía por fuera.
Había algo extrañamente familiar en este lugar. No lo recordaba, pero muy en el fondo dentro de mí había algo que me decía que lo conocía. Abrí la puerta con facilidad, la perilla estaba rota.
Entre en ella. La madera crujió debajo de mis zapatos y él olor a humedad mezclado con más olores desagradables me hicieron arrugar la nariz.
Visualice otra puerta frente a mí. Se veía más vieja que la principal. Me acerque a ella. Intente abrirla, pero el seguro no cedió. Quebré la perilla con facilidad. Caminé escaleras abajo. Cuando llegué al último piso encendí la luz.
Había una mesa en medio de la habitación. Me acerqué a la mesa donde vi que permanecían unas fotografías sobre ella.
Mire cada una de las fotografías. Eran solo de Jules.
En distintos lugares, algunas eran demasiado recientes, tan recientes que eran de hace dos días algunas de ellas.
En algunas de estas iba saliendo de las terapias o de algunos otros lugares.
Visualice otra nota y la tome.
¿Recuerdas el día de nuestra boda? Te veías tan guapo, así quisiera verte cuando nos encontremos, por ahora, espera en nuestro lugar.
En ese momento este lugar vino a mi mente, habíamos venido un par de veces aquí, cuando queríamos alejarnos de todos. Absurdo, pero llegué a disfrutarlo.
Hice una mueca de desagrado. Guarde la nota en mi bolsillo.
Parecía que quería jugar conmigo.
Mi próxima parada era Le Bois-Franc.
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Jules
Mi pecho subía y bajaba, las lágrimas no cesaban. Me sentía mal. Sucia, usada hasta defectuosa. Quería vomitar. Me repetí mil veces que todo iba a estar bien, que solo sería un mal sueño.
No volví a ver a Raíza y Terry durante muchas horas más. Mi cuerpo me dolía y cada que cerraba los ojos solo podía ver su asquerosa sonrisa llena de satisfacción al darse cuenta de que iba a hacer lo que él pidiese con tal de que no lastimará a Raíza o Terry.
Mire con atención el lugar en donde estaba. Ahora había dejado las luces encendidas. Era una habitación vacía, no había cama ni algún mueble, ni siquiera había ventanas. Las paredes lucían más gruesas de lo normal y aunque no había calefacción o aire acondicionado se sentía un constante frío aquí dentro, de ahí el olor de humedad.
Después de que se fue me había dejado un vaso con agua. No había bebido. Me negaba a aceptar algo que viniera de él, pero minutos después me obligue a beberla ya que no podía estar deshidratada.
Me recosté sobre el suelo frío. ¿Cómo alguien podría ser así de cruel?
Solo deseaba que me dejara en paz y terminara de provocarme dolor. Posiblemente si pudiera causar un dolor semejante podría dejarme en paz.
Negué con la cabeza alejando eso de mi mente.
Me obligue a pensar en cosas lindas, algo que pudiera hacer que por lo menos dejara de pensar en esto durante unos minutos.
Es irónico como todo cambia de un momento a otro, se supone que a estas alturas estaría disfrutando de mi luna de miel en alguna parte del mundo. Y ahora solo quería llorar descontroladamente hasta que el dolor terminase y despertara de esta horrible pesadilla.
Miré mis muñecas y los cortes que la soga dejo en ellas, mi piel estaba sensible y roja, dolía y ardía demasiado, pero por suerte la sangre había parado de salir.
También tenía algunas marcas del agarre tan fuerte que Josh había ejercido en mí.
Sentía algunas partes de mí cuerpo mallugadas gracias a él y lo odiaba por eso.
Intente dormir unos cuantos minutos, pero mis propios gritos se repetían en mi cabeza atormentándome.
Así que solo fui capaz de llorar en silencio hasta que pasaron algunas horas.
Fui consciente cuando la puerta fue abierta nuevamente.
—¿Jules? —la voz de Raíza se hizo presente—Auch ¡Pedazo de mierda hijo de puta te voy a matar cuando logre quitarme esto de las manos hijo de perra! —grito Raíza bastante molesta mientras golpeaba la puerta. Su acento italiano me recordaba demasiado a Max.
—Es inútil, no te lastimes— murmuré mientras me hacía un ovillo en mi lugar. Ni siquiera podía ponerme de pie del dolor que mi cuerpo estaba experimentando. Raíza se acercó a mí con rapidez.
—Jules—chilló y se acercó a mí.
—¿Estas bien? ¿No te hizo nada? —ella tomo mis manos y negó con la cabeza.
—Claro que no, por la diosa ¿Qué te hizo? —su voz sonaba bastante preocupada. Negué con la cabeza y vi que sus muñecas seguían atadas.
—Nada, estoy bien ¿Y Terry? ¿Dónde está? —pregunte preocupada.
No pareció creerme, pero tampoco parecía querer seguir indagando, tal vez no querría saber la verdad y yo tampoco quería que la supiera.
—Él está bien— pauso y como pudo llevó mis manos a su rostro para que acariciara sus mejillas—Él pedazo de mierda ese lo llevó con mamá, escuche a otra mujer también, no sé quién era, pero la escuche— pauso y yo acaricie con cuidado su rostro. Sus ojos se aguaron.
—Todo estará bien, Raí, tú papá vendrá— murmuré mientras la atraía a mí cuerpo para abrazarla ella intento abrazarme, pero le dije que no lo hiciera para que no lastimara sus manos. Acaricié su cabello e intenté calmarla. —¿Has dormido algo? —ella negó con la cabeza. Me acerqué a la pared y la llevé conmigo. Acaricie su cabello. —Intenta dormir algo— pause mientras evitaba que las lágrimas no rodaran por mis mejillas. — Mi madre solía cantarnos una canción las veces que se quedaba en casa— comenté intentando sonar tranquila.
—¿Me la muestras? —preguntó en voz baja.
—Claro, pero es francesa—le informe. Ella sonrió levemente.
—Se francés, Papá me llevó a clases de idiomas durante parte de mí niñez— sonrió levemente como si recordara eso.
—Sur le pont d'Avignon,
On y danse, on y danse
Sur le pont d'Avignon,
on y danse, tout en rond.
Les bell's dam's font comm' ça,
Et puis encor' comm' ça.
Les beaux messieurs font comm' ça
Et puis encor' comm' ça.
Les cordonniers font comm' ça
Et puis encor' comm' ça.
Les blanchisseuses font comm' ça,
Et puis encor' comm' ça—Raíza soltó una pequeña risa cuando termine la canción. Seguí acariciando su rostro.
—No tiene sentido, pero es linda— sonrió con nostalgia.
—Lo sé, eso pienso yo—
Unos minutos después Raíza logro conciliar el sueño.
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Raíza
Podía ver el dolor en la mirada de Jules, pero se negaría a admitirlo solo para demostrarme que estaba bien. Después de que desperté la vi dormida, así que con cuidado salí de su abrazó.
La puerta se abrió y vi al hombre que me había traído de regreso con Jules.
Tenía cara de ser un hijo de puta y esperaba poder golpear mi puño en su estúpido rostro.
—¿Qué? —gruñí en voz baja.
—Tú madre quiere verte— soltó con una tranquilidad que quería quitar de su estúpido rostro.
Entrecerré los ojos y me acerqué a él para que me sacara de aquí. No lo sabía con certeza, pero él tenía que ver con lo que Jules tenía.
Camine detrás de él. Cuando llagamos a nuestro destino abrió la puerta y lo vi como opción. Me lancé sobre él y aunque tuve que dar un pequeño salto para enredar mis manos en su cuello lo logre y tire de su cuello hacía atrás.
—Maldita mocosa—gruño entre dientes mientras yo apretaba con más fuerza su cuello. intentaba zafarme de mi agarre, pero debido a que estaba pegada a la pared sus intentos eran nulos, pero mi fuerza no era la suficiente para desmayarlo o matarlo.
—Maldita niña problemática— sentí como tiraban de mi cabello hacía a un lado y solté un quejido.
—Hija de puta— gruñí mientras solo apretaba más mi agarre en él. —Te juro que te voy a hacer sufrir si sigues con vida antes de que mi padre llegué aquí— amenacé en el oído del idiota mientras evitaba no quejarme de dolor.
—Suéltalo— siseo la mujer.
—Si me haces daño sanaré— me burlé sin aflojar mi agarré, aunque no sabía cuánto tiempo iba a soportar debido a que mis brazos comenzaban a doler debido a la fuerza que estaba utilizando.
La puerta termino de abrirse mostrando el rostro serio e imponente de mi madre. Nos miró con desprecio a los tres.
—¿Por qué carajos está pasando esto? —cuestiono en un tono frío que causo que mi sangre se helara aún más. El agarre de la mujer se aflojo de mi cabello hasta que me soltó. Yo no retire mis brazos del cuello del sujeto.
—Suéltalo Raíza— ordeno. Inevitablemente levante mis brazos dejando su cuello. Más por miedo que por gusto.
Ella me tomo del brazo con fuerza y me metió en la habitación donde estaba.
—¿Por qué involucrarnos a nosotros? —cuestione mientras ella me lanzaba sobre el sofá de lo que parecía una oficina.
—Tu padre se lo merece—
—Terry, Jules y yo no lo merecemos— ella se giró drásticamente. Me tomo de la mandíbula con fuerza sin importarle si me lastimaba.
—Posiblemente ustedes no, pero ella, ella lo merece — negué con la cabeza mientras mis ojos se ponían llorosos.
Negué con la cabeza.
—Nunca te perdonare lo que nos estás haciendo— gruñí con fuerza contenida. Ella me dio una sonrisa cínica.
—Raíza, no me interesa en lo absoluto, tampoco me tiene sin cuidado lo que pienses de mí— sus palabras calaron en el fondo de mi interior, pero intente no mostrarle lo mal que me habían dejado sus palabras.
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Max
Había llegado a Le Bois-Franc. Fui directamente a ese viejo apartamento abandonado.
Me apresure a subir por las escaleras, todo él lugar estaba abandonado, ni un alma estaba aquí.
Me apresure a llegar al último piso. Entre al departamento y busque en la antigua habitación.
No había nada que se pareciera a todo lo que era ese lugar años antes.
Ya no había ese toque hogareño, ni lindo, simplemente era un lugar abandonado por nosotros.
No repare en traer los fantasmas del pasado, simplemente enfoque en mi objetivo principal.
Cuando encontré la nota la tomé y me detuve a leerla.
Si estás aquí leyendo esto estoy completamente segura de que eres un estúpido, Max, extraño lo que eras cuando dejabas que Brial tomara el control.
Hice puño la hija y solté un gruñido lleno de frustración. Estuve tan ocupado intentando seguir su estúpido juego que nunca repare en que de verdad fuera un juego.
Seguramente se estaba divirtiendo, de eso estoy seguro.
Pero esa diversión iba a costarle bastante caro.
Buenoooo paso por aquí para decirles que este es el penúltimo capítulo de la historia, en total serian tres capítulos los que faltarían contando el epílogo y extra .
Disfruten. 💋💋
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