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Capítulo 13

Los últimos años...

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El arte es para consolar a aquellos que

están rotos por la vida

—Vicent Van Gogh

Jules
Hace seis años.

—¡Jasón apresúrate no quiero llegar tarde! —le grite desde la sala, sabiendo que lograría escucharme.

Él sabía que detestaba llegar tarde los martes porque era cuando tenía las clases de arte, solo lo hacía para molestarme y claro que lo lograba.

Unos segundos después mire el reloj de mi muñeca mientras golpeaba la suela de mis zapatos contra el suelo a modo de desesperación.

Escuche los pasos de Jasón por las escaleras mientras le decía algo Edmon.

—Los veo más tarde— se despidió Ed sin más saliendo por la puerta con rapidez sin siquiera mirarme. Yo solté un suspiro acercándome a Jasón y tomándolo del brazo.

—Apresúrate, porque si pierdo esa clase yo te mato—le regañe apretándole el brazo mientras él hacía una mueca de dolor.

—Ya, ya voy— se quejó mientras prácticamente lo sacaba a rastras de la casa.

Subimos a la camioneta con rapidez mientras nuestro chofer comenzaba a manejar saque las fotos de las pinturas que había hecho los últimos meses.

—Son hermosas, pero ¿a quién pintas? Últimamente siempre es lo mismo, ojos de diferente color y un misterioso hombre de cabello blanco al cual no le pintas rostro—comento Jasón quitándome una de las polaroids de las manos.

Yo hice una mueca, me hacía la misma pregunta que él, siempre veía al mismo sujeto en mis sueños, le veía el rostro también, pero cuando despertaba solo recordaba el color de sus ojos o su cabello

—No lo sé, no lo recuerdo— susurré en voz baja mirando las fotografías.

Me abrumaba el no saber a quién pintaba, sin embargo, pintar era mi pasión y no me molestaba seguir pintándolo, sin embargo, quería saber quién era.

Jasón no preguntó más, pues sabía que le decía la verdad, ya que entre él y yo no había ningún tipo de secretos o algo por el estilo.

Cuando llegamos a la preparatoria ambos bajamos de la camioneta y nos despedimos del chofer. Caminamos por el pasto hasta llegar a la entrada.

—Josh me incito a salir, hoy te irás solo— le dije a Jasón mientras entrábamos y caminábamos por el pasillo para ir a nuestra primera clase de la mañana.

Por la mueca qué hizo supe que no le agradaba la idea, pero sabía que no le pedía permiso, que solo le avisaba para que no me esperará.

—Sabes hay más chicos—comentó en tono bajo, tratando de que nadie nos escuchará —No lo sé, no me da buena espina, Lissie solo míralo— rodé los ojos cansada, diario era lo mismo con él, pero no se metía más de lo que lo dejaba y sabía cuándo era tiempo de callarse, así como en estos momentos que lo miré mal.

No dijo nasa más captando la indirecta y lo agradecí.

Cuando entramos al aula nos sentamos juntos como de costumbre.

La clase comenzó como de costumbre, la profesora Withemore dándonos la introducción sobre algunos artistas.

El último mes ya habíamos hablado sobre Picasso, Da Vinci, Diego Rivera, Diego Velásquez. Dalí, Rembrandt y Pollock.

El arte me había apasionado desde que era pequeña, solía pintar las paredes de las habitaciones, de todas excepto la mía, la habitación de Edmon era la única la cual no habían pintado nuevamente porque él no lo había querido. En su pared le había pintado todo un paisaje rural muy lindo, tan solo tenía diez años, no había sido la gran cosa, pero ahí me di cuenta que amaba pintar.

Así cada verano comencé a ir a campamentos de arte, aquí en Canadá, nada fuera del país.

Durante años aprendí del arte y los artistas, tanto que había formado parte de mi vida. A veces iba a algunos museos de la ciudad, comencé a pintar aún más, mis padres me dieron lo que necesitaba, pero papá solo lo veía como un pasatiempo, no más.

Y ahora estaba a meses de salir de la preparatoria y no sabía que estudiar.

Bueno... en realidad si lo sabía, pero había unos problemas, yo quería estudiar artes visuales en Oxford, pero mi padre decía que no era una carrera buena, que seguramente fracasaría y no tendría éxito, que mejor estudiara administración como Edmon lo haría o que estudiara Derecho como Jasón la hacía y si lo había pensado, me gustaban los números, pero yo amo pintar.

Mis obras eran hermosas, ya había tenido unas exposiciones de arte en la escuela y en otras escuelas, pero ¿Y si papá tiene razón? Si fracaso, si no se me da bien.

—Jules puedes decirme a que edad murió Van Gogh— interrogo la profesora cuando se dio cuenta lo disociada que estaba de su clase.

—Murió en 1890, a la edad de treinta y siete años por heridas de bala auto infringidas—respondí mientras levantaba la vista para darle una suave sonrisa.

Jasón a mi lado soltó una risita por lo bajo mientras la profesora asentía y se giraba para seguir con su presentación tan escasa sobre la vida de Vincent.

—Esa es mi hermana— murmuró Jasón mientras me rodeaba los hombros con su brazo y me besaba la mejilla. Yo sonreí mientras me recargaba en su brazo para intentar poner algo de atención.

Mientras que a mí me interesaba el arte Jasón era un apasionado por las leyes además de que contaba con una labia que seguramente ganaría demasiados juicios.

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Max
Hace dieciséis años

—Max, ya— Liz tomé una bocanada de aire intentando recuperar la calma y reí mientras me dejaba caer a su lado.

—No aguantas nada— ella rodó los ojos y tomo mi mano entre la suya.

Mire el techo mientras sostenía su mano contra mi pecho.

A veces sentía un vació dentro de mí, era como si algo me faltara, aunque muchas cosas me sobraban, siempre estaba ese sentimiento de vació que no dejaba ser feliz por completo.

Malik no me hablaba por el momento, desde que se enteró del embarazo de Liz me dijo que era "Una rata traicionera" según sus palabras y en un mes no me había hablado.

Entendía el porqué, pero daba igual, no me interesaba mucho el hecho de que alguien por ahí pudiera ser mi "alma gemela" era estúpido todo eso y había decidido que simplemente rechazaría a esa persona que llegara a mi vida.

Aunque ciertamente me asustaba un poco perder a Malik en el proceso.

—¿Qué tienes? —pregunto Liz mientras se acomodaba a mi lado. Yo solté un suspiro y negué con la cabeza. No me gustaba hablar sobre eso con ella, sabía que en cierto modo para ella era molesto hablar sobre una posible alma gemela, así que para evitar peleas prefería evitar el tema por completo.

—Nada importante—comenté con una leve sonrisa mientras la volteaba a ver. Ella me miró buscando algún atisbo de mentira en mi rostro y no lo encontró.

—Bien, tengo hambre, iré por comida, ¿aun ahí? —¿Qué si aún hay bolsas de sangre en el refrigerador? Claro tiene más comida para ella que para mí.

Aunque ella prefería usar el término "comida" para la sangre, que más bien entraría en término "bebida".

—Tengo que ir al taller, te veo más tarde— le dije levantándome de la cama para buscar las llaves y los planos que había hecho la noche anterior.

Cuando termine de sacar mis cosas baje a la primera planta y me despedí de Liz con un beso.

—Te amo, con cuidado— dijo mientras yo iba al garaje.

Cinco letras, dos palabras a las cual le temía, yo quería a Liz, pero no podía llegar a amarla.

—Te quiero, llámame si pasa algo— le respondí apresurándome a salir.

Me aterraba el hecho de lo que implicaba un te amo, era decir, sentir, hacer, yo sentía cosas, pero no podía llegar a catalogar que mis sentimientos llegaran a tanto como para decir un «Te amo».

El amor según la ciencia no es más que un mecanismo neurológico que se basa en numerosas regiones cerebrales que se activan cuando tenemos pareja, así que si lo pensáramos desde algún punto de vista externo diríamos que el amor es relativo, ya que se necesita que ciertas partes de nuestro cerebro se activen y trabajen en conjunto para que este se dé, de otra forma creo que el amor no es más que algo relativo que puede irse muy rápido, así como el tiempo.

Así que o tal vez alguna parte de mi cerebro este dañada o simplemente soy un idiota y Malik tenga razón.

Cuando llegue al taller me encontré con Alex quien estaba verificando que todo lo demás fuera bien, mientras yo llegue y fui directo a hacer lo que venía a hacer.

Alex llegó a mi lado poco después.

—¿Qué tienes en mente? —pregunto mientras extendía los planos sobre la mesa.

—Brazo robótico con un sistema hidráulico que supere el límite que se ha impuesto, sabes que es una mierda el que ya tenemos y nos está bajando los números porque no puede grandes cantidades, necesitamos más, que pueda más, que valga más y obtengamos más— explique mientras comenzaba a traer algunas cosas a la mesa para comenzar, me la había pasado gran parte de mi tiempo estos días intentando buscar un método para que esto funcionara y lo encontré,, ahora solo debía ponerlo en práctica y conseguir mi objetivo.

—La ambición es pecado— comento con un sutil tono de burla que yo nunca pasaba desapercibido.

—Qué bueno que no soy religioso—respondí en el mismo tono de burla con el que me había hablado, causando que riera conmigo.

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Max
En la actualidad

Jules decidió mejor que la llevara a casa de sus padres, ni siquiera quiso entrar a la casa, definitivamente tenía miedo, podía olerlo, pero si n quería hablar o hacer algo podía respetarlo... hasta cierto tiempo, mi paciencia también tenía un límite y este pedazo de mierda llamado Josh Harris comenzaba a colmarme los cojones.

Después de que deje a Jules en la casa de Mar tuve que ir a la empresa a firmar algunos papeles y a ponerme al día, ya que estos últimos días la había pasado prácticamente de vacaciones.

Una hora después de estar en la oficina el asqueroso olor fétido que había olido hace unos días llego a mis fosas nasales haciendo que frunciera el ceño.

Tensé mi mandíbula cuando este se acercó aún más a mi oficina.

Hijo de puta, hijo de puta, hijo de la gran puta.

—Mátalo— siseo Malik con tono amenazante.

Y ganas no me faltaban, pero le había dicho a Jules que haría un esfuerzo por no matarlo pronto. Malditas promesas de mierda.

Siempre tan sentimental, Maxi

Rodé los ojos y luego la puerta de mi oficina se abrió dejándome ver a Alex.

—Tienes visita— comento haciéndose a un lado, el hastió en su voz era tan notorio como mi mal humor.

Había visto a Josh Harris una que otra vez con su padre, ese pedazo de mierda que no sabía respetar a nada ni a nadie, como lo odiaba, no me extrañaba que su hijo se sintiera el rey del mundo.

—¿Qué se quieres? —pregunte directamente cuando Alex estuvo fuera de la oficina.

Venía con una maldita sonrisa que quería borrar de su estúpido rostro y su asqueroso olor... después de esto mandaría a aromatizar la oficina.

Y luego podría quemarlo vivo... si Jules me dejaba claro, aunque si llegaba el momento en el que me cansara esa mierdecilla que estaba parada frente a mí no preguntaría, solo lo mataría y ya.

—Que dejes de acercarte a mi futura esposa—

Inhala, exhala. Inhala, exhala.

—Mátalo ya, carajo—se quejó Malik.

Yo tome una respiración profunda y me levante de la silla.

—¿Futura esposa? Lo siento, nunca he visto ningún anillo en su dedo— comente mientras me recargaba en el escritorio conteniendo todas mis fuerzas para no lanzarme a él y abrirle la garganta y terminar de una vez por todas con él.

—Bueno tal vez no le gusta el anillo, pero si supieras como grita mi nombre cuando...— ni siquiera lo deje terminar porque ya había atrapado su cuello con mi mano, clavando mis garras en él, haciendo el asqueroso liquido oscuro y mal oliente saliera de las heridas.

—Cállate—gruñí —Acércate a ella, tócale un solo cabello, tan si quiera mírala y te juro que esta vez no voy a tentarme el corazón, te voy a buscar, te voy a encontrar y te voy a reducir a nada, le rezaras al diablo o a tu dios para que tenga piedad de ti ¿y qué crees? Morirás como la vil basura que eres mientras te arrepientes de toda la mierda que le hiciste— le sonreí levemente mientras soltaba su cuello y el llevaba sus manos a este, el cual ya había comenzado a sanar.

—Así que escúchame pedazo de idiota, no te lo voy a decir dos veces, te voy a cazar y a matar tan lentamente si no te alejas y te quitas de mi camino de una vez por todas— gruñí molesto y este trago duro, sin embargo, parecía que le gustaba jugar con el diablo.

—Puedo destruirte, con las reglas de los mortales o con las nuestras, tengo abogados que pueden dejarte en la nada y puedo matarte— reí por su insolencia y lo miré con ferocidad.

¿Quién se creía este estúpido?

—Escúchame Joshua, no compares, si tú tienes muchos abogados yo tengo más, si crees que puedes dejarme en la nada déjame decirte que soy yo quien puede poner en la quiebra a todo tu punto imperio de mierda y si crees que puedes matarte no puedes, y si fuera por mí ya te hubiera matado tantas veces solo para hacerte sufrir, lástima que Jules cree que una mierda como tu merece piedad y lárgate antes de que quiera matarte de una vez—advertí eso ultimo con furia.

Josh se quedó estático unos segundos, como si estuviera ensordecido, pero cuando di un paso hacia el salió de mi oficina.

En ese momento me di cuenta de que no era más que un estúpido mocoso inexperto que solo buscaba hacerle la vida imposible a quien veía que podía.

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Jules

—Voy a cancelar la boda— les dije de repente mientras cenábamos. Mi familia se quedó en silencio durante unos momentos, procesando lo que acababa de decir.

Mi padre me miro como si estuviera loca y mi madre parecía estar un poco confundida.

—¡¿Por qué?! —grito Ashley de repente, como si le haya dado una noticia de muerte o algo así.

Ojalá pudieras entender mis motivos, Ash.

Edmon miro a Ashley como si estuviera loca.

—No puedo hacerlo—les dije a todos mirando mi mano y la ausencia de ese estúpido anillo horrible. —quiero vivir antes de hacer algo así— mentí. Mi padre parecía no tragarse mis palabras, mi madre carraspeo y limpió su boca con la servilleta.

Ashley parecía un poco molesta y Edmon no tenía nada para decir, solo le dio un trago a su copa y se encogió de hombros.

—Tienes razón, eres muy joven para casarte— me apoyo Edmon sin decir otra cosa, para luego limpiar su boca con la servilleta.

—¡Pero es tu boda! —chillo Ash y las lágrimas comenzaron a arrebazar mis ojos.

Mis padres estaban en silencio, como si aún procesaran la idea de que no habría boda, después de tanto tiempo.

—Por esa razón ella hace lo que quiere, porque es su boda— recalco Edmon el "su", mientras Ashley lo miraba muy molesta.

—Jules, pero Josh es genial, hacen una linda pareja y...— Edmon la interrumpió nuevamente.

Yo me encontraba en silencio con todas las palabras atascadas en la garganta.

—Es su decisión, Ashley, no te metas— ladró Edmon algo molesto por la actitud de nuestra hermana.

—Tu hermano tiene razón, si Jules no está segura es su decisión— afirmo mi madre para luego tomar mi mano. Gesto que fue muy reconfortante para mí.

En cuanto a mi padre él se mantenía en silencio, pensé que haría algún gesto de desaprobación.

En cambio, se levantó de la mesa y se acercó a mí.

—Vamos afuera, Jul— comento mientras ponía su mano sobre mi hombro y asentí levantándome de la mesa, mientras que Ash y Ed se quedaban discutiendo sobre sus diferentes puntos de vista del porque no y si debería casarme con Josh.

Yo me levante de la silla mientras seguía a mi padre hacia afuera.

Ambos empezamos a caminar por el patio.

—Cielo sé que no he sido un buen padre todo este tiempo, pero te apoyo, no es tu obligación casarte— dijo con calma mientras caminábamos por el patio.

Mi padre nunca fue una persona muy cariñosa con sus hijos, nos amaba a su manera, pero rara vez pasábamos tiempo con él y este momento sin duda era muy especial.

—Solo quiero saber algo, ¿esto tiene que ver con Max? —cuestiono con tranquilidad. Yo solté un suspiro y me encogí de hombros intentando relajarme, limpié las lágrimas que habían salido de mis ojos y miré el pasto.

—Yo... este tiempo que he trabajado con él creo que me ha servido para darme cuenta de muchas cosas en parte es gracias a él y...— las palabras se atascaron en mi garganta. Mi padre siguió en silencio esperando a que terminara de decirle lo que pensaba, pero era algo complicado decírselo, porque decirlo en voz alta implicaría que tengo que aceptarlo. —Creo que me estoy enamorando de él— susurré por lo bajo sin mirar a mi padre, ya que estaba medio aceptando que me estaba enamorando de Max, alguien a quien mi padre odiaba sin razón alguna.

—Ya lo suponía, cielo— comento con tranquilidad, lo cual me sorprendió un poco, esa no fue la reacción que esperaba de su parte, pero era mucho mejor.

Seguimos caminando por unos minutos más por el patio para luego entrar a la casa, una parte de mí se sentía más tranquila después de haber confesado aquello.

Fue como quitarme otro peso de encima.

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Al día siguiente.

Decidí que ya era hora de hacer mi rutina normal, ya habían pasado las horas de la desintoxicación y ya podía ir a trabajar, no sin antes iría al cementerio antes de ir a trabajar.

De camino pase a comprar unas flores para llevarle a Jasón, igual que yo amaba las flores.

A pesar de ser hombre y que no era muy bien considerado que a un hombre le gustaran las flores a Jasón le importaba mierda y le gustaba recibir flores, él y su alto ego las adoraban. Sus favoritas eran las hortensias azules.

Recuerdo que múltiples veces muchas personas llegaron a considerarlo gay solo por sus gustos, estábamos en el siglo veintiuno y para mucha gente aún era tabú todas esas cosas, cuando no tenía nada de malo si eras hombre y te gustaban las flores, Britney Spears y la moda, pero las personas eran tan cerradas que lo asociaban a algo, que no tiene nada de malo, pero no es cortes suponer algo y tratar mal a la gente por una suposición estúpida, como siempre eso le pasaba a Jasón.

Cuando terminé de comprar sus flores fui directo al cementerio.

Minutos después llegue a este, entre por el camino que ya conocía a la perfección a pesar de no venir con frecuencia recordaba exactamente el lugar donde lo habían sepultado.

Mi respiración se atascaba en mi garganta de vez en cuento, mis ojos comenzaban a escocer conforme me acercaba más a su lapida.

Cuando llegué a este quite las flores secas que había y puse mis flores.

Me senté en el pasto mientras miraba la lápida.

Jasón Elijah

01/01/1992
14/09/2015

"Maintenant tu es une vedette"
(Ahora eres una estrella)

—Jay Jay me haces tanta falta— susurre poniendo mi mano sobre la lápida, como si pudiera tocarlo a él. —Cada mañana me levanto y pienso que estás ahí, pero ya no estas, pero...— en ese momento mi voz se quebró —sé que debo dejarte ir, que debo dejarte descansar, pero no sé cómo, no sé cómo vivir sin ti— solloce en voz baja mientras limpiaba mis lágrimas.

De reojo vi como alguien se sentaba a mi lado, me giré un poco y vi a Edmon dejando unas flores junto a las mías.

No dijo nada, llevaba unas gafas de sol oscuras y no se las quito para que no pudiera ver su vulnerabilidad y ese perfeccionismo derrochaba siempre.

Me abrazo pegándome a su pecho mientras yo seguía llorando.

—A todos nos duele, pero tú eras su melliza, Lissie, tu resientes aún más que nosotros—susurro en voz baja mientras acariciaba mi cabello.

Yo lo abrace con fuerza mientras me aferraba a él como si mi vida dependiese de eso.

En ese momento me di cuenta que después de tanto tiempo Edmon no era tan indiferente como aparentaba, porque a pesar de que llevara los lentes oscuros sabía que estaba roto, porque era humano y era nuestro hermano de quien se trataba.

Edmon había perdido a su hermano, Ash también, mis padres perdieron a un hijo y yo, yo había perdido a mi alma gemela, mi complemento y a pesar de que ya habían pasado caso dos meses nadie había sanado, porque era una herida reciente, aunque claro, parecía que nuestros padres y Ashley ya habían soltado su recuerdo, mientras que Ed y yo aún no lo hacíamos.

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Max

Raíza estaba sentada frente a mí, la había invitado a desayunar, aunque de muy mala manera había aceptado, bueno corrijamos invitar, prácticamente no la lleve a la preparatoria y se lo informe cuando se dio cuenta.

—¿Quieres ir a ver a tu abuelo? puede que vaya en unos días—comenté mientras esperábamos el desayuno, ella negó con la cabeza.

Yo fruncí el ceño, ella nunca desaprovechaba una oportunidad así, amaba a mi padre más que a mí y eso era decir mucho.

—Iré a Alemania con mamá, tendré la oportunidad de ver algunas universidades y mamá quiere que cuides de Terry— me quedé en silencio sopesando la idea, no me estaba pidiendo permiso claro, solo me estaba avisando y era mucho decir.

—Bien... ¿Qué te parece si hacemos algo ya que regreses? —ella se encogió de hombros restándole importancia.

—No lo sé, necesito ver que haré— comento en voz baja mientras nos dejaban el desayuno.

Perfecto ahora era yo quien rogaba por algo de tiempo.

Desayunamos en silencio casi todo el rato, si le decía algo ella me respondía con monosílabos o solo con gestos que tenía que descifrar.

—¿Cuándo se irán? —pregunte cuando íbamos de camino a la preparatoria, ella había dicho que tenía un examen que ir a hacer.

—La próxima semana— respondió con indiferencia cuando llegamos. Se bajó del auto y tomo sus cosas y me dijo adiós con la mano, un gran avance si me lo preguntan a mí.

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Horas después.

Después del trabajo había recibido un mensaje de Jules diciendo que hoy no podríamos cenar juntos, que se quedaría con Peach así que cenaría solo.

Hoy casi no la había visto, pase muy poco tiempo en la oficina ya que había tenido que ir a los talleres a cerciorarme de que todo iba como quería.

También había ido a comprar cosas que necesitaba.

Para en la noche recibir una invitación, bueno más bien solo era para confirmar que iría, era la entrega de premios anual de la revista Forbes.

Así que con gusto iría, más si era solo para recibir un premió y poner aún más en alto mi ego.

Claro que ahí estaría.

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