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Capítulo 05

El idioma del amor ¿o frustración?

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Muero por un abrazo tuyo e imaginarlo me llena de mariposas

—Mars

Max

En términos generales me estaba volviendo loco teniendo a Jules tan cercas y no poder tocarla, el haber tomado su mano y haberla calmado fue un acto de mero impulso, ni siquiera sabía cómo lo había tomado ella, al parecer no tan mal porque estaba dormida sobre mi brazo, pero aun así fue algo desesperado de mi parte, no lo negare, desesperado si estaba, no tener su atención me estaba jodiendo mucho y esos minutos que estuvimos hablando no dudaría en decir que han sido los mejores hasta ahora, su voz era tan melodiosa y tranquila que me relajaba.

Y era perfecta, ella lo era, la forma en que hablaba o la forma en la que se mecía levemente su cabello, era jodidamente hipnotizante y mía.

Mía.

Mía.

Mía.

—Nuestra—recordó Malik haciéndome rodar los ojos.

Me importaba una mierda si estaba comprometida, Jules iba a ser mía, mi luna, sin importar que tuviera que matar a Josh.

Había dos opciones, se quitaba de mi camino o lo quitaba del camino.

En fin, dicen que en la guerra y en él amor todo se vale.

No voy a mentir, enserio si me molesto el saber eso, más me molesto que seguramente Alex ya lo sabía y el idiota no me dijo, pero tenía que tranquilizarme, no podía tener un ataque de ira en estos momentos, no con ella dormida a mí lado.

Sentí a Jules removerse a mi lado y volteé a verla un poco, abrazo mi brazo con sus brazos, a la vez que se acomodaba de mejor forma, quedando seguramente más cómoda. Yo intente acomodarme sin moverla, pero mejor me quede quieto para no despertarla.

────•: ☽ ∙✦∙☽:・────

Cuando desperté el jet iba aterrizando en un aeropuerto de Paris. A través de la ventanilla no se podía ver nada por la lluvia, además de que los cristales estaban empañados al mismo tiempo se podían escuchar las gotas de la lluvia y el viento repicando sobre el jet.

No me sorprendía la lluvia en pleno noviembre. Igual en Montreal casi casa año llovía en estas fechas, a pesar de que ya había pasado la temporada.

Jules estaba despierta y seguía sentada a un lado de mí, aun no se percataba de que había despertado ya que estaba tratando de mirar por la ventanilla, aunque la espesa capa de agua no le dejaba muy fácil la tarea.

No pude dejar de mirar a Jules, estaba tan quieta y tranquila que si no fuera por la forma ansiosa en la que movía sus dedos pensaría que estaba dormida. Era la primera vez en días que la veía con él cabello suelto, estaba ondulado y algo esponjado, le llegaba debajo de los hombros, seguramente era la primera vez que una pelirroja provocaba tanto caos dentro de mí. 

—Señor, llegamos— anunció Sean llamando la atención de ambos. Volteé a verlo y asentí—el clima afuera es de 4° grados, por si desean abrigarse más y Kelly ya reviso los autos que mando el señor De la Fontaine. Ross les dejo en la entrada unas sombrillas para cuando bajen— terminó de informarme todo lo que seguramente Alex le dijo que hiciera, por mi parte solo le agradecí.

—Gracias, Sean— Sean se giró y se fue afuera seguramente con Kelly.

Solté un suspiro y luego volteé nuevamente a ver a Jules quien me dio una leve sonrisa.

—Buenos días, Jules, aunque creo que aquí son tardes— comente mientras me levantaba del asiento algo entumido por ese viaje tan largo, además de que dormir sentado no es de mis actividades favoritas.

Jules se levantó unos segundos después y se estiro un poco haciéndose ver como un gato perezoso, demasiado tierna para mi gusto.

—Buenos días— murmuro aun adormilada mientras me daba la manta que le había dado horas atrás. —Gracias— la tomé y fui a llevarla a la habitación.

—No es nada— pause—abajo está haciendo frío, ¿No quieres ponerte algo encima? — pregunte mientras tomaba mi abrigo para ir a la entrada del jet y ver qué tan mal estaba el clima, a unos metros estaba Jules y sin que me viera tome la otra sombrilla y la lance a la cabina donde esperaba que no estará Ross y me dijera algo de que la había lanzado y ella se diera cuenta.

—No, no creo que este tan mal— respondió mientras se acercaba a donde yo estaba. Kelly y Sean estaban esperando debajo de las sombrillas a que bajáramos del jet. No vi a Ross por ningún lado.

Tome la sombrilla que había dejado y la saque a la entrada para poder abrirla, el viento fue una clara señal de que seguramente estaba helado porque la sombrilla se maneo un poco, pero la sostuve con fuerza.

—Ross solo dejo una sombrilla, ¿vamos? — pregunte mirando a Jules y ella asintió. Yo salí primero situándome en el primer escalón, debajo de la sombrilla mientras esperaba a Jules.

El viento frío abrazo mi cuerpo y él calor empezaba a hacerse presente intentando regular la temperatura de mi cuerpo.

Dado que la sombrilla no era muy resistente contra vientos tan fuertes, un poco de la lluvia empezaba a mojarme.

Jules salió del Jet y vacilo un momento, cuando sintió el frío golpear su pequeño cuerpo.

—Vamos, ten cuidado que los escalones se ponen resbalosos— informe tendiéndole mi mano para que se sostuviera y no era mentira, si no había que preguntarle a Alex la infinidad de veces que ha caído en estos escalones con o sin lluvia.

Ella apretó mi brazo para sostenerse cuando sintió que se iba a resbalar, mientras bajamos el segundo escalón y sentí como su cuerpo tiritaba de frío, pero si intentaba darle mi abrigo aquí había dos opciones, se caía ella o nos caíamos los dos.

Solo eran seis escalones y llevábamos dos, mientras más rápido llegáramos abajo mejor.

Pero decline mi idea de darle el abrigo ya que estuviéramos abajo, porque realmente estaba temblando de frío y podría enfermarse.

Y yo sueno realmente estúpido preocupándome por cada mínimo de lo que pudiera pasarle.

—Espera— alcé la voz para que pudiera escucharme, ya que el ruido de la lluvia y el viento era lo que más se escuchaba. Jules volteo a verme con curiosidad.

—¿Qué pasa? —cuestiono en el mismo tono que yo. Le tendí la sombrilla para que la tomara y así poder moverme yo. Ella lo tomo con fuerza mientras yo bajaba un escalón para quedar a su altura y quedar algo fuera de la sombrilla. Tome mi abrigo y lo pase por los hombros de Jules. —Max hace frío— vocifero en un intento de que no le diera el abrigo.

—Y tu sientes más el frío que yo, puedo sentir como tiemblas, mete los brazos— indique sosteniendo la sombrilla para que ella la soltera y con mi mano libre la sostuve de la cintura para que no se cayera o resbalara. Jules asintió y empezó a meter los brazos en el abrigo para después acomodar su cabello. Cuando termino asintió y yo quité mi mano de su cintura y le tendí la mano para ayudarla a bajar.

Terminamos de bajar los escalones y uno de los autos se movió hacia nosotros quedando aparcado a tres o cuatro pasos de nosotros.

Ross bajo del lado del conductor con una sombrilla y se acercó a nosotros. Acompañe a Jules al auto y le abrí la puerta para que entrara, cuando estuvo dentro cerré la puerta y me acerque a Ross.

—Le configuramos el GPS en español y ya tiene la dirección del hotel— pauso y luego me vio con la sombrilla— yo le deje dos sombrillas, señor— vocifero con cierta diversión tiñendo su voz.

—La otra está en tu cabina, tal vez quebré tu taza favorita— bromee y el rio negando con la cabeza— yo le diré a Alex que día regreses, gracias— el asintió y me dio la llave del Aston Martín que había frente a nosotros.

Ross asintió y yo me gire para subir al auto mientras que Sean y Kelly subían a la suburban negra que había detrás.

Para cuando subí al auto me percaté de que mi ropa estaba mojada por la "brisa" que él viento había desviado en mi dirección.

Solté un suspiro y encendí el auto y la calefacción.

—Pensé que no haría tanto frío— habló Jules rompiendo el silencio mientras manejaba el auto, siendo guiado por el GPS. Yo la mire de reojo, tenía su vista en mí.

—Es raro que nunca hayas salido del país teniendo en cuenta que tus padres viajan mucho— comente tranquilamente mientras manejaba a una velocidad moderada por esas calles desconocidas en las que la lluvia opacaba todo.

Jules se encogió de hombros despreocupadamente, restándole importancia.

—Me acostumbre a quedarme con las niñeras o con mamá las veces que se quedaba— habló con simpleza, pero con algo de molestia en su voz, no me imagino lo que es crecer con una niñera y no con tus padres, seguro es raro y en parte decepcionante.

No podía negar el gran parecido de Jules con Marice, aunque también se parecía a su padre, esperaba que no tuvieran el mismo carácter.

Ahora entendía porque Jules no parecía conocida cuando la encontré, pero realmente nunca me vino a la mente Marice, supongo que a Alex tampoco o me lo habría dicho.

—Y cuando cumpliste la mayoría de edad, ¿Por qué no saliste del país? Digo si yo no hubiera podido salir del país antes de tener dieciocho en cuanto los hubiera cumplido me hubiera ido— había curiosidad en mi voz y yo no podía ocultarla, no porque no pudiera, sino porque no quería, en serio quería saber todo lo que pudiera de Jules.

Patético.

—No lo sé, fui muy tonta, debí de hacerlo, mi hermano quería que no fuéramos del país, pero el amor me cegó— habló con algo de nostalgia tiñendo su voz, fue cuando supe que estaba pisando arenas movedizas y que no era tan estale seguir con esta sesión de preguntas.

Pero era difícil aguantar las ganas de preguntar cuando quieres conocer a alguien de un momento a otro.

—¿Cuántos años llevas con tu prometido? —pregunté evitando hacer una mueca de disgusto, no me gustaba este tipo de preguntas, pero tenía que saber contra que me enfrentaba.

Tenía que aceptarlo, aunque hubiera una posibilidad de que se sintiera atraída hacía mí, aun así, una parte de mí sabía que Jules seguramente si amaba a ese idiota. Eso realmente, era frustrante, no podía decir que no lo era porque sí que lo era y me jodía demasiado.

—hum— se quedó pensando unos segundos y de reojo vi como contaba sus dedos y se quedaba pensando, ¿Tantos? Ay no, eso no era bueno, no para mí.

—Seis— mierda, mierda, mierda.

Siendo sincero no esperaba que estuviera comprometido, mucho menos que llevara tanto tiempo con él, eso ciertamente me descolocaba.

Eran demasiados años, tal vez desde que iba en preparatoria, maldita sea. ¿Se puede competir contra eso?

Claro que si idiota, siempre ganas, siempre tienes lo que quieres.

—Demasiados— murmure más para mí que para ella, pero aun así logro escucharme, pero me apresure a cambiar el tema de la conversación. —¿Por qué piensas que él amor te cegó? —cuestione nuevamente, aun no podía quitarme a curiosidad y quería saber más de Jules, aunque eso implicara saber de su estúpido novio.

—Es que... no lo sé, ¿Sabes? A veces recuerdo la persona que era antes y-y yo me extrañó, veo fotos viejas y es como si una desconocida estuviera viviendo en mi cuerpo y esa chica se hubiera ido sin siquiera decir adiós, no sé cómo paso, pero cuando me di cuenta ya había perdido grandes oportunidades por esa razón— intentó explicar mientras jugaba con sus manos, yo me di cuenta de que ya estábamos en el hotel el que Alex había reservado para nosotros.

—Te diría que te entiendo, pero ciertamente no lo hago, yo he puesto muchas cosas por sobre él amor—comente y era cierto, muchas veces lo he hecho, lo hice con Lizbeth y con Raí.

—Lo imagino— murmuró como respuesta.

Entre al estacionamiento que indicaba que era parte del hotel.

En este había las típicas maquinas con las barras de color rojo y blanco que te impiden pasar. Cuando llegamos a la maquina baje la ventanilla.

—Nom ou billet de réservation s'il vous plaît— (Nombre o ticket de reserva por favor) la voz automatizada de una mujer salió de la máquina.

Yo no entendí ni una mierda, pero volteé a ver a Jules y me di cuenta que ella si lo había entendido, era obvio.

—¿Está a tu nombre la reservación? —pregunto con curiosidad y yo asentí.

—Réservation au nom de Max Cross— (Reservación a nombre de Max Cross) resolvió ella, pero su voz no era muy alta.

—Pourriez-vous répéter cela, s'il vous plait—(Podría repetir eso, por favor) habló nuevamente la voz francesa y Jules chaqueo los dientes algo molesta.

—No me escucho, am yo...— señalo la ventanilla, haciéndome saber que necesitaba acercarse a la ventanilla.

Bien, esto no sería bueno para ninguno, aunque en parte para mí sí.

Asentí lentamente y me recorrí hacía atrás lo más que pude para que Jules se acercara.

Asentí haciéndole saber que ya podía acercarse y ella asintió lentamente y luego desabrocho el cinturón de seguridad y subió sus piernas al asiento acercándose más al bordo del asiento mientras se estiraba sobre mí para recargarse en la ventanilla y quedar aún más cerca de la máquina y de mí.

Su olor era más intenso cuando la tenía tan cerca, su cabello caía a los lados de su rostro e intentaba sostenerse con sus brazos.

Era jodidamente alucinante tenerla tan cercas.

— Réservation au nom de Max Cross—repitió lentamente palabra por palabra, hasta que la maquina encendió un botón verde y le dio un ticket a Jules, ella lo tomo e intentó regresar nuevamente a su asiento, pero resbalo y alcance a tomarla por la cintura y ella soltó un suspiro y me dio el ticket.

—Gracias—murmuró mientras la ayudaba a regresar a su asiento.

—Lo mismo digo— respondí guardando el ticket en la guantera. Las barras se alzaron dejándonos entrar.

Jules suspiro y pude escuchar su corazón latiendo con fuerza dentro de su pecho, de mis labios tiro una leve sonrisa.

Entramos a una zona donde había espacio para ambos autos. Aparque y Kelly y Sean aparcaron a un lado de mí.

Ambos bajamos del auto y el frío no se sentía igual que hace rato, era menos, tal vez porque estábamos bajo tierra.

Kelly y Sean traían las maletas mientras Jules me indicaba por donde teníamos que ir, ya que los letreros estaban en francés.

—La recepción es por acá— señalo Jules una de las entradas y asentí mientras la seguíamos. Caminamos hacia ella y llegamos a la recepción.

Era muy elegante, el tipo de hoteles que siempre reservábamos. El mostrador era laminado y de un color dorado y la parte de arriba de granito negro, igual que la pared detrás de la misma, era de ébano negro y a un costado a unos dos metros de nosotros había un espejo de medio cuerpo con un marco victoriano dorado, definitivamente era muy elegante y nosotros no nos veíamos elegantes en ese momento, no después de una intensa lluvia y siete largas horas de viaje.

Detrás del mostrados había un hombre que miraba su iPad, sin reparar en nosotros.

—Está a tu nombre ¿cierto? —pregunto Jules volviéndose a mí con algo de duda, yo le respondí con un asentimiento de cabeza. Se giró nuevamente y soltó un suspiro mientras se acercaba al mostrador y aclaro su garganta antes de hablar.

—Bonsoir, j'ai une réservation au nom de Max Cross—(Buenos días, tengo una reserva a nombre de Max Cross.) la voz de Jules cuando hablaba tomaba un tono más agudo, aunque en algunas palabras había letras que destacaban más, como la "e" o la "s" que se escuchaban muy diferente al español e igual de compleja que él italiano, aunque la pronunciación del francés es menos fonética que la italiana.

—Madame Cross? — (¿Señora Cross?) pregunto el hombre con un acento aún más marcado que él de Jules, tampoco era tan idiota como para no saber lo que significaba "Madame".

Mierda, ojalá la respuesta fuera un sí.

—Oh non, c'est M. Cross, il ne parle pas français, ¿avez-vous besoin d'une pièce d'identité ou quelque chose comme ça? — (Oh no, es el Sr. Cross, no habla francés, ¿necesitas una identificación o algo?) habló Jules mientras me señalaba con su pulgar y pude ver un leve sonrojo en sus mejillas, esta era más que una buena razón para aprender francés, porque no entendía ni mierda y quería saber qué era lo que causaba ese sonrojo.

Si ahora esa era la mejor razón para aprender francés.

—non, juste pour confirmer, s'agit-il de trois suites exclusives? — no, solo para confirmar, ¿son estas tres suites exclusivas?) pregunto nuevamente el hombre con su acento tan marcado que comenzaba a irritarme, no podía evitarlo, pero el que él tuviera el acento tan marcado llegaba a ser molesto. Tal vez eso pensaban las personas cuando escuchaban mi acento, ni modo, se joden.

Jules se acercó nuevamente a mí para decirme algo.

—¿Son tres suites exclusivas? —preguntó alzando una ceja mirándome con curiosidad. Yo asentí nuevamente con la cabeza y ella se alejó nuevamente para acercarse al mostrador.

Aún seguía sin entender como alguien tan inda como Jules podía cargar con tanto dolor como con él que cargaba, de no ser porque llegué a sentirlo no creería que estuviera mal, porque siendo sincero así a simple vista no parece estar triste, mucho menos parece que estuvo varias veces en el hospital por intentos de suicidio fallidos.

Su voz me trajo nuevamente a la realidad, haciendo que dejara de pensar en eso.

—Oui—(Si) respondió ella cortésmente. El hombre asintió y tecleó algo en su iPad y luego saco tres tarjetas de tres habitaciones. El hombre le indico unas cosas más a las cuales ya no les preste atención para después darle las tarjetas. Jules le dijo algo y termino por acercarse a nosotros.

—Él dijo que estas son las llaves de las habitaciones y que están en el piso 35 tienen vista a la torre Eiffel, hay servicio a la habitación las veinticuatro horas, que la piscina techada se abre desde las cinco de la tarde hasta la una de la madrugada, gimnasio y el restaurante está en el piso tres, oh y las habitaciones tienen mini bar incluido— informo tendiéndome las tres tarjetas.

Mire los números de las tarjetas. Las tres tenían números seguidos, 22b, 23c y 24b.

Aunque eran seguidas tome la que decía 23c y se las di a Sean y Kelly y tomé la 24b para mí.

—¿Esa es la mía? —preguntó mostrando su tarjeta y asentí.

Le hice una seña a los chicos para que nos siguieran al ascensor al cual Jules me guiaba.

—Si hay algún problema en su habitación avísenme— le dije a los chicos y ellos asintieron mientras entrabamos en el ascensor. Les pedí las maletas a los chicos ya que supuse que por la letra de la tarjeta no estarían en el mismo piso.

Cuando llegamos al piso donde estaba la habitación de los chicos me di cuenta que estaba equivocado, si estaba en el piso de las de nosotros, solo que al final del pasillo.

—Tómense la tarde libre chicos, más tarde les avisaré si los necesito— Kelly asintió.

—Gracias jefe— habló y asentí levemente mientras él y Sean se iban por el pasillo bromeando entre sí.

—Esta es la mía— informó Jules parándose frente a una de las puertas que tenía el número correspondiente a su tarjeta.

Me acerque para darle su maleta mientras ella abría la puerta.

—Más tarde te mandaré el itinerario que seguramente Alex ya me tiene hecho— ella rio un poco y asintió.

—¿No necesitas algo más? Digo del trabajo y eso— preguntó alzando una ceja con algo de curiosidad.

—No, tranquila, si quieres descansa— ella asintió levemente y yo copie su acción y me gire para ir a mi habitación. Detrás de mí escuché como cerraba la puerta y solté un suspiro y entre a mi habitación. 

Cuando entre a la habitación hubiera deseado acostarme a dormir, pero en cuanto me conecte al wifi mi teléfono empezó a estallar en notificaciones, la mayoría eran de Alex, las otras eran algunas confirmaciones o invitaciones a otros eventos a los cuales no tenía motivo o ganas de ir "aparentemente" porque la mayoría eran de algunos socios.

Fui directo a ver los mensajes de Alex, donde seguramente ya me había mandado la lista inmensa de cosas que haríamos aquí o más bien lo que Louis le había dicho.

Bueno no era tan larga la lista.

Itinerario
•Fiesta de cierre de trato a las 10 PM (hoy)
•Desayuno con Louis (amistoso) mañana a las 9 am
•Tarde libre (mañana)
•Vuelo de regreso a las 7 am (domingo)

Al parecer no eran tanto como yo pensaba, por lo menos creo que no será mucho tiempo el que estaremos en la fiesta, con suerte podría regresar para terminar las gráficas y leer los contratos que había pendientes y después dormir un poco.

Le mande a Alex mensajes agradeciéndole y también mi lista de cosas que iba a hacer estos días, le recalque lo más que pude que día y la hora en la que era la entrevista con Forbes y el desayuno con Brianne, tenía que cerrar el trato con ella sí o sí, no solo porque estaba mejor posicionada si de rankig hablamos, sino porque tenerla de socia elevaría aún más a la empresa sobrepasando las ya nombradas mejores y yo quería ser el mejor y un tiempo lo fui, pero gracias a mis estupideces perdimos y ahora estaba intentando recuperar el lugar en el que estábamos.

Solté un suspiro y mire la hora que era, eran las once del día aquí, en Montreal a esta hora estaría durmiendo seguramente.

Con razón tenía sueño.

Aunque era parte de mi trabajo nunca me terminaba de gustar el tener que viajar, era todo un desbalance peor del que ya tenía mi vida, a cada país que viajaba eran horas diferentes tal vez más tarde o más temprano que en Montreal.

Como ahora, aquí eran las once de la mañana y en Montreal eran las cinco de la mañana, la hora en la que o estaba durmiendo o salía a pasear a mis perros y cuando sean las doce de la madrugada aquí no tendré sueño porque en Montreal serían las seis de la tarde y mañana en el desayuno seguro que moriría de sueño porque en mi país serían las cuatro de la madrugada, hora en la que estoy disfrutando mis pocas horas de sueño.

Era un puto estrés viajar a países con diferentes horarios, una vez en un viaje a Rusia no dormí en todo el día ni la noche hasta que llegué a Montreal porque eran demasiadas horas de diferencia y me complicaban el trabajo.

Cuando entre a la universidad y me mude a Inglaterra recuerdo que fue fácil adaptarme, ya que solo había una hora de diferencia, pero mierda he estado en lugares donde hay casi quince horas de diferencia a Montreal.

Definitivamente eso era lo peor de viajar.

Recordé lo que había dicho Jules de servicio a la habitación, pero también solo sabía decir buenos días en francés y con eso no iba a poder ordenar comida.

Solté un suspiro molesto, ¿Por qué no elegí el francés en vez del latín? Ahora estaba pagando las consecuencias de no haber entrado a cases de francés en la preparatoria.

Pensé en llamar a Jules, pero tampoco quería ser un pesado de mierda que no la dejaba descansar, así que opté por llamar a la recepción y hablarles en español para ver si entendían.

Casi le rece a la luna para que alguien en recepción entendiera mi idioma.

Tome el teléfono y llame a recepción, cuando me respondieron la voz del mismo hombre que nos había atendido hace rato se hizo presenté.

—bon après-midi, à votre service — (Buenas tardes, a sus órdenes) no había entendido ni mierda si soy sincero, así que hablé.

—Disculpe, ¿hay alguien que hable español? —fue lo que se me ocurrió preguntar primero. Mierda ojalá que si hablara español.

—Un poco—respondió con un tono diferente, aun se marcaba mucho su acento natal, pero seguro me entendería y yo a él.

—Gracias—murmuré por lo bajo— ¿Está abierto el restaurante? —interrogué primero antes de solo pedir.

—Sí, ¿Qué desearía? —pregunto mientras se escuchaba como se movía algo.

—¿Tienen comida italiana o canadiense? — pregunté con curiosidad esperando a que me dijera que tenía comida italiana, porque ciertamente no me agradaba la comida francesa.

—Solo pizza, lo demás es francesa— gracias diosa.

—Pizza está bien— pause —¿podría decirme si le han pedido comida en la habitación 22b? —curiosee.

—No— respondió. Asentí lentamente y se me hizo buena idea mandarle comida a Jules.

—Bien podría llevar los mismo para la habitación 22b y 24b por favor— pedí amablemente.

—Oui— respondió y lo tome como un sí.

—Gracias— dije y colgué mientras me dejaba caer en la cama.

Definitivamente la desesperación sería parte de mi fin de semana, no me gustaba estar en lugares donde no entendía el idioma, mucho menos tratar con personas que no entiendes el mío y yo el de ellos, pero Louis empezó a tratar con Alex y luego ya que se decidió empezó a tratar conmigo, pero siempre Alex era quien me ayudaba.

En fin, tenía que hacer sacrificios ¿no?

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